El árbol de la vida no
es fácil y su estructura interna la hace todavía más difícil empezando por el
ritmo lento o lentísimo en que es difícil contar los hechos que suceden por lo
mínimos que son. El espectador está acostumbrado a un cine de efectos
especiales en 3D, de acción trepidante y sin lugar alguno para la reflexión. En
cambio, este filme es moroso, manifiestamente lento, y con el trasfondo de una
voz en off en susurros que nos habla con versículos del libro de Job, de la necesidad
del perdón, del amor, de la angustia de la vida, de la falta de respuestas
empezando por la misma existencia de Dios que parece regodearse en echar sal en
las heridas que él mismo crea.
Yo destacaría varios niveles interpretativos. Primero que es
una película sobre el dolor de la infancia que ocupa buena parte de la cinta.
La infancia es un territorio mágico pero en el que anida el dolor. El señor O'Brien (Brad Pitt) es un buen padre, quiere a sus hijos, pero lo hace de un
modo destructivo imponiéndoles un mundo de dureza y perfeccionismo que raya en
lo tiránico. La madre (Jessica Chastain)
es extraordinariamente delicada y frágil y nos fascina con su presencia
telegénica en un mundo dominado por la fuerza de su marido. La relación entre
los tres hermanos, especialmente entre Jack y Steve está llena de sugerencias.
Son como carne y uña y viven intensamente en ese paraíso en el que el río y la
confianza mutua juegan papeles fundamentales.
Yo diría que es una película metafísica que se interroga
sobre el sentido de la vida humana y de la muerte (de hecho la escena inicial
se inicia con la pérdida de uno de los personajes principales que muere como
murió el hermano de Terry Malick
dejando un hueco que nunca pudo ser llenado). Es por tanto, una cinta
autobiográfica en que el director expresó y reflexionó sobre su propia historia
en claves enigmáticas.
Es una película cósmica en la que aparecen imágenes de
formación del cosmos en conexión con el drama básico que vertebra el filme. Uno
se podría preguntar por el papel que juegan estas imágenes que alguna crítica
vitriólica las ha rebajado a un sucedáneo de National Geografic, y no encuentro otra respuesta sino que
pertenecen a la cosmovisión de Malick
en que conecta lo concreto y familiar, como la historia de la familia O'Brien,
con los ritmos de la naturaleza, el origen de la tierra e imágenes de los
dinosaurios en que se representa la lucha entre el macho dominante y la cría,
la misma que aparecerá entre Jack su padre.
Uno podría preguntarse por el sentido de estas imágenes que
podrían haber sido descartadas en un planteamiento más convencional de la
cinta, y piensa que tal vez la novela Moby
Dick también podría haber sido despojada de toda su carga ajena a la
historia y persecución de la ballena blanca que es apenas el veinte por ciento
de la historia. ¿Para qué esta digresión cosmológica en El árbol de la vida? Pienso que para marcar que estamos ante un
ritmo distinto, ante un planteamiento ajeno al cine convencional, que estamos
en el marco personal de Terrence Malick
y allí no somos simplemente consumidores que reclamamos nuestra dosis de
entretenimiento -sin riesgo- y palomitas. Estamos en el centro de su mundo, de
su universo. Es una película de autor que puede reventarnos o fascinarnos. Todo
es posible y no voy a condenar a nadie que la deplore, pero es cierto que
estamos en el centro de la interpretación existencial, cósmica, religiosa y
cinematográfica de Malick. Ha tenido
la osadía de llevar al cine algo que al ciudadano medio le está vedado: dar
forma a su visión particular del universo. ¿Qué tendría dicho ciudadano que
decir si le dijeran que podía dar representación a su interpretación de la
vida, de la necesidad o no de Dios, de las preguntas sin respuesta, de la
relación de lo macro con lo microscópico, de la infancia...? Probablemente no sabría hacerlo o no tendría mucho que decir. Malick sí, y tiene un universo potente
y magnético, que no tiene por qué coincidir con el nuestro, faltaría más, y
puede desagradarnos por su tentación trascendente que algunos considerarán
"pedante", "pretenciosa" y hasta caracterizada por el
sermón moral.
Esto es lo que más me fascina del ejercicio de Terrence Malick: que ha dado forma a su
universo íntimo en un terreno (el cine) caracterizado por el carácter de
industria y a contracorriente de los gustos mayoritarios y que plantea una
película de carácter poemático que será de muy difícil deglución para una buena
parte de los espectadores que van simplemente a pasar un buen rato, a olvidarse
de la realidad o a ver a Brad Pitt y
Sean Penn. Lo tendrán difícil porque
la película puede llegar a ser extenuante en todos los sentidos. O entran en el
juego o saldrán escaldados, burlados, escarnecidos... O simplemente aburridos
por una película cuyo sentido es esquivo y demasiado complejo para resumir en
un post de este blog.
¿Es una película perfecta? Yo diría que no. No todas las
partes me han atraído por igual. Algunas se me han hecho pesadas y otras me han
retenido casi sin respiración en la butaca. Podría decir que la cinta tiene
algunos desajustes pero la fuerza de la misma, el poder hipnótico de las
imágenes que son auténticos poemas (no aptos para los que son adictos a la
prosa), la magia de esa recreación de ese mundo de la infancia, me han hecho
asistir a una segunda proyección y no descartar verla de nuevo. No pienso haber
agotado ni en una mínima parte el mundo simbólico, psicoanalítico, religioso y
existencial de este ejercicio totalmente personal acerca de la pérdida de la
inocencia.
No la recomiendo a los que no estén dispuestos a entrar en
este juego.
No voy a leer tu post. Me voy ahora al cine a verla. Y te cuento cuando llegue, para haberle dedicado un post tiene que ser algo realmente bueno.
ResponderEliminarUn abrazo y gracias (?) por la recomendación
Buen análisis. De acuerdo en todo. Cuansdo la ví estábamos 4 en la sala; 1 se fue antes de terminar, 2 furfullaban su decepción, y yo, el converso, salí perplejo, feliz, aunque cansado. Malick te deja exhausto.
ResponderEliminarAquí te dejo el mío:
http://lamiradaperpleja.blogspot.com/2011/09/el-arbol-de-la-vida.html
Discrepo esta vez, Joselu.
ResponderEliminarA mí la película no me gusta. Cuando compro un libro, el editor, escritor y yo tenemos un acuerdo implícito por el cual el producto en cuestión está dentro de unos cánones. A mí me pareció que lo que vi no era cine, que el lenguaje empleado pertenecía a otro género. Claro que me gustaron algunos fragmentos, el carácter poético, la reflexión sobre temas trascendentes, la música, ..., pero el lenguaje empleado no me pareció cinematográfico, que justamente era lo que acudí a ver.
¿Es su propuesta tan radical, innovadora, atrevida, ..., que se balancea sobre la mismísima definición de cine? Yo hubiera preferido la misma carga filosófica y poética en un formato que no me hiciera dudar si aquello era cine o no.
Un saludo.
Kikiricabra.
Ya te comenté que a mi me gustó JOSELU,
ResponderEliminarno un poco, mucho.
En general, creo que pecamos de acudir a cualquier tipo de espectáculo con ideas demasiado preconcebidas, motivo por el cual, si lo que nos encontramos no encaja con nuestros planes, nos cerramos en banda, siendo imposible que nada de lo que nos muestran traspase el caparazón que nos autocolocamos. Es algo que no sólo no comprendo, si no que en ocasiones, hasta me desespera.
Con esta película pasa algo parecido a la ópera, la gente comienza a ver unas imágenes que no va a la velocidad habitual, exactamente igual que en la ópera cuando se frasea un párrafo haciéndolo infinito... toodo se dilata en el tiempo, en ocasiones excesivamente porque lo importante a veces no es lo que se dice, si no cómo se dice, quien no disfrute eso, se muere de asco, sin duda.
Eso es lo que yo he visto en esta película. Se recrea en el hecho de hacernos entrar en lo que sienten los personajes, a veces es cierto, quizá en exceso, pero es que cuando damos vueltas a las cosas en nuestro pensamiento vamos a ese ritmo cansino que yo creo es el que se recrea aquí.
A mi con independencia del mensaje, la filosofía de si Dios existe o no, es bueno o malo, si el padre fue excesivamente intransigente con su hijo o su madre demasiado mística, lo que me gustó es la forma mágica en la que te permite meterte dentro de ellos, sentir lo mismo que ellos sienten, a su mismo ritmo y temperatura.
