Esta noche pasada ha muerto una amiga muy querida, Julia. Me he enterado de su muerte a mediodía. Ella era una desconocedora totalmente del mundo digital, pero hace un par de meses le enseñé a utilizar el correo electrónico e incluso le ayudé a crear un blog titulado Diario de una abstemia obligada que figura en mi blogroll. Han sido más de veinte años de amistad con etapas de mayor cercanía o cierta distancia, pero Julia me ha enseñado algunas cosas. Era una de esas personas con las que merecía la pena mantener una conversación, inundada casi siempre de alcohol. Este era el mayor de sus problemas. Estaba muy débil físicamente. Cirrosis hepática. Últimamente lo había dejado y asistía a las reuniones de Alcohólicos Anónimos. Me lo contaba en sus email. También iba a la piscina. Tenía un brazo, el derecho, imposibilitado por un accidente. Fue una de las personas más trágicas y a la vez con más sentido del humor que he conocido. Por un tiempo, cuando ella se quedó sin trabajo, compartimos piso, pero su desorden, su incapacidad absoluta de seguir ninguna norma hacía difícil la organización de la casa. Y es que Julia es el personaje más anarquista que he conocido jamás. Era absolutamente imprevisible, todo corazón y puro sentimiento. Desde su trabajo en la administración hasta que tuvo que enlazar bajas por depresión, favorecía –por encima de las normas legales- a multitud de marginados y desdichados que carecían de empleo. Parecía un ser de otra galaxia y resultaba absolutamente original. Le encantaban los outsiders, los que estaban fuera de juego, y llegaba inevitablemente tarde a cualquier cita un par de horas o tres. A mí, que soy tan rigurosamente puntual, me desesperaba, pero seguro que ella estaba viviendo intensamente alguna otra conversación con un buen vaso de whisky de por medio. La admiraba por su desprecio de la vida. Le gustó vivir en el límite del abismo. Me desesperaba porque sabía que tarde o temprano acabaría mal, pero no había consejo sensato que ella fuera capaz de seguir.
Hasta siempre, guapa. Has sido el cronopio más cronopio que he conocido jamás.
Muchos besos y mucho ánimo.
ResponderEliminarJoselu, tu historia me ha llenado los ojos de lágrimas, escribes y me llega el sentimiento de lo que cuentas, más allá de mi comprensión.
ResponderEliminarTe envidio. Qué suerte haber coincidido en esta vida con un ser tan especial.
Sus últimas reflexiones me parecen impresinantes. Si una persona como Julia dice algo así tras una vida tan intensa como la suya, ciertamente Julia era un ser muy sabio.
Os acompaño en vuestro dolor a los que la habéis perdido. A ti, Julia, guapa, mis respetos y mi pena, por no haberte conocido.
Un abrazo muy fuerte Joselu.
ResponderEliminarTe leo siempre, como una alumna de esas que se sientan en la última fila y aunque parece que no esté, estoy.
Cuídate mucho.
La humildad es la virtud más grande del ser humano, a veces no se nace con ella pero la vida te la enseña.
Seguía a tu amiga desde que, por error, me dejaste un comentario con su nombre en el blog, pero no fui capaz de ayudarle. No había leído sus últimos post.
ResponderEliminarUn abrazo.
Vaya.
ResponderEliminarLo siento...
Mucho ánimo.
Siempre quedará lo que cada uno de vosotros aprendió del otro. Además creo que vivió la vida a su manera, con una humilde libertad...
ResponderEliminarÁnimo y besos
Yo también he estado leyendo sus post últimamente, pues descubrí su blog a través del tuyo, y casi al unísono. Me causó buena impresión que sólo tú estuvieras como comentarista, y pensé que érais dos extraños, como lo era yo. Me pareció que en tus respuestas había ternura y respeto. Creo haberle dejado uno o dos comentarios, que seguramente ni vió, porque no fue a su última entrada, sino a alguna anterior.
