Trabajo en un barrio de una ciudad periférica. El barrio
tiene decenas de miles de habitantes. Muchos son inmigrantes latinos o
magrebíes. Muchos de los que vivían aquí han terminado yéndose. Eran
inmigrantes del sur de España que han querido distanciarse de su mundo de
acogida en los años cincuenta, sesenta o setenta. Ahora su lugar lo ocupan
mujeres con abayas que llegan hasta
el suelo y con velo. También ecuatorianos, colombianos, dominicanos...
cuyas mujeres se muestran sensuales y
coloristas. Así es mi instituto cuando subo por las escaleras. Multitud de
muchachas con hiyab que bajan o suben
desenfadadas y desinhibidas... y también latinas y latinos que muestran
orgullosamente su diferencia. Todos aprenden a convivir juntos.
También están los españoles, hijos de antiguos inmigrantes
del sur, que han permanecido en el barrio excepcionalmente. Tradicionalmente
eran los que llegaban a bachillerato aunque esta tendencia se esta quebrando.
Hoy se entregaban los premios de Sant Jordi en diversas categorías (poesía y prosa), (catalán,
castellano, francés e inglés). El gimnasio, habilitado como sala de actos,
aparecía lleno de una multitud de muchachos de la ESO. Delante había un tablado
puesto por el ayuntamiento en que había preparadas rosas y diplomas. Los coordinadores han entregado los premios a
las distintas modalidades nombrándolos por los servicios de megafonía. La
mayoría de los ganadores eran muchachas marroquíes, en un número mayor,
considerablemente mayor, que lo que su presencia en el instituto hacía
previsible. El jefe de estudios en un momento me lo ha comentado ante la
avalancha de premios para nombres magrebíes. "Esto es por alguna razón", me ha dicho. Yo he coincidido
con él. Soy profesor esencialmente de alumnos inmigrantes de los que buena
parte son marroquíes, y percibo en ellos, especialmente en las chicas un "hambre" y una formación moral
que no suelo encontrar en los españoles de a pie. Son hijos de la inmigración
más reciente. Vienen de las carencias más marcadas, algunos de sus padres han
llegado aquí en patera y luego han reunificado a la familia, muchos viven en
condiciones precarias en pisos mínimos y tal vez muchos están en el desempleo, dado
el parón que se ha producido en la construcción. Pero hay un espíritu que me
llama poderosamente la atención y que me gusta. Hay ganas de luchar, en general
no está extendida la apatía que invade a las generaciones nuevas españolas y
cuya adolescencia es totalmente disruptiva. Evidentemente no se puede
generalizar. Hay muchachos españoles excelentes y marroquíes poco escolares y
con mal comportamiento. Pero si yo tuviera que escoger el perfil que en mi
instituto marca el pundonor, la constancia, la lucha contra la dificultad y la
tenacidad sería el de una muchacha marroquí. Es como si tuviera motivos para
luchar y creyera en lo que está haciendo, además de ser más cuestionadora de la
realidad que lo que es habitual entre los varones y nativos españoles.
Sin embargo, uno podría pensar que el futuro de estas
muchachas es limitado porque podemos temer que terminen casadas con algún primo
elegido por la familia, y no puedan seguir estudiando, de modo que en poco
tiempo las veré cargadas de hijos en alguna plaza del barrio. No lo sé,
sinceramente no lo sé. Sólo cuento lo que veo: que muchas luchan denodadamente
y con convicción por su futuro, que participan más, que tienen valores morales
más profundos y que se cuestionan las cosas con una intensidad más elevada que
la que es habitual entre los muchachos de aquí. Los debates en que intervienen
suelen ser ricos en aportaciones y en matices, pues añaden su experiencia del
mundo marroquí que es, por un lado, objeto de nostalgia intensa, pero por otro,
sin que ellas lo sepan, es también cuestionado y sobrepasado. Estas muchachas
no serán igual que sus madres. Conocen el valor de la cultura y de la educación
y saben lo que está en juego en su formación. ¿Qué será de ellos y de ellas? No
lo sé, me gustaría seguirles la pista. Cada vez hay más que siguen estudios de
bachillerato pero no es mayoritario. Temo que su vida y sus expectativas queden
truncadas por una realidad familiar impuesta que limite su futuro.
