Esta mañana tenía un examen con alumnos de cuarto de ESO. Un
examen te da oportunidad de considerar el ambiente de clase y mirar a los
alumnos en plena prueba. Me daba cuenta de que todos eran de origen inmigrante
menos cinco. Varias eran alumnas con velo, otros eran marroquíes varones, o latinos,
o pakistaníes. Uno de los alumnos padece parálisis cerebral y va en silla de
ruedas. El nivel no es alto, eso está claro. Es un grupo humano en que hay
importantes limitaciones en base a su nivel, su rendimiento y su capacidad de
trabajo. Me encuentro a gusto entre ellos. En el examen tendían a tener ataques
de risa, a veces motivados por la risa nerviosa del espástico. A mí, que
intentaba estar serio, también se me escapaba la risa, pero con un susurrante
siseo les pedía silencio pues estábamos en un examen. Lo más divertido era el
tema del examen: el Novecentismo o Generación de 1914 y las vanguardias, incluida la poesía de Juan Ramón Jiménez y la figura de Ramón Gómez de la Serna. También se
repasaban varios de los movimientos de vanguardia, entre los cuales destacaban
el dadaísmo y el surrealismo. Para ilustrar este último les pasé una versión
restaurada de Un perro andaluz, el
mítico filme de veinte minutos de Buñuel
y Dalí de 1929.
Un perro andaluz
les sumió en el desconcierto total. A nadie le gustó por mucho que les dijera
que era una película mítica en la historia del cine. La reacciones fueron desde
el horror ante el corte del ojo de la muchacha en los primeros fotogramas, al
asco ante las hormigas en la mano de uno de los protagonistas del sueño, a la
incomprensión absoluta ante la falta de carácter lógico de la película y la
sensación de no haber comprendido nada, pese a que el profesor les hubiera
dicho que aquello era como un sueño en el que las barreras espacio temporales y
la lógica están suspendidas.
Soy consciente del nivel cultural de mis alumnos y de sus criterios estéticos absolutamente
conservadores, y era también sabedor de que la película les iba a desagradar.
Pero aun así quise provocar la situación por ver si alguno era capaz de
plantearse el desafío de una estética innovadora hace más de ochenta años. No
sé si la película, por tanto, era demasiado osada o demasiado antigua. Tal vez
era las dos cosas al mismo tiempo. El caso es que les disgustó profundamente.
El profesor de lengua y literatura tiene el desafío de
acercar hitos de la historia de la literatura que no tienen nada que ver con la
realidad de sus alumnos. ¿Qué tienen que ver con ellos Juan Ramón Jiménez, José Ortega y Gasset, Ramón Gómez de la Serna,
Marinetti, Marcel Duchamp... ? Nada. Son universos que son unidos
artificialmente en clases de literatura por el profesor que se obstina en crear
un marco de referencia literario para que al menos les suenen determinados
nombres y ciertas ideas. Tal vez entre los profesores que lean esto, habrá
algunos que piensen que la literatura ha de comenzar por temas que les puedan
atraer, que sean cercanos a ellos, que tengan alguna conexión con su mundo, con
su pequeño y conservador mundo ajeno a las grandes innovaciones artísticas.
Reconozco que cuando les hice comentar el poema El viaje definitivo de Juan Ramón Jiménez logré un cierto
acercamiento con el tema de la muerte y la pervivencia de la belleza, aunque el
asunto de la muerte les retrajo por desagradable.
El profesor tiene una línea marcada que sabe que es
controvertida. No quiere hacer una distinción entre alumnos de los distintos
grupos. Para unos historia de la literatura y para otros otros temas más
accesibles. No. Quiero que la historia de la cultura sea parte de un marco
conceptual para ellos. Su estética no ha pasado del realismo y de lo social. Y
esto hay que aprovecharlo, pero eso no significa que yo deba abandonar las
propuestas de otros desafíos ni que deba únicamente plantearles otros temas que sean más fáciles.
