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domingo, 22 de noviembre de 2015

Tratamiento de las diferentes velocidades de aprendizaje


Una de las cuestiones más complicadas como profesor es ajustar el ritmo de aprendizaje a cada uno de los muchachos de la clase. No todos van al mismo ritmo. Sus capacidades de trabajo, de rendimiento, de interés y de desarrollo cognitivo son muy distintas. Ir al ritmo de los más lentos es un fracaso puesto que ralentiza a los que podrían ir mucho más rápido; ir al ritmo de los más rápidos supone también un fracaso generalizado para los que no alcanzan ese nivel de velocidad y trabajo. Es injusto. Otra posibilidad sería asumir un ritmo medio que no se ajustara a los más retrasados ni a los más rápidos sino a un nivel medio imaginario de la clase. Esto no impediría que algunos se quedaran rezagados y que otros no pudieran avanzar todo lo que podrían. Sin duda, para todos los que son profesores, esta es una cuestión medular en cualquier reflexión sobre el aprendizaje. ¿Qué hacer? 

"¿Cómo modular el aprendizaje a todos los niveles sin desaprovechar las posibilidades de los más veloces y sin dejar descolgados a los más lentos?"

A todos los que pasan por aquí les es conocido mi sistema de trabajo de este curso: la clase invertida. Grabación de vídeos sobre literatura y lengua que ellos ven en casa respondiendo preguntas sobre su contenido que me llegan a mí con toda precisión. Esto es común a todos. Pueden ver los vídeos las veces que quieran y ajustarlos a su velocidad. En clase, realización de mapas mentales sobre los contenidos de los vídeos. Uno por semana. Sin embargo, observo que la velocidad de resolución de estos mapas es muy variada. Hay quienes ya han realizado los mapas de las dos semanas siguientes. Otros van retrasados respecto a los mapas que les corresponden por semana e incluso no han terminado los de semanas anteriores.

Cuando les propongo unos ejercicios en el aula –generalmente interactivos y con soporte tecnológico- los hay que lo realizan en breve tiempo y otros que necesitan toda la hora para completarlos y no les llega. A los que avanzan rápido les doy otros ejercicios que avanzan la materia. Y a veces al poco tiempo ya me están pidiendo más porque los han acabado rápidamente. El problema es tener material preparado para los más veloces y que no se aburran. El profesor ayuda – y tiene paciencia- con  los que tienen más dificultades y complace a los más rápidos que se retan para superarse a sí mismos. Se puede decir que la velocidad de trabajo y rendimiento son muy diversas, y no es justo retrasar a unos y bloquear a otros con una velocidad inadecuada, impropia de su capacidad de trabajo o aprendizaje.

La clase invertida -que dedica todo el tiempo en el aula a ampliar conocimientos- es un excelente medio de trabajo que propicia trabajos a velocidades variables sin que se resienta el desarrollo normal del aula. El problema para el profesor es desenvolverse a suficiente velocidad para atender a todos los ritmos de aprendizaje. Las clases son muy intensas para el profesor pues debe atender múltiples cuestiones que responden a velocidades distintas. La trastienda de la clase invertida es también muy laboriosa e implica trabajo añadido al que es habitual a los profesores, precisamente porque se basa en esos diferentes ritmos de aprendizaje a los que hay que dar salida.


La satisfacción es que los alumnos con más velocidad no quedan frustrados y pueden aspirar a más, sin límites intermedios o lentificados por el lastre de los más retrasados, y, para estos, la clase también se ajusta perfectamente a su desarrollo personal. Observo que hay un gran interés por cumplir las tareas en más de un ochenta por ciento.  

"Uno ha de ser autocrítico con la pedagogía que está implementando, más si es de carácter experimental, pero también ha de saber reconocer los puntos fuertes y débiles de la misma". 

11 comentarios :

  1. Respuestas
    1. Hombre, magistral no, no lo es, pero es una reflexión sobre una de las cuestiones más delicadas sobre la práctica docente. Creo reconocer los puntos débiles de mi praxis pero también quiero retener algunos que le dan sentido. No es magistral, ni pretenden serlo. Soy bastante deficiente en bastantes sentidos.

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  2. Je. je, en esta nueva entrada, con los subrayados, y los textos extraídos en negrita y tamaño mayor de la línea parece como si no estuvieses preparando una de tus clases a los lectores de tu blog. Complicado tema el que abordas hoy. Supongo que en esto la clave sin las ganas de esforzarse en que todas aprendan que pueda tener el profesor. El que pase, dará su clase y a un ritmo y tonto el que no siga. Y el que quiera llegar a todos hará esfuerzos para que todos le sigan.

