Arturo
Pérez Reverte ha publicado unos tuits que han levantado algún revuelo y
múltiples retuits. En alguno de ello
venía a decir que los europeos nos hemos acostumbrado a vivir en Disneylandia y
no sabemos enfrentarnos al horror y a la guerra cuando esta nos viene de frente
como son los yihadistas que han atentado estos días en París. Ante hombres
dispuestos a morir no sabemos cómo actuar. No se ajusta a las reglas y a la
normalidad y eso nos paraliza y nos inmoviliza.
¿Qué esta pasando?¿Hay una guerra declarada
por el Estado Islámico a la civilización europea? ¿Cómo debemos contestar si
esta existe? Estas preguntas nos producen agobio y zozobra y no sabemos
responderlas. Queremos pensar en términos de personas bondadosas que aman Imagine de John Lennon y queremos parecer guays,
personas que asumen su pasado colonial y que creen que Europa ha hecho mucho mal y ahora tenemos que pagar nuestros
errores de siglos pasados. Nos sentimos culpables y eso nos paraliza y puede
que no estemos viendo qué está pasando delante de nuestros ojos. Porque Estado Islámico (Daesh) no es solo un territorio entre Siria e Irak fruto de
nuestros errores recientes. No. Daesh
es un concepto, es un tipo de guerra que no excluye ningún método de ataque,
desde el atentado brutal como los de París,
Ankara, Beirut o Kenia, la
ciberguerra, el flujo gigantesco de refugiados a Europa a los que queremos
acoger por razones humanitarias, la explosión de la natalidad... Daesh ha nacido, que nadie se sorprenda,
en Europa, o en una confluencia muy
compleja dentro de Europa. Ha nacido entre nosotros donde hay millones de musulmanes, formados
en nuestras escuelas y universidades, de los que una parte son proclives a la
radicalización. Ya hay zonas de Bélgica,
Francia, Suecia y Alemania donde
apenas hay ciudadanos blancos occidentales. Hemos interiorizado que el Islam ya es parte de Europa como ha sostenido Merkel. Esta radicalización en choque
con la sociedad occidental los lleva a odiar nuestros valores entre los que
están la tolerancia, la libertad, la democracia. Nos podemos fustigar y decir
que los hemos segregado en guetos como las banlieus
de París o Marsella, que la sociedad francesa no se ha abierto a ellos.
Podemos seguir enarbolando banderas de paz y amor, pero hay algo que está
pasando en nuestras fronteras. Y no es tranquilizador. Más bien es aterrador.
Estamos en una espiral diabólica porque hagamos lo que hagamos nos equivocamos.
Si no hacemos nada, es suicida; si hacemos, generamos más conflictos y más
guerras en un área terriblemente ardiente –el oriente medio-, si sigue
creciendo la islamofobia como es inevitable, los sectores del Islam en Europa
tendentes a la radicalización crecerán por sentirse rechazados; si seguimos
acogiendo a millones de musulmanes, que llegan a nuestras fronteras, en veinte
años es posible que seamos sociedades ya del tercer mundo y en las que rija la sharia. Cada musulmán tiene siete u ocho
hijos frente a los dos o uno que tenemos los occidentales. Si tienen varias
mujeres esto se dispara a veinte o veintidós hijos. ¿Forma parte de un plan de ocupación
de Europa por todos los medios? Daesh conoce nuestra psicología y
nuestro miedo, así como nuestra comodidad, nuestros complejos, nuestras
contradicciones. Son expertos geniales en marketing
audiovisual. Cuando degüellan a un prisionero y cuelgan espantosas imágenes
saben que no querremos creerlo, que pensaremos que no nos atañe a nosotros.
Nosotros vivimos en un mundo libre y tolerante en que estas cosas no pasan.
¿No? Los atentados de París y el
miedo que se ha extendido en toda Europa
a pesar de nuestros servicios de información, antidisturbios, y nuestros
ejércitos, son pruebas evidentes de que la guerra de Siria ya está aquí. Creíamos vivir en Disneylandia y ahora vemos que lo que está sucediendo allí, también
sucede aquí. Daesh ha nacido en Europa.