Cuántas veces hemos deseado saber lo que bulle en la cabeza de alguien... pues bien, esta película nos mete dentro de la cabeza de sus personajes y visualizamos hasta sus pensamientos, sentimos su soledad, su angustia, sus miedos y sus muchísimas dudas, no las intuimos, las vemos...Vemos lo que ellos ven en sus mentes...eso es para mi lo novedoso y por ello destacable de esta película.
Naturalmente que es cine, pero un cine intimista, preciosista, a velocidad de meditación, de elucubración, de barrene mental... por eso su lentitud y por eso también en ocasiones la cámara ni sigue a los actores, es como un espíritu que camina entre ellos, se mueve como si el pensamiento de cada uno de ellos, fuera otro personaje a parte del físico...no sé, es mi sensación, sólo eso naturalmente.
Muchísimas gracias por dejarnos contar, lo que sea que a cada uno le haya parecido esta película, yo creo sin lugar a dudas que merece la pena, aunque sólo sea para que los que no se comen habitualmente el coco, vean lo cansadísimo que es ese ejercicio ;-)
Pero está claro, no a todo el mundo le gusta o tiene el ánimo para ver... poesía mental.
Un beso grande y feliz noche...¿ves lo que nos ocurre a los que nos comemos mucho la cabeza?... dormimos poquito:-)
Sarashina escribió: "Bueno, yo la vi anoche. Tengo mi juicio, no tan entusiasta como el tuyo, pero el caso es que luego me he acordado de algunas cosas, que es lo mejor que se puede decir de una película que no te ha impactado especialmente. Distinta sí que es. Yo la acuso, por ejemplo, de dar muy buenos dividendos ideológicos para el tea party, aunque tiene de bueno que cada cual puede ver lo que quiera. Indudablemente, yo soy prosaica. Me hubiera gustado más eso mismo en los noventa minutos americanos. Esa es mi opinión hoy, mañana no sé."
ResponderEliminarCreo que solo hay una cosa, Joselu, de tu estupendo comentario en la que no estoy de acuerdo, el hecho de que la película pueda resultar difícil o lenta. Cuando fui a ver 'El gran silencio', la película sobre una cartuja, disfruté de lo lindo con las casi tres horas que dura la película. Y a pesar de que, en principio, se trataba de un documental, estaba atravesada por una poderosa corriente cinematográfica: había retratado el tiempo, pero no había hecho fotos del tiempo detenido, que es lo que a mí no me gustó de 'El árbol de la vida'. Creo que no basta con un álbum de fotos. En 'La cinta blanca', de Haneke, lo mejor que he visto en años, la idea de la infancia está envuelta en una historia, en un mito suficiente. Creo que Malick, más que montar, ha ordenado las fotografías, pero el cine necesita del mito, de la historia, aunque sea una historia tan poco ficticia (¡y tan alucinante!) como la de 'El gran silencio'.
ResponderEliminarSupongo que son grados de detención. La poesía es vertical y la prosa es horizontal. En la poesía te paras y la prosa la acompañas. Pero el cine poético, en tanto que cine, creo que debe ser una especie de poesía horizontal, y esa horizontalidad, ese transcurrir es lo que me falla en la película. Que luego transcurra a velocidad geológica es algo que no me importa si el ritmo es coherente y el mito me invita a recrearlo, a pensar en él. Es más. La mayoría de las películas actuales están histéricas. Y cuando se quieren detener, como les pasa a muchos documentales, se pasan de rosca, se amaneran en la contemplación de lo que ya está contemplado.
En todo caso, queda claro que la película da de sí. Si hubiese ido a ver la última de Garci (¡ese sí que es lento, y no Malick!), seguro que ahora no estábamos discutiendo.
Por último, Joselu. Las ficciones autobiográficas no permiten conocer sino reconocer, no son una vía de aprendizaje sino de recuerdo.
Por lo demás, no creo que ningún entusiasta de la película me lo vaya a explicar mejor que tú lo has hecho.
No la he visto pero lo haré. Intentaré meterme de lleno en ella y a ver que pasa.
ResponderEliminarHoy en visto una peli que me ha dejado emocionada. Se llama "El hada ignorante". Creo que me gustaría para "Fantasía de cortos". Me ayudarías a encontrar su URL? Ya me dirás algo. Un abrazo Lola
Amigos, me reprimo mis deseos de contestaros. Quiero que éste sea un debate abierto y estoy esperando que lleguen nuevas aportaciones. No quiero establecer ninguna supuesta versión canónica sobre la crítica a la película. La mía es tan relativa como cualquier otra. Simplemente es la mía. No quiero puntualizar las vuestras. Espero que el debate se anime este fin de semana.
ResponderEliminarMe extraña mucho que haya quien vea El árbol de la vida como una propaganda d elos valores familiares del Tea Party. Tengo la impresión de que esta película, en parte, ha sido infkuida por la excepcional de Hanecke, La cinta blanca, en la que retrata la formación ideológico-emocional del nazismo alemán. De hecho, hay una escena en la película de Malik que recuerda metafóricamente aquella enfermedad moral que fue el prusianismo. Cuando el protagonista se inicia en el mal gratuito lo hace rompiendo los cristales de una vivienda, en metáfora inequívoca de aquella noche de los cristales rotos del antsemistismo alemán. A mi entender, Malik traza un retrato inmisericorde de las posiciones ultraconservadoras americanas. Y ahí está la mujer sin palabras, doblemente humillada, por el hijo y por el marido, como testimonio incontrovertible. La película, como bien nos explica Joselu, es una suerte de collage que mezcla elementos de muy diversa naturaleza, lo cual puede despistar al poco ducho en el arte cinematográfico e incluso en el arte en general. ¿Qué son, sino collages formidables, D. Quijote, Fausto o El jardín de las delicias? Es evidente que la disparidad de elementos puede inducirnos a criticar su falta de encaje o de coplementariedad, pero a nadie se le culta que la escena del dinosaurio está geenéticamente enlazada cn la historia central. Esas imágenes dinosáuricas, por cierto, tienen un poder visual avasallador, y son coherentes absolutamente con otra película suya, El nuevo mundo, que no es tanto una película cuanto una experiencia visual y telúrica como pocas veces antges se había visto en el cine. Otra de sus películas,Badlands, con una hiperactriz como Sissy Spacek, tiene muchísimos puntos en común con esta que estamos comentando, lo que prueba una homogeneidad de discurso que ahora, de repente, no puede alterarse porque algunos críticos hayan confundido esas partes del collage y se les ocurra la disparatada teoría de la propaganda del Tea Party. En la película hay imágenes poderosas y deleznables, aún me avergüenza el campo de girasoles publicitario que llena la pantalla; pero aún me estremece también la metafora de la vagina, aierta a una luz hacia la que ha de nacer el individuo en las dos direcciones, hacia la vida y hacia la muerte. La palpitación de los labios vaginales, como cuerdas vocales que intentaran enviarnos un mensaje nítido, me dejó maravillado. Ahora bien, la escenificación del más alla, en el peor estilo de la publicidad de Seguros Ocaso, me hizo sonrojarme. Después de haber conocido un ángel como Bruno Ganz en El cielo sobre Berlín, de Wenders, una de las mejores películas de la historia del cine, cualquier caligrafía visual tan tosca bien podrían ahorrársela los demás. En su conjunto, sin embargo, la película me deslumbró, y la interpretación de Pitt me fascinó, como lo hizo, tiempo atrás con esa excelentísima película que fue El curioso caso de Benjamin Britten. Joselu, tú te has visto en la necesidad de volver a ver El árbol de la vida para escribir tu artículo; yo siento la necesidad de volver a verla para extrar de ella aún mayor satisfacción. El juego de cámara, sobre todo los planos cenitales por encima del tejado de la casa de la familia, con la poderosa presencia del árbol en ellos, me incita a volver y a ver y a meterme dentro de la pantalla y a sentir, e incluso a asentir..., sin esconder el discrepar.
ResponderEliminarYo, me perdonarás, pero como no la he visto no puedo opinar. Pero lo que sí me ha gustado es la crónica que has hecho (y eso que, repito, no he visto la película). No obstante te diré que a mí me gustan las películas lentas, profundas, que te hacen reflexionar, nada de tres dimensiones, y superacción... A lo mejor sí que me gustaría. Ya te contaré cuando la vea en la tele.
ResponderEliminarUn abrazo.
Joselu, no la he visto, pero la describes como el tipo de película que yo podría disfrutar. A ver si me recuerdo de volver a comentar cuando la haya visto.
ResponderEliminarLei el titulo de la pelicula, pero no capturo mi interes, sin embargo despues de leer tu post ire a ver la pelicula y luego te cuento :)
ResponderEliminarAyer vi la película y lo cierto es que me resulta complicado explicar qué me ha parecido o cómo me he sentido.
