Uno de los estados del mundo con historia más atroz y un presente más terriblemente desdichado es la República Democrática del Congo (antes Zaire). Cuando un ser humano conoce la realidad de su pasado y el estremecedor presente, realmente es difícil seguir creyendo en la justicia humana o divina.
En la conferencia de Berlín de 1885 quince naciones europeas, sin presencia del ningún representante africano, decidieron regalar al rey Leopoldo II de Bélgica una extensión de África equivalente a cinco veces la superficie de España. Aquel rey tomó el regalo de aquella tierra, vertebrada por el río Congo y de pasado oscuro por el esclavismo, y la convirtió en una finca privada para apropiarse de todas sus riquezas como caucho o marfil. Los congoleños sufrieron todo tipo de sevicias trabajando como esclavos y padeciendo malos tratos que incluían las mutilaciones. Se calcula que en el periodo de Leopoldo II fueron asesinados entre cinco y diez millones de africanos. Por fin llegaron noticias al mundo de aquel estado de cosas (recordemos El corazón de las tinieblas de Conrad) y en 1908 fue anexionado a Bélgica por la ya conocida brutalidad y el genocidio de que habían sido objeto sus habitantes.
Actualmente hay numerosos conflictos abiertos en el territorio del Congo. Se estima que en los últimos diez años han muerto unos cinco millones de personas en un conflicto considerado de baja intensidad y que raramente llega a la prensa occidental. Sus múltiples fronteras con países en conflicto y su enorme extensión hace que el país se desangre en guerras interétnicas que arrojan balances espeluznantes. La riqueza del país en recursos como el coltán y la casiterita, imprescindibles en los productos tecnológicos que utilizamos a diario (ordenadores y móviles), se ha convertido en un regalo envenenado que sirve para suministrar recursos económicos a los señores de la guerra que asesinan, que enrolan a niños en los ejércitos para matar drogados, que violan sistemáticamente a decenas de miles de mujeres que son luego repudiadas por sus maridos o por sus padres e incluso por sus hijos por estar mancilladas y ser acusadas de consentidoras. Se quedan solas, abandonadas, sin un techo, y mortalmente heridas.
Es muy difícil explicar el origen de todos los conflictos y guerras que afligen al Congo, pero sí darnos cuenta de que eso está pasando delante de nosotros actualmente aunque no constituye noticia alguna porque a nadie le conmociona que africanos mueran a decenas de millares cada mes o que sus mujeres sean bárbaramente violadas, o sus niños secuestrados por los distintos señores de la guerra.
Ignoro si somos culpables de lo que está pasando. Indirectamente estamos subvencionando el conflicto con nuestra tecnología, y Occidente ha sido el principal causante de la desgraciada historia del Congo, incluso manteniendo y apoyando una dictadura personal durante décadas de Mobutu Sese Seko porque venía bien a nuestros intereses estratégicos.
La guerra sigue activa en el este del país, en especial en las regiones de Kivu norte y sur, la zona de los grandes lagos. Las víctimas se cuentan por decenas de millares como asesinados o como desplazados que se hacinan en campos de refugiados. Nadie puede vivir tranquilo. Cualquier soldado puede convertirse en un enemigo que viola a las mujeres y a las hijas como modo de herir en el orgullo a la parte más desgraciada.
El premio Nobel Mario Vargas Llosa acaba de publicar un libro que ilumina el conflicto histórico del Congo y que se llama El sueño del celta. Le escuché en una entrevista con Iñaki Gabilondo hace unos días y me estremecieron sus palabras sobre este conflicto olvidado e ignorado, y que no parece tener ninguna vía de solución.
Médicos sin frontera trabaja en las zonas más olvidadas del Congo intentando llevar ayuda médica y psicológica. Si tienes alguna duda en cómo colaborar con esta situación, conoce la acción de MSF.
Médicos sin frontera trabaja en las zonas más olvidadas del Congo intentando llevar ayuda médica y psicológica. Si tienes alguna duda en cómo colaborar con esta situación, conoce la acción de MSF.
Sí, nosotros tenemos nuestra parte de culpa.
ResponderEliminarMe quedo con el título del libro de Vargas Llosa.
Gracias, una entrada para dejar de mirarnos el ombligo de una vez.
