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lunes, 14 de enero de 2019

¡Mi papá no es mi abuelo!


Hoy he ido a ver una película de animación titulada Mi vecino Totoro dirigida por Hayao Miyazaki, producida por el Estudio Ghibli. Es tal vez una película para niños pero que me ha tenido cautivado durante el tiempo de proyección. Estaba totalmente solo en la sala en horario de tarde. Me he preguntado por mi fascinación por la película siendo como era tan sencilla, sin ninguna historia enrevesada detrás. Era puro humanismo aliado a un universo mágico lleno de ternura y delicadeza. Es la historia de unas niñas, Satsuki y Mei, que tienen a su madre enferma y una de ellas se pierde en el campo yendo al lejano hospital. He sufrido viendo a Mei perdida, hasta que un personaje mágico… 

No era de Mi vecino Totoro de lo que quería hablar, pero me sirve de introducción para el comentario de un cuento juvenil que ha llegado a mis manos de un veterano autor, Dimas Mas, que ha abordado en su relato Mi papá no es mi abuelo, un conflicto sencillo pero profundamente humano y que es desarrollado con extrema habilidad por el autor capaz de trenzar tanto relatos densos y complejos como novelitas juveniles como esta. La protagonista es Guiomar, hija de Rodrigo y Elvira. Está en una etapa en que adora a su padre, que la guía por el territorio de la entomología y así, ambos enamorados de los insectos, comparten dicha pasión que espeluzna a la madre y a los compañeros de Guiomar que solo ven en esos bichos, criaturas horrendas y desagradables. ¿Se imaginan el dúo Guiomar-Rodrigo? ¿No han visto imágenes entrañables de una niñita que se abraza a su padre que para él es el hombre más guapo y más interesante del mundo? Esa es Guiomar y su amor secreto es su padre. Pero en toda historia que se precie hay una bruja malvada y esta es Mencia, compañera envidiosa de Guiomar que en un cumpleaños se refiere al padre de esta como si fuera su abuelo y no su padre. Y en aquel momento el lector siente un agudo dolor como el de Guiomar que por primera vez toma conciencia de que su padre es mayor, tanto como para que lo confundan con su abuelo. Narrativamente, dicho conflicto se abre a aristas muy peliagudas porque a partir de entonces, Guiomar verá a su padre de otra manera y teme que, efectivamente, sea casi un viejo, algo que a Rodrigo no parece inquietarle porque él sí acepta la edad que tiene. Pero para su hija, algo se ha descompuesto porque no quiere que su padre represente la figura de su abuelo. Su padre se ha caído de ese pedestal en que estaba y se hace profundamente humano, pero entendemos el malestar y la zozobra de Guiomar que no puede aceptar la supuesta vejez de su padre y empieza a observarlo como si de un bicho más se tratara, científicamente, y lleva un cuaderno de notas en que hace dibujos para confirmar o no lo que esa bruja de Mencia dejó caer. 

No voy a contar cómo se desarrolla el relato, ni cómo acaba, pero he querido subrayar la densidad del conflicto humano que sucede en la mente pubescente de Guiomar que se abre por primera vez a la incertidumbre y al miedo, sintiendo que el mito de su adorado padre es vulnerable y ahí se ahonda un atisbo de rechazo íntimo que acaece en su conciencia de niña, protagonista de un bildungsroman –o novela de formación- en que un adolescente pasa una dura prueba que le hace madurar para crecer y hacerse, tras una crisis, más entero. Pero no teman, esto no es Las tribulaciones del estudiante Törless de Robert Musil, es una novelita juvenil, con las pretensiones justas para crear la tensión narrativa a partir de verosimilitud humana mediante un conflicto que no había visto abordado por ningún relato juvenil pues ofrece sesgos de no ser muy atractivo: la edad del padre, especialmente si es mayor,  no es muy plástica. Todos los niños quieren tener un padre joven y guapo, pero la vida es la vida y aquí Dimas Mas, autor excéntrico y complejo plantea una vuelta de tuerca muy intensa en un relato de 57 páginas que se puede adquirir en formato digital por 3 euros o en formato papel por 5,93€ en Amazon ya que se imprime a demanda. 

