Dan
el premio de mejor docente de España a Manu Velasco, un profesor de
El Bierzo que tiene un blog muy bien diseñado y que defiende, como maestro,
todo tipo de consignas o ideas de integración, de la escuela como espacio de la
felicidad, el maestro como acompañante, motivador que no impone sino que
escucha, que habla de forma positiva, que no compara a sus alumnos, que valora
sus esfuerzos, que conoce sus fortalezas, que les pone metas accesibles, que
cree en ellos, que se apasiona con su trabajo manteniendo expectativas elevadas
pero razonables, que los educa para que estén abiertos al cambio para que
aprendan a superarse, que los motiva con lo que disfrutan…
No quiero ser negativo con un profesor como Manu Velasco que es maestro y sus propuestas dentro de un contexto de niños pequeños son muy razonables y oportunas. Dudo si entre adolescentes estos presupuestos que supone tratar a los alumnos con algodones procurando un ambiente de eterna felicidad en el aula, son igualmente válidos. Este tipo de educación contrasta con otras que hacen de la exigencia un polo fundamental. No sé qué perspectivas tiene este tipo de educación que no evita la crueldad en las aulas, el dolor de crecer y de relacionarse con los demás. Pienso que las tendencias actuales hacen de la escuela una suerte de jardín de infancia perpetuo y que pretende mantenerlo hasta el bachillerato de modo que, como decía alguien el otro día, los jóvenes de veintitantos años son adolescentes grandes, y los adolescentes, niños grandes. Me pregunto si todo este conjunto de ideas fuerza de Manu Velasco no favorece la creciente puerilización que estamos viviendo. Recuerdo que hace años, cuando comencé a trabajar, no existían estas filosofías positivistas de modo generalizado, aunque sin duda habría también buenos maestros y malos, y los adolescentes eran más maduros y responsables, más dueños de sí mismos. Paralelamente a esta filosofía buenista se produce la consideración de los niños como incapaces y a los que hay que proteger o hiperproteger acompañándoles eternamente como si no pudieran activar recursos de autosuficiencia como reacción frente a la adversidad. Los colegios y los institutos tratan a los niños con un espíritu superprotector encerrándoles durante las horas escolares con verjas y cerraduras para que no puedan salir, mientras que yo viví una enseñanza a partir de los catorce años en que los alumnos podían salir libremente del centro educativo.
Me congratulo del premio a Manu Velasco, un premio esencialmente mediático, pero tengo mis dudas sobre si esta filosofía como inspiradora del sistema educativo no crea seres desvalidos y dependientes que aspiran a tener siempre un estado de perenne felicidad sin crear mecanismos de resistencia frente a lo otro, frente a la adversidad, frente al mundo exterior.
Me pregunto si el nuevo tipo de adolescente perpetuo que necesita siempre un estado de satisfacción mediante likes en las redes sociales no puede ser el fruto de una filosofía, no reducida solo a la escuela, que pretende que la vida solo es un espacio para ser gozado. ¿No hace esto individuos narcisistas, hedonistas radicales, incapaces de soportar la fatalidad y el infortunio? ¿Seres esencialmente frágiles y esclavos de sus deseos que no pueden dejar de querer ser satisfechos sin cesar
Hombre que alegría una entrada en este blog Joselu!!! Madre mía, veo una especia de contador a la derecha de este blog que pone que en el último mes ha tenido más de 7300 visitas!!! Dios, pero si esa son las visitas que he tenido en mi blog en los últimos 5 años y este blog se supone que lleva un año cerrado.
ResponderEliminarEs increíble. No se si esta vuelta es algo puntual, o una vuelta a coger las riendas del mismo. Estaría bien la verdad.
Del tema de la entrada, como sabes no soy muy experto en el tema pero creo que algo de lo que dices hay de verdad. El profesor que citas lo he visto en algún programa y artículo y su método, dentro de lo que es la enseñanza hoy me parece una apuesta interesante y comparto mucho de lo que dice. Pero en general es cierto la enseñanza a tomado unos derroteros que creo que en lo único que colabora es en dárselo todo mascado al alumno y eso de alguna manera infantiliza. Pero bueno, y siendo un poco crítico, creo que en la fase por la que pasaste tu en tu último año de trabajo, llevándolo todo a las tecnologías para hacerlo todo más atractivo al alumno y que se implicase había también algo de eso. Le disfrazo la enseñanza con un bonito papel de celofán para que le entre mejor. Un abrazo Joselu!!!
