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jueves, 9 de octubre de 2014

Ébola




Ébola. Escuchad la palabra. Ébola. A mis alumnos les explico que las palabras son signos y que, por tanto, se componen de significante (las letras, los sonidos) y significado que es la imagen mental que nos formamos cuando se oye o se lee el significante. De la parte del significado se ocupa la Semántica y ésta nos dice que en cuanto al significado de las palabras hay que tener en cuenta la denotación, que es el significado objetivo que dan los diccionarios o las enciclopedias, y la connotación que es el contenido emotivo que impregna a la palabra. Cualquier palabra puede cargarse de fuerte contenido emotivo. Pensemos en alguien a quien se le acaba de morir su padre o un hijo, quien sea. Esas palabras “padre”, “hijo” se llenan de dolor más o menos atenuado por las circunstancias. Muchas palabras llevan asociado en nuestra vida psíquica factores emotivos. El sexo, prohibida su manifestación en otro tiempo, llevaba asociada un fuerte contenido de tabú. Hoy día se ha desdramatizado y convivimos con la palabra sexo, aunque sigue siendo el vocablo más buscada en internet.

La palabra “ébola” en pocos meses ha ido cargándose de connotaciones emotivas. En un principio este término se asociaba con tranquilidad a países lejanos, pobres o míseros, países de negros y ya se sabe: falta de higiene, ausencia de medios, promiscuidad, pobreza... Leíamos ébola en las marquesinas de los autobuses y no nos conmocionaba. Pensábamos que había una distancia que la ciencia y la civilización ponía entre esa amenaza y nuestro mundo, nuestra realidad. Las organizaciones sanitarias hablaban de una situación de emergencia mundial pero no nos lo creíamos. Ahora sí. Los acontecimientos se han acelerado y la palabra ébola está en todas las conversaciones. En el colegio de mi hija hablan de tener ébola en cuanto alguien se siente mal en tono de broma. Pero es un indicio. Tenemos el ébola en Madrid y su realidad ha eclipsado totalmente la realidad política, lo que hasta hace pocos días nos parecía muy importante. Unos misioneros fueron traídos humanitariamente para ser tratados en España, lo que despertó una controversia considerable. El problema es que no estábamos preparados para la dimensión de la enfermedad y han fallado todos los protocolos en una secuencia alucinante. No voy a repetir todo lo que ha fallado pues es de todos sabido. Ni había trajes de nivel cuatro, ni se ha reaccionado con la celeridad y claridad de ideas necesaria. No se ha formado a los técnicos sanitarios en el manejo de los trajes lo que atribuye una improvisación y sensación de chapuza indescriptible a todo el asunto. Una técnica sanitaria está grave con los pulmones encharcados. Se sugiere que pudo contagiarse al tocarse la cara en el momento de quitarse el traje. No quiero disculpar ni dejar de disculpar, pero todo esto revelaba que todavía no nos tomábamos muy en serio este virus hemorrágico y su connotación era todavía de lejanía y no de pensar que nos estaba afectando a nosotros, el primer mundo. No hay remedio para él. No se ha invertido en su investigación lo suficiente. El sida solo empezó a tomarse en serio cuando afectó al mundo occidental. Ya estamos en ello. Desconocemos la dimensión de lo que está pasando en Madrid. Puede que las cosas estén controladas o puede que estén fuera de control. La ministro Ana Mato tenía el otro día un rostro totalmente desencajado. El nivel de desastre era total. Se han hecho mal tantas cosas que solo queda rezar para que haya suerte. Pensemos que la enferma de ébola, Teresa Romero, que está muy grave, en los días en que estuvo en casa fue incluso a depilarse, estuvo en el ambulatorio, se le recetó paracetamol y se la envió a casa donde tuvo relaciones extensas como es lógico. La ambulancia donde se la trasladó no fue tratada y sirvió para trasladar a siete pacientes más. Un desastre colectivo que ahora estamos evaluando. Decimos que ha sido una chapuza marca España pero hay muchos niveles implicados desde los más altos a los medianos y los más de base. No estábamos preparados para lo que significa el ébola. Ahora está aquí, y la palabra se carga de significados dramáticos, amenazadores, incomprensibles. 

