Llevo más de seis años escribiendo en el blog y antes de
esta experiencia era un contumaz diarista que reflejaba con pasión mi devenir
vital. Empecé a escribir diarios a los doce años y desde entonces no he dejado
de escribir. Algún amigo me ha animado a crear algo más comprometido y con
más estructura literaria. Sin embargo, yo me sé inhábil con el lenguaje y soy
consciente de mis limitaciones en el campo de la escritura a pesar de haberme
pasado toda la vida escribiendo de una forma u otra e intentando plasmar mis
reflexiones y las imágenes que me pasan por la cabeza. Además profesionalmente,
he tenido que leer miles y miles de ejercicios de expresión escrita a lo largo
de más de treinta años. Mi experiencia no tiene por qué ser extrapolable pero
es mi experiencia, la única que tengo, y ella me permite ser testigo del paso
de distintas generaciones y su relación con el lenguaje.
Soy consciente de unas dificultades crecientes en el uso de
estructuras sintácticas que implican el establecimiento de juicios lógicos que
se expresan mediante el uso de las conjunciones (causales, consecutivas,
concesivas, distributivas, adversativas...), la relación de los distintos
elementos del discurso, el uso de las preposiciones, la adjetivación
valorativa, el uso de la subordinación... y sobre todo, en el campo léxico, un
empobrecimiento del número de términos conocidos y utilizados y que reflejan un
cercenamiento de los matices de la expresión escrita que llegan a ser
desoladores...
Un lenguaje pobre es reflejo de un pensamiento pobre y, en
consecuencia, un pensamiento rico necesita del soporte de un lenguaje alto en
calorías expresivas. No es posible expresar la complejidad, la sutileza, la miríada
de matices distintos a que lleva la contemplación y la valoración de la
realidad mediante un estilo esquemático, simplón y elemental. Observo la
calidad de los juicios en mis alumnos de la ESO y de bachillerato
proponiéndoles ejercicios de interpretación, y mi impresión es que cada vez es
más pobre la realidad con que me encuentro. Pero no son solo ellos los que son
vehículo del empobrecimiento del lenguaje y de la versatilidad del pensamiento.
No. Suelo leer los comentarios que escriben adultos en la prensa digital y para
mi desesperación, están llenos de faltas de ortografía, de errores garrafales
de construcción lógica y de puntuación y además revelan una penuria léxica
desoladora. No es extraño que predomine en ellos la agresión, el insulto, los
argumentos ad hominem, la división
del mundo entre buenos y malos, el esquematismo conceptual, y los trazos
gruesos frente a la sutileza en el pensar y el decir.
Se tiende a pensar a través de fórmulas preestablecidas, en
base a eslóganes, en función de juicios a priori, estereotipos y clichés, y
luego se vierte en un lenguaje cada vez más pobre y mecánico sin la
articulación precisa que permite y desarrolla la sintaxis intuitiva. No me cabe
duda de que el uso del lenguaje se ha empobrecido en las sucesivas generaciones
que he ido observando. Aun recuerdo con admiración a una tía mía que no tenía
estudios y que a sus noventa años se expresaba con una riqueza sorprendente en
el uso de conjunciones y giros lingüísticos, pero ella formaba parte de un
tiempo en que la adquisición del lenguaje era algo que se prestigiaba, en que
las personas atesoraban la riqueza idiomática como parte de un preciado
potencial personal.
Hay un curso del profesor Maurer que se publicita en la radio que habla del inglés con mil
palabras. Yo me pregunto en mi experiencia diaria como profesor y corrector de
ejercicios cuántas palabras utilizan mis alumnos en sus propuestas escritas y
orales, y desde luego dudo que sea superior a doscientas palabras, y no es por falta de modelos
lingüísticos, que llegan hasta ellos a través de textos escritos y que tienen que
ser para ellos incomprensibles por la riqueza que suponen. Es extraño y casi
inexistente el joven (pero no solo ellos) que pretende enriquecer su lenguaje, adquirir
nuevas palabras, expresarse con mayor corrección y complejidad y hacer fluida la calidad de juicios lógicos. Los profesores de lengua nos enfrentamos a una
barrera idiomática al encontrarnos con una filosofía de época que desprecia el
lenguaje como instrumento de análisis e interpretación del mundo y se limita a
formulaciones expresadas en un idioma propio de indios en que se revela una
pobreza demoledora.
El conocimiento es elástico igual que el lenguaje, igual que
las facultades del alma. Si no lo forzamos, si no hacemos ejercicio
continuamente y con conciencia clara, nuestra capacidad expresiva se va
anquilosando, languidece, se simplifica, se deteriora... pero lo peor de todo
es que no se es consciente de ello, no se presta atención a la riqueza que
supone el lenguaje. Es sintomático que los futuros profesores de las escuelas
de formación del profesorado lleguen a la carrera cometiendo numerosas faltas
de ortografía y que esto no sea una barrera fundamental en la valoración de sus
exámenes y trabajos. Muchos profesores no son, en consecuencia, exigentes con la
ortografía porque ellos se sienten inseguros y cometen múltiples faltas en sus
ejercicios y en sus textos. En mi centro, muchos profesores se niegan a
corregir faltas de ortografía a los alumnos, al no ser profesores de lengua, y
entienden que esta es una tarea exclusiva de estos, aunque la razón última
estriba probablemente en que se sienten inseguros y que piensan que si ellos
cometen faltas quiénes son para exigir a sus alumnos.
En consecuencia, un lenguaje pobre revela estructuras de
pensamiento pobres e implica juicios maniqueos y estereotipados carentes de
versatilidad y sutileza. La sociedad no es consciente de ello y deja que el
lenguaje se deteriore, y nosotros como profesores no podemos hacer sino
cerciorarnos de la catástrofe que se está gestando en la entraña misma de la
lengua sin que se preste atención alguna a ello, mirando con fascinación el
dedo que apunta a la luna.
Lamentablemente llevas razón, amigo Joselu. Ese raquítico uso del lenguaje y el poco amor a las palabras ha enflaquecido el pensamiento, o el pensamiento flaco a empobrecido el lenguaje. A saber. Demasiados factores pesan sobre la comunicación paupérrima llena de muletillas y lenguaje prefabricado. Lo cómodo es no pensar, no reflexionar,no esponjar el lenguaje. Así nos vemos donde estamos.
ResponderEliminarEn cuanto a tu experiencia de 'contumaz diarista' pienso que en la tarea de tu blog hay una continuación de la misma.
Responder
Francisco, la comunicación funciona a través de eslóganes o frases propagandísticas que se reproducen en los medios. La prisa que nos consume obliga a sintetizar, a esquematizar, a simplificar, a empobrecer el soporte de las ideas que, además, se desarticula sintácticamente y, como se funciona a base de oído, se pierden las referencias correctas acerca del uso de las partículas ilocutivas. Es discurso se desvertebra y se convierte en retazos de ideas, emociones, estados de ánimo, sin propósito central organizado. El resultado es un magma desestructurado y empobrecido sintáctica y léxicamente.
