No suelo ver la televisión, solo las noticias y pronto
dejaré de ver el telediario de la primera en cuanto el PP se haga con el control político e ideológico de la cadena.
La otra noche, coincidiendo con no sé que trascendental partido de la Champions (!), cambié de canal y me fui
a Antena 3. Allí estaban emitiendo
un programa que supongo que conocéis y que se llama El hormiguero que conduce Pablo
Motos. Nada reseñable. Pero todo cambió cuando advertí que los visitantes
de la noche eran un guerrero masái y
una bella mujer llamada Eugenia Silva,
especialista en moda y tendencias fashion, modelo y licenciada en Derecho, además de colaboradora con diversos proyectos humanitarios.
El guerrero masái respondía
al nombre de William pero tenía otro
nombre en lengua maa que no apunté.
La situación me atrajo. Nada más ni nada menos que un guerrero masái vestido a la usanza tradicional,
estilizado, hermoso, sonriente... que venía con una atractiva joven a presentar
una colección de sandalias de la marca Pikolinos
que se fabrican originariamente por más de 1400 mujeres masái entre Tanzania y Kenia y que
son terminadas de montar en España. Eugenia nos mostró las que llevaba y
eran muy hermosas.
Pablo Motos
entrevistó al guerrero masái cuya
amplia sonrisa era elocuente. Pero algo no funcionaba. El ambiente del
programa, el tono de la conversación, los aplausos del público, los sonidos de
fondo... me parecieron de un extremado infantilismo y sentí la impresión de que
aquel guerrero estaba siendo trivializado y banalizado en aras de un
espectáculo televisivo que me resultó pueril. No por lo que dijeron. William contó como a sus dieciocho años
mató a un león en una prueba iniciática que tienen que pasar todos los
guerreros masái. Afirmó no temer a la
muerte ni a nada, porque un masái no
teme a nada. Sabe que nace y que ha de morir. Expuso las diferentes
concepciones del tiempo en las culturas africanas sin reloj y el estrés europeo
donde todo es impaciencia. El entrevistador le preguntaba por sus andanzas en Masai Mara, por el peligro nocturno de
encontrarse elefantes furiosos, hipopótamos o leones, y William respondía en inglés con extrema amabilidad y cordura.
Aquello me estaba resultando agradable, pero a la vez deploraba que la cultura masái, una cultura indígena más en
trance de reducción y globalización, participara de un programa espectáculo en
que se reían las supuestas gracias y se sucedían los aplausos programados del
público. El guerrero masái regaló a Pablo Motos una manta tejida en su
tierra y una pulsera que se quitó de su muñeca. Luego hubo de pasar diversas
pruebas como saltar en una cama elástica, lo que se tomó con buen sentido del
humor. Sin embargo, yo pensaba que todo aquello me estaba resultando pueril,
que nuestro mundo es infantiloide y banal, y que aquel guerrero probablemente
estaría pensando que los europeos somos como niños. Pero su pueblo forma parte
ya de la sociedad del espectáculo y cada vez es más penetrado en sus modos de
vida por las concepciones occidentales y la globalización. No son tontos y
saben que resultan exóticos y que son fashion
su aspecto, su estatura, su artesanía, sus leyendas y su carácter irreductible
que lleva a que nunca los masáis
hayan sido esclavizados... Sentí entonces el peso tremendo de un mundo que ya
no permite la diferencia, que solo es posible en el aislamiento cultural o en
contacto con otros pueblos semejantes. Sentí que nuestra civilización es
infantil a la vez que depredadora y que no lograba dar sentido a la existencia
como la que tan clara tenía aquel joven masái
que miraba con firmeza y seguridad y afirmaba no temer a la muerte, ignoro
si porque dentro de sus creencias místicas y religiosas, las cosas tenían un
orden y sentido y el universo tenía alguna armonía que nosotros desconocemos.