Recuerdos perdidos, tendríamos, por su efecto terapéutico, que poder asistir directamente a la situación que se da en este país (u otros muchos)para darnos cuenta del horror que cobija el mundo. Tal vez esto nos daría medida de la magnitud de nuestras desdichas y empezaríamos a mirar, como bien dices, más allá de nuestro ombligo.
ResponderEliminarEl horror.
ResponderEliminar'Si algo he aprendido es que el ser humano es capaz de la crueldad más extrema y racional, pero también de la más increíble generosidad y valor' ha asegurado Orbinsky, quien tras salir de Ruanda comentó que 'los animales nunca serían capaces de algo así; los animales pueden ser brutales, pero solo el ser humano es capaz de actuar con crueldad racional'. James Orbinski dixit.
Por mucho que lo intento, es que no nos entiendo. Esta tarde le escribía un comentario a Lázaro en su blog y pensaba otra vez en el párrafo que te he copiado. Siempre me viene a la cabeza cuando leo al respecto de... nosotros, y da igual las vueltas que le dé, es que no lo entiendo.
Y sí, claro que somos culpables de lo que sucede los sures, ya lo creo. Estoy convencida de hecho. Lo que ocurre, es que no nos damos cuenta de que lo heredado, es de todos, de que está mal repartido, y de que ése mal reparto lo mantenemos nosotros, los que tenemos más de lo que nos corresponde. ¿Qué culpa tengo yo de haber nacido en un lugar en el que no falta ni de lejos lo básico? Donde hay paz. O lo más parecido a ella que pueda uno encontrarse. Claro, eso exculpa y libera la conciencia de quien se lo cree. A mí, es un argumento que no me sirve. Que personalmente nunca me ha servido. ¿Qué culpa tienen ellos de haber nacido en la otra cara del mundo pues? Aquí nadie tiene culpa de nada, ¿no? ya... Tal vez no lo empezamos, pero sin duda, lo mantenemos. Yo siento que heredé algo que no me corresponde, porque tengo de sobra siendo así, lo que está claro es que lo que yo tengo de más, le falta a otro. A veces se lleva mejor, y otras, muy mal. Yo, muy mal. Las veces que lees y piensas aquello que decía Mafalda: que paren el mundo que me quiero bajar. Pero no se para, y sigue girando, y nada cambia, y si lo hace sólo es a peor. Es lo que ya digo, yo pienso, porque no veo otra cosa. Ni solución tampoco.
Tristeza de lo que podría ser, y no es ni será, porque nunca lo ha sido.
No sé si quedarán lágrimas por el Congo pero viendo al Papá no paran de llorar. El de Roma debería hacer uno de sus viajes promocionales allí.
ResponderEliminarV., el horror es la palabra central de El corazón de las tinieblas, y sí es horror lo que produce considerar estos países desgarrados, rotos, destrozados, que parecen existir al margen del mundo civilizado, pero fuimos nosotros, los exquisitos europeos, los que llevamos allí la rapiña, la esclavitud, la explotación, las mutilaciones... y lo que existe es herencia de nuestra acción, pero ahora no estamos, no sabemos, no contestamos. No es asunto nuestro. Pero nosotros, como bien dices, hemos heredado un estado de cosas que nos beneficia a costa de un continente que fue masacrado, dividido, humillado... Ahora es responsabilidad de los africanos sobrevivir, pero la herencia es realmente complicada y la avaricia del hombre blanco ha hincado sus raíces en ellos también. Uno se siente sucio, y se siente cercano a todos los proyectos que buscan sacar de la abyección y la brutalidad a estos países como el Congo. No, no me puedo sentir satisfecho ni feliz de ser quien soy y como soy porque hay detrás demasiada sangre y atrocidad.
ResponderEliminarFrancisco, sí podría hacer una misa a cuerpo descubierto en Goma, sería una labor de misión comprometida y solidaria llevar allí la Palabra. Venir a la menestral y burguesa Barcelona no ofrece ningún riesgo. Hay demasiado cálculo comercial en su visita. Cuesta tanto, pero genera tanto. Es el razonamiento nacional que por aquí se oye en las emisoras. Espero que a pesar de eso, su palabra tenga alguna densidad y diga algo comprometedor y no destilado por la proverbial prudencia vaticana. Y la principal reflexión que tendría que hacer es que el mundo es atroz, y hay unos que se benefician de ello y otros, como los del Congo que reciben y viven en la excrecencia, no porque ellos sean peores, sino por causa de otros pontífices que bendijeron santas causas en aquellos países de misión a los que había que explotarles, mutilarles y a la vez llevarles la palabra de Dios. Sí, que vaya a Kivu Norte. Entonces se ganaría mi respeto.