Sin duda son más rebeldes
en el sentido propio de la palabra que lo que es habitual en los nativos.
Entiendo rebelde no como sinónimo de
indisciplinado o contestón. Eso es fácil. La rebeldía auténtica cuestiona, ve
ángulos diferentes, reflexiona, piensa... A veces con estos muchachos siento
sensaciones parecidas a las que sentía hace más de veinte años con los
adolescentes que tenía antes de que la mayoría se rindiera al adocenamiento y a
la comodidad. Sin duda, algo está pasando, y no sé si lo detectan los medidores
sociológicos. Atentos a ello.
Las variables mujer e inmigrante parecen ser dos de las líneas que marcan este comienzo de siglo. Pienso que este será en siglo de las mujeres y sin son inmigrantes, llegadas desde lugares con muchas carencias, su pujanza será mayor en muchos ámbitos sociales y económicos.
ResponderEliminarSin duda, Francisco, la variante de inmigrante y mujer es el elemento más dinámico de la inmigración. Es un tiempo extraordinario el que viven estas muchachas en un centro de enseñanza donde hay una cultura de convivencia cultural y de igualdad de sexos. Quiero pensar que no será inútil este aprendaje.
EliminarVaya pro delante que la indisciplia a veces es muy elogiable... Cuando te imponen algo, la reacción inmediata es quebrar esa imposición.
ResponderEliminarSe esfuerzan porque conocen un mundo más duro, más enfocado en otros valores. Nosotros no nos damos cuenta; incluso cuando parados hablan de crisis o jóvenes precarios hablan de crisis pero tienen sus I phones, sus I pads, y se toman sus copas a pesar de ello. Y nada pasa.
Si estas alumnas y alumnos estudian y continúan en el bachiller, yo creo que es un cambio importante por parte de sus padres, que quizá acepten esa condición.
Desde luego si se esfuerzan en clases, también lo harán en la calle... esperemos que sigan así y no se rindan ante presiones familiares.
Un abrazo
Me gustaría que también esta realidad que he contado trascendiera. La visión de los inmigrantes marroquíes es en muchos sentidos sesgada y desconoce la realidad profunda de lo que hay en ellos. Es un privilegio asistir desde un centro de enseñanza a un experimento apasionante de convivencia que no se produce en ningún otro lugar de la sociedad. Espero que sea un lugar de aprendizajes profundos pues esta etapa es breve y luego saldrán a la calle donde reinan los prejuicios. Un abrazo.
EliminarSiempre ha sucedido: se dice que antiguamente los toreros salían del hambre.
ResponderEliminarDel confort solo salen turistas de todo incluido.
Es la esperanza de esta crisis: que haga que nuestros jóvenes sean rebeldes y conscientes.
Esperemos que no salgan simpatizantes de un partido parecido al de Marine Le Pen. Es otra posibilidad. La realidad es poliédrica.
EliminarJoselu: Lo que comentas en este post lo veo en inmigrantes de otros países latinoamericanos que están viviendo aquí debido a la "bonanza económica" que estamos atravesando. Ser mujer, en la época de mi educación era un desafío para romper reglas, teníamos la libertad cerca de la mano y vaya si la conseguíamos, claro que eso conllevaba cantidades de responsabilidades. La sensación es que efectivamente del exceso de confort y consumo salen ciudadanos en serie con la rebeldía anestesiada y la crítica distorsionada. Perfectos consumidores, con el pacto humano roto y la capacidad de lucha perdida para siempre.
ResponderEliminarTenemos tanto en común todos los ciudadanos de los pueblos de a pie, tanto!, seamos latinoamericanos, españoles, franceses o marroquíes...que da pena ver de qué modo los gobiernos respectivos -los que elegimos para que nos representes- se alejan cada vez más de nos -los representados- y forman un grupo aparte con códigos propios.
Ultimamente en mi país han intentado una especie de "campaña" pro-latinoamericana y anti-hispánica (de las empresas que nos esquilman a todos por igual no hablemos demasiado que nos quitan el trabajo) tarea compleja, teniendo en cuenta que aprox. el 50% de los argentinos tenemos algún abuelo o abuela español/a que vino a estas tierras con hambre y rebeldía y eso nos han legado...en fin...situación absurda y singular.
Un abrazo.