ResponderEliminarNo había leído tu post, ni había leído nada antes de verla, así que no sabía con qué tipo de película me iba a encontrar. En los primeros minutos me sentí algo desconcertada y me di cuenta de que no era una película convencional. Ya desde el principio advertí su ritmo lento (con el que me siento muy a gusto), así que puse los cincos sentidos y el corazón a punto para tratar de sacar el significado de ese entramado de imágenes, música, voz en off…
Pero lo cierto es que conforme fue avanzando la película me olvidé del sentido y simplemente me dejé llevar y confieso que, ya casi al final me emocioné (vale, lloro fácilmente con las películas).
Me parece una película muy bella que trata sobre todo de la vida en un sentido muy amplio.
De momento no sé explicar mejor lo que me pareció, seguramente pasaré al menos una semana reflexionando y haciéndome cuestiones sobre ella. La volveré a ver.
Gracias por recomendarla.
Un saludo!
Estoy bloqueado, Joselu.
ResponderEliminarTengo película en la cabeza, pero me cuesta sacarla, contármela. Nos contamos las películas los que escribimos (de cuando en cuando, yo cada vez menos) sobre cine.
El cine leído, el cine contado a los cómplices y a los no cómplices.
Me pasa con esta de Malick como me pasó (hace tiempo) con Malditos bastardos, en otro sentido. Con el cine de Bergman también.
El domingo me sentó fatal, como decía Ana Torroja. Horror: he dicho Ana Torroja.
Vale, termino de ver la peli. No quise leer tu entrada por no esperarme nada, o dejar de hacerlo, así que he puesto el DVD sin tener ni idea de lo que me iba a encontrar, y bueno, me ha resultado tan desconcertante que tendré que volver a verla mañana :D
ResponderEliminarA ratos me ha parecido lenta no, lentísima. Tanto que se me iba el pensamiento hacia donde le daba la gana. Tal vez deba volver a verla en cine. La he visto en el comedor de casa y con un sonido pésimo, cuando la banda sonora me ha parecido realmente buena. Una lástima.
Así a primera impresión, le he encontrado unos cuantos defectos, la verdad. El principio me ha gustado mucho -será por la afición a los documentales de la 2, o no :)-, y aún con esas no he entendido la secuencia demasiado bien. De repente aparece ahí una imagen con unas espiroquetas, y luego unas medudas entre kelp, un nudibranquio y acto seguido un desierto y luego un dinosaurio en la siguiente imagen ¿? Supongo que habrá querido representar la evolución de los seres vivos o algo así, pero... a mí esa sucesión no me cuadra ni a la de tres.
Luego está el tema de que para mi gusto se ha pasado tres pueblos con los planos del chiquillo. Ahí es cuando casi caigo dormida un par de veces, y como a Juan Poz, ha habido varias veces en las que me ha recordado mogollón a La cinta blanca. Ha hecho una mezcla súper extraña de cosas. Pero será lo que tú dices, la visión del autor, que no es la propia y por eso me resulta eso, extraña.
Eso sí, lo que menos me ha gustado, el final, desde luego. Me ha parecido malo no, lo siguiente. No pienso que esté al nivel del resto de la peli, de hecho no pienso ni que tenga nada que ver. Se pasa la película mezclando las dos visiones de la vida opuestas por excelencia y me pone ese final estilo la vie en rose que no sé qué pinta ni cómo.
En fin, ya te digo, volveré a verla una segunda vez. A ver si la (le) entiendo un poco mejor.
Un beset.
Antes de empezar, me disculpo por extenderme.
ResponderEliminarA veces me pasa, que cuando veo una buena película –que estalla como una carga de profundidad- permanezco las horas inmediatas después de acabar el visionado un poco perdido. No porque no haya comprendido el contenido de la obra sino porque me cuesta hacerla encajar en mi imaginario particular y en mi estructura emocional.
En pocas palabras, lo que intento hacer es procesar cómo me hace sentir lo que he visto. Voy a ver si puedo.
Acudí a ver "El árbol de la vida" abierto de mente, pero con varias premisas: esperaba que representara un reto intelectual y sabiendo que iba a ver una película de varios niveles interpretativos o significativos.
En esta ocasión “el lío” no lo ha provocado el lenguaje cinematográfico empleada –es lenta y fragmentaria, pero no aburrida- o el fondo –las dudas existenciales expuestas no me son ajenas, ni a mí, ni a la mayoría de los mortales- sino que mis sensaciones han sido contradictorias.
El trabajo de Malick es impecable: las imágenes, la parte visual, es poco menos que una obra de arte y además, ejercen de perfecto vehículo para las reflexiones que “nos proponen sin querer” los personajes. Ese juego de conectar, desconectar, volver a conectar, entre lo que se ve y lo que se piensa te arrastra al interior de la película si te dejas llevar. Es algo que a muchos podrá resultar molesto: los cortes en el ritmo, lo fragmentado de algunas tomas, pero estoy convencido que responden a la perfección a la voluntad del director de mostrar cómo funciona la (su) memoria y los (sus) recuerdos.
Estamos ante una película medida hasta el último de sus detalles y es en el ejercicio visual y técnico que me he sentido atrapado y manejado al antojo de Malick. Ahora bien, del fondo, esperaba un desafío, una visión o una reflexión novedosa al menos, algo que abriera un camino nuevo y en ese sentido, estoy decepcionado. Quizá conmigo mismo, por –sin quererlo- esperar algo en concreto.
Una de las amigas con las que he acudido al cine ha dicho “Es una manera extraordinaria de contar una historia ordinaria”. Y salvo en el uso de la palabra “ordinaria”, que tiene un sentido demasiado negativo, creo que lleva toda la razón. Quizá yo hubiera empleado la expresión “historia común”, y pese a lo arriesgado de reducir la película a esa explicación, creo que es precisamente lo que quería Malick. Y es posible que eso la haga tan buena.
En alusiones directas: Joselu, yo soy un adicto amante de la prosa y otra de las contradicciones a las que me veo enfrentado por la película es que lo que más he disfrutado han sido sus poemas visuales. Las imágenes de la creación del cosmos, del universo, de la tierra, me han parecido sumamente bellas y para nada fuera de lugar. La parte prosaica del film –que la tiene- es otro cantar.
ResponderEliminarEn uno de los comentarios –el de María- se dice que cuando damos vueltas a las cosas vamos a ese ritmo cansino. No estoy para nada de acuerdo, al menos mi mente no funciona a ese ritmo y menos cuando cabila. Sin embargo creo que María sí acierta al notar que la película permite al espectador entrar en la mente de los personajes y –más o menos- adaptarse a su ritmo.
Empezaba a escribir pensando en cómo me ha hecho sentir El árbol de la Vida, aquí va: La sala de cine estaba llena y he podido comprobar que, en efecto, mucha gente se iba tras un cuarto o media hora. Me he dicho a mí mismo que yo jamás lo haría, pues una vez decido entrar a ver una película, no necesito ser enjabonado para quedarme. Si molesta, me aguanto, a veces es bueno que moleste… Y me he tenido que aguantar -¡qué ironía!, pues la actriz es muy guapa y su actuación magistral- con la imagen de esa madre etérea, mística, alzándose unos palmos sobre el suelo junto al árbol. Casi ha podido conmigo… esos diez segundos han resultado insufribles.
Una sensación de desagrado se había ido apoderando de mí lentamente -desde que las primeras palabras de la película enfrentan a la naturaleza y al mundo espiritual- y aun colea: por momentos casi se convertía en rabia y sentía mis vísceras arder y ganas de entrar en la pantalla y sacudir a ese hombre bienintencionado pero entorpecido por su rudeza y a esa personita frágil, hiper-sensible y moralmente reprimida, esclavizada por su visión divina de la vida y la muerte. Sacudir al padre y a la madre y al hijo y hacerlos reaccionar.
La eclosión de todo en la playa-celestial me ha enervado aun más. El tono religioso –además en un sentido tan alejado del mío, si es que lo tengo- que por momentos invadía a la película, me daba ganas de ponerme a gritar.
Eso es: la forma de la película me ha embelesado, el fondo en cambio me ha hecho reaccionar.
La película de Malick es buena porque como toda obra artística establece un vínculo inteligente, pero sordo, entre el autor y el que la contempla. Leemos, contemplamos y visionamos para saber que no estamos solos. Buscamos un pedazo de historia en el que reconocernos y acabamos interactuando –todos-, los que se sienten ajenos, abandonan; los que creen ver algún reflejo de sí mismos, admiran y adoran; los que observamos y analizamos sin reconocernos del todo, podemos caminar en dos direcciones: comprender y aceptar o comprender y reaccionar.