ResponderEliminarMe llenaba de ternura su forma de hablar de una situación no poco dramática, con las gotas de humor, de espontaneidad y de gracia que añadía. Creo que le deseé que las almejas que intentaba cocinar para su hijo le salieran bien, que disfrutara del cous-cous, que quien la cuidara lo hiciera bien y por último que la vida fuera capaz de sonreirle y que ella pudiera corresponder.
Siento de verdad que todo haya terminado. En el último post que leí, parecía tener miedo y sentirse un poco 'presa' de quien ejercía de cuidadora. También hablaba de que su hijo quizá fuera a vivir con ella. Lo siento también por él, que la echará de menos.
Es curioso que seres desconocidos despierten sentimientos de confraternidad. Descansa en paz, Julia. Un saludo cordial, Joselu.
Un saludo
ResponderEliminarEstancadas en una adolescencia perpetua, para lo bueno y para lo malo, entregan la vida a chorros, ofreciendo lo poco que tienen y dilapidando lo que reciben. A nuestras conciencias adultas y/o burguesas resultan molestas, porque nos ensucian el salón, sin acordarnos de aquellos años en los que vomitábamos donde nos pillaba. Y cuando se van, sin querer se muere algo de nosotros, no sé si la humildad, la compasión o, simplemente, la inocencia.
ResponderEliminarÁnimo, amigo.
Cuánto siento que hayas perdido a una amiga tan especial, Joselu. Algunas personas nos dejan una profunda huella que no sólo perdura sino que nos hacen cambiar, nos impresionan y nos acompañan más allá de la muerte. La muerte siempre es terrible, aunque sea anunciada. Nunca acabamos de aceptarla, no valen los razonamientos ante el dolor. A nuestra edad ya hemos tenido que sufrir la pérdida de varios seres queridos, y cada uno es una herida que a veces no cierra nunca del todo.
ResponderEliminarPor lo que cuentas con tan honda sinceridad Julia era diferente, con una personalidad quizá excéntrica para algunos pero vital y animosa incluso en las peores circunstancias. Su vida ofrece muchas lecciones que hay que aprender.
Hoy también me he enterado de la muerte de Amelia, la bloguera de 97 años que recibió varios premios y se entrevistó con personas muy importantes. Tenía muchos seguidores. Fue feliz en sus últimos años gracias en parte a su blog. Ya ves, este medio esconde unas virtudes insospechadas.
Cuídate mucho. Un abrazo muy fuerte.
Se me anuda la garganta, pues leo tus palabras en unos momentos en los que la muerte ronda muy cerca de un familiar muy cercano.
ResponderEliminarNo creo que despreciara la vida. Más bien se la bebía a tragantadas.
ResponderEliminarTe admiro y te leo, siempre.
ResponderEliminarUn abrazo.
TANIA.
Un abrazo.
ResponderEliminarDavid López Sandoval.
Siento mucho esa pérdida, Joselu. Tienes suerte de haber podido compartir momentos tan especiales con alguien así. Me ha recordado a una compañera que tuve hace unos años, también en la cincuentena o incluso algo menos, que bebía y fumaba muchísimo y murió de un cáncer que se agravó con una metástasis. Los médicos le aconsejaron parar, pero ella disfrutaba cada minuto y no podía vivir sin su vaso de alcohol ni su cigarro en la mano. Era una gran profesional (los niños la adoraban) y una compañera excelente. Pero eligió vivir en el límite. Quizás de otra forma no habría sido la misma persona.
ResponderEliminarUn abrazo y muchos ánimos en este difícil momento, querido amigo.
Bueno Joselu... ya estoy por aquí de nuevo. No me he ido, sólo me he retirado un poquitín. Las mías se llaman Calmaples y Trankimanacín, creo que se escriben así... Tu estás empezando y yo voy camino de empezar a dejarlas... ¿la crisis de los 50 o una crisis de impotencia? Yo despedí a un buen amigo el 29 de abril, era 6 meses más joven que yo y se lo llevó un cancer de pulmón en menos de 30 días, curiosamente yo tenía programado dejar de fumar el día 30 y desde entonces no he vuelto, cuando el mono (gorila más bien) acucia, aún lo hace, me acuerdo de mi buen amigo Enrique, y se me pasan las ganas. Es curiosa la relación que mantenemos con la muerte..., al menos yo... buena/mala amiga. Bueno Joselu tomaté un buen güisqui a su salud, yo lo haré a la suya, a la de mi amigo Enrique y a la nuestra...
