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jueves, 4 de junio de 2020

La claridad con que nos ven los demás


La idea es de Ludwig Wittgenstein.

8 comentarios :

  1. No tengo la menor duda.
    Somos mar de dudas, y generalmente un buen observador sabe de nuestras limitaciones, suele suceder que los buenos observadores son además personas de excelente prudencia, y generalmente saben guardar el secreto.

    Buenos y acuíferos días.
    salut

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    1. Tal vez en el interior de la conciencia nos perdemos en el bosque de nuestras emociones y pensamientos contradictorios. El que observa desde fuera, como dices, puede tener esa mencionada mayor claridad para distinguir las líneas maestras de una personalidad, pero eso no evita que sea interpretada desde otra subjetividad. La idea de Wittgenstein no la he elegido porque me identifique con ella sino por el grado de sorpresa que me ha causado. Buenos días, Miquel, que el día sea bueno y productivo. Salut.

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  2. Desde fuera puede que no conozcan muchos detalles, pero lo que está claro es que nosotros lo último que somo es objetivos sobre nosotros mismos y muchas veces pecamos de juicios muy positivos y a veces muy negativos.
    De todas formas para "sacarle rendimiento" a la opinión de los demás se precisa un cierto, notable, diría yo, grado de humildad.
    un abrazo

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    1. Supongo que sería un ejercicio muy peligroso reunir a las personas que han tenido importancia a lo largo de tu vida -para bien o para lo otro- y que un día expresaran lo que piensan de ti, lo que han creído conocer acerca de ti. Digo que sería peligroso porque habría tremendas sorpresas para el comentado, y, probablemente, no serían todas muy favorables. Hay personas más turbias que otras, claro está. Sin embargo, reconozco que hay personas claras y diáfanas y que la opinión generalizada responde a esa claridad intuida.

      Pienso en un Federico García Lorca que era un hombre en general adorado por donde quiera que pasase pero en cuyo interior había dramas muy profundos. No sé si la mirada externa puede llegar a percibir esos dramas. El dolor no es percibido desde fuera, solo se ve la manifestación externa.

      Ciertamente, para aprovechar la opinión de los demás, que puede ser demoledora, hay que poseer un buen grado de humildad.

      No obstante, hay un día en que se suspenden todos los juicios aparentemente, y es el día de tu funeral. No hay acto más sorprendente en el que a través de algún parlamento se elogia desmedidamente a alguien.

      Es una idea, la de Wittgenstein, clara pero problemática, a mí me está haciendo pensar mucho. Uno tiene una idea de sí mismo que puede que no coincidir en absoluto con la que posean los demás. Terrible, fascinante y peligroso.

      Un abrazo.

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  3. Terrible si dependemos de opiniones ajenas.
    Esclarecedor al desvelarse proyectivamente la personalidad del observador sobre el objeto de su opinión.

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    1. En la segunda etapa del filósofo, niega el plano oculto en las cosas o en las personas, como afirma la cita que he expuesto.

      Yo no lo veo claro, y, en todo caso, pienso como tú que la persona que observa se proyecta totalmente sobre el objeto contemplado. Si nos enjuiciaran varias personas, probablemente tendrían impresiones divergentes, creo. La verdad es que me resisto a pensar que seamos tan fáciles de interpretar. En Wittgenstein está la idea de que no hay misterio ni nada oculto, que todo es transparente y que responde al juego del lenguaje.

      Las opiniones ajenas son tan diversas como personas que opinan y depender de ellas, coincido contigo, sería terrible.

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  4. Todas las vidas en particular, dentro de la vida en general, constituyen una misteriosa incógnita, nuestra idea del otro, y del otro respecto a nosotros, solo puede aspirar a una aproximación, nunca a desentrañar el misterio que es, pues ni siquiera uno es capaz de explicar la complejidad de su propia vida, eso sí, es muy posible que mi madre perciba aspectos de mi vida que a mí se me han escapado, es un laberinto extraño, y fascinante.
    Abrazos, Joselu!

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    1. En la lectura de Wittgenstein -un libro sobre él y su filosofía- hay una gran distancia entre su concepción del yo en el Tractatus -del que el otro día hablabas- en que pensaba que era un núcleo incognoscible y opaco, a la que expresa en su reelaboración total de lo que había escrito anteriormente, en sus Investigaciones, en que se transforma su concepción lógica de la vida en una filosofía de la transparencia que me ha sorprendido en muchos sentidos. Para él, en las Investigaciones todo es juego de la vida y del lenguaje, todo es claro y lo oscuro, si existe, no le interesa. Me ha fascinado esta evolución hacia la claridad, aunque yo estoy más contigo y pienso que el propio yo y las personas sí que ofrecen zonas de penumbra en las que no podemos penetrar. No obstante, sí que es cierto -pienso- que tal vez los demás nos vean más claramente de lo que nosotros llegamos a percibir, perdidos en laberintos de espejos por más extraños y fascinantes que puedan ser. Sin duda, es un tema muy atractivo. La evolución de Wittgenstein en que nos estimula a ver las cosas como los niños que saben que todo es juego, me ha cautivado. Un abrazo, Paco.

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