Hoy ETA ha anunciado su final. Tengo cincuenta y cinco
años y he seguido su origen, su lucha y hoy su cese definitivo de la lucha armada. Me embargan
sentimientos contradictorios porque yo apoyé con mi alma su combate contra la
dictadura franquista y su defensa radical de los derechos del pueblo vasco.
Tuvimos que matar, primero a torturadores como Melitón Manzanas, a enemigos del
pueblo vasco que se dedicaban a oprimir a nuestras gentes. Iniciamos nuestra
andadura con la lucha del Che y tuvimos la idea de pueblo como raíz de nuestra
acción política y militar. El pueblo inspiraba nuestra acción, una idea
romántica del pueblo en la que nos sumergíamos y nos hacía vivir una especie de
hipnosis colectiva. Matamos a guardias civiles asesinos, matamos a
colaboradores, matamos a taxistas delatores, matamos y matamos... y nunca sentí
que hiciéramos algo que contradijera la moral del pueblo. Nuestra lucha estaba
justificada en sí misma. La justicia revolucionaria nos asistía ya que no
teníamos un estado y una justicia propios. Ajusticiamos a Carrero Blanco en una
acción que inspiró películas y levantó la moral de todos los que luchaban
contra la dictadura. Vino la democracia y sentimos que nada había cambiado. Los
enemigos del pueblo vasco seguían en el mismo sitio. Vino la amnistía y
pensamos que era el momento de intensificar nuestra lucha contra la dictadura
reconvertida. Eran los mismos que querían humillar al pueblo vasco y tuvimos
que matarlos, perseguirlos, acosarlos... La voz del pueblo se hacía oír desde
cualquier esquina. Lo nuestro no era violencia sino justicia. Las masas
luchaban por su libertad y los enemigos reconvertidos en socialistas, en
nacionalistas traidores, en izquierdistas falsos vinieron a enfrentarse a la
razón del pueblo que elevaba la ikurriña como símbolo de nuestra libertad.
Tuvimos que matar. Matar no era un placer pero sentíamos que
era un precio inevitable ante el destino tan glorioso que tenía reservado
la historia para el pueblo vasco. Nuestros luchadores, nuestros gudaris,
pegaban tiros en la nuca, nuestros gudaris ponían bombas en Hipercor o en el
cuartel de Vic o en la casa cuartel de Zaragoza, en cafeterías concurridas...
El sistema acentuaba sus contradicciones y terminó enfrentándose con nosotros
con las mismas armas que utilizábamos nosotros, pero veíamos un atisbo de épica
en todo lo que pasaba. Sabíamos que cada uno que dudaba, cada uno que miraba
con miedo lo que pasaba allí, cada uno que callaba era una presa fácil para
nosotros. El pueblo vasco escudriñaba a todos y cada uno de los que vivían en
nuestros pueblos. Las miradas eran elocuentes. Muchos tuvieron que huir de
Euskalherría y refugiarse en otras tierras. Los traidores y los tibios no nos
servían. Tuvimos que seguir matando porque la historia estaba de nuestro lado,
y tarde o temprano nos justificaría. Nuestro pueblo era el eje de la historia
más potente, ni siquiera los romanos o los árabes consiguieron doblegarnos.
Nuestra lengua era ancestral. Éramos nosotros los que íbamos a conquistar la
última explicación de la historia.
Matamos, claro que matamos, porque no quedaba otro remedio. Por cada gudari encarcelado se levantaban veinte nuevos gudaris en los pueblos
de nuestra tierra. Las paredes gritaban y reproducían nuestro emblema. Allí
estábamos nosotros, en cada calle, en cada plaza, en cada pueblo alentando la
rebelión contra España y todo lo que significaba... Cuando se fueron sus
guardias civiles llegaron los otros, los colaboracionistas de rojo, y los
gobiernos que intentaban contentarnos pero pactaban con el enemigo...
Nunca dudé. Nunca dudé. Me lo repito una y otra vez y sé que
todo lo que hicimos tuvo sentido. La sangre debió correr porque nuestra lucha
era sagrada como nuestra amada ikurriña.
Hoy, sin embargo, cuando ETA anuncia su final siento un
amargo poso de derrota y empiezo a pensar si todo lo que hicimos mereció la
pena, si cada muerto añadido a la lista y los que tuvimos propios justificaban este magro resultado. Empiezo a
pensar que fuimos sujetos de una alucinación colectiva, que aquellos muertos
que nos enorgullecían eran en realidad crímenes sin ninguna justificación, que
todo lo que hicimos y que pensábamos que merecía la pena revelaba nuestro
error, nuestro trágico error, ese error que nos llevó a matar sin compasión
pensando que el pueblo algún día nos exoneraría.
Hoy estoy confuso. Yo no he matado pero he contribuido a que
otros lo hicieran y ya no sé muy bien si aquello estaba justificado por la
historia. Hoy reconocemos nuestra derrota, pero no sé muy bien si sentir algo
por lo que hemos hecho, por lo que creíamos que era nuestro destino.
