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viernes, 28 de mayo de 2021

Mirad los pájaros del campo...


Hay últimamente una constante en mis percepciones de la que antes no era muy consciente: el canto de los pájaros. Ahora lo siento omnipresente, bien sea que esté en el interior de la manzana de mi casa donde gorjean numerosos gorrioncillos que planean por los alrededores y a los que echamos miguitas de pan en la terraza y que ellos vienen a buscar. Si voy por la montaña, atiendo al canto de los vencejos, de los verdecillos o los petirrojos. En el interior del bosque me quedo embobado escuchando arias por parte de algún pajarillo solitario que parece expresar un éxtasis total ante la existencia. Me quedo quieto y escucho durante un rato en el silencio del bosque. A veces grabo sus cantos y con una aplicación intento que sean identificados, pero en el interior del bosque no hay conexión a internet y me quedo sin saber bien qué especie es la cantora. 

 

Recuerdo el poema de Juan Ramón Jiménez, maravilloso poema titulado … Y los pájaros se quedarán cantando en que él poeta, maravillado por su canto, es consciente de que, tras su muerte, el mundo continuará igual, que las campanas de la iglesia seguirán sonando, y él desde su huerto florido y encalado, ya espíritu, contemplará el mundo desde el otro lado. Y los pájaros se quedarán cantando. Esto nos da medida de nuestra insignificancia y marginalidad en el transcurso de la vida que continúa a pesar de nuestra creencia de que somos realmente importantes. Somos el centro de una conciencia muchas veces aflictiva y dolorida porque luchamos contra el flujo de las cosas. A veces me despierto a mitad de la noche angustiado y me vienen recuerdos torturantes que me afligen y dominan mi mente. Me rebullo en la cama, me abrazo al cuerpo amado pero mi cerebro ha elegido fijar un recuerdo del que no puedo desprenderme. Me hago una manzanilla en la cocina, respiro hondo y cuando vuelvo a la cama, me pongo a leer algo que me distraiga, así hasta que el cansancio de fijar la atención en las palabras, me lleva lejos de ese recuerdo punzante y mi cuerpo se relaja aceptando la deriva del universo sin mi presencia. 

 

Es inevitable considerarse importante, somos lo único que tenemos. Nuestro ego es un mecanismo muy complejo que no deja de ser bombardeado por miles y miles de estímulos cada día, sean las noticias, las imágenes que recibimos, el flujo de la vida cotidiana, la, a veces, tristeza de vivir y constatar el paso del tiempo o en otras ocasiones el gozo de estar vivo. La idea de que a cada momento de éxtasis corresponde uno de dolor es algo adherido a mí. Pienso que es el equilibrio vital. Uno no puede someterse sin más a la corriente de la vida porque hay continuamente decisiones que tomar en una sociedad crecientemente complicada y amenazada de muchas formas diferentes. No hay reflexión que resulte demasiado tranquilizadora en un mundo que se aproxima a la oscuridad en muchos sentidos. Ayer veía un reportaje sobre el aniversario de la distopía de Blade Runner, la obra maestra de Ridley Scott y película de culto, y era consciente de que las peores amenazas que aparecían en el filme como la creciente pobreza, la diferencia creciente entre ricos y desposeídos, la amenaza climática, la deshumanización de la ciudad futurista, la lluvia permanente, las preguntas que no dejan de ser planteadas sobre quiénes somos y qué estamos haciendo aquí, y cuál es el sentido de nuestra vida… Aquellos replicantes tienen los mismos conflictos que nosotros, quieren seguir viviendo un poco más y se interrogan sobre quiénes son… 

 

Por eso, cuando oigo a los pajarillos y percibo sus gorjeos alegres y deliciosos me doy cuenta de que son ciertas las palabras del evangelio en que los pájaros no hacen proyectos, ni declaración de renta, ni tienen que dejar herencia a sus hijos, ni se afligen por el devenir de las cosas, ni temen a la muerte, solo son, sin preocupaciones en un éxtasis divino cuyos cantos son cada vez más presentes en mi vida. Ahora los oigo, junto al ladrido de algún perro, el rumor incesante de la ronda y pienso en la próxima vez que saldré al bosque para adentrarme en el corazón de la espesura para así profundizar en el cansancio –bendición del ser humano que le releva de sus ganas de luchar- y llegar a un instante de felicidad plena que surge imprevisto como en un descuido de la mente. 