EliminarMuy cierto José Luis, habría que analizar cómo influyen lasredes sociales en la forma de escribir de nuestro alumnado. Un saludo
ResponderEliminarNo he querido apuntar a las redes sociales por prudencia. Mi impresión no es favorable. Han venido a apuntillar un proceso de fondo y que lleva al predominio del ruido y la distorsión. Todo vale para comunicar y lo que se comunica se hace anárquicamente, sin jerarquizar, expresando solo estados de ánimo (generalmente de ira o euforia) y mediante fórmulas que atentan contra la organización medular del lenguaje que debería ser un cuerpo orgánico y no una secuencia desarticulada de impulsos anímicos. Lo cierto es que se escribe más que nunca -dicen- pero el sentido del oído acerca de la corrección o no de una estructura se pervierte y se pierde cualquier referencia armónica. El lenguaje debería ser música. En todo discurso prima una melodía, y lo que leo por doquier expresa una pérdida absoluta de lo articulatorio y los resortes lingüísticos. Supongo que las redes sociales para quien no tiene otra referencia escritural que ellas destruye totalmente cualquier posibilidad expresiva que no sea demoledoramente pobre y desarticulada.
EliminarEstoy totalmernte de acuerdo contigo.No quita que se hable con sencillez pero con una estructura correcta.Lo malo de toda esta salsa de letras ,es que, se va debilitando frente al todopoderoso inglés.Sienten como un rechazo a lo que es nuestra forma de hablar.Y sin ir más lejos lo puedes escuchar en cualquier frase alusiva a la comida,a casi todo lo que séa su día a día, Todo son expresiones sajonas,("frosting,cuocake,layer- cake,"), que no dejan de ser nuestras magdalenas de toda la vida,bizcochos, coberturas etc.
ResponderEliminarY eso pasa con el profesorado, tienen que tener más nota en lengua extranjera que en la suya propia.
Un abrazo*_*
No deberia ser problema la adquisicion de una lengua como el inglés para la salud de las lenguas de España. Hay muchos países europeos en que el inglés es una lengua vital y casi tan importante como la nacional. No se puede entender Holanda sin que la inmensa mayoría de sus habitantes dominen el inglés. La capacidad lingüística no se reduce a una lengua, pero lo cierto es que hay que aprender las lenguas bien, y esto en España no es así. No hay aprecio por la lengua materna que se descuida y no se mima. En mi casa hay un cudidado exquisito del lenguaje. Son normales las reflexiones lingüísticas acerca de la corrección o no de determinada estruturas así como de la incorporación de nuevos términos. La familia deberia ser un núcleo de cuidado de le lengua y la escuela poner las piezas que faltan. Si las lenguas se aprendieran bien, si hubiera crierio, no sería un problema la adquisición de nuevas lenguas que vendrían a enriqucer el panorama. Pero esto no es así, efectiivamente. Se pueden aprender varias lenguas simultáneamente, pero hay que hacerlo bien, y no se hace. Supongo que algo de responsabilidad también tengo yo que soy profesor de castellano y doy clase a muchachos de diversas culturas que están aprendiendo la lengua. Un abrazo.
EliminarMe temo que resulto repetitiva, pero tienes toda la razón, y el remedio que podemos poner los profesores de lengua es como arrojar una tacita al mar.
ResponderEliminarEl otro día pensaba en la televisión que yo veía cuando era pequeña, tiempos de dictadura, sí, pero en aquel Estudio 1 o en aquellas novelas de sobremesa yo conocí a los clásicos (aún recuerdo a Marisa Paredes haciendo la Casilda de Peribáñez, a José Bódalo en El rinoceronte de Inonesco, a Sancho Gracia de D'artagnan...)y la comparaba con los programas que ven nuestros alumnos. ¿Sabes cuál es el único que les ha dado cierto barniz cultural? Los Simpson.
Un saludo.
Han sido un cúmulo de factores los que han depauperado la lengua y desmontado la capacidad expresiva. En mi historia como profesor de castellano en tierras catalanas, recuerdo tener alumnos catalanohablantes que tenían un dominio, que ahora me parece espléndido, del castellano. No era ningún problema la dualidad lingüística. Pero en un proceso de aceleración de las sociedades se ha perdido el amor por la lengua que nuestros mayores tenían como un tesoro o al menos respetaban a quienes se expresaban con corrección. Vivimos frenéticos y la lengua requiere sosiego, cuidado, atención, primor y sentido musical. Los referentes de los niños y los adolescentes así como de la sociedad en general son extremadamente pobres, empezando por nuestros políticos. Se ha extraviado la idea de modelo y sin modelos no hay arte ni lengua que aguante en medio de la conmoción del vértigo y la desestructuración. Un saludo.
EliminarEstoy en un todo de acuerdo contigo, excepto en lo que se refiere a tu propia escritura y manejo del lenguaje, y no es por caer en el halago fácil, Joselu. Tu blog es un ejemplo de riqueza y corrección lingüística como herramienta de pensamiento profundo y relevante.
ResponderEliminarTus reflexiones tienen poder de llegada y son comprometidas y fundadas. Ese amigo que te ha animado a ir un poco más allá con tus escritos está en lo cierto. Desearía encontrarme más a menudo en la prensa escrita con textos de la calidad y la hondura de los tuyos.
Un beso.
Sé aquilatar el afecto en las opiniones de los lectores del blog y tu comentario es harto generoso. Yo destacaría de él la idea de que las reflexiones que expreso son comprometidas. Creo que es cierto o al menos lo intento. Todo post abre una secuencia de réplicas y aportaciones que me sorprenden por la riqueza que suponen, y en ello pienso que va el compromiso de nadar y no guardar la ropa. Toda exposición razonada de ideas supone un riesgo intelectual. Muchas veces me voy a dormir pensando en algún giro inesperado del post. Me sirve como ejercicio de reflexión y profundización en la realidad. Y sí, creo que sí, me expongo en un ejercicio de tránsito por la cuerda floja que es el símbolo del blog. ¿Lo has advertido? Pienso que toda reflexión supone un riesgo y es preferible equivocarse antes que quedarse cómodamente en la orilla viendo venir las olas.. Sé que no soy escritor pero me lo paso genial conversando con vosotros y ello no excluye el amor por la lengua que se enriquece en el intercambio. Un beso.
EliminarPues no sé si estoy en posición de opinar, porque siempre he pensado que mi expresión y mi léxico dan más pena que otra cosa, así que casi mejor me quedo callada y me dedico a leer. En realidad la mayor parte del tiempo pienso que no debiera hacer otra cosa.
ResponderEliminarBesos, Joselu.
Lo perderíamos las personas que te conocemos, que apreciamos tus dudas, tus circunvoluciones de ideas y tu torrente magmático de material lleno de intensidad. Besos, Vero.
EliminarJoselu, creo que el deterioro del lenguaje está muy influido por las redes sociales. No tengo la menor duda.
ResponderEliminarRespecto a la proposición de tu amigo pienso que no se equivocó en absoluto. Tus escritos son sencillos pero cargados de sustancia no como en otros en los que lees palabras muy bonitas pero vacías. Lo importante es transmitir.
Un abrazo,Joselu.