Ana, he vivido diferentes generaciones de jóvenes y concuerdo contigo en que la comodidad y el confort produce ciudadanos conformistas y en esencia consumistas. Por eso cuando me cruzo con estos muchachos marroquíes me vuelve a subir la adrenalina porque estoy acostumbrado al conservadurismo, a los prejuicios, a los lugares comunes, a la falta de crisis que se haya en muchos muchachos españoles que hasta ahora creían que vivían en el mejor de los mundos posibles. La rebeldía ha de surgir del interior. Es una actitud a modo de fiebre que nos alienta. En España ha habido algún conato de rebeldía con el 15_M pero ahora parece que estamos demasiado abrumados por lo que está pasando y el miedo nos domina.
EliminarEn cuanto a los conflictos empresariales entre España y Argentina, he preferido mantenerme al margen pues los enfoques patrioteros me revientan. Los lazos entre los dos países trascienden a los gobiernos y sus errores o no.
Un abrazo.
Coincido contigo en parte de la visión sobre el alumnado inmigrante. También en mi centro domina la inmigración y, al margen de los problemas habituales, me han hecho reverdecer viejos laureles de contestario, ¡y casi hasta de revolucionario!, aunque su medievalismo me lo ha puesto muy fácil, qué conste. No deja de ser curioso que una clase de veinte alumnos de grupo desdoblado se quede boquiabierto casi al unísono -¡lástimas de las famosas moscas escolares de D. Antonio!- porque les diga que soy soltero, en mi casi , en mi sesentena, y que además tengo hijos... Más bostezantes aún se quedan, claro está, cuando les digo que tal o cual puede tener pareja, "masculina o femenina", añado con intención... Sí, es una provocación, pero me las permito porque de alguna manera creo que he de contrarrestar la influencia de los imanes que les deshollinan el coco en la mezquita con la peor de las intenciones...
ResponderEliminarCreo, Juan Poz, que nuestros alumnos no responden al mismo esquema. En tu caso hay abundancia de paquistaníes en que puede dominar una cultura más talibán y cerrada. En mi caso, los marroquíes muestran grandes diferencias culturales entre ellos. Los hay más urbanos y las chicas no llevan hiyab y otros más tradicionales que proceden del desierto o de zonas más rurales. Los años de escolarización son importantes. Los que tengo yo, han evolucionado y no son un ejemplo de inmovilismo ideológico y en ellos se plantean agudos contrastes y contradicciones especialmente en las chicas que son las más dinámicas. Es un caso relevante el de la cultura bereber que están acostumbrados al esfuerzo. Francamente, estoy orgulloso de estos muchachos y muchachas. Y debatimos abiertamente en clase y las posiciones son objeto de evolución, y aliento ese dinamismo.
EliminarTienen más por lo que luchar, porque conocen otras realidades.
ResponderEliminarAquí a los jóvenes y no tan jóvenes lo que parece preocuparles más de esta crisis es si podrán tener la última Play (o similar). Cualquier día caerán en la realidad, y quizás entonces despierten. Están, estamos, adormilados, cómodos en el sofá, esperando que alguien lo solucione por nosotros, que alguien luche por nosotros, que otro tome las decisiones. Estamos domesticados.
Algo de eso hay, Nuria, y estos hijos de inmigrantes en muchos casos efectivamente conocen otras realidades y son luchadores. Yo tengo muchachas bereberes cuya cultura -diferente de la árabe- les lleva a ser tenaces y luchadoras. Es una suerte ser su profesor. Y sí, nosotros estamos domesticados. La comodidad es una droga peligrosa de la que es difícil escaparse.
EliminarTraduzco tu experiencia a mi realidad: ese tesón lo veo en algunas alumnas rumanas. No sé si se podría generalizar, como tú observas en tus alumnas magrebíes. Quizá el contexto familiar, aunque con la necesidad de buscarse la vida fuera del propio país como factor común no es exactamente el mismo. Resulta emocionante ver ese afán por mejorar y aprender en estos alumnos. Espero, como Pedro Ojeda, que si algo bueno ha de salir de esta circunstancia sea que muchos de nuestros alumnos se sacudan el conformismo y la falta de curiosidad y de sentido crítico que les atenaza. No sé.