ResponderEliminarTambien van misioneros cristianos, aunque parece que solo se habla de la iglesia para criticar. Muchos de ellos son los últimos en irse, cuando se van.El problema es de fácil solución, vetar importaciones de países donde no se respeten los derechos humanos. Vetar importaciones de paises donde se explote a la gente o al medio ambiente. Poderoso caballero es Don Dinero. ¿quien quiere el "librecomercio"?
ResponderEliminarTemujin, es valiente tu intervención reivindicando lo que es tan fácil y popular desprestigiar. Es cierto que hay personas religiosas cuya vida es digna de ser respetada por el compromiso que supone, crean o no. He leído el caso de esta religiosa y éste es uno de ellos. Gracias por tu intervención en unos días en que es fácil atizar el ascua sectariamente y sin riesgo.
ResponderEliminarSin duda, sería un avance vetar las importaciones de países en áreas de conflicto, pero habría mil medios para burlar el bloqueo de las exportaciones y siempre habría alguien dispuesto a comprarlo. Pasa con el oro, los diamantes, el uranio, y ahora con el coltán y la casiterita. Un minero congoleño puede sacar hasta mil dólares al día extrayendo casiterita de minas sin ninguna protección en jornadas continuas de tres o cuatro días seguidos. Los mineros chilenos contaban con mucha mayor seguridad. Bajar a esas minas es ir al infierno, pero manda el mercado. Lo que necesitamos para nuestra tecnología vale su peso en oro. Sería difícil pero valdría la pena intentar un bloqueo, aunque China estaría siempre dispuesta a comprar. Es una trampa diabólica a la que no vislumbro solución.
Joselu, no soy creyente, no he bautizado a mis hijos y no me gusta la Iglesia como institución. Pero he conocido a gente religiosa, buenas personas, buenos seres humanos; personas que se ven heridas con algunos comentarios muy de moda; comentarios realizados en muchas ocasiones por gente, que nada más nacer sus hijos les bautizaron, que se casaron por la Iglesia y que serán enterrados por el rito cristiano, no lo entiendo...
ResponderEliminarYo en mi testamento he puesto que no quiero ceremonia religiosa ninguna. Pero tampoco creo, que crear odios sea bueno. Hay curas pederastas, pero también ha habido médicos ¿son todos los médicos pederastas? NO. Parece la caza de los judios en la Edad Media, son los culpables de todo. si tienen riquezas y no las comparten son malos y son criticados, pero los que critican, se podian haber comprado un coche más pequeño, vivir con menos televisiones y comer menos veces fuera de casa sin que su vida se viese sustancialmente alterada, con ese dinero pudieran haber hecho muchas cosas, pero no. Una cosa es predicar y otra dar trigo. Más ejemplos y menos discursos quizás fuesen más efectivos...
Pienso que tenemos parte de culpa, cada uno en proporción a lo que puede hacer.
ResponderEliminarCuando a veces les digo cosas así a mis alumnos se sublevan inmediatamente diciendo: "yo no tengo culpa de nada!" les cuesta aceptarlo, como a muchos de nosotros.
El conflicto del Congo me hace sentirme especialmente avergonzado de pertenecer a la raza humana.
Recomiendo algunos enlaces para conocer más sobre este conflicto:
http://lahistoriaconmapas.blogspot.com/2010/09/conflictos-y-atrocidades-en-la.html
http://lahistoriaconmapas.blogspot.com/2010/09/los-multiples-conflictos-de-la.html
http://lahistoriaconmapas.blogspot.com/search/label/Congo
Saludos cordiales.
Temujin, comparto contigo ese sentimiento de inquietud ante las críticas desmesuradas que se hacen a la iglesia católica. Sin duda, algunas tienen razón, pero no se reconoce su labor social, su implicación como misioneros en muchos países. Benedicto XVI ha hablado de laicismo agresivo y en parte, no todo, tiene razón. No hay nada que se ridiculice más que a alguien con creencias religiosas, pero a nadie le sorprende que la gente sea consumista y pase muchísimas horas en los templos del consumismo (áreas comerciales). Realmente habría mucho que decir y no todo es elogiable por parte de los que echan ácido sulfúrico a la iglesia católica. Cabría matizar más.