Exportamos combatientes islámicos y luego vuelven dispuestos a liquidar esto. A
bombazos, por medio de la multiculturalidad, por medio de la natalidad, por
medio de nuestros miedos, por medio de nuestros complejos de culpa, por medio
de nuestras zonas de confort, de nuestra civilización débil cuya única aventura
semanal es ir a Mercadona y Primark. Pero ellos están dispuestos a
extenderse, a crecer, a dinamitar nuestras seguridades y valores.
Estos días me daba una impresión de
ingenuidad totalmente naïf el canto
de la Marsellesa en Wembley, las dos cámaras legislativas
francesas reunidas para también cantar el himno francés, el chiste de El Roto contra las bombas... Y mientras
ellos, cada vez más, inmunes a la crueldad que nosotros querríamos que no
fuera de mal gusto, y centenares de miles de musulmanes llegando a Alemania, Suecia, Francia, Reino Unido ... tierras que no podrán
satisfacer todas sus demandas de bienestar inmediato puesto que creen que
llegan a lugares en que todo el mundo es rico y ellos exigirán inmediata y
violentamente sanidad, escuela, vivienda, trabajo ... y cuando no sea posible,
nos odiarán, odiarán nuestros valores y nuestra democracia.
Esta es la encrucijada en que estamos.
La civilización, cualquier civilización, lo dice la historia termina durmiéndose en sus laureles, por decirlo así. Le paso a la Mesopotámica, la Egipcia, la Griega, la Romana, le pasó a la cristiana en el siglo XVI y a la de las Taifas con la llegada de almorávides y almohades. El confort, el miedo a perder lo adquirido fosiliza y aturde. Nos volvemos cómodos y decadentes, perdemos la energía vital y nos hacemos viejos. No solo es humano, casi es inevitable y frente a ellos los que aman los cambios, los que se aburren, los hastiados por la falta de ideales, los marginales, los jóvenes necesitados de estímulos de lucha y los amantes del postureo literario oportunista como Reverte ven en lo nuevo una posibilidad. Así se fabrican los antagonismos en tiempos en que todo es previsible. De esos antagonismos se alimentan los movimientos antisistema, el independentismo y de una forma mas radical, mas nihilista, estos movimientos como el Daesh.
ResponderEliminarNo rechazo los elementos históricos y politicos concretos y las responsabilidades occidentales en el despegue del fenómeno, pero no olvidemos que todo esto que está pasando ya ha ocurrido antes y que siempre las sociedades viejas por muy estupendas que sean están en desventaja ante los nuevos cachorros por muy salvajes que nos parezcan vistos desde el otro lado de la barricada.
Un abrazo
Tu interpretación historicista es plausible y explica la realidad de la decadencia de las civilizaciones, pero no me tranquiliza que también el imperio romano decayera y fuera invadido por los jóvenes bárbaros criados en las estepas. Ahora nos está pasando a nosotros, a la culta Europa, que se ve asediada por amenazas a las que no se atreve a mirar a los ojos. Y es cierto, la fuerza vital de los yihadistas (al margen del problema del bien y del mal, de la cultura o su contrario) es infinitamente superior a la nuestra. Estamos enfermos de confort. Los que vienen del desierto están dispuestos a degollarnos llenos de ímpetu vital, de juventud. Pero no me consuela, no, explicarme la lógica del asunto. Europa tiene que despertar, pero va a ser tan duro ese despertar que se nos va a atragantar John Lennon en la garganta, así como el símbolo de Paz y Amor que ha simbolizado la reacción de la sociedad francesa y europea. ¡Ingenuos! Culpablemente ingenuos.
EliminarUn abrazo.
Estoy totalmente de acuerdo contigo. Pero no veo solución al problema. O mejor dicho: sí, la veo, pero no me gusta. Se llama Marie Le Pen y sus secuaces. Ahora se multiplicarán por todo el continente, y esperemos que no aparezcan más Breiviks.
