Blog poliédrico que no cree que haya una versión canónica de la realidad y que asume la contradicción flagrante como sistema de interpretación del mundo.
Es cierto. El trazo grueso de la Historia no deja ver la fina línea de la verdad, porque la historia de la civilización humana es la del dominio y sometimiento de unos individuos sobre otros semejantes.
Pienso que la pulsión de dominio es consustancial al ser humano. Lo hemos visto y lo seguiremos viendo. Pocos seres humanos renuncian a ser significativos, importantes, decisivos, influyentes, poderosos, directivos, morales y conductores de almas y de mentes. Y a partir de esa pulsión, están todas las derivaciones del poder. Acabo de leer Berlín y el artista de Robert Walser, escritor que por todos los medios buscó desaparecer, disminuirse, empequeñecerse, hacerse invisible... y es para mí un ejemplo interesante.
El autor es un especialista en crímenes de lesa humanidad, por lo tanto la frase no está puesta por rellenar un libro, sino porque nos quiere decir algo.
De entrada recordar que la memoria es selectiva e interesada, sin el casi siempre.
No hay pueblo que no recuerde el mal que le han hecho, como no hay pueblo que hable de las barbaries que han cometido a sus semejantes.
Es curioso que en nuestro país, y en época electoral, cuando se manifiestan los resultados de las encuestas, y según sean favorables o contrarios, la memoria histórica sea uno de los comodines de los partidos políticos situados en el espectro de la "izquierda" (me cuesta creer cada vez vez entre izquierda/derecha, prefiero liberal/conservador), sacando a relucir palabras, detalles, o hechos acontecidos en la guerra incivil, pero sólo recordándose de la parte de la población de la que es posible beneficiarse de los votos, así, aquí, en la memoria histórica, es un hecho reconocido de que ciertamente hay muchos muertos en las cunetas de las carreteras que merecerían estar en una fosa, con un nombre y un apellido y al amparo de las oraciones de sus familiares, sin ninguna duda, pero no es menos cierto, y todavía no se ha alzado ninguna voz de ningún partido de "izquierdas", para manifestarse que en esa misma memoria deberían estar todos los desaparecidos, muertos, torturados y olvidados de las chekas, no sólo de Barcelona, sino de toda España que funcionaron como máquina del terror ciudadana, pues ese era su fin, y con él su método, y de las que nunca se habla, ni se les considera cuando los congresistas se llenan la boca con la memoria histórica.
La famosa y terrible cita del filósofo español más internacional, Georges Santayana, "Los pueblos que no recuerdan su historia están condenados a repetirla" es el eje sobre el que gravitan muchas de las reflexiones de David Rief. Se ha convertido en una especie de paradigma moral y ético: el deber de recordar para que lo terrible del pasado no vuelva a repetirse. Parece un imperativo moral, pero lo cierto es que la memoria manipulada y selectiva -como bien argumentas- es siempre interesada, y cuanto más recordamos el pasado, más nos sumergimos en él y tendemos a repetirlo freudianamente. Pienso en el mítico 1714 de los independentistas catalanes, fecha manipulada y reinterpretada en función de sus intereses actuales y que no tiene nada que ver con la historia para justificar su totalitarismo ideológico y político actual. Pienso en la malhadada Memoria histórica de Zapatero que abrió de nuevo el camino al pasado para recordarlo cuando llevábamos treinta años perdidos en la desmemoria iluminadora. Ya tenemos memoria histórica y las fosas del pasado nos reclaman de nuevo, las fosas y los crímenes del pasado que mejor sería olvidar. En esa estela de la memoria histórica todos nos hemos puesto a recordar selectiva e interesadamente lo que viene a bien con nuestros intereses políticoa actuales, no con las palabras de Azaña al final de la guerra que apelaban a la piedad y el perdón. Ya recordamos, pero cuando nos ponemos a recordar, todos podemos recordar tanto la matanza de Badajoz como la de Paracuellos, tanto las ejecuciones sumarias de los falangistas como la de los comités antifascistas que asesinaban también por sagrados motivos ideológicos. Recordar el pasado puede ser una terrible losa. España perdió el futuro cuando se puso a recordar. Y los partidos de extrema izquierda y extrema derecha surgen de allí, para volver de nuevo a la guerra civil para ganarla de nuevo.
Ya de entrada, en nuestras penosas y patéticas enseñanzas escolares, la historia patria, era un sin número de batallas ganadas. Daba igual, contra quién, por qué, para qué y cualquier pregunta lógica al uso. Era simplemente una retahíla de logros de conquista, ni que fueran contra nosotros mismos.
En palabras de vulgar “espabilao”, que de todo hay en botica: “Cada cual arrima el ascua a su sardina”. Observación circular capaz de desarrollar chorros de tinta elevando subjetividades al trono de realidades.
Aguda observación, emejota, en un tiempo en que se ha sacralizado la llamada memoria histórica para reabrir y volver a vivir heridas del pasado, no con un objetivo terapéutico sino como venganza contra alguien, aunque los culpables ya no existan porque han desaparecido todos, así hay que señalar a sus herederos. Todo esto nos remite a la poesía, tan peligrosa, porque el arte de la política siempre es prosaico.
