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viernes, 23 de septiembre de 2022

Ainhoa II

He recibido carta de Ainhoa, una exalumna de hace quince años que me refiere cómo ha ido su vida tras un paso dramático y doloroso por el instituto donde era ella alumna y yo profesor. Era extremadamente inteligente en un contexto que no era el marco que ella hubiera necesitado y lo pasó mal porque ella era sensible y exigente, y la realidad del instituto del barrio le resultaba esencialmente mediocre y desmoralizadora. En el instituto sufrió acoso feroz por parte de compañeras que le dejaron unas heridas que quince años después no han cicatrizado todavía. El instituto las sancionó, pero eso no sirvió de demasiado porque el daño ya estaba hecho. Ahora vive feliz con su pareja en un pueblecito catalán de la montaña, tras huir -sí huir- de la población del extrarradio de Barcelona en que nació. Me escribe y me da cuenta de su vida, a un antiguo profesor con el que mantuvo una relación yo diría que más fecunda de lo habitual. 

 

Recupero un blog de la clase de aquel tiempo en el que los alumnos exponían sus opiniones sobre temas que les planteaba o sobre libros que eran de lectura en el trimestre. Vuelvo a aquel tiempo de la primavera de 2007 y leo las opiniones de aquellos adolescentes de cuarto de ESO sobre El guardián entre el centeno. Es un documento histórico y estremecedor, leído quince años y pico después. Dos de los alumnos que participaron en el debate sobre la novela sobre Holden Caulfield -vamos a llamarlos Cárol y Abdel- se hicieron novios y mantuvieron su relación unos doce años. Abdel era el prototipo de alumno de origen marroquí, nacido en España, extremadamente correcto y educado. Ella, Cárol, era una de las alumnas que acosaban a Ainhoa con más crueldad. Era guapa y aparentemente pacífica, pero a través de internet, ella y otras muchachas lastimaron gravemente la vida de Ainhoa. 

 

Hace tres años, la prensa española se hizo eco de un hecho terrible sucedido en el Reino Unido: Cárol había sido asesinada por Abdel en un ataque de celos porque aquella le había dejado y había concertado, tras doce años de relación, una cita con otro joven a través de Tinder. Abdel, que había ido a trabajar también a Londres para estar cerca de ella, no lo pudo soportar y, tal vez ebrio, como solía, entró en casa de Cárol y le asestó veintinueve puñaladas, varias de ellas mortales. La prensa española dio la noticia. Algunos lo relataron como "el moro" que asesina por una cuestión de honor a su exnovia. El juicio se celebró y condenaron a Abdel a cadena perpetua por asesinato con máxima responsabilidad a pesar de que él se declaró inocente y adujo que no la había seguido -las cámaras demostraron lo contrario- y que ella le había invitado a entrar en casa y que había sido ella quien primero le había acuchillado. Cárol murió. La cita de Tinder entró en casa y la vio en medio de un charco de sangre. Abdel, tras intentarse suicidar, fue detenido, juzgado y encarcelado de por vida. Todas las pruebas y evidencias demostraban su culpabilidad. 

 

Estos son los hechos que me ha traído de nuevo la afectuosa carta que me remitió Ainhoa que había sido torturada psicológicamente por Cárol y algunas otras compañeras. 

 

Es difícil establecer juicios y conclusiones en la vida, más en un caso terrible de violencia de género como este que parece de libro. Hombre abandonado y desesperado se venga asesinando a su exnovia. 

 

Pienso en la perspectiva de Ainhoa e intento comprender. Ha rehecho su vida pero no quiere recordar aquello, lo que vivió trágicamente cuando tenía quince años. 

 

Pienso que todos merecen su dosis de piedad. Cada uno ha vivido el drama de un modo u otro. Cárol ya no está, Abdel cumple condena, tal vez para siempre, en el Reino Unido. Ainhoa busca alejarse de los recuerdos -aunque estén vivos- y considera con cierta oscuridad lo que ha pasado y que no le evoca una ansiada justicia trágica ni poética, aunque ella en su momento anhelara suicidarse, pero solo pensar en lo que habrán sufrido su padre y su madre, le horroriza dicho dolor como cuando ella perdió a su padre. 

 

He pensado, he imaginado, un viaje al Reino Unido para hablar con Abdel en la prisión en que esté. Fui profesor suyo, quiero saber más. Detrás de la violencia de género siempre hay preguntas que no son fáciles de responder si no acudimos al catecismo de ideas y conclusiones preestablecidas y tranquilizadoras, pero no es sencillo adentrarse en las razones del asesino, sobre todo si lo consideramos con piedad. 

14 comentarios :

  1. Me has dejado en estado de shock, no se me ocurre que decir, quizás se podría pensar que ha habido algo de justicia poética, pero no podemos olvidar que Carol ya no está y Abdel está en la cárcel. Lo cierto es que el tiempo ha puesto a cada uno de los actores en su sitio. Un artículo impresionante.

