En una reciente visita a Bulgaria he
tenido ocasión de tomar en consideración la evolución de los países del este de
Europa, situados tras el Telón de Acero, durante unos cuarenta y cinco años.
Por los acuerdos tomados por las potencias vencedoras en la Segunda Guerra
Mundial, toda una zona de influencia quedó en el lado soviético y en estos
países se impusieron las llamadas democracias populares que era la aplicación del
socialismo soviético en sus sistemas políticos.
Bulgaria fue una aliada extraña de la
Alemania nazi porque no quiso declarar la guerra a la URSS y pensó que una
declaración de guerra a las potencias occidentales no le traería demasiadas
consecuencias negativas, algo en lo que se equivocó totalmente pues sufrió
importantes bombardeos por parte de los aliados. En Bulgaria había una
monarquía encarnada en el rey Boris III, que pareció ser envenenado por Hitler,
y murió a los pocos días del encuentro con él ya que Bulgaria se negaba a
deportar a los judíos búlgaros –mayoritariamente sefardíes- a los campos de
exterminio en Polonia. Es el único país que conozco en que hubo una reacción
popular por parte de la población, la iglesia ortodoxa, instituciones como el
parlamento y el diplomático español Julio Palencia, que se levantaron para
impedir las deportaciones a los campos de la muerte.
El caso es que Bulgaria fue ocupada
por las tropas soviéticas y quedó en el lado este de Europa. Se abolió la
monarquía y se instauró una democracia popular hasta 1989 en que cayó el muro
de Berlín y, por extensión, el resto de países derribaron el comunismo que
había dominado sus sociedades durante más de cuatro décadas.
Ahí estaba yo, en mi visita al Museo
del Arte Socialista en el barrio de George Dimitrov en que se amontonaban las
estatuas de la época socialista que fueron quitadas de sus emplazamientos
originales para ser llevadas a un museo al aire libre, abierto a los
ciudadanos. Yo era el único visitante entre aquel vergel de imágenes del
comunismo en que proliferaban los bustos de Lenin, Che Guevara, Dimitrov, otros
dirigentes comunistas y, sobre todo, grupos escultóricos que representaban al
pueblo en armas contra el capitalismo. Aquella era una orgullosa representación
de lo que fue el socialismo en Bulgaria empezando por la estrella roja de cinco
puntas que coronaba el impresionante edificio de la sede del Partido Comunista
búlgaro de una gran belleza.
Todo esto había sido olvidado tras la
época de los “cambios” en que se pasó de una economía planificada socialista y de
un monopolio del poder político en manos del Partido Comunista a un poder
democrático en manos de los partidos, el cambio de una moral colectiva a una
moral individualista y egoísta. Ahora solo quedaban estas estatuas de un tiempo
que dejó de existir junto con las medallas del orgullo socialista que se pueden
adquirir en los mercadillos para turistas que quieren algo que les recuerde la
época socialista.
Vi asimismo videos del periodo
comunista en que multitudes pletóricas y entusiastas vitoreaban al camarada
Dimitrov y a la labor del Partido Cömunista como dirigente del pueblo frente al
capitalismo. Parecían felices y gozosos. Muchos niños ofrecían flores a los
dirigentes, desfiles militares con cohetes nucleares, eran celebrados por las
muchedumbres que parecían ardientes partidarios del sistema político. Era
impresionante ver los vídeos.
Pero todo esto cayó en unos días, tal
vez en un día. El sistema comunista se desmoronó por sus propias
contradicciones en cuestión de horas, y la gigantesca estatua de Lenin en el
centro de Sofía y la estrella de cinco puntas roja que estaba en el Largo, fueron retirados; esta fue desmontada y transportada por un helicóptero que se la llevó para desencanto de los sofiotas que
vieron que era de vidrio o plástico y no de rubíes como parece que era la que
estaba en Moscú. El comunismo cayó como un castillo de naipes.
Alguna explicación que he leído
atribuye su desplome a la fragilidad de un sistema de nodo único en el que residía el
poder, el Partido Comunista Búlgaro supeditado al de la URSS, frente a un
sistema, el capitalista, de múltiples nodos de poder y descentralizado, el
llamado poder en red que se ha impuesto en el mundo.