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  3. No sé si te entiendo. La redacción de tu comentario es apresurada y me da lugar a la ambigüeadad. Creo que quieres decir que con mis subrayados y selecciones en negrita o párrafos destacados doy la impresión de dar una clase a los lectores del blog. Jajajajaja. Supongo que esta entrada es muy profesional y tiene poco interés para los que no son docentes. Este año me he planteado más entradas docentes y menos de otros temas -aunque me cuesta-. Tal vez tengas razón. A la vez experimentaba con esta posibilidad de resaltar párrafos a modo de titulares para promover el debate o centrar a visitas que no quisieran leer el texto entero. Tengo la impresión de que este post no tendrá demasiados comentarios por lo específico u obvio que es. Muchas gracias por tu comentario.

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    1. Me has entendido bien pues. Me pareció nuevo en tus entradas los subrayados y los extractos y más propios de los libros de texto que estudio junto a mi pequeño Martí que de tu blog. Pero ojo, que no parece mala idea, solo me resulto novedoso. Pero claro, con el nivel que tienen tus seguidores, a lo mejor no tocan los resúmenes. No sabría decirte.

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    2. Por cierto, he releído lo que escribí, y no me extraña que no lo entendieses. Realmente no se puede escribir más fallos en un texto en un texto tan corto. Es imposible. Y es por lo que dices. No repaso lo que escribo. Suelto lo primero que se me pasa por la cabeza y no repaso ni corrijo. Je, je, en tu clase, sería de los que requeriría un ritmo más lento.

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    3. Jajajaja, a mí me pasa que si no releo y corrijo lo que escribo con velocidad, encuentro luego errores de puntuación y de concordancia. Y en algún caso he cometido algún error ortográfico. Es totalmente necesario un repaso antes de darle al publicar. Todos cometemos errores porque el pensamiento va más rápido que el teclado.

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  4. Es muy interesante tu propuesta. En efecto: el trabajo autónomo del alumno alentado por el profesor hace que el que tiene más velocidad a la hora del aprendizaje pueda llegar más lejos sin sentirse frenado por el resto y que el que tiene menos abandone sin más. Al poner en común las cosas, además, supongo que habrás notado cómo muchos sentirán el impulso de los que hayan avanzado más. Excelente.

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    1. Es difícil de evaluar este grado de satisfacción, pero es probable que sea así. En todo caso, hay unos que avanzan más por cuestiones intrínsecas (motivación, carácter escolar, tenacidad, mayor capacidad cognitiva ... ) y otros que se retrasan por motivos también variados. Se intenta dar una respuesta a eso y no es fácil.

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  5. Eso sí que es la cuadratura del círculo: conseguir que no se desentiendan, unos porque se aburren y los otros porque no llegan. Francamente, me da la impresión de que no están pagados los docentes como para poder mantener ese equiibrio de velocidades que implica lo que ya vemos en tu caso: una dedicación espartana, teresacalcutiana y, si se hace en todos los cursos, incitadora al desquiciamiento personal. Alonso Schökel, de quien escribí en mi "Diaro", dividía la clase físicamente en tres sectores, cada uno con un nivel más o menos homogéneo y planteaba ejercicios con esos tres niveles: el mismo, pero con distinto índice de dificultad. La exigencia era diferente, por supuesto, pero, más allá de la evaluación individual del progreso de cada cual, la asignatura tenía unos mínimos de exigencia que se habían de superar para poder aprobar, como mínimo.Para mí siempre fue un quebradero de cabeza atender esa diversidad dentro del aula, sobre todo en cursos de bachillerato, claro está, porque en cursos inferiores parece más sencillo y los alumnos son más colaboradores, en principio.

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    1. No me lo planteo en cursos de bachillerato en ningún caso. Me refiero específicamente en este caso a tercero de ESO, el nivel fundamental en que soy profesor. Yo no planteo ejercicios de diferente nivel -eso realmente sería inabordable- sino que entiendo que hay algunos que tardan más en realizar actividades razonables (alumnos magrebíes especialmente por su menor dominio del idioma), otros factores son la constancia, la escolaridad... Los ejercicios son asumibles por la mayoría, pero unos los acaban con celeridad y entonces les doy otros que amplían su área de conocimiento. Los que se retrasan, no están penalizados por ello. Entiendo que tienen que tener su tiempo, pero, claro, hay uos plazos, y esos son para todos. Que unos vayan dos semanas adelantados a lo prescriptivo no deja de ser una cuestión de ritmo.

      De todas maneras, ahora estamos comenzando con la sintaxis y ahí van a tener más problemas que con la literatura. Estoy practicando un sistema de análisis sintáctico on line que es excelente y que permite un avance y progreso muy interesante. Aunque todavía hay algunas dudas sobre ello.

      De todas maneras, es mi último año. No podía despedirme sin intentar algo audaz. Me hace tener la sensación de haber intentado algo nuevo.

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