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lunes, 3 de mayo de 2021

Incontrolados

 


10 comentarios :

  1. El victimismo es la conclusión a la falta de argumentos. Guarida de frustraciones y recelos. Y este país es muy dado a ello.

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    1. Hay personas que se sienten especiales, como marcadas favorable o trágicamente por el destino -estos días leo el proceso de decaimiento y muerte de Susan Sontag, contado por su hijo David Rieff, y deja claro que su madre era una de estas personas. De igual modo, hay pueblos que se sienten especiales y no quieren ser igual que el resto a los que consideran plebeyos, sienten que un dedo de Dios los señala en la penumbra de la historia para realizar su destino. El Romanticismo atizó este sentimiento y de ahí, de esa visión romántica que no cesa, viene todo lo demás y muchas veces la frustración, el decaimiento, la euforia, todo menos ser parecido a los demás.

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  2. Efectivamente, son a la postre, los que siempre están clamando por una venganza, y de ellos se valen sus políticos.

    Pero para reconocerse víctima primero se ha de cimentar que el pueblo en si es "diferente" al resto que los rodea, y que por ello, sólo por ello, son víctimas.

    Es entones cuando salen a relucir las palabras mágicas de porqué son víctimas: unos dicen que porque son el "pueblo escogido por Dios"; otros, abogan por "el fet diferencial".

    La realidad es que todos son iguales que la única diferencia entre esos pueblos y los demás está en la falta de sentido común de sus gobernantes y su carencia de empatía.
    Un abrazo

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    1. La condición de "víctima" -real o imaginaria- da mucho de sí. Vivimos ahora el tiempo de las víctimas. Nunca han estado tan en el centro de los debates. Tanto es así que si no eres víctima de algo, actualmente no eres nadie. Es un sentimiento convenientemente atizado para avivarlo que hace que los miembros de algunos pueblos creen una mitología aciaga en torno a su destino aplastado por poderes terribles y brutales. Si los miembros de ese colectivo se identifican con esa personalidad de víctima todo lo que vivan lo experimentarán como una continua confirmación de su status. No hay nada, por favorable que sea, que los saque de su condición victimaria. Es más, si el enemigo brutal los favorece lo despreciarán por débil y maquiavélico. Dentro de ellos, señalarán a los colaboracionistas, a los tibios, a los traidores... Se nutrirán de una mitología inventada, una especie de delirio colectivo de un sufrimiento que no cesa, para seguir viviendo en torno a algo que los hace sentir especiales incluso en esa desdicha inventada. Todo menos ser iguales a otros.

      Pienso en pueblos realmente víctimas como los polacos, los Países Bálticos, Bielorrusia, Ucrania, las llamadas "Tierras de sangre" por Timothy Snyder donde se llevaron a cabo crímenes sin fin en una apoteosis de horror y no percibo en esas sociedades, realmente victimarias, tanto convencimiento en esa condición como en otras burguesas, caprichosas y prósperas.

      La condición de víctima es una apropiación cultural.

      Un abrazo, Miquel.

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  3. Cuando no se tienen argumentos se tira de "nadie me quiere", "todos están contra mí", etc. Es intentar convencer sin argumentos válidos, igual que hacen los niños cuando con sus pucheritos convencen a los mayores no por tener razón sino por el afecto que les tienen, por los sentimientos que despiertan en ellos pese a la irracionalidad y sin sentido de su comportamiento.
    Un abrazo

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    1. Hay una tipología del "nadie me quiere" en que el sujeto busca denodamente ser desagradable, desabrido, antipático, desdeñoso, lleno de ínfulas de superioridad, para recibir reforzado y confirmado lo de que no lo quiere nadie. Es como la profecía autocumplida. Nadie me quiere y yo hago todo lo posible para que sea así. Trabajo para que nadie me quiera y luego poder llorar y quejarme de ello, sintiéndome víctima. El traje de víctima es terriblemente adictivo, es una especie de forma de autoconmiseración, de indulgencia plena hacia sí mismo, sometido a la fuerza de poderes inmensos a los que a la vez se desprecia, es un modo de autocompadecimiento que se comparte con todos los que sienten lo mismo y se muestran igualmente desdichados y orgullosos por ser víctimas. De hecho, pasara lo que pasara, seguirían sintiéndose víctimas, es su razón de ser y de estar en la historia, es una suerte de puerilidad congénita muy difícil de combatir porque ser víctima es muy atractivo porque te libra de toda responsabilidad. Siempre los culpables son "el otro", de todo tiene la culpa, de hecho, vive para hacernos daño, es su razón de ser. Un abrazo.