En los años sesenta, el mundo estaba
en ebullición y parecía que la partida la tenía ganada el modelo comunista.
Guerras en África, movimientos guerrilleros en América Latina, guerra en el
sudeste asiático, movimientos poderosísimos prosocialistas en Europa… en el
territorio de la libertad donde potentes partidos comunistas en Francia o
Italia buscaban un cambio de sistema.
Viendo el Museo de Arte Socialista
uno puede sentir la fuerza de aquel tiempo, la fuerza y la belleza magnética.
¿Acaso Ernesto Che Guevara no sigue siendo un referente universal de lucha
contra el capitalismo, acaso Lenin todavía no ofrece una imagen potentísima de
una revolución triunfante frente a la Rusia zarista y la implantación del
comunismo en la URSS?
Todo cayó porque era rígido y
burocrático, además de despótico y represor. Y, sobre todo, no podía competir
contra el modelo capitalista en red, mucho más exitoso y descentralizado.
Llamativo de Bulgaria fue que el rey Simeón, que estaba en el exilio en España, ganara las elecciones democráticas y gobernara sin que se restaurara la monarquía, creo recordar. NO sé si duró una legislatura o dos, pero me da pie para pensar que aquí en España bien pudiera pasar algo semejante si la deriva republicana de podemos la hubiera hecho suya el psoe y Felipe VI se hubiera visto obligado a exiliarse o simplemente abandonar el trono. De hecho, considerado de forma "profesional", Felip VI me parece un candidato muchísimo mejor preparado para la labor de gobernar que cualesquiera de los que se presentaron a las últimas elecciones generales. El otro gran referente de Bulgaria, para quienes no hemos tenido la suerte de verla "en vivo y en directo" es lo de los congresos "a la búlgara", tan propios de los partidos comunistas. No sé qué ambiente e respira ahora en esos estados, porque la imagen que nos llega a través del cine, como la últim película rumana que vi, más me retrotraen a 1960 que al siglo XXI...
ResponderEliminarHay un total desconocimiento sobre la realidad de países del antiguo este, como Bulgaria. Te diré que en la calles el ambiente era totalmente acorde con lo que son nuestras ciudades y los jóvenes tenían los mismos tics, modas y modos de relacionarse. Bulgaria es una sociedad moderna, no da ninguna impresión de retrotraer a los años sesenta de ningún modo. Hay diferencias culturales y económicas. Ya quisiera España tener el desempleo que hay en Bulgaria -que tiene moneda propia y no el euro lo que es un beneficio clarísimo -hay que decir que ni Rumanía, ni Polonia, ni Hungría, ni la República Checa, ni Suecia tienen el euro-. El salario medio es muy bajo y eso ha llevado a más de dos millones de búlgaros a emigrar -hay unos 300000 en España-. Es un país con una cultura muy interesante y con una historia sorprendente. Lo que pasa -y esto lo he experimentado viajando- desde España y Europa occidental- la historia y la realidad de los países del este es completamente desconocida y solo hay tópicos acerca de ellos. Es como creer que en España todos vamos a corridas de toros y llevamos sombreros mejicanos.
EliminarEste año la ciudad de Plovdiv, a 140 kilómetros de Sofía, es capital europea de la cultura y he de decirte que es una ciudad preciosa, a la última y que sorprende por su vitalidad y modernidad.
En cuanto al ray Simeon, fue primer ministro entre 2004 y 2008 pero la siguiente vez perdió las elecciones porque los búlgaros entendieron que estaba más preocupado de recuperar antiguas posesiones de la corona que de la modernización del país. Los jóvenes también en Bulgaria se quejan de la corrupción, no es tan diferente a España.
Saludos cordiales.
No sé prácticamente nada de Bulgaria, así que te agradezco la información que nos vas dejando, y espero que sigas haciéndolo en los próximos días, con esas estupendas crónicas de viajes a las que nos tienes acostumbrados.