ResponderEliminarLa última novela de Houellebecque que supongo has leído, Sumisión, plantea un dilema diabólico que a mí me pareció inverosímil cuando la leí. Un partido islamista moderado se hace con el poder en Francia en la segunda vuelta con el apoyo de los socialistas para hacer frente al Frente Nacional. Lo considero inverosímil puesto que no hay ningún anuncio de que pueda constituirse dicho partido islamista -que dicho sea de paso, tendría muchos votos- y no me imagino a la sociedad francesa del buen rollo entregándose al islamismo como plantea la novela. Sin embargo, sí que alumbra lo que muchos han dicho y se les ha tachado de racistas y de islamofobos, y que es la creciente potencia del Islam en Europa. Muchos son buena gente que no quiere problemas, pero hay entre ellos una minoría hiperactiva que puede hacer de levadura madre entre el colectivo y atraerlos hacia posiciones maximalistas. Si progresa la islamofobia, lo que es inevitable; si gana posiciones el Frente Nacional, empujará a los musulmanes en mayor número de la radicalización. Esto es lo que está esperando Daesh: crear una brecha total entre el mundo islámico y el occidental además de llenar de hijos islámicos Europa. La natalidad en un mundo decadente como el nuestro que no tiene hijos o los menos nos hace especialmente débiles. La llegada de miles y miles de refugiados (que no se han mostrado benévolos o pacíficos en muchas ocasiones) es una baza en manos de esta visión de Europa Islámica.
EliminarLlegará un momento en que habremos de ser conscientes de ello.
Precisamente hoy se ha publicado en El País un artículo sobre el tema de un historiador británico a quien me encanta leer, Niall Ferguson: http://elpais.com/elpais/2015/11/18/opinion/1447858231_755070.html
EliminarEs el marido de Hirsi Ali, para más inri. Me parece interesante lo que dice, aunque se haya convertido en el pregonero del fin de la civilización occidental (te recomiendo su "Civilizavión" sobre las causas de la dominación europea en el mundo).
Seguro que Huntington está llorando en la tumba- su visión del choque de civilizaciones se ha cumplido. No sé qué van a hacer los gobiernos. Lo que sé es que me siento cada vez más asqueada con todo, y eso no es bueno porque me considero una persona razonable y tolerante. ¿Cómo entonces se sentirán los menos razonables y tolerantes que yo? Prefiero no pensarlo.
Activo el enlace que nos has dejado NIAIL FERGUSON
EliminarHe leído el artículo de Niail Ferguson. Expresa la similitud del fin del imperio romano con el posible final de la civilización europea. Tenemos todas las piezas para encajarlas y saber qué está pasando pero nuestras ideas hippies, tolerantes, pacifistas, llenas de flores nos llevan a querer armonizar y no pensar que hay un terrible conflicto en el seno de la Unión Europea. Francia está en estado de shock. Esto no ha acabado. Las almas piadosas hablan de flores en lugar de bombas, de no estigmatizar a culturas o colectivos y, aunque esto último es cierto, estas culturas y su crecimiento natal hacen expandirse el campo de acción y de influencia de las mismas, el poder de las mezquitas fuera de control, y su penetración en la sociedad civil en determinadas zonas. Aquí en Cataluña, los magrebíes han sido mimados para atraerlos al proyecto independentista a la vez que se buscaba catalanizarlos y oponerlos a España. No sé cuál será el resultado pero su número es muy elevado. A mí me gustan como alumnos individuales. Me caen bien, pero su futuro es enigmático porque pueden no encajar en la sociedad y en el mundo laboral. Ello puede hacerlos cambiar y desarrollar un resentimiento contra la sociedad occidental. Constituyen más del cincuenta por ciento del alumnado del centro.
EliminarEspero que esta crisis en el corazón de Europa nos lleva a reflexionar lo que Ayam Hirsi Alí lleva tiempo diciendo. Esta pensadora somalí tuvo que irse a Estados Unidos porque su vida estaba amenazada en Holanda donde era considerada una provocadora porque desenmascaraba el Islam holandés y europeo como profundamente antidemocrático.