Probablemente a ellos no les gustó El
perro andaluz ni tienen demasiado clara la importancia de las vanguardias
porque no tienen nada que ver con su mundo. Pero hasta cierto punto estoy
hastiado de esa tendencia de la enseñanza que hace que los alumnos deban partir
de su comarca en geografía, de su nación como adiestramiento político, de lo
próximo y cercano a ellos, dejando lo que no tiene relación con sus vidas, con
su concepción artística o estética y así evitar lo que pueda desconcertarles o
distorsionarles. Entiendo que haya que hablar de lo cercano pero también hay
que hablar de lo distante, de lo contrario a sus intereses, alejado de sus
presupuestos conservadores. Es un buen valor que lo que contemplen les
desagrade porque entiendo que en el desagrado hay un juicio estético que hay
que considerar y analizar. Es tan importante saber por qué les gustó El perro andaluz como por qué les
desagradó a prácticamente todos. Sin embargo, estoy seguro de que habrá imágenes
en la película que no olvidarán nunca y eso es importante. Enriquecieron su
cultura viendo este filme, y también cuando oyen hablar de Pío Baroja y Unamuno, u Ortega
y Gasset y Juan Ramón Jiménez.
Entiendo que no tiene que ver con su mundo, pero soy yo quien debo llevarles a
la cultura, a la historia de la cultura y hacerles próximos lo que en principio
está alejado de ellos. No voy a descubrir el mar Mediterráneo o la sopa de ajo,
no, pero sé que hay una importante tendencia de la pedagogía que parte
necesariamente de lo igual para asimilarse a ello e intentar llevarles más
allá. Yo parto de lo disímil, de lo lejano, para hacerles ampliar sus
perspectivas asaz limitadas. No puedo aceptar únicamente lo que ellos me
proporcionan. No. Soy yo quien tengo el reto de llevarlos más allá. Incluso
desagradándoles.
¡Si señor! Tu planteamiento me parece muy coherente con lo que tu eres y además muy inteligente. Hacer que vean más allá de su presente aunque les cueste mucho, es mucho más importante que adaptarse a lo que sería mucho más fácil para ellos... y seguramente para tí.
ResponderEliminarTotalmente de acuerdo, una de las funciones de un profesor es ampliar el horizonte cultural y existencial de sus alumnos
EliminarEl que no ha probado las naranjas, nunca sabrá de su sabor, de su jugo, de sus gajos, no sabrá lo buenas que están las fresas sumergidas en su néctar.
ResponderEliminarEs importante enseñar a experimentar cosas nuevas, amplia la visión y mejora el gusto.
O más que mejorar lo educa... Un saludo.
EliminarCreo que no se pueden descartar estos dos enfoques, es el hecho de escoger uno u otro lo importante y eso depende del estilo, sentido común e intención de quien escoge.
ResponderEliminarCuando esa intención está fundamentada en la bondad, como es tu caso, siempre deja ese doble rastro positivo: por un lado el del profesor honesto que busca lo mejor para aquellos que acompaña y por otro el acercarse a los conocimientos básicos de nuestro entorno, presente y pasado, que los hará más competentes.
Un saludo
¡Quién nos iba a decir a nosotros, Joselu, que íbamos a pasar de la juventud provocadora, rompedora, a la senectud en que continuamos haciendo lo mismo! En la juventud nos oponíamos al nacionalismo franquista y ahora nos oponemos al nacionalismo secesionista, y a ambos los consideramos como la máxima expresión de lo atávico, de lo reaccionario, del peor de los conservadurismos. Con la literatura pasa otrotanto (¿Cuándo lo admitirá la Academia como lo decimos, en un solo vocablo?) de lo mismo, hemos de revolvernos contra la literatura de consumo y políticamente correcta que se les suministra a niños, jóvenes y adultos para que se hagan la ilusión de que tienen una formación estética y humana. Estoy de tu parte, en esta batalla: nuestra misión es provocar, incitar, alentar, empujar a conocer todo lo que se aparta de lo fácil y lo trillado, todas aquellas obras de arte que, al entrar en contacto con ellas, nos empequeñecen para, tras un tiempo prudencial de frecuentación asidua, irnos alzando poco a poco hasta quienes en realidad seamos. De eso se trata: camino, búsqueda, quimeras, utopías, desengaños, entusiasmos... ¡La vida!
