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viernes, 8 de mayo de 2015

Dos peligrosos chimpancés se escapan del zoo


Hoy en clase he planteado a mis alumnos de segundo de ESO si creían que los animales tenían sentimientos. La respuesta ha sido unánime, sin una sola excepción. Todos estaban convencidos de que los animales poseen sentimientos, que experimentan emociones. Les he hablado de una pareja de chimpancés que se habían escapado de un zoo de Sa Coma en Mallorca. Ella se llamaba Eva y él, Adán. ¿Podían estar enamorados y haber decidido escaparse juntos para ir más allá de los barrotes y el cemento ardiente en que los tenían encerrados en cubículos míseros? ¿Es posible que Adán y Eva fueran como Bonnie and Clide o como Romeo y Julieta? ¿Que aspiraran a la libertad, salir de esa tortura espantosa de estar encerrados en esos huecos ominosos llamados instalaciones para disfrute de niños y turistas que no se dan cuenta del horror que esto supone? Jane Goodall, la especialista mundial en chimpancés escribió un libro que tengo como oro en paño en mi biblioteca. Se titula En la senda del hombre en que desarrolla el estudio de los chimpancés en libertad, en estado salvaje. De su estudio y aceptación en el grupo de primates donde pasó largos años de su vida hay valiosas observaciones. Que los chimpancés tienen una elaborada vida social, que se comunican y expresan sus sentimientos, que tienen personalidad, hábitos, carácter propio, vivas emociones, gestualidad que es muy similar a la humana. Sienten felicidad, tristeza, dolor, enferman de depresión... Muchas crías son arrancadas de sus madres que son asesinadas y dichas crías son llevadas en jaulas a zoos de Europa. De cada cría que llega, mueren cinco en el camino de dolor y tristeza.

La similitud del chimpancé y otros primates con el ser humano es perturbadora. No hace falta sino pasarse unas horas en un zoo para verlo. Sus miradas son inquietantes. Y no es extraño que los chimpancés imploren ayuda a los turistas para que los saquen de allí, un lugar donde se pasan largas horas del día sin hacer nada, sobre el cemento, con dos comidas diarias (cuando los chimpancés en estado natural comen continuamente y a medida que tienen hambre), con agua insuficiente con temperaturas elevadas que los ponen muy nerviosos, continuamente exhibidos ante la gente que se ríe de ellos considerándolos simplemente monos graciosos.

Adán y Eva decidieron escaparse juntos y lo hicieron. Tuvieron la picardía de esperar un fallo en el sistema eléctrico de los barrotes, rompieron los cristales y salieron juntos de la mano, abrazándose en busca de la libertad, más allá de aquel lugar de tortura en el que solo se podía enfermar de depresión. Cada día les daban diazepán y si se mostraban muy apáticos, antidepresivos, los mismos que toman los seres llamados humanos.

Se alarmó a toda la isla. Los vecinos del zoo se encerraron en sus casas, se extendió el pánico ante la fuga de dos ejemplares violentos y peligrosos. Rápidamente se organizaron en las zonas boscosas patrullas armadas de unidades de Seguridad Ciudadana y del SEPRONA, con un helicóptero, unidos a técnicos especialistas de la fauna silvestre, policía local y Guardia Civil.

Eva fue acribillada ante los ojos de Adán. No se le disparó un dardo narcótico para dormirla. Todas aquellas unidades estaban enfebrecidas de miedo antes los primates peligrosísimos. Su aventura tenía que acabar. El cuerpo de Eva se retorció y cayó rodando. Adán escapó lleno de un terrible dolor. Ya no podría abrazar a Eva, su amor. Sentía pánico, el helicóptero le aterrorizaba, iba dando vuelos rasantes para hacerlo salir de su escondite en el bosque. Adán no tenía nada ya por qué vivir. Su compañera había sido asesinada. No había salida. Las unidades se reforzaron con más efectivos. Eran decenas y decenas de hombres rastreando cada centímetro de la zona. Sus sentimientos eran de profundo miedo existencial, de desamparo, de violencia contenida, de odio, de saberse solo. Sus ojos estaban dilatados por el miedo. Siguió por el bosque, no estaba habituado a la libertad, vio una masía y en ella una balsa de agua, tenía sed, mucha sed, tenía fiebre, un dolor inmenso le desgarraba el corazón. No quería que lo cogieran. No quería volver allí y sin Eva. Vio la balsa y se arrojó a ella. Sabía que no sabía nadar. Las patrullas lo encontraron muerto ahogado en la balsa. No pensaban dormirlo, hubieran disparado con fuego real porque los dardos narcóticos tardan cinco minutos en hacer efecto y un chimpancé, un mono loco, es muy peligroso. La comarca respiró aliviada. Los niños salieron de nuevo a la calle, los viejos salieron a fumar sus pipas y los turistas pudieron seguir yendo al zoo que pronto tendría nuevos chimpancés que llegarían pequeños, graciosos, crías entrañables a las que habría que cuidar como a niños para exhibirlas.