ResponderEliminarSiento la pérdida de tu amiga Julia; hace un año perdimos nosotros otra Julia en un año que está resultando tremendamente azul...
ResponderEliminarUn fuerte abrazo, Joselu.
ResponderEliminarBesos y un fuerte abrazo Joselu
ResponderEliminarSi vivió como quiso -que es lo que me pareció al leerte y al leerla-, me alegro por ella y por quienes la conocisteis. No es algo ni por asomo, común.
ResponderEliminarSea tuyo algo de su ánimo, más, ahora que no está.
Un abrazo, Joselu.
Es precioso lo que cuentas. Estremece y emociona. Me quedo con la lección última de tu amiga y con su vitalidad ejemplar. Ánimo
ResponderEliminarSon tus palabras una oración hacia una persona a la que has querido. Es emocionante lo que podemos sentir cuando se va alguien a la que de alguna manera hemos amado.
ResponderEliminarLo siento mucho, Joselu, y de corazón te digo que estoy contigo en tu pena. Un abrazo Lola
Debiste haberme avisado JOSELU,
ResponderEliminarDebiste haberme avisado que esto era lo que me dejabas en tu casa. LLevo un buen rato mirando la pantalla del ordenador, sin saber que decirte, con los ojos llenos de lágrimas y un nudo en la garganta.
Creo que fuiste tú, quien me recomendó que visitara el blog de JULIA, y lo hice ¿¿sabes??
No sabía si su título era de verdad o sólo una broma...
Las veces que la leí, siempre hablaba de lo que hacía cada día, a veces, decía que no tenía planes...O que no sabía que hacer...
Ya sabes que yo nunca puedo callarme y siempre le decía alguna tontería... Recuerdo que en una ocasión le dije...¡¡¡Jo, ya estoy llorando otra vez!!!
Te pintas la raya del ojo, te pones los tacones, agarras el bolso y te sales a la calle, rápidamente a respirar aire fresco... Y no sé que más...
¡¡No tenía ni idea, de que la pobre estuviera tan mal!... Volví varias veces, pero nunca contestaba y finalmente, lo siento, de veras que lo siento...
Pero la olvidé.
Supongo que además de por todo lo que cuentas, también lloro, por eso. Quizá debí tener más paciencia, no sé. Justamente creo que ayer, le decía en el blog de VERO, que casi siempre noto, incluso aquí en los blogs, sin decirlo explícitamente, cuando alguien no está del todo bien, no sé, por como escribe, lo que escribe.... A JULIA, no. En el blog de JULIA no fui capaz ver, todo lo que debía estar sufriendo, la pobre.
El título de su blog, ya habla de su gran humildad, siendo verdad, que era una ex alcohólica, nadie le hubiera llamado, como lo hizo ella. En fin, hoy se me ha quitado la sonrisa de cuajo.
De verdad que lo siento muchísimo.
¡¡Ojalá hubiera sabido esto, que cuentas hoy!! ¡¡Seguro que a ella no le hubiera servido de nada! pero hubiera ido más a verla y ahora no me sentiría tan mal...
Un beso para ella y otro, para ti.
Lo siento mucho, amigo Joselu, por la pérdida de esa vida tan hermosa, tan caótica y llena de humor, y por ti, que, como amigo, has perdido su persona. Te ha quedado esa palabra, preciosa, sin límites, que es la humildad. No sólo me has conmovido con tu despedida, sino que me has transmitido esa enseñanza de humildad. Es cierto, vamos por el mundo como si no fuéramos los seres precarios que somos y de pronto nos encontramos con esas cosas, el dolor, la muerte, la soledad. Gracias por estas palabras tan profundas, amigo.
ResponderEliminarEspero que salgas de tu noche oscura. " humildad" me ha recordado un poema de Cernuda dedicado a las violetas: " ... su forma graciosa nunca engaña.Nada prometen que después traicionen.