Las redes sociales han venido para quedarse y no sé cuál será la próxima vuelta de tuerca en este proceso. Hace diez años era inimaginable el mundo de los blogs, o FB o Twitter, o los fotologs, o Messenger, o los mensajes de texto en forma de wasaps (no sé si se escribe así). El lenguaje requiere de mucho mimo y cuidado y las redes sociales por su premura no dan lugar a dicha consideración. Soy pesimista respecto a ello. Cada vez más será un reducto mínimo el de los que pretendemos cuidar la lengua y se extenderá más la tendencia que hemos comentado de desvertebración del lenguaje. Que cada uno asuma su parte de responsabilidad. Yo en la escuela lo intento pero es un combate desigual porque lo que yo enseño no tiene prestigio social. Y sí, lo importante es transmitir pero sin una riqueza de los medios expresivos lo que se transmite es esquemático. Me gustaría pensar que los que entráis en el blog también entrarais en un espacio de sosiego para las palabras que en él adquirírían mayor densidad. Un abrazo, Lucía. Mi hija pequeña también se llama Lucía. Es un hermoso nombre.
EliminarEn efecto, en el fondo estamos viviendo una transmutación de valores.
ResponderEliminarMe hubiera interesado una mayor reflexión sobre este juicio que expresas sintéticamente. La constatación es evidente pero ¿qué sentido adquiere para ti esta transmutación de valores que, por cierto, toda época vive dramáticamente en la pugna entre lo nuevo y lo viejo?
EliminarDe ahí, Joselu, mi indignación cada vez que la tribu política se encarama al ramificado árbol de los tópicos y se balancea al son de la aberración de turno: "la generación mejor formada" o "los niños salen de la escuela dominando por igual el catalán y el castellano" o, en una pirueta descerebrada, "la educación ha de ser trilingüe". No hace mucho me dieron a corregir -"a castellanizar" diría yo-, un trabajo de investigación supuestamente escrito en la lengua de Cervantes por una brillante investigadora en cierne, porque quería presentarlo a un premio estatal.Si lo hubiera presentado como me lo pasaron, hubieran pensado, los del jurado, que estaba escrito en catallano, dialecto noreste del castellano. Estoy totalmente de acuerdo con tu diagnóstico y me parece que ese desdén es muy nuestro, muy "popular", muy de esos que gritaron "¡Vivan las caenas!" o "¡Muera la inteligencia!" o "lejos de mí la funesta manía de pensar"... Lo que me dicta la experiencia es que llevo casi sesenta años de vida tratando de usar con cierto decoro el castellano y que aún me considero lejos de poder hacerlo, aunque persevero en mi empeño, eso sí. Por eso me parece un pecado de lesa soberbia la aspiración trilingüe de los ignorantes trileros de la política que venden a la madre propia por un puñado de votos. Venden el mulo cojo de la adquisición del conocimiento sin esfuerzo y así nos luce el poco pelo ralo que nos queda después de estirarnos tanto de él a causa de la desesperación que nos produce el sinvivir del sisifismo en que nos consumimos: les corriges, pasan de ti; les corriges, pasan de ti, etc. ad nauseam.
ResponderEliminarCuando te leo, cuando observo las circunvoluciones de tu castellano, advierto la simplicidad del mío, pero tampoco me rindo dentro de mis limitaciones y busco también expresarme con algún decoro. En mi casa, la expresión es un elemento de referencia importante, y confirmo que unos hijos se hacen sensibles a los valores que los padres defienden aunque sea a veces de modo indirecto. Dignificar el lenguaje no es una preocupación que sienta viva en la sociedad, mis alumnos no lo sienten así, y los más petulantes e ignorantes son alumnos de bachillerato del humanístico social en los que cabría presuponer algunas inquietudes de algún tipo. No es así. Prefiero ir puliendo el castellano elemental de mis alumnos marroquíes y latinoamericanos. No sé si hacemos algo, pero me siento confortado en esta tarea y útil. Y es curioso porque estos muchachos ahí donde los ves, hablan beréber, árabe, castellano, catalán y a veces francés. He hecho la radiografía lingüística de la clase y es interesantísimo ver la complejidad de su competencia lingüística. Y yo como profesor tengo la inmensa suerte de poder ir enriqueciendo poquito a poquito su habilidad para el castellano.
Eliminar¿Cómo podría ser de otra forma, Joselu, habida cuenta del modelo social que nos imponen y que blandamente aceptamos? El lenguaje es algo vivo, que acompasa su devenir al de los hablantes que lo emplean, o, más exactamente, lo destrozan.
ResponderEliminarPero, por eso mismo, el lenguaje evoluciona irremediablemente. ¿Pensarían nuestros antepasados altomedievales –y también tardorromanos, claro– que el latín desaparecería completamente a tenor de la vulgarización de que estaba siendo objeto como consecuencia del fin de una era, de una cultura y de una sociedad? Poco imaginaban que de sus raíces surgirían diversas lenguas a cual más rica y versátil, y ello incluso preservando el latín clásico como herramienta de transmisión cultural y de poder.
Así hoy, aunque nos falte la perspectiva histórica necesaria para comprenderlo en su totalidad, el castellano –pero también las demás lenguas, tanto españolas como foráneas– está en pleno proceso evolutivo fruto del propio cambio de modelo social. Que en este trasiego de gentes, palabras e ideas perdamos la perspectiva, es lógico. Que las nuevas generaciones conocen peor el lenguaje, es verdad, pero no busquemos más responsables que nosotros mismos, rendidos y claudicantes espectadores de un mundo en vertiginoso cambio al que nos es imposible adaptarnos (no así ellos, los jóvenes, que cogen cuanto pueden sin importarles lo que dejan atrás o se pierden por su escasa paciencia). La vulgarización del lenguaje es consecuencia de la vulgarización de nuestras vidas, que a su vez se produce por el vaciamiento sistemático de nuestros cerebros para ocuparlos (eso intentan y eso consiguen) con vacuidades, nimiedades, obviedades y tonterías de todo tipo. Y en este camino el lenguaje, que refleja como un espejo nuestro pensamiento, se hace eco del vacío, y se adapta, y cambia, incluso desde la desolación.
Dentro de unos cientos de años quizá el castellano clásico sea objeto de estudio en selectos liceos, en tanto que lenguas nuevas de él evolucionadas ocupen su lugar en el habla coloquial, y a su vez sufran nuevos desgarros y mutaciones al compás de las sociedades que los usen. La Historia no se repite, peor parecidos procesos se dan a lo largo del tiempo…
Un abrazo.
Javier, leí tu comentario en un par de ocasiones y no sabía cómo contestar a este ejemplo de buen castellano y de coherencia de ideas. La lengua es espejo de la sociedad, somos lo que hablamos, cómo hablamos, cómo escribimos y esto es reflejo de cómo pensamos. La conclusión es pesimista y lúcida. Estamos mutando, la lengua está mutando… y los profesores de lengua nos enfrentamos a Escila y Caribis sin saber muy bien cómo actuar, como propiciar el amor a la lengua, a eso que nos da consistencia, que nos hace estar en el mundo con mayor o menor acierto. Somos lenguaje y tiempo. Gracias por tu genial comentario.
EliminarAmén.
ResponderEliminar¿Cuál es la solución?