ResponderEliminarMe ha hecho gracia el comentario de Juan Poz en relación a Felipe VI. Pienso que es una lástima que el Psoe no haya apoyado la vertiente republicana de Podemos e intentado acabar de una vez por todas con esa forma de gobierno, la monarquía, que nadie ha pedido y que tan antidemocrática es (por no hablar de lo que me/nos cuesta mantenerla económicamente). Le falta valentía a la izquierda socialista, o le sobra prudencia, que no hay que asustar al personal, no sea que no les vuelvan a votar... Por eso, mi opción es siempre más a la izquierda... pero ya dejamos claras nuestras posiciones políticas en una entrada anterior, la de los votos confesos, así que pasemos página.
En lo que sí estoy de acuerdo con Poz en que Felipe está mejor preparado que la mayoría de los políticos actuales, aunque, sin quitarle mérito al muchacho, no puedo dejar de pensar que ¡mis dineros me ha costado!
Saludos y hasta las próximas entregas búlgaras.
Cuando se habla de lo antidemocrática que es la monarquía siempre me quedo en suspenso porque precisamente los países más avanzados democráticamente de Europa son monarquías. Véase Reino Unido, Dinamarca, Bélgica, Holanda, Suecia y Noruega. Países con sistemas sociales avanzados, a años luz de nuestra realidad para bien suyo. Países que he visitado y en que sienten sus ciudadanos una gran querencia por sus monarcas celebrándose popularmente los cumpleaños del rey o la reina. El argumento de que la monarquía es no democrática queda puesta en cuestión por estos ejemplos palmarios. Japón es otro país con monarquía y no olvidemos que tanto Australia como Canadá reconocen como monarca a la reina Elizabeth, aunque esto tenga solo un carácter formal. No digo que no pueda ponerse en cuestión, por otras razones la monarquía, pero no por su carácter no democrático. Mi posición personal es que el régimen republicano ha sido ensayado dos veces en España y si uno conoce a fondo estos periodos, el que esto suscribe siente profundo temor ante una hipotética tercera república. Evidentemente todo es opinable, faltaría más pero no es una cuestión de derecha o de izquierda sino de sentido común. Saludos cordiales.
EliminarDefinirse de izquierdas o derechas es una posición (con un valor bastante subjetivo en un mundo sin ideologías), la verdadera "oposición" consiste en plantear serias dudas sobre todos los principios, los principios democráticos, e incluso también sobre los príncipes de la nación y la razón.
EliminarCuando visitas países que han vivido el comunismo, eres consciente de los cambios tan terribles que tuvieron que vivir en sus respectivas transiciones. Todas las certezas que tenían con un sistema que parecía hermético y seguro, se cayeron por completo y se vieron abocados a un proceso de carácter salvaje, sin principios y sin reglas. Fue la ley de la selva. No es lo mismo evolucionar hacia un sistema a lo largo del tiempo que vivir el desplome de todo un sistema de la noche a la mañana. Creo que en tal caso, era imposible plantear dudas sobre lo que estaba pasando. Fue algo terrorífico y emergieron todos los tiburones que aprovecharon el hundimiento del comunismo para hacerse ricos. No es tan sencillo en estos casos plantearse un proceso racional para analizar la racionalidad de la realidad.
Eliminarmuy interesante la verdad, solo me hubiese gustado mas fotos en la entrada...
ResponderEliminarBulgaria no es un país que tenga tanto marketing ja... la imagen de El Che sigue teniendo la misma fuerza hoy día, lo demás no lo sé... saludos!
Te dejo un enlace a un vídeo que he hecho con algunas fotografías del viaje
EliminarBULGARIA 2019
He leído tu exposición con toda la atención del mundo, es magistral, me encanta la historia y sobre todo ciertas etapas, mira por dónde una de ellas es la Segunda Guerra. Muy interesante las reflexiones que haces en la segunda mitad de tu texto.
ResponderEliminarSAludos.
No sé exactamente a qué parte te refieres que te ha interesado. La historia de Bulgaria merece la pena ser conocida -como la de otros países que quedaron en el este pero cuyas circunstancias fueron muy diferentes-. Lo que distingue a Bulgaria de los otros países es que hay una profunda simpatía de los búlgaros hacia Rusia, país que liberó a Bulgaria del yugo otomano en el siglo XIX. Bulgaria no sintió resentimiento hacia Rusia a pesar de las décadas de comunismo a diferencia de Hungría, la República Checa, los países Bálticos o Ucrania. Viajar es adentrarte en la historia. Saludos.
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