Josep es mi amigo. Los dos somos profesores. Él de lengua catalana y yo de lengua castellana. Los dos estamos al corriente de nuestras vidas y mantenemos una íntima relación personal. Nos unen años de amistad desde que nos conocimos, hace tiempo –mucho- en un instituto del Maresme; nos une eso y nuestra pasión compartida por la literatura y el cine.
Mi amigo Josep ama los libros, tiene una querencia maravillosa por los libros que le lleva a ir rescatándolos de las bibliotecas públicas cuyos responsables los descatalogan y condenan a la guillotina. Parece ser que en las bibliotecas públicas si un libro no ha sido solicitado por los lectores en un cierto número de años, lo descatalogan y lo retiran de la circulación por valioso que sea el ejemplar. Siempre que lo veo tiene un montón de libros para mí. Literatura africana, gallega, catalana o castellana son los temas preferidos y que compartimos. No nos cansamos de hablar de libros en ricas conversaciones que han vertebrado nuestros encuentros y varios viajes que hemos hecho juntos recorriendo la geografía española.
Sé que él no leerá esto. Quiero hace de esta relación un símbolo. Sé que él deja docenas y docenas de libros que encuentra en bibliotecas o librerías de viejo en la cadena del Bookcrossing, esa cadena que alguien empieza y que los lectores anónimos continúan. Quiero hacer un pequeño homenaje a su generosidad personal – es una de las mejores personas que conozco- . Quiero reconocer que él conoce mejor que yo la historia de la literatura castellana. Es un amante de Cervantes, de Hita, de Quevedo, de Galdós, de Clarín, de Machado y de Valle-Inclán. ¡Cuántas veces no me ha descubierto a autores casi desconocidos en el ámbito hispánico! Devora libros con fruición. Su casa es una sucesión de habitaciones atestadas de libros, cuadros, cedés y películas de cine. Este año ha estado a punto de ser profesor de Lengua Española en su instituto por un problema de reparto de horas. Lo esperaba con ilusión, pero al final no ha podido ser. Me lo contaba con pena cuando se enteró que no podría explicar a esos autores que tanto admira.
Pienso que a veces los políticos y las noticias destacan hechos u opiniones que nos llevan a desconfiar unos de otros, a ir rompiendo hilos de convivencia y relaciones entre pueblos y personas. Sin embargo, quiero resaltar que todavía hay algunos Josep que dan calor a una geografía –unida por una historia compartida, aunque a veces atormentada-, que no responden a los estereotipos al uso, que no se dejan llevar por la politiquería última ni por los resquemores más superficiales, y que hacen de este hermoso y complejo país, una aventura espléndida y todavía con futuro. Espero.
Mi amigo Josep ama los libros, tiene una querencia maravillosa por los libros que le lleva a ir rescatándolos de las bibliotecas públicas cuyos responsables los descatalogan y condenan a la guillotina. Parece ser que en las bibliotecas públicas si un libro no ha sido solicitado por los lectores en un cierto número de años, lo descatalogan y lo retiran de la circulación por valioso que sea el ejemplar. Siempre que lo veo tiene un montón de libros para mí. Literatura africana, gallega, catalana o castellana son los temas preferidos y que compartimos. No nos cansamos de hablar de libros en ricas conversaciones que han vertebrado nuestros encuentros y varios viajes que hemos hecho juntos recorriendo la geografía española.
Sé que él no leerá esto. Quiero hace de esta relación un símbolo. Sé que él deja docenas y docenas de libros que encuentra en bibliotecas o librerías de viejo en la cadena del Bookcrossing, esa cadena que alguien empieza y que los lectores anónimos continúan. Quiero hacer un pequeño homenaje a su generosidad personal – es una de las mejores personas que conozco- . Quiero reconocer que él conoce mejor que yo la historia de la literatura castellana. Es un amante de Cervantes, de Hita, de Quevedo, de Galdós, de Clarín, de Machado y de Valle-Inclán. ¡Cuántas veces no me ha descubierto a autores casi desconocidos en el ámbito hispánico! Devora libros con fruición. Su casa es una sucesión de habitaciones atestadas de libros, cuadros, cedés y películas de cine. Este año ha estado a punto de ser profesor de Lengua Española en su instituto por un problema de reparto de horas. Lo esperaba con ilusión, pero al final no ha podido ser. Me lo contaba con pena cuando se enteró que no podría explicar a esos autores que tanto admira.
Pienso que a veces los políticos y las noticias destacan hechos u opiniones que nos llevan a desconfiar unos de otros, a ir rompiendo hilos de convivencia y relaciones entre pueblos y personas. Sin embargo, quiero resaltar que todavía hay algunos Josep que dan calor a una geografía –unida por una historia compartida, aunque a veces atormentada-, que no responden a los estereotipos al uso, que no se dejan llevar por la politiquería última ni por los resquemores más superficiales, y que hacen de este hermoso y complejo país, una aventura espléndida y todavía con futuro. Espero.