Tengo que pensar sobre ello.
¡¡Impresionante confesión!!
ResponderEliminarJoselu, por un momento he pensado que ese "matamos" no te incluía. Que era un recurso de estilo. Pero no. Ya veo que es una confesión en toda regla. Me ha sacudido un poco las entrañas oírla. No puedo evitarlo. Viví muy de cerca el drama de Vic (mi madre es de allí y el cuartel está enfrente de parientes nuestros). También sentí muy cerca las secuelas que el atentado del Hipercor dejó en el padre de un alumno. La familia se trasladó a Blanes huyendo del drama familiar. No sé, pero ahora me siento mal. Nunca he creído en la violencia (y menos en la muerte) como forma de lucha.
ResponderEliminar"Hoy rompo una lanza por la lucha que presencio y que cesen para siempre los disparos de silencio"
ResponderEliminarA pesar de que figuras revolucionarias como los primeros etarras o gudaris, o el Ché, o los Brigadistas Internacionales, o las guerrillas de la guerra civil, o los mismos bandoleros andaluces me atraen en demasía, no concibo la lucha armada, la aborrezco. No veo para nada que se tenga que matar, en el mismo momento en que la sangre corre a mi me desencanta todo.
No me sorprende esta confesión, conozco a personas que piensan como tú. Las primeras veces me impactó muchísimo, nunca me había parado a pensar que los luchadores o asesinos lo hacían por el pueblo o mas bien por la independencia de un territorio. Hoy como ya te digo, no me sorprende, pero sigo sin aceptarlo. Vosotros lo habéis visto nacer, yo solo he oído hablar de ellos en la tele, mi oído se hizo democrático.
Vuelvo sobre la entrada para preguntarme si este post-diario no será un ejercicio de estilo tan perfecto que incluso ha podido confundirme.
ResponderEliminarMuy interesante el punto de vista aunque la visión es muy romántica para mi gusto. Las organizaciones terroristas además de perseguir fines políticos son organizaciones criminales y aquí no hablo de los asesinatos. Narcotráfico, tráfico de armas, extorsión, etc. también le son imputables a ETA. De esto los medios no hablan pero son muchos los casos de delincuencia "común" en los que han estado implicados miembros de ETA. El "impuesto revolucionario" no era el único medio de financiación de la banda. Euskadi y el mundo hoy ha ganado más de lo que imaginan.JJ
ResponderEliminarBueno,
ResponderEliminarno me ocurre tan a menudo ahora como cuando era adolescente, Joselu, pero me he quedado sin palabras y he estado dándole vueltas un rato.
Te he conocido en persona durante una época de mi vida y aunque yo soy de aquellos que cree que a "una persona de verdad" no se la llega a conocer nunca -y sé que tú lo eres- estoy convencido de que esta entrada no es sino un ejercicio literario; una suerte de ejercicio empático tratando de meterte en la piel de un etarra que duda en el último momento de su FE, de la fe en su lucha y de la fe en el destino de todo un pueblo.
Si este es el caso, te aplaudo, porque escenifica a la perfección lo que pueden estar sintiendo no pocos vascos y muchos de los que participaron en la lucha armada.
Lo otro, aceptar que esto es una confesión en toda regla, se me hace difícil no ya de aceptar sino de imaginar.
Sé, por haberlo vivido, que sentías cierta fascinación por encontrar la raíz de la violencia en el ser humano, descubrir su mecanismo subconsciente, esa especie de catarsis ("alucinación colectiva" en tus propias palabras, que te delatan), pero siempre creí que se trataba de esa fascinación generada por el horror, por lo irracional. Tú y yo lo sabemos bien "el sueño de la razón crea monstruos".
Así que sí, me reafirmo en mi hipótesis de que se trata de un ejercicio por ponerse en la piel del lobo y no en la del cordero, que para personas como tú o como yo suele ser mucho más sencillo.
Joselu, hoy al conocer la noticia del cese total de actividad de la banda ETA me he sentido bien. Yo, por razones de edad -nací con la democracia, a la par- no conocí el alcance de la banda durante la dictadura, su faceta de rebelión contra la tiranía fascista, que desde cierto punto romántico me resulta atrayente. Me crié con una banda terrorista que ponía bombas en centros comerciales y asesinaba arbitrariamente tanto a policías como a niños. Ese tipo de violencia es injustificable, bajo ningún argumento.
Me reafirmo también no ya en mi desencanto, sino en mi enfrentamiento -por razones de puro sentido común- contra cualquier tipo -se esconda tras la bandera que se esconda- de nacionalismo moderno, ya sea en su versión política o simplemente social.
Creo firmemente que un pueblo o comunidad, entendido como la voluntad colectiva del conjunto de sus ciudadanos individuales, que reclama su libertad y su derecho al auto-gobierno debe poder ejercerlo.