Sobre la memoria histórica en el estado canalla(español), si todavía resuena, es porque no está solucionado el tema, y se sigue mirando hacia otro lado por parte (iglesia, judicatura, la élite carroñera y criminal etc y determinados partidos políticos al servicio de sus amos. Debería ser asignatura en la enseñanza, como así ocurre en Alemania con lo ocurrido en la época nazi. Tenemos un cerebro para pensar y discernir las cosas.
Sé que no te interesará debatir porque pareces tener las cosas meridianamente claras, pero solo el perdón y el olvido abre el camino del futuro, tener abiertas siempre heridas -resueltas o no- lleva a una confrontación sin solución como la que estamos viviendo en que de nuevo terminará habiendo vencedores y vencidos. Cuando el PCE en la clandestinidad optó por la política de la reconciliación, para conquistar el futuro, hizo un gesto político de grandes estadistas. Volver infinitamente a aquello, solo puede traer nefastos resultados.
Tiene ud razón Sr /sra ILUSTRACIÓN, se sigue mirando para otro lado, a ver si podemos centrar la vista, enterrar a los muertos de las cunetas con la dignidad que se merecen, y al mismo tiempo encontrar a quien acabó con la vida de 338 personas "ajusticiadas" (sic) por ETA, pero que aún no se sabe cual de ellos/ellas apretó el gatillo. Cuando esto sea posible, la memoria histórica cumplirá su objetivo, que es el del respeto y la dignidad de todos los muertos, todos, no sólo de una parte, eso sería, como bien dice ud. , mirar hacia otro lado, y lo moral es hacerlo de frente...y no por la espalda. Un saludo cordial.
No quiero quitar valor a lo que tan atinadamente escribes, Tot, tienes razón, pero te dejo un enlace en que se da cuenta de los crímenes sin resolver en el Ulster, tras la Paz de Viernes Santo, hace más de veinte años. LA MAYORÍA DE ASESINATOS EN EL ULSTER SIGUEN SIN RESOLVER. El artículo es sesgado en contra del gobierno británico y no hace hincapié en los miles de víctimas del IRA, pero da una idea de la cuestión.
Cuando De Gaulle, cambió de criterio y apoyó la independencia de Argelia, un militar le dijo, oponiéndose, que había mucha sangre de por medio. De Gaulle contestó -según se cuenta- que la sangre es lo primero que se seca.
Me pregunto si en los libros escolares de historia en Japón se da cuenta de las matanzas de Nanking. Hiroshima debía ir a la misma altura que aquello. Eso sería, efectivamente, una posibilidad para el perdón y la justicia. Saludos cordiales.
Recomiendo que se visione en You Tube la película "Los hombres detrás del sol" Por cierto, mejor hacerlo en ayunas. Tampoco creo que los libros escolares japoneses hablen de la representación gráfica de las atrocidades de guerra cometidas por los japoneses en el Escuadrón 731, la unidad secreta de experimentación de armas biológicas del Ejército Imperial Japonés durante la Segunda Guerra Mundial. La película detalla los diversos experimentos médicos crueles, infligidos a los prisioneros chinos y soviéticos hacia el final de la guerra. Salut
Verdades como puños. Se ha esgrimido esta memoria a conveniencia de parte.Y de esta forma solamente puede ser entendida como censura. En el caso español, distorsionando el hecho de que a la espiral de violencia en la que se sumió la II República obedeció a una radicalización de buena parte de las facciones. Hubo pocos republicanos y muchos menos si además contamos con aquellos que no patrimonializaron las instituciones. Sin ese aprendizaje, hablamos de una tergiversación de la historia, que además alcanza a la Transición. Qué con sus yerros evidentes, es el período más brillante de nuestros últimos dos siglos. Qué nadie se deje embaucar. Un placer leerte, Joselu.
He acabado el libro de David Rieff Contra la memoria que me ha hecho pensar mucho porque plantea reflexiones muy sugestivas. ¿Qué es la memoria histórica? No es puramente historia científica y establecida con método sino una versión de la historia para nuestro uso e intereses ideológicos. Por ello, cuando hacemos memoria histórica queremos idealizar o condenar determinados aspectos del pasado para la educación del presente. El pasado es muy complejo y no puede ser reducido a esquemas o fórmulas biempensantes. Eso es el memorialismo. Así hacen los judíos en su relación con la memoria, los irlandeses, los franceses, los catalanes, los vascos... Se reescribe la historia para adaptarla a nuestros valores o intenciones... Pero ello da lugar a interpretaciones sesgadas y que muchas veces -el nacionalismo especialmente- llevan a la confrontación y al odio. Por eso, Rieff plantea el dilema si es mejor la memoria o el olvido. Hay muchos conflictos en el mundo que se basan exclusivamente en la "memoria". Ahora se tiende a una idealización de la II República sin haber aprendido nada de lo que supuso como experiencia política desastrosa. La memoria nos lastra, el "olvido" en la Transición de los desmanes del franquismo fue un factor positivo. Hicimos por primera vez tabla rasa del pasado, nos olvidamos para conquistar el presente y el futuro. Ahora, en nuestro país volvemos al pasado, idealizándolo o condenándolo, y resurgen los viejos demonios más vivos que nunca. No dejo de leer que el franquismo está muy vivo en la sociedad española. Claro, no hacen sino hablar de ello, se lo innvoca continuamente como realidad. Los que vivimos la Transición, nos olvidamos de Franco para pasar página. Cuarenta y cinco años después, cuando todos los depredadores franquistas están muertos, se reabre la historia, pero eso no hace sino enfrentarnos y se reabren viejas heridas que creíamos cicatrizadas. El problema es que no solo unos tienen heridas. Entre la memoria y el olvido, pienso que es mucho mejor el olvido y dejar el trabajo a los historiadores y no a los memorialistas. La memoria es selectiva, sesgada y peligrosa.