Tu exposición me parece razonable, la comparto en la base de lo que dices, aunque intuyo que seguramente no coincidiríamos en lo que hay que hacer sobre el tema. Porque de hecho, en tu exposición no propones nada, lo dejas totalmente abierto, solo expones. Occidente se equivoca en como esta tratando el tema. En Occidente somos unos pardillos y ellos nos llevan la delantera, correcto, comparto el diagnóstico, ¿pero que propones?, ¿Como nos salimos de esta?. Aunque seguramente no haya salida. Y ahí intuyo que no compartiría contigo casi ninguna de las cosas que a ti se te ocurrirían hacer. Aunque si te digo la verdad, yo tampoco tengo ni idea de que hacer sobre este tema. Al menos tú, supongo que tienes claro lo que no harías. Un abrazo.
ResponderEliminarNo, no sé qué habría qué hacer, no tengo ni idea. Es un problema diabólico, como expongo y todas las soluciones son malas sobre todo si quisiéramos que Europa siguiera siendo un continente democrático, tolerante, basado en los valores de la Revolución Francesa. La invasión islámica es un hecho incontestable. Imáginatela en veinte años más. Todos los refugiados quieren ir a Alemania y Suecia. Más de un millón de personas al año. Hay quien piensa que Suecia puede terminar siendo un país tercermundista en un plazo no inverosímil. ¿Qué hacer? Nuestra creencia en los derechos humanos nos impide actuar de otra manera que la que estamos haciendo. Pero no, no tengo ni idea de qué habría que hacer. Agnieskha ha hablado de Marie Le Pen. ¿Te imaginas lo que va a subir ahora? Y si llega a gobernar ¿qué pasará? ¿Y si seguimos haciendo como corderos que van al matadero y seguimos diciendo ¡que malos somos, nos lo merecemos! ¿qué pasará? Creo que el problema ya es tan hondo que su solución es imposible.
EliminarUn abrazo, José Antonio.
No se lo de Marie Le Pen en Francia. Me quedo con lo de España. PP, PSOE y C's hablando de pacto antiyahidista (sinceramente me da la risa, la verguenza ajena) y alguno se atreve a decir que hay responder con contundencia. Que quieren decir?, mandando tropas a Siria?, y que el siguiente atentado sea aquí?, como con el trio de las azores. Desde luego me quedo con Podemos, que muestra la visión ingenua que tu dices que tenemos en occidente, pero que por lo menos las mismas mierdas que se han comprobado sobradamente que han fracasado. Tampoco es que den una solución, pero por lo menos no quieren caer en los mismo errores.
EliminarLa situación actual que tan bien describes me recuerda a la maldición " cuanto más corras más te duela y en cuanto te pares revientes..."
ResponderEliminarPara mi el caldo de cultivo de esta situación es la enorme desigualdad existente tanto a nivel de cada país como en el conjunto de países.
Otro factor clave es es el individualismo radical y el egoísmo individual,de clase o de país.
Las "Religiones del libro" generan fanatismos tanto por el miedo, como por la sed de venganza de los " maltratados"
En nuestras sociedades opulentas (y cada vez más desiguales) se genera hastío,sed de nuevas experiencias a la par que para muchos frustración por no poder acceder a Disneylandia, teniéndola tan a mano. La evolución de la economía hace que cada vez sea menos necesario el factor trabajo, por lo que el problema de la desigualdad y la frustración tiene de a agravarse.
En fin, soy muy pesimista. Vamos a vivir tiempos vio!entos, salvajes, diría yo. Creo que empieza a ser tarde para solucionar de raíz estos problemas y mas que tratar las cajas, tratremis los síntomas.
Un abrazo
Las sociedades musulmanas son atrasadas y corruptas. No hay un solo país musulmán que escape a esto, salvo las monarquías del Golfo que nadan en petróleo que son prósperas, sí, pero totalmente insolidarias con sus hermanos en la fe, incluidos los palestinos. Son prósperas y corruptas, claro. El islamismo es retrógrado y atávico en cuanto a conformación de un estado eficaz y moderno. Fíjate los países orientales cómo progresan por su cohesión social. No me extraña la diferencia de desarrollo y de riqueza entre unos países y otros. Vale que el califato de Córdoba fue la sociedad más culta de Europa en su tiempo, pero eso no tiene nada que ver con el presente.