No hace mucho, explicando en clase qué es el léxico y cuál es su procedencia en castellano, ante su increencia de que mucha gente (no solo alumnos adolescentes) se mueve con unas 200 palabras, demostré con sinónimos parciales que realmente no conocen muchas de las palabras que usan. Las reconocen, pero no las conocen (subrayo). Nadie supo explicar claramente, por ejemplo, cuándo hemos de decir "breve" y cuándo "corto".
Insisto: ¿la solución?
Soy profesor de castellano de alumnos inmigrantes en su mayoría. Su caatellano es paupérrimo por razones comprensibles. Sólo algunos aspiran a un dominio de la lengua no meramente de supervivencia. Sé lo que me toca y me gusta. El problema que me encuentro es cuando tengo alumnos de bachillerato españolitos cuyo dominio de la lengua es mínimo pero se sienten superiores o mejores o con más derechos que esos inmigrantes. Su mundo mental es mínimo y su lenguaje está en consonancia con ese mundo mental. ¿Soluciones? Si yo las tuviera, seria famoso y escribiría libros de éxito. Creo que no tiene solucion el proceso de empobrecimiento del lenguaje y solo clases ilustradas (y pudientes) tendrán acceso a una lengua rica y expresiva. Eso no quiere decir que yo me rinda en mi tarea diaria. Es cierto que se funciona con doscientas palabras, no más. Todo es grande o pequeño, bonito o feo, largo o corto, aburrido o divertido, caro o barato, y poco más. Es una situación dramática cuando tienen que juzgar la complejidad con tan leve equipaje lingüístico. ¿Solución? No la tengo, ojalá la tuviera, pero hablar de ello no es ocioso. Como profesor vivo en las fronteras del lenguaje donde este se convierte en un conglomerado pobrísimo e indescifrable. ¿Ortografía? ¿Qué es eso? ¿Breve? En fin... No conozco a ningún alumno que utilice la palabra "breve" ni siquiera en bachillerato. La conocen sí, pero no forma parte de su repertorio.
Eliminar¡Hombre, ya sé que no tienes la solución! Efectivamente, serías famoso, aunque no sé si rico, porque lo realmente preocupante es que a una mayoría de la población esto le importa un carajo. Importa más si aquello fue penalti o no...
EliminarLo que dices de los españolitos es tronchante; compararse, ponerse a la altura, con un tipo que acaba de llegar aquí y solo chapurrea demuestra su ignorancia. Tengo alumnos rumanos (y chinos, y búlgaros...) que les dan sopas con honda...
Por cierto, las redes sociales son causa y consecuencia de esto, también. Fíjate en twitter: un espacio minúsculo para exponer algo. Por fuerza, a no ser que uno sea un poeta, tiene que ser o frívolo o simplón.
No es extraño, en fin, que se confunda la felicidad con la diversión.
Comparto en gran parte lo que dices. Aunque desde mi experiencia como profesor -no tan dilatada como la tuya, aunque no soy un pardillo- no me resulta evidente que el nivel de corrección lingüística vaya empeorando, yo tengo la impresión de que hay más de todo; de lo bueno y de lo malo – y de lo malo más, claro. Pero en lo que no coincido contigo -con los profes de lengua en general- es en que los demás debamos valorar de manera rigurosa los aspectos lingüísticos -no solo por falta de competencia, que también- sino porque si lo hacemos nos quedaremos en evaluar la corrección lingüística por encima de los demás aspectos, y eso también es un riesgo real; lenguaje y pensamiento están, sin duda relacionados, pero es una relación difusa; un uso correcto del lenguaje no es signo de perspicacia filosófica o científica, y éstas bien pueden darse con una deficiente corrección lingüística -incluso gracias a ella.... Pero bueno que también estoy por la mejora de la ortografía y la sintaxis, aunque no tanto como vosotros, claro.
ResponderEliminarUn saludo y perdóname mis faltas... así como nosotros.
lenguaje y pensamiento están, sin duda, relacionados...
ResponderEliminar¡cachis en la coma!
Serenus, la cuestión que sugería yo y que tú subrayas es reveladora. Es la relación entre lenguaje y pensamiento, su mayor o menor concordancia y sintonía. Creo que es un debate posterior al que yo planteo que se limita al uso natural de la lengua y a la aspiración de corrección que implica. Tu reflexión es profundamente filosófica. No soy un buen lector de filosofía, aunque esta me interesó y mucho en mis tiempos de estudiante. Sé que la filosofía alemana está condicionada por el idioma. Ahí están Kant, Hegel, Marx. Y la filosofía francesa parte de Descartes, Rousseau, Voltaire y llega a Sartre, Deleuze… La lengua determina una forma de estar en el mundo, de razonar, de establecer conexiones, de interpretar la realidad… Hay lenguas analíticas, sintéticas, brillantes, espumosas… y la calidad de los juicios depende de ese punto de partida. No obstante, no es ese mi problema, Serenus, mi relación con el lenguaje es más elemental en lo que se refiere a mis alumnos.
EliminarEn cuanto a si el lenguaje es tarea de todos, me remito a los centros educativos de élite en que es objeto y tarea fundamental de todos y cada uno de los docentes la calidad y riqueza del lenguaje. Entiendo que el profesor de tecnología no suspenda por las faltas de ortografía (que tal vez no sea capaz de discernir), entiendo que el profesor de matemáticas no suspenda por errores de acentuación, entiendo que el profesor de filosofía no suspenda por una hache de más o de menos, entiendo que el profesor de sociales no tenga que añadir penalización por bes o uves… El resultado, no obstante, es el que es, Serenus, y los alumnos llegan a la universidad ignaros y apocalípticos, y cuando se convierten en profesores son pasto de los errores ortográficos, léxicos, sintácticos y, evidentemente, no se atreverán a corregir la ortografía a sus alumnos. Una pena que esto solo esté al alcance de escuelas privadas de élite en donde sí se da relevancia a todo lo relativo a la expresión. Siempre ha habido clases.
Faltas como las que yo he puesto en los comentarios... bueno, en el primero no sé si lo hice –no lo he vuelto a leer– en el segundo si :)
ResponderEliminar¿Sabes? Cuando yo comencé a escribir en el blog estaba muy preocupada por esta cuestión. No voy a decir que no estimo valioso fijarse para hacer bien las cosas –de hecho, esto es también un ejercicio muy bueno para meditar, prestar atención constantemente– mas si que llegado un momento, era más importante para mi la expresión de las emociones que la lucha, diría con visos de neurosis, en este caso, por saber que letra era la correcta.
En su momento un estudiante de biología me dijo que las faltas de ortografía– que fueron acompañantes durante mi infancia, adolescencia, y ahora también–, eran reflejo de creatividad... qué liberación... de pronto sentí un vigor tremendo. Nunca aprendí las reglas gramaticales, de ortografía, mi memoria visual se encargaba de ayudarme, pero no siempre, claro ::)
Con esto que digo te muestro una referencia más. Una que tú posiblemente no has tenido en cuenta. Como nos sucede a tantos de nosotros. Pienso que en el comentario que me has dejado en el blog has tenido poca delicadeza en cuanto a juzgar lo que aporto y a no tener comentarios. Te falta mucha información al respecto. Así pues, como hacer un juicio de valor de ese calibre.