Respeto eso, aunque no lo comparta -cada vez me considero más internacionalista- lo comprendo y lo respeto.
Sin embargo creo que los nacionalismos con sus continuas alusiones a hechos diferenciales, culturas o lenguas propias, casta y raza y una larga lista de agravios y justificaciones históricas conducen invariablemente a los más terribles errores y horrores: fascismos, xenofobias, racismos e incluso genocidios, capaces de acabar con la dignidad humana.
Esa alucinación colectiva, ese sentir que se pertenece a un ENTE con un destino y que acerca tanto el nacionalismo a la religión y que merece que las personas abandonen su voluntad, su libertad e incluso su raciocino es una de las peores lacras en la historia ya no de la civilización, sino de la humanidad.
Yo si quiero tener un recuerdo para las víctimas, para las de los DOS BANDOS, ya que como siempre aquí no gana o pierde uno de los dos, pierden las personas.
Me he tomado la libertad de extenderme pues sabes que es un tema que siempre ha sido candente para mí.
Acabo citando a un autor español además, porque yo soy de los que cree que el nacionalismo es igual de nocivo para la humanidad en todas partes:
"A una colectividad se la engaña siempre mejor que a un hombre. El nacionalismo se cura viajando" Pío Baroja
Hoy, lo que importa, es que se acabó porque la sociedad lo ha exigido.
ResponderEliminarTodos tenemos contradicciones dentro. Gracias por este texto, que tanto me retrata a mí mismo.
Confío en que esta entrada haya sido como se dice en un comentario anterior "un ejercicio de estilo", porque nunca he podido entender esta violencia absurda, "este conseguir lo que quiero (¿qué querían?) arrasando a todo el que se me ponga por delante", niños, ancianos, familias, jóvenes, hombres, mujeres... seres humanos, al fin y al cabo... La VIDA. Tú y yo, nosotros y vosotros... Ellos, ellas.
ResponderEliminarJajaja, siempre pensé que lo más flojo de este blog éramos tus comentaristas, así que para continuar demostrándolo te diré mi crítica:
ResponderEliminarEn el párrafo del "amargo poso de derrota" hay demasiado Joselu; parece evidente que esa es tu visión personal, con lo que acabas de descuartizar al personaje.
Por último, al final, en "Hoy estoy confuso..." terminas de rematarlo, ya que me parece imposible que tu creación piense así. Son palabras que no se compadecen con los sentimientos que se expresaron al principio.
Eso no quiere decir que no sea literatura de la buena; como siempre, es una delicia leerte.
Habrá muchas personas como el abertzale que reflexiona en tu entrada que verdaderamente piensen así, no cabe duda. Pero por otra parte, si yo viera asesinar por lo que yo creo que es justo, me habría sentido mal y hubiera dudado mucho antes que él, si era ético lo que estaban haciendo.
ResponderEliminarDifícil para mí ponerme en la piel de un gudari. He sentido mucho asco al ver con que frialdad han matado. Pienso que sus madres es imposible que estén orgullosas de ellos.
Vamos a ver que pasa desde ahora en adelante. Va a ser un proceso muy difícil de digerir.
"Gudaris" de tiro en la nuca y mando a distancia, hay que ser imbécil para pensar que así se va a conseguir la independencia, imbécil u obtuso. Los países salen de guerras y para que las guerras de independencia triunfen, tienen que tener un respaldo mayoritario de la población. Aquí no da el caso, así que lo único que han hecho es el canelo...Se puede escribir en prosa o en verso, hacer novelas, peliculas "guays" etc, etc, etc, etc. Pero el resultado es que no han conseguido su resultados y ¿sabes porque?, porque el pueblo vasco no les respalda. Es hora de pasar pagina.
ResponderEliminarMatar no tiene excusas.
ResponderEliminarBuen intento, pero no.
ResponderEliminarPorque pienso que si el autor de tu ficción escrita fuese real, y estuviese arrepentido, siquiera si dudase, no hubiese escrito algo ni remotamente parecido. Tampoco pienso que se parecería si no hubiese arrepentimiento, si no hubiese duda.
En el segundo caso el escrito sería el de un desalmado, no me cuadra. En el primero, la voz de la desgracia más absoluta, y tampoco me cuadra.
Me da que te has quedado a medio camino entre una cosa y otra. En algo que no sé si pueda ajustarse a alguna realidad, a algo que exista en alguna parte.
Te propusiste un imposible cuando pensaste en escribir esta entrada. Buen intento, Joselu, pero no.
Me alegro del punto final. Lo malo es que me acuerdo de mi abuela, que siempre decía: de lo que te digan no te creas nada, y de lo que veas, la mitad.
Nunca apoyé el terrorismo de ningún signo, pero tengo que confesar que no lloré la muerte del comisario Manzanas ni la de Carrero Blanco...