17 comentarios :

  1. Aunque no sea creyente, ello no me impide compartir con las religiones multitud de análisis y consecuencias, incluidas las morales. Pienso que han sido conclusiones colectivas elaboradas a lo largo de los siglos y que reflejan bien la experiencia del hombre en la vida. ¿Estamos satisfechos de conocer la ciencia del bien y del mal? Es imposible ni siquiera plantearlo, ya que una vez probado, ninguno quisiéramos renunciar al sabor de ese fruto prohibido. Sabiendo que no somos así, podemos admirar la inocencia de los animales.
    Desde fuera podemos pensar en ese "éxtasis divino", pero no queremos verdaderamente abandonarnos en él. Desde el otro punto de vista, tampoco los animales quisieran ser nosotros tal vez, como nos muestra el poema de Kavafis. Últimamente tus entradas me remiten a versos:
    http://caballodeletras.blogspot.com/2008/07/dos-poemas-de-kavafis-respecto-al-tema.html
    El enlace tiene otro poema además, pero lo he puesto porque la traducción de "Los caballos de Aquiles" (que es el poema al que me refiero)es la mejor que hay en castellano, a mi juicio.

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    1. Maravillosos poemas de Kavafis que he buscado luego en las obras completas que tengo del poeta. La traducción que tengo es de Pedro Bádenas de la Peña y hay abundantes variantes, aunque no esenciales con la traducción de José María Álvares. Ambos poemas son prodigiosos. Las lágrimas de los dos córceles son abrumadoramente reales por la suerte de Patroclo, el compañero y amante de Aquiles. Zeus viendo sus lágrimas exclama en mi edición: ¿Qué buscabais allí abajo entre esa mísera humanidad, juguete del destino?

      Sin duda, la humanidad es incapaz de volver atrás en su camino o a lo que constituyen sus elecciones. Pienso en si, sabiendo lo que sabemos de la tecnología, desearíamos volver al estado inocente antes de ella, antes de internet, antes de las redes sociales, y no me cabe duda de que no sería así. Esta mísera humanidad, juguete del destino es incapaz de volver atrás. Hace cientos o quizás miles de años, nos separamos de la naturaleza y crecimos en la cultura. El mirar con envidia a los inocentes pajarillos no deja de ser una imagen o un pensamiento ingenuo, fruto de una reflexión tal vez angustiada o sedienta de belleza. Pertenecemos a órdenes diferentes pese a nuestra similitud genética con el de los animales. Es el gran misterio, no resuelto de ningún modo: cómo surgió la conciencia humana, cómo surgió el lenguaje, ese Rubicón que nos diferencia ya para siempre de la otra orilla. Y una vez poseyendo la conciencia, por mísera que sea esta posesión, y el misterio del lenguaje, no podemos volver atrás. Y ciertamente, si los animales pudieran decidir, seguro que no querrían ser como nosotros. Y lo entendería.

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    2. Cogiendo el rábano por las hojas, como me apetece seguir hablando contigo, te diré que las traducciones comparadas son una de las cosas que me han hecho disfrutar desde la adolescencia. Ver las versiones que pueden hacerse sobre el soneto de du Bellay, "Heureux qui, comme Ulysse...", del de Ronsard, "Quand vous serez bien vieille...", o simplemente de los sonetos de Shakespeare, de los que hay hasta una desafortunada versión española en verso de trece sílabas, verso que no puede existir, es un entretenimiento para mí apasionante. Y en el caso de Álvarez y Kavafis, a pesar de que no sé griego (Álvarez tampoco), el amaneramiento que naturalmente tiene Álvarez y que empaña su propia poesía, creo que se transfigura en la voz de Kavafis y lo hace vivir. Es solo una opinión, aunque la frase que citas es mucho más expresiva, "juguete del destino".
      Siguiendo con las hojas y ya el rábano en la basura por completo, voy a aprovechar para meter de refilón una frase que leí hace unos días y que no me atrevo a decir en público por miedo a las piedras que me vendrían encima. Pero tal vez al abrigo de tu blog... Es de Montaigne, al que he empezado a releer: "Dice Plutarco, a propósito de quienes se encariñan con monitos y perrillos, que de este modo la parte amorosa que hay en nosotros, a falta de asidero legítimo, se forja uno falso y frívolo antes que permanecer inútil."(Plutarco, Pericles, I,1.). No me cabe duda de que si la pusiera en una red social me cerrarían la cuenta.
      Un abrazo!