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  4. Los nacionalismos son especialistas en construir ideológicamente a su enemigo, y así mostrarse al mundo como sus víctimas.
    Es una de sus grandes estrategias, el victimismo, porque funciona muy bien, apela a emociones muy potentes entre sus acólitos, y cuando engatusas a alguien por el lado emocional tienes un seguidor incapaz de cuestionarse lo que hace, lo que observa y escucha.

    En esta campaña electoral madrileña hemos visto la misma estrategia, buena parte de las formaciones, sino todas, se han dedicado a construir enemigos, todos son potenciales víctimas de sus oponentes, la derecha a construido al COMUNISMO (comunismo o libertad) como el enemigo, la izquierda al FASCISMO (fascismo o democracia) como el suyo, pero lo singular es que aquí si hay una víctima visible propiciada por esta polaridad; el ciudadano votante y común, aturdido con esa retórica de víctimas y verdugos que fabrican los partidos políticos, ante la ausencia de debates respetuosos, bien armados intelectualmente, y centrados en el ciudadano.

    Un abrazo, Joselu.

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    1. Zapatero, como bien recordarás, hablando off the record con Iñaki Gabilondo le decía muy bajito que les interesaba que hubiera tensión, crear tensión ante las elecciones. Así que no os podéis quejar en Madrid donde habéis tenido un formidable espectáculo mediático nada aburrido donde se han confrontado, como si estuviéramos en los años treinta, el comunismo, el fascismo, la democracia, todo palabras mayores y cargadas de dramatismo histórico. Un show bien urdido con los actores principales del estrellato nacional y posible preámbulo y ensayo de unas elecciones generales... Atizar el victimismo, por elemental que pueda ser, es un formidable medio de acción política. Si todo el mundo se hace la víctima, ¿por qué los madrileños habían de ser menos? Ya tenéis a vuestra heroína, un animal político al que desconocía antes de estas elecciones convocadas como jugada maestra, dado el error tremendo de Ciudadanos al querer cambiar su estrategia de alianzas y que lo llevará a su práctica desaparición.

      ¿Es el ciudadano la víctima de esta demagogia generalizada? En cierta manera sí, pero no me negarás que hay emoción, drama y sangre en el ambiente, no se puede pedir más a unas elecciones. El que más me atraería a mí sería Gabilondo si no tuviera unos compañeros obligados como los que tiene. Y Ayuso, ciertamente tiene sex appeal... El resultado en breve plazo, después de la fiesta regional, otra jugada maestra. Abrazo, Paco.

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    2. Joselu, ahora ya te puedo responder, lo has visto muy bien, como tú dices, una jugada maestra de Ayuso a la vista de su resultado, una victoria sin paliativos, a jugado sus cartas infinitamente mejor que sus rivales, dada su holgada victoria.
      No es lo que yo quería, pero por otra parte su amplio resultado puede ser suficiente para no pactar con Vox, y eso me parece positivo, todo lo que sea cerrar las puertas a Vox me parece correcto.
      En fin, me toca asumir el resultado y reconocer que Ayuso jugó la partida mucho mejor que sus contrincantes.

      Un saludo.

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    3. Este es probablemente el primer aldabonazo hacia las generales y una derrota total del sanchismo en el centro de España. Este es el resultado de conseguir el poder a cualquier precio. Y ahora viene la vuelta de la tortilla. Es tremendo cómo los problemas se pueden enmarañar cada vez más. Pienso en clave catalana donde el encanto de Sánchez no ha podido lograr nada en este oscuro rincón de España donde yo vivo. Sin duda, hay que reconocer el carisma -antes despreciado- de Ayuso que tendrá una gran baza a la contra en los mil días que quedan del gobierno de Sánchez. Un abrazo, Paco.

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