ResponderEliminarEsta vez, aunque peque de ingenuo, me creo que va en serio lo de deponer la acción armada. Imagino negociaciones difíciles, pero creo que se arbitrará una solución si los participantes en la misma desean de verdad poner el punto y final a esta tragedia. La memoria, sin embargo, necesitará más tiempo para pasar página...
"Tuvimos que matar. Matar no era un placer pero sentíamos que era un precio inevitable ante el destino tan glorioso que tenía reservado la historia para el pueblo vasco." Y hasta aquí podemos leer...
ResponderEliminarPues léelo entero, no te quedes solo con la mitad .
ResponderEliminar"Hoy, sin embargo, cuando ETA anuncia su disolución siento un amargo poso de derrota y empiezo a pensar si todo lo que hicimos mereció la pena, si cada muerto añadido a la lista y los que tuvimos propios justificaban este magro resultado. Empiezo a pensar que fuimos sujetos de una alucinación colectiva, que aquellos muertos que nos enorgullecían eran en realidad crímenes sin ninguna justificación, que todo lo que hicimos y que pensábamos que merecía la pena revelaba nuestro error, nuestro trágico error, ese error que nos llevó a matar sin compasión pensando que el pueblo algún día nos exoneraría.
Hoy estoy confuso. Yo no he matado pero he contribuido a que otros lo hicieran y ya no sé muy bien si aquello estaba justificado por la historia. Hoy reconocemos nuestra derrota, pero no sé muy bien si sentir algo por lo que hemos hecho, por lo que creíamos que era nuestro destino.
Tengo que pensar sobre ello. "
ETA no luchaba contra la dictadura franquista sino contra el gobierno de turno en cada epoca de España.
ResponderEliminarLa prueba está es que han matado más con democracia que con dictadura.
Es más, la mayor parte de los muertos en 1974 eran civiles ¿ eso es luchar contra el franquismo ?
Muchos se creen que como ETA mataba guardia civiles y policias con Franco eso la convierte en anti-franquista.
Tambien debería ser anti-aznar, anti-zapatero, anti-gonzalez etc etc
No les pienso dar ningun valor a esta panda de asesinos y alimañas, ellos y quienes les apoyaron, entre ellos el del artículo
Duro relato.
ResponderEliminarCoño, que es ficticio que es un ejercicio literario
ResponderEliminarA mi me parece una crítica a ETA y los que la rodean.
ResponderEliminarMe parece que todo el mundo debería leer este tipo de textos. Son muchos años machacando el mismo punto de vista.
ResponderEliminarEmpiezo a pensar que fuimos sujetos de una alucinación colectiva, que aquellos muertos que nos enorgullecían eran en realidad crímenes sin ninguna justificación
ResponderEliminarme recuerdan a los comentarios de los nazis viejos cuando sus hijos les preguntaban por lo que hicieron...
Al menos los reconocen , he visto a nazis de 80 años no arrepintiendose de nada ...
ResponderEliminarHola Joselu.
ResponderEliminarHace ya años que te conozco por tus escritos, a pesar de no haberte dejado ningún comentario.
La verdad es que todos tus textos me han demostrado que tienes la cabeza muy bien amueblada y ya me hubiera gustado haberte tenido de profesor, ya que, desde siempre, he percibido en ti una verdadera vocación por tu trabajo y transmites algo que hoy en día, nuestros hijos no aprenden en las escuelas: a ser críticos.
En un mundo como el nuestro, gobernado por trileros, el único reducto de decencia política residía en el País Vasco, quizás debido a que allí nuestros políticos tenían que medir sus palabras, debido a la presencia de ETA.
El fin no justifica los medios. Estoy de acuerdo, pero si algo tengo muy claro es que la única información que le llegaba a le gente sobre ETA, era la oficial y eso nos impedía conocer la realidad de lo que ocurría en el País Vasco.
Para que un pueblo tome las armas y se decida por recurrir a la violencia, muy mal tiene que haberlo pasado.
Y todo ello para reivindicar algo que tendría que ser de cajón en los tiempos que vivimos: el derecho a la autodeterminación.
Un saludo.
Ahora el autor debería sentirse tan hijo de puta como los que apretaban el gatillo, y le debería entrar un poco de depresión pensando en todas las víctimas que equivocadamente causaron por activa o por pasiva.
ResponderEliminar¿Por qué no empieza por pedir perdón?
¿Qué va a hacer ahora el respecto, sólo pensar y poner sus pensamientos por escrito?
Ya sabe: Propósito de enmienda, dolor de los pecados y cumplir la penitencia.
Prefiero imaginar el diario de todos aquellos que empiezan a quitarse de encima la losa del miedo. Y cómo la ausencia del miedo sea capaz de transformar ese país.
ResponderEliminarLos otros, los del post, sin el miedo ya no son nadie. No son nada, son miseria...
Que lo tengan todos presente y no les hagan concesiones.
Verás, yo tengo 53.