ResponderEliminarToro sentado, he visto y he enlazado la página que me has sugerido. Es muy interesante. Y sí, a nuestros alumnos (y a casi todo el mundo) les cuesta razonar que tenemos responsabilidad de lo que está pasando allí (y en muchas otras partes del mundo). Nuestro nivel de vida tiene unas circunstancias que lo hacen posible, pero se prefiere no indagar en ello y exhibir la idea de que también estamos mal. Pero sólo (me resisto a ponerlo sin acento)hay que mirar un poco al mundo que nos rodea que también es nuestro. Saludos cordiales.
Hace un par de semanas volví a ver la película "Diamantes de sangre" y a la vista del texto de hoy de Joselu me parece que refleja con muchísima propiedad el caos interesado en que anda sumido el continente, no sólo en Congo. Viendo la intervención aliada en Afganistan, pienso a veces que los países desarrollados deberían "retirarse" de conflictos en los que nada se les ha perdido y concentrarse en comabtir las desigualdades, la pobreza y la falta de democracia que les afecta. Leído el texto de Joselu es evidente que buena parte de esos países que han sido explotados de forma ditatorial, terrorista, por los "respetables" países desarrollados, han de recibir una ayuda compensatoria que sirva para expiar tan grandes abusos como se cometieron. Del mismo modo que Alemania aún sigue pagando a Israel por el Holocausto, Congo debería de ser objeto de una especie de plan Marshall europeo, y sobre todo belga, que aspirara a cuadrar las cuentas de una Historia que no sólo no cuadra, sino que escuecen...
ResponderEliminarEl egocentrismo humano no nos deja sino mirar nuestras propias necesidades y conflictos. Me has despertado a una realidad que conocia pero en la cotidianidad uno ve leeeeeeeeeeeeeeeeejos y olvida. Somos una sola raza, la humana; y una sola nación, la terrestre.. ¿como he podido vivir sin pensar y hacer algo por mis hermanos? Este sería mi cuestionamiento, parece que si los noticieron no lo dicen es como si no existiera, mira nuestros hermanos de Haití, tambien parecen olvidados. Un abrazo JoseLu.
ResponderEliminarme pregunto ¿no tiene la educación que ver con este necesario despertar de la consciencia? En vez de "dar" contenidos que a la mayoria de estudiantes parecen no interesarle o serles útiles. ¿no sería una imperiosa necesidad para la humanidad, despertar la sensibilidad y la consciencia? Mira la catastrofe educativa hoy de mi país (la puse en mi blog), y ahora como siempre poniendo pañitos de agua tibia... y culpamos a los menores!! Visitame y dame tu valiosa opinión.
ResponderEliminarJuan Poz, hay destacados intelectuales y activistas africanos que proponen no ayudar a los países africanos, sumidos en la corrupción. Te dejo un enlace sumamente interesante que teoriza por qué se debe detener la ayuda a África POR QUÉ DETENER LA AYUDA A ÁFRICA. No es un tema fácil y no ayuda mucho nuestro sentido, justificado, de culpabilidad. Como dice la película Diamantes de sangre EEA, Esto Es África. No sé cuál es la respuesta, pero sí que debemos tenerlo presente.
ResponderEliminarEfectivamente es terrible lo que ocurre en el Congo, JOSELU
ResponderEliminarEs terrible ver la cantidad de conflictos armados que existen desparramados por el mundo, sin que a casi nadie le importen lo más mínimo.
Pero a veces me pregunto ¿quienes somos en realidad más hipócritas? ¿los que decimos estremecernos y horrorizarnos por las masacres que cada día se cometen en la humanidad, en todos estos países que nos quedan geográficamente tan lejos, cuando no hacemos el más mínimo esfuerzo por solucionar los conflictos que tenemos en nuestro más inmediato entorno? y no me refiero sólo socialmente hablando, si no a nivel personal, con gente con la que no nos llevamos bien, o sabemos de sobra que lo está pasando mal, sin ofrecerles ayuda ... ¿o los que directamente reconocen pasar de todo y no importarles lo más mínimo todas estas tragedias?
A veces, parece que lloramos más, por un perro o una foca, que por un ser humano. Por un congoleño o un haitiano, que por el vecino de al lado.
Hay mucho bestia por el mundo, que ametralla, viola o despedaza a otros, pero no hace falta hacer sangre, para ser igualmente un sanguinario.