ResponderEliminarAl marchar victoriosas a la muerte
sostienen un momento,ellas tan frágiles,el tiempo entre sus pétalos. Así su instante alcanza
norma para lo efímero que es bello,
a ser vivo embeleso en la memoria."
Para Julia y para ti.
Querido Joselu, lamento mucho tu pérdida... Hace una semana yo también perdí a dos amigos (un matrimonio) en un estúpido accidente de auto...
ResponderEliminarTe mando un gran beso, uno nunca termina de reponerse de éstas pérdidas, siempre nos harán falta ¡para lo que sea! para lo que eran tan absolutamente especiales...
Un cariño a Julia, donde quiera que ella esté...
Bendiciones y mucha Luz para el Ser, para Julia. El aprendizaje en nuestra existencia, ha de ser, arrodillados ante la Humildad
ResponderEliminarOs acompaño en estos momentos de tristeza.
Un abrazo
Namasté
La humildad te libera de preocuparte por ti mísmo.Claro que se soporta la vida en esas Residencias.Pañales que deberían ser los mismos que has quitado a tu bebé.Con ese asco no hay humildad.Al ver la terrible desgracia de los otros, uno, al no gustarse, se siente peor pero dulce.
ResponderEliminarEntiendo a Julia, lejos de su vicio.El río que llevamos dentro se nos puede desbordar en cualquier instante. Morir en la humildad es morir en la grandeza.
Un abrazo
Hola Joselu, soy cronopio, justo he entrado ahora y me voy al Baix Ebre, donde no tendré conexión, así que podré leer este escrito hasta el lunes...
ResponderEliminarUn abrazo
prueba
ResponderEliminarJoselu descubro tu blog y el escrito de Julia me ha hecho llorar de nuevo. Es verdad que no brindamos por ella, pero serán muchas las veces que brindaré recordándola. A ella le decía que era mi ONG particular, Recuerdo que una vez en el Clinico le explique que no debía preocuparse por mi, que cuando iba yo sentía que era como la buena acción diaria, que lo positivo llama a lo positivo y que en el fondo, a pesar de que nunca hacía caso, me hacía sentir bien. Tendré que buscar otra "causa", porque amigas como ella sola hay una...y ya no está.
ResponderEliminarUn abrazo
Gracias por compartir algo tan íntimo con nosotros y por hacerlo de manera tan honesta. Podríamos decir que toda la vida es eso: una lección de humildad. Qué maravilloso que tu amiga haya condensado todo el aprendizaje de una vida en una palabra, que tu comunicas al resto de nosotros.
ResponderEliminarA veces, cuando pensamos que somos de piedra, incluso unas letras en una pantalla nos pueden llegar hondo.
ResponderEliminarTe acompaño en el sentimiento por tu pérdida y deseo a Julia, que su alma descanse.
Querido Joselu:
ResponderEliminarLeídos el “spot” sobre Julia, no pude menos que emocionarme. Por la parte que me tocaba –mucho menor, por supuesto que la tuya- pero emocionante, sobre todo, por esa sabia –y sentida- combinación entre la cirugía dolorosa de la descripción directa de los hechos, la conmoción que cada uno de ellos provoca y, también, la reflexión que trascendiendo el suceso “individual”, no por ello resulta menos próximo, tan cercano como si pudiéramos tocarlo con la yema de nuestros dedos.
Gracias por todo ello
Hola José Luís: Quien me iba a decir que te escribiría a un blog. Acabo de leer el escrito que le has dedicado a Julia. Creo que la has conocido bien. Tu descripción está llena de amor, el mismo que he sentido por ella durante todos los años (unos más que otros), que hemos compartido la vida. Eramos tres, luego fuimos una y dos, y ahora somos dos y una. La ficha de dómino és la misma pero se ha dado la vuelta.
ResponderEliminarQue sepas que me ha gustado volver a verte.
Es cierto que falta el brindis por ella. Te parece que aun estamos a tiempo? Yo creo que si.