EliminarSin embargo, estos países retrógrados, por su atavismo, tienen una enorme energía revolucionaria -o involucionaria-, mucha más que los occidentales que experimentan el cansacio del confort y la estabilidad. A esto se une el gran vacío de occidente, vacío moral, de fe, de algo que dé sentido a las cosas. Somos sociedades frágiles -aunque en general acomodadas-. No hay demasiado sentido en nuestro modo de ver el mundo salvo los centros comerciales o los estadios de fútbol -en general hablo-. Estamos en una enorme crisis de vacío que ya previó Nietzsche al hablar de la muerte de Dios. Confort y vacío. Hedonismo pleno. Sociedades con una natalidad bajo mínimos, envejecidas progresivamente. Por contra los salvajes que nos acechan son pródigos en natalidad, tienen fe (aunque primitiva), la vida tiene sentido para ellos , y están acostumbrados al sufrimiento y a las privaciones. Nuestro mundo les resulta nauseabundo. Odian París como la ciudad de la perversión -como antes lo fue de las luces-. Detestan nuestro huero sentido de la existencia. Tienen como digo mucha más potencia sexual y vital que nosotros. Y no tienen sentimiento de culpa. En eso somos judíos por nuestra herencia. Nos sentimos culpables por nuestro pasado y por nuestro presente. Mal. Malos tiempos para mis hijas. Y no se enteran. Viven en Disneylandia. Todos vivimos en Disneylandia -o muchos-. Pienso que el futuro de Europa es oscuro. Es posible que muchos de los países europeos terminen siendo Tercer Mundo salvo comunidades hiperprotegidas militarmente. La película Elysium era una metáfora bastante verosímil de lo que puede ser el futuro, aunque menos SF (Science Fiction).
Un abrazo, y gracias por hacerme pensar.
Siento decirlo, pero mne parece que fines mucha razón...
EliminarUn abrazo
No sé a qué conclusión lleva cuanto has expuesto, porque, de lo descrito, parece que el corolario haya de ser el viejo dicho de "Cada uno en su casa y dios en la de todos", que, en principio, no me parecería mal, sobre todo porque, como ya lo hacemos, cada uno en la nuestra, no entra nadie en ella que no respete "nuestras normas", y si alguien se atreve a incordiarnos en ella, lo ponemos "de patitas en la calle" en un decir amén, no empezamos un diálogo en que se cuestione incluso quién es el "propietario" de la casa. Que Europa necesita inmigrantes, dados los bajísimos niveles de natalidad, es una evidencia, pero no es menos cierto que si quiere preservar una identidad democrática con las libertades que conocemos y disfrutamos ha de asegurarse muy bien que ese flujo de inmigración no sea indiscriminado, como ahora sucede en la frontera del este, sin duda. La falta de realismo y el buenismo tradicional de la pseudoizquierda española pueden conseguir en pocos años que la novela de Houellebecq, Sumisión, pase de la ficción a la realidad; del mismo modo que en La ola, pasaron del experimento al peligro de la práctica. Quienes hemos trabajado con inmigrantes en guetos urbanos conocemos de primera mano las muy diferentes psicologías y las muy distintas perspectivas que tienen quienes llegan a un país para "ganarse la vida". Quienes sabemos que a unos padres se les puede quitar la patria potestad por esclavizar laboralmente a su hijo o ser llevados a la cárcel por extirar el clítoris a su hija, sabemos que hay un choque cultural enorme entre tradiciones represivas y casi medievales y una sociedad democrática, abierta, tolerante y, sobre todo, laica. No hay una demonización del islam, sino del pensamiento teocrático que pretende imponer su voluntad sobre tirios y troyanos, como esos imanes que intentan controlar la vida de las mujeres de su parroquia, mayores y jóvenes, o que inculcan su doctrina machista retrógrada a sus fieles el día del rezo comunitario. Nada que a quien haya vivido en los años 50 en España le resulte ni siquiera extraño. La cuestión es que para "domesticar" al cristianismo la razón tuvo que luchar contra él 19 siglos... Y no me parece de recibo que Europa haya de volver a hacer lo mismo con el islam. Las sociedades democráticas han de saber preservarse y expulsar de su seno a quienes no aceptan las reglas de juego y de convivencia democráticas. Contra el terrorismo, sin duda, quienes han de luchar son las fuerzas y cuerpos de seguridad del estado, y extremar la vigilancia en ámbitos donde pueda darse una proclividad a tales prácticas asesinas. El exceso de confianza se paga caro. Y la sociedad en su conjunto está dispuesta, me parece a mí, a soportar ciertas penalidades en pro de esa seguridad, como los controles aéreos, por ejemplo. Lo que me parece claro es que los europeos no podemos andar por el mundo como si todo el mundo fuese Europa, algo de lo que somos más que conscientes, pero, como ocurre con los periodistas y cooperante secuestrados por los "señores de la guerra", hay quienes se creen revestidos de no sé qué extraña inmunidad por la que después hay que pagar los buenos dineros que alimenta ese terror. No ignoro que el principal bien de muchos países árabes es el turismo, pero, como ya ocurrió con la primavera árabe, que significó un extra para el turismo en las Canarias, quizás va siendo hora de que nos "repleguemos" a nuestras fronteras políticas y naturales para obligar a que sean esos países quienes tengan como objetivo garantizar la seguridad que les traerá algo de riqueza.