ResponderEliminarComo tú, estuve de acuerdo con ETA durante muchos años de mi vida. No me alteraba ni un pelo cuando mataban a según quién .
Me alivié con el asesinato de Carrero Blanco (si es que no lo hizo la CIA)
Pero cuando empezarón a matar inocentes ,con o sin uniforme, me fuí alejando, incrédulo.
El punto de inflexión fue la matanza de Hipercor. Allí habría deseado la muerte de todos los terroristas de ETA.
Y ya no le ví ningún sentido a ETA, nunca jamás.
He sido muy sincero y... ¡uffff!...me ha costado mucho, Joselu.
Me parece muy adecuado este ejercicio de "empatía" con el verdugo, porque quien aspira a la verdad ha de reunir todos los puntos de vista posibles. Su discurso es tan pobre como lo han sido los comunicados, los "zutabes" y cualesquiera proclamas del mundo abertzale. Hoy mismo, sin ir má lejos, una portavoz de quienes hasta hace nada han defendido a ETA y sus asesinatos, argumenta que la lucha política continúa "por una razón muy sencilla: porque el gobierno franc
ResponderEliminares y el gobierna español le niegan al pueblo vasco la capacidad de decidir". La palabra clave en este arquetipo de ideología soberanista abertzale es "sencilla". No puede ser de otro modo: o la palabra "pueblo" se transmuta en dios de los sacrificios o no hay fieles seguidores. La sencillez, o mejor dicho, el "simplismo", es el código genético del independentismo abertzale; y del simplismo al totalitarismo hay un trecho que se ha recorrido muchas veces en la Historia. Que ahora renuncien a la violencia va a dejar a más de uno con el simplismo al aire y sin la posibilidad de pasearse por los pueblos del País Vasco como un terrateniente andaluz por sus fincas o como uno catalán por sus Palaus...
Con todo, Joselu, fíjate lo que te digo, creo que pecas de generosidad en la composición del personaje, porque le proporcionas, quizás a tu pesar, un discurso e incluso una reflexión final que bien podría calificarse de autocrítica, aunque, como bien indicas, sea solo el inicio de ella, un conato apenas. Si uno recuerda las expresiones orales y gestuales del criminal Chapote, ¿podría pensar que cabe en él un discurso como el de este enaltecedor de la abstracción asesina? Lo dudo mucho. Lo suyo, querido Joselu, es ese simplismo elevado a categoría.
Tu ejercicio narrativo no sólo me parece oportuno, sino revelador del fruto que ha dado la semilla del terror en un país tan maravilloso como el vasco; pero no conviene olvidar que la raíz ideológica de ETA es la misma que la del PNV: Sabino Arana, un ideólogo racista y xenófobo a la altura del Anglada que hoy campa incluso por algunas concejalías de Cataluña; un Arana al que el Ayuntamiento de Barcelona le tiene dedicada calle, que es casi tanto como dedicarle una a Hitler por ser autor de Mein Kampf, en sus días, un auténtico best-seller que hizo Rico a su autor.
Gracias, Joselu, por tu lucidez. Y ahora paso a leer los comentarios...
No dudo que a modo personal existan abertzales que se hagan estas preguntas, que duden de su "ideologotomía". Pero a los que aún vociferan desde los ayuntamientos una Euskadi monocorde, les une el mismo catecismo, pero sin el comodín de la lucha armada. Ahogada ETA, quieren establecer un puente ideológico entee el antes y el después. Todos estos cachorros se criaron convencidos de que excepto ellos, el resto está de más en Euskal Herria. Y siguen con este sermón incrustado en la cabeza. Esperemos que su introducción en las instituciones les calme el ardor guerrero y la estupidez.
ResponderEliminarRelato autobiográfico de un descenso por la espiral de violencia o alucinante viaje a los límites de la conciencia colectiva, pues no olvidemos que los terroristas no han estado solos, ni siquiera en sus años más sangrientos.
ResponderEliminarEstoy seguro de que has dado voz a mucha gente que no se atrevería a decir en voz alta lo que cuenta tu narrador (tan verosímil que ha generado comentarios ásperos). La idea de que los malos son siempre los otros es bidireccional y no hay que olvidar las penosas circunstancias que dieron comienzo a ETA. Sin embargo, todo acto de violencia supone un descrédito de la conciencia y de las ideologías que la mueven. El error primigenio fue pensar que había muertos que merecían serlo, algo que los convirtió en cómplices de aquellos a quienes tanto odiaban.
Magnífico post, Joselu.
Grande Joselu, muy grande!
ResponderEliminarEstá claro que habrá comentarios y opiniones para todos los gustos. Unos te entenderán un poco y otros nada. En cualquier caso, y partiendo de la base que es un personaje, me parece una entrada muy valiente. Hace falta tener mucha personalidad para exponerse de esa manera.
Y en el caso de que no fuera una ficción, te diría que no eres el único que piensa así. Lástima que no se atrevan a expresarlo.