Completamente de acuerdo, Joselu. El problema añadido, es que con esas leyes de la memoria se pretenda poner una mordaza a los historiadores, que contradigan las hipótesis de ese constructo oficial y artificioso. Un saludo.
Ya el termino "Memoria Histórica" en si me trae una sonrisita, es el típico lenguaje chorra utilizado por cenutrios para amaestrar ignorantes que tan solo buscan retorcer hechos, ocultar otros y ensalzar aquellos que les convengan. En la ingente labor de desasnarme me dio por empezar a leer cosas de Historia, soy un aficionadillo a la Historia y me gusta ver diferentes formas de contar los mismos hechos, luego yo saco mis conclusiones, o no, depende días. En el caso que nos ocupa, que es la Guerra Incivil, he leído textos de ambas partes, todos bastante buenos y he llegado a alguna conclusión. Si el "memoria historica es de izquierdos" no reflejara lo que decía Clara Campoamor: "«Al principio se persiguió a los elementos fascistas. Luego la distinción se hizo borrosa. Se detenía y fusilaba a personas pertenecientes a la derecha, luego a sus simpatizantes, más tarde a los miembros del partido radical del señor Lerroux y luego se incluyó a personas de la izquierda republicana" Ni pondrá que justo antes del golpe de estado de Franco «Con pueriles pretextos se organizaron matanzas de personas pertenecientes a la derecha". También relata falsa acusación de que los curas envenenaban a los niños con caramelos que prapagaron algunos miserables y que llevo. «Un ataque de locura colectiva se apoderó de los barrios populares y se incendiaron iglesias, se mataron sacerdotes y hasta vendedoras de caramelos en las calles». Tood esto se denucio en el parlamento y consta en el Diario de Sesiones que entre febrero y mayo de 1936 los radicales saquearon 178 edificios públicos o privados, incendiaron 178 monumentos, establecimientos e iglesias y atentaron contra 712 personas, causando 74 muertes. «He aquí la situación en la que se encontraba España tres meses después del triunfo del Frente Popular», explicaba de forma sencilla Clara Campoamor, el gobierno «no podía tomar medidas sin dislocar» la alianza electoral que lo sostenía. Por ejemplo...
El gran drama de la Segunda República es que fue una república sin republicanos. Desde todos los ángulos se quería acabar con una república burguesa: los anarquistas, los socialistas de Largo Caballero, los comunistas... El nacionalismo catalán quería igualmente quebrarla y buscar sus propios intereses. La derecha no había admitido tampoco la república sino como un trágala que vino de unas elecciones municipales y no de un referéndum que nunca se planteó. Todos conspiraban contra la república y la empalagosa defensa posterior por parte de la izquierda es más falsa que Judas. No se entendieron los valores republicanos de una república burguesa y tolerante en medio de la Europa del fascismo y la atracción por parte de las izquierdas del sovietismo. El sectarismo, el radicalismo, los maximalismos se cebaron en ella y la hicieron imposible. La izquierda tendría mucho que revisar en su actitud ante la república. La violentísima revolución de 1934 fue un intento de golpe de estado contra la república, unida al golpe de la autonomía catalana. Pienso que la mayor parte de la historiografía sobre el periodo ha sido izquierdista y no valora la fragilidad de un régimen burgués que quería ser desmantelado por todas partes. La convivencia se llegó a hacer imposible. Y como marco había una Europa en ignición con regímenes fascistas creciendo. No lo tuvo fácil, ciertamente. El anticlericalismo fue feroz, como bien das datos. Y aun ahora sigue habiendo matacuras que desearían volver a quemar iglesias si se diera la circunstancia. He visto pintadas al respecto. Dado el carácter español y su tendencia al sainete trágico cuando surge la propuesta de una tercera república sin haber analizado lo que pasó en la segunda sino como esquemas y eslóganes antifascistas de salón, me entra el temblor en las piernas. Una pena porque soy republicano de corazón si los españoles fuéramos unos ciudadanos confiables y no una sarta de savonarolas y revolucionarios aficionados que gozan en la autodestrucción. La memoria histórica tal como se entiende es una sarta de tópicos que no entran en el fondo de la cuestión. A mis diecinueve años leí las memorias republicanas de Salvador de Madariaga, eminente profesor que fue ministro de educación y candidato al Premio Nobel de la Paz, anticomunista y antifranquista. Todos los que hablan de la república tendrían que leer sus memorias, pero no se leen los testimonios de los republicanos eminentes ni se recuerdan las palabras últimas de Azaña implorando Paz, piedad y perdón. Si hubiéramos empezado por ahí, tal vez tendríamos una república y nos habríamos ahorrado treinta y nueve años de dictadura. La izquierda tuvo mucha responsabilidad en el fracaso de la república. La derecha también, claro, pero a mí me duele la izquierda, y no ha hecho examen de conciencia sobre ello. Bien traídas las palabras de Clara de Campoamor. Saludos.
