Hace unos cuantos posts Juan Poz nos hablaba de la película dirigida por la iraní Hana Makhmalbaf Buda explotó por vergüenza. Recuerdo que fui a ver esta cinta en febrero de este año y salí profundamente conmocionado. La directora tenía dieciocho años cuando dirigió esta película ambientada en el Afganistán de los talibanes, en el espacio donde fueron dinamitadas las figuras de Buda. El guión es de su madre Marziyeh Meshkini, y la joven directora es hija de Moshen Makhmalbaf, director a su vez de películas notables como Gabbeh, El silencio y Kandahar.
La protagonista, una niña de seis o siete años, Baktay, cuida de su hermano, pero oye a un niño vecino suyo una hermosa historia que le cautiva. Quiere ir a la escuela a aprender a escribir. Pero estamos en el Afganistán de los talibanes. No será fácil. Baktay habrá de conseguir un cuaderno para ir a la escuela. La búsqueda del cuaderno es épica, y cualquiera de los espectadores nos meteríamos en la película para ayudar a la protagonista de la película filmada con actores no profesionales. ¡Qué emociones tan intensas y puras sentimos los que contemplamos la película! Cuando lo consigue no tiene lápiz y ha de utilizar el carmín de labios de su madre. Quiere ir a la escuela, pero un grupo de muchachos talibanes la retienen y la amenazan. Es una auténtica película de horror cuando le ponen una capucha de papel en la cabeza igual que otras niñas castigadas por diferentes motivos. Esta imagen es magnética y roza la genialidad. Los muchachos de diez y once años imitan a los mayores en sus juegos bélicos y la amenazan con ramas a modo de fusiles y ametralladoras. Baktay logra huir y sigue buscando la escuela y es lo que confiere a esta cinta un tono homérico. No voy a contar el final. Si podéis, vedla. Quizás la hayáis visto ya y podáis compartir algún comentario acerca de ella. Pero pocas veces he visto algo tan intenso realizado con tan pocos medios.
He querido traerla a colación a este blog por esa pasión de Baktay y su amigo por aprender en una sociedad que detesta el conocimiento. En aquel ambiente hostil crece el amor a las letras y a las historias divertidas. Es una película muy dura, pero que debería ser de visión altamente recomendada en los cursos de la ESO. Lo que vale el aprender en un mundo roto en que nada es sencillo.
Me gustaría saber si es posible hace cine en nuestras coordenadas con tan pocos medios y tan extraordinarios resultados. Estamos ante la esencia del cine. En cuanto pueda, veré con mis hijas está parábola altamente simbólica. Cada imagen está cargada de fuerza y significado. No es cine vacío y efectista, ni falsamente melodramático. Está construido con auténticas cargas de profundidad.
Siento no haber visto la película y no poder estrenar esta sección de comentarios con algo más que una sencilla reflexión.
ResponderEliminarEl amor y el respeto al conocimiento es algo que se diluye en las sociedades consumistas como la nuestra.
El tener demasiadas cosas parece anestesiar nuestras ganas de saber. En un mundo hostil quizás surgen flores como las que refleja esta película, aunque no descarto que también suceda en un mundo consumista como el nuestro.
ResponderEliminarTenía pensado proyectar "Osama" a mis alumnos de la ESO, pero tu artículo me ha hecho cambiar de idea. Gracias.
ResponderEliminarHaré lo posible por verla. ¿No crees que hay algo del mito del "buen salvaje", o del "buen inocente" en estas historias, o en la forma como las recibimos e interpretamos? Saludos.
ResponderEliminarCreo, Pantagruel, que en ella está plasmada la lucha contra la adversidad, la pasión por aprender, la reivindicación de la condición femenina, el descrédito de la guerra, la imitación del mundo de los adultos por parte de los niños y la crueldad que conlleva. Es una película poética y simbólica, a la vez que un maravilloso documento social.
ResponderEliminarCarlos Nicomedes, no he visto Osama, aunque me lo plantearé. Buda explotó por vergüenza quier verla con mi hija de nueve años para ver que sentimientos despierta en ella. Es durísima a nivel simbólico pero profundamente aleccionadora sin ser un tratado pedagógico.
Yo la vi a trozos cuando ya había empezado, me dejó angustiadísimo (debo decir que a pesar del doblaje). La escena de la casi lapidación es brutal, las otras niñas prisioneras, el amigo, el guardia y después el nuevo rol de los malvados que solamente han cambiado el discurso pero son igual de fanáticos. Esto último me pareció muy interesante.
ResponderEliminarBuena referencia.