“El árbol de la vida” es buena, un buen ejercicio, muy bueno, tanto que me hace disfrutar, pensar, dudar y luego reaccionar y reconocerme en su reverso. Sólo es que al salir tenía más ganas de vivir.
Edito. En el penúltimo párrafo quise decir "obra artística de calidad establece..."
ResponderEliminarEstoy esperando que pase un tiempo -no mucho, que seguro la quitarán- para poder verla de nuevo en condiciones "técnicas" mejores: el día del estreno más de la mitad de los asistentes se marcharon. A mi izquierda había una pareja con tres preadolescentes que se fueron los primeros, a mi derecha había cuatro o cinco universitarios? que se quedaron toda la peli, pero aburridos, ora mirando el móvil, ora burlándose de las imágenes. La rabia que me da esa falta de civismo seguro condicionó mi juicio. Me gustaron mucho las imágenes, la música, no me molesta la morosidad, al contrario me pareció que hace a la historia; entendí/compartí cómo se sentía el chico con esa moral cristiana tan metida dentro. Y me desagradó mucho el final, pero muchísimo. Al salir, era casi lo único en lo que podía pensar, una sensación de fraude, el recurso facilón de esa luz filtrada en la playa blanca y toda la gente buena, insufrible. Estoy harta de encontrarme en fb gentes que ante la muerte escriben en sus muros "ahora tiene unas alas hermosas y brillantes y cuidará de tí desde dónde está". Eso es lo que me pareció ese final, que si tuviera una escena más veríamos alas de esas. Vamos, que salí de ahí echando chispas. Con los días puedo reconocer una peli de esas que dejan huella.
ResponderEliminarUna crítica muy interesante que enlazo UNA PELÍCULA CASI METAFÍSICA
ResponderEliminarYo le quitaría el "casi".
Joselu, sí que te ha impresionado esta película, la has visto dos veces, una en versión original, y sigues sacando conclusiones y visiones diferentes de ella. Todos coinciden en que no es una película "fácil", alejada de los gustos más comunes. La mayoría de los espectadores buscamos evasión, distracción, quizá una historia profunda y conmovedora, o divertida, u original... No huyo de las películas "raras" o poco vistas, pero a veces siento que me están tomando el pelo. No digo que sea éste el caso (no la he visto), pero sí sé que ahora mismo no es el tipo de película que me atrae, no estoy preparada para verla. Quizá más adelante, no sé. En cualquier caso, siempre es bienvenida una obra que hace pensar y sentir y suscita opiniones encontradas porque se sale del "encefalograma plano" que domina buena parte de la cartelera.
ResponderEliminarUn fuerte abrazo, colega.
No he visto la película, pero por lo que cuentas, ya me atrae. Tu descripción me recuerda y mucho a la magnífica, para mi gusto, ¿Conoces a Joe Black? Del mismo actor, pero en este caso es un alegato a favor de la muerte. En cuanto pase por el video club sacaré ese Árbol de la vida.
ResponderEliminarYo creo que te gustará MALO, a ti... casi seguro:-)
ResponderEliminarBuenos días, JOSELU y familia :-)
¿Puedo decirle una cosa a ESTEVE?
Quería explicarme mejor, a ver si lo consigo;-) verás, cuando en mi comentario anterior hice el símil entre lo cansino de la manera en la que damos vueltas a la cosas en nuestra mente y el ritmo lento de la película, en realidad no quería decir que pensáramos despacio... mi casino, se refería a la reiteración pesada, monótona, tenazmente obsesionada en ocasiones con una idea, preocupación o acontecimiento sobre el que giramos una y otra y otra vez...a esa insistencia es a la que en realidad me quería referir, esa contumaz manera de pensar que tenemos a veces a solas cuando algo nos obsesiona hasta que finalmente o por cansancio o por puro aburrimiento la abandonamos... es a ese tipo de cansino, al que intenté referirme.
Por otro lado, quería contaros por si a lo mejor ayuda a entender mejor la escena del universo, que la música que suena en ella es el Lacrimosa de Zbigniew Preisner, yo creo que esas medusas que aparecen y que aparentemente no pegan en la secuencia... me han parecido una especie de metáfora visual de algo parecido a eso, unas lágrimas ... de hecho creo que muchas de las imágenes que aparecen en esa escena de principio a fin, se asemejan a lágrimas...
ESTA ESCENA, aparece justo cuando la madre se entera que su hijo ha muerto de hecho el título hace referencia al Requiem de Mozart en el que incluye, su otro Lacrimosa. Sólo es una interpretación personal y muy mía, nada más.
Algunos comentarios que os he leído, son una verdadera obra de arte, con independencia de si gusta o no la peli, si puedo poner medalla de oro se la lleva JUAN POZ y la de plata jajaja para BERNARDINAS... los demás también me han encantado naturalmente, pero estos dos, se salen...
Si puedo decirlo:-)
Un beso para todos y buen día.
María, estoy esperando nuevas contribuciones. Voy a dejar el post en portada varios días para que se incrementen las aportaciones que están siendo muy valiosas. Espero otras no menos importantes.
ResponderEliminarEntretanto, investigo la obra de Malick e inquiero el sentido de sus filmes cuya explicación última no logro alcanzar.
Algunos datos sobre él es la duda sobre si nació en Illinois o en Texas. Parece que Wako (Texas) es uno de los escenarios de la película. Otro dato que me ha parecido relevante es que Malick es hijo de un inmigrante sirio-libanés de profesión geólogo. Estudió filosofía en Harvard, tradujo a Heidegger y enseñó filosofía en el MIT. Se interesó por el psicoanálisis especialmente por el psicoanalista Josef Breuer y su práctica analítica.
El árbol de la vida estaba en germen en un guión titulado Q de muchos años atrás en que exploraba el origen de la vida y el psicoanálisis.
Intentó un proyecto sobre la figura del Che y su fracasada revolución en Bolivia. Hubo problemas de financiación y por último se decantó por su película El nuevo mundo.
El árbol de la vida tenía que haber sido filmada originariamente, al menos en parte en la India.
El papel de Brad Pitt iba a ser interpretado por Andrew Ledger pero falleció en 2008.
El árbol de la vida es un símbolo cabalístico hebreo. En esta película va asociado al roble.
Los efectos visuales de la película fueron dirigidos por Douglas Trumbull que eligió el viejo estilo de 2001, una odisea en el espacio, en lugar del diseño por ordenador.
Ha sido calificado como "loco y magnífico film".
Hay numerosas imprecisiones en su narrativa fragmentada.
Se ha dicho que El árbol de la vida reivindica lo sagrado, haciendo brillar la luz de la vida y del universo en la realidad del siglo XXI. Podría ser considerada como una obra de arte religiosa conectada con el Renacimiento en que Humanismo y religión no estaban desligados.
Hay una extraordinaria nostalgia poética en la película.
Es un film que explora la trascendencia, el amor, la muerte, la pérdida, el origen del universo y su conexión con lo pequeño.
Sean Penn ha dicho casi textualmente: " El guion es uno de los más hermosos que he leído en mi vida, pero no he podido encontrar la misma emoción en la pantalla. Una narración más clara y más convencional habría ayudado a la película, en mi opinión, lo que disminuye su belleza e impacto".
Malick, vive como Salinger, en la oscuridad. No participa de la vida social, no concede entrevistas, no hay fotos suyas.
Seguimos, gracias, María, por tus aportaciones musicales y de ideas. Espero que el debate no haya llegado a su fin.
La he vuelto a ver, y bueno, no pienso que sea posible entender en esencia, una película como esta. No somos él, y es su visión, no la nuestra.
ResponderEliminarPero da que pensar, más que muchas otras. Eso es lo bueno que tiene y lo que la hace tan distinta me parece a mí.
Un beset.
A los que no han visto aun la película, prevengo que en este comentario hablo sobre el final.
ResponderEliminarHe pensado un poco más en el final de la película.
Creo poder explicarme, al menos a mí mismo, la incomodidad que me provocó dicho final. Pero vamos a rebobinar un momento. Resulta que ahora tengo dos interpretaciones a la escena de la playa:
1. Aceptamos que la playa representa el reencuentro de los seres queridos tras la muerte, en un plano divino, con su carga implícita de culpa-expiación-perdón y cese del dolor-reencuentro blah blah blah y todas las paparruchas cristianas y religiosas habituales. Esa es la interpretación primera a la que llegamos los que aguantamos toda la película.
Para mí resulta decepcionante pues sólo se trata del cúlmen de la moral religiosa que "parece" desprenderse desde el principio de la película –y como tal, de la visión propia del director- y que es encarnada por el rol de la madre mística. Pero ¿Y si nos equivocamos?
