Es el comienzo de un nuevo curso, un
curso muy especial para mí. Ya hablaremos de ello. Hemos hecho los exámenes de
septiembre en que he comprobado que nuestros alumnos no han aprendido nada de
lo que les intenté enseñar el año pasado. Creo que la sensación es general. Las
evaluaciones compensan este fracaso con una benevolencia que es síntoma de
nuestra contradicción. Nuestros alumnos no han aprendido nada pero nosotros
seguimos funcionando como si el sistema lo hiciera coherentemente. Esto me hace
pensar. Lo que hago en el aula en buena parte es inútil, totalmente
prescindible. No suscita las ganas de aprender de estos adolescentes que se
aburren hora tras hora dentro de las jaulas que son las aulas. Nada de lo que
les enseñamos es significativo para ellos. No lo necesitan o sienten que no lo
necesitan. Es algo ajeno a ellos. Lo aguantan más o menos, se rebelan con su
desinterés, sus alteraciones del orden, sus actitudes disruptivas. Las clases
son una farsa. No excitan su curiosidad ni sus inquietudes durante la ESO. Nos
empeñamos en meter información que ellos ni la retienen ni la memorizan. De
hecho creo que ni siquiera la oyen salvo como un sonido molesto de fondo que
recuerda a las letanías de los monjes medievales: los profesores en la pizarra
explicando. Cuando lo hago sé que hay muy pocos que me presten atención. Mirar el aula es desolador. Sé que no les estoy reteniendo para nada por más que
intente ser expresivo y pedagógico. Es mi voz, son mis gestos, es mi estilo el
que les resulta distante, y espontáneamente deciden que no les interesa nada de
lo que les pueda explicar. Solo funcionan cuando les planteo ejercicios
prácticos y concretos. Cuando diseño actividades un tanto mecánicas y cuando
introduzco el juego en el aula. Necesitan estar activos. Escuchar a un profesor
les resulta patético. Juegan, se miran, se observan, se evaden, charlan,
observan por la ventana el patio, se insultan, se levantan. El profesor pide
atención, pero es inútil, no están allí. Están en su mundo adolescente, lejos
de la clase que ha imaginado el profesor. El resultado es que no aprenden nada
y el nivel de fracaso escolar es elevadísimo, solo compensado con nuestra
generosidad sin límites para aceptar que ellos no aprenden pero nosotros
seguimos cobrando el sueldo y haciendo como que enseñamos. Pero nada sirve para
despertar su curiosidad, ni para promover preguntas. Saben que lo único que
cuenta es que respondan con la respuesta correcta y eso les importa muy poco.
Tal vez sea conveniente copiar si se puede. La escuela ha conseguido convertir
a adolescentes en la época de mayor potencia personal de su vida en objetores
del conocimiento que nosotros les ofrecemos para convertirlos en pasivos
receptores del saber.
Todo esto me ha hecho reflexionar. Yo
había pensado que el fracaso era el de una escuela lasa que ha permitido el
declive del conocimiento y la puerilización del sistema. Pero ahora soy
consciente de que hay que cambiar la escuela, muy seriamente. Al menos la
escuela pública en que yo estoy en circunstancias sociales muy difíciles. No me
resigno a continuar con esta ficción de cobrar a cambio de una comedia en que
ni enseño nada ni ellos aprenden nada.
Este año –el último de mi vida docente-
será el más arriesgado de mi vida como profesor. Quiero dinamitar todo lo que
he hecho en los últimos años. Quiero hacer clases que los impliquen, que les
hagan pensar, que les hagan cuestionar todo. Que les hagan aprender con placer.
Quiero hacer de ellos el centro de la escuela y no yo. He de cambiar todo lo
que he creído importante en otros momentos propiciando mi aburrimiento y el
suyo. Quiero subirme al barco y estar en el mismo bando que ellos disfrutando
aprendiendo. Tiene que haber alguna forma de hacerlo.
Llevo varias semanas reflexionando,
investigando las últimas tendencias educativas en los países más avanzados.
Todo me hace reconocer que la escuela tal como la conocemos está muerta. Solo
el cinismo de unos, la comodidad de la mayoría, la resignación de otros permite
que el edificio se mantenga. Hay instrumentos intelectuales para idear otras
formas de enseñar, pero hemos de dar un giro copernicano a nuestro modo de
entender la escuela y el conocimiento para lograr hacer de la educación algo
que esté en consonancia con el tiempo en que vivimos. Como dice Ken Robinson,
la escuela actual está concebida para la realidad del siglo XIX y no para la
época en que estamos. Hacer examen de conciencia como profesores es esencial
para preguntarse después como Lenin ¿qué hacer?
Este Profesor en la secundaria es un
intento desesperado y gozoso de contestar a ese ¿qué hacer? Pero quiero
responder con la praxis de una nueva dimensión del profesor en relación con sus
alumnos a los que he de convencer emocionalmente, esto es básico, para que se
suban al barco en que yo no seré el capitán sino un primus inter pares que orientará, que promoverá preguntas, que no
exigirá respuestas, que no sancionará los errores, que pretenderá convertir el
aula, ese lugar terriblemente aburrido, en un lugar apasionante con música de
fondo.
He tenido un par de conversaciones con la
nueva directora del centro y me ha dicho que adelante. Tengo miedo pero más me
horroriza irme de aquí con la sensación de ser un impostor, un farsante, un
cínico que solo espera que pasen los días para llegar a puerto y cobrar el
sueldo de cada mes.
Este será el tema de Profesor en la Secundaria
este año. El propósito de cambiar todo de arriba abajo. Vale.
Me encanta este planteamiento. Tus alumnos te lo agradecerán enormemente y tendrán siempre un genial recuerdo de ese profesor que decidió ser valiente.
ResponderEliminarFelicita a tu directora de mi parte. No todos los que están en ese cargo que tanto quema son capaces de dar rienda suelta a sus compañeros.
Ya nos irás contando cómo te va. Seguro que muy bien.