No sé, sentí una honda inquietud por que aquel guerrero formara parte de una
empresa dedicada a la moda glamourosa
y a la frivolidad que trae productos masái
que son vendidos a altos precios como complementos exóticos. Sin embargo,
esta realidad estaba permitiendo que mil cuatrocientas mujeres masái recibieran algo de
dinero a cambio de su trabajo e incluso que la empresa Pikolinos hubiera abierto una escuela en Tanzania como proyecto de colaboración cultural. Sentí que probablemente
todo aquello era bueno y que los masái, como
cualquier pueblo indígena, ha de integrarse, entrar en la globalización,
participar de la economía dineraria y los valores occidentales que intervendrán
para juzgar también sus costumbres ancestrales como la circuncisión de los
varones y la ablación clitorial que se practica a muchas mujeres. Acepté que
todo aquello formaba parte de una evolución lógica e inevitable, que los masái son un reclamo turístico más,
junto a los safaris fotográficos en Kenia
y Tanzania para occidentales
ansiosos de exotismo y con posibilidades económicas. Acepté que era imposible
la supervivencia de modos de cultura autóctonos y que todos los grupos tribales
que han mantenido sus diferencias han de pasar por el cedazo de la civilización
que conocemos, pero esta noche en que vi el programa y a William riendo y saltando en
una cama elástica, jaleado por los aplausos y risas del público, me pareció
sobrecogedoramente pobre nuestro mundo, pobre e inmaduro. Solo faltó que cambiara
de canal y entrara en Gran Hermano y
viera a otros jóvenes en una habitación haciendo no sé qué pero demoledoramente
imbécil, y me di cuenta de lo que les espera a estos masái cuando sean oportunamente reconvertidos a nuestros esquemas
no sé si llamarlos existenciales o esta palabra ya es demasiado grandilocuente
para reflejar lo que realmente parecemos.
Por lo que visto, en ese programa la tónica es la que describes con cualquiera que aterriza por allí. Humor español, dicen -ja-. Pero más de un invitado ha salido de allí escaldado y sintiendo que le tomaban el pelo. También hice zapping y los vi. A la modelo y al guerrero masai. Cambié de canal al minuto así que ni me enteré de que estaban promocionando calzado elaborado por estas mujeres. Ya conocía el programa y no me gusta nada de nada. Ni el programa, ni su presentador, que tiene un ego que parece mentira que quepa en un cuerpo tan menudo. No los soporto ni a uno ni a otro. Y no sé si sean representativos del conjunto, pero desde luego si lo son, qué pobres somos. Paupérrimos diría yo, Joselu. Y seguimos pensándonos ricos, ya ves.
ResponderEliminarBesos.
Vero, veo algunas veces El hormiguero, a partir de ahora más porque TVE1 se va a convertir en el portavoz oficial del PP. Hay cuestiones en este programa que me atraen y otras que me resultan totalmente infantiles. Creo que yo no tendría el sentido del humor necesario para aparecer de esa guisa en antena. Cuando lo veía me imaginaba en qué estaría pensando el masai. Ya he dicho que fue en extremo amable y no pareció para nada ofendido por el tono del programa. Fui yo quien pensaba en la profundidad de las culturas africanas y temía que se estuviera produciendo una banalización. William dijo pocas cosas porque no le dejaron hablar demasiado pero lo que dijo tenía sentido y me hubiera gustado que se ahondara más. La idea de unir moda pija y cultura masai puede que sea un excelente sistema de promoción de su artesanía pero me sentí inquieto y no estuve cómodo. Tal vez sea que nos falta sentido del humor, a mí desde luego. Besos, Vero.
EliminarPues a mí justamente sentido del humor, no me falta -por fortuna-. Pero hay cosas que no me hacen gracia. Y ese programa es un ejemplo. Será que tengo otro sentido del humor, sin más. Besos, Joselu.
EliminarEs mas que evidente que lo que mueve el" Mundo" es el mercantilismo.Ya esta en venta todo, no hay dignidad y todo esta mas que especulado.
ResponderEliminarYa se adentran en estos sitios recónditos hasta que los corrompan y después de explotarlos como lucro los dejaran tirados como casi siempre suelen hacer
El tal William o como se llame se ve que ha tenido alguna formación o posiblemente no ha vivido toda su adolescencia con su tribu...
Vamos a ver: que programas van a poner de ahora en adelante.Entonces a la TV basura ya se le acabo su tiempo de oro... digo yo?.
Un abrazo Joselu.