La película empieza con las palabras de la madre, de hecho, "en la vida puedes optar por el camino de la naturaleza [...] le gusta agradarse a sí misma y a los demás [...] o por el camino de lo divino", lo que inmediatamente nos coloca a los espectadores en pleno centro de debate teológico.
Por otro lado las imágenes de la creación del Universo parecen responder a la visión científica y evolucionista (por eso creo que me gustaron tanto) y yo pensaba que ahí estaba el conflicto, el motor filosófico de la película... vamos: Fe en lo divino vs. Naturaleza, ciencia y evolución. Mundo espiritual y de la fe contra Mundo Material.
Así aceptado, el final de la playa da a entender un triunfo de lo divino sobre la naturaleza en ese conflicto (la primera idea que nos es transmitida al empezar el film).
Olvidamos, sin embargo, que ese es sólo el punto de vista sobre un conflicto que sostiene uno de los personajes (la madre). Malick sólo le da voz a un personaje y su manera de ver el mundo.
La mayoría de gente que se queda a ver TODA la película apuesto a que tiene su propia visión sobre la muerte y el más allá -al menos es mi caso- muy alejada de las moralinas celestiales y las playas paradisíacas. Alguien en tu blog se refirió a esa imagen como "un anuncio de casa de seguros". Me hizo mucha gracia.
Si la película hubiera acabado con las imágenes del Universo en expansión o contracción todos estaríamos mucho más satisfechos, pues lo asociaríamos o bien a "la vida continua después de todo" o a un "regreso a la fuente principal de energía y SE ACABÓ".
Pero no, ahí está la playa llena de gente y la verdad, una película en pleno siglo XIX que la única respuesta que ofrece es la propia de un sermón del medievo o de la misa del domingo... oye, pues decepciona.
Estoy seguro que el personaje de la madre -brutalmente interpretado por la actriz- ha causado muchas más ampollas que el del padre torpón y duro. Tiene momentos deliciosos como el correteo por la casa, o la devoción por sus hijos, pero cuando desata su misticismo a lo Santa Teresa, se vuelve inaguantable. Desengañémonos, los que aguantan hasta el final habrán tenido curiosidad intelectual y toda la cantinela divina, cristiana o monoteísta de la mujer es "demasiado" para que una persona con inquietudes y preguntas metafísicas se trague ese final porque sí.
Pero insisto, sólo es la visión del mundo y de la vida de uno de los personajes -la madre- las dudas y razones del padre son mucho más materialistas y por eso las aceptamos o procesamos mejor -aunque las cuestionemos. El existencialismo, la fé de la madre suscita un debate mucho más feroz y trascendental. Nos quedamos con esa parte y quizá, sólo quizá, le damos un valor sustancial mas importante que al pensamiento que surje de la mente del padre o del hijo... Y quizá nos hemos -ME HE- equivocado.
Ahora bien. Tengo otra lectura del final:
ResponderEliminar2- Esa playa no representa la muerte, ni el más allá, ni el reencuentro ni leches. Esa es la imagen que se forma en la mente del personaje para escenificar la reconciliación consigo mismo, el perdón para con sus padres y con el recuerdo de su hermano muerto. (Por eso ellos aparecen como los recuerda en su infancia y él, de mayor).
Lo siguiente que vemos y de hecho el auténtico final, es al bueno de Sean Penn en la calle, al pie del edificio donde trabaja, con una sonrisa en la cara: PAZ INTERIOR POR FIN. No en el más allá, sino en la única vida que tenemos, en el único paraíso que nos ha tocado vivir: aquí y ahora.
De ser así tenemos, una lectura más realista de la película: un padre duro con sus hijos y de una ética estricta ante la vida, un militar que roza en algún momento la agresión (aunque en realidad no le vemos abofetear en serio a nadie) una madre hiper-sensible, educada en la moral cristiana y auténtico pilar de la familia, un hijo mayor atormentado por la autoridad y la responsabilidad que le exige su padre y abrumado por la sobre-protección de su madre (lo que parece incluso desembocar por momentos en una tragedia edípica) y dos hermanos pequeños queridos por todos.
Podemos imaginar –sí, imaginar, hay espacio para eso en esta película- rellenando huecos, a ese hermano mayor (Sean Penn) creciendo atormentado y lleno de rencor, rabia y culpa (incluso ante la muerte de su hermano) hasta que un mal día (palabras literales en la peli) se satura y busca en su interior (los recuerdos fragmentados que nosotros vemos) hasta que a fuerza de recordar su infancia –rato en el que incluso llega a llamar a su padre por teléfono- encuentra la llave para perdonarse a sí mismo y a su familia, reconciliándose consigo mismo y los demás (esa playa es SU MENTE, su paraíso particular).
En ese momento es feliz. La vida sigue, sólo somos polvo de estrellas.
Creo que, aunque me esté equivocando de nuevo, me voy a quedar con esa segunda lectura del final -de toda la película de hecho ya que la convierte en un canto a la vida en lugar de un místico canto “gregoriano”- porque en mi imaginario, en el que la intentaba encajar, por fin he reconciliado el poema y la prosa de la historia.
Quizá no es tampoco la intención de Malick, pero si es tan inteligente como parece por sus películas, sabrá perdonar a aquellos que interpretan su trabajo libremente (jejejeje).
Qué buena película, todas la obras interesantes tienen más de una lectura, más de un significado y lo más imporatnte tantas interpretaciones únicas como personas las contemplen.
Me alegra mucho haber colaborado en el encuentro virtual entre tú, Joselu, y Antonio (Bernardinas).
ResponderEliminarTampoco opino sobre la película porque no la he visto todavía.
Un abrazo
Esteve, es curioso, leía tu doble interpretación del final y me preguntaba sobre cuál escogería yo. Pero tengo la impresión de que no estamos en el mismo lado.
ResponderEliminarMalick cree en una dimensión sagrada. Desde que hice mis pinitos como actor advertí que el escenario era para los actores auténticos el espacio vacío pero también el espacio sagrado. Yo no soportaba salir a escena con alguna mota de polvo innecesaria en el escenario ni sin mi vestuario impecable. Lo que iba a tener lugar allí era una revelación, una epifanía. Evidentemente la función podía ser pobre, mala… pero en todo actor que se precie hay algo que hace que lo que está representando aspire a una dimensión extraña en que lo personal se funde en un ethos colectivo.
También viajé por oriente y participé en ceremonias hinduistas, en sesiones de meditación en Thailandia, he practicado budismo zen… y, en conclusión, no me resulta extraña o inadmisible la dimensión sagrada, lo que no quiere decir que yo sea creyente. En todo caso es algo a lo que no tengo acceso y, por tanto, no puedo decidir. Ni quiero.
Quiero decir que no veo una contradicción insalvable entre esas dos interpretaciones: una que sería el reconocimiento de lo sagrado y otra más psicoanalítica. Pienso que Malick representa la realidad como formando parte de un juego, no sólo estético, sino misterioso y que aspira a algo más alto. Los personajes laten y vibran. El discurso de la madre me resulta atractivo. Son cuestiones que yo me he planteado no sé si en los mismos términos, pero no lo vi como una interpretación rigorista e intolerante. Creo que la madre es un personaje maravilloso al margen de sus creencias. Yo no la juzgué ni entendí su monólogo como inadmisible. He visto casi todo el cine de Malick y no pienso que cuando un personaje reflexiona en off sea un elemento que el director cuestione. Lo expone y lo deja fluir libremente… en su espléndida delicadeza. Eso es el cine de Malick. Un cine hecho a base de imágenes y de monólogos internos que reflexionan sobre la vida sin llegar a ninguna conclusión definitiva. Esto es lo que me atrae de él. Su dimensión metafísica también. Ya te he dicho que no me es ajena así como su vertiente espiritual De hecho hay algún comentarista que ha citado una película titulada El gran silencio ambientada en un monasterio trapense. He recibido la información y me dispongo a ver una copia mala, pero me resulta esa dimensión sagrada tan atractiva como el cine místico de Malick. Entre tus dos interpretaciones me quedo con las dos y añado alguna más que no las opone.
Un cordial saludo.
Esteve, yo entendí el final como tu segundo punto. Me hubiese quedado con el primero si el tipo hubiese muerto. Aún con esas me sigue pareciendo malo, manido, poco original, no sé. La playa, todos aparentemente felices -no sólo él-...