No solo la directora sino bastantes miembros del claustro se han mostrado interesados en el planteamiento de innovación. Varios se han interesado vivamente por el proyecto, me han pedido información y han conversado conmigo sobre la realidad de las aulas, la clase invertida y la evaluación por rúbricas. Tengo la impresión de que los profesores quieren ir más allá de lo que supone nuestro modo tradicional de dar las clases que solo conduce al distanciamiento y al fracaso. Estoy muy contento. Hoy se ha abierto una ventana de aire fresco en el instituto. El apoyo de dirección es muy importante.
EliminarLa crónica de este año abordará todas las vicisitudes de este proyecto y lo contaré aquí.
Yo también quiero hacer algo así. Aunque mucho menos atrevido. Seguire tu estela.
ResponderEliminarUn problema q encuentro es la nota. ¿No se podria pactar antes com cada uno y luego trabajar? ¿Cómo evaluar la implicación y el interés y no la repetición de examenes de contenidos muertoos?
¿Lo dejan en manos de la decisión del profesor?
Entré esperando una entrada sobre los refugiados. Yo no sé que pensar.... mas allá de que es un horror. Supongo q aún podemos esperar tu entrada.
Hay un planteamiento muy interesante que es evaluar por rúbricas. Investígalo. Algún día hablaré de ello. Es una plantilla donde se detalla por niveles las posibles respuestas e implicación del alumnado. La rúbrica debe ser pública desde el comienzo de la evaluación, de modo que ellos saben a qué atenerse y participan de la evaluación.
EliminarHay vídeos de filosofía magníficos. Fernando Savater tenía una serie espléndida recorriendo los distintos autores de la historia de la filosofía, pero seguro que hay más posibilidades.
En cuanto a los refugiados, lo normal es que hubiera hecho una entrada sobre lo que está pasando, pero no podemos o no debemos decidir condicionados por imágenes terriblemente dramáticas y llenas de horror. Tengo que pensarlo.
Me encanta la idea. Entusiasmo, humor, pasiòn, riesgo, responsabilidad, coherencia, empatìa,trabajo y reflexiòn pueden ser tus mejores ayudantes en la nueva aventura. Suerte y a disfrutar!
ResponderEliminarEspero que todos esos componentes estén presentes en la fórmula que esoy diseñando. Hablo mucho con personas muy distintas y cada una me aporta un ángulo interesante sobre la cuestión. Hoy un compañero de filosofía me hablaba de la complejidad de crear grupos para el aprendizaje cooperativo por sus diferencias y enfrentamientos. Es un tema a considerar. Compartir es un arma poderosa porque me doy cuenta de que no estoy solo en esto, y cada apoyo es una razón más para luchar en una última batalla a favor de la sensatez, el reconocimiento de la realidad y la apuesta por otro modo de hacer las cosas para luchar por una escuela distinta, muy distinta. Gracias.
Eliminarque alguien viralize esto por Dioh¡¡¡¡¡
ResponderEliminarYo lo he intentado con Twitter, esperemos que esta idea se abra camino. No soy el primero que habla de esto, pero sí el primero que desde una barricada contraria toma conciencia de cuál es el verdadero problema en la educación ;-)
EliminarJoselu me ha encantado tu entrada, para variar. Por circunstancias personales que no vienen a cuento no trabajé en el sector público de la enseñanza sino en el privado. Imagínate, aún con instinto de maestra natural, no pude más con tanta tontería. Así de claro, evidentemente antes me busqué las lentejas por otra parte. No se puede aprender medianamente bien si no es a través de la experiencia (generalmente dolorosa) o a través del placer. ¡Y por supuesto acompañarlo con cierta memoria emocional! Por ello he consagrado mi vida a practicarla de forma anónima, subrepticia y "lateral". También en la red. ¿Te imaginas el resultado?...... y mejor no sigo, pero ya he tomado mis medidas emocionales para no morirme de pena.
ResponderEliminarSe trata una forma de amor instintivo hacia la mejora y optimización personal y de aquellos con quienes establezco contacto, desde los más cercanos hasta los más alejados. ¿ Te imaginas la resultante?
Eso si, he aprendido cositas muy tristes que no compensan globalmente todas las alegres.
No se trata de pesimismo, no sino de simple análisis con pruebas, muchas muchas. Es que esta "profe" debió nacer con un importante instinto para la investigación.
Yo me he visto sometido a muchos vaivenes profesionales que me han llevado por mares procelosos a veces muy dolorosos. He vivido intensamente ser profesor. Para bien y para mal. Instintivamente siempre he sido innovador, como tú, pero la realidad de años anteriores y crisis personales me hundieron en todos los sentidos. Ahora quiero retomar mi vena creativa y artística. La educación necesita de artistas también.
EliminarEspero que esas cosas tristes no te condicionen definitivamente. Cuando uno parece hundido encuentra fuerzas para dar un giro y apuntar a lo más alto. La vida es sorprendente: terrible y maravillosa. Oscura y luminosa. Alucinante.
¿Sabes cómo comencé en la enseñanza del inglés a los 17 años? Pues cantando y jugando con los críos de 2º a 5º de primaria. Juegos en los que saltábamos por los pupitres. Jajjj, una afrenta para la enseñanza clerical de su tiempo. Pero también yo era una niña y no deseaba que "mis niños" padecieran lo que me tocó padecer a mi.
ResponderEliminarAlguno me he cruzado por ahí, señores ya en la cincuentena mediada, que al menos me recuerdan con cierto agrado, si acabaron aprendiendo inglés, lo ignoro.
Lamentable situación que puedo comprobar personalmente cuando hablo con gente, universitaria que ya trabaja. Saben algo muy concreto sobre su concreta actividad, pero no se hacen preguntas, no piensan, NO QUIEREN SABER MÁS ¿para qué?. Desgraciadamente muchas gente de ésta ocupa altos cargos de responsabilidad en empresas y uno dice ¡joer...!
ResponderEliminarMe llena de admiración tu rebeldía y ánimo para cambiar este estedao de cosas, o al menos intentarlo en donde tienes capacidad de hacer algo, sobre todo teniendo en cuenta que a lo mejor ni tienes la satisfacción de ver sus resultados el año que viene.
Mucha suerte!!