Participo de la desgana que se va acumulando en muchas personas a la hora de expresarse. Las emociones que tan desconocidas nos resultan está detrás de todo ello. Si uno expresa dinamismo, éste se contagia a su alrededor. Si uno se siente triste o con el ánimo decaído, esto es lo que transmite a su alrededor. No se puede dar lo que no se siente. También es verdad que en ocasiones las presiones –las que tomamos nosotros como presiones– nos pueden restar fuerza motivacional. Conozco de varios profesores que están en tratamiento por depresión. Se encuentran con dificultades constantes para ejercer su profesión tal y como la entienden. Otros, se esconden en una coraza de dureza y tratan a sus alumnos como si fueran soldados. De todo hay en el mundo. Todo es una cadena. Interdependencia. Si. Hay mucho que aprender. A las personas les gusta ser entendidas, a cualquier persona le gusta ser entendida. Este para mi es el mejor modo de conseguir que los hábitos cambien para enriquecer a la sociedad y enriquecernos a todos.
Escuchar. Si. Escuchar. Desde el corazón, aunque el otro lo haga de modo que no nos guste. Y por supuesto, no ir poniendo fronteras entre los que si nos gustan y los que no. Cada uno de nosotros es un mundo y como tal nos expresamos.
No he revisado el texto :) mis disculpas si he cometido muchos errores (que para mi, a día de hoy, no lo son)
Cualquier tonto puede establecer una regla... y a cualquier tonto puede importarle.
Henry David Thoreau
A más reglas más desequilibrio. Dice el Tao Te Ching
Buenos días :)
He leído con atención tu comentario varias veces, pero creo que no estamos hablando de lo mismo y por ello me resulta difícil contestarte a las cuestiones tan múltiples que planteas. Por ejemplo, la disortografía como elemento de creatividad. Pues bueno, debo vivir en el mundo más creativo imaginable porque todo lo que llega a mí esta plagado de creatividad ortográfica en la que mis alumnos son unos auténticos artistas. Lástima que yo me obstine en poner en circulitos sus genialidades y buscando mil y una manera para meterles reglas que contrarían el sentimiento de libertad y de creación.
EliminarMe alegro de que a ambos nos guste Thoreau y el Tao Te Ching.
La decadencia de una lengua es la decadencia de una civilización. Esta relación entre palabras y personas me parece curiosa porque creo que es relativamente interesante caer en la cuenta de la inmensa relación que hay entre un idioma y las personas que lo hablan. La sonoridad, las conjugaciones de verbos, el uso de pronombres o la longitud de un sustantivo son matices que indican algo en una lengua y reflejan distintas facetas de quienes la usan. El idioma mismo dice mucho de una sociedad determinada, pero su uso y su posible transformación también suponen un punto clave para entender cómo funcionan esas personas y en qué situación se encuentran.
ResponderEliminarDesde mi punto de vista, un ser humano: un “zoón logikón”, siendo el padre del logos tendría, como mínimo, que conocer ese ámbito del logos que no sólo le diferencia del resto de la selva sino que además le ha hecho desarrollar sus capacidades cognitivas y le ha permitido la difusión y transmisión de información que han ido construyendo la cultura en que vive. Somos, entre otras “cosas”, palabras. Atacarlas o defender su ataque me parece un asesinato a la sinrazón, una puñalada a una parte muy importante de lo que somos y, lo más grave, un desprecio al transcurso de la literatura: a la historia de la humanidad.
Me cuesta pensar que la persona que está detrás de Rash es una muchacha de dieciocho años y que se expresa con tal densidad, corrección y sentido. Sin duda, el lenguaje no es la menor de tus preocupaciones. Se nota en tu blog, en el orden de las ideas, en la exactitud de las aportaciones. Ignoro qué estudias pero tienes que prestigiar tu carrera con ese cuidado exquisito con las palabras que es tu signo distintivo. Un comentarista anterior hablaba de que había ejercido de corrector de estilo de un trabajo científico para una convocatoria a nivel nacional. Era un desastre, según comenta y tuvo que ser traducido nuevamente a algo con un mínimo de corrección lingüística. Hay profesores de filosofía que han opinado que la corrección lingüística no es signo de perspicacia o exactitud filosófica, pero no estoy de acuerdo. Solo un lenguaje preciso como un bisturí es capaz de alumbrar razonamientos y aportaciones fundamentales en el campo de la filosofía y la literatura, aunque la tendencia es cada vez más a expresarse en una falta de estilo plana y sin relieve dadas las dificultades del ciudadano medio ante la sutileza del lenguaje cuidado. La inmensa mayoría de los libros que triunfan lo hacen con frases cortas, sin complejidad, puramente denotativas y evitando cualquier complicación como profundamente anticomercial. Esto es el signo de nuestro tiempo, Rash, y en él la literatura o lo que entendemos por ella ha mutado profundamente al compás de la vulgarización que ha impuesto la sociedad de masas que rechaza cualquier selección o práctica del estilo. Vivimos en una civilización sin estilo, este es su estilo.
EliminarDe acuerdo en todo, salvo en el tema de la ortografía JOSELU.
ResponderEliminarLo siento, pero me niego a reconocer que la disortografía es por mera dejadez, empobrecimiento o mero contagio del medio, he sufrido demasiado y peleado en mi vida por corregirla, como para reconocer es por pura indolencia.
En mi caso te aseguro que es una discapacidad, te lo he comentado muchísimas veces, habrá de todo, es cierto, pero veo a mi hijo y me temo que lo nuestro es pura genética. Por eso, leeros a veces lo que os leo, no sabes cuantísimo daño hace.
Es como si a un cojo le reprocharas su cojera o a un ciego su ceguera. Es más, a pesar de pasarme media vida leyendo y escribiendo, veo que lo mío va a peor, no hay mejoría, de vez en cuando suelto una patada, yo misma me aterrorizo luego, pero ya está dada.
No sabes lo terrible que es esto para alguien que como yo, necesita más que nada las palabras, que las exprimo intentando sacarles toda la expresividad que puedo, que las adoro, a veces sólo por su sonido, su forma... leerte esta entrada como tantas otras que te he leído a ti y a otros en este sentido, me sublevan, perdóname, pero es así.
Hemos hablado mil veces del desconocimiento que existe del por qué de este problema, porque lo es, no se puede meter en el mismo saco todo... no me parece justo.
Personalmente entiendo que la ortografía es necesaria, me resigno a someterme a su disciplina, pero no deja de ser algo del todo artificial, impuesto y absolutamente ortopédico.
Ni aporta riqueza, ni expresividad, ni contenido, en realidad no aporta más que una dificultad añadida al dominio de un idioma. En ocasiones hasta se producen verdaderos chirridos entre la grafía de una palabra y su sonido, de ahí que la mente se revele y no la asuma como algo natural.
Así que no JOSELU, perdóname pero en esto no te acompaño, siento barrer hacia mi casa. Comprendo vuestra lucha, pero también vosotros debéis ser un poquito sensibles a las bajas que ella produce :-)
Un beso grande, mi querido profe.