Si el fulano o fulana es de derechas omitirá los asesinatos de Yagüe, las violaciones a mujeres republicanas, las tomas de aceite de ricino para que se cagasen encima, los fusilamientos a inocentes para directamente robar a muchas personas con dinero (fincas y demás), conocí en primera persona a un hombre al que a su padre los franquistas le habían puesto una pistola en la boca delante de su hijo 8el que me lo contaba) para que firmase la escritura de venta de unas fincas a un precio irrisorio, la corrupcion generalizada en la posguerra y demás insultos a la razón y a la dignidad, perpetradas por auténticos asesinos con la bandera como enseña.
En mi opinión no hay memoria "democrática" el termino me resulta estúpido cuando lo escribo, de verdad. Solo hay Historia y una Historia incompleta no es Historia que es lo que se quiere hacer en este país de mangantes, cortesanos y banderitas arrojadizas. Y no es que yo vea mal la bandera de España, se que detrás de ella ha habido mucho sinvergüenza, pero ha habido mucho más, pero mucho más, gente normal, trabajadores, industriales, obreros, médicos, maestros, gente normal. No me gustan los devotos meapilas de la bandera pero tampoco estos idiotas que andan quemando banderas, o pitando como imbéciles himnos y esas estúpidas y pueriles acciones con las que los tontos de guardia a falta de otras cualidades "sacan pecho". Un saludo.
Cuando a un concepto, Memoria Histórica, que representa una serie de acontecimientos sociales e históricos, se le somete a un uso continuo y sesgado, y pasa del objeto de estudio sociológico ha convertirse en arma política, acaba pervirtiéndose su significado, el concepto acaba prostituido por ser tan manoseado. Es cierto que la izquierda se ha apropiado en exclusiva de su uso, legitimándolo para su causa, creo que ahí debería de hacer autocrítica, y te lo dice alguien que para nada simpatiza con la derecha que, por otra parte, nunca suele ejercer la autocrítica.
Si no me equivoco las argumentaciones de Rieff no rechazan el concepto de memoria histórica, sino que critica su uso interesado y excesivo, hasta desdibujar su verdadera naturaleza, que no es la de ser un arma arrojadiza.
La memoria histórica usada y manoseada hasta el hartazgo ha provocado engendros e iras furibundas, ahí tienes el derribo de estatuas de Colón, Cervantes o Churchill en todo el mundo, por poner ejemplos, si bien es cierto, como indican los historiadores, que el derribo de símbolos históricos es tan antiguo como las propias civilizaciones por causas de revoluciones, cambios de poder y guerras, pero nuestra civilización moderna debería haber superado ese estadio iracundo de nuestros antepasados, con aquella lógica uno podría ir al museo del Prado y rasgar un cuadro de Picasso por su conocida misoginia.
Cuando siempre se pone por delante de la reflexión a las emociones primarias abrimos la puerta hacia un túnel oscuro y peligroso, la ilustración era, es, luz, lo otro es volver a la penumbra de la caverna.
Me ha parecido un libro muy sugerente, Paco, nos obsesionamos en recordar el mal del pasado, la sangre del pasado, los horrores del pasado, y reconvertimos el pasado en algo utilitario para nuestras opciones políticas vengativas. Edificamos mitos del pasado, mitos queno fueron tales, volvemos a traer batallas del pasado, utilizamos a los poetas del pasado para arrimarlos a nuestra ascua, seguimos reabriendo heridas del pasado. El memorialismo ocupa un lugar tal en nuestro modo de ver el mundo que se ha hecho asfixiante. Y, como dices, estatuas derribas, reinterpretación del pasado a nuestros ojos, como si pudiéramos cambiarlo. Hay que dejar la historia a los historiadores de verdad y cuestionar ese espeso memorialismo que abre y abre heridas para que no cicatricen nunca.
Es cierto. El trazo grueso de la Historia no deja ver la fina línea de la verdad, porque la historia de la civilización humana es la del dominio y sometimiento de unos individuos sobre otros semejantes.
ResponderEliminarPienso que la pulsión de dominio es consustancial al ser humano. Lo hemos visto y lo seguiremos viendo. Pocos seres humanos renuncian a ser significativos, importantes, decisivos, influyentes, poderosos, directivos, morales y conductores de almas y de mentes. Y a partir de esa pulsión, están todas las derivaciones del poder. Acabo de leer Berlín y el artista de Robert Walser, escritor que por todos los medios buscó desaparecer, disminuirse, empequeñecerse, hacerse invisible... y es para mí un ejemplo interesante.
EliminarEl autor es un especialista en crímenes de lesa humanidad, por lo tanto la frase no está puesta por rellenar un libro, sino porque nos quiere decir algo.
ResponderEliminarDe entrada recordar que la memoria es selectiva e interesada, sin el casi siempre.
No hay pueblo que no recuerde el mal que le han hecho, como no hay pueblo que hable de las barbaries que han cometido a sus semejantes.