Psicológicamente con nuestro desprecio, podemos ser igual o más crueles que cualquier asesino.
Creo que a veces es más sencillo lanzar la mirada lejos, que ver lo que tenemos a nuestro lado. A mi me empieza a sonar a ruido de latas, este continuo golpear de pecho que a veces nos traemos, escandalizándonos de las atrocidades de la humanidad, diciendo no entender la maldad que hay en el mundo y luego en nuestro más inmediato entorno, somos absolutamente insensibles.
No sé que credibilidad darle a este sentimiento.
¿Como se puede creer que alguien que dice sufrir por lo que le ocurre a un Congoleño, sentirse culpable de su suerte, tiene sufriendo a alguien a su lado y ni se digna mirarlo?
Es verdad que tristemente ocurren tremendas desgracias en el mundo con las que de boca, parecemos solidarizarnos todos, la pregunta es ¿cómo vamos a pretender arreglar o hacer algo por esas inmensas tragedias, si no empezamos por las pequeñitas que nos quedan más cerca?
A mi me parece encomiable, que gente como Vargas LLosa o tú mismo con esta entrada , hagáis de altavoz de lo que ocurre en el Congo, porque quizá si se alzan muchas voces alguien intente poner freno a tanto dolor y sufrimiento como hay allí. La labor de Médicos sin fronteras es casi heroica en estos lugares y todo el apoyo que se les brinde, siempre será poco. La ayuda a los ciudadanos civiles, debe estar por encima de ideologías y políticas de sus gobiernos.
Y todo esto está perfecto, pero deberíamos pensar también, en la de conflictos armados que mantenemos abiertos entre nuestras familias, amigos y entorno inmediato e intentar cerrarlos, en lugar de decir...¡¡que horrible es la humanidad, que vergüenza lo que han hecho y hacen algunos!!
Lo siento, me temo que he mezclado aojos con cebollas, es que acabo de llegar de una queimada y debo venir aún, con los efluvios del alcohol:-)
Muchos besos JOSELU y gracias por acercarnos a esta pobre gente.
María, no pienso que sea "pobre gente". Si sabes algo de ellos hay muchísimos muchachos, mujeres y hombres llenos de dignidad que pueden exportar capacidad de resistencia frente a la adversidad, frente al sufrimiento y además con una enorme alegría que tanto nos hace falta en nuestra vida (ya sé que tú la tienes). Lo que quiero decir es que su destino forma parte del nuestro. Con nuestro bienestar (aunque sea inconscientemente) apretamos las tuercas de su sufrimiento. El libre mercado que tanto nos gusta, para ellos es diabólico. Y no pienso que sean contradictorios pensar en los conflictos que tenemos cerca con los que ocurren en Haití o África. Todos están a pocas horas de avión de nuestras cómodas ciudades. El mundo es uno, y nada de lo que ocurre en él debe ser ajeno a mí. No creo que sea de hipócritas saber lo que pasa allí, lo que está pasando. Cada vez que oigo la palabra "hipócrita" me estremezco porque se lanza desde todos los lados y en todas las direcciones. Es lo mismo que "fascista". Se emplea para denigrar cualquier posición que no nos guste. Hipócrita y fascista serían palabras muy serias que deberíamos utilizar con tino. Las oigo demasiado. Y todo lo que sirva de caja de resonancia, como bien dices, es bueno. Para mucha gente, África solo son desgracias. Por eso he intentado penetrar más en ese continente y conocerlo a través de su literatura, y algún día pasaré una temporada en sus tierras como viajero. Es mi vocación. Todo lo africano me es cálido y próximo, pero no lo contemplo con conmiseración. No quiero decir "pobre gente". Esta pobre gente me da cien vueltas en muchos sentidos. Muchos besos y gracias por hacerte presente, incluso después de la queimada que te ha afectado un poco.
ResponderEliminarYo también escuché a Vargas Llosa en la tele. Y sí, es una vergüenza lo que está pasando. Es increíble cómo la gente del primer mundo se aprovecha de la pobre gente del tercer mundo. Yo no sé cuál tiene que ser mi posición. Si no usar el móvil ni el ordenador... lo cual me parece una tontería, o limitarme a denunciar siempre que pueda estas tropelías que se hacen. A veces me da la impresión que todos somos un poco culpables. Denunciamos, pero nos aprovechamos. Me queda un poco de mal cuerpo cuando pienso en esta terrible situación. Y no sé qué hacer.