Me da igual si es ficción o no. Es digno de ser trabajado en el aula con el alumnado.
Magnífico post :)
Repugnante. Espero que la fiscalía tome cartas en el asunto.
ResponderEliminarUff... Ya me gustó tu comentario en mi blog y ahora me gusta también tu post. Conozco a varias personas que firmarían ese diario, y... No reniego de ellos, a veces, las pocas, hablábamos y cada uno mostraba su punto de vista sin llegar a ningún acuerdo. Ayer uno de ellos a un mensaje de respuesta a otro en el que yo me ilusionaba por el futuro de mi hija, que no tendrá que buscar la palabra terrorismo en los periódicos sino en el diccionario, me respondió "estará ahora el estado a la altura de las circunscancias o nos pasarán por los caballos".
ResponderEliminarSufrí mucho y vi el sufrimiento de los demás, de los que firmarían ese diario también, por eso siempre pensé que las posiciones de Elkarri primero y Lokarri (entidad organizadora de la conferencia de San Sebastián) después, de potenciar procesos de diálogo eran las correctas, tibias, en tierra de nadie, ¿y?. Qué difícil es estar en tierra de nadie. Te podría describir como un chaval de 15 años se levantó sobresaltado por una bomba en un coche a un policía nacional que vio como el humo iba creciendo y su mujer bajaba a ver con estaba su marido... Afortunadamente vivo, sin piernas, pero vivo. Recuerdo ir aquel día a la playa en el autobús como pensando que me llevaría a otra playa paradisíaca lejos de aquella podredumbre.
También te contaría lo que es hacer 400 km. para ver a un amigo al que lo encarcelaron 5 años por quemar un cajero o ver como en el puerto de Santa María un lugareño vestido de legionario ponía en su 4x4 "el cara al sol" cuando bajaban del bus familiares y amigos que entraban a la cárcel después de 1000 km. de carretera.
Eso es equidistancia,pero es que... El sufrimiento ha sido mucho en muchas direcciones, yo afortunadamente mi sufrimiento ha sido muy colateral, aunque a nivel personal también me ha influido.
Un abrazo maestro.
Yo también tengo que seguir pensando
Vivimos tiempos raros. Leí la entrada a los pocos segundos o minutos de que la publicaras, con cero comentarios, y confieso que imaginé con desagrado las reacciones que recibirías y las explicaciones que tendrías que dar. Hay mucho literalismo suelto. Dicho eso, me parece un ejercicio valiente, pero en última instancia concuerdo con algunos de los comentaristas en que no logra ponerse en el lugar del otro hasta el punto en que este lo podría firmar como suyo.
ResponderEliminarEsto va en broma, no?
ResponderEliminarHasta como personaje de ficción te harías acreedor al epíteto de hijo de puta. Con dudas o sin ellas. Gudaris de tiro en la nuca es insultar a los verdaderos gudaris que lucharon cara a cara con un mauser, no como ratas de alcantarilla. Y te lo dice un nieto de gudari.
ResponderEliminarQue gracioso eres Joselu, hace poco nos dijiste que ibas a estar ausente en esto del blog...con tu perdón, que cabrón, estás mas vivo que nunca.
ResponderEliminarPD; sin conocerte personalmente puedo decir que de pseudonazi tienes muy poco, eso de abertzale no se lo cree ni el tato. Pero como literatura chapó.
Te voy a ser sincera JOSELU, intenté comentarte y no pude, aquí sí que me salía la rabia por todos lados y tú no te mereces eso.
ResponderEliminarTampoco te mereces alguno de estos anónimos que como los etarras, van con la capucha puesta para sentirse valientes, sólo así encañonan y matan, tapados y escondidos.
No creo ni por asomo que un etarra escribiera una carta como esta que has hecho, JOSELU, quizá en la primera parte, en la última no... no creo en absoluto que se sientan vencidos, que sientan que han perdido ¿qué van a dudar? ¿qué puede perder quien no tiene nada? ni dignidad, ni compasión, ni cordura, ni la más mínima humanidad ¿qué puede perder alguien así? esto es un mercadeo y nada más...
Es lo que más pena me da de esta historia, de nuevo, otra vez nos toman por imbéciles integrales a TODOS, esta puesta en escena del supuesto adiós a las armas de ETA , estaba más que preparado, previsible y más que oportuno, justo unos días antes del inicio de la campaña electoral ¡¡¡fuegos de artificio y que empiece la función!!!
Asco, a mi todo esto me da un asco que no puedo con él, de verdad, lo siento.
Demasiada sangre derramada en este país, para que hasta en el final (ojalá sea cierto) se sigan riendo de todos, los muertos y los vivos.
Un beso muy grande JOSELU, sí, sin duda muy valiente, bastante más que esta gentuza, por eso es imposible que escribieras la carta de uno de ellos.