Los programas solidarios promovidos por ONGs son a veces descabellados y no responden a la realidad y necesidades de los africanos. Es difícil evaluar si el proyecto de Pikolinos es realmente positivo. Estoy dudoso. Desde luego, William estaba muy cómodo ante las cámaras y no se sintió nada cohibido ante las tonterías que le hicieron hacer. Todo lo que tiene que ver con pueblos indígenas me inquieta, igual que ese programa titulado Perdidos en una tribu. Pienso que a estos pueblos cuanto más tranquilos se los deje mejor, pero sé que es imposible ya salirse de ese proceso abrasador que es la globalización. Un abrazo, Bertha.
EliminarEs curioso lo que es la vida JOSELU,
ResponderEliminara penas veo la TV, por falta de tiempo y porque cada vez que me siento ante ella se me quitan las ganas de volver. Pero descubrí el Hormiguero por mi hijo, cuando tenía 11 años, le encantaba una sección que tiene de experimentos.
Después, la casualidad hizo que un primo mío paralítico cerebral del que he hablado alguna vez en el blog, empezara a trabajar allí como guionista y de ahí, saltara a la pantalla, Pablo Motos fue su mentor y te aseguro que como de él, de otro montón de gente que hubiera tenido poco menos que imposible su acceso al mundo televisivo, si no hubiera sido de su mano. Puede que ahora con el éxito esté un poco endiosado, pero ha ayudado a muchísima gente y en el fondo, vende lo que es él... un niño grande.
Es un programa cuyo formato está basado fundamentalmente en el absurdo, de hecho está concebido con mentalidad de niños y para niños, que por la razón que sea ( a mi me cuesta entenderlo también, engancha con los adultos)
Te cuento todo esto porque a veces las cosas no son lo que parecen JOSELU.
Ese infantilismo simplón, absurdo, rayando lo ridículo en ocasiones, hace que enganche a niños de 9 años y a Sras de 70, cosa más que difícil. Tiene un equipo humano y profesional detrás que te cautiva, tuve la suerte de conocerlo.
La gente que va allí, sabe de sobra a lo que va... entrevistas surrealistas, casi estúpidas si quieres, situaciones absurdas en las que se nota hasta violentos a algunos de sus entrevistados con las bobadas que les hace hacer...todos allí, deben volverse niños para pasar el trago y quien les ve, debe hacerlo con esta mentalidad porque si no, vomitas de asco:-)
Quiero decir con todo esto, que la sensación que tuviste viento a ese Masai la hubieras tenido igualmente si ves en ese programa a cualquier rutilante estrella Hollywootiense, político o celebrity del momento, porque les tratan igual...
Seguro que ese MASSAI, se lo pasó en grande... pensaría como Asterix ¡¡ está locos estos romanos!!:-) La gente de aldea, da igual gallega que africana, tiene muchísimos menos prejuicios y sentido del ridículo que nosotros los urbanitas.
El contrate entre un aborigen sacado de su entorno, siempre suscita cierta conmiseración desde nuestro lado y a mi me parece una visión un tanto paternalista de una realidad diversa que es la que es y ya está. Es cierto que se puede y de hecho se presta al abuso, pero en esta sociedad nuestras, nadie está libre del abuso, ni los Massai, ni nadie.
Ojalá se pudiera preservar los paraísos, a ti, a mi y a todos nos encantaría, pero ya que no se puede, que se sirvan ellos de nosotros tanto como puedan.
Esto que cuentas de las sandalias me parece una forma estupenda de ayudarse los dos mundos ¿por qué no va a ser lícito que unas sandalias Masai luzcan en los pies de una pija? ¡¡ojalá se pusiera de moda toda la artesanía indígena del mundo!! si la pagan bien pagada, algo les llegaría a esos pueblos.
Mejor eso que vivir de limosnas, es cierto, el Massai es un pueblo muy orgulloso, ojalá nunca pierdan su orgullo... que nadie se lo robe.
Y... Ojalá tengan muchísimo éxito esas sandalias, las buscaré y pagaré lo que cuesten encantada:))
Muchos besos JOSELU y feliz finde.