Albert Camus escribió El hombre rebelde y siento próxima esa figura. Tú has mencionado esa palabra. Rebelde. Sí,creo que sí. Un tiempo soñé con tumbarme en la cama y no levantarme jamás. Ser un tumbao. Sin esperanza. Solo estar tumbado en la cama permanentemente. Hoy siento ganas de luchar, de cambiar la realidad, de transformar algo que es la esencia de un país: la educación Un profe puede cambiar la realidad de sus alumnos. Hacerles sentir importantes, a pesar de su origen humilde. Y darles lo mejor, lo más avanzado. Lo más vanguardista. Estoy orgulloso de ser profesor donde estoy. En un barrio de inmigración. No puedo irme habiéndome rendido a lo dado, resignado, derrotado. No. Me iré con la conciencia de haber sido necesario, de ser oportuno, de estar en un momento importante de sus vidas y de la mía. Me sale el luchador que llevo dentro. El hombre que ríe bajo la lluvia.
EliminarGracias, lo intentaremos.
Hola Joselu.
ResponderEliminarEstoy totalmente de acuerdo contigo. Falla algo muy gordo, yo no se que es por más vueltas que le he dado. Personalmente pese amar la docencia, hace ya unos cinco años deje la secundaria pues no podía soportar la sensación de que me pagaban para aguantar niños y que lo que hacia no servia para nada. Y decidí dejarlo y dedicarme a otra cosa. Hoy resuena en mi corazón poder dar unas clases con niños que la noche de antes no puedan dormir de ganas que tienen de ir . Ese es mi sueño y parece que el tuyo también. Por favor no dejes de contar tu experiencias de este año, promete. Un abrazo y un gusto leerte.
Hoy una profesora me hablaba de sus alumnos de bachillerato a los que había dado clase desde primero de la ESO. Se sentía fracasada con ellos. No había logrado enseñarles nada, no trabajaban nada y eran una pandilla de copiones y tramposos. Por lo demás, buena gente, pero no hacen nada. Conozco ese perfil. Además ella reconocía que eran algunos bastante inteligentes. ¿Qué pasa cuando tenemos el perfil de alumno inteligente que se aburre en las clases y termina por no hacer nada? ¿Qué le estamos dando? Tenemos que hacernos preguntas sobre lo que estamos haciendo. Sin duda lo estamos haciendo mal. Pero ¿qué preguntas hacernos? En esas preguntas está la clave. Porque nada de lo anterior nos sirve. Ser profesor hoy día es un desafío. Y necesitamos niños que no duerman pensando en la clase del día siguiente. Eso quiero conseguir yo. Creo que lo has expresado de una forma muy gráfica y elocuente. Niños que amen la escuela y que esta sea capaz de enseñarles algo. Pero para eso hemos de cambiar.
EliminarContaré todo lo que me pase en el aula. Lo haré encantado.
Aprender, aprenden, lo que les interesa. Creo que como dices la filosofía de la educación esta desfasada. Seria cuestión de saber por qué aprenden lo que aprenden e intentar imitarlo
EliminarVaya! Entonces este año será tu último año como docente, la verdad es que desde que te leo he sentido una gran cercanía hacia lo que escribes y ahora siento algo de nostalgia puesto que me recuerda a cuando yo me cambiaba de institutos dejando atrás a profesores y al mismo instituto y ahora seguramente tu vas a tener que hacer lo mism, y puedo decirte que es algo que no me esperaba porque pensaba que tu último año iba a ser de aqui a 7 u 8 años pero al parecer no es como pensaba. Respecto a lo que has escrito pues tienes mucha razón, en general en una clase los alumnos no aprenden mucho y les parece aburrida y los profesores piensan y dicen que están cobrando para nada, eso también lo decía una profesora nuestra en la secundaria, y lo único que puedo decir es que ánimos que seguro que años más tarde echarás de menos y te parecerá muy entrañable lo que has vivido en tus años de docente
ResponderEliminarUn gran saludo
P.D me ha conmocionado esto que has dicho de que este es tu último año, y yo pensando que tu último año iba a ser de aqui a 7 u 8 años :(
Estíbaliz, puedo ampliar los años que me quedan. Puedo irme al final de este, pero dependerá de todo lo que pase este año. Nadie me obliga a irme. Me gustaría desear permanecer porque tengo algo que realizar. Hubo un tiempo muy oscuro en que me vi hundido como profesor. Hoy en el instituto he percibido el calor de muchos compañeros que han visto delante algo que no se atreven a verbalizar. Los institutos son centros casi muertos. Lo que damos es cultura funeraria. Aburrimos a los alumnos que no encuentran nada estimulantes las clases. Intentaré cambiar esto. Llevo varias semanas reflexionando e investigando sobre ellos y reordenando todo lo que he aprendido en años anteriores. Este blog lleva diez años publicándose y ha tenido contradicciones muy agudas. Esta ha sido mi evolución. Caótica pero con sentido. Me hace mucha ilusión empezar este año porque voy a hacer algo nuevo. Esto me reta y me impone, pero me hace feliz.
EliminarGracias, Estibaliz, por estar ahí.
Adelante.
ResponderEliminarMe alegra que no te dejes ir hacia la jubilación sin más. Seguro que será una buena experiencia para ti y para el puñado de alumnos que sepan apreciarlo. Sabes que no serán todos, pero dejará huella.
Me importa un carajo que deje huella. Quiero ser feliz, simplemente. Ir a clase y sentir que soy feliz, y que ellos lo sientan también. Lo que hacemos es generar aburrimiento. Para ello hay que transformar todo: el concepto de clase, la figura del profesor, la actitud en el aula, el sentido de la evaluación, la transmisión del conocimiento ... Es un año salvaje. Y no necesariamente será el último. Depende.