Ya Adán y Eva no eran un peligro. Nadie contará su historia. Yo he querido hacerlo.

20 comentarios :

  1. Pues yo te doy las gracias.

    Hace un par de años o tres tuve la suerte -y el privilegio- de poder asistir a una conferencia-charla que la Dra. Goodall dio en el Bioparque de Valencia. Esa mujer debiera ser leída, escuchada y entendida por cualquier ser humano que se considere como tal. Me impresionó sobremanera, esa es la verdad. Ochenta y tantos años y sigue en activo más de 300 días al año viajando por el globo entero. En fin... El caso es que con la entrada a la conferencia podías entrar también a dar una vuelta por las instalaciones del parque. Fui con mi hermano. Me impresionaron los elefantes y las jirafas sobre todo. Creo que nunca los había visto tan de cerca. No, nunca. Pero lo que más me impactó fue un gorila. Podías observarlo a través de un cristal. Tenía más espacio en el que ir y venir, pero estaba en una esquina, frente al cristal que nos separaba. Mi hermano, que me acompañaba, se quedó igual de apenado que yo después de verle. Daba tanta pena verlo ahí, Joselu... Me pregunté qué estaría pensando al mirarnos, cuando lo hacía, porque la mayor parte del tiempo se la pasó con la mirada perdida no sé dónde. Me pareció tristísimo y también pensé entonces... Todos ellos no debieran estar aquí. Éste, no es su sitio. Mi hermano me dijo que mejor allí que las instalaciones están mejor acondicionadas que en el antiguo zoo, que era horrible. Había allí un rinoceronte que estuvo en una jaula minúscula durante treinta años. Cuando lo sacaron y lo trasladaron al bioparque su comportamiento no era como el del resto de rinocerontes que habían llevado. Andaba por ahí solitario y tenía comportamientos extraños como pasar horas dando vueltas en círculo sin parar. Me acuerdo de que miré hacia el horizonte y vi los edificios al fondo, en primer plano las jirafas y lo pensé una aberración. No he vuelto, y dudo que lo haga.

    Son lugares horrorosos. Como prisiones. Por mucho espacio que ocupen, nada sustituye a una selva o una sabana en una ciudad occidental.

    Besos tristes, Joselu.

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    1. Conté a mis alumnos esta historia, habiéndoles pasado antes un vídeo clandestino sobre las instalaciones secretas del zoo de Barcelona, aquellas en que los animales están cuando no se muestran al público, en invierno unas diecisiete horas, en verano menos. Son verdaderos centros de horror, jaulas minúsculas, sombrías, en que pasan depositados los animales cuando no son exhibidos al público. Yo desconocía estos pasajes interiores. Allí los drogan para que se relajen. Diazepán al canto. Luego tienen que excitarlos para que salgan a mostrarse. Es un vídeo que indignó a mis alumnos, especialmente a las chicas. Yo desconocía estas dobles instalaciones. Allí amontonan a los primates, a las jirafas, elefantes, tigres... Nunca se acostumbran a esa prisión. En el caso de los primates que mencionas es terrible. Desde luego no es su lugar. Imagínate, tú encerrada en esas condiciones toda tu vida, y mostrada al público que solo se ríe de ti, y tú implorándoles que te ayuden a salir de allí. Puedo entender perfectamente la huida de los dos chimpancés, una huida literaria, y su propósito de no volver allí.

      El problema es que los primates tampoco están seguros en la selvas. Allí son objetos preciados para los furtivos que los cazan, matan y venden luego a zoos mundiales, o se los comen.

      Es triste ser hombre.


      Besos, Vero.