María, lo cierto es que lo que he sabido de Eugenia Silva me ha sorprendido gratamente. Es una top model que ha combinado su carrera exitosa con proyectos solidarios de los que es una representante destacada. La idea de traer artesanía masai y que dé trabajo a más de mil mujeres es una excelente idea. No sé mucho acerca de los masai pero lo que he podido rastrear habla de que han sido expulsados de la mayor parte de sus tierras y que les han dejado las más áridas. Ellos cifran la prosperidad en el número de cabezas de ganado, las vacas, que para ellos es un animal sagrado. Probablemente este proyecto de Pikolinos es interesante y lo que yo vi fue una campaña de promoción de los calzados en que intervienen Eugenia Silva y William que también han aparecido en otras cadenas y programas de televisión. El hecho de que su aliada sea una top model les abre puertas que de otra manera estarían cerradas. Sin embargo, reflexiono yo, es tan pobre la imagen que tenemos de lo africano que unimos siempre a la pobreza extrema, la corrupción, y el primitivismo, que alentar una imagen folklórica de un masai unido a circunstancias infantiloides, me inquietó. Ya sé que en ese programa a todo el que va le hacen una u otra, sea quien sea. Lo he visto en otras ocasiones y no me desagrada por principio. Creo que lo que dijo William hubiera requerido otro tipo de desarrollo. Lo que quedó reflejado en el programa fue en extremo folklórico y frívolo y cuando se trata de culturas indígenas soy muy susceptible. De África no se sabe nada y cuando se sabe es a través de noticias e imágenes nada estimulantes. Me hubiera gustado que se hubiera divulgado más el proyecto y la fabricación de artesanía, la vida masai… Es cierto, María, que los pueblos indígenas están sometidos a una presión insoportable que están terminando por hacer su hábitat imposible. Ojalá que este proyecto, que me pareció interesante ofrezca posibilidades a la comunidad masai y que no sea solo un instrumento de explotación para traer sandalias a mujeres pijas. La presencia de Eugenia Silva y su trayectoria parece alentar el sentimiento de que es posible que sea así.
EliminarEn el post tienes el enlace a Pikolinos donde se puede comprar on line. Desde luego están a a la última.
Siento mucho leer el sarcasmo ( que no es ironía) de tus palabras JOSELU, no creo que ni mi comentario, ni yo, lo merezcamos. Creí que me conocías un poco.
EliminarA veces, valorando comportamientos desde la altura moral en la os colocáis algunos, despreciando a la gente sólo por su imagen o impresión, en post de una pretendida defensa o devoción por otra, os vuelve tan crueles, como a los que criticáis por su falta de escrúpulos.
Yo no me creo mejor que nadie, tan mundana y terrenal como cualquiera, por eso no me veo con derecho a despreciar a nadie de mano.
Ni el humor e intranscendencia de un programa, sin más fin que el de entretener, aunque no entienda su estilo, ni a quienes de buena fe compran o no un producto hecho por quien sea.
Disientes de cómo se ha abordado un tema y das por hecho un matiz peyorativo que yo no he visto por ningún lado. Dejé claro mi respeto por el orgullo del pueblo Massai, ojalá tú, hubieras respetado el mío.
Nadie espera escuchar el Adagietto de Malher en un disco pub, ni se va frustrado de un bar, si mientras le sirven un pincho de tortilla no le hablan de Nieztsche.
También yo soy suspicaz con lo obvio y me ha dolido lo que trasciende hacia mi de tu comentario, con tu puntilla final.
Gracias, se me han quitado las ganas de comprar nada.