ResponderEliminarUn abrazo.
¿Soluciones? De tipo político, comercial, social, todas. Si los que deberían hacerlo, se preocuparan, se eliminarían en un año más de la mitad de los problemas de violencia, de hambre, de educación, etc., que hay en el mundo. Pero ahí está el quid, no quieren porque no interesa. Necesitan ese caldo por abajo. Aquí, allá, donde sea, pero que esté.Y lo que la buena gente hace como buenamente puede son parches y pequeñas soluciones particulares, pero no la solución estructural que se podría aportar desde todos esos grandes círculos de los que de verdad tienen la sartén por el mango, y el mango también.
ResponderEliminarYo, particularmente, no me siento culpable, en absoluto. Cuando puedo, ayudo con lo que puedo, y si mi conciencia diera para tanto, lo dejaría todo y me iría a pelear, pero no doy la talla ni tengo las cosas tan claras.
Miguel, yo tampoco sé qué hacer, pero no es inútil recordarlo, saberlo. Con buena voluntad no basta puesto que la desigualdad entre nuestro mundo y el africano y las peculiaridades de África hacen que sea muy difícil saber qué es lo más oportuno o mejor. No estaría de más una semana contemplando el horror como hizo Mario Vargas Llosa porque nosotros hacemos eso de "ojos que no ven, corazón que no siente". Lo que no se ve es como si no existiera. Por eso es importante querer ver, pasarlo mal si es necesario. El mundo es una vivienda común en que unos tienen habitación de lujo y otros viven en una covacha hacinados, pero además pagan nuestro bienestar. Esto da qué pensar. Un cordial saludo.
ResponderEliminarClares, permíteme que abuse de tu paciencia y sea un poco ácido con tu comentario. El sistema es manejado por unos pocos es cierto, pero esos pocos dependen de nuestros votos y de nuestro consenso para seguir allí. Quiero pensarlo así. Por otro lado, somos parte del sistema, somos el sistema en sus ramificaciones secundarias. Nos nutrimos del mundo que nos rodea, hacemos negocio, o hacen negocio en nuestro nombre. ¿Has visto la película La pesadilla de Darwin? Mírala, es muy dura pero debería ser más difundida. Luego hablamos. Yo sí me siento culpable, aunque sé que esto en sí no sirve si no actúo de alguna manera. El problema es saber cómo, y no lo sé. Un cordial saludo.
ResponderEliminarAntes que Vargas Llosa, el gran escritor en euskera Bernardo Atxaga ha reflexionado sobre la brutal historia colonial del Congo en una magnífica obra que recomiendo a todos y que se titula "Zazpi etxe Frantzian" (Siete casas en Francia). Está traducida al castellano en la editorial Alfaguara.
ResponderEliminarClaro que tenemos también la culpa nosotros! Y lo que nos pilla de lejos es como si no pasara. No sabes lo que pienso en Haití. No leeré la novela de Vargas Llosa porque me niego a sufrir. Quisiera ayudar pero no se ni como puedo hacerlo. Me ha llegado al alma tu relato. Cuando llegará el dia que se sientan libres para desarrollarse como personas? Me siento asqueada en este momento. Un abrazo Lola
ResponderEliminarJuan Carlos Doncel, no conocía este título, pero me alegro que Atxaga se haga también eco de esta tragedia y que nuestras lenguas sean permeables y que nos lleguen también, traducidas, obras de la interesante literatura en euskera.
ResponderEliminarAlguien conoce alguna obra más que aborde el drama congoleño. No sé si Pandora en el Congo de Albert Sánchez Piñol lo hace o sólo es un referente geográfico sin más implicaciones. ¿Alguien lo ha leído?
Lola, saber la realidad es ya importante. Saber, difundir, reflexionar, colaborar, mandar cartas a los congoleños. Hay un programa que gestiona mensajes (probablemente en inglés o francés) y que llegan al Congo. En los enlaces que pongo hay algunos ejemplos de cartas enviadas y que son leídas por muchachos de allí. Parece una tontería pero una carta puede ser una acción solidaria. Querer saber es importante, mucho. Y no querer saber también. Un abrazo, Lola,
ResponderEliminarLiliana, disculpa que no te haya contestado antes. Creo que tienes razón cuando reflexionas que somos una raza y una nación, la humana. Creo que cabría debatir más sobre los dramas que afligen al mundo. Haití está ahí y no dejan de llegarle penurias como la epidemia de cólera o en forma de huracán. Es importante que nos duela el mundo. Me pasaré por tu blog para leer tu aportación. Un abrazo.