ResponderEliminarDe todos modos la peli no termina ahí, termina con esa amalgama extraña de colores en medio de la oscuridad y que me da a mí que el director utiliza para escenificar a dios, y que aparece tanto entre las imágenes del principio una y otra vez, como justo, al final de la película. Está todo el tiempo, lo impregna todo. Y personalmente, no me mola. No se ajusta a lo que yo entiendo si no es como sinónimo de misterio, y no de creación. Es algo que sólo puede saber el autor si no es que se pronuncia para decir esta boca es mía, y, visto de un modo u otro, puede cambiar totalmente la perspectiva del observador.
Consúmase al gusto, imagino.
Salud.
Por cierto, a mí el personaje que más me gusta y con diferencia, es el de la madre. Pero como me sucede con todas las personas creyentes a las que conozco, hay algo en ella que no me cuadra. Pero esta última es cuestión a parte. Me gusta ella.
ResponderEliminarAntes de nada, recomendar a quien no haya visto la película que no lea mi comentario (no quisiera hacer de spoiler y estropeársela).
ResponderEliminarPara mí ha sido una película que como punto negativo es el ritmo... se hace lenta y pesada en algunos momentos en los que no sabes muy bien hacia donde van los personajes. Y claro, es una película tan súmamente conceptual, que eso puede jugar hasta en su contra. Debo reconocer, que este recurso me ha recordado en su uso al que hizo Kubrick en 2001 (aunque este fue mucho más allá).
Por otra parte, debo decir que me ha dejado un increible buen sabor de boca en cuanto a fotografía, belleza visual y como las imágenes, secuencias y miles de planos narran y cuentan el sentido de la película, que no es más que el sentido de la vida.
Un sentido tan sencillo, tan simple... que tal y como pasa en la vida real, la gente no lo asume ni acepta complicándosela hasta el infinito. Cuando, hasta un niño en su corta edad y con 5 preguntas, se da cuenta perfectamente de lo que es.
En resumen, es una película que vale mucho la pena para que todos aprendamos de una vez, que, aunque nos empeñemos en aferrarnos a la grandeza de nuestra existencia como personas para nosotros mismos y para los de nuestro entorno, no dejamos de ser una mera mota de polvo insignificante en el universo... vamos y venimos, por lo que hemos de hacer caso al joven protagonista cuando dice aquello de "si no amamos, la vida se pasa en un destello".
Vive y siente.
Otra ratito de elucubraciones, JOSELU, verás... una de las cosas que me llamó la atención en esta película, fue cómo juega al despiste.
ResponderEliminarParece que dice una cosa y en realidad nos está dibujando la contraria, de ahí la cantidad de interpretaciones que se le pueden hacer.
Sucede en el propio perfil de los personajes principales, la sensación de satisfacción, equilibrio e incluso felicidad del padre y la madre, es inversamente proporcional a la fuerza exterior que representan y directamente proporcional a su fuerza interior.
Es decir, el padre exterior y aparentemente es el seguro, el fuerte, el rígido, el que aboga por la fuerza de voluntad para solventar todos los obstáculos,hasta casi desprecia un poquito a su esposa en su debilidad, al decirle a su hijo que es una ingenua, y que si eres una buena persona la gente se aprovecha de ti... sin duda alguna es el menos espiritual de todos. Su verdadera personalidad sin embrago parece cuando habla con su hijo Jack y le explica que dedicar toda su vida al trabajo y ser un buen católico, no le ha servido para conseguir el éxito, que lo único bueno que ha hecho en su vida es su familia... al decirle Jack que él tampoco es bueno, se derrumba del todo. Ahí aparece como es en realidad este hombre, inseguro y débil, contradiciendo todo su discurso de fortaleza y voluntad.
Por el contrario, Malick queriendo resaltar donde está la verdadera fuerza, dibuja a una madre externamente delicada, frágil, extremadamente sensible al grado de parecer a veces una tontita pusilánime... esta exageración me llamó la atención ¿por qué ese exagerado empeño en dibujarla así? no hacía falta y creo que justamente quería resaltar esto, la fuerza está dentro. Además, con ello consigue, que a pesar de este perfil que pudiera resultar repelente por débil, por empalagoso y endeble en ocasiones, en realidad aparezca lleno de luz y belleza, al final es ella la fuerte de la familia, sin duda el centro y referente de todos.
Pero es que además y por si hubiera dudas sobre el mensaje que subyace en esta película, justamente en el final lo vuelve a subrayar... sólo cuando aceptamos lo inexorable, cuando ordenamos todas las cosas en nuestro interior, alcanzamos la paz y la armonía y con ella la supuesta felicidad que se dibuja en ese final, tal cual ha contado ESTEVE... No creo para nada que en la película se decante por ninguno de los dos tipos de espiritualidades, la religiosa o la que tiene su fuerza en la naturaleza...duranta tooda la película juega con los dos... lo importante, no es cual elegimos, lo importante es que optemos por uno de los dos, porque ahí es donde están todas las respuestas para reconciliarnos con la vida... esto es lo que yo he entendido al final.
Muchos besos y buen día para todos.
Joselu: es evidente que yo "piqué" con esa interpretación que enfrentada lo sagrado, lo divino, con la naturaleza.
ResponderEliminarSiendo honrado, debo admitir que eso ya me puso en guardia nada más empezar. La dimensión de lo sagrado para mí, es indivisible de la vida y la naturaleza misma.
Por supuesto, mis comentarios dan a entender que tengo una visión atea o agnóstica de la existencia, pero te aseguro que -de un modo peculiar y personal- tengo una concepción de lo sagrado -y lo espiritual- sólo que para mí esa dimensión es inherente a la vida misma y no depende de ninguna entidad o divinidad superior creadora con un plan que lo rige todo. En mi concepción del cosmos y el universo no cabe -salvo demostración fehaciente- un lugar para un paraíso "físico" o real en otro plano de existencia. Ya sabes: el paraíso -o el infierno, según el camino que elijas- es aquí y ahora.
Lo que me atrae de mi segunda lectura es que "la salvación" del personaje proviene de él mismo, de su interior, de su introspección y de las relaciones que le atan al mundo físico (te sonará: Más grande que la conquista en batalla de mil veces mil hombres es la conquista de uno mismo. Ni siquiera un Dios puede cambiar en derrota la victoria de quien se ha vencido a sí mismo).
Para mí los conceptos de Fe, Sagrado, Divino y Espiritual son válidos en un sentido muy diferente.
En cuanto a las intenciones de Malick,¿quién sabe? Pero como tú coincido en que no llega a conclusiones definitivas, quiero creer porque sabe que no hay UNA VERDAD, sino muchas, o por lo menos, ninguna definitiva.
V: Unos verán a Dios en esa amalgama extraña de colores a la que te refieres, otros verán la esencia del universo. Cómo tú creo que sólo Malick sabe a qué se refería. Los demás podemos interpretar cómo mejor gustemos, claro.
De la madre no digo que me repela. El personaje es delicioso en algunos momentos, tiene una belleza etérea y lánguida -interpretación excelente por parte de la actriz a parte- en otros no me cuadra, como a ti, supongo que se trata de que es excesivo... vamos de nuevo con ese misticismo exagerado, creo que la expresión justa sería: excesivamente afectado. No sé si Joselu recordará una anécdota en su clase, una frase que dije yo: sentimientos sí, sentimentalismos gratuitos no. No esclarece nada, pero al menos da a entender que me pasa por la cabeza cuando tiene el arrebato de éxtasis junto al árbol (de todas las imágenes de la película es realmente la única que provoca en mí un rechazo total, lo demás lo puedo digerir aunque cueste).
María: sí, lo que dices de la fuerza interior y exterior tiene mucho sentido. Pero para mí demuestra que la rigidez del padre y la sensiblería de la madre les conduce por igual a la rotura emocional (el padre ve su mundo reducirse a nada poco a poco a medida que fracasa en lo material y la madre se rompe tras no ser capaz de encontrar una respuesta, un significado a la muerte de un ser querido). Quizá el hijo, tras mucho esfuerzo y dolor encuentra el equilibrio conjugando, reconciliando, el mundo material y el espiritual en su interior sin tener que tomar partido por un Dios Creador o una Naturaleza material agresiva con el hombre y exenta de bondad. Encuentra una "tercera vía". (improviso, pienso sobre la marcha, mientras escribo).
Muy importante en ese sentido, me parece también lo que destaca David Bravo: "si no amamos, la vida pasa en un destello".
Supongo que el personaje que despierta mi empatía es el hijo pues ya le he atribuido esa superación de su entorno y esa victoria sobre sí mismo.
En fin, sea como sea, cada uno tenemos nuestra interpretación y parece que no invalida a la de los demás. Y eso es mucho.
Salgo del cine de ver "El arbol de la vida", conmocionada y emocionada. Si la hubiera visto hace treinta años, seguro que no hubiera entendido nada. Hoy estoy en otra etapa de mi vida que me hace apreciar esta película llena de símbolos y metáforas.
