Ha muerto Ryszard Kapuscinki. Su nombre se escribe con acento en la s y en la n pero mi procesador de textos no me lo permite. Imagino que los que leen este blog están al corriente de su muerte y de su importancia. Para mí se me ha muerto alguien muy cercano y entrañable. Lo conocí, literariamente hablando, hace unos siete años. Leí uno de sus mejores libros, “Ebano”, sobre sus crónicas por las tierras de África que tanto amaba. Recuerdo con emoción cómo lograba describir a todo un continente mostrando la importancia que tenía una olla para la supervivencia de una familia africana. Kapuscinski no era el reportero cínico que pasaba por un sitio y escribía crónicas para brillar en el mundo del periodismo. No, cuando él viajaba por una zona geográfica, se sumergía en ella y prestaba atención a los detalles más insignificantes acercándose a la gente a la que intentaba comprender. Para ello se documentaba ampliamente para conocer su historia y circunstancias. Kapuscinski no dejó nunca de ser historiador. Hacer reportajes para él era hacer historia de unas personas y de un mundo, de los que había que dejar constancia, como lo había hecho hace dos mil quinientos años su admirado Heródoto.
Kapuscinski escribía siempre con un gran respeto sobre las personas que conocía. Sabía que el periodista estaba unos días en el lugar pero las personas seguían allí y podían correr graves peligros por lo que el escribiera. Cada palabra había de ser meditada y llenada de densidad humana e histórica.
En Ryszard Kapuscinski se unían una destacada inteligencia y espíritu aventurero, unidos a su humanismo. Para él el periodismo era una opción vital y la profesión más maravillosa del mundo. Tenía ocasión de viajar –su primera pasión fue la de cruzar la frontera- y de conocer culturas distintas a las que intentaba comprender leyendo todo lo que estaba a su alcance. Nunca viajó a un sitio que no intentara conocer a fondo empezando por la lengua. Para él fue un drama viajar en su primer viaje a la India y no conocer apenas el inglés y menos las lenguas indostánicas. Se vio sumergido, sin apenas experiencia, en el desbordante mundo de la India de la recién conseguida independencia y se vio fascinado por las religiones y práctica hinduistas. En Polonia apenas había libros publicados sobre la India, pero todo lo que caía en sus manos fue devorado por él. Igual que cuando fue destinado posteriormente a la China de Mao Tse Tung en plena campaña de las Cien flores. Se documentó sobre el pasado confucionista y taoísta de China a la vez que leía libros sobre los discursos del Gran Timonel. Su curiosidad era inmensa, igual que su necesidad de cercanía a los hombres y mujeres sobre los que escribía.
Leer a Kapuscinski es toda una experiencia. Probablemente sus libros se reeditarán en las próximas fechas. Todos sus textos son extraordinarios. Su lectura es una experiencia moral llevada a cabo por un reportero que vino del frío. Su periodismo trasciende el reporterismo fácil y nos acerca a la hazaña del historiador que ha rastreado las líneas fundamentales de nuestro tiempo.
He aquí sus títulos publicados en castellano:
- El emperador
- La guerra del fútbol y otros reportajes.
- El imperio.
- El sha o la desmesura de poder.
- Ébano.
- Desde África.
- Los cínicos no sirven para este oficio: sobre el buen periodismo.
- Un día más de vida
- El mundo de hoy
- Viajes con Heródoto..
Todos están publicados en la editorial Anagrama.
En memoria de un hombre sabio y honesto. Me quedo con aquello de que los cínicos no sirven para este oficio y me lo aplico al mundo de la enseñanza al que es extensible lo mismo que al mundo del periodismo.
Kapuscinski escribía siempre con un gran respeto sobre las personas que conocía. Sabía que el periodista estaba unos días en el lugar pero las personas seguían allí y podían correr graves peligros por lo que el escribiera. Cada palabra había de ser meditada y llenada de densidad humana e histórica.