Las epidemias que han asolado en el  pasado Europa como la peste, el cólera, o la gripe (que mató a decenas de millones de personas) sucedían en mundos antiguos cuando no existían antibióticos y los fabulosos medios de que disponemos ahora. Sin embargo, la realidad del ébola cuyo origen se deriva de los monos o los murciélagos tal vez, nos es incomprensible y tiene asociada una emoción maligna y enigmática. Se han escrito novelas de anticipación con el ébola como protagonista y su extensión por occidente. Hoy es improbable una dispersión del ébola por Europa, pero improbable es una expresión de deseo porque estamos ante algo que nos supera como hemos visto. Era cuestión de tiempo que se rompieran las barreras que establecían la pobreza y la lejanía. El ébola nos aterroriza y nos fascina igualmente, una cosa es consecuencia de la otra. Hay sanitarios que renuncian a sus plazas para no entrar en las habitaciones de los infectados. Y es comprensible. Teresa Romero, que ha sido miserablemente culpabilizada, hace tres semanas vivía una vida normal junto a su marido y su perro Excálibur. Nada le hacía pensar que su vida y su mundo iban a venirse abajo. La vieja tragedia española ha convertido todo en un esperpento de errores incomprensibles revelando nuestra vena valleinclanesca a nivel de dirigentes indignos, políticos ominosos, ministras deplorables. Y unos profesionales de una sanidad pública en nivel de derribo que han intentado reaccionar sin formación, sin medios y sin superiores capacitados de entender la dimensión del ébola. Todo unido a una sociedad excitada que reacciona puerilmente por el tema del perro Excalibur y su imprescindible sacrificio, y la incredulidad de que esto nos esté pasando a nosotros, cuando no llenándonos de pesimismo sobre la realidad y consistencia de la realidad institucional que vivimos. Más vale que nos lo tomemos en serio, porque esto no ha hecho sino empezar. Y ya importa poco si debió traerse o no a los misioneros a morir a España. Da igual lo que pasó, era inevitable que el virus encontrara el camino para colarse en occidente. Ahora ébola forma parte de nuestras pesadillas más siniestras. 

8 comentarios :

  1. El tema este del ébola me evoca a otro episodio lamentable de la reciente historia de España. Corría el año 1981. Era primavera. Y de pronto, en la tele, los presentadores del telediario empiezan a hablar de una enfermedad rara: "la neumonía atípica". Que ya está empezando a llevarse la vida de los primeros afectados. En un par de semanas la cosa pasó a cobrar caracteres ciertamente apocalípticos. El ministro (de la UCD) Sancho Rof trata de no alarmar al personal diciendo que es un "bichito" el que causa tal fatal enfermedad. Tuvo que dimitir. Murió multitud de gente y hubo infinidad de afectados. Al final descubrieron el pastel. Alguien había adulterado el aceite de colza... La UCD se dio un batacazo histórico en las próximas elecciones (octubre del 82)
    Estamos en las mismas.

    Un fuerte abrazo.

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    1. No sé si la situación es semejante pues esta vez es una emergencia a nivel mundial cuyo alcance está por ver. En los últimos días apenas se ha hablado de África, inmersos en la propia crisis doméstica, pero allí el virus avanza incontenible y se extiende. La torpeza del gobierno, no obstante, ha sido mayúscula. El PP merecería darse un batacazo por esto y por otras muchas cosas.

      Un abrazo, Miguel.

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  2. El mercado genera ciencia, es lo que puede resumirse este tema, si hay infectados con dinero o paises dispuestos a pagar la ciencia corre vertiginosa , sino a morir. Por eso las guerras suponen avances cientificos muy rapidos y en paz eso se ralentiza, de hecho este medio en que nos movemos no es más que un avance de un arma que luego se ha usado para la paz.

    A mi padre lo mato la psicosis de la gripe A, no estoy dispuesto a volver a generar miedo irracional. De una forma u otra antes del 9N (mi cumpleaños) nos enteraremos del alcance de la misma, la mierda siempre acaba oliendo. Esta auxiliar no tenia los conocimientos , ni los medios para estar trabajando alli y alguien tendra que dar muchas explicaciones y asumir responsabilidades de este accidente, pero me temo que pasara como con el accidente de Galicia, la culpa al maestro armero...

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    1. Eso decían que en cuanto el ebola afectara a países ricos, empezaría a invertirse en su investigación que será a partir de ahora muchísimo más rápida. No obstante, en el caso de Teresa Romero están ensayando todo a la vez y será difícil si la mujer logra salvarse, lo que todos deseamos, saber qué ha sido útil y qué no. Hay muchas variables que se están ensayando simultáneamente.

