Víctor Manuel Ramos es un periodista dominicano, afincado en los Estados Unidos desde su adolescencia. Primero en la ciudad de Nueva York. Luego en Orlando (Florida). Trabajó en diversos periódicos neoyorquinos sobre temas como el crimen y la delincuencia. Antes de ser periodista, vendió correas de reloj por las calles. Participó en 2001 y 2002 en el proyecto del diario Newsday para escribir las historias de las víctimas del Once de Setiembre, colaborando para el libro “American Lives”. Posteriormente se trasladó a Florida donde actualmente reside en la ciudad de Orlando trabajando igualmente para la prensa.
Si hay algo que obsesiona a Víctor en su concepción del mundo es la búsqueda de significado al (sin) sentido de la vida y la fugacidad de la existencia, dos temas capitales que se reflejan en su colección espléndida de relatos titulada Morirsoñando que hoy presentamos. Está publicada en LibrosEnRed y los usuarios pueden descargársela por un precio módico. Lo recomendamos vivamente.
La colección Morirsoñando se inicia con un poema de Unamuno y en su final se cierra con un diálogo tenso y dramático del protagonista con el Cristo que bien pudiera evocar la Oración del ateo de don Miguel. Dios no existe, es un dios de papel, pero está solitario y necesita que le halaguemos. El autor habla con él en una especie de diálogo de sordos en que Dios necesita más al hombre que el hombre a Dios. Resalto este aspecto porque todos los relatos de Víctor Manuel Ramos poseen una intensa carga existencial dramática y un aliento que revela una cierta desesperanza. Pero, no lo olvidemos Morirsoñando también es el nombre de un cóctel delicioso que combina la acritud de las naranjas con la dulzura de las cañas. Lleva zumo de naranja, azúcar, leche y hielo triturado. Entre estos dos extremos –lo dulce y lo agrio- se sostienen estos relatos en el límite.
Los dieciocho relatos que componen el libro forman una unidad un tanto heterogénea. Los hay que evocan el mundo mítico, soñado, del río Bao donde ocurren historias cargadas de misterio y donde aparecen fatalidades, muertes y presencias ominosas. Es el mundo anterior a la emigración a los Estados Unidos. Es la República Dominicana como espacio mágico. Luego está su afincamiento como inmigrante en los Estados Unidos, el trasterramiento en plena adolescencia y el encontrar la dureza de la vida pero también el mundo de las oportunidades duramente trabajadas. Los relatos que se sitúan en la ciudad de Nueva York se vertebran en torno a la terrible experiencia que supuso el 11 de Setiembre en que la ciudad se tambaleó y aún se está recuperando. Un relato sorprendente es La sonrisa del terrorista fechado el 27 de octubre de 2001. Es un relato irónico que llama la atención por la capacidad de distanciamiento -en aquellos momentos- y el humor tierno en medio de una situación intensamente dramática: un terrorista aprovisionado de explosivos, pegados a su cuerpo, deambula por Nueva York esperando hacer estallar su carga letal. Pero aquel día sucede lo que menos podría esperar…