Es curioso que en nuestro país, y en época electoral, cuando se manifiestan los resultados de las encuestas, y según sean favorables o contrarios, la memoria histórica sea uno de los comodines de los partidos políticos situados en el espectro de la "izquierda" (me cuesta creer cada vez vez entre izquierda/derecha, prefiero liberal/conservador), sacando a relucir palabras, detalles, o hechos acontecidos en la guerra incivil, pero sólo recordándose de la parte de la población de la que es posible beneficiarse de los votos, así, aquí, en la memoria histórica, es un hecho reconocido de que ciertamente hay muchos muertos en las cunetas de las carreteras que merecerían estar en una fosa, con un nombre y un apellido y al amparo de las oraciones de sus familiares, sin ninguna duda, pero no es menos cierto, y todavía no se ha alzado ninguna voz de ningún partido de "izquierdas", para manifestarse que en esa misma memoria deberían estar todos los desaparecidos, muertos, torturados y olvidados de las chekas, no sólo de Barcelona, sino de toda España que funcionaron como máquina del terror ciudadana, pues ese era su fin, y con él su método, y de las que nunca se habla, ni se les considera cuando los congresistas se llenan la boca con la memoria histórica.
salut.
La famosa y terrible cita del filósofo español más internacional, Georges Santayana, "Los pueblos que no recuerdan su historia están condenados a repetirla" es el eje sobre el que gravitan muchas de las reflexiones de David Rief. Se ha convertido en una especie de paradigma moral y ético: el deber de recordar para que lo terrible del pasado no vuelva a repetirse. Parece un imperativo moral, pero lo cierto es que la memoria manipulada y selectiva -como bien argumentas- es siempre interesada, y cuanto más recordamos el pasado, más nos sumergimos en él y tendemos a repetirlo freudianamente. Pienso en el mítico 1714 de los independentistas catalanes, fecha manipulada y reinterpretada en función de sus intereses actuales y que no tiene nada que ver con la historia para justificar su totalitarismo ideológico y político actual. Pienso en la malhadada Memoria histórica de Zapatero que abrió de nuevo el camino al pasado para recordarlo cuando llevábamos treinta años perdidos en la desmemoria iluminadora. Ya tenemos memoria histórica y las fosas del pasado nos reclaman de nuevo, las fosas y los crímenes del pasado que mejor sería olvidar. En esa estela de la memoria histórica todos nos hemos puesto a recordar selectiva e interesadamente lo que viene a bien con nuestros intereses políticoa actuales, no con las palabras de Azaña al final de la guerra que apelaban a la piedad y el perdón. Ya recordamos, pero cuando nos ponemos a recordar, todos podemos recordar tanto la matanza de Badajoz como la de Paracuellos, tanto las ejecuciones sumarias de los falangistas como la de los comités antifascistas que asesinaban también por sagrados motivos ideológicos. Recordar el pasado puede ser una terrible losa. España perdió el futuro cuando se puso a recordar. Y los partidos de extrema izquierda y extrema derecha surgen de allí, para volver de nuevo a la guerra civil para ganarla de nuevo.
EliminarTotalmente de acuerdo con tu comentario. Salut.
Ya de entrada, en nuestras penosas y patéticas enseñanzas escolares, la historia patria, era un sin número de batallas ganadas. Daba igual, contra quién, por qué, para qué y cualquier pregunta lógica al uso.
ResponderEliminarEra simplemente una retahíla de logros de conquista, ni que fueran contra nosotros mismos.
Saludos.
De acuerdo, pero la memoria progresista es igualmente nefasta, han sustituido unos mitos por otros, unas mentiras por otras... Saludos.
EliminarEn palabras de vulgar “espabilao”, que de todo hay en botica: “Cada cual arrima el ascua a su sardina”.
ResponderEliminarObservación circular capaz de desarrollar chorros de tinta elevando subjetividades al trono de realidades.
Aguda observación, emejota, en un tiempo en que se ha sacralizado la llamada memoria histórica para reabrir y volver a vivir heridas del pasado, no con un objetivo terapéutico sino como venganza contra alguien, aunque los culpables ya no existan porque han desaparecido todos, así hay que señalar a sus herederos. Todo esto nos remite a la poesía, tan peligrosa, porque el arte de la política siempre es prosaico.
EliminarSobre la memoria histórica en el estado canalla(español), si todavía resuena, es porque no está solucionado el tema, y se sigue mirando hacia otro lado por parte (iglesia, judicatura, la élite carroñera y criminal etc y determinados partidos políticos al servicio de sus amos. Debería ser asignatura en la enseñanza, como así ocurre en Alemania con lo ocurrido en la época nazi. Tenemos un cerebro para pensar y discernir las cosas.
ResponderEliminarSé que no te interesará debatir porque pareces tener las cosas meridianamente claras, pero solo el perdón y el olvido abre el camino del futuro, tener abiertas siempre heridas -resueltas o no- lleva a una confrontación sin solución como la que estamos viviendo en que de nuevo terminará habiendo vencedores y vencidos. Cuando el PCE en la clandestinidad optó por la política de la reconciliación, para conquistar el futuro, hizo un gesto político de grandes estadistas. Volver infinitamente a aquello, solo puede traer nefastos resultados.
EliminarTiene ud razón Sr /sra ILUSTRACIÓN, se sigue mirando para otro lado, a ver si podemos centrar la vista, enterrar a los muertos de las cunetas con la dignidad que se merecen, y al mismo tiempo encontrar a quien acabó con la vida de 338 personas "ajusticiadas" (sic) por ETA, pero que aún no se sabe cual de ellos/ellas apretó el gatillo.
EliminarCuando esto sea posible, la memoria histórica cumplirá su objetivo, que es el del respeto y la dignidad de todos los muertos, todos, no sólo de una parte, eso sería, como bien dice ud. , mirar hacia otro lado, y lo moral es hacerlo de frente...y no por la espalda.