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  2. Una triste historia que pone de manifiesto el desconocimiento y el desprecio que el hombre moderno tiene de la naturaleza.
    Teniendo en cuenta como tratamos a otros seres humanos era de esperar esa cacería
    Un abrazo

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    1. Sí, es cierto, tal como nos tratamos a nosotros mismos como especie, no es de extrañar la saña y la villanía de nosotros hacia otras especies. Somos malos bichos, no me cabe duda.

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  3. Sobrecogedor. Yo también me he quedado mirando esos ojos en los zoos y me he sentido culpable.

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    1. Es espeluznante mirar esos ojos. No entiendo cómo no sacamos las consecuencias necesarias. Los directores de zoos se supone que son biólogos, etólogos, veterinarios... ¿Por qué no alzan la voz para expresar lo que significan los zoos de cualquier tipo para los primates en principio, pero también para todas las demás especies?

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  4. La verdad es que es una triste historia sobretodo para mi que soy muy sensible con esto de los animales, sobretodo los que son exhibidos en los zoos, yo me acuerdo que iba al zoo y solo me quedaba con el buen trato que tenían había algunos animales, yo cuando visitaba a algunos me sentia su dueña por unos instantes, pero esta historia me ha conmocionado, yo tengo una mascota u es una perra y la quiero, le acaricio, y juego con ella así como saludarla, las personas a veces dan asco

    Tengo 13 años y aunque a veces me olvide de cuidar a mi mascota lo suficiente (puesto que se ocupan más otros) la quiero un mogollón

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    1. Lucía, no sabes la alegría que me has dado. Creo que debes ser la única lectora de tu edad. Mi hija también se llama Lucía. Es un nombre muy bonito. Es importante que tomes conciencia de lo que son los zoos. Las personas de tu generación han de saber en qué mundo vivimos, un mundo en que los seres humanos somos muchas veces espantosos. Con los animales lo somos. Los tratamos muy mal. Los zoos deberían desaparecer, en especial para los primates. La historia de los dos chimpancés me ha conmovido.

      Muchas gracias por opinar. Ya te digo que debes ser la primera lectora de tu edad. Mi hija no me lee.

      Un cordial saludo.

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  5. Si eso nos duele, no te digo nada con otras especies. Mira el salmón salvaje que está al borde de desaparecer en aras de alimentar el entretenimiento de los “deportistas” y lo peor con toda esa degradación del hábitat fluvial por obras, con el aumento de los obstáculos a su subida a las zonas de desove. El salmón que en el océano, de pronto, oye esa sirena a rebato del universo y vuelve a su moisés antiguo, a lo más alto del rio que le vio nacer. ¿Quién le quita esa angustia, esa muerte a destiempo? ¡Si deberían poner butacas de platea por las orillas para ver a este héroe! Todo es un negocio.

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    1. Yo trabajé en Alaska en una planta de procesado de salmón durante dos veranos. Allí trabajábamos sobre los centenares de miles de salmones que nos llegaban capturados por los barcos de pesca. Los procesábamos y congelábamos para enviarlos a Japón. La vida en la cannary era dura. Jornadas de veinte horas muchos días. Probablemente yo colaboré también en la extinción del salmón salvaje en pescas industriales de esos que volvían de su periplo oceánico a poner los huevos. El ser humano colabora, aun inconscientemente, con multitud de realidades que llevan a la naturaleza a su devastación. Pienso en esos padres que llevan a sus hijos al zoo, un espectáculo de horror, y no somos capaces de verlo.

      Saludos.