      La prensa está acosando a la madre mayor de Teresa Romero. Vive en Becerrea y los medios de comunicación han tomado el pueblo alarmando a los vecinos y espantando a la madre de ochenta años que no se atreve a salir a la calle. ¡Qué montaje!

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  3. ¿Dónde está mi comentario? ¿Cómo ha desaparecido? Te decía que yo he pensado justamente lo mismo que Miguel, que el desgraciado asuno de la colza se llevó por delante a cientos de vícimas y muchos supervivientes perjudicados de por vida. ¿Que costó las elecciones a la UCD? Pues sólo faltaría que encima hubieran vuelto a ganar. Pero, ¿cuántos años y cuántas denuncias y juicios fueron necesarios para que el asunto fuera tratado como un delito? ¿Quién pagó realmente por todo aquello, salvo las víctimas?
    ¿Y el sida? ¿Cómo surgió? ¿Por que "se escapó" de un laboratorio? Mientras fue un asunto de maricones a nadie le importó, total, se lo tenían merecido. ¿Cuándo empezó a ser tratado con seriedad? Cuando los afectados eran personas honradas y limpias de toda sospecha, pero para entonces se había extendido como una mancha de aceite. ¿Qué precio tienen los tratamientos? ¿A quiénes llega? ¿Quién los controla? ¿Cuántas víctimas se ha llevado ya por delante?
    ¿Cómo y por qué surgió el ébola? Hay quien piensa que está creado para sembrar el pánico, llevarse por delante a muchos de los que sobramos y vendernos el remedio, es una jugada perfecta. ¿Quién puede hacer eso? La industria farmacéutica, los países ricos, los gobiernos poderosos... Lo malo es que ese bichito se cuela por cualquier rendija y no se para ante nada. Alguien tiene que saber qué hacer, pero nos lo va a cobrar muy caro.Además, la mayoría de las víctimas son negros miserables que no importan a casi nadie. África es el continente más exlotado y abandonado, nadie quiere poner remedio a su dolor, pero, ay, ya está llamando a nuestras puertas y saltan las alarmas. A buenas horas, mangas verdes... Los responsables de controlar la situación y tranquilizarnos ya vemos qué hacen: culpabilizar a las víctimas y justficar lo injustificable. Esto nos ha pillado con los recursos bajo mínimos y con una autocomplacencia que causa una vergüenza sin límites. Nadie puede prever qué va a pasar, no hay forma de controlar la epidemia, pero nadie asume la responsabilidad, faltaria más. Un suma y sigue que se une a toda una cadena de despropósitos que ya dura demasiado.
    Hoy he ido a vacunarme contra la gripe, como cada año, pero, a pesar de que la campaña ha empezado hace semanas, la vacuna aún no ha llegado a los centros de salud. Eso sí, los folletos propagandísticos a todo color están en todos los mostradores. ¡Y no pasa ná!
    Un fuerte abrazo, colega (sin virus, espero...)

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    1. Es curioso yo no me he planteado nunca vacunarme contra la gripe. No es por nada. Solamente que no se me ha ocurrido. Tal vez tenga que hacerlo alguna vez. Nuestro trabajo es de alta exposición a los virus.

      Gracias por repetir el comentario. Sé la rabia que da cuando desaparece algo que hemos escrito con el corazón y el compromiso personal. Y, sí, efectivamente, hemos visto desde la distancia este virus, a pesar de que en las marquesinas y en vallas aparecen mensajes de Médicos sin Fronteras alertando sobre la emergencia en África Occidental donde la pandemia sigue extendiéndose aunque en los últimos días no oigamos nada de esos lugares, centrados únicamente en nuestra casa. Sin embargo, la situación es muy comprometida. No estamos implicándonos en ello y esto terminaremos pagándolo pues el virus buscará los medios de llegar a occidente como hemos visto. Hoy leía que la extensión de la peste bubónica llegó a Europa por los viajeros venecianos que hacían la ruta de la seda desde oriente. Nosotros parecemos tranquilos si los que la sufren son los africanos, entonces no nos preocupamos.

      Un abrazo, Yolanda.

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  4. Sobre todo porque ahora ya no es solo cosas de pobres africanos. Somos seres egoístas.

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    1. Y las noticias de África han dejado de llegar en estos días en que hemos estado sumidos en las noticias nacionales. Parece que la evolución de Teresa Romero es positiva, ojalá sea así. Pero no deberíamos olvidar lo que pasa en África Occidental. Somos profundamente egoístas, es verdad.

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