Coincido contigo, Frikosal, en destacar las escenas que refieres. Se contrapone la inocencia de la niña frente a la crueldad ominosa de los chicos que llega a ser perturbadora. En una cinta, que se hace corta, se expresa un drama de dimensiones angustiosas. Me daban ganas de saltar de la silla. Las escenas de la niña intentando vender los huevos, toda ella, es intensamente cinematográfica. Y dieciocho años la directora...
ResponderEliminarYo empecé cuando tenía que elegir entre el cuaderno y el lápiz. Y al ver esa pobreza.. y los niños de aquí, que el problema que tienen es la sobreexposición al consumo, que les llena la cabeza de cosas y no pueden concentrarse en nada más de dos minutos.
ResponderEliminarA mí se me encogía el corazón cuando los niños rasgan su cuaderno y empiezan a hacer aviones de papel y los lanzan planeando sobre los huecos de las estatuas de los budas, su deambular buscando la escuela al otro lado del río, la crueldad de las niñas que no la dejaban sentarse en ningún lado... La sobrebundancia es enajenante. No se sabe qué se quiere cuando todo se tiene tan fácilmente. Nuestro mal es el exceso.
ResponderEliminarEntre todos me habéis puesto los dientes largos... Prometo verla en cuanto pueda. ¿Seremos capaces de echar el freno de mano y entender que los contravalores que impone la sociedad de consumo no son naturales? Hummmmm... difícil lo veo.
ResponderEliminarMarcos, es difícil, si no imposible aprender a prescindir de tanta escoria innecesaria de que nos cargamos. Yo el primero. Cuentan que los que pasan temporadas en países africanos en los que se carece de casi todo, el impacto al entrar en un supermercado occidetnal es descomunal. De la carencia y la escasez a la sobreabundancia y el derroche que se nos han hecho consustanciales. Una libreta o un lápiz es el dilema de Baktay.
ResponderEliminarY cuando llega, por fin, a la escuela, ha de "luchar" para poder sentarse y seguir las ininteligibles explicaciones de la profesora, a la que no ha podido pagar... No es, en efecto una película complaciente, ni maniquea, ni edulcorada, ni idealizadora, sino una obra compleja que indaga, de verdad, en psicologías devastadas por la guerra, el fanatismo y la pobreza.
ResponderEliminarCambio de tercio.
Hoy en el suplemento Quadern, de el País, aparece un artículo de Jordi Llovet, quizás el crítico más inteligente de cuantos escriben hoy en día, sobre el libro de Pennac bastante esclarecedor. Tampoco es complaciente. ¡Ah, el sano escepticsmo sobre la condición humana!
Juan Poz, nos disponemos a leer el artículo de Jordi Llovet. Gracias.
ResponderEliminarMe recuerda demasiado a "Osama"
ResponderEliminarJoselu, todo un placer tus entradillas. Incluso me gusta que te subleven las cosas para comprobar cómo las afrontas en tus escritos.
ResponderEliminarUn abrazo.
Simalme, no he visto Osama, pero me propongo hacerlo para cotejar ambas cintas.
ResponderEliminarAntonio, un placer encontrarte por aquí, aunque me gustaría ser mejor dialéctico para encontrar esa chispa suculenta que debe desprenderse de toda buena discusión. Gracias por estar por aquí.
Veo que ya se me han adelantado mucho a la hora de recomendar Osama (ésta y la de "Buda explotó por vergüenza" la han puesto en La 2 hace muy poco. Hay buen cine social los lunes por la noche, creo)
ResponderEliminarQuiero recomendar encarecidamente "Persépolis", un poco más sonada comercialmente pero que combina elementos difíciles de encontrar juntos: una digestión fácil (oportuno para chavales, además, es animación) y mensajes profundos y contundentes (el valor de la libertad, la posibilidad de retroceso social, la discriminación a la mujer, la estupidez del fundamentalismo...)
Un saludo Joselu y compañía.
Vi hace unos días Persépolis y me sorprendió su realismo en la evolución de la muchacha, sus errores, sus fracasos, la relación con su familia. Sin duda, es una película que se deja ver muy bien y que refleja esa compleja relación entre occidente (que no sale necesariamente bien parado) y la sociedad teocrática iraní. Has vuelto a citar a Osama. Tengo ganas de verla. Un cordial saludo.
ResponderEliminarSaludos Joselu,
ResponderEliminartu entrada sobre esta película y algunos comentarios me han recordado otro filme que cito aquí por si pudiera interesaros.
Es una película china que se llama "Ni uno menos" (Not one less), y trata de los esfuerzos de una maestra de escuela rural por no perder ningún alumno de su clase, ya que eso significaría el cierre del colegio. Tiene que intentar que no dejen el curso como sea.