En Ryszard Kapuscinski se unían una destacada inteligencia y espíritu aventurero, unidos a su humanismo. Para él el periodismo era una opción vital y la profesión más maravillosa del mundo. Tenía ocasión de viajar –su primera pasión fue la de cruzar la frontera- y de conocer culturas distintas a las que intentaba comprender leyendo todo lo que estaba a su alcance. Nunca viajó a un sitio que no intentara conocer a fondo empezando por la lengua. Para él fue un drama viajar en su primer viaje a la India y no conocer apenas el inglés y menos las lenguas indostánicas. Se vio sumergido, sin apenas experiencia, en el desbordante mundo de la India de la recién conseguida independencia y se vio fascinado por las religiones y práctica hinduistas. En Polonia apenas había libros publicados sobre la India, pero todo lo que caía en sus manos fue devorado por él. Igual que cuando fue destinado posteriormente a la China de Mao Tse Tung en plena campaña de las Cien flores. Se documentó sobre el pasado confucionista y taoísta de China a la vez que leía libros sobre los discursos del Gran Timonel. Su curiosidad era inmensa, igual que su necesidad de cercanía a los hombres y mujeres sobre los que escribía.
Leer a Kapuscinski es toda una experiencia. Probablemente sus libros se reeditarán en las próximas fechas. Todos sus textos son extraordinarios. Su lectura es una experiencia moral llevada a cabo por un reportero que vino del frío. Su periodismo trasciende el reporterismo fácil y nos acerca a la hazaña del historiador que ha rastreado las líneas fundamentales de nuestro tiempo.
He aquí sus títulos publicados en castellano:
- El emperador
- La guerra del fútbol y otros reportajes.
- El imperio.
- El sha o la desmesura de poder.
- Ébano.
- Desde África.
- Los cínicos no sirven para este oficio: sobre el buen periodismo.
- Un día más de vida
- El mundo de hoy
- Viajes con Heródoto..
Todos están publicados en la editorial Anagrama.
En memoria de un hombre sabio y honesto. Me quedo con aquello de que los cínicos no sirven para este oficio y me lo aplico al mundo de la enseñanza al que es extensible lo mismo que al mundo del periodismo.
Creo que periodismo y educación tienen mucho en común. Los periodistas investigan y nos brindan una explicación de la realidad. Educar supone transmitir valores y conocimientos, útiles para crecer en el presente y futuro.
ResponderEliminarLa diferencia es el movimiento, el viajar y la cercanía (el periodista está alejado de sus lectores, el profesor los tiene enfrente).
Curiosamente hoy iré con los chavales a visitar un periódico (EL CORREO).
Interesante tu actividad con los alumnos en Collioure, esperaremos a primavera para sentir una experiencia inolvidable en los jóvenes.
Como dice Ana, el mejor homenaje será leerlo, así que me lo apunto en 'Tareas pendientes'.
ResponderEliminarTocas un tema cercano a mi, y por eso me cuesta comentar al respecto. Lamentablemente, la realidad (es decir, lo cotidiano) es otra: el periodismo está plagado de cinismo. Es casi la marca de la especie. Las corporaciones se han adueñado de los medios. Cada vez hay menos recursos para cubrir más: abarcar mucho y profundizar poco. Por lo menos, esa es la situación del periodismo en Estados Unidos, y sospecho por lo que veo y leo que en muchas otras partes del mundo. La mayoría de los idealistas que encuentro en esta profesión se queman muy rápido -- o viven de manera tortuosa, en una lucha constante por mantener la dignidad. Para muchos, es un trabajo más. Duele decirlo, pero es lo que es. Imagino que es lo mismo en los medios educativos. Requiere mucha fortaleza interior no dejar que el cinismo te corroa por dentro. Es la lucha diaria.
ResponderEliminarLeer mi Libro abierto
No lo conocia, pero por lo que cuentas y he oido por ahi, ha sido una gran pérdida. Por lo menos, siempre quedaran sus libros.
ResponderEliminarUn gran periodista, un gran hombre, un magnífico ejemplo y un maestro. Pero qué lejano está eso del periodista que, día a día, tiene que ganarse el pan.
ResponderEliminarEl perfil medio mayoritario de un periodista español es:
-joven
-mujer
-jornada de trabajo de 10 a 12 horas
-sueldo mensual de 1.000 euros
(si te conviene eso es lo que hay y si no en la puerta hay más que esperan para entrar).
Es evidente que no todos los periodistas pueden ser Ryszard Kapuscinki, se pararían las redacciones de los medios informativos.
Siempre he querido leer algo y no he tenido la oportunidad.
ResponderEliminarUno de los grandes, sino el mas grande de los reporteros del Siglo XX (ver Spiegel.de). Me ha gustado mucho el post. Totalmente de acuerdo. Y respecto a los acentos, no te preocupes. También yo escribí algo de Kapuscinski.
ResponderEliminarKapuscincksi, in memoriam