María, ciertamente la ortografía es una convención que permite unificar la lengua de cuatrocientos millones de personas en el caso del castellano. Entiendo que es una dificultad necesaria pero que ha sido objeto de múltiples vacilaciones a lo largo de la historia. Los orígenes del castellano, igual que los de cualquier lengua, están llenos de multiplicidad de fórmulas para expresar los sonidos naturales del habla. Nos sorprendería leer como fue escrito El ingenioso caballero don Quijote de la Mancha, no en las grafías actuales que han sido modernizadas, ni con los signos de puntuación que utilizó Cervantes, que han sido profundamente revisados y actualizados. Es cierto, es la Real Academia la que empieza a fijar las normas del castellano y elegir entre las diversas grafías que se utilizaban. Ya sabemos que Juan Ramón Jiménez utilizaba la ortografía de un modo personal escribiendo todo con "j" ante e, i, y cambiaba la grafía "x" por "s". El mismo Gabriel García Márquez apostó por una revisión de las normas ortográficas para simplificarlas y hacerlas más naturales.
EliminarSin embargo, imaginemos que se optara por liberalizar la ortografía en el tema de bes y uves, ges y jotas, equis y eses, ces, kas y qus. La desorientación sería mayúscula. Si ante las normas recientes de la Real Academia que ha suprimido algunos acentos como "solo", "guion", "truhan"… se ha orquestado una oposición durísima por parte de puristas o tradicionalistas que se han rebelado contra el cambio mínimo efectuado, no quiero pensar en un cambio mayor o más profundo. Personalmente, entiendo y acato la normativa ortográfica con agrado. No me supone conflicto. Solo hay que dedicar a la lengua una atención lógica. Podrías seleccionar cuáles son tus vacilaciones y fijarlas por escrito. No creo que sean más de cincuenta palabras las que den lugar a tus dudas, probablemente muchas menos. Aunque esta es una parte del cuidado con el lenguaje, y en tu caso, es cierto que otros niveles los trabajas con ahínco, intentando extraer el sentido de los medios lingüísticos que utilizas.
En cuanto a la sensibilidad que tenemos hacia la disortografía, no te puedes imaginar cuánta tenemos. En Cataluña se presenta en segundo de bachillerato un trabajo de investigación por escrito y se hace una presentación oral. No podemos consensuar las normas que rigen dicha presentación. Hay profesores que entienden que aunque el trabajo haya incurrido en más de doscientas faltas ortográficas (o quinientas) esto no tiene por qué descalificarlo y que no es su misión corregir faltas de ortografía en un trabajo sobre deporte, asuntos sociales, la situación de la mujer o el nazismo. En esas estamos. Los estudiantes que llegan a la universidad y que optan por el profesorado se han formado en la lasitud absoluta respecto a la ortografía. Es tan bajo en nivel que los profesores tienden a obviar este aspecto para no suspender más. Esta es la realidad actual y solo hay que ver los comentarios en la prensa digital para advertir que no es la mayor preocupación de los ciudadanos. ¡ Y es que la ortografía es una antigualla!
Un beso solidario.
Hola Joselu. Quería comentar un hecho repetido en las clases de Matemáticas, relacionado con el contenido del lenguaje además de con su forma. Cuando comenzamos a trabajar los rudimentos del Álgebra (a los 12 ó 13 años) tenemos que hacer hincapié en el orden de las palabras que utilizamos, pues al trabajar la base el Álgebra comprende más formalismos que ideas (lo que lleva a tantos tontos de capirote a utilizar matemático como sinónimo de formal, pero eso es otra historia). Por ejemplo, (a+b)² se traduce al lenguaje natural como el cuadrado de una suma, y a²+b² como la suma de dos cuadrados (¿a que estas palabras rebotan en la memoria?). Pues bien, para ilustrar este hecho con ejemplos procedentes de otros contextos, suelo recalcar la diferencia entre "el padre de mi hermana" y "la hermana de mi padre" y otras obviedades semejantes. Te sorprendería observar cuánto tardan algunos alumnos en caer del guindo.
ResponderEliminarEs ilustrativo que un profesional de las matemáticas cuente su experiencia también con el lenguaje y que revela una anécdota divertida al ser ilustrada con un ejemplo eficaz para demostrar que no es lo mismo.
EliminarEn otro orden de cosas me pregunto cómo era posible en el teatro barroco que el pueblo llano pudiera entender los juegos lógicos con el lenguaje que desarrollaban los Lope, los Tirso, los Calderón, los Mira de Amescua… así como en otras coordenadas geográficas lo hicieron Shakespeare, Molière. Era un lenguaje lleno de figuras retóricas, complejo y lleno de múltiples significaciones y dobles sentidos, pero las clases populares captaban las dialogías, los calambures, las anfibologías, las metáforas y reconstruían los hipérbatos más enrevesados. No deja de sorprenderme esta realidad dado el éxito del teatro en los corrales de comedias, y me lleva a la consideración de que nuestra relación con el lenguaje se ha ido empobreciendo a todos los niveles. El estilo que triunfa en los libros de éxito es plano y carente de cualquier elaboración estructural. Dicen que hemos perdido el olfato, la capacidad de caminar grandes distancias… pero también nuestra habilidad y sutileza para el lenguaje.
El lenguaje es algo vivo. también es una paleta de colores.
ResponderEliminarTodas las personas interesantes que conozco dominan bien el lenguaje.
Un porcentaje significativo de ellas, curiosamente, no estudiaron o fracasaron en la escuela. ¿Por qué se expresan tan bien oralmente? Porque se necesita una buena paleta de colores para describir, y ellos van tomando un adjetivo allí , un verbo allá, una expresión aqui. otra allá...durante días, semanas, meses, años. Sin pisar una sóla escuela. Sólo conociendo gente interesante, leyendo, viendo cine, pero sobre todo...conversando. Esas cenitas guapas entre gente interesante, donde caen varias botellas de vino, tres o cuatro tazas de café, o un buen té.
Y todos han viajado, muchos de ellos han vivido en el extranjero,. trabajando a veces de cualquier cosa...
Todos tienen más de 25 años...
Así que no hay que desesperarse,una rica expresión oral se adquiere así, día a día, durante años.
La expresión escrita es otra cosa. Pero hay que procurar no juzgar a nadie por su expresión escrita salvo en las escuelas.
Construirse una vida rica de inputs de lenguaje, eminentemente orales, no está al alcance de cualquiera. hay que escapar como sea del barrio dormitorio , almenos en la primera juventud o bien después de la carrera.
Si se quedan en consumistas de barrio, adiós riqueza lingüística.
Pero ahora nos toca juzgarlos, amigo. ¡Qué le vamos a hacer!¿Cómo serán a los 25 o a los 35?¿Enriquecerán su vida lingüística? No lo sé...
Y esto de las deformacionesy pobrezas lingüísticas tiene su miga, pues nosotros no dejamos de hablar y escribir en un deforme y pobre latín, cuando creemos en catalán o en castellano.
De todas formas, para ver saltos lingüísticos sólo hay que releer "El Jarama" y compararlo con cualquier libro actual.