Varios de los relatos evocan la figura de inmigrantes latinoamericanos desembarcados en el paraíso americano, pero este paraíso es más bien un infierno de dificultades en que siempre se sentirán extraños. Me recuerda poderosamente la impresión que tuvo Lorca en su visita a Nueva York en 1929 y su extrañamiento y desolación ante las terribles leyes del mercado y el capitalismo en estado puro. Se sentía como latino, desplazado a un mundo deshumanizado. Así los relatos Quizás soy blanco, Pulpa de Manila, Mañana de agosto, The lucky ones, La casi verdadera historia de Ebenezer Scrooge, El testamento del Pora… Late en todos estos relatos una sátira amarga sobre la vida y el estilo de vida americanos. En alguno de ellos, percibimos la presencia filosófica de Arthur Schopenhauer, el filósofo más pesimista, que sostenía que la existencia fluctúa entre la desesperación y el aburrimiento. Esta orientación da densidad al conjunto de los relatos: una percepción dolorosa de la existencia y una necesidad imperiosa de buscarle un sentido. Un cuento sobrecogedor al estilo del mejor Raymond Carver es Crismas en Nueva York, construido con frases cortas y cortantes que van acumulando dramatismo para desembocar en un giro trágico que nos corta el aliento. Como fondo siempre la ciudad de Nueva York recuperándose. NY ya no es la misma, impresión que me han confirmado viajeros que han estado recientemente por allí. La ciudad abierta, confiada, liberal se ha ensombrecido… Y esta sombra planea sobre estos cuentos agridulces en los que hay diversas influencias: desde el homenaje interesantísimo a Juan Rulfo en uno de los mejores relatos del libro, Los Chupasangre, un monólogo interior de gran fuerza; referencias a Dickens en la historia de Abelardo Cruz; relatos fantásticos como Nueva York bajo la nieve –parece evocar la carga hiperbólica de Gabriel García Márquez y la lluvia en Macondo durante cuatro años y no sé cuántos meses y días…; Vuelo nocturno (¿Saint-Exupery?)… Nueva York como metáfora y como escenario de la vida de inmigrantes que deambulan y trabajan rompiéndose el espinazo para seguir adelante, porque la vuelta atrás es imposible. Trabajan por ellos mismos y por sus hijos, todo para sus hijos, esperando un futuro mejor.
Lo dicho, no se lo piensen y descárguense estos cuentos tiernos y ácidos, llenos de sátira y sarcasmo social… Son documentos de una percepción original y propia de la existencia en unas circunstancias excepcionales. Su carga de fatalismo y de ternura me resultan un cóctel que se acerca a nuestra sensibilidad europea en que nos sentimos ajenos al American Way of Life.
Si hay algo que obsesiona a Víctor en su concepción del mundo es la búsqueda de significado al (sin) sentido de la vida y la fugacidad de la existencia, dos temas capitales que se reflejan en su colección espléndida de relatos titulada Morirsoñando que hoy presentamos. Está publicada en LibrosEnRed y los usuarios pueden descargársela por un precio módico. Lo recomendamos vivamente.
La colección Morirsoñando se inicia con un poema de Unamuno y en su final se cierra con un diálogo tenso y dramático del protagonista con el Cristo que bien pudiera evocar la Oración del ateo de don Miguel. Dios no existe, es un dios de papel, pero está solitario y necesita que le halaguemos. El autor habla con él en una especie de diálogo de sordos en que Dios necesita más al hombre que el hombre a Dios. Resalto este aspecto porque todos los relatos de Víctor Manuel Ramos poseen una intensa carga existencial dramática y un aliento que revela una cierta desesperanza. Pero, no lo olvidemos Morirsoñando también es el nombre de un cóctel delicioso que combina la acritud de las naranjas con la dulzura de las cañas. Lleva zumo de naranja, azúcar, leche y hielo triturado. Entre estos dos extremos –lo dulce y lo agrio- se sostienen estos relatos en el límite.