Buen día JOSELU, los mundanos terrícolas que vamos a morir a manos de los elevados de espíritu, te saludan:-)
María, no he entendido nada, ni lo que dices ni veo por ningún lado el sarcasmo que me atribuyes ni veo por ningún lado la apelación a ninguna supuesta altura moral desde la que observaría las cosas. Me limito a reflexionar sobre algo que vi y lo hago con respeto y te contesto con suma corrección viendo pros y contras en el programa. No sé qué qué quieres decir. Yo no te he ofendido para nada. Leo y releo mi correcto comentario contestación al tuyo y no veo nada censurable en él ni que me atribuya ninguna altura moral. Parece que haces referencia a una puntilla final que imagino que es lo siguiente: "Ojalá que este proyecto, que me pareció interesante ofrezca posibilidades a la comunidad masai y que no sea solo un instrumento de explotación para traer sandalias a mujeres pijas.". ¿Qué has interpetado, mujer de dios? ¿Que te estaba llamado pija? Es lo único que se me ocurre, pero no había en ello ninguna intención ni alusión a ti. Solo me limitaba a recoger una expresión TUYA que dice textualmente: " ¿por qué no va a ser lícito que unas sandalias Masai luzcan en los pies de una pija? " Son palabras tuyas Relee lo que has escrito. Yo no veo nada censurable en utilizar estas sandalias. Ojalá yo fuera mujer para llevarlas. Yo quise ser receptivo a tu expresión y utilizarla en mi argumentación SIN PRETENDER EN NINGÚN MOMENTO CALIFICARTE NI ESTABLECER NINGÚN JUICIO MORAL A NINGUNA MUJER QUE UTILICE ESTAS SANDALIAS. Normalmente eres una persona que lee muy bien y con extrema atención lo que se escribe pero tienes una tendencia que he constatado a pensar que lo que se escribe está pensado en relación a ti. Me ha pasado en varias ocasiones. Yo no escribo mis posts pensando en María, ni cuando escribo sobre el Bierzo pienso en que sea una alusión a ti, ni cuando pienso en París. No, María. Me has atribuido un sarcasmo y una intención que no están presentes en mi texto. No hay lugar a la ambigüedad. Escribí ese comentario con un EXTREMO RESPETO hacia ti valorando el contenido y tono de tu comentario y sin censurar a nadie. Lee el resto de mis comentarios en lo que se refiere a Eugenia Silva. Digo que es hermosa, que es inteligente y que ha puesto ambas cualidades al servicio de algo que va más allá del famoseo. No he entendido nada de lo que has escrito. Iba a decirte que me ha dolido pero no es así. Simplemente es incierto y fruto de tu imaginación cualquier interpretación que impregne de sarcasmo mis palabras. No lo hay de ningún tipo. Intenta leerlo sin pensar que yo pienso en ti al retomar unas palabras que habías utilizado. Ni hago ninguna alusión velada o no hacia tu persona que valoro extraordinariamente ni tengo nada contra ningún pijo del mundo. Allá cada uno con sus circunstancias. ¿Quién no ha sido pijo alguna vez en su vida? Yo lo fui mucho durante unos años.
EliminarFrancamente, María, esta vez tu lectura ha sido extraña y errónea. Vuelve a leer mi comentario y todos los que he escrito. ¿Dónde está esa supuesta altura moral desde la que juzgo a los terrícolas? De hecho tu censura es mucho más seria y profunda que la que tú HAS IMAGINADO que había hecho yo.
Besos.
Hoy la esperanza de vida en muchos países, incluso de los que fuimos colonizados, supera los 70 años. No sé cuánto vivan los masái, pero seguramente son más felices que los que somos "civilizados".
ResponderEliminarTe dejo un enlace que seguro que es de tu interés. A mí me hizo pensar porque contradice todas mis creencias. ÁFRICA, UN CONTINENTE INFELIZ. Ya no sé qué pensar, Alberto. Léelo, no tiene desperdicio.
EliminarQuizás antes de dar nuestros "beneficios" como dinero o escuelas, hubiese que preguntarse si lo necesitan ellos, o por el contrario, somos nosotros los que necesitamos que ellos los empleen.
ResponderEliminar¿Para que quiere el dinero una persona que vive en la selva de su ganado? ¿Para que quiere dinero una persona que todavía (eso creo) puede beber agua sin embotellar del río?, ¿Es importante Cervantes en la sabana? o es que no aguantamos que todavía halla gente que viva de una forma natural y que no muera en un Hospital a los ochenta años mientras sus hijos esperan a que ese desenlace ocurra lo antes posible, para atender "sus necesidades" y sus "inútiles ocupaciones diarias". No vi ese "espectáculo", pero me lo imagino, la chulería y prepotencia de quien se cree superior, dando una ayuda a alguien que nunca la pidió, eso si con buen humor. Quizás lo que solo necesitan estos pueblos, es que les dejemos en paz...
Ya sabes la cita de una persona que murio en Abril de 1616..
"Cuantas veces con el semblante de la devoción y la apariencia de acciones piadosas engañamos al diablo mismo".