ResponderEliminarEn grupos como los que comentas, creo que hay tiempo de todo, tiempo para experimentar, tiempo para volver atrás, tiempo remansado. La cultura audiovisual es muy distinta de la cultura escrita, sobre todo en esos perfiles en los que leer les cuesta enormemente. Tal vez acercándoles el lenguaje de los cortos, del cine de terror, de clásicos, estás haciendo la misma labor que quienes empiezan con las lecturas juveniles, una especie de adiestramiento en las competencias comunicativas desde un punto de vista diverso: disputa entre fondo y forma, a fin de cuentas. Nuestro gran problema suele ser la prisa, tener que someternos a la estructura de grupo/nivel -a veces por suerte para nosotros también-. Seguro que un periodo largo con un mismo grupo daría mejores resultados y no provocaría la extrañeza de tener que ver a Buñuel antes que saber leer un prospecto; todo tendría su tempo. Un saludo.
ResponderEliminarConsidero básico pasar tiempo con ellos, y deberíamos "subir" con ellos varios cursos
Eliminar¡Bravo, profe valiente! Porque no todo lo saben, y nada de lo humano les es ajeno... Aunque no todos lo sepan.
ResponderEliminarMe hacen falta tus palabras... como aquel rey de no sé qué cuento la sal. (Tampoco él fue consciente de suncesidad hasta el día en que todo los resultó insípido).
Sigo soñando con ser tu alumna... :)
Te voy a dar la razón. Yo creo que su barrio y su comarca y sus personajes, ya los conocen sin necesidad que venga un profesor para que se lo enseñe. La labor del profesor será precisamente hacerle al alumno ver las cosas donde él no llega. Lo demás son palabras llenas de cursilería pedagógica que solo quedan bien en el papel, pero que resulta una inutilidad en la práctica.
ResponderEliminarUn abrazo.
No estoy muy convencido de que los autores literarios de las vanguardias estén tan lejos, del alumno, como dice. A mi lo que me impresiona es lo contrario, algunas no se van.
ResponderEliminarYo creo que los alumnos entenderían mejor si se les dice las relaciones de las vanguardias entre sí, y qué contribuciones dan al arte. Aunque en este sentido primero habría que señalar al menos las características básicas de este para que no se pierdan, y crean que todo y nada es arte.
Yo también puse una vez a mis alumnos "Un perro andaluz". Eran alumnos de 2º de Bachillerato, matriculados en una optativa, "Literatura universal", pero la reacción fue muy parecida a la que describes. Como dices, me parece también una reacción muy interesante. Supongo que cuando Buñuel hizo la película no esperaba que le dijeran que era muy bonita, así que cumple su objetivo de provocar, de sacudir. Creo, como tú, que tenemos la obligación de acercar a nuestros alumnos textos, obras, autores destacados, por muy ajenos que les resulte. Quizá el reto constante es buscarse en Juan Ramón, en Machado, en Garcilaso, en las vanguardias...El problema, la condena, es el dichoso planteamiento que se nos impone: la Literatura desde el historicismo. Y cumplirlo de cabo a rabo. "¿Cómo no vamos a ver tal o cual cosa?" Nos enfrentamos a una decepción constante. Tenemos que buscar la manera de acercar la literatura a los alumnos sin que nos parezca grotesco: me ha hecho gracia eso de "Y lo más divertido era el tema del examen". Pues en esas estamos todos, Joselu. Un abrazo.
ResponderEliminarLola y Eduideas, sin duda abrir y ampliar el horizonte cultural de los alumnos es nuestra tarea esencial. Su mundo llega a donde llega la calle donde viven, su familia, sus contactos en FB en que esencialmente hay iconos del tipo XD y no supone en ningún caso una extensión del conocimiento. Un instituto debe ser un lugar de ampliación vital y cultural.
ResponderEliminarTemujin, me ha gustado tu metáfora del gusto. Y es cierto, si nosotros no les abrimos, pese a su desagrado, su gusto, y ampliamos su capacidad electiva, estaremos francamente los profesores de materias como la literatura, perdiendo oportunidades y cerrándoles su potencialidad. Y algo he aprendido en mi profesión y es que nunca se saber adónde llega el contenido de una clase. Es posible que en un 90% de los casos se pierda en el vacío, pero a alguien, en algún caso, eso que ha aparecido en una clase vuelve a aparecer en su vida y es entonces cuando se advierte su valor.