ResponderEliminar(y 2) La geopolítica es global, como la economía, y buena parte de las convulsiones que sufre el globo son responsabilidad de actuaciones cuyos resultados benefician a unos pocos (guerra de Irak) y golpean a muchos, allí y fuera de allí, porque el terrorismo, no podía ser de otro modo, también es global, y nadie puede sorprenderse de que actúe como únicamente sabe hacerlo. Quizás, como sostiene Pérez Reverte (que es ex-corresponsal de guerra, no se olvide) pecamos de ingenuos, como el padre francés que le decía a su hijo que los de Isis tienen fusiles y ellos dos flores..., y, a pesar de tanto cacha de gimnasio, no acabamos de "pasar a la acción", excepto en el tren en el que unos pasajeros detuvieron a un terrorista, pero mientras el heroísmo no se le puede exigir a nadie, sí que es imprescindible la existencia de unos servicios de inteligencia que hagan honor a su nombre.
EliminarSin embargo, ese control de fronteras que expresas es altamente fraǵil y no fácil ni posible poner de patitas en la calle a quienes son contrarios a la ordenación ideológica y política europea. Las fronteras son permeables y en el seno mismo de la sociedad europea crecen plantas teocŕáticas en esa radicalización que sabemos que existe entre los jóvenes de segunda o tercera generación. Son de hecho europeos. No se les puede expulsar a ningún lado. Están aquí, en los barrios de París, y abucheando La Marsellesa, aunque aquí tambień tenemos hooligans que se creen muy europeos por pitar el himno nacional. La penetración y realidad de un Islam intolerante y fanático está presente, y algunos imanes predican la conquista de la sociedad europea precisamente con la natalidad y la afluencia de inmigrantes que ahora están llegando a decenas de miles cada día. Muchos huyendo del horror pero otros para entrar en Europa y destruirla.
Eliminar¿Qué hacer? Yo no he llegado a ninguna conclusión porque no sé si lo que hay que hacer es combatir a Daesh con una invasión terrestre, ataques aéreos, armar a sectores enemigos... Y en Europa donde vuelven combatientes de Siria el peligro es real. Es muy fácil atentar en cualquier país europeo. Muy fácil para fanáticos dispuestos a morir.
Juan Poz, ayer, no sé si te enteraste, García Albiol, expuso tesis muy semejantes a las que tú han expresado. No te quiero decir las respuestas que recibió que van desde las amenazas judiciales a los ataques como asesino por los centenares de miles de víctimas en Irak por parte de David Fernández. Decir ciertas cosas es peligroso.
EliminarLeer a Ayam Hirsi Ali o a su marido, Niall Ferguson, es altamente interesante.
La corrección política es una nueva forma de cretinismo, sin duda. En el fondo, ese planteamiento mío es similar al que muchos padres, con hijos de 35 años aún por emancipar, suelen hacer: "O te ajustas a nuestras normas o te buscas la vida por ahi (sic, lo decimos sin acento), estamos hartos de aguantar parásitos..." Y un largo etcétera que es proporcionalmente airado a cómo sea de tirante la situación con el o la okupa que se niega a dejar de vivir de la subvención y "buscarse la vida"... Pues eso.