Refleja la idea de enseñar contra toda esperanza, cuando todo parece estar en contra, y sin duda choca contra la indiferencia ante la educación de nuestras sociedades.
Saludos y me apunto el nombre de la película de "Buda...", que creo que la pusieron el lunes en "La 2"a la misma hora de "Mira quién baila" :(
Sorel, recuerdo que dediqué un post a Ni uno menos hace aproximadamente dos años. La película era notable y expones muy bien lo que quería expresar la película. ¡Qué noble es la profesión de maestro cuando se tiene la vocación la ilusión y las energías necesarias! Sí, es cierto hace unas noches dieron la película objeto del post. Ahora quiero verla con mi hija de nueve años aunque tengo mis dudas sobre si le resultará demasiado cruda. Ya lo comentaré en algún momento. Gracias por tus palabras.
ResponderEliminarDe las películas que citáis en este interesante debate, he podido ver "Ni uno menos", que me encantó, y la aclamada Persépolis, que también me pareció brillante. He oído hablar mucho de esta que comentas, Joselu, y la veré en cuanto pueda, pues lo que cuentas de ella me ha conmovido.
ResponderEliminarNo sabía que el lunes en la 2 pusiesen este tipo de cine (casi no veo la televisión). Estaré atenta desde ahora a la programación de ese día.
Coincido contigo en que películas como esta deberían ser de obligado visionado en los centros escolares. La cultura es un lujo en muchos países, y nuestros alumnos deberían conocer esta realidad.
Por cierto, este curso tengo un grupo de alumnos de diversificación de 3º a los que tengo que darles lengua y sociales, y ya que eres un experto, ¿podrías recomendarme algún libro de lectura para estos niños que pudiera servirme para trabajar otros aspectos relacionados con los valores? Te he escuchado hablar mucho de "El señor Ibrahim y las flores del Corán". ¿Sería adecuado para ellos?
Un saludo y gracias, compañero.
Elena, creo que Ibrahim y las flores del Corán es una obra acertada por su temática (que no deja de ser compleja)y por su longitud, apenas cien páginas. El mismos autor Erich Enmanuel Schmitt tiene otra obra muy breve titulada Oscar y mamie Rose, si no recuerdo mal. Son las cartas de una niña que padece cáncer, a pesar del tema que puede resultar triste, el desarrollo de las mismas es tierno, divertido y hace reflexionar. Hay otros libros más ligeros que seguro que les gustan como Sentir los colores de MARÍA DEL CARMEN DE LA BANDERA, que por lo que he podido oír y leer es un crac y les atrae muchísimo. De todas maneras no soy un especialista en literatura juvenil, más me oriento en lecturas para adultos que pueden leer los adolescentes. Un cordial saludo.
ResponderEliminarMe parece que el ejemplo no es válido para la mayoría de los jóvenes de este país. ¿Luchar por una libreta? En la España franquista para los obreros era un prestigio que sus hijos estudiaran y eso era lo que le enseñaban. Muchos crecieron con hambre de conocimiento, aunque no todos.
ResponderEliminarLa actual realidad occidental nada tiene que ver con esa otra que muestra la película; aquí rigen, en este momento, otros valores. Y diría que tampoco el caso de Baktay sea el de todas las niñas afganas. Los chicos y chicas de ese país tendrán otros valores. Quizás el de unos pocos sí: esos que no se resignan a padecer el papel que les han asignado.
Respecto a esta película, entiendo que es una apuesta por la imaginación y la denuncia, y hay más cine así pero que no llega al gran público.
Vi en febrero la película, pero apenas tuvo éxito excepto el de un público minoritario. Parece ser que la tv2 la dio el otro día. Baktay representa al héroe que se enfrenta a la adversidad, y sin duda, no es el caso de la mayoría de los niños y jóvenes de ahora que tienen todo,aparentemente demasiado fácil. El conocimiento es la menor de sus preocupaciones. Ocupan su lugar los objetos, las imágenes televisivas, los videojuegos. La labor del profesor es la de ofrecer ese conocimiento y quizás haya alguna Baktay (que las hay, aunque pocas) a la que estimular y darle perspectivas. La figura del profesor tiene algo entre homérico y patético. Quizás en medio esté la vulgaridad. Me destacaron los profesores afganos de la película, tan poco estusiastas, tan repetitivos, tan hoscos. La actitud de los niños en clase era aparentemente más ordenada que lo que es habitual por aquí. Gracias FMOP por tus palabras.
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