ResponderEliminarCarlota Bloom, no sé qué hará falta para que nuestros alumnos se sacudan ese conformismo y falta de curiosidad. Creo que en estas dos referencias has definido bien la situación, pero yo añadiría otra que en muchos casos se podría expresar como suficiencia y prepotencia, creerse demasiado importantes y necesitar que sus caprichos han de ser satisfechos en todo momento. No hay modelo educativo mejor que saber decir no razonadamente o no.
EliminarMe gusta leerte, amigo Joselu, pero especialmente cuando hablas de la inmigración. No hablas de datos y entelequias; te refieres a personas de carne y hueso, y lo haces con un respeto y cariño que se percibe con claridad en cada uno de tus textos.
ResponderEliminarEn Badajoz (ciudad), la inmigración es un fenómeno aún emergente, aunque se hace evidente, no puede ocultarse. La comunidad china es especialmente popular, generando sensibilidades dispares entre la ciudadanía. Los tópicos, ya te puedes imaginar.
El entorno que mejor conozco es el de mi centro. No es raro tener en un aula a tres o cuatro (a lo sumo) alumnos de otra nacionalidad. No son conflictivos, en algunos casos su vida privada acaba influyendo en su trabajo en clase, pero este es un fenómeno que comienza a afectar a todo el mundo, y más en mi centro, enclavado en un barrio de extrarradio.
Ramón, el hecho de tener en mi centro una presencia superior al sesenta por ciento de inmigración lo convierte en una especie de laboratorio del futuro y en buena medida me siento muy a gusto en ello. Es bueno que se vea en esta inmigración también factores muy positivos. La sociedad desconoce estos planteamientos y tiende a sentir prejuicios sobre algo que no experimenta directamente. Es cierto que me siento muy a gusto entre estos muchachos y muchachas, que intento comprender sus conflictos (muy agudos), sus lecturas, sus gustos musicales, sus esperanzas, sus nostalgias… En buena medida, ello me resulta mucho más estimulante que lo que observo en muchos de los nativos que están cargados de puñetas y de conformismo. No sé, yo estoy muy a gusto donde estoy. Y sí, son opiniones no sacadas de ningún libro, son vivenciales y directas.
EliminarHola.
ResponderEliminarSabes Jose Luis, lo supuse estaba segura que era por alguna razón, no era normal.
El año pasado la mayoría de los ganadores de Sant Jordi eran discapacitados, y este año la mayoría son marroquíes. (NO ES JUSTO)
Por aquel entonces lo comente a unas amigas y les daba igual, estaban muy contentas.
Cuando llegue a casa mi madre vio el premio, y se puso contenta no quería decirle nada.
Entre directo a mi habitación, y me puse a llorar como tonta, corte el premio en pedazos,lla verdad esque me enfade mucho.
Estoy harta de esto, estoy harta que en la clase no vayamos juntas, estoy harta de que nos miren como bichos raros...
me pregunto porque no nos aceptan como somos. Somos personas igual que ellos verdad? a las demás no les importa dicen que es mejor.
ESPERO QUE EL FUTURO NO SEA IGUAL QUE EL PRESENTE.
(te aseguro que seguiremos luchando)
Buenas Noches!
Eso es, Kautar, lo que quería leer, que seguiréis luchando. El futuro, igual que el presente, lo construimos y lo construiremos nosotros. Y me encanta verte sonreír. No, no ha habido ningún plan para que este año los premios sean mayoritariamente para marroquíes. Te lo puedo asegurar. Sencillamente, han participado más, han aportado más, han sido más activos. Y eso es bueno. Gracias por escribir. Me gusta que esto haya podido llegar también a vosotros.
EliminarVoy a ser algo cínico. Tal como están las cosas con la crisis, muy pronto los hijos de los españoles volverán a recuperar ese espíritu de lucha y sacrificio. Quizás algún día le debamos a Rajoy y compañía la recuperación de una juventud hasta ahora acomodada e indecisa.
ResponderEliminarNo te quepa la menor duda, la cuestión no es étnica, es puramente socioeconómica. Cuanto más cuestan las cosas más se valoran y más se lucha por ellas. Y donde pones marroquí puedes poner cualquier otra minoría en condiciones precarias. Por ejemplo, los gitanos.