ResponderEliminarLa historia familiar en sí, hubiera dado igual que en vez de referirse a una familia americana se hubiera referido a una europea o a una asiática. El tema central, a mi modo de ver, es la vida. La Vida y la Muerte.
Todos pertecemos al cosmos, de allí venimos y somos todos polvo de estrellas. Estamos tan ligados a la naturaleza que actúamos como ella: a veces violentamente, a veces amorosamente. Esa en la gran metáfora que yo encuentro en la película. Malik nos muestra con sus imágenes llenas de simbolismos y con su maravillosa música, el tema de la fe y la pregunta sobre el significado de nuestras vidas.
Jack, con todas sus dudas y sus odios, experimenta una catarsis al traspasar esa simbólica puerta.
Seguramente se me habrán pasado muchos detalles.
Un abrazo.
actuamos quise decir.
ResponderEliminarCuando la voz en off de la mujer dice: ¿Qué somos para ti?, refiriéndose al Dios ausente. Empiezo a meterme a fondo en la película. Este director con una gracia que hacía tiempo no veía, y creeme Joselu estos dos años han sidos frenéticos para mi en lo que a cine respecta, contesta a la pregunta de la mujer con la creación del universo. Y yo pienso: Somos motas de polvo, de algo mayor, de un plan que no se nos deja ver, ni siquiera intuir.
ResponderEliminarLos retazos de visiones de las personas, me recordó a la película 21 gramos (sin la carga de violencia). Es un artículo de hiperrealismo mezclado con un espiritualismo que me deja anonadado. Necesito sin duda ir a verla al cine otra vez. El ritmo lento no hacía que estuviera cansado, ni mucho menos (hace unas semanas visioné Novecento, una película de cinco horas). Ese ritmo lento engrandecía la obra, le daba un toque de relato épico.
El empleo de la cámara y de los planos es maravilloso, creo haber viajado por un maldito libro de fotografías de un autor muy venerado. Sin duda Terrence Malick, quiere hacerte preguntarte por el todo, desde el punto de vista de esa mota de polvo, desde el punto de vista de sentirse pequeños pero a la vez libres (libre albedrío). Quiere explorar todo lo que conlleva ser humano, y a mi esto me encanta, sencillamente.
Necesito otro visionado Joselu, y ahora voy a leer tu opinión y tu post. Un abrazo y perdón por la tardanza.
Por cierto, no he dicho nada de la utilización de música y silencio, pero es un punto muy fuerte de la película y me gusta mucho. En ciertos momentos me viene a la mente 2001, Odisea en el espacio.
ResponderEliminarhttp://cinepoesiajazz.blogspot.com/2011/09/el-arbol-de-la-vida-un-catecismo-para.html
ResponderEliminarEra esto lo que tenía que escribir aquí. Demasiado largo, supongo. Extrae lo que te interese. Estoy, como Malick, maximalista.
Dejo el enlace directo a la espléndida crítica de Emiio Calvo de Mora que tiene una sólida entidad intelectual y ensayística. No os la perdáis: El árbol de la vida: un catecismo para el siglo XXI
ResponderEliminarJoselu, después de leer el post y todos los comentarios, voy a correr dos riesgos. Uno: repetir lo dicho. Dos: ser una contribución no tan valiosa como las que se han publicado hasta el momento.
ResponderEliminarVaya por delante, que he visto la película, sin poder deshacerme de los comentarios que había leído hasta mediodía. Son muchas las coincidencias, aunque también hay ciertas discrepancias de menor calado. Pero por encima de todo, me ha sorprendido la necesidad imperiosa de buscar el sentido último del film. Esta especie de autopsia diluye las sensaciones que la película provoca en el espectador avezado en proyecciones “rarilargas y rarilentas”, y, aunque salvando las distancias, es comparable a la disección academicista que algunos docentes aplican a la poesía.
Disfruté de la película como el que observa una obra de arte por el puro placer de la contemplación. Hay imágenes memorables: la mirada al vacío del bebé recién nacido, la metáfora del alumbramiento con el niño que nada en busca de la salida…
Ahora pienso que la difícil catalogación de la película se debe a su carácter poético y a que la materia poética escapa a la ordenación de los hechos dentro de las coordenadas espacio-temporales en las que se mueve la realidad. “El árbol de la vida” es una historia cuya razón de ser es el pensamiento de la madre –con su unamuniano diálogo con Dios- y los recuerdos del hijo marcados por la presencia imborrable de su familia -un padre autoritario y poco afectivo, una madre sumisa y casi etérea, y unos hermanos cómplices de los juegos de la edad-. En ese fluir de la conciencia de ambos, se agolpan las imágenes y pasado y presente se ven despojados de su dimensión lineal para superponerse.
Una prueba de que la película admite múltiples lecturas, es que yo añadiría otra a partir de la metáfora del árbol. El árbol crece en dos sentidos. Clava sus raíces en la tierra, se nutre de la misma (como el hijo no puede deshacerse de su pasado, pues éste alimenta sus recuerdos en el presente) y se erige hacia el cielo, hacia la inmensidad (como la madre que, en su lucha interior, apela a las fuerzas superiores (Dios o la naturaleza) para comprender lo que parece incomprensible).
Lu, hasta ahora he visto la película en tres ocasiones, dos en el cine y una online. La primera vez que la vi, sin información previa de ningún tipo, sentí la incomodidad y desconcierto de la primera media hora (ese momento en que hay tantos espectadores que se salen). Los hilos no están atados y todo parece algo sin vertebración comprensible. El documental sume al espectador en una extrañeza mayúscula. De hecho, ha sido objeto de muchas burlas por las imágenes de los dinosaurios. Pasado este momento, la película me atrapó pero no por su sentido, que se me escapaba. Yo oía a la madre pero no era totalmente consciente de lo que decía ni lo que podía implicar. Sé que me gustaba su monólogo y que la fuerza poética de las imágenes me fascinaba. Cualquier imagen, hasta la de unas cortinas o visillos ondeando movidos por el aire, era poseedor de una poética que se hacía evidente. Cada imagen, cada secuencia, no sé si es significativa en el conjunto, supongo que sí, pero se impone por su valor y fuerza estética llena de sugerencias. No me interrogué por aquel final. Me pareció extraño, pero no se me impuso una interpretación. Sin embargo, la energía espiritual que poseía la película me maravillaba. Fue en mi segundo visionado cuando quise, al socaire de las interpretaciones leídas, cuando quise buscar el sentido de lo que estaba viendo, para, sorpresa, perder fuerza poética respecto a mi primera vez. Si uno está pendiente del sentido, pierde su capacidad de poema visual. No sé muy bien qué ha querido decir Malick, pero me acojo a mi primera vez en que era ignorante por completo de lo que iba a ver.
ResponderEliminarTermino de leer tu comentario a Lu, y justo me encuentro con esto: Mira dos veces para ver lo justo. No mires más que una vez para ver lo bello. Henry F. Amiel.
ResponderEliminar:)
V, la cita me parece muy a tono con el debate sobre la forma de mirar la película. Un acierto.
ResponderEliminarSi algo es innegable es que la cinta pone al espectador ante el reto intelectual de hacerse preguntas. Quizá por ello, ahuyenta a muchos de las salas. Mal síntoma para una sociedad necesitada más que nunca de ciudadanos críticos.
Se me hace complicado empezar a escribir porque millones de ideas, pensamientos y sentimientos, se acumulan en mi cabeza. Empezaré, pues, por el final, por la conclusión: esta película te llega a las entrañas.
ResponderEliminarCada fotograma te recorre por entero. Te toca en lo más pura de ti mismo. Le pone luz a tu esencia, a ese yo que no muestras ante nadie, a veces, ni si quiera ante ti mismo. Te hace recordar, incluso, momentos borrados de tu cabeza. Despierta tus sentidos y tus instintos. Te mueve, te golpea, te acaricia, te hunde y te rescata. Te refleja y te distancia de ti mismo y de lo que crees que eres. Recoge la soledad que implica vivir y la necesidad de tener fe en lo que sea, en la ciencia, en la religión, en la literatura, en las personas, con tal de estar acompañado. La necesidad que todos sentimos de sentirnos arropados y protegidos. La obligación de ser rebeldes para descubrir nuevos caminos, incluso aquellos que no queremos recorrer. Muestra las debilidades y las grandezas, todas ellas presentes en todos los seres humanos. Va desde la superficie hasta el centro de todo, del dolor, de la alegría. Solo alguien que no haya vivido es incapaz de no reconocerse en cada palabra, en cada pregunta, en cada luz y en cada tiniebla. Es una belleza que te inunda y que, en ocasiones, te fatiga, te abruma, te acorrala. Es una película poética por encima de todo, profunda hasta límites insospechados. Es la propia vida. Es universal.