Berta, me daba cuenta cuando cuidaba el examen de que apreciaba a estos chavales tan poco académicos, con horizonte cultural tan limitado, pero a la vez tan ricos humanamente y que aprecian que a ellos les trate igual que a otros cursos sin hacer distinciones en cuanto a sus capacidades y posibilidades.
Juan Poz, no puedo estar más en sintonía con lo que significan tus palabras de aliento y de concordancia de ideas sobre nuestra función docente. Y sí, merece la pena llevar a estos alumnos de origen inmigrante la figura de Juan Ramón, de Ortega y Gasset (aunque lo primero que se les venía a la cabeza era José Ortega Cano, el torero). Gracias.
Toni Solano y Eduideas, es cierto que acompañarlos durante varios cursos es importante en cuanto a coherencia de una educación y formación. En ese proceso de dos o tres años con ellos se muestran nuestros aciertos y nuestros errores. Esto me pasa con algunos de ellos con los que llevo ya tres años. Y sí es importante el tiempo remansado, no frenético, que lleve también a la reflexión, a la distensión, al conocimiento compartido.
ResponderEliminarGemma, no sabes también lo que echo en falta el contacto con tus palabras y tus poemas en prosa. Intentaré saber si estás publicando con el enlace que me has dejado. Gracias por tus generosas palabras.
Miguel, es cierto que nuestra tarea es llevarles más allá de su universo cultural, tan reducido y escaso, puesto que la cultura desde luego no es la primera de sus prioridades. En algún sentido yo me siento profesor de literatura pero también divulgador cultural. Me siento contento porque ya habrá una serie de nombres que les sonarán, una serie de generaciones (que nunca se acaban para ellos) literarias que ya formarán parte de su patrimonio cultural personal. Sé que no lo recordarán todo pero ya saben que Juan Ramón Jiménez, un poeta minoritario, y que escribió el más importante libro de poesía del siglo XX, El diario de un poeta reciencasado. Tal vez mi alcance no sea mucho mayor, pero en la medida que puedo, los llevo más allá de sus cuatro calles en las que no soy experto.
Anónimo, hablamos también del sentido del arte, sobre qué es o no es arte, y la ambigüedad esencial del arte contemporáneo.
Carlota Bloom, yo no soy enemigo ni contrario al historicismo. No he encontrado un método más coherente para enseñar literatura por más que se han ensayado el estudio por géneros, la creación a partir de textos literarios… Yo me formé en el historicismo y aprecio su potencialidad. Otra cosa es que podamos cumplir totalmente con el programa, lo que es imposible, pero dado el escaso peso de la literatura española en Cataluña, aprecio cada clase como un verdadero tesoro.
Me hace gracia también que comentes la reacción que supuso Un perro andaluz en alumnos de bachillerato y que me lleva a pensar que los míos no eran tan cerrados, sino que simplemente es una película que sigue siendo perturbadora e inquietante. Y eso es bueno como concepción artística. Un abrazo, Carlota.
Joselu, yo tampoco soy contraria al historicismo; sin embargo, si ya de entrada es imposible acabar un programa sin que se convierta en una mera exposición de movimientos, autores y obras, y que apenas dé tiempo a leer más que de manera superficial algunos textos, algo no va bien. A mí, al menos, esto me provoca una gran frustración que a veces, milagrosamente se alivia cuando veo que preguntan, se interesan o se conmueven por algo que leemos. Un abrazo.
EliminarHubiese jurado por Snupi que te dejé el otro día un comentario... ya veo que no. Es que Tu también tienes unas cosas. Mira que ponerles esa peli. La próxima que sea la Vía Láctea o la elíptica Teorema y les terminas por reventar los circuitos. Imagino que cuando les hablastes de las Gregarías disfrutarían de ello. El absurdo, creo, está más al alcance de todos. Tienes una tarea ingente en tu empeño de acercarles a la cultura y por ello me admiro. Espero que los resultados sean si no los esperados si lo más cercanos posible.