No estoy tan convencido, doctor Krapp, en que la cuestión no sea étnica o sociocultural. Los alumnos latinoamericanos, también en circunstancias difíciles, responden a otro esquema muy diferente y no se distinguen por su esfuerzo (lo llamamos irónicamente "ritmo caribeño"), los alumnos gitanos (yo no tengo) responden a otro perfil difícilmente integrable (he oído hablar mucho de ello a quiénes sí les dan clase). Y dentro de Marruecos, distingo a un grupo que ya he citado que es el bereber, que abunda en mi instituto, y se distingue por su tesón y voluntad.
EliminarEn cuanto a si los alumnos españoles se van a dar cuenta por fin de lo que vale un peine gracias a Rajoy, no sé. Puede que se den cuenta después, cuando salgan a la calle. Cuando llegan al instituto, una buena parte vienen acostumbrados a satisfacer todos sus caprichos, carecen en gran medida de una formación que yo llamaría moral con valores firmes, y son simplemente acomodaticios y caprichosos. No sé si esto se modificará con Rajoy y compañía. El problema se gesta en la familia, en los medios de comunicación, en la cultura tonta de época.
Yo he vivido mas de 20 años en diferentes países ( soy español) y he comprobado que TODOS los inmigrantes luchaban y trabajaban mas que los nativos del país. Es algo normal, pues el emigrante va al país que le ofrece lo que el suyo no da,y porque ellos siempre están con el billete de vuelta en el bolsillo.Es una cuestión de tiempo. Aprovechan los que el país les da ( especialmente si es gratis ), pero siempre piensan en volver; mientas los nativos debemos sufragar los gastos que ellos producen, para luego volverse a sus países.
ResponderEliminarEn Melilla por ejemplo, el 43 % de todos los partos son de mujeres marroquíes, que no pueden pagar el alto costo del parto en Marruecos. Si necesitan ser tratados de alguna enfermedad que en Melilla no es posible, son transladados a la península en aviones médicos o helicópteros a costa del españolito de a pié. Un español escribió el Quijote y nos definió muy bien. Parece que siempre nosotros somos los malos, los tontos, los vagos etc.. y el resto del mundo son los magníficos estudiantes, los disciplinados, los serios. ¡¡Acabemos ya con esos tópicos y complejos ....!!
Anónimo, creo que yo no he hablado de tópicos ni de complejos. Simplemente expreso algo que está sucediendo y de lo que no se suele hablar. ¿O has oído hablar alguna vez del aprovechamiento escolar de muchachos marroquíes y en especial de las muchachas? ¿Has oído hablar alguna vez? No es un tópico. Es lo que estoy viendo. No te gusta, puede ser, pero yo no escribo para defender el orgullo nacional. Son mis alumnos en un centro donde la mayoría son inmigrantes, y los aprecio y los valoro en su esfuerzo. ¿Es algo malo? ¿Debería callarme?
EliminarSaludos.
Siento tenerme que sumar al comentario de "anónimo".Cuando la España profunda en las aldeas la mayoría de las mujeres jovenes.Iban a servir a las ciudades y eran las que mantenian a la inmensa parte de la familia.Y otro tanto cuando iban a Argentina , Venezuela, Alemania, etc.Pero no las consentian ni la mitad de cosas que aquí se consienten y los hijos de estos trabajadores eran los que más aprovechaban las pocas o muchas oportunidades que el pais de acogida les ofrecía.El ejemplo lo tenemos en la isla de La Palma, casi todos tienen un pariente gallego o portugués porque se fueron afiazando en la isla ya que todos o casi todos iban para hacer" Las Américas" pero prefirieron quedarse en la isla dado la bonanza del clima.Pero han trabajado duro y han conseguido que la isla sea un ejemplo de prosperidad; tienen tanta distancia como los que vienen de África.Y estamos hablando de españoles...
ResponderEliminarOtro tanto los vendimiadores que van a Francia son españoles y cuando la emigración a Alemania la mayoría españoles...
La culpa de esta confusión que padecemos es de las puñeteras hipotecas que nos han condenado de por vida.Los padres tienen que dejar los hijos con los abuelos, para pagar una vivienda que a duras penas pueden vivirla.Cuando la vivienda es un derecho; como la educación, la sanidad, etc.