EliminarAbsolutamente demoledora tu entrada de hoy. Después de un tiempo en que el tema de la enseñanza en este blog había pasado a ser uno solo de los temas tratados en el (junto a fotografía, caminatas, etc, etc) después del verano has vuelto absolutamente volcado en cambiarlo todo. Me extraña que todo esto te haya surgido justo el año en que dices que lo dejas, después de no se cuantos años dando clases. Porque tecnólogo lo has sido siempre hasta donde yo se. Yo estoy de acuerdo en el veredicto que haces, a los adolescentes, en general, les importa una mierda la enseñanza, ayer y hoy, a la gran mayoría. Hay alumnos concretos que les atrae algún tema concreto y disfrutan de esos temas. Al que le interese la literatura, el futuro escritor, o profesor de literatura, disfrutará de tus clases, las de antes con discurso, y las de ahora interactivas. Yo tuve de profesor de literatura catalana en mi instituto a un escritor con bastante libros publicados en Catalán y con algunos premios ganados. Se llama Antoni Dalmases y de hecho tiene un libro que deberías leer, se llama "Caos a les aules" (2012), lo compro mi mujer que también es profesora de secundaria y también los tuvo de profesor de literatura catalana. El libro va de todo lo que se habla en este blog, con una visión muy dura, eso sí.
ResponderEliminarPero bueno, no te lo comentaba para recomendarte el libro. Te lo contaba porque yo recuero de él, que era un excelente profesor a la hora de enseñar. Cuando se soltaba y empezaba a contar cosas de literatura y de libros en general con pasión a mi me atrapaba absolutamente en la red, y mi mujer me cuenta exactamente lo mismo. Y no era de los que se esforzaban por caerle bien a los alumnos, por hacerse el guai, nada de eso, al contrario, era un profesor muy serio (creo que ya no ejerce) un poco distante, pero cuando comenzaba a soltar su rollo, a mi me atrapaba absolutamente. Y estoy seguro que tu también lo harás con algunos de tus alumnos, pocos. Yo creo que a ese tipo de alumnos les puedes aburrir con tus vídeos, o con la interactividad general, los buenos disfrutarán más con una buena conferencia si es que el resto te deja hacerlo claro. Pero claro, al resto, a los mediocres, seguramente si que te los ganarás más este año.
Siento, como siempre, ser el que te lleva la contraria en todo lo que dices. La tecnología en las aulas es algo que ayuda, pero tampoco es la panacea que todo lo arregla. Lo hemos hablado con mi mujer mil veces. No se sacan panes y peces de donde no hay. Yo soy catastrofista en este sentido, hay poco que podeies hacer desde la enseñanza, el problema viene de base, de la sociedad, de la familia, de lo que le interesa a los políticos que seamos, burros mansos, y la televisión se orienta en ese sentido, y el sistema económico y político de sociedad que tenemos esta todo orientado en ese sentido, en fin, poco más que decirte.
Tampoco entiendo lo que recalcas varias veces de que no te quieres resignar a hacer lo mínimo y cobrar a fin de mes. Parece como si el que hace las clases normales hace justo eso, no lo veo así la verdad, habrá de todo.
José Antonio, en estos días veo vídeos de TED, reflexiones sobre educación desde Estados Unidos, especialmente, aportaciones de profesores de muchos lugares de España, etc ... y todos son conscientes de que tenemos problemas comunes. Mi instituto es un centro situado en un barrio socialmente desfavorable, ya lo sabes. Ayer muchos profesores se interesaron por el planteamiento que voy a llevar a cabo de la "clase invertida". Había jóvenes y mayores. Todos son conscientes de que nuestros alumnos no aprenden prácticamente nada de lo que les ofrecemos. No les interesa. Desconectan. No estudian y no retienen nada. Esta es la realidad que nos encontramos. Negarlo es estar ciego.
EliminarLa tecnología es un recurso con unas posibilidades formidables, si se conocen las aplicaciones que existen para ayudarnos, pero la mayoría de los profesores las desconocen. Se hace un uso muy limitado de la tecnología por desconocimiento. Vale que no es la panacea. Es todo más complejo, pero la tecnología es parte de la solución, una tecnología adecuada. En mi planteamiento, ella interviene, claro que sí, pero no solo es tecnología. Es una estrategia global de aprender de otro modo. Pero solo es un planteamiento teórico porque todavía no la he experimentado. Falta saber si los chavales responderán. Pongo en ello toda mi ilusión y mi capacidad de raciocinio.
En cuanto a lo que dices de este profesor que mencionas. yo te haría tomar cuenta de cuándo sucedía esto. No sé los años que tienes, pero tal vez estudiaste BUP en lugar de la ESO y el bachillerato actual. Eso cambiaría todo. Yo también recuerdo cursos apasionantes de literatura con mis alumnos en otro tiempo. La capacidad de atención de los chicos hoy día es muy diferente a la que teníais en otro tiempo y en otras circunstancias y tal vez en otro contexto social muy distinto del que yo me muevo.
En cuanto a la idea de que hay alumnos mediocres es un planteamiento que un profesor no se puede hacer. Todos sus alumnos son importantes. No puedo pensar que doy la clase solo para un diez por ciento de los alumnos (si los demás dejan, claro).
¿Catastrofismo? Me gustaría que hubieras visto los vídeos que vi ayer de TED sobre la capacidad de autoaprendizaje de muchachos en las favelas, en las aldeas de la India, en las ciudades más estigmatizadas del planeta por su desolación social y económica. Por la pobreza.
Tal vez hacemos las cosas mal. Tal vez la escuela ha de refundarse, pensar de otro modo. De momento estas ideas las están aplicando colegios pijos, los jesuitas, para niños de élites sociales... ¿Por qué no hacer que lleguen también a los chicos de Sant Ildefons?
Un abrazo muy fuerte y gracias por tus discrepancias.
¿No crees que lo de "La capacidad de atención de los chicos hoy día es muy diferente a la que teníais en otro tiempo" tiene algo que ver con las tecnologías?. ¿Con las tecnologías lo combatiremos?
EliminarSomos ya híbridos físicos y tecnológicos. La tecnología es una condena y una liberación, un prodigio y una maldición, pero es la esencia de nuestro mundo. Vivimos conectados. Yo recuerdo un tiempo que esto no era así y me gusta haberlo conocido, pero el ser humano del siglo XXI es tecnológico. Hay seis mil millones de teléfonos móviles en el mundo. Nuestros alumnos necesitan recuperar su creatividad, su sentimiento de valor. La tecnología puede ayudar, claro que sí, pero no solo la tecnología. Es una mezcla que tenemos que inventar. Nada de lo anterior ya nos vale. Hay un territorio por descubrir. Y en él somos pioneros.