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    3. Nunca he tenido mascotas pero suelo observar las relaciones de los que las tienen con ellas, especialmente los perros, muchas veces perrillos que constituyen una suerte de juguetito sumiso que se adapta a todos los humores de los amos. A veces me dan mucha pena estos perrillos que, en muchas ocasiones, tienes razón, son asideros falsos y frívolos e incluso sustitutivos de los hijos que no se ha querido tener. Mi mirada rastrea esa búsqueda de la sumisión, a veces violenta, para imponer conductas a estos animales que dejan por completo de ser libres. He conocido a otros poseedores de perros que no hacen esto y no los reducen a una caricatura ridícula. Sí, sin duda, si lo dijeras en una red social, te acribillarían. Es cierto que estos animales son reducidos a una vida miserable para el placer y la comodidad de sus amos que proyectan en ellos no sé bien qué. Afortunadamente, los blogs son un espacio selectivo y uno puede expresar dudas, intuiciones, reflexiones que pueden ser a contracorriente de esa marea social que arrasa el pensamiento libre. Un abrazo, Francisco.

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  2. Desgraciadamente en donde vivo no hay pájaros. Habían gorriones, pero eso era unas décadas atrás, ahora se les ve poco.
    tenía un buen amigo ya desaparecido hace más de cinco años que era de Collcerola. Un entendido en botánica y ornitología. No había pájaro que no supiera a la raza que pertenecía, ni planta que se le escapase, y siempre en latín. Me maravillaba.

    Ahora disfruto cuando voy a casa de mi hijo, al El Prat, pero lo hago a través de las mariposas. Hay incluso una que es endémica. Tengo un libro sobre ellas y El Prat, muy curioso por cierto, que algún día pondré por el bloc.

    me alegra sobremanera que disfrutes con ellos y que hagas esa especie de simbiosis cósmica, que diría Dalí para poder compenetrarte. La edad ayuda a entender ciertas cosas que por circunstancias no damos cuenta de ellas en épocas anteriores.

    Ya te digo que te envidio. Cuando hagas unas fotos a los pájaros, ponlos porfa por aquí, y nos dices, al menos a mi, que soy el menos entendido de los entendidos, a que raza pertenecen. Así también me haré a la idea de esas caminatas tan fructíferas que das.
    Un abrazo
    salut

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    1. Yo anhelaría que alguien me enseñara a reconocer a los pájaros en la espesura del bosque o en la ciudad. En mi barrio hay muchos gorrioncillos lo que presta alegría a nuestro entorno.

      En cuanto a fotos, no soy capaz de fotografiarlos, eso es un nivel superior, solo los escucho escondidos en el ramaje del bosque. Las caminatas son una por semana, un día fértil y metafísico en buena compañía, generalmente por Collserola cuyos caminos son ya conocidos por estos pies venturosos. Caminar y leer son mis dos vocaciones favoritas. No menciono otras menos virtuosas.

      Mariposas observo muy pocas, igual que ya no veo amapolas en los campos. Estamos acabando con lo salvaje de la naturaleza. Pronto será todo controlado y sometido a nuestra ambición, y a nuestra confusión política e ideológica.

      Salut y un abrazo.

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  3. «Todos esos momentos se perderán en el tiempo, como lágrimas en la lluvia. Hora de morir». Nadamos en la inmensidad de la nada que nos espera y para ello es mejor estar desnudos de equipaje, cuando todo es vacío menos la materia que habito.

    Algunas noches escucho un mirlo que habita en el tejado de la casa frente a la mía. Los mirlos ‘son capaces de imitar diferentes sonidos, e incluso de crear melodías complejas, muy similares a canciones. Son animales muy inteligentes, de forma que pueden memorizar una gran variedad de cantos, que luego reproducen con estrofas breves y variadas’. Durante el estado de alarma cuando el silencio imperaba en las noches sus conciertos eran únicos, porque le daban a la oscuridad un toque de sutil atención, con una nitidez y amplificación insólita para estos tiempos de contaminación acústica y lumínica (qué desamparo no poder ver las estrellas).