Es cierto, Bertha, la moral del inmigrante suele ser muy estricta y sabe lo que es la dificultad. Suele acompañarles en su aclimatación en los nuevos países. Sin embargo, no veo que esto sea extensible a toda la inmigración. Las distintas procedencias dan medida de esfuerzos diferentes aunque es evidente que no se puede generalizar y de todo hay en la casa del Señor. Y por supuesto hay muchos españoles con magnífico rendimiento y malos estudiantes marroquíes. Mucho es la educación que han recibido en la familia y en ello va el sentido del deber que tienen, aunque suene anticuado.
EliminarEn cuanto al derecho a la vivienda, es cierto, Bertha, pero no hay ninguna disposición que diga que la propiedad de la vivienda sea un derecho. En España nos hemos creído que ser propietarios es un derecho pero no es así. Hay muchos países en que se fomenta el alquiler y la mayoría de la población vive alquilada. Esto facilita los traslados y la movilidad y, desde luego, si sucede algo como una crisis, el riesgo es infinitamente menor. Es uno de los mitos en que hemos caído la mayoría. Un abrazo.
...Un abrazo.
ResponderEliminarAunque solamente sea desde un punto de vista académico, es un placer ver que las chicas magrebies sobresalen, que tienen esperanza de futuro. Estoy harta del tópico de los moros que vienen a España a quitar el trabajo a otros. Deberíamos pensar un poco más en la suerte que tenemos de poder aprender y enseñar a los extranjeros. La globalización se impone y en este sentido yo daría todo mi apoyo.
ResponderEliminarPara mí es un motivo de satisfacción conocer este mundo de modo directo. Conocer las motivaciones y conflictos de estas muchachas me resulta sumamente interesante. Está bien que también sea conocida la situación desde otros ángulos que no son difundidos por ningún canal de comunicación, mientras se difunden sin dificultad estereotipos porque gusta simplificar las cosas para entenderlas. Además es bueno que sepamos lo que significa ser inmigrante porque ahora muchos jóvenes españoles lo van a tener que aprender en primera persona y también tendrán que luchar mucho porque nadie les va a regalar nada en ninguna sociedad a la que vayan. Un abrazo, Lola.
Eliminar¿Cómo reaccionarán los jóvenes que han vivido bien y mejor, si la crisis empeora? No tengo claro que lo hagan en el sentido que a mí me gustaría (rebeldía crítica, constructiva). Intuyo que venderían su alma por unas lentejas.
ResponderEliminarQuiero equivocarme.
¿Cómo reaccionarán los jóvenes y los no jóvenes? Buena parte de la población ha vivido en unos ciclos de crecimiento continuos, punteados por leves crisis. No estamos acostumbrados a la escasez, al adelgazamiento del estado, a las situaciones de dificultad creciente a que se enfrenta buena parte de la sociedad. Es de libro lo que pasará, Ramón, buena parte de la población se apuntará a tesis populistas que prometan seguridad, mano dura y ofrezcan un enemigo fácil de señalar. Esperemos que la crisis no haga estallar a Europa por los aires. Todo está por pasar. En tal caso, ni lentejas harían falta.
EliminarCoincido con tus impresiones y el apunte que hace Carlota Bloom, aunque es cierto que muchos inmigrantes rumanos se han 'españolizado' en el peor de los términos, es decir, se han acomodado a la buena vida y luchan poco por lo que tanto les cuesta a sus padres. Frente a una generación que tuvo que estudiar 'a pesar' de los obstáculos sociopolíticos, tenemos en las aulas a unos jóvenes que traen de serie todas las comodidades. Incluso con la crisis en plena ebullición, parece que muchos no se dan por aludidos y siguen explotando a sus familias y rechazando las oportunidades que la escuela pública pone a su alcance. Tal vez cambie de modo acelerado como dice el Dr.Krapp, pero eso le va a costar mucho a nuestra sociedad en general, sin distingos de clases ni etnias.
ResponderEliminarNo tengo alumnos rumanos. Solo tuve una vez uno, muy educado, pero que no trabajaba en clase. Pronto dejó los estudios para irse con su padre a la fábrica. Tal como han ido las cosas, tal vez ahora estén los dos en paro y piense en qué mal hizo dejando los estudios. Es curioso cómo podemos hablar de diferentes perfiles según el origen de los muchachos. Yo me he centrado en las muchachas bereberes, más que árabes, y son muchas un modelo de seriedad y esfuerzo. Pero puede que sea una impresión que se deba a una simple casualidad y a una promoción. Querría pensar que es así.
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