Un saludo
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EliminarA mí también me gusta tu comentario, pero no sé qué pensar, no sé qué actitud tomar hacia los pueblos africanos. En algún sentido pienso que hay que dejarlos en paz, dejar de proyectar nuestros sentimientos de culpabilidad que se transforman en paternalismo que quiere ayuda a esos pobrecitos negritos a los que solo les pasan miserias. Durante unos años me sumergí en la cultura y literatura africana que me cautivaron. Fui consciente de su realidad y de su riqueza, también de sus terribles problemas derivados del colonialismo y el capitalismo pero también de la corrupción patológica de sus dirigentes. El caso de Guinea Ecuatorial es clarificador. Recibe cantidades ingentes de dólares por su petróleo pero su población se hunde en la pobreza más radical. El presidente Obiang es un dictador equivalente a otros muchos que hay en África donde no hay una cultura política ni clases medias que puedan estabilizar una sociedad democrática. Ahora están vendiendo o alquilando sus mejores tierras a los chinos para plantar los cultivos que interesan a Pekín. Y nada de eso beneficia a los africanos. He leído mucho sobre África pero no tengo ni idea de qué es mejor para este torturado continente que solo nos suscita conmiseración y escepticismo. Y, sin embargo, Temujin, no hay nada que me gustara más que recorrerlo durante un año. Hay varios países que querría recorrer que serían Malí, Burkina Fasso, Níger, Uganda, Senegal, Camerún, Ghana… Pero cada vez es más difícil de visitarlos por la penetración de Al Quaeda en el Sahel y el serio peligro de ser secuestrado y degollado. Creo que me quedaré sin realizar mi sueño. No sé si mi familia me lo permitiría. Mis hijas todavía son adolescentes y no me puedo ausentar un año. Bien traída la frase de Shakespeare. Un saludo.
EliminarA mí me gusta el comentario de Temu, sí, pero como ya te dije en un post en el que tratabas el tema, también pienso que es demasiado tarde para dejarles en paz, porque ya estamos ahí.
EliminarHace poco me pasaron un vídeo impresionante. O que al menos a mí, me impresionó mucho. A ver si lo encuentro y te lo envío. En él se refleja el primer contacto de una tribu aborigen con el hombre blanco -en Oceanía creo que era-. Bueno, pensé... ¿por qué?
Ojalá no lo hubiese visto por no haber llegado a grabarse, por no haberse dado la situación. Pero lo vi. Y me pregunto cómo andará esa tribu ahora -si es que existe a día de hoy-. ¿Les benefició -a ellos- aquello en modo alguno?
Y me da por pensar que no.
Y también, que es tarde. Y que ahora... ahora no sé, la verdad.
No me gusta ese programa, y mira que lo he intentado, pero nada. Me supera que no dejen hablar a los invitados, mucho más que las tonterías que les hacen hacer. Parece que no importe la opinión de nadie excepto la propia.
ResponderEliminarEsos pueblos tienen cosas que, como occidental, y sobre todo como mujer, no me gustan. Pero tienen otras de las que deberiamos aprender, como un conocimiento de la naturaleza y una relación con el entorno envidiable. No veo con qué derecho los tratamos como si tuviesemos que enseñarles. El paternalismo y la condescendencia siempre me han parecido actitudes odiosas, que además impiden al que las practica aprender del otro. Y siempre, de cualquiera, hay algo que aprender.
Un abrazo y buen fin de semana!
Nuria, te recomiendo vivamente si no lo has leído ya un libro divertidísimo titulado El antropólogo inocente de Nigel Barley. Supone una mirada lúcida y nada paternalista sobre las costumbres africanas centradas en una tribu que se nos hace entrañable, los dowayo, con los que nos divertimos y aprendemos cuestiones muy interesantes.
EliminarOtro texto fundamental para introducirse en la literatura africana es Todo se desmorona de Chinua Achebe. Es un novela imprescindible. Un abrazo, y gracias.
Para el que quiera saber algo más de los masái o maasái, dejo un enlace de la organización SURVIVAL MASAI. Yo me voy a dedicar a pensar la cuestión, pues es muy compleja.
ResponderEliminarHoy,casualidad, me he puesto mis viejos "Pikolinos" y me los ha betunado un limpiabotas (bolero). Hay otras dos grandes coincidencias, con estos zapatos, que serían muy largas de explicar para su entender como tales.