EliminarHace un tiempo hablamos (por escrito). Y recuerdo cómo me trataste, no se me olvida. Pero... Pero creo que es bueno intentar dar sentido a una carrera docente, aunque sea en el último año. Se puede llegar, hay mucha gente que ya estamos ahí. No dudes en contar en las redes con quien ya disfruta para facilitar tu camino. Suerte.
ResponderEliminarGracias por tus palabras de ánimo y apoyo. Las tomo como expresión de tu generosidad y compromiso.
EliminarMe has conmovido Joselu. Tienes todo el apoyo que te pueda dar. Seguimos en contacto.
ResponderEliminarEstando ahí, leyendo estas crónicas, apoyando con palabras de áfecto y racionalidad, es más que suficiente. Gracias, Enrique.
EliminarAl principio de llegar al oficio pensaba que el resto de profes hacía muy mal su trabajo cuando me encontraba alumnos con tan bajo nivel de conocimientos. Mi caída del caballo vino al repetir como docente en el mismo centro y ver que mis antiguos alumnos tampoco habían aprendido (o mejor dicho, no habían memorizado) nada. Esto me hizo observar el aula de otro modo y descubrir como bien dices que su atención dura apenas unos cinco o diez minutos y luego se va dispersando. No es solo nuestra asignatura o el tema, es su modo de percibir el que ha cambiado: si te fijas, incluso los vídeos de youtube de cinco minutos que triunfaban hace cuatro o cinco años ya son historia para los jóvenes de hoy, que prefieren "vines" de unos pocos segundos. ¿Cómo van a atender esas tediosas explicaciones de un profe quienes viven con dosis de impulsos de menos de un minuto? El único modo de mantener la concentración es proponiendo tareas en las que tienen que superar distintas fases (gamificación o proyectos) y en las que pueden ser incluso multitarea, es decir, en las que deberíamos dejarles espacio y libertad para escuchar música o estar con varias cosas a la vez. No es fácil nuestro papel, pero en saber adaptarse está la clave de la educación en estos tiempos de revolución educativa.
ResponderEliminarP.D: Echaré de menos tu presencia cuando te jubiles. Desde que estoy en la blogosfera has sido un referente, incluso un pionero en el uso de blogs cuando nadie sabía lo que eran. Espero que mantengas el blog aunque sea con el añadido de "Profesor (jubilado) en la Secundaria" :)
Este año voy a implementar en terceros de ESO la flipped Classroom. Llevo trabajando todo el mes de agosto produciendo vídeos en que me grabo a mí mismo con diferentes efectos. He conocido diversas herramientas que me van a ayudar. Ahora estoy con la realización de una rúbrica para este trimestre. Me hace mucha ilusión. Se lo comenté a la nueva directora, como decía en el post, y recibí su entusiasmo y apoyo. Ella lo mencionó en el claustro para mi sorpresa. Mencionó la clase invertida, lo que suscitó una curiosidad intensa y varias intervenciones. Nadie había oído hablar de ello. Cuando acabó el claustro varios profesores se me acercaron para que se lo explicara. Llevo el tema muy meditado y lo hice con gusto. Suscitó interés y sorpresa pero no supuso un rechazo por parte de nadie que hablara conmigo. Varios comentarón que incorporarían parcialmente algunos elementos de Flipped Classroom a su práctica, como los vídeos en casa. Alguna profesora vino a hablar más seriamente conmigo y estuvimos charlando un buen rato. Quiero decir que pienso que se ha iniciado un cierto movimiento de los profesores en mi centro que se interesan por la innovación pedagógica. Alguien sugirió que yo pudiera dar algún taller. Yo comenté que lo haría con gusto porque conocía herramientas educativas muy útiles.
EliminarEste cambio de tendencia en el instituto ha venido propiciado por el fin de una dirección que para mí era ominosa y represiva. El nuevo ambiente propicia una dinámica mucho más abierta a la innovación y a la búsqueda. Nuestros institutos son de especial complejidad.
Quiero ver cómo me va este curso. Me gustaría pensar que todavía puedo aportar algo a la renovación. No me importaría orientar, si se terciara, a otro modo de concebir la escuela. El ambiente es interesante. Sé que los que se quieren jubilar ya no quieren cambios y lo que desean es vivir tranquilos hasta que llegue el día dorado. Pero no es mi caso. Tengo ganas de plantar cara, de buscar caminos de encuentro con los chavales...
Me gustaría pensar que prolongaré mi estancia en las aulas más allá de lo imprescindible. También me produce conmoción cerrar este blog que ya lleva diez años y en el que he vertido mi zozobra, mis contradicciones, mis procesos de búsqueda laberínticos, mis descensos y mis ascensos anímicos. Tú has seguido una línea más homogénea en tu blog, pero en este caso, el blog es hijo mío y no puede ser sino un engendro avellanado y seco. Ya me vale esta referencia cervantina .... ;-)
Expones con descarnada honestidad toda una maroma de pensamientos y sentimientos que comparto y que hicieron que me alejara de la enseñanza. Muchas veces me he planteado qué estaba haciendo en el aula, he culpado al sistema por mi propio fracaso, por mi enorme desazón y desesperación al ver que a casi nadie le interesaba lo que enseñaba, que era una farsa, que cobraba por "baby-sitting" o algo así. Le he dado mil vueltas al asunto y aquí estoy, desocupada pero sin ganas de reincidir en la docencia. No la extraño como era a lo último, no. Añoro otros tiempos, los de mis comienzos, en los que tal vez mis ganas de hacer y mi vocación eran más fuertes y hacían que viera las cosas de otro modo. Esto debe ser, se me ocurre, como una pareja en crisis: hay que tener mucha voluntad y creatividad para volverse a enamorar cuando se ha dejado de estar enamorado. Me duró unos cuantos años ese enamoramiento, y agradezco haber tenido buenas, excelentes experiencias, pero las malas no las he logrado superar. En mi último empleo mi superiora era más joven que yo, no tenía siquiera un título docente, era traductora, y cuestionaba mi metodología, que siempre apuntó a generar un vínculo humano con el alumno ante todo para, desde allí, poder impartir conocimientos o al menos, despertar el interés por adquirirlos. Un día en el que suscitó un serio desborde disciplinario por el marco en el que me veía forzada a trabajar, le planteé la necesidad de poner límites más firmes, de avisar a los padres acerca de lo que estaba pasando. La respuesta fue inaceptable para mí. Muy suelta de cuerpo la traductora treintañera me escupió que a los padres no les interesaba lo que sucedía en el aula, que lo único que deseaban era sacarse de encima a sus hijos dos tardes a la semana, y que si yo exponía lo que estaba sucediendo se buscarían otro centro donde dejar a sus hijos para que tomaran sus "socialmente obligadas" clases de inglés, aprendieran inglés o no. Sus palabras destrozaron lo poco de vocación que quedaba en mí : - Esto es lo que hay. No me he resignado, no puedo creer que alguien que está a cargo de un proyecto educativo diga y piense algo así y sólo mire los números.