No percibo entre los muchachos a los que me dirijo la más mínima preocupación por el lenguaje. En todo caso, cuando ellos reflexionan piensan y expresan con enormes dificultades que un buen nivel lingüístico es recomendable para una entrevista de trabajo. Esta es la reflexión más profunda que he sacado, aunque hay algunos que reivindica sus "asín" como parte de su expresividad y casi con orgullo. Es cierto que el barrio dormitorio es un pequeño microcosmos que marca profundamente, pero quedarse en él es hundirse en la pobreza expresiva. La lectura, una vida rica en relaciones, viajar, la cultura, esas cenitas animadas con una cuantas botellas de vino, enriquecen nuestras perspectivas. Yo tuve una vida muy activa en este sentido antes de ser padre. Luego me vinieron otras muchas riquezas y no lo lamento pero aquella vida bohemia nocturna en que caían paquetes de tabaco y botellas de vino, además de otras posibilidades imaginativas, eso, digo, se acabó y cambió por una vida sin sobresaltos y ordenada. Pero es cierto que ese periodo fue tremendamente fructífero y no sería el que soy sin haber pasado por él. Las ricas relaciones humanas nos van conformando y van puliendo nuestro lenguaje a la par que lo van densificando.
EliminarY yo que pienso que "El Jarama" es una obra profundamente poética a pesar de la expresión llana de los jóvenes en aquel domingo que terminó trágicamente. Es una novela genial, pero que no gustó a mis alumnos el año que tuve que desarrollarla. Soy jaramista convencido.
Bueno, yo soy un caso palpable de gente que escribe con más ganas de decir, que conocimientos para decirlo.
ResponderEliminarEn el caso de los profesores, este fin de semana veo un ejercicio de caligrafía de mis hijas de seis años e inmediatamente les digo que no vuelvan a hacer ejercicios de ese tipo. El profesor había escrito una fase en una caligrafía "infumable" y lo ponía como ejemplo. Les compro habitualmente cuardenos Rubio y caso cerrado, pero es triste que, quien debe enseñar a escribir de forma clara y legible, no sea capaz de hacerlo por si mismo y lo que es peor que ponga su estilo como ejemplo. Es como si yo te quisiese enseñar a redactar a ti. Para aprender, es importante reconocer los errores y corregirlos, cuando el ejemplo a seguir no es bueno, a enseñanza es mala.
En los primeros años es fundamental utilizar modelos de letra regulares y armónicos. En el colegio de mis hijas hay una letra modelo de la escuela y todos los niños escriben igual hasta llegar a la ESO en que van diversificando y personalizando su letra. Tienes razón en lo que planteas, y es un error grave fomentar que los niños sigan modelos no estandarizados. Así me explico caligrafías horripilantes que llegan hasta mí a una edad en que ya es tarde para rehacerlas. Por otro lado, en el proceso comunicativo es esencial, Temujin, tener algo que decir, pretender comunicar algo, probablemente con un tono determinado. Otra cosa es que sepamos que el estilo nos ayuda a hablar con susurros pero disparando cañonazos. En las cartas en los periódicos digitales los comentaristas suelen hablar gritando, y eso no es eficaz, puesto que los gritos solo llaman a los gritos. Si bajamos el tono de voz, se es más eficaz.
EliminarJoselu, luchar por mantener la pureza del lenguaje y tratar de inculcárselo a nuestros alumnos es una tarea titánica, cada día más. Cada generación es más despreocupada que la anterior, lee peor, comete más faltas de ortografía, le importa un bledo construir oraciones con sentido... No saben expresar sus sentimientos o vivencias por escrito, están acostumbrados a la pobre inmediatez de los SMS, Tuenti y demás hierbas, les bastan tres consonantes y cuatro emoticonos para relacionarse con sus colegas, así que, ¿para qué van a esforzarse en elaborar un mensaje más completo y complejo? No saben disfrutar de un texto hermoso, sólo les interesan las historetas breves y simplonas. En cuanto tropiezan con la más mínima dificultad tiran la toalla. Yo les obligo a utilizar mucho el diccionario, y les gusta, pero retienen con mucha dificultad las palabras nuevas. Hoy me he explayado con "tahona" porque al vocablo se une el inconveniente añadido de no conocer ese tipo de establecimientos, en lamentable trance de desaparición. Para ellos el pan viene envuelto en plástico en el Carrefour, no saben lo que es la levadura natural ni con qué ingredientes se elabora el pan más sencillo. No te digo nada si les hablo del lago Titicaca, menuda juerga... Si tienen que explicar cómo se dividen dos números decimales se lían con las comas, los ceros, el divisor... Las palabras no son hermosas y útiles para ellos, al contrario, son enemigos porque no las comprenden, les exigen un esfuerzo que no están dispuestos a realizar. Si vamos a la sala de informática se enfadan si el ordenador no cuenta una palabra sin tilde o sin mayúscula, para ellos "se entiende". Para conseguir que se esmeren en la escritura insisto en los cuadernos y soy generosa a la hora de calificarlos, igual que en los controles. Una buena presentación sube hasta medio punto y cada falta baja una décima. ¿Cómo es posible que a estas alturas sigan poniendo "deveres" y se queden tan frescos?
ResponderEliminarComo a ti, me duelen los ojos cada vez que leo comentarios inmundos, mensajes indescifrables en la tele, discursos o declaraciones plagados de errores... Lo peor es que cada vez son más los despreocupados por este problema, como si no fuera con ellos. Algún padre me ha dicho que soy demasiado intolerante con la ortografía, que no es para tanto, y ni te cuento las notas que a veces me mandan, vergüenza tendría que darles, pero nada, ni caso. ¿Es una batalla perdida? No sé, pero se nos acaban las armas y los aliados.
Un fuerte abrazo, colega.
La tarea de hacerlos conscientes de la lengua es titánica porque los niños y los jóvenes no perciben la riqueza inmaterial que supone una riqueza expresiva. He ido observando que cada vez son más limitados para expresar cualquier tipo de idea. No saben razonar, ignoran lo que ellos saben, y, por supuesto, son incapaces de desarrollar algo con sentido. Yo doy clase, como sabes, en un entorno popular y no puedo comparar con un ambiente más de clase media en el que tal vez sea más rica la expresión. No lo puedo saber, solo puedo juzgar lo que veo, y esto es desolador a todos los niveles, pero el peor es el bachillerato. Es donde se ven más todas las carencias que implican falta de inquietudes de todo tipo y, en consecuencia, como no hay nada que decir, tampoco se necesitan recursos expresivos para hacerlo. Lo importante es que me entiendan -dicen ellos- y utilizan una jerga espeluznante y de una pobreza aterradora. El problema es que con medios míseros solo se puede expresar miseria. El lenguaje es el soporte del pensamiento, y la mayoría de los pensamientos requieren primero de un lenguaje adecuado y de un estilo determinado. El mundo conceptual de estos muchachos es muy limitado. Mi tarea fundamental es conseguir que sean conscientes de la lengua, que no la vean como un enemigo, que gocen con ella. Esto es difícil. A ti y a mí nos gusta escribir. Disfrutamos haciéndolo. Lo haremos mejor o peor, pero el placer nos guía. Solo escribiendo sistemáticamente se puede encontrar placer. En esas estamos, Yolanda, y no me desagrada mi tarea y hay veces en que soy plenamente feliz haciéndolo. Por ejemplo hoy. Un fuerte abrazo, colega.