    Magnífico tu texto, bueno, el cuidado de este jardín que es tu blog y con el que nos enseñas todo tipo de plantas, ‘cioránicamente’, a veces, atribulada otras, y siempre humana.

    Y, por cierto, JRJ, una delicia de poema.


    Todas las tardes pasan pájaros quebrando
    la esclerótica tersura del cielo.
    Sobre sus alas sienten singulares vértigos
    de la inmensa libertad que aman en vuelo.
    Cruzan la urbanidad de las ciudades
    flotando a su rutinario hormigueo,
    lejos del múgrido poder que las subyuga
    como un domingo triste y ceniciento.
    Mientras, en sus ojos, se anuncia la amplia
    consigna de estelares, místicos viajeros
    en una migración continuada, eterna,
    buscando la belleza que retiene el tiempo.
    Los miro -pendiente mi ambición-
    perplejo. Y de un salto me uno a su vuelo,
    enmudecido, anhelante, hasta librarme
    del lastre que me determina al suelo.

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    1. TODAS LAS TARDES

      Todas las tardes pasan pájaros quebrando
      la esclerótica tersura del cielo.
      Sobre sus alas sienten singulares vértigos
      de la inmensa libertad que aman en vuelo.
      Cruzan la urbanidad de las ciudades
      flotando a su rutinario hormigueo,
      lejos del múgrido poder que las subyuga
      como un domingo triste y ceniciento.
      Mientras, en sus ojos, se anuncia la amplia
      consigna de estelares, místicos viajeros
      en una migración continuada, eterna,
      buscando la belleza que retiene el tiempo.
      Los miro -pendiente mi ambición-
      perplejo. Y de un salto me uno a su vuelo,
      enmudecido, anhelante, hasta librarme
      del lastre que me determina al suelo.
      Y entonces vuelvo a mis desastres cotidianos
      cuando los veo curvarse por el firmamento.
      Regreso a los pocos restos de mi sombra
      descuartizada en analíticos momentos
      de la ciudad amenazante e ingrata
      y a los retratos malos que me da el espejo.
      Retorno al bochorno de la luz eléctrica
      atado a mi inmunodeficiente miedo.

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    2. Magnífico poema, Francisco, que desconocía. Y puedo entender por qué lo has cortado en ese punto. Mejora el poema sin ese final.

      Mi blog es una poliantea de impulsos diversos, a veces necios, otras veces menos de ello, pero siempre con el anhelo de expresar libremente lo que sé que no se puede hacer en las redes sociales. Un blog, por desatinado que sea, tiene mucha más libertad para expresar contenido complejos, dubitativos o problemáticos.

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  4. Gracias, querido amigo. El poema pertenece a un poemario escrito en 1996. Entonces, quizás, tenía otras consideraciones. Sé que eres un buen lector y tienes un buen juicio sobre lo literario, por eso aprecio tus palabras.

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  5. Conoces mi devoción por los pájaros, Joselu. En mi blog los he dedicado más de una entrada con fotografías de mi autoría.

    Recojo la petición de Miquel, a ver si traigo una entrada al respecto, con mis fotografías, más pronto que tarde.

    He crecido familiarizado con ellos, como niño en contacto con los campos circundantes a mi casa. Mis amigos de la infancia y yo pasábamos horas y horas campestres acostumbrados a su visión y cantos, además nos pilló de pleno el apogeo “El hombre y la Tierra” de Félix Rodríguez de La Fuente, eso significó que varios de nosotros nos hicimos con sus espléndidos “Cuadernos de campo” (hoy codiciados), y así nos echábamos al monte, para localizar la fauna, en especial los pájaros, que ya nos habíamos aprendido de memoria.

    A día de hoy sigo con esa fascinación. Todos los días me doy una caminata campestre y suelo llevar los prismáticos, unos buenos para la ornitología, además de mi cámara (y algún libro, claro).

    Entre mis libros favoritos de siempre están mis guías de aves; tengo mucho aprecio por una del ornitólogo inglés Jim Flegg (uno de los mejores del mundo) e ilustrada con los bellos dibujos de Martin Woodcock (Guía celeste de las aves de Europa), y también he salido muchas veces al campo con otra guía; Aves de España y de Europa, Tikal Ediciones), lo bueno de ésta es que es bastante completa y a precio razonable y, algo importante, un tamaño muy manejable para llevarla al campo, igual que la otra.