ResponderEliminarTe deseo mucha mejor suerte que la mía, estimado Joselu.
Un beso.
Fer
Una experiencia la que narras bien desazonadora. Te pusieron a los pies de los caballos sin ninguna defensa. Imagino que eso ha sido en alguna academia privada de inglés en que los alumnos son meros clientes a los que hay que aguantar si o sí. Solo una vez me he visto en una tesitura semejante trabajando en la escuela privada. Allí me di cuenta de que yo era prescindible y que el nombre y la profesión de los padres de mis alumnos importaban mucho más que yo. Afortunadamente conseguí trabajo en la enseñanza pública y en ella el profesor cuenta con una autonomía mucho más sólida. Entiendo tu amargura por esa situación. Tienes corazón de proferora y has disfrutado en tus inicios pero ese colofón te dejó muy hundida.
EliminarMi proceso ha sido distinto. Ahora veo en un tramo final que tengo ganas de luchar con una enorme ilusión para volver a los tiempos del principio en que era un profesor innovador y lleno de anhelos vanguardistas. Pasé por un viacrucis emocional muy amargo en una decena de años como profesor. Ya lo sabes. Pero ese anarquista que late en mí tiende a salir de nuevo. No puedo irme sin intentar hacer de nuevo la revolución, al menos la que esté a mi alcance. Vivo con pasión este último trayecto y en cierta manera ya tengo nostalgia, tanta que no sé si me iré definitivamente o prolongaré mi estancia en la enseñanza algún año más.
Gracias por tus buenos deseos, Fer.
Un beso.
¡Virgen santa! Te has liado la pedagogía a la cabeza y te vas a lanzar de ella a las plácidas aguas del río tranquilo del dolce far niente en que viven los alumnos, salvo honrosas excepciones, y el sistema oficial, sin excepción alguna. Te deseo lo mejor, porque sé que aunque te estrelles, te pasará como en la célebre película: morirás con las botas puestas, las de la ilusión por remover la ciénaga y descubrir que no todo es lodo. Me admira tu entusiasmo y celebro tu decisión. Sé que nos encontraremos en la decepción final, sin acritud y con humor escéptico, pero aún te queda más de un año por delante para no dejarte amilanar por el determinismo, y con tu dominio de las nuevas tecnologías, seguro que los Hamelinizas en un plis plas... Espero seguir de cerca los vaivenes de esa navegación a priori tan interesante. Hoy he oido un niño que empezaba el colegio en Murcia: Quiero volver para jugar al fútbol, "pero para trabajar no, eh!" Primario, el chiquillo, como corresponde a su nivel, pero marcando ya paquete de acciones... En fin, Joselu, que las Metamorfosis a tu lado son un cuento para párvulos... Paul Goodman tiene un ensayo sobre la educación que a mí, en su momento, me convenció bastante, pero plantea algo absolutamente "imposible" de realizar en nuestro sistema, porque él concibe la educación de forma celular, digámoslo así: un maestro "convive" en la ciudad o en el campo con doce alumnos y a lo largo del día, en su exploración del entorno van viviendo-aprendiendo a partir de aquello con lo que se van encontrando. Con todo, hay en la educación un árido componente de disciplina que difícilmente sale motu proprio de los alumnos, y hay que contar con esa adversa circunstancia. Estamos pagando el laiserferismo antidisciplinario que sucedió al franquismo, y de lo lindo, además. De hecho, plantear cierta rigidez en el cumplimiento del deber hasta me parecería una auténtica "revolución" pedagógica, tal y como están las cosas. La responsabilidad no es más que capacidad de respuesta, y, nos guste o no se enseña, se inculca...
ResponderEliminarTu comentario requeriría de una respuesta larga y tendida. Voy a intentarlo. No puedo irme así. Con la sensación del fracaso. O una sensación agridulce. No puedo pasarme este año sesteando viviendo de recuerdos y evitando contratiempos con cierta habilidad. He oído que los profesores cuando están a punto de pasar a situación B ya no tienen ganas de novedades ni de experimentalismos. Solo un final más o menos tranquilo para llegar al otro lado. Pues a mí me pasa lo contrario. Tengo ganas de guerra. Quiero dinamitar nuevamente la contrucción escolar. Me sale el anarquista que soy en el fondo. Aunque sea un anarquista conservador. Y no sé si puede ser esto. En todo caso me pasa como a Clint Eastwood en Gran Torino. Él era racista y xenófobo hasta que conoce a la familia de al lado de su casa. Me gusta esa referencia.