EliminarSigo pensando que se trata de un problema muy complejo y muy difícil de solucionar, si es que existe una solución. Hay barbarie e ignorancia en la raíz, y si hay algo que enseña la historia, nuestra historia, es que ese retraso es un desafío que implica siglos.Desgraciadamente, la historia enseña también que la única solución que siempre hemos encontrado para saldar nuestras diferencias es la guerra.
ResponderEliminarUn fuerte abrazo, Joselu.
Fer
Cuando pienso en tu respuesta, advierto que lo juzgas desde una parte del mundo ajena a este fenómeno, de forma distanciada, no desde Europa, continente que se halla en una encrucijada -pienso-. Ayer un político catalán de un partido conservador critico el multiculturalismo y recibió toda la artillería ideológica de los que piensan que la afluencia masiva de inmigrantes es una compensación inevitable y necesaria por la fuerza de la realidad y de los desmanes de occidente. Atreverse a decir ciertas cosas, como las que he expuesto en el blog, conlleva un cierto riesgo.
EliminarUn abrazo, Fer.
Parece que hay dos discursos sobre este asunto. Habrá muchos pero yo veo dos principales. Uno es el que hace Joselu. Occidente está viejo, débil y sin fe en grandes cosas (como no sea el petróleo y la cartera). El Islam es mucho más joven y tiene fe. Occidente es individualista. Que alguien sacrifique su vida por algo no le entra en la cabeza. No se lo explica. Si solo existe el individuo está claro que es absurdo, pero los musulmanes creen en otras cosas, entre ellas en la comunidad.
ResponderEliminarPoco a poco los musulmanes irán ganando terreno en Europa. Gran parte de su fuerza está en sus índices de natalidad. Y nuestra debilidad, nuestra falta de fe en nuestros propios valores, les irá permitiendo hacerlo sin que les impongamos condiciones para ser asimilados. Ustedes pueden vivir aquí siempre que acepten los valores y las normas de la sociedad en la que quieren vivir.
El otro discurso es que Occidente es perverso. Siempre ha sido perverso a lo largo de la historia. Los terroristas son salvajes pero si sabes mirar verás en Occidente el origen de todos los males. La defensa de Israel frente los árabes es uno de sus mayores crímenes. Y todos los crímenes de los israelíes son los nuestros. Otros son las últimas guerras (Irak, Agnanistan...) Según esta visión los ataques yihadistas no son sino la reacción natural de quien ha sido maltratado y humillado. En cierto sentido Occidente siempre merece los daños que otros pueblos quieren infligirle. Porque apoya a tiranos en países extranjeros, porque vende armas sin pudor a quien las paga bien, porque hace terrorismo de Estado con sus bombarderos. Occidente es etnocéntrico, porque sus valores de libertades, individualismo y liberalismo quiere imponerlos a todo el mundo. Recibe inmigrantes musulmanes pero les asigna los peores puestos de trabajo, mal pagados y despreciados por todos.
Occidente es malo, malo, malo malísimo. Occidente es hipócrita. Se llena la boca con el respeto de los Derechos Humanos pero en la práctica pisotea los derechos de muchas personas no occidentales en todo el mundo. Por todas estas razones, cuando los ataques yihadistas colocan en pie de guerra a una parte de las poblaciones occidentales, otra parte dice “cuidado”. No seamos los salvajes que siempre hemos sido. Que nuestra respuesta no sean las armas. Que nuestras respuestas sean las flores. Desde mi punto de vista este último discurso es ingenuo o interesado. No digo que no tenga una parte de verdad. Pero está aún más equivocado que el otro.
Por cierto ¿habéis visto el video las armas y las flores?
