Esta foto que encabeza el post no deja de fascinarme. Es un recorte de la que apareció en el dominical de El País el pasado domingo. Es una concentración de miles y miles de personas en perfecta formación estética y colorística en Corea del Norte, un país hermético dominado por una dictadura férrea que ubica a cada ser humano en un sitio evitándole la carga de la individualidad e insertándole siempre como una pieza al servicio del partido de los Trabajadores y de la masa del pueblo. No existe la libertad y todo se basa en el culto a la personalidad del líder al que se idolatra y venera como representante de los más altos valores morales y sociales.
Por otro lado, la otra mitad de la península de Corea, Corea del Sur, un país democrático, acaba de ser noticia también por su extraordinaria escalada en los puestos más relevantes de nivel educativo que emite el informe anual Pisa sobre comprensión lectura, competencia matemática y científica. Corea del sur junto a Shangái, Hong Kong, Singapur y cerca Japón y Taipei ocupan los más altos puestos en nivel educativo según la información que registra el citado informe.
¿A qué se debe la altísima calificación de estos países orientales mientras países como Estados Unidos obtienen una posición discreta? No hablemos de España que ocupa un lugar muy inferior en todas las pruebas.
El País publicaba asimismo un reportaje el lunes 6 de diciembre de 2010 en que daba algunos datos relevantes sobre la educación en Corea del Sur. Entresaco algunos datos: los profesores son contratados entre los mejores de cada promoción, los alumnos van a clase hasta once horas cada día, presionados por los padres, y en casa han de seguir estudiando o asisten a academias privadas tras el colegio – las llamadas hagwon – para conseguir mejores resultados escolares. Es frecuente que los alumnos que se preparan para la universidad regresen a casa a medianoche, después de sesiones especiales de estudio. El nivel de competitivad es altísimo así como el nivel de disciplina y respeto por la autoridad de los profesores. Tengamos en cuenta que la educación primaria es gratis, pero la secundaria no, lo que implica que las familias tienen que pagar elevadas cantidades por la educación de los hijos, un promedio de 522 € mensuales en educación privada. El 98 por ciento de los surcoreanos entre 25 y 34 años ha promocionado la escuela secundaria.
Subrayamos que los valores sociales son muy elevados. No es Corea del Norte, pero la aceptación de la autoridad, de las normas, la sumisión al orden social y la supeditación de la individualidad al conjunto son muy altas.
Como contrapunto, señalar el alto nivel de estrés de la vida escolar que llega a derivar en un alto porcentaje de suicidios por no haber obtenido unos resultados suficientes en primaria, secundaria y bachillerato. Algunos profesores cuestionan el sistema basado en la memorización, el aprendizaje orientado a los hechos, el planteamiento autoritario de la enseñanza y falta de importancia de la creatividad. El diario El País comentaba que hay muchos niños que no se sienten felices con este modelo educativo de altísima exigencia basado en la excelencia y la autoridad. También se señala el agotamiento con que llegan los alumnos a clase por las horas extraordinarias que tienen que estudiar en academias o en casa.
Me fascina el contraste entre modelos autoritarios y modelos permisivos y democráticos en que la autoridad del profesor es cuestionada en todo momento o se basan en resultados mínimos llamados competencias básicas y no en la excelencia. Sin duda, los modelo asiáticos no pueden ser un referente para nuestras culturas mediterráneas o europeas basadas en el consenso, el pacto, la mediación entre niveles educativos, el bienestar del alumno, su felicidad, el no llevarle a experiencias agotadoras o negativas.
Tampoco me cabe duda de quién es el futuro del mundo.
Hay un documental muy famoso en que se expone que el profesor ofrece un caramelo a sus alumnos de parvulario, un caramelo que les encanta, una auténtica golosina. Les dice que él se va a ausentar un rato, pero que si quieren pueden comerse el caramelo. Aquellos que esperen a que él llegue, al cabo de un periodo medio largo de tiempo, recibirán un caramelo extra y se comerán dos.
El estudio siguió la evolución de los estudios académicos a lo largo de los años de estos alumnos. Se valoró a quienes se habían comido el caramelo sin esperar al profesor (la mayoría) y a quienes difirieron el placer y atendieron la llegada del mismo. Estos últimos obtuvieron doble satisfacción.
¿Se imaginan quiénes obtuvieron mejores resultados académicos a la larga? ¿Los que se comieron el caramelo o los que esperaron? Pongan en relación esta reflexión con los modelos de educación que vivimos –en que se busca siempre algo que sea agradable para los alumnos- o los modelos que son duros, autoritarios, exigentes… ¿Llegamos a alguna conclusión?