Los dieciocho relatos que componen el libro forman una unidad un tanto heterogénea. Los hay que evocan el mundo mítico, soñado, del río Bao donde ocurren historias cargadas de misterio y donde aparecen fatalidades, muertes y presencias ominosas. Es el mundo anterior a la emigración a los Estados Unidos. Es la República Dominicana como espacio mágico. Luego está su afincamiento como inmigrante en los Estados Unidos, el trasterramiento en plena adolescencia y el encontrar la dureza de la vida pero también el mundo de las oportunidades duramente trabajadas. Los relatos que se sitúan en la ciudad de Nueva York se vertebran en torno a la terrible experiencia que supuso el 11 de Setiembre en que la ciudad se tambaleó y aún se está recuperando. Un relato sorprendente es La sonrisa del terrorista fechado el 27 de octubre de 2001. Es un relato irónico que llama la atención por la capacidad de distanciamiento -en aquellos momentos- y el humor tierno en medio de una situación intensamente dramática: un terrorista aprovisionado de explosivos, pegados a su cuerpo, deambula por Nueva York esperando hacer estallar su carga letal. Pero aquel día sucede lo que menos podría esperar…
Varios de los relatos evocan la figura de inmigrantes latinoamericanos desembarcados en el paraíso americano, pero este paraíso es más bien un infierno de dificultades en que siempre se sentirán extraños. Me recuerda poderosamente la impresión que tuvo Lorca en su visita a Nueva York en 1929 y su extrañamiento y desolación ante las terribles leyes del mercado y el capitalismo en estado puro. Se sentía como latino, desplazado a un mundo deshumanizado. Así los relatos Quizás soy blanco, Pulpa de Manila, Mañana de agosto, The lucky ones, La casi verdadera historia de Ebenezer Scrooge, El testamento del Pora… Late en todos estos relatos una sátira amarga sobre la vida y el estilo de vida americanos. En alguno de ellos, percibimos la presencia filosófica de Arthur Schopenhauer, el filósofo más pesimista, que sostenía que la existencia fluctúa entre la desesperación y el aburrimiento. Esta orientación da densidad al conjunto de los relatos: una percepción dolorosa de la existencia y una necesidad imperiosa de buscarle un sentido. Un cuento sobrecogedor al estilo del mejor Raymond Carver es Crismas en Nueva York, construido con frases cortas y cortantes que van acumulando dramatismo para desembocar en un giro trágico que nos corta el aliento. Como fondo siempre la ciudad de Nueva York recuperándose. NY ya no es la misma, impresión que me han confirmado viajeros que han estado recientemente por allí. La ciudad abierta, confiada, liberal se ha ensombrecido… Y esta sombra planea sobre estos cuentos agridulces en los que hay diversas influencias: desde el homenaje interesantísimo a Juan Rulfo en uno de los mejores relatos del libro, Los Chupasangre, un monólogo interior de gran fuerza; referencias a Dickens en la historia de Abelardo Cruz; relatos fantásticos como Nueva York bajo la nieve –parece evocar la carga hiperbólica de Gabriel García Márquez y la lluvia en Macondo durante cuatro años y no sé cuántos meses y días…; Vuelo nocturno (¿Saint-Exupery?)… Nueva York como metáfora y como escenario de la vida de inmigrantes que deambulan y trabajan rompiéndose el espinazo para seguir adelante, porque la vuelta atrás es imposible. Trabajan por ellos mismos y por sus hijos, todo para sus hijos, esperando un futuro mejor.
Lo dicho, no se lo piensen y descárguense estos cuentos tiernos y ácidos, llenos de sátira y sarcasmo social… Son documentos de una percepción original y propia de la existencia en unas circunstancias excepcionales. Su carga de fatalismo y de ternura me resultan un cóctel que se acerca a nuestra sensibilidad europea en que nos sentimos ajenos al American Way of Life.
Visitar Libro Abierto para conocer más acerca de estos relatos.
Interesante el "libro abierto". Prefiero morir viviendo, que vivir muerto. Saludos, Joselu.
ResponderEliminarEsun nuevo título para mi lista de lecturas pendientes. Desprenderse de una realidad no es nada: lo heroico es desprenderse de un sueño.
ResponderEliminarTe los puedo dejar, María José. Víctor Manuel es un buen escritor residente en los Estados Unidos, y gracias a internet podemos conocerle y saborear lo que escribe. Son cuentos agridulces, llenos de desesperanza, no faltaría más, pero llenos de humanidad. Tratan de la condición humana.
ResponderEliminarMe los apunto yo también, no me pienso quedar con la curiosidad.
ResponderEliminarSaludos
A ti también te ha arrebatado la lectura de "Morirsoñando" ¿eh?
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