Un saludo cordial.
No quiero quitar valor a lo que tan atinadamente escribes, Tot, tienes razón, pero te dejo un enlace en que se da cuenta de los crímenes sin resolver en el Ulster, tras la Paz de Viernes Santo, hace más de veinte años. LA MAYORÍA DE ASESINATOS EN EL ULSTER SIGUEN SIN RESOLVER. El artículo es sesgado en contra del gobierno británico y no hace hincapié en los miles de víctimas del IRA, pero da una idea de la cuestión.
EliminarCuando De Gaulle, cambió de criterio y apoyó la independencia de Argelia, un militar le dijo, oponiéndose, que había mucha sangre de por medio. De Gaulle contestó -según se cuenta- que la sangre es lo primero que se seca.
Salut, Miquel
La Historia debería recordarse en su integridad para ser justa y ejercer el perdón es la única forma de paz.
ResponderEliminarSaludos cordiales.
Me pregunto si en los libros escolares de historia en Japón se da cuenta de las matanzas de Nanking. Hiroshima debía ir a la misma altura que aquello. Eso sería, efectivamente, una posibilidad para el perdón y la justicia. Saludos cordiales.
EliminarRecomiendo que se visione en You Tube la película
Eliminar"Los hombres detrás del sol"
Por cierto, mejor hacerlo en ayunas.
Tampoco creo que los libros escolares japoneses hablen de la representación gráfica de las atrocidades de guerra cometidas por los japoneses en el Escuadrón 731, la unidad secreta de experimentación de armas biológicas del Ejército Imperial Japonés durante la Segunda Guerra Mundial. La película detalla los diversos experimentos médicos crueles, infligidos a los prisioneros chinos y soviéticos hacia el final de la guerra.
Salut
Verdades como puños. Se ha esgrimido esta memoria a conveniencia de parte.Y de esta forma solamente puede ser entendida como censura. En el caso español, distorsionando el hecho de que a la espiral de violencia en la que se sumió la II República obedeció a una radicalización de buena parte de las facciones. Hubo pocos republicanos y muchos menos si además contamos con aquellos que no patrimonializaron las instituciones. Sin ese aprendizaje, hablamos de una tergiversación de la historia, que además alcanza a la Transición. Qué con sus yerros evidentes, es el período más brillante de nuestros últimos dos siglos. Qué nadie se deje embaucar. Un placer leerte, Joselu.
ResponderEliminarHe acabado el libro de David Rieff Contra la memoria que me ha hecho pensar mucho porque plantea reflexiones muy sugestivas. ¿Qué es la memoria histórica? No es puramente historia científica y establecida con método sino una versión de la historia para nuestro uso e intereses ideológicos. Por ello, cuando hacemos memoria histórica queremos idealizar o condenar determinados aspectos del pasado para la educación del presente. El pasado es muy complejo y no puede ser reducido a esquemas o fórmulas biempensantes. Eso es el memorialismo. Así hacen los judíos en su relación con la memoria, los irlandeses, los franceses, los catalanes, los vascos... Se reescribe la historia para adaptarla a nuestros valores o intenciones... Pero ello da lugar a interpretaciones sesgadas y que muchas veces -el nacionalismo especialmente- llevan a la confrontación y al odio. Por eso, Rieff plantea el dilema si es mejor la memoria o el olvido. Hay muchos conflictos en el mundo que se basan exclusivamente en la "memoria". Ahora se tiende a una idealización de la II República sin haber aprendido nada de lo que supuso como experiencia política desastrosa. La memoria nos lastra, el "olvido" en la Transición de los desmanes del franquismo fue un factor positivo. Hicimos por primera vez tabla rasa del pasado, nos olvidamos para conquistar el presente y el futuro. Ahora, en nuestro país volvemos al pasado, idealizándolo o condenándolo, y resurgen los viejos demonios más vivos que nunca. No dejo de leer que el franquismo está muy vivo en la sociedad española. Claro, no hacen sino hablar de ello, se lo innvoca continuamente como realidad. Los que vivimos la Transición, nos olvidamos de Franco para pasar página. Cuarenta y cinco años después, cuando todos los depredadores franquistas están muertos, se reabre la historia, pero eso no hace sino enfrentarnos y se reabren viejas heridas que creíamos cicatrizadas. El problema es que no solo unos tienen heridas. Entre la memoria y el olvido, pienso que es mucho mejor el olvido y dejar el trabajo a los historiadores y no a los memorialistas. La memoria es selectiva, sesgada y peligrosa.
EliminarCompletamente de acuerdo, Joselu. El problema añadido, es que con esas leyes de la memoria se pretenda poner una mordaza a los historiadores, que contradigan las hipótesis de ese constructo oficial y artificioso. Un saludo.
EliminarYa el termino "Memoria Histórica" en si me trae una sonrisita, es el típico lenguaje chorra utilizado por cenutrios para amaestrar ignorantes que tan solo buscan retorcer hechos, ocultar otros y ensalzar aquellos que les convengan. En la ingente labor de desasnarme me dio por empezar a leer cosas de Historia, soy un aficionadillo a la Historia y me gusta ver diferentes formas de contar los mismos hechos, luego yo saco mis conclusiones, o no, depende días.