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  6. Vaya historia, Joselu, qué terrible... El hombre se cree dueño y señor de toda la Tierra y de sus habitantes, del primero al último, desde el más humilde insecto hasta las ballenas, no distingue entre lo conveniente y lo irracional, lo adecuado y la barbarie. Cuando la naturaleza estaba intocada se autorregulaba sin problemas, pero el hombre lo jodió todo. Da igual que se trate de tigres, abejas, simios o serpientes: si los considera prejudiciales para sus fines van listos. Le importa un rábano el equilibrio natural, lo rompe siempre que se le antoja. Trata a los animales como esclavos o peor, al fin y al cabo sólo son eso, animales a los que considera privados de todo derecho y, por supuesto, carentes de sentimientos y sensibilidad. Numerosos ejemplos ilustran bien la forma de actuar del llamado ser racional: animales torturados en experimentos, sometidos a condiciones crudelísimas o protagonistas de sangrientos espectáculos. Todo vale, la ética es un estorbo en estos casos. Las voces autorizadas, como la doctora Goodall y tantos otros, son objeto de burla por parte de los chulos y prepotentes, esos que encierran a los animales en recintos supuestamente semejantes a hoteles de lujo en los que los pobres seres subsisten a duras penas en condiciones nada naturales para ellos, Pero qué bonito queda el niño junto al monito, no me digas, qué foto tan ideal... Adán y Eva se atrevieron a huir de su destino, pretendieron vivir en libertad y lo pagaron con su vida. ¿Alguien los defendió? ¿Alguien propuso una solución diferente? Seguramente no, eran un peligro y fueron neutralizados como si se tratara de terroristas. Mal ejemplo para los que deben aprender a respetar a quienes comparten nuestro espacio vital. Tras tantos años de "civilización" el hombre sigue siendo más salvaje que los animales que sólo matan para sobrevivir, nunca por placer ni maldad. No sé si el mayor pecado de la humanidad es la crueldad o la codicia, en todo caso nos estamos cargando nuestra casa, y no hay repuesto, de momento. A Adán y Eva ya no les sirve de nada, pero, ¿cuántos casos más habrá como ellos?
    Mañana empezamos una nueva semana protagonizada por el calor, según parece. Cuídate. Un fuerte abrazo, colega.

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    1. Yo no soy muy animalista, pero en el caso de los primates siento un íntima repugnancia por su suerte en nuestras manos. Para que llegue una cría de chimpancé a un zoo tienen que matar a los padres y conseguir cuatro o cinco crías de las que sobrevive una. Los cazadores furtivos en África colaboran con los zoos sabiendo que estas crías alcanzan altos precios. El final de la cadena es cuando llevamos a nuestros hijos, como yo llevaba a las mías, a ver a estos simios enclaustrados sin juzgar su destino abominable. Son seres muy parecidos a nosotros. Tienen sentimientos y carácter definido. Se saben presos por toda la vida. Llevamos a nuestros hijos y se los mostramos, pero les mostramos un horror sin darnos cuenta. Por otro lado, he sabido que en los zoos, en especial el de Barcelona, hay instalaciones interiores donde duermen los animales que no son como las que vemos al aire libre. Son cubículos inmundos donde los animales pasan muchísimas horas en que no son mostrados al público. Hay vídeos clandestinos que nos muestran estas jaulas minúsculas y es realmente ominoso. Mis alumnos se sintieron profundamente conmovidos por esa crueldad que protagonizamos como seres racionales (presuntamente). El tiempo llevará a ver estos zoos como lugares de horror. Es cuestión de tiempo.

      Las investigaciones de Jane Goodall son reveladoras sobre las características de estos primates casi humanos.

      Fuerte abrazo, Yolanda.

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  7. Parece que con los animales tienes la compasión que el otro día le negabas a los inmigrantes.

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    1. Creo que no entendiste bien lo que yo expresé -o tal vez no me expliqué bien-. Yo decía que estos inmigrantes hacían una apuesta sobre su propia vida para llegar a Europa, y que nuestra mirada estaba condicionada por la culpa. Entiendo sus razones, claro que las entiendo. Huyen de un mundo atroz en busca de uno más favorable. Lo que niego es la mirada de decir "pobres, pobre gente". Son personas, dueñas de su destino, que hacen una apuesta muy seria, una apuesta que nosotros también haríamos si estuviéramos en su posición. Otra cosa es que nuestro sentimiento de culpa nos ciegue para darnos cuenta de que podamos dal albergue sin restricciones a todos los decenas de millones que llegarían si se abrieran por completo las fronteras. Por ejemplo, se estima que a España llegarían veinte millones de inmigrantes en pocos años. ¿Te lo imaginas? ¿Eres capaz de concebir lo que supondría? Por eso, el sentimiento de compasión ha de ser compensado por el pensamiento racional.

      En cuanto a los chimpancés, a mí me parece muy bien cómo han acabado. No podrían haber terminado de otra manera. Ella, acribillada, y él tal vez se suicidó por no soportar vivir de nuevo como habían vivido en jaulas míseras durante toda su vida. Su muerte es una reivindicación del derecho a la libertad. Ese es el relato,

      Podías dejar de ser anónimo y hablar claramente con tu nombre. ¿A qué se debe ese miedo?