EliminarMis alumnos no aprenden nada. Solo doy la clase para tres que me siguen. El resto solo responde a ejercicios mecánicos. Cuando explico desconectan, pero no es algo que solo me suceda a mí. Es comentario generalizado. El proceso de atención es mínimo. Las clases aburren. No les dicen nada. Es un instituto de barrio humilde con un sesenta por ciento de migración magrebí. He léído abundamente literatura pedagógica sobre los últimos descubrimiento en neurología aplicada a la educación y he podido entender por qué no fijan su atención y no retienen nada. Es un problema universal. Si ves charlas de educadores en Estados Unidos te encuentras con el mismo diagnóstico. No es un problema del posfranquismo. Sucede en todos los lugares. Excepción parece que es Corea del Sur, Shangái, y Finlandia. Los países orientales parten de una homogeneidad total y de una disciplina que no es la occidental. Finlandia es un caso aparte. Pero tampoco nos sirve demasiado. Este blog empezó con la defensa del Panfleto Antipedagógico de Ricardo Moreno Castillo y la tesis del "entetanimiento". Pero me pregunto que en qué me ayuda eso a la dinámica de mis clases. ¿Es posible otro intento aunque sea zambulléndose en la teoría de la gamificación y la presencia de las emociones en el aprendizaje? ¿Es posible experimentar de otro modo para que mis alumnos aprendan? ¿Puedo quedarme tranquilo sin que ello haya sucedido? ¿Hay otro planteamiento de la cuestión? Quiero intentarlo. Quiero la cuadratura del círculo. Quiero rigor intelectual y praxis dinámica, quiero hacerles pensar y que lo expresen oralmente y por escrito. Voy a implementar el Aprendizaje Basado en Problemas y el Flipped Classroom. Estoy grabando vídeos con las clases que mis alumnos verán en casa en lugar de asistir desconectados a la explicación. Sé que los verán. Ahí entra la gamificación y el aprendizaje cooperativo. No me voy tranquilo si no intento un proceso intelectual de nuevo lleno de rabia para intentar modificar la realidad.
Entiendo el proceso de tu despedida. Tú sabes que yo escogí un cargo directivo, el humilde pero eficaz de Secretario, porque creí que podría favorecer la vida de profesores y alumnos para desarrollar su labor, y durante los 3 últimos años de mi vida profesional trabajé casi a destajo. Como era maestro de primeras letras de ELE para inmigrantes, mis clases estaban llenas de una improvisación constante que me mantenía vivo, algo que nació en mi primer año de profesión, por cierto, ¡y lo que eso me ha desgastado no tiene novela posible! Pero no me arrepiento, solo desde la creatividad constante es posible no deprimirse en nuestra profesión. ¿Irás colgando aquí tus propuestas o los rfesultados? compártelos, por favor. Y si algún día quieres que aparezca por alguna de tus clases con la función que me asignes, me ofrezco... Verte en acción sí que será sentir el júbilo del jubilado que soy...
EliminarTe entiendo perfectamente, Joselu. Yo también he sentido con frecuencia ese malestar que provoca la desazón, el cansancio, el convencimiento de que vamos por mal camino. Hace años vivimos una época dorada en la que podíamos innovar y trabajar con un entusiasmo encomiable, al menos en mi colegio, pero últimamente todo ha cambiado, y no para bien precisamente. La carga burocrática, la insoportable presión de padres y autoridades, las intromisiones absurdas, los palos en las ruedas de propios y extraños, el desprestigio social, la incomprensión generalizada, las malas condiciones de todo tipo, la obligación de aplicar leyes hechas con los pies, las dificultades crecientes de los alumnos ... todo eso y mucho más ha hecho mella en todos nosotros y hemos llegado a una situación de insatisfacción generalizada que veo difícilmente superable. Lo que me cuentan mis colegas de lo que se les avecina en este curso me apena y preocupa profundamente, aunque ya no es asunto mío. Yo también intenté hacer de mi último curso algo diferente, pero apenas conseguí nada. Me lo pusieron muy difícil. No me fui con mal sabor de boca, al contrario, pero sé que ya no podré aplicar todo eso que tú deseas y a buen seguro conseguirás. Creo que los docentes no hemos sabido entender a tiempo que nuestro papel ha cambiado a pasos agigantados. Nuestros alumnos ya no desean escucharnos, tenemos que guiarles por otro camino. Si hablamos más de dos minutos desconectan, se aburren e incordian. El conocimiento tal como lo entendimos durante años ya no sirve, está obsoleto y desprestigiado. Los alumnos buscan acción, novedades, participación, no quieren ser meros oyentes que "vomitan" lo aprendido. Ése es el gran reto, y no hay ley que lo pueda conseguir. O sale de los docentes o estamos perdidos. Un cambio siempre es costoso y sobre todo cansado. Yo notaba con desesperación que cuanto más me esforzaba menos lo hacían mis alumnos, señal de que algo iba muy mal. No puede ser que nosotros nos agotemos y ellos respondan (cuando lo hacen) con desgana y apatía. Nos quejamos de que no están motivados, son pasotas, maleducados, vagos... Todo eso es cierto, pero por múltiples causas que nadie quiere analizar seriamente y por consiguiente no se proponen soluciones. Te admiro, en todo caso, por tus deseos de cambio y ganas de dar un último empujón a tu labor. Te deseo mucha fuerza para conseguirlo.
ResponderEliminarTe escribiré pronto para contarte cómo me va en mi nuevo trayecto vital. Un fuerte abrazo, colega.
No sé cómo responderán mis alumnos a una serie metodológica de cambios que van a plantear una docencia netamente distinta. Hoy en una reunión de coordinación de tercero de ESO decían que teníamos que pasarnos dos semanas repasando el curso anterior del que probablemente no queda ya nada. Y me imaginaba explicando en clase para nadie lo que nadie escuchó el año pasado. Y es eso lo primero que quiero suprimir. No quiero volver a explicar en clase. Me niego. He buscado otras fórmulas muy diferentes a través de otros medios. Llevo todo el mes de agosto grabando vídeos sobre los temas que vamos a abordar. No quiero explicar porque sé que no me escuchan como bien dices. No les interesa y
Eliminarles comprendo. A mí tampoco me interesaría. Hoy mientras un ponente nos explicaba cómo dar clases, yo en lugar de tomar apuntes, hacía un dibujo con mi ipad. Pero estaba pensando lateralmente lo que nos decía aquel profesor jubilado con bastante autoritarismo reprimido hasta que ha saltado ante un comentario mío. Lo explico en mi post de hoy. Leo continuamente sobre prácticas educativas, veo vídeos de TED, escribo, participo en redes de educación gestionando contenidos. Quiero pensar la educación, quiero hacerlo libremente. Me voy, pero quiero irme pensando y haciendo pensar a mis alumnos. Soy un nido de contradicciones, lo sé. No me molesta serlo. Unamuno también era contradictorio. La contradicción es fundamental para el avance de pensamiento.