    Saludos.

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  2. Una historia tremenda... Es enorme el impacto que determinadas situaciones entornos y tradiciones pueden tener en la juventud para el resto de la vida.
    Los comportamientos individuales están cargados de heridas,y traumas, invisibles para los demás, que en un momento puntual se activan y hunden la vida, propia y ajena.
    Con los años intento comprender más que juzgar y veo que en la "sociedad más desarrollada de la historia" hay mucho sufrimiento y miedo me da que toda esta sofisticada sociedad empiece a colapsar porque la agresividad y polaridad verbal que se ve en redes puede pasar a la realidad facilmente y no me gustaría verlo
    Un abrazo

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  3. Una de esas historias terribles que no siempre salen a la luz y nunca en el momento adecuado.
    Ainhoa ha rehecho su vida, lejos de todo aquello que le recuerde una mala adolescencia.
    La otra cara de la monera, podría parecer un castigo divino o un karma justiciero. pero no veo lo que tú curiosidad pueda aportar hablando con un condenado.

    Saludos.

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  4. Tu entrada en recuerdo de Ainhoa es sobrecogedora, revelando una realidad latente y palpable en muchas otras Ainhoas.

    Tú has puesto cara a esta historia que has vivido con tus alumnos, rescatando este trágica vivencia que, sin duda, tienes muy presente dada tu cercana relación profesor/alumna.

    Mirando las hemerotecas encontré el caso del asesinato en la prensa… terrible el episodio con la otra chica (la antigua acosadora de Ainhoa, qué tristísimo final para ella…), 29 puñaladas asestadas por su exnovio; 29 puñaladas… me resulta imposible imaginar lo que pasa por la mente del muchacho en aquel acto, se intentó suicidar después pero quedó herido.

    Y ciertamente, buscar tras estos asesinatos “cierta justificación” mirando las estadísticas (si los asesinos fueron emigrantes de tal o cual nacionalidad, de familia conflictiva o no, etc, etc) es algo así como procurarse un “cierto alivio”, pero un “alivio perverso”. Uno siempre quiere tener la conciencia a salvo de toda iniquidad circundante… hay quienes lo consiguen sin problema, otros sienten gran tensión e incomodidad en su conciencia pese a no tener ninguna relación con el acontecimiento.
    En nuestra mente cabe todo; la empatía y la indiferencia, incluso ambas coexistiendo y simultaneándose según las circunstancias. La mente es compleja en un mundo imprevisible y lleno de contingencias igualmente complejo.

    Cada uno de nosotros se tiene que examinar todos los días de esa asignatura que es la vida, el aprobado hay que superarlo a diario, da igual si ayer sacaste matrícula de honor, puede que hoy, mañana, suspendas estrepitosamente, que tires todo por la borda.

    Deseo todo lo mejor para Ainhoa.

    Abrazo, Joselu.

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  5. Poco puedo decir, sino releer la entrada.
    No me atrevo a opinar, seguro que estaré equivocado. Solemos dar la culpa al sistema, es lo más sencillo, sin pensar que el sistema somos también nosotros, padres, madres, hermanos y amigos.

    Vivimos tiempos de tribulación, si es que estos han marchado alguna vez, pero en estos momentos las heridas van hacia todos los lados, hacia los demás haciendo bulling y hacia nosotros en forma de suicidio cuando no se sabe que hacer.
    Lo bueno, lo que queda de esto, es la búsqueda por parte de una exalumna a la que dejaste un poso de fe y esperanza, porque sino no te hubiera ido a buscar para saber de ti.

    Si creo en la piedad, y la debemos de tener presente. También en algún momento quizá la podamos necesitar.
    Nadie está libre

    Me alegro de todo corazón de tu reencuentro.
    Un abrazo

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  6. No, no hallo la clave, y te explico el porqué. Ya te habrás dado cuenta, mi buen Joselu, que cuando distingo entre madre y mi progenitor. Poco que envidiar tiene el mio al tuyo, un calabrés mal nacido que en su Bruzzano Zefirio natal dejó antes de arrejuntarse con mi madre seis vástagos.

    Todo eso lo se porque hace unos vente años largos la menor de sus hijas dió con mis huesos en Barcelona, ya que me quería conocer.

    Me acerqué hasta Bruzzano para conocerla y darle un abrazo de hermanastro, ellos sufrieron lo mismo que yo, y para saber si continuaba enterrado allí, dado que se separó de mi madre al cabo de ocho años largos de convivencia para volver a su tierra.

    Otro borrachin irredento y nada buena persona. pero fíjate en lo que son las cosas, que ellas, en su totalidad, han perdonado al aprendiz de don Juan e incluso le tienen cierto respeto a pesar de que les abandonó, quizá sea por su vuelta al redil, no lo se, respeto que yo no le tengo.