ResponderEliminarSiempre he creído en una conciencia universal a la que también llamo Dios. Por eso creo que si España tuviese un querido Rey, significaría que los españoles estamos unidos y somos solidarios; poderosos para el resto de naciones y dándoles esa envidia que tanto nos identifica.
P.D.: No se me ha ido la olla hablando de otro tema. "El hormiguero" se rio de la ética de sus televidentes, no del masai.
No, del masai sé que no sé rieron. En ese sentido estoy tranquilo, pero me preguntaba sobre lo que pensaría el masai sobre nuestra cultura. He tenido contacto con africanos y he sabido que ellos en sus países de origen piensan que nosotros somos una civilización culta y superior. Esto es así hasta que llegan a nuestros países y se dan cuenta de la profunda insolidaridad que reina entre nosotros, la impersonalidad de nuestras relaciones humanas, nuestra frivolidad acerca de la vida, y, sobre todo, nuestro miedo a la muerte, así como el desamparo de los mayores que se hacinan en residencias abominables. Esto para un africano es inconcebible, igual que la prisa continua, la impaciencia, el estrés que impide la profundidad y solidez de las relaciones humanas. Terminan sabiendo que ellos no son los primitivos.
EliminarNo puedo opinar del programa porque lo ignoro, pero me ha encantado el comentario de María. Un lujo de comentarista...
ResponderEliminarQuerido Joselu bien sabes que el sistema nos quiere cuanto más incultos y agilipollados mejor.
ResponderEliminarEl sistema nos quiere agilipollados y nosotros colaboramos con entusiasmo, Malo.
EliminarJoselu, durante mucho tiempo procuraba ver "El Hormiguero" porque me parecía optimista, alocado, divertido, llegando al absurdo pero siempre de buen rollo, sin ánimo de ofender a nadie. Recuerdo algunas entrevistas estupendas. Pablo Motos me sigue pareciendo inteligente, disfrutaba con su programa de radio matutino, "No somos nadie". Quizá ahora esté endiosado, no lo sé. En cualquier caso, el ejemplo que cuentas con el masái es uno más de este tipo: blanco bueno bienintencionado ayuda a negro necesitado y de paso sale gratis en teles y revistas. Anda que no hay famosos haciéndose la foto con niños pobres para promocionarse... Unos serán más sinceros que otros, no hay duda, pero yo prefiero a los que lo hacen y no lo dicen. Además, todos llevan ropa y calzado carísimo, qué ironía, mientras en esa tribu no tienen ni agua corriente... Si su fama les sirve para ayudar a otros, bueno, pero... tengo mis dudas. Deberían ser como Benny Hill, aquel humorista inglés de dudoso gusto cuya buena labor en favor de los asilos de ancianos y similares se conoció tras su muerte, no antes, por expreso deseo suyo.
ResponderEliminarPikolinos tiene buenos zapatos, pero si son como Adidas o similares, fabricados por cuasi esclavos... mejor olvidarlo. De todos modos, intentaré informarme más sobre el asunto. Sé que África te fascina, y con razón.
Un fuerte abrazo, colega.
Eugenia Silva es la embajadora de este proyecto que promociona el calzado de Pikolinos. Su figura participa de la cultura del famoseo, de las revistas de cotilleos sobre sus novios, pero lo cierto es que cultiva aspectos interesantes. Es una mujer inteligente metida en el mundo top model que pretende no pasar solo por ser una destacada y conocida celebridad. Es licenciada en Derecho y colabora con diversos programas solidarios. Esto siempre suscita dudas y sugiere desconfianza y recelo. Estos famosos saben aprovechar su fama para hacer negocios y a la vez para defender causas humanitarias. No sé si son compatibles la cultura de la frivolidad del famoseo y la auténtica solidaridad. A mí me sugiere algo que no funciona. Ver unidos el mundo top model y las tendencias fashion con tribus africanas me inquieta. En todo caso, es cierto que no parece una mujer solamente superficial, aunque eso sí sabe aprovechar su fama para promocionar sus negocios. Tiene un restaurante en la Mola en Formentera y colabora con diversos famosos en la elaboración de los menús. No sé, no sé. Supongo que me sugieren recelo todos estos personajes que proliferan en la prensa rosa. En todo caso, hay que reconocer que es muy hermosa y que utiliza su belleza en algo más que en aparecer en dichas revistas. Un fuerte abrazo, colega.