Una amiga y comentarista de este blog ha escrito que este espacio se ha hecho postmoderno, pero hoy quiero traer aquí un texto de interesante hondura como esa película que he visto hoy, Mi vecino Totoro, en un cine en sesión de tarde y completamente solo. Por amistad y con interés traigo aquí este relato francamente apetitoso, ¡Mi papá no es mi abuelo! de Dimas Mas, el autor de otra novela juvenil como El tesoro de Fermín Minar que marcó mi vida. Ser escritor y no rendirse a las imposturas del mundo editorial tiene su precio, tal vez la soledad y el desarraigo, pero a mí me gustan los autores que no siguen las directrices de los mass media ni las modas evanescentes. ¡No os la perdáis!

8 comentarios :

  1. Pues no conocía este autor, le echaré un ojo, pinta bien lo que cuentas. Por cierto la película creo que es una reedición de una película antigua que ya existía verdad?? Es que ese nombre me suena como un clásico del anime japones de toda la vida.

    No se si este espacio se ha convertido en un lugar postmoderno pero, en todo caso, me encanta poder disfutarlo de nuevo y que vuelva a estar activo. Si que lo percibo más plural, con temáticas más amplias y menos centradas en la educación como es natural por tu situación. Eso también me da más pie para entrar en el mismo. Un abrazo.

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    1. No es una reedición, es la película clásica de anime la que he ido a ver. Es unos cines cercanos a mi casa con alguna frecuencia añaden filmes clásicos en su repertorio. Así fui a ver con mis hijas 2001, una odisea en el espacio en su 50º aniversario el año pasado. Desafortunadamente, hoy, como he dicho, estaba solo en la sala pequeña donde la pasaban y esto no animará a la dirección de los cines a continuar con la programación de películas clásicas. Tras ver, Mi vecino Totoro, uno sale fortalecido en la fe en la vida y en humanismo.

      En cuanto a que el blog no se centre en la educación, es curioso: ayer una antigua lectora del mismo me escribía que cuando yo hace años escribía sobre educación, se aburría, que lo que le gustaba es cuando yo hablaba de otros temas. Paradójicamente, este blog no logró abrirse camino en los ámbitos educativos desde donde era visto con cierta displicencia por su erratismo y su mezcla de temáticas variadas. Ahora, ya desprovisto de ese condicionamiento, puedo escribir libremente sobre temas que me atraen, aunque eso sí con el título ya anacrónico con que empecé en 2005, pero todos los blogs que he ensayado alternativos han fracasado porque no lograba ligarme a ellos. Profesor en la secundaria ya no es profesor en la secundaria pero el título me sigue atrayendo y animando a escribir. Un abrazo.

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  2. Querido Jose, como no tengo cuenta de Blogger, advierto que no tengo otra opción que entrar como Anónimo, lo cual es confirmar el desconocimiento general sobre mi persona que se advierte en el comentario anterior. No lo celebro, pero tampoco me incomoda. Lo que no podía dejar de hacer, aparte de haber transcrito tu entrada, íntegra, en el perfil de FB que he reactivado tras el cabreo monumental que me pesqué con los negocios sucios del "patrón" de FB, y porque quería hacer publico mi agradecimiento y mi complacencia, del mismo modo que lo hago ahora aquí. Yo ya sé que en ti tengo un lector privilegiado y que, al menos para algunos escritores, presencias así valen muchísimo más que infinitas ausencias, por más que una carrera literaria se convierta, popiamente, en un carrera de obstáculos, pero para eso estamos, siempre al servicio de la caprichosa imaginación y dispuestos a seguir los derroteros que nos marque, como fue en su momento la escritura de un diccionario de voces poco usadas que, con toda probabilidad, me atreva a editar con Oportet si consigo la financiación precisa, porque sale un volumen de 700 páginas encuadernado en pasta dura que sube el precio lo que no está escrito en mis endebles libros de contabilidad... En fin, Hermes proveerá... En resumen, tu crítica ya ha justificado mi trabajo. Ahora a seguir con lo que me traigo entre manos... Mil gracias y un fuerte abrazo.
    Dimas