ResponderEliminarEn el caso que nos ocupa, que es la Guerra Incivil, he leído textos de ambas partes, todos bastante buenos y he llegado a alguna conclusión. Si el "memoria historica es de izquierdos" no reflejara lo que decía Clara Campoamor: "«Al principio se persiguió a los elementos fascistas. Luego la distinción se hizo borrosa. Se detenía y fusilaba a personas pertenecientes a la derecha, luego a sus simpatizantes, más tarde a los miembros del partido radical del señor Lerroux y luego se incluyó a personas de la izquierda republicana"
Ni pondrá que justo antes del golpe de estado de Franco «Con pueriles pretextos se organizaron matanzas de personas pertenecientes a la derecha". También relata falsa acusación de que los curas envenenaban a los niños con caramelos que prapagaron algunos miserables y que llevo. «Un ataque de locura colectiva se apoderó de los barrios populares y se incendiaron iglesias, se mataron sacerdotes y hasta vendedoras de caramelos en las calles». Tood esto se denucio en el parlamento y consta en el Diario de Sesiones que entre febrero y mayo de 1936 los radicales saquearon 178 edificios públicos o privados, incendiaron 178 monumentos, establecimientos e iglesias y atentaron contra 712 personas, causando 74 muertes. «He aquí la situación en la que se encontraba España tres meses después del triunfo del Frente Popular», explicaba de forma sencilla Clara Campoamor, el gobierno «no podía tomar medidas sin dislocar» la alianza electoral que lo sostenía.
Por ejemplo...
El gran drama de la Segunda República es que fue una república sin republicanos. Desde todos los ángulos se quería acabar con una república burguesa: los anarquistas, los socialistas de Largo Caballero, los comunistas... El nacionalismo catalán quería igualmente quebrarla y buscar sus propios intereses. La derecha no había admitido tampoco la república sino como un trágala que vino de unas elecciones municipales y no de un referéndum que nunca se planteó. Todos conspiraban contra la república y la empalagosa defensa posterior por parte de la izquierda es más falsa que Judas. No se entendieron los valores republicanos de una república burguesa y tolerante en medio de la Europa del fascismo y la atracción por parte de las izquierdas del sovietismo. El sectarismo, el radicalismo, los maximalismos se cebaron en ella y la hicieron imposible. La izquierda tendría mucho que revisar en su actitud ante la república. La violentísima revolución de 1934 fue un intento de golpe de estado contra la república, unida al golpe de la autonomía catalana. Pienso que la mayor parte de la historiografía sobre el periodo ha sido izquierdista y no valora la fragilidad de un régimen burgués que quería ser desmantelado por todas partes. La convivencia se llegó a hacer imposible. Y como marco había una Europa en ignición con regímenes fascistas creciendo. No lo tuvo fácil, ciertamente. El anticlericalismo fue feroz, como bien das datos. Y aun ahora sigue habiendo matacuras que desearían volver a quemar iglesias si se diera la circunstancia. He visto pintadas al respecto. Dado el carácter español y su tendencia al sainete trágico cuando surge la propuesta de una tercera república sin haber analizado lo que pasó en la segunda sino como esquemas y eslóganes antifascistas de salón, me entra el temblor en las piernas. Una pena porque soy republicano de corazón si los españoles fuéramos unos ciudadanos confiables y no una sarta de savonarolas y revolucionarios aficionados que gozan en la autodestrucción. La memoria histórica tal como se entiende es una sarta de tópicos que no entran en el fondo de la cuestión. A mis diecinueve años leí las memorias republicanas de Salvador de Madariaga, eminente profesor que fue ministro de educación y candidato al Premio Nobel de la Paz, anticomunista y antifranquista. Todos los que hablan de la república tendrían que leer sus memorias, pero no se leen los testimonios de los republicanos eminentes ni se recuerdan las palabras últimas de Azaña implorando Paz, piedad y perdón. Si hubiéramos empezado por ahí, tal vez tendríamos una república y nos habríamos ahorrado treinta y nueve años de dictadura. La izquierda tuvo mucha responsabilidad en el fracaso de la república. La derecha también, claro, pero a mí me duele la izquierda, y no ha hecho examen de conciencia sobre ello. Bien traídas las palabras de Clara de Campoamor. Saludos.
EliminarSi el fulano o fulana es de derechas omitirá los asesinatos de Yagüe, las violaciones a mujeres republicanas, las tomas de aceite de ricino para que se cagasen encima, los fusilamientos a inocentes para directamente robar a muchas personas con dinero (fincas y demás), conocí en primera persona a un hombre al que a su padre los franquistas le habían puesto una pistola en la boca delante de su hijo 8el que me lo contaba) para que firmase la escritura de venta de unas fincas a un precio irrisorio, la corrupcion generalizada en la posguerra y demás insultos a la razón y a la dignidad, perpetradas por auténticos asesinos con la bandera como enseña.
ResponderEliminarEn mi opinión no hay memoria "democrática" el termino me resulta estúpido cuando lo escribo, de verdad. Solo hay Historia y una Historia incompleta no es Historia que es lo que se quiere hacer en este país de mangantes, cortesanos y banderitas arrojadizas.
Y no es que yo vea mal la bandera de España, se que detrás de ella ha habido mucho sinvergüenza, pero ha habido mucho más, pero mucho más, gente normal, trabajadores, industriales, obreros, médicos, maestros, gente normal. No me gustan los devotos meapilas de la bandera pero tampoco estos idiotas que andan quemando banderas, o pitando como imbéciles himnos y esas estúpidas y pueriles acciones con las que los tontos de guardia a falta de otras cualidades "sacan pecho".