EliminarCierto. El formato es el mismo que un reality. La diferencia reside en el producto que venden; en este caso, moral. Su eficacia va según estómagos. Yo a estas alturas lo tengo muy sensible.
ResponderEliminarCuando la noticia la dieron en el TD-1, hace tiempo, no había nada de "espectáculo" en ello, sino una aventura empresarial que había buscado un excelente reclamo publicitario -¡nada menos que los legendarios Masai!- y una coartada social, la inversión en países en vías de desarrollo o, mejor dicho, en vias de ser arrollados por el virus devastador del consumismo. Curiosamente leía hoy que nuestros niveles de higiene han tenido la culpa de los descensos de nuestra capacidad inmunitaria, con lo que eso significa en cuanto a nuestra exposición a las enfermedades, incluso a las que se daban por erradicadas en países avanzados.
ResponderEliminarLa dicotomía entre preservar lo tradicional y sumarlo todo al avance de los avances económicos en cuanto a la calidad de vida y el biestar de la mayoría de la población de un país tiene dos puntos de vista irreconciliables: quienes lo ven desde la adquisición de ese bienestar y quienes ven con envidia esa pertenencia, deseada a toda costa.
La diferencia entre la España del subdesarrollo y la del desarrollismo es abismal: hasta 1950 vivíamos más cerca del siglo XIX; después nos fuimos incorporando, poco a poco, al XX.
De todos modos, Joselu, ¡qué valor!, adentrarte así como así en la parrilla televisiva... ¡San Lorenzo! estás tú hecho...
Joselu, vi ese programa y sentí , de la misma forma, todo lo que has escrito.
ResponderEliminarCada vez estaba más impresionada y a la vez, cabreada con la sociedad tan infantil que tenemos. Ya lo has explicado tú: "Yo pensaba que todo aquello me estaba resultando pueril, que nuestro mundo es infantiloide y banal, y que aquel guerrero probablemente estaría pensando que los europeos somos como niños."
Entiendo perfectamente la frustración que sentiste. He optado por no ver la televisión, a no ser que todo esto cambie; cosa que dudo.
Un abrazo, Joselu!
Me alegro de poder compartir contigo el haber visto el programa en cuestión. Yo lo he vuelto a ver en internet para escribir el post. Sé que no es malintencionado, pero lo que he expresado es exactamente lo que sentí. Saludos, Lucía.
Eliminar¿El fin justifica los medios? Tendré que pensarlo. Un beso Lola
ResponderEliminarTengo pocos conocimientos de televisión española, son muy limitados y se reducen a lo poco que llega a estos rumbos. Este tema es impactante, el cómo algunas culturas son engullidas y presentadas. En cuanto al tema, se mira aparentemente una causa buena, una promoción de un producto... pero el guerrero Masái, funge únicamente como uno de esos presentadores de los productos mágicos que vemos en la madrugada.
ResponderEliminarO al menos eso veo yo.
Saludos Joselu
Con perdón de Joselu y de Maria, esta discrepancia (si es que lo es en realidad) es una muestra del porqué siguen triunfando ciertas políticas en la actualidad.
ResponderEliminarPersonalmente pienso, que nunca tantas buenas intenciones fueron tan mal llevadas a cabo. Lo digo por vuestra discrepancia, por los masai y por lo que esta sucediendo en todas las sociedades, "civilizadas" o no, actuales. Con todo el respeto para todos. Sin animo de acritud, pero con todo el sentido critico.
Nuestro mundo no solo es pobre: es también miserable y vanidoso.
ResponderEliminarMe temo que somos muchos los que dejaremos de ver esos telediarios bien pronto.
Para mí, este tipo de espectáculos son una muestra más de nuestro modo de consumir. Ingieres la dosis justa de indignación, de protesta, de ecología, etc. -el tema que toque en ese momento- acompañada de un bebedizo divertido que te hace olvidarla minutos después de ser consumida. Es el mundo en que vivimos; no lo voy a criticar, porque los hay peores. Pero deja un regusto amargo, como bien dices.
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