ResponderEliminarDe este tema ya he escrito en el blog de Luis Antonio colega tuyo incluso en cuanto a la especialidad, creo.
ResponderEliminarYo tuve un maravilloso catedrático de Universidad de la escuela de Laín Entralgo y Dionisio Ridruejo que pasó del falangismo purista de primera hora al antifranquismo más recalcitrante lo que a él le valió el exilio en Compostela. Un año le encargaron que diera la asignatura de Historia de la cultura y él, que era un maravilloso prehistoriador decidió hacerle desde el presente hacia atrás ya que así se podía entender desde lo más cercano a lo más alejado de lo propio.
No niego que la gente tiene todo el derecho del mundo de acceder a los más altos frutos de la cultura pero el aprendizaje es analógico y no digital, es decir, hay que pasar por lo simple antes de llegar a lo complejo. Hay que leer a Verne antes de leer a Joyce. Hay que leer a Rowling, la de Harry Potter, antes de leer La Celestina porque hay que asegurar el amor a la lectura a través de lo cercano antes de llegar a lo complejo o a lo antiguo. Y Harry Potter guste o no guste es más cercano a un chico de hoy sea cual sea su condición que Calixto o El Alclade Zalamea.
Respecto a lo de El Perro Andaluz yo se lo pondría antes sin avisar y luego antes de darles datos de la película dejaría que debatiesen sobre lo que les había parecido aquello. Creo que el arte nace de la sensación y no de la erudición. Es penoso cuando vamos a un museo y antes de ver el cuadro nos aseguramos de que el nombre de la etiqueta sea reconocible. Si vemos que pone Rubens, Vermeer o Rembrandt y no a un ignorado pintor flamenco nos permitimos el lujo de prestarle atención que nunca derrocharemos con un desconocido. La información contamina la mirada porque la condiciona
Creo que es sumamente pernicioso el ínfimo valor que se da en nuestro sistema educativo a la capacidad de los individuos de dar una interpretación personal de las cosas. El mundo se vive a través de las propias experiencias y es a través de ellas como podemos conocer la realidad.
Pese a que te parezca extraño, Joselu, fueron quizá tus alumnos quienes mejor entendieron a Buñuel, se acercaron a él vírgenes. De ahí el horror, el asco, la reacción natural, el rechazo de su yo consciente. Racionalizar quizá no fuera la intención del aragonés. Y tus alumnos hicieron lo que todo bien nacido debe hacer: sorprenderse.
ResponderEliminarBuena experiencia para (yo soy docente de Filosofía) hablar de los deseos y la realidad, la represión interna y social, la creatividad,...
Repite más veces esa experiencia. A la larga les enriquece. En esta profesión no son los efectos directos los que determinan.
Marta, no creas que te sorprenderías mucho con los exámenes puesto que les pregunto cuestiones de respuesta breve y concreta. Es impensable un ejercicio de desarrollo y reflexión. Eso está fuera realmente de su alcance. Su mundo es extremadamente primario y elemental, y falto de recursos expresivos.
ResponderEliminarMalo, no soy tan malo como para pasarles esas películas, jajaja. El perro andaluz tiene a su favor que dura escasamente veinte minutos y eso es llevadero para que no resulte una experiencia letal.
Doctor Krapp, tras la proyección de El perro andaluz abrí un debate sobre la película pero no dio nada más allá que la plasmación de que no les había gustado y que les había producido asco por la escena del ojo, las hormigas… Sobre todo argüían la extrañeza que les producía la película. En cuanto a las lecturas, amigo Krapp, te sorprenderás quizás si sabes que es prácticamente imposible hacer que se compren un libro sea por la crisis o por lo que sea. Así que soy yo quienes se los baja ilegalmente con el Ares y se los dejo a su disposición en una plataforma educativa que compartimos.
Ramón Besonías, el soporte videográfico es excelente para las clases y yo lo utilizo siempre que puedo. Ahora viene el tema de la generación del 27 y pretendo pasarles videos sobre Lorca. Nada nos distraerá ni nos desmoralizará.