ResponderEliminarBueno JOSELU,
ResponderEliminarahora que ya se me ha pasado;-) quería pedirte disculpas, porque ni piripi perdida pretendía que se entendiera mi "pobre gente" gente como algo conmiserativo, suponiéndoles inferiores en absoluto a nosotros, me refería a la pena que da todo lo que les cae encima, todo los que les toca sufrir. Yo creo que me conoces lo suficiente para saber, que para mi todo ser humano me merece el mayor de los respetos y efectivamente, seguramente aunque sólo sea en capacidad de aguante y sufrimiento, coraje y ansias por sobrevivir, ellos nos dan cinco mil vueltas, ya lo creo.
También tienes razón en que disparamos lo de la hipocresía rápidamente, pero JOSELU, yo creo que tristemente pecamos bastante de ello. Decimos una cosa y hacemos la contraria. hablamos y hablamos, decimos sentirnos fatal y al instante ya se nos ha olvidado todo el dolor y a otra cosa mariposa...Creo que hay más hipócritas en este mundo, que fascistas, vamos, con diferencia.
Y sí, JOSELU, claro que se puede conciliar todo, lo único que intentaba decir, es que si no somos capaces de hacer lo fácil, lo cercano ¿cómo vamos a poder con lo difícil y nos pilla tan lejos?
Pero vamos, que da igual.
En realidad tienes toda la razón, sea poco o sea mucho, lo que sea para evitar que ningún ser humano, sufra tantísimo como les toca a los habitantes del Congo.
Al menos se merecen eso, que el mundo se entere de lo que les ocurre.
¡¡Hale, ya no te doy más la paliza!!:-)
Más besos y felices sueños.
Joselu, es aue lo de votar a mí me parece como lo de dar un donativo o hacerte socio de cualquier ONG. Tú mismo lo dices, "quiero creerlo así", quizás porque en el fondo sospechamos que no es tan significativo, por dirigismo o porque al final, esté quien esté, siempre pasa lo mismo. Los políticos de cada país en realidad son cuadros intermedios, no los que manejan el verdadero cotarro: la cumbre de la pirámide está en otro sitio, y creo que nunca en la historia ha habido una mayor concentración de poder en unas pocas manos. Parecerá un poco paranoico, pero vamos hacia un poder global absoluto. Lo que no quiere decir que haya que quedarse quieto, hay que participar y protestar y crear corrientes de opinión, que también hay que decirlo, nunca fueron tan poderosas. Por ejemplo, internet, como herramienta y los movimientos ciudadanos y locales. Habrá que buscar los resquicios y tener paciencia.
ResponderEliminarMalditas sean las guerras y los huecos ignorantes de la avaricia. Malditos.
ResponderEliminarJoselu, si llego a ser algo como periodista o al menos escritorcillo, me gustaría poder contribuir a cambiar la situación de paises como este, como Somalia, como Afghanistán, etc.
Pero sobre todo me encantaría concienciar a la dictadura del lujo y la comodidad, hacer saltar el resorte de incomodidad y la duda. Potenciar la piedad y el aumentar la voz, una voz que tiene que oirse, porque la bomba estalla, y ¿quiénes mejor que ellos para clamar que nos vamos a quemar?
Un abrazo!
Vi la entrevista, y he visto un reportaje sobre un inglés que terminó fusilado porque de ver la barbarie del Congo la equiparó a la independencia de Irlanda...la pena es no recordar el nombre. También hace un par de semanas pusieron un reportaje de los mineros del coltán y la casiterita y explicaba como los insurrectos de ayer son los militares de hoy y que los Generales son los dueños de las zonas mineras y como el oficial que les escoltaba les robó mil dólares...miseria, enfermedad, degradación humana...la novela de Conrad se queda corta con la realidad. Es así de crudo...si queremos seguir viviendo bien y comprando barato...ellos tienen que seguir en la miseria...seguramente dentro de poco dejará de existir este país y de él surjan el Estado HP, o el Toshiba, o el IBM o MAC protegidos por feroces guerreros hispanos armados hasta los dientes y con tecnología punta para que esos indeseables que sólo saben matarse entre si trabajen de sol a sol por la comida y si se menean...
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