    Un abrazo

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  7. F. Puigcarbó, nubeaguablog, Alfred, Paco Castillo, Tot Barcelona, Rodericus, muchas gracias por vuestros comentarios. En el caso de hoy, he decidido no contestarlos, dada la materia delicada de lo que cuento. Conocí a los tres implicados en la historia y mi valoración es compleja, tanto que no me atrevo a exponer mis dudas en público. Es una historia poliédrica, compleja y trágica y tiene distintas vertientes. Un saludo para todos.

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  8. Lo entiendo y aplaudo.
    Es un tema muy delicado.
    Un abrazo.

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  9. Así es, y de agradece la franqueza de Rodericus y Miquel (Tot).

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  10. La única parte buena de todo lo sucedido es que Ainhoa pudo dejar atrás ese pasado tan destructivo y emprender una vida feliz. Tu complicidad seguro que la ayudó a soportar esa época infernal que le tocó vivir.

    La crueldad adolescente de Carol es algo que me cuesta entender, como el problema mental del que fue su pareja (la maté porque era mía). Ambos acabaron bastante mal, quién sabe qué derroteros tomó su vida para llegar a ese desenlace. Desde mi punto de vista de espectadora siento compasión por ellos, ojalá que la que fue victima en otra época sea capaz de sentirla también, significaría que ese pasado ya no puede hacerle daño.

    Aunque pudieses hablar con Abdel, como dijo rodericus no creo que sacases nada en claro, es casi imposible ponerse en su lugar, incluso aunque él se abriese a darte explicaciones. Todos tenemos un lado oscuro, una sombra que a veces hace acto de presencia, pero hay casos en los que es una oscuridad tan inmensa que es incomprensible.

    Un abrazo.

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  11. Vivimos em una época que tiende a agrupar determinadas conductas para resolverlas. Yo no creo en eso. Cuando se tiende a agrupar no se resuelve nada. Cada caso es diferente. No veo justicia poética que una adolescente con complejos que necesitaba autoafirmarse despreciando a sus compañeras al ser asesinada pague "sus pecados".
    A esta adolescente alguien hubiera debido explicarle bien las consecuencias de sus actos o darle un cachete por idiota y el asesino a la cárcel. Esto del acoso infantil se convierte en un bucle para el acosado. En mi casa, con uno de mis hijos paso algo parecido, le di instrucciones claras y precisas (que no voy a detallar aquí por no alargarme) y se acabó el tema.
    Un baboso que no acepta una separación o que piensa que su pareja no tiene los mismos derechos que él es un infame, un violador es un criminal . Lo era hace mil años y lo sigue siendo ahora. Ni los entiendo, ni los comprendo, ni quiero entenderles, ni comprenderles, la verdad. Hasta en la carcel estan mal vistos. Son seres cobardes que solo se atreven con los más débiles.
    Un saludo.

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  12. Ana, Daniel, gracias por vuestros interesantes respuestas que no voy a comentar como he dicho anteriormente. Las he leído con mucha atención. Saludos.

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  13. Qué interesante y doloroso lo que cuentas. Se ve que en los institutos tenéis hoy día experiencias sumamente "fecundas" (entiéndase para bien y para mal)

    Siempre llega uno a la misma conclusión: que la gran cuenta pendiente del individuo es el instinto biológico que propicia la violencia y la agresión. Y que no es suficiente en todos los individuos un proceso interior de racionalización que haga comprender cada fase y experiencia de la vida. No saber resolver las pulsiones del animal que llevamos dentro degenera en hacer pagar a otros lo que no sabemos resolver por nosotros mismos. Cobrarse la vida ajena (puede que el suicidio sea una figuración también de esa otra vida que cada cual ve en su espejo, pero sin solución) a causa de frustraciones, obsesiones enfermizas, consideración con escasa base, si no irracional, de los actos que se nos exigen no es modo de resolver las cosas. Pero el instinto agresivo, conocido pero no controlado, depara situaciones irreversibles: muerte para unos, cárcel y fracaso para otros.

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  14. Madre mía, cuando he leído la historia, cuando he llegado a la parte de Abdel y Carol, he pensado que esa parte era literatura, que no era verdad vaya. Pero creo que el tema va en serio, porque no lo desmientes en ningún momento.

    Ufff, cuantos matices tiene lo que cuentas!!! Que envidia que la gente te escriba y te cuente cosas. Sin más. Aunque sean cosas dolorosas.

    Me ha hecho pensar lo que has escrito de Abdel, extremadamente educado y correcto. Esa es la imagen que tengo yo de las personas de origen marroquí con las que me he cruzado en la vida adulta.

    Sin embargo últimamente no paramos de bregar con el bueno de Martí que no se porque mierda de vía ha llegado a otras conclusiones y empieza a coger matices de acabar siendo uno más entre los que, por ejemplo, hoy han decidido dar un giro brusco en Italia.

    Pero luego tu historía le daría la razón a él. A medias. Porque en su día la maltratadores era la de aquí.

    Que doloroso es todo verdad?.

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