Sí, lo he visto y es claramente expresivo de la segunda actitud que nos mencionas tan bien planteada. Ambas están bien planteadas. Occidente ha construido la historia moderna y contemporánea mientras el Islam se quedó detenido en el tiempo. Ser constructor de la historia tiene graves implicaciones y consecuencias como las tuvo Roma con su espacio imperial. Occidente ha hecho muchas cosas mal sin duda y hay una parte de razón en esa argumentación negativa, como bien dices. Ha establecido geoestrategias a su conveniencia y se ha equivocado en muchas ocasiones. La guerra de Irak es una de ellas. Otra es el apoyo a los muyaidines para que combatieran a la URSS cuando invadió Afganistán. Ser poderoso implica actuar, la necesidad de actuar. Es imposible ser poderoso y no hacerlo. Estados Unidos ha cometido muchos errores y graves. Europa también. Pero también han creado una civilización que ha descubierto las vacunas, los antibióticos, la ciencia, internet, los derechos humanos, el humanismo y el racionalismo, la filosofía, la conquista del espacio. el concepto de tolerancia y respeto a la libertad de conciencia. ¿Qué ha hecho el Islam que haya servido a la humanidad? ¿Qué avances debemos en ciencia o en cualquier área del conocimiento a los países musulmanes? Lo único que parece prometer el islamismo es la memorización del Corán y la aplicación de la Sharia o ley islámica terriblemente cruel e irracional. Los países musulmanes no son ejemplo de progreso en ningún sentido pero codician Europa porque la tienen a tiro y basándose en las contradicciones de los que proponen flores en lugar de bombas poco a poco se apoderarán de ella. ¿Es esto una idea de extrema derecha? ¿Ser consciente de la penetración progresiva y creciente del Islam en Europa? Imagínese Europa dentro de treinta años por ejemplo. Podemos castigarnos basándonos en nuestro complejo de culpa pero cuando nos demos cuenta de lo que va a pasar será tarde. Los países islámicos no han sido ejemplo de pacifismo ni lo son ahora. No puede oponerse una civilización bondadosa a una perversa que se merece el castigo. No. Es más bien el choque de civilizaciones del que habó Huntington. Una prevalecerá y otra será aplastada aunque podemos imaginar que el futuro es una tolerante simbiosis entre el Islam y Occidente con los mejores valores de cada civilización. Ja. Flores frente a bombas.
EliminarMuchas gracias por tu espléndido comentario.
Quise poner el enlace pero parece que no se hacerlo.
ResponderEliminarEl vídeo dura un minuto y medio y merece la pena ser visto para ver la confusión en la que vivimos los europeos.
https://pseudopodo.wordpress.com/2015/11/20/flores-contra-las-pistolas/
Activo el enlace que nos dejas
EliminarFLORES CONTRA PISTOLAS
No te sufras tanto por Occidente, dudo que el Islam se pueda imponerse a Occidente... lo ocurrido en Paris, como en Madrid o en Nueva York es terrible, pero qué es en comparación a lo que diariamente desde hace mucho viene ocurriendo en Africa, Asia... Y no me malinterpretes yo estoy por la filosofía, por la democracia, por los derechos humanos, es decir, con Occidente.
EliminarNo sé si el Islam podrá imponerse a Occidente. Tal vez no, pero sí abrir un tiempo venidero de gigantescas turbulencias políticas y sociales si se enconara el choque entre el Islam y la cultura occidental en el seno de Europa. El Islam se ha asentado ya en nuestras fronteras. En España todavía se muestran tímidos como cultura, pero en Francia están en segundas o terceras generaciones de franceses de origen norteafricano y distan mucho de haberse asimilado a la cultura de la República. Es ya una fuerza potente que no va a dejar de crecer en número. Me pregunto qué pasará cuando los musulmanes sean un cuarto de la población de los países europeos. Solo es cuestión de tiempo, diez, quince años. Numerosos y marginados. Temo el resentimiento de una población como en las banlieu de París y Marsella.
EliminarEstos días se habla de la decadencia de Roma frente a los bárbaros como referencia. ¿Es solo una metáfora lejana? ¿O es plausible esta correspondencia?
De momento en París y en Bruselas están en máxima alerta. La desconfianza y el miedo son un caldo de cultivo del rechazo. Si ganara las elecciones el FN, cabría saber qué pasaría.
No tengo respuestas pero sí muchas dudas.
Gracias por tu comentario.