EliminarAtinada reflexión, amigo Joselu. El lenguaje en su uso, en su costumbre, en su trabajo diario, sin más imposición que la vida... Ese lenguaje fructifica, a veces a nuestro pesar, otras aliviados en su goce, pero en todo caso nuestro, una segunda piel.
ResponderEliminarEStoy totalmente de acuerdo contigo. De hecho, hay alumnos universitarios que tienen problemas para comprender párrafos sencillos y para expresar cualquier idea más allá de una frase. Desolador.
ResponderEliminarHay algo que es estremecedor y es este adelgazamiento de la expresión escrita. Y la pregunta clave es ¿qué piensan acerca de ello? Pongamos, el valor del lenguaje como les preguntaba a mis alumnos de tercero de ESO. ¿Qué sabemos de ello? Saben más de lo que creen pero no son capaces de verbalizarlo. Hay una disintonía entre el mundo de las ideas, las emociones y los sentimientos y el lenguaje. ¿Cómo dar forma a ese magma interno indescifrable que late dentro de nosotros? La respuesta es sencillamente que mediante el lenguaje, pero el lenguaje es inservible, no se lo sabe utilizar, no fluye, no aparece, y se produce el vacío ante cualquier idea. No sé cómo se puede resolver esto, Pedro, no lo sé. Se gesta en la familia, pienso yo. ¿Por qué alumnos de hace veinte años tenían una fluidez verbal mucho mayor que los de ahora? No lo sé. Está la tecnología de por medio, las redes sociales, el desprestigio del lenguaje, de las ideas, de la lectura. No es fácil verbalizar y menos estructurar las ideas que se agolpan desordenadamente, a saltos, como hipertextos. No sé.
EliminarMe gustaría llevarte la contraria, pero lamentándolo mucho tengo que darte la razón. Quizás las bitácoras, si van a más, puedan contribuir a mejorar el panorama desolador del estado actual de la expresión escrita...
ResponderEliminarUn abrazo
Tengo la impresión de que el mundo de las bitácoras es ajeno a mis alumnos, de modo que es improbable que les puedan influir. Un abrazo.
EliminarVale, vale, los jóvenes tienen cada vez menos competencia léxica, pero habría que plantear qué estamos haciendo para que eso mejore. Resulta que se me ocurren dos medidas fundamentales: que lean más y que escriban más. Sin embargo, veo que muchos de mis colegas siguen dedicando la mayor parte de las clases de lengua a enseñar morfosintaxis y a mandar la lectura obligatoria de libros que nadie lee. ¿Por qué no fundamentamos nuestra práctica en que lean más -en clase, no nos engañemos, pues fuera de ella no van a leer- y a proponer prácticas de escritura tutelada, no de copia sin sentido ni de rellenar huecos a partir de lecturas que no comprenden?
ResponderEliminarEllos van a peor y nosotros les echamos la culpa o miramos a otro lado. Entre todos la mataron y ella sola se murió.
Antonio, estoy abierto a todo pero en medio de infinitas contradicciones me encuentro con no saber cuál es el camino correcto. No tengo una respuesta de por qué les cuesta tanto organizar el magma mental acerca de un tema propuesto. ¿Por qué les abruma redactar cualquier cuestión y, si pueden, lo evitan? Tengo la impresión, Antonio, que la expresión escrita trenzada, hilvanada, estructurada… no responde a la estructura de su cerebro modificada por las aplicaciones tecnológicas y las redes sociales. Es como si les pidiéramos que se echaran a nadar al mar y tuvieran fobia al algua y además no supieran (y no quisieran) saber nadar. La respuesta es clara: hay que organizar cursos de natación básica. Pero ¿qué pasa cuando los alumnos se niegan a ir siquiera a la piscina? No sé cómo van tus experiencias, las mías son bastante deficientes en este sentido. Podemos prescindir de la morfosintaxis pero te aseguro que mis propuestas de textos periodísticos sobre los que tienen que reflexionar y expresar abiertamente sus ideas suponen también para ellos un estrés inimaginable. Me gustaría saber cuál es la línea correcta, pero no la distingo.
EliminarJoselu, tu impericia escritora solo se entiende, y bien me parece, merced a la virtud retórica de la captatio benevolentiae, pues no eres sino eso que cada vez más vamos echando en falta: un modelo de expresión rica, cauce de pensamiento rico.
ResponderEliminarCompruebo entre líneas que eres oyente de la Ser. El método del profesor Maurer me hace pensar que la lengua internacional del futuro no será el inglés, sino el castellano. En un mundo abocado a la simplificación expresiva, las mil palabras básicas del inglés no pueden competir de ninguna manera con las apenas 200 castellanas de se habla en los comentarios precedentes.
Fuera ironías. La situación es lamentable. Ciertamente, el hablante tiende cada vez más a prescindir de la precisión léxica, de la riqueza idiomática, del matiz significativo..., y se contenta con hablar a bulto. El uso lingüístico vive sometido a la tiranía del "si ya se me entiende". Cuántas veces, comentando con mis alumnos sus exámenes, previamente corregidos, he tenido que oír argumentar a más de uno aquello de "Pero, profe, si lo que yo quería decir aquí...". ¡Qué triste no acertar a decir lo que se quiere decir!
En quanto a la hortografia, muxo me temo ke se ha una vataya perdida. Por un lao, kasi nadie les esije tal correcion; por otro, bolbemos a lo del "si lla me sentiende...". Estos dias trato con mis baxiyeres el tema de la sinplificacion hortografika en un foro avierto ha proposito; beremos las conclusiones kestraigo... Nos ba a passar como al ke no save ingles i canta Leidi Gaga como le da la gana: no savremos hortografia i escriviremos como nos de la gana.
Salu2. Y un consejo: si no saber escribir es lo que tú haces, no aprendas nunca.
jnj, no hay nada tan problemático como un examen de bachillerato en que se propone un tema abierto en que tienen que aplicar lo estudiado y lo leído. He tenido graves conflictos al respecto. No entienden que una asignatura de letras, y en especial, literatura, el uso del lenguaje es esencial, que se valora su madurez expresiva, su madurez de ideas, su capacidad de articular coherentemente un discurso. Menuda la que acabo de decir. ¿Cómo valorar la madurez de ideas y la articulación de un discurso? Sin duda, hay un juicio absolutamente subjetivo por parte del profesor. Pero esto no es aceptado de ninguna manera. Y desemboca en desagradables rifirrafes. Solución para un examen de literatura de segundo de bachillerato: objetivar. Preguntas cortas y concretas de respuesta precisa. Un fracaso total que no les ayuda en absoluto a aprender a desarrollar un discurso.
Eliminar¿Y la ortografía? Efectivamente hay alumnos de segundo de bachillerato que se expresan casi como parodias, y que utilizan asín con orgullo de barrio.
Prefiero enseñar a escribir a alumnos marroquíes que, al menos, no son petulantes.
Saludos.
Joselu, deberías poner tu nombre y apellido completos en tu información para poder citar tu opinión en mi ensayo.
ResponderEliminarSaludos.