Nuestros alumnos necesitan algo distinto. Quiero experimentar sobre ello. No basta con pensar que son vagos y que están absorbidos por las redes sociales. Hay reflexiones más hondas que hacer e ir donde están ellos. Para jugar. Para intentar enseñar lo que no logramos de otro modo. Necesitamos aunar pensamiento, emociones, sorpresa, novedad. Otro modo de estar en la escuela. Aunque sea mi último año. Precisamente por ello, no quiero irme rindiéndome a lo dado. Quiero clavar el estoque hasta el final. Gracias pro tus ánimos. Los voy a necesitar. Un fuerte abrazo, colega.
Querido Joselu, estoy entusiasmado por tus intenciones. Los alumnos, como bien dices, se aburren. La autoridad que un día pudo sustentar al profesor ha desaparecido, arrasada por la información. Lo que hoy se suele explicar en las clases está accesible para cualquiera, en su casa y sin necesidad de soportar las rarezas que el maestro, como todos tenemos, tiene.
ResponderEliminarPero es posible aprender juntos, guiados por alguien con más formación y experiencia, que nos ayude a desbrozar. Siempre me ayudáron las enseñanzas de Louis Isidore Kahn para el ejercicio de la arquitectura, así que, como mi pequeña aportación de ánimo a tu empresa, te copio sus palabras, de un escrito que suele traducirse con el título de "Amo los inicios":
"Considero la escuela como un ambiente espacial en el que aprender es bonito. La escuela comenzó con un hombre bajo un árbol, un hombre que no sabía que era un maestro, y que se puso a discutir de lo que había comprendido con algunos otros, que no sabían que eran estudiantes. Los estudiantes se pusieron a reflexionar sobre lo que había pasado entre ellos y sobre el efecto benéfico de aquel hombre. Desearon que sus hijos también lo escucharan y, así, se erigieron espacios, y surgió la primera escuela. La fundación de la escuela era inevitable porque forma parte de los deseos del hombre. Todos nuestros complejos sistemas de educación, hoy delegados en las Instituciones, derivan de aquella pequeña escuela, pero hoy se ha olvidado el espíritu con que comenzó. Los locales exigidos por nuestras instituciones escolares son estereotipados y carentes de inspiración. Las aulas exigidas por el Instituto, los pasillos tapizados de armaritos y los otros locales y dispositivos llamados funcionales, son organizados ‑claro está- en bellas confecciones por el arquitecto, el cual obedece a los requisitos de superficies y costos establecidos por las autoridades escolares. Da gusto ver las escuelas, pero son superficiales como arquitecturas porque no reflejan el espíritu del hombre bajo el árbol. Todo el sistema escolar derivado de su comienzo no habría sido posible si el comienzo no hubiera estado en armonía con la naturaleza del hombre. Además, se puede afirmar que la voluntad de ser de la escuela existía ya antes que la circunstancia del hombre bajo el árbol."
"Por esto es bueno que la mente retorne al inicio: porque, para cualquier actividad humana constituida, el inicio es el momento más maravilloso. Pues en él está todo su espíritu, todas sus potencialidades, de las que constantemente debemos sacar inspiración para las necesidades actuales. Podemos hacer que nuestras instituciones sean grandes dándoles, en la arquitectura que les ofrecemos, nuestro sentido de esta inspiración."
Arquitectura o educación, todo es lo mismo. Como bien sabes, los estereotipos no sirven en ninguna de las dos disciplinas. Estoy seguro de que este año tu clase va a triunfar. Se seguiré con gusto.
Un abrazo!
Disculpa que no he haya contestado, pensaba hacerlo esta tarde, pero el impulso de escribir en caliente en último post ha retrasado la respuesta hasta la noche. Tu texto es realmente sobresaliente. Lo añadiré a mi selección de textos en una aplicación que retiene los subrayados que suelo hacer. Mi último año en la docencia me lleva a sentir una enorme libertad intelectual para ser yo sin ataduras. El pequeño anarquista que llevo dentro pugna por salir. Hubo un tiempo en que era así. Un tiempo complejo, rico y contradictorio sazonado con éxitos y estímulos llenos de luz. Luego vino una travesía en el desierto en la que hube de rendirme a lo dado, a lo aparentemente necesario y casi murió ese experimentador que llevaban dentro. Hoy día la tecnología ofrece instrumentos prodigiosos para innovar, pero la tecnología no basta. Hay que unirla a una filosofía de libertad, de método, de sorpresa, de apelación a la imaginación constante. Los niños no se reprimen en su faceta creadora. Luego la pierden totalmente, condicionados por el qué dirán, por la opinión social. Mi dibujo, el que encabeza el post, no vale nada, pero es expresión de un momento en que estaba escuchando al orador que nos hablaba de la gestión del aula. Mis compañeros tomaban apuntes. Yo dibujaba. No sé si psicológicamente expresa algo relevante. Lo he colgado en Twitter durante la charla. He ahí, soy yo frente al mundo, frente a las contradicciones, frente a la desazón existencial, frente a conflictos complejos, pero creo mirar con esperanza, con pasión. Y recuperar esta palabra es acojonante. Pasión. Yo que la creí muerta en mí. Leo continuamente libros de pensamiento educativo, veo vídeos, entro en foros, participo en la publicación de contenidos educativos. Hablo con los compañeros que quieren hablarn conmigo. No sé el resultado de este proceso pero me gusta. Solo me falta en encuentro con mis alumnos la próxima semana. Hoy el ponente nos alertaba contra la experimentación, pero yo no le voy a hacer ningún caso. Voy a experimentar porque hacerlo es abrir nuevos caminos que probablemente no sirvan a nadie más que a mí, pero cuando alguien me miré, puede decir, he ahí un hombre libre. O un majadero. Las dos cosas son posibles. Gracias por tu texto y por tu apoyo intelectual.
EliminarUn abrazo.