PD
Y por cierto, para el que dice esa estupidez de la fiscalía, aquí no hay ni una gota de apología, precisamente porque eso, tú... de etarra, tienes lo que yo, de bombera y esta carta es la mitad de ti, nada que ver con ellos :-)
Disfruta del finde, espero que esto no te lo nuble en absoluto.
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ResponderEliminarGrande, Joselu. Quienes creen conocerte no salen de su asombro; quienes no, no saben a qué atenerse. Quieren muchos creer que es un ejercicio literario en primera persona; otros le dan tanto crédito que parece imposible en estos tiempos de crisis... Y casi todos, en general, confundidos y cariacontecidos.
ResponderEliminarDado que has tenido comentarios de todo tipo, no entraré al trapo del asunto.
Quiero, no obstante, y aunque no venga mucho a cuento dado el contexto general, hacer una leve puntualización de tipo histórico ya que tantas referencias se hacen a la Historia en tu artículo: los vascos, como pueblo de la Península Ibérica, no sólo no se resistieron a la invasión romana sino que incluso la favorecieron en la franja territorial que ocupaban, que no era, por cierto, la actual Euskalherría. Podría decirse, simplificando, que fueron colaboracionistas de las fuerzas de ocupación romanas. Esto hace más de dos mil años, ya ves...
Un abrazo.
Joselu por favor contesta. Estoy en un sinvivir.
ResponderEliminarPor terrible que parezca todo el mundo tiene sus razones y cada acto tiene una o varias causas. Un período tan largo de dolor en un país no se resuelve en un día ni con unas pocas buenas palabras, sino con tiempo y con esfuerzo, con honestidad, con justicia (para todos, que no venganza), mirándose a los ojos quienes ayer estuvieron enfrente y fueron, incluso, enemigos, quienes se odiaron,... En eso sí habrá que aprender de Irlanda.
ResponderEliminarMe dejé en el tintero que para opinar objetivamente de este asunto es mucho mejor haber vvido allí y mejor aún ser de allí.
ResponderEliminarEstuve varios años yendo a San Sebastian, podría contar muchas cosas negativas y positivas para ambos lados del espectro político. Pero me callaré. Me remito ami comentario anterior.
También tengo un buen conocimiento de Marruecos y de parte de sus gentes.
Dos zonas del mundo , podríamos añadir Israel y Palestina, donde la información suele llegar muy filtrada y distorsionada desde ambos bandos.
Creo que , en ambos bandos, y ahora incluyo también la guerra civil española, es muy difícil ser objetivo cuando te han torturado o matado a un hermano o un padre.
Quiero decir que si yo hubiera tenido un hermano cura y lo hubieran torturado en una checa seguramente sería de derechas. Como a quien torturaron fue a mi abuelo en el bando contrario, y ademas el alzamiento fue antidemocrático, pues no soporto fácilmente a los herederos del franquismo, aunque los reconozco más civilizados.
Quiero decir con todo esto, que el odio funciona siempre en espiral y crea fanáticos en ambos bandos y quede bien claro no hay nada más despreciable que un terrorista matando civiles inocentes.
¡Magnífico, Joselu! Te ha salido un texto redondo, aunque parece que algunos no han entendido tus intenciones. Poco puedo añadir. Sentí una gran alegría el jueves por la tarde, a pesar de los comentarios de ciertos individuos que dicen no acabar de creerse que ETA anuncie ¡por fin! su final, que a saber a cambio de qué, que deben pedir perdón y arrodillarse... Eso demuestra que no saben en qué mundo están, que ignoran las circunstancias de todo este complejo problema. Se pone fin a años de crímenes, atentados, extorsiones, mutilados, huérfanos, viudas, sufrimiento ilimitado... ¿No es motivo de alegría? Pocos se atreven a decirlo, pero a los más conservadores (la derecha más dura, la de siempre, que asoma la patita en cuanto se descuidan) les ha sentado fatal porque se quedan sin su argumento favorito para atacar al contrario, a los que se atrevieron a quitarles el poder. A ver de qué se van a quejar ahora, después de haber dicho tantas barbaridades. Ahí están las hemerotecas y las fonotecas para recordarlo. Espero que esta vez de verdad se acabe todo,dure lo que dure el proceso de liquidación de la organización.
ResponderEliminarUn fuerte abrazo, colega.
Ejemplo de literatura muy lograda por lo verosímil del personaje: una alimaña que, sin embargo, tiene sentimientos y razona su proceder con coherencia. No es una confesión, es una página de un diario, un ejercicio de punto de vista y empatía con el protagonista. Pero con truco, claro, porque empieza con la acidez y la verosimilitud habitual. En el fondo, cuántos profesores vascos no tienen esta alma abertzale. Y al final hace un nuevo giro para admitir alguna duda, algún atisbo de arrepentimiento o siquiera reflexión por el daño causado. En medio, el discurso de siempre, el del pueblo vasco que corre por nuestras venas, la opresión y el idilio de los montes verdes, la fuerza atávica que nos empujó a entrar en un lago de sangre del que no se podía salir sino yendo hacia adelante... Enhorabuena por el ejercicio, brillante.