Un saludo.
Dos de mayo. Día Intenacional contra el Acoso Escolar.
ResponderEliminarCuando a un concepto, Memoria Histórica, que representa una serie de acontecimientos sociales e históricos, se le somete a un uso continuo y sesgado, y pasa del objeto de estudio sociológico ha convertirse en arma política, acaba pervirtiéndose su significado, el concepto acaba prostituido por ser tan manoseado. Es cierto que la izquierda se ha apropiado en exclusiva de su uso, legitimándolo para su causa, creo que ahí debería de hacer autocrítica, y te lo dice alguien que para nada simpatiza con la derecha que, por otra parte, nunca suele ejercer la autocrítica.
ResponderEliminarSi no me equivoco las argumentaciones de Rieff no rechazan el concepto de memoria histórica, sino que critica su uso interesado y excesivo, hasta desdibujar su verdadera naturaleza, que no es la de ser un arma arrojadiza.
La memoria histórica usada y manoseada hasta el hartazgo ha provocado engendros e iras furibundas, ahí tienes el derribo de estatuas de Colón, Cervantes o Churchill en todo el mundo, por poner ejemplos, si bien es cierto, como indican los historiadores, que el derribo de símbolos históricos es tan antiguo como las propias civilizaciones por causas de revoluciones, cambios de poder y guerras, pero nuestra civilización moderna debería haber superado ese estadio iracundo de nuestros antepasados, con aquella lógica uno podría ir al museo del Prado y rasgar un cuadro de Picasso por su conocida misoginia.
Cuando siempre se pone por delante de la reflexión a las emociones primarias abrimos la puerta hacia un túnel oscuro y peligroso, la ilustración era, es, luz, lo otro es volver a la penumbra de la caverna.
Abrazo, Joselu.
Te reproduzco el final del libro de Rieff...
EliminarPero sin duda es al menos posible que si nuestras sociedades dedicaran al olvido una mínima parte de la energía que ahora dedican a recordar, y si el deber de olvidar fuera visto como un imperativo semejante, al menos en algunas circunstancias políticas, como el deber de la rememoración, la paz podría llegar a ser una quimera más accesible. En calidad de reportero en la guerra de Bosnia, la cual en gran parte fue una masacre avivada por la memoria, o, más precisamente, por la incapacidad para el olvido, solía llevar conmigo dos hojas cada vez más desgastadas con poemas de Wislawa Szymborska. En ambos, «Fin y principio» y «La realidad exige», la más antidogmática y humanitaria de las poetas, una mujer que ha dicho cada vez más a menudo que su frase predilecta es «no sé», sin duda alguna entendía el imperativo moral del olvido. Szymborska vivió el desesperado dolor de Polonia bajo los nazis y los rusos. Para ella, como para la mayoría de los integrantes de su generación, la tierra de los campos y los empedrados de las ciudades estaban empapados de sangre, teñidos de recuerdos del carácter más trágico, insoportable y destructivo. Y, sin embargo Szymborska concluye «Fin y principio» con estas palabras:
Quienes saben
la trama de la historia
tienen que ceder a quienes apenas la conocen.
Y menos que apenas.
E incluso casi nada.
En la hierba que ha crecido
sobre causa y efectos
alguien debe tumbarse
con una espiga entre los dientes
para contemplar las nubes.
En «La realidad exige», va más allá, y escribe:
La realidad exige
que también se diga:
la vida sigue.
Sigue en Cannas y en Borodino
y en Kosovo Pole y en Guernica.
Lo que Szymborska expresa en ambos poemas es el imperativo ético del olvido, si la vida ha de continuar; y así debería ser. Y tiene razón. Todo debe llegar a su fin, incluso las penas del duelo. De otro modo, la sangre nunca se seca, el fin de un gran amor se convierte en el fin del amor mismo y, mucho después de que la disputa haya dejado de tener sentido, el recuerdo del rencor perdura. El perdón no es suficiente. No puede sustraerse a su propia contingencia. Sin olvido, seríamos monstruos heridos, sin perdón dado o recibido… y, suponiendo que hemos estado prestando atención, seríamos inconsolables.
Rieff, David. Contra la memoria (Spanish Edition) (pp. 99-101). Penguin Random House Grupo Editorial España. Edición de Kindle.
Me ha parecido un libro muy sugerente, Paco, nos obsesionamos en recordar el mal del pasado, la sangre del pasado, los horrores del pasado, y reconvertimos el pasado en algo utilitario para nuestras opciones políticas vengativas. Edificamos mitos del pasado, mitos queno fueron tales, volvemos a traer batallas del pasado, utilizamos a los poetas del pasado para arrimarlos a nuestra ascua, seguimos reabriendo heridas del pasado. El memorialismo ocupa un lugar tal en nuestro modo de ver el mundo que se ha hecho asfixiante. Y, como dices, estatuas derribas, reinterpretación del pasado a nuestros ojos, como si pudiéramos cambiarlo. Hay que dejar la historia a los historiadores de verdad y cuestionar ese espeso memorialismo que abre y abre heridas para que no cicatricen nunca.
EliminarAbrazo también para ti, Paco.