Sobre ese último adjetivo es sobre el que voy a fundamentar, no sé si mi crítica, pero al menos sí, otra perspectiva menos favorecedora. Los sentimientos y las sensaciones que vemos en la película, son universales, como ya he dicho, al menos para todos aquellos que hemos vivido en el mundo occidental. Digo esto, porque el término universal es siempre peligroso, pero ese no es el tema que nos ocupa aquí. Volviendo al tema, lo que vemos en esta película son pedazos de nosotros mismos, la pena es que, a pesar de que todos hemos sentido eso, no todos estamos preparados para acceder a ellos. El mensaje es universal y heterogéneo, pero el canal no permite que se pueda comunicar con esa universalidad que intenta transmitir. Os pongo un ejemplo de lo que quiero decir, porque puede que esté siendo algo críptica.
Una de mis novelas favoritas es La regenta. Me parece una obra de arte con una profundidad inmensa donde nada te deja indiferente. No obstante, sería selectiva si tuviera que recomendarla. Sé que no es una novela para todos los públicos y no con ello estoy diciendo que unos sean más tontos que otros, sino más bien, que unos están acostumbrados a su lenguaje, a su propuesta narrativa. Contrariamente, no dudaría un instante en recomendar cualquier obra de Galdós a quien se terciara, porque el autor canario, siendo como es un grandísimo novelista, tiene la virtud de llegar a todos y mostrando una profundidad muy similar a Clarín. ¿Este hecho convierte a Galdós en peor escritor que Clarín o a Clarín en peor novelista que Galdós? Yo lo tengo muy claro, la respuesta es no. Su objetivo como creadores los desconozco, pero sí intuyo que no se alejaban demasiado. El resultado de su éxito, y no lo estoy midiendo en número de ventas, sino en lograr su objetivo, llegar al público, fue muy distinto. Galdós llegó al pueblo. Clarín, solo a una parte. Tampoco eso hace de Clarín un creador peor que Galdós, pero sí que el impacto de sus mensajes no han surtido el mismo efecto.
Con esta película tengo la misma sensación. Malick va hasta las entrañas del ser humano, hasta su esencia misma y la disecciona maravillosamente, pero el canal que emplea para mostrarnos todo eso, es exclusivo, apto solo para aquellos que aceptan su juego y que están acostumbrados a leer ese código. No digo que no tenga derecho a hacerlo, por supuesto que sí, y eso seguramente es lo que me hace escribir el primer párrafo de este comentario. Solo creo que un asunto tan universal pierde parte de su fuerza si se la cuentas a unos pocos y esta película, no creo que esté contada para todos. La verdadera belleza poética de la película, a mi entender, recae en lo más sencillo: en el caminar sobre una hierba mojada que te recuerda el olor de la tierra o en la mirada de unos ojos como los del adolescente protagonista, en sus palabras desnudas de artificio, pero que encierran un todo complejo y maravilloso, en definitiva, en todo aquello que la hace accesible a todos. Todo ello se pierde en cuanto la concatenación de metáforas llevan a perderse, incluso, al más ávido de los espectadores.
ResponderEliminar¿Es el arte algo accesible a unos pocos o el proyecto de un creador para despertar al público (que no a SU púbico), sea lo que sea lo que despierte en ellos? En ese sentido no cabe duda de que no es una película que deje indiferente a nadie, incluso a ese espectador que abandona la sala. Es innegable que estamos ante una obra de arte. Ahora, mi visión del arte, nos incluye a todos, independientemente de que interpretemos lo mismo o no, que eso, es tan variado como los ojos que miran y juzgan. Lo que sí creo es que todos podemos entender esta película, su mensaje, sin perder un ápice de poesía, de magia, de sentimiento, y considero una lástima que el canal, el modo de narrarla la aleje de esa universalidad que contiene su mensaje, impidiendo así traspasar al gran público.
Yo la disfruté muchísimo, volví a vivir parte de mi vida a través de las vidas de los protagonistas. Acabé llorando porque cada palabra era un dardo directo a mis sentimientos y me gustaría que alguien, como mi madre, por ejemplo, que ha vivido mucho más que yo, que ha podido sentir esos dardos clavarse mucho más profundos, lograra entrar en la película, pero, a pesar de poder entender el mensaje, jamás podría acceder al canal.
No sé la intención de Malick y sinceramente, tampoco me interesa, solo sé que ha hecho una gran película que sería todavía más grande si hubiera dejado la puerta un poco más abierta.
En esencia coincide con lo que expresó Sean Penn tras verla montada. A su juicio, estaba basada en el guión mejor que había leído en su vida, pero el tratamiento dado por el director la hacía sólo apta para algunas personas. No lo dijo exactamente así, pero era la idea. La complejidad del filme es evidente y su interpretación suscita, como habrás leído en el blog, diversas interpretaciones. Algunos ven en esta película un sermón inadmisible, representativo del tea Party, y hay quien ve un final decepcionante propio de una compañía de seguros en que todos serán felices, una especie de happy end propio de la corriente New Age.
ResponderEliminarY esto me preocupa. En mi último post he hablado de un personaje que me admira sin recato, Steve Jobs. Él hizo un discurso muy famoso en la universidad de Stanford en el año 2005. Estos días está recibiendo multitud de visitas el vídeo donde se recoge incluso con subtítulos en castellano. Pues bien, un discurso admirable ha sido calificado de NEW AGE, esa corriente americana en que se armonizan las tendencias budista más inanes, el pensamiento positivo y una cierta visión comercial de la existencia. Hay multitud de libros de autoayuda que representan ese discurso. Y yo no lo tengo claro. Si tener cierta conciencia de la espiritualidad supone alinearte con las vertientes más conservadoras o folklóricas según se juzga. Pienso en escritores como Paulo Coelho, Jorge Bucay o Susanna Tamaro que tienen millones de seguidores en todo el mundo. Pero a mí no me convence su espiritualidad de supermercado, edulcorada y vacilona. Otra cosa es la siento cuando leo a Krishnamurti, el pensador indio que se esforzó en ser comprensible pero sin renunciar a pedir una fuerte exigencia a sus oyentes. Él no quería seguidores ni fans ni fieles.
Este será el guión de mi respuesta a lo que dices. Se dice que Malick bordea el ridículo (lo dicen varias críticas que he leído) puesto que se centra en cuestiones que pueden ser clasificadas como místicas, o así las entiendo yo. ¿Era posible en un lenguaje más accesible hacer una película para todos los públicos? Me sorprende que cuente con actores populares como Brad Pitt o Jessica Chastain porque su cine es del llamado de arte y ensayo, como el que antes, hace años, se estilaba. Un cine de ámbito reducido, concorde con lenguajes experimentales y abiertos a singularidades de construcción narrativa. Me llama la atención que haya difundido su película en multisalas a las que va la gente a comer palomitas y a que la entretengan un rato sin pensar demasiado. Y claro con su película compleja eso no es posible. La impresión que tiene el público no avezado es de ira contra el director. Y lo entiendo. El haber sido premiada en Cannes ha hecho que este filme se haya distribuido comercialmente cuando no es una película comercial. ¿Podía haber sido contada la historia de un modo menos críptico? No me cabe duda que sí, y eso opinaba Sean Penn, pero no sería El árbol de la vida, que me ha hecho conocer otras magníficas películas de Malick como Malas tierras, Días del cielo, La delgada línea roja y otra cuyo nombre no recuerdo. Lo desconocía. ¿Hubiera aceptado el espectador medio un filme de tal mensaje (mensaje que yo no he podido entender del todo aunque la he visto tres veces) en cualquier otro formato.? ¿Era posible adaptar su densidad y complejidad en otra estructura menos metafórica? No lo sé, pero sí sé que es un error el exhibirla en cines comerciales, aunque tal vez ha habido algún espectador que la ha descubierto precisamente por eso. Y quiero pensar que la sensibilidad para los mensajes complejos no se ha reducido totalmente y que quede gente que pueda gozar con ella. Se ha hablado mucho de los que se salieron del cine asqueados, pero no sabemos demasiado de los que se quedaron maravillados y tal vez eran personas normales, sin ínfulas intelectuales, que se dejaron atravesar por esa corriente poética que vértebra la película y aunque no la entendieran demasiado, disfrutaron de ella. Por eso quería abrir un debate en el blog sobre la película, para oír esas voces.
Hola buenas en la película hacen tres alusiones a cuentos infantiles alguien me las podría decir una de ellas es Blancanieves
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