    También estoy suscrito a las new-letters de Seo Bird Life, por lo que llegan a mi correo noticias, informaciones y peculiaridades de muchas aves.

    Por cierto, magnífica la descripción de Francisco M. Ortega sobre su “vecino”, el mirlo.

    Estos días voy fotografiando a las cigüeñas, los abejarucos, algún milano real y una pareja de cernícalos primilla que me encuentro a diario, son aves que llegan de fuera para nuestra época estival. Y en invierno suelo ir a la caza (fotográfica) de los petirrojos (como ese magnífico que encabeza tu escrito) o los alcaudones que me fascinan, aparte de los residentes permanentes; pinzones, carboneros, herrerillos, mirlos, urracas, jilgueros, gorriones, verderones y verdecillos, lavanderas, estorninos, etc, etc.

    Hace dos días fotografié y grabé a una abubilla, venía escuchando su característico “puu-puu-puu” hasta que la localicé en lo alto de una vieja y frondosa morera.
    En el campo a la mayoría de los pájaros se les suele escuchar primero y esto facilita observarlos después; al revés es mucho más difícil.

    Acabo de terminar una lectura; “Días de infancia” autobiografía que escribió Gorki sobre esa etapa crucial de la vida, se entregaba con verdadero entusiasmo a observar los pájaros, de hecho cazaba jilgueros para escuchar su canto y se pasaba horas entretenido con sus pájaros. En uno de los pasajes narra como su abuela y él salvaron a un estornino de las fauces del gato y sanaron su ala malherida, y cuenta como la abuela con una destreza sin igual, con esas manos sabias del campo, curó por completo al pájaro que devolvieron a la libertad.

    Y de sobra es conocida la pasión por estas criaturas de otros ilustres como Walt Whitman o Neruda, éste tenía auténtica pasión y era buen conocedor de especies chilenas; no en vano, se cuenta que camino del exilio, atravesando los Andes a caballo, entre los muy escasos libros que portaba eligió “Las aves de Chile” una guía ornitológica.

    Y si nos remitimos a otros más contemporáneos ahí tienes a Jonathan Franzen, que casi se ha convertido en ornitólogo profesional (viaja por todo el mundo con sus prismáticos y guías para avistar aves) y Margaret Atwood que es activista de Birdlife iternational. Acabo con estas palabras de Atwood:

    “Soy una entusiasta de la conservación porque dependiendo de lo que pase con las aves podemos ver hacia dónde va el mundo (…)”.

    Un abrazo, Joselu

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    1. No puedo decir nada, Paco, sino reconocer mi absoluta ignorancia en este terreno en el que me propongo progresar poco a poco, dado que, por primera vez, me he sentido llamado hacia el mundo de las aves que hasta ahora han pasado cerca de mí pero sin que yo reparara en ellas. Tomo nota de las referencias que me has dejado en cuanto a guías y alguna indicación sobre cómo observarlos en la naturaleza o en la ciudad. Me admira tu conocimiento del tema que ya conocía parcialmente por tus textos, pero ahora veo que es una auténtica pasión que viene de lejos. ¡Cuántos descubrieron su atracción por la naturaleza con los programas de Rodríguez de la Fuente! Transmitía pasión y se le sigue recordando. Desconocia asimismo a autores enamorados de las aves. Y, ciertamente, es cierto lo que escribe Margaret Atwood a la que no he leído, sobre que lo que pase con las aves nos hará ver hacia dónde va el mundo. Gracias por tu comentario contestando a un ignaro que acaba de descubrir este mundo maravilloso.

      Abrazo, Paco.

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  6. Te regalo un haiku:

    Águila real
    anidas en el pico
    de la gran cima.

    Adriana

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  7. Hermoso, Adriana, estoy descubriendo un interés creciente por las aves. Hoy he identificado dos trinos o zureos que llevaban años esperando una respuesta. Los haikus son una gran interpelación a la inteligencia.

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  8. Los pájaros y su cantar son fuente de inspiraciones diversas.

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    1. Ahora está sonando cerca de mi casa el trino de unos cuantos gorriones. Me produce alegría y me acompaña, sé que hay vida libre cerca de mí.

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