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  3. Muchas gracias, José Luis, por las dos recomendaciones. Les haré un lugar en mi agenda y el la pila de mi mesilla de noche respectivamente y, cuando la vorágine de ser todavía una profesora en la secundaria me lo permita, me asomaré a tus mundos ahora más anchos y variados. A mí también me gustan esos reductos de libertad que nos brindan los que no siguen las modas.Un abrazo

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    1. Comprendo la vorágine de la profesión más porque veo a mi mujer inmersa en un trabajo cada vez más complejo y exigente, que por lo que recuerdo de mí. Tuve la habilidad de unir mi ejercicio docente con la tecnología y dedicaba mucho tiempo al blog, a las aplicaciones tecnológicas educativas, en detrimento de la parte más burocrática y enjundiosa. Corregía rápido y si no, eran exámenes digitales. Creo que ya correspondía poco al modelo que se ha impuesto de profesor, como formando de otra época en que el ocio se unía a la tarea de docente jajaja. Gracias por tu presencia. Un abrazo.

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  4. Hoy me dejo llevar por los detalles...

    ¿Estudio Ghibli? Mi hijo lo tiene en un altar. Le he oído tantas veces hablar sobre ello... Insiste en que debería entrar en el "mundo japo", como él lo llama, pero no siento la necesidad, quizá tu recomendación me haga replanteármelo, ya te contaré...

    ¿Guiomar? Precioso y extraño nombre de reminiscencias literarias machadianas que, por capricho de su lector padre, lleva una prima mía. Me ha sorprendido verlo escrito, no es nada usual...

    ¿"Las tribulaciones del estudiante Törless"? Es un libro que siempre he querido leer. Que lo nombres es como una señal luminosa para mí...

    Si dejamos a un lado estas cuestiones baladí, podríamos perdernos en la profundidad del mensaje: ¿cómo se siente una niña cuando ve los pies de barro de su héroe/padre? ¿Como yo quizás, cuando descubrí en mi adolescencia que me pasaban cosas que no podía contarle, que él no entendería, es más, que él no podría arreglar? Dura caída la de la imagen del padre que todo lo puede, o de la madre para el caso. Me sorprendí hace poco pensando qué habría hecho mi madre ante una encrucijada en la que me hallaba hace unos días. Al principio pensaba que era infalible, luego vino la adolescencia y juventud y creí que se equivocaba en todo. Ahora veo que quedó como un ejemplo de conducta para mí, ¡no es pequeña cosa, ya querría yo serlo para mis hijos!

    En cuanto a los dos libros de Dimas Mas que nos recomiendas, tomo buena nota, especialmente del último, del que dices que marcó tu vida, ¡qué curiosidad!

    Gracias por la intriga.

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    1. No sé mucho acerca de anime japonés pero soy un entusiasta de Hayao Miyazaki, cuyas obras son filosóficas y profundas como El viaje de Chihiro o de enorme dureza como La tumba de las luciérnagas. Mi vecino Totoro es aparentemente infantil pero cautiva al espectador adulto por su maravillosa sensibilidad.

      Si quieres una recomendación para introducirte en la literatura japonesa, te sugiero Kokoro de Natsume Soseki. Es una novela que se lee en todos los institutos de Japón y que se considera como la mejor novela probablemente del siglo XX. Kokoro significa: corazón, mente, pensamiento, alma... Todo junto. Con eso te digo todo.

      En cuanto a Las tribulaciones del estudiante Törless es una novela que me ha conmocionado, pero has de saber que el ochenta por ciento de ella es incomprensible. No entenderás nada, ni yo lo he entendido. La anécdota es sencilla pero no las reflexiones de Törless o las palabras del narrador. Es una novela de 1906 y adelanta las convulsiones del nuevo siglo en torno al lenguaje. ¿Cómo reflejar la vida que es misteriosa e incomprensible sino con un lenguaje igualmente enigmático y oscuro?

      ¡Ah! Pasado mañana me voy cuatro días a Viena. He leído tu blog para ambientarme en la visita. Espero ver El beso de Klimt.

      Sigue la intriga.

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  5. No se, la señora esa que llama al padre como abuelo, quizás debiera hacérselo mirar: Nunca entendí a esas personas que buscan hacerse valer en el pedestal de las miserias ajenas, como si ellos estuviesen a salvo de las mismas. Un saludo

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