También tienes razón, pero en el último año había mucho ejercicio de supervivencia ante la realidad adversa. Si no puedes con tu enemigo, únete a él, que dice el aforismo. Era una especie de mixtura en que combinaba las últimas tendencias en educación en Neuroeducación y el intento de llevar la literatura a parajes más profundos. No tengo la más remota idea de si conseguí algo de ello, pero me facilitó un año final con un espíritu aventurero y audaz. Me supuso inmenso trabajo pero trabajo creativo. Pero no deja de ser pertinente tu reflexión.
EliminarNo tengo ni idea de si volveré a publicar pero esta entrada me quemaba porque elegir, al modo de una miss, al mejor docente de España me irritaba profundamente. Para mí la mejor docente de España la tengo en casa y es mi mujer, pero supongo que habrá otros muchos que no dedican el ochenta por ciento del tiempo a promocionarse mediáticamente y son grandes profesionales. Hay mucho de narcisismo y vedetismo en esta elección, a mi juicio, claro está.
De lo que no cabe duda es de que los niños y los jóvenes cada vez son más dependientes (para lo que quieren, claro) y necesitan continua protección. Antes los hijos tenían que valerse por sí mismos porque los padres poco podían hacer por ellos. Pero hoy día, hay tan pocos niños, que se han convertido en objetos preciadísimos que hay que proteger mucho más allá de lo razonable. Hay un episodio de Black Mirror que trata precisamente del afán protector de una madre que implanta un chip en su hija pequeña que le permite geolocalizarla permanentemente y ver qué está viendo su hija en todo momento. Este chip continúa cuando es adolescente y la madre controla lo que folla la hija y un día la ve consumiento drogas lo que da origen al conflicto final entre la madre y la hija.
Si se tuvieran cinco o seis hijos por familia acabarían estos problemas de superprotección y los jubilados podrían confiar en que tendrían alguna pensión, y no como ahora. En el año 2050 se calcula que el 75 por ciento de la población serán pensionistas. ¿Te imaginas? Un abrazo, José Antonio.
Está claro que la escuela primaria (ya) y la secundaria (en un futuro no muy lejano) son sitios en los que cada vez más se tiende a la creación de un mundo idílico, dejando de lado lo meramente instructivo. No niego que también se instruya, pero, repito, es secundario. Lo prioritario es hacer vivir al niño en un mundo donde todo es perfecto y no existe la frustración. En secundaria aún no hemos llegado a tal grado de complacencia. Aún hay profesores que priorizan el esfuerzo y los conocimientos, pero todo se andará. El camino que hay que seguir ya está trazado. Es un camino que nos lleva a un mundo eternamente infantil e idílico (irreal de todas todas) donde los adolescentes no saben bien a qué están jugando. Y cuando pasa la adolescencia, entonces aparece el eterno adolescente que no sabe, porque no le han enseñado, a ser adulto.
ResponderEliminarUn fuerte abrazo.
No puedo sino aplaudir tu claro y contundente comentario, aunque estimo que la secundaria ya es un territorio dominado por esta filosofía que llega a anunciarse ya en el bachillerato si no fuera por profesores que todavía mantienen la exigencia y la cordura en un medio que propende a lo que comentamos.
EliminarUn fuerte abrazo.