ResponderEliminarYo anteayer brindé por el fin de ETA. Mi padre ya no pudo hacerlo.
No se dice "ancentral", sino "ancestral". Y tampoco se dice diario íntimo de un abertxale sino de un psicópata.
ResponderEliminarAnonimo no se dice abertxale sino abertzale. El corrector corregido jejeje
ResponderEliminarYo pienso que las cosas se tienen que conseguir por las buenas, o no se consiguen. Me resulta muy difícil aplaudir una muerte. Me han repugnado las imágenes del dictador Gadafi. Me repugnan todos los crímenes. Y es que no hay crímenes lícitos. Todos son ilícitos. Matar para conseguir un objetivo no entra en mi ruta vital. No justifico ni uno solo de los crímenes de ETA (ni el de Carrero, aquello no dejó de ser un crimen más) Si se tiene que apludir a ETA porque sus crímenes buscaban la libertad? de su pueblo, también tendremos que aplaudir los que cometió Franco para buscar su libertad? Todo es justificable con un buen argumento de lógica. Se puede demostrar hasta que ahora es de día, si es de noche. Pero más allá de las palabras están los hechos. Y yo me niego a aceptar algo que se haya conseguido a partir de un asesinato. Pero ¿cuándo el ser humano dejará de hacer el bestia y se pondrá a hablar como personas...? Lo de ETA, un mal sueño de más de cuarenta años, y nada más. Por fin estamos libres de la amenaza terrorista.
ResponderEliminarUn abrazo.
"Reconozco que no tengo un especial sentimiento de culpabilidad sobre este tema. Es cierto que leía fervorosamente los diarios del Che Guevara a los 19 años, cuando acudía a una tétrica academia a estudiar lo que entonces se llamaba Preu (niversitario). Es cierto que ese mismo año (1970) mi “primera mani” fue contra el proceso de Burgos. Posicionarse contra la lucha armada, así, sin más, en un sentido absoluto es ignorar doce mil años de historia, más o menos “conocida” (incluyo aquí el imperio egipcio), en la que la violencia ha formado parte de la naturaleza humana. Leer a Pilar Rahola, por ejemplo, afirmando que Guevara fue, simplemente, un asesino, un terrorista, me parece una “hazaña” de demagogia barata, ella que, precisamente, utiliza tanto esta palabra, una falta de perspectiva histórica más sorprendente todavía.
ResponderEliminarLa tesis de que al no condenar los primeros asesinatos de ETA (del comisario torturador Melitón Manzanas, del supuesto sucesor de Franco, Carrero Blanco) los “progres” dimos carta blanca a los casi 900 muertos de ETA hasta la fecha, es jugar con los dados marcados, una falacia absoluta, en ejercicio imposible pero, sobre todo, un ejercicio de hipocresía mayúsculo. Normalmente la ejercen aquellos que mientras otros se jugaban el pellejo en la clandestinidad, ellos ya hacían “política” esperando a verlas venir, cuidando, con la mano izquierda su currículo liberal-democrático, por si las moscas, mientras con la derecha abrían la puerta del lujoso piso de sus padres en Tres Torres o Sarriá.
Ah… sí, la derecha. La derecha son los partidarios de extirpar el tumor antes de que la “enfermedad” se extienda: los que celebraron con júbilo el golpe de estado en Chile (1973) y los miles de asesinatos en Argentina.
Lo de ETA ha sido un desastre, la transformación de un sueño en pesadilla, la demostración, por otra parte de que la historia no es gobernable. Espartaco, por ejemplo, fue en realidad un mercenario al servicio de Roma, que cuando fue despedido se dedicó unos años al “noble” ejercicio del bandidaje para, más tarde, organizar una revuelta contra Roma, cuyas motivaciones siguen siendo dudosas y desconocidas.
Como muchos, yo pensaba que, con la democracia, acabaría la actividad de ETA. Sigo pensando que era un razonamiento plausible y la sorpresa se convirtió en indignación, por el tiro en la nuca, por la bomba en el bar o en el Súper, por el desprecio a la vida, por los trescientos mil que los apoyaron y siguen apoyando, sea cual sea su “legítima” coartada.
¿Responsable yo de tal fiasco? Sería sumamente pretencioso hacerlo. Según parece en este país se leen demasiadas novelas y poco libro de historia.
Y para finalizar, hago mías las palabras de Mark Twain: "De todos los seres creados, el hombre es el más detestable. De toda la progenie, es el único individuo que posee malicia. Ese es el más bajo de todos los instintos, pasiones y vicios; el más odioso. Es la única criatura que causa sufrimiento por diversión, a sabiendas de que va a producir dolor. Asimismo, es el único ser de toda la creación que tiene inclinaciones mezquinas.”"