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  8. Bueno el tema es peliagudo, los medios de comunicación nos muestran a posibles enemigos y nos los presentan así porque así se vende más, En vez de informar de la forma de actuar con estos animales que, básicamente es no hacer el tonto, se dedican a montar la escenita y los idiotas que nos gobiernan (no conozco el caso en particular, pero por la cagada se conoce "al animal") seguro que han "coordinado" múltiples administraciones y organismos para capturar a estos peligrosos animales como si "malvados Concejales de Urbanismo" fuesen. Seguramente lo que tendrán es miedo y hambre antes de morir eso los animales y el político miedo a la intención de voto, que a cale esta dura, duelo de miedosos.
    Ningún animal ataca al hombre, (excepto los portavoces de los partidos políticos),más bien siempre le esquivan, nos tienen miedo y es normal somos peligrosos para ellos. ¿Tienen sentimientos los animales? bueno, depende, si eres político no; pero los mamiferos creo que ya no se cuestiona el tema, pero.. ¿y los insectos? ¿en que tamaño o con que morfología desaparecen los sentimientos?.
    Los animales se asustan de los helicópteros, quizás los humanos debiésemos aprender de ellos, por el control, digo.
    Un saludo.

    P.D. Tener anónimos en el blog, da mucho pedigri.

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    1. Es cierto, hay muchos políticos que son mucho más peligrosos que estos chimpancés y se los trata con pies de plomo. Y no se los mata. Desgracia de haber nacido chimpancé. Un azar. A este lado político corrupto, al otro chimpancé. No sé de qué especie hay más. Por lo que proliferan a este lado del Mississipi, puede que haya más de los primeros. Los segundos están en vías de extinción, mientras que los primeros se reproducen que es un gozo.

      A mi hasta me da cosa cuando cuezo los mejillones y las almejas, Verlas agitándose es algo atroz. Y no veas a las moscas debatiéndose en las tiras adhesivas que se les pone para cazarlas.

      Es una historia extraña.

      Un saludo.

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  9. Hermoso y conmovedor relato al que El planeta de los simios se acercó mediante un rodeo de ficción que, al menos en mí, acabó provocando el mismo efecto que este tuyo ha provocado, el de una compasión infinita. Y si hubieran sido bonobos, aún mayor, la desolación.

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    1. Creo que estos dos ejemplares de chimpancés murieron luchando. Detrás de esta huida hay un relato épico. No habían cometido ningún delito y estaban prisioneros de por vida en algo peor que un campo de exterminio. Piénsalo por un momento. Semejantes al hombre en un 99 por ciento del código genético, tal vez más. Huyeron y se enfrentaron a su destino. Y como en toda buena tragedia, acaba fatalmente. Su huida juntos agranda más su epopeya. Y la muerte de ella, ahonda la soledad de Adán y su desesperación. Hablo de ellos como si fueran seres humanos racionales, pero es la impresión que tengo cuando los veo aherrojados en jaulas en los zoos para la risotada general que solo ve monos. Pienso que el futuro nos abrirá la mente a la hora de enjuiciar la crueldad que esto implica. En nuestra relación con los animales hay algo que no funciona.

      Gracias por el comentario.

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  10. Es una historia de una brutalidad e intensidad inmensa ¿pero la veríamos igual si no se tratase de animales antropomorfos a los que vemos muy parecidos a nosotros?
    Hay muchos biólogos que sostienen que hay animales más inteligentes que los primates superiores. Hablo en mi última entrada de las urracas pero sin duda están los loros, los cuervos y por supuesto los delfines ¿pero que decir de los cerdos tan parecidos en su extraña desnudez capilar a nosotros, por no hablar del uso de sus órganos para trasplantes? El pulpo, el alimento favorito en todas nuestras fiestas y de una inteligencia fuera de lo común y capaz de manejar cualquier cosa con sus tentáculos y camuflarse en cualquier rincón
    ¿Cuales son los límites de nuestra empatía animal? Lo ignoro.

    Saludos cordiales

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    1. Desde luego introduces interrogantes esenciales. Desde mi punto de vista es precisamente su realidad próxima al ser humano lo que me hace sentir por ellos empatía. Son antropomorfos y por ello "en la senda del hombre". En un pulpo me cuesta más sentir empatía por su realidad y por su vida. Por otro lado, hay alguna observación científica que acredita que las plantas también sufren. Nuestra relación con otros seres de la naturaleza es compleja e intuyo que el futuro cambiará nuestra perspectiva respecto a lo que somos o hacemos con otros seres.

      Un cordial saludo.

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