Bien vuelto, Joselu, a mí también me ha sorprendido que irrumpas en tu blog latente, pero nunca muerto y mucho menos sepultado, y la alegría me lleva a saludarte, en primer lugar y, en segundo, a compartir ce por be tus temores, que son ya, de hecho, realidades contantes y sonantes. No hay más que ver las propuestas políticas de la generación LOGSE, ala izquierda, para darse cuenta de que la aspiración política por excelencia es que el Estado se encargue de resolverles la vida a las personas, que esa "vida resuelta", sobre la que reflexionaba Luis Suñén en un artículo fantástico en El País -cuando en El País aún se escribían artículos de mérito- no sea ya una labor del individuo que se forja a sí mismo, sino un regalo asistencial dele Estado, con la alta dosis de esclavitud que ello conlleva. La intolerancia ante la frustración, la distorsión total de la sociedad que se genera en el espacio académico, excluido de la realidad real, no sé si es un método educativo acertado, pero ya estamos empezando a conocer sus resultados sociales y el tipo de personas con el que hemos de lidiar, porque muchas de ellas están accediendo ya a las esferas el poder político. Es curioso, pero somos legión los que nos educamos en un sistema autoritario y no hemos reproducido lo castrante y frustrante de ese sistema, y tampoco hemos salido copias incoloras, inodoras e insípidas de la ideología autoritaria desde la que se nos pretendía formar; antes al contrario, educadores como tu, Joselu, que han abierto siempre vías imaginativas al acto educativo, pero han respetado la necesidad de no excluir a los educandos del contacto fértil con la sociedad, con el dolor, con la frustración, etc. han sido siempre, para mí, los mejores profesores. El esfuerzo de simplificación alienante que se vive, hoy por hoy, en buena parte del sistema educativo catalán, por ejemplo, nos indica que tras ciertos disfraces de la tolerancia se agazapa el monstruo del totalitarismo.
ResponderEliminarTengo en casa una profesora que para mí es la mejor profesora de España, pero no se dedica a publicitarse mediáticamente como algunos que pretenden ser elegidos como mejores profesores de España, no sé con qué objetivo.
EliminarPor lo demás, concuerto totalmente con el contenido del comentario que tan bien refleja lo que pensamos los dos. Para mí, la aplicación de planteamientos que nos aporta la neuroeducación son solidarios con la exigencia y el rigor. No son polos opuestos. Y cuando estuve en activo así lo intente conjugar. El aula debe ser un espacio esencialmente interesante y así debe ser vivido por el profesor y los alumnos, y dentro de este interés está por supuesto que debe ser un ambiente exigente y creativo.
Una gran satisfacción que en tu blog se manifiesten de nuevo síntomas de vida.
ResponderEliminarPor lo demás lo que comentaría sobre tu entrada lo ha dicho magnificamente ya Juan Poz así que no hace falta repetirlo.
Un abrazo largo
j
Gracias por tu comentario, y disculpa la tardanza en contestar. Me asombraba que mi blog todavía tuviera comentarios tras más de año y medio de desconexión. Un fuerte abrazo.
EliminarMe parece buenísimo y muy cierto todo lo q dices Joselu. Eso son todo utopías y los q conocemos la enseñanza sabemos q a la larga no funciona. Yo tengo la experiencia en carne propia con mi hija. Cdo llegan a la ESO la realidad es totalmente distinta y el golpe es grande. Para mí un buen profesor dista mucho de todos estos premios q son puro marketing.
ResponderEliminarUn placer leerte
ResponderEliminarMe gusta mucho tu estilo
abrazos desde Miami
Qué grato ver de nuevo tus palabras.
ResponderEliminarPues yo no tengo nada claro acerca de si la Escuela debe procurar un entorno de felicidad o simplemente un entorno de aprendizaje aséptico. Lo que me sorprende es que los niños y jóvenes disfruten de una total libertad en todos los ámbitos y que luego tengamos que ser los docentes los que los mantengamos sujetos a disciplina militar. Me niego a convertirme en un policía o en un ejecutor de temarios. Prefiero ver chavales que vienen contentos al aula, porque con ellos puedo trabajar mejor. Si los profes serios y estrictos cumplidores del currículo me demostrasen que obtienen mejores resultados académicos con sus alumnos, quizá me lo pensase, pero de momento no hay evidencias en ese sentido.
ResponderEliminarEn cuanto al mundo de los premios, no voy a insistir mucho en ello, porque me ha costado discutir con buenos colegas: estuve nominado como finalista porque algún alumno o exalumno me propuso, no porque me presentase. Para los que estábamos en esa nómina fue un modo de reivindicar el papel docente, y no creo que ninguno se pensase realmente que era el mejor docente del país (y si lo creyó, no merece serlo). Como curiosidad, la mayoría éramos de la Escuela Pública, pero de eso no se habló, sino que se inició una caza de brujas patética. Espero que cuando en las siguientes ediciones nominen a profes de centros privados, nadie llore lágrimas de cocodrilo por ello. Un placer volver a leerte :)