Blog poliédrico que no cree que haya una versión canónica de la realidad y que asume la contradicción flagrante como sistema de interpretación del mundo.
Después de leer esta crítica, entiendo más el contexto de la cita: Chuck Palahniuk muestra sin tapujos la grotesca realidad que tendría lugar si las fantasías separatistas y las teorías conspirativas que alberga la psique norteamericana se llegasen a imponer. Esta deforme y macabra sátira de la sociedad estadounidense aviva, con una exageración todavía más brutal y en un presente de agitación social sin precedentes, los puñetazos que 'El club de la lucha' asestó al sistema". Algo que encaja con la confusión de los tiempos que vivimos con un ser humano desnortado que busca reencontrarse consigo mismo pero no sabe cómo. Los nuevos paradigmas están alterando los hitos que lo guiaban y ahora todo ha cambiado aceleradamente, lo que da como resultado una desorientación total.
Te dejo algunos fragmentos de la Wikipedia en inglés (traducido) porque la española no dice apenas nada de este escritor del que se habla en la cita. En un posterior comentario te contesto a lo que planteas en el tuyo.
Robert Bly (nacido el 23 de diciembre de 1926) es un poeta, ensayista, activista y líder estadounidense del movimiento de hombres mitopoéticos . Su libro en prosa más conocido es Iron John: A Book About Men (1990), que estuvo 62 semanas en la lista de los más vendidos del New York Times, y es un texto clave del movimiento masculino mitopoético. Ganó el Premio Nacional de Libros de Poesía de 1968 por su libro La luz alrededor del cuerpo.
Gran parte de la prosa de Bly se centra en lo que él vio como la situación particularmente problemática en la que se encuentran muchos hombres hoy. Él entendió que esto era el resultado de, entre otras cosas, el declive de la paternidad tradicional que dejó a los niños pequeños sin guía a través de las etapas de la vida que conducen a la madurez. Afirmó que, en contraste con las mujeres que están mejor informadas por sus cuerpos (especialmente al comienzo y al final de su ciclo menstrual ), los hombres deben ser guiados activamente desde la niñez hasta la madurez por parte de sus mayores. Las culturas premodernas tenían mitos elaborados, a menudo representados como ritos de iniciación., así como las "sociedades de hombres" donde los hombres mayores enseñarían a los niños pequeños sobre estos temas específicos de género. A medida que los padres modernos se han vuelto cada vez más ausentes, este conocimiento ya no se transmite de generación en generación, lo que resulta en lo que él llamó una Sociedad de Hermanos. La "Ausencia del Padre" es un tema recurrente en la obra de Bly y, según él, muchos de los fenómenos de depresión, delincuencia juvenil y falta de liderazgo en los negocios y la política están vinculados a ella.
Por lo tanto, Bly vio a los hombres de hoy como medio adultos, atrapados entre la niñez y la madurez, en un estado en el que les resulta difícil ser responsables en su trabajo, así como líderes en sus comunidades. Eventualmente, ellos mismos pueden convertirse en padres débiles o ausentes, lo que hará que este comportamiento se transmita a sus hijos. En su libro The Sibling Society (1997), Bly sostiene que una sociedad formada por tales hombres es intrínsecamente problemática, ya que carece de creatividad y un profundo sentido de empatía. La imagen de la mitad de los adultos se ve reforzada por la cultura popular, que a menudo presenta a los padres como ingenuos, con sobrepeso y casi siempre codependientes emocionalmente. Históricamente, esto representa un cambio reciente de un modelo patriarcal tradicional y Bly cree que las mujeres se apresuraron a llenar el vacío que se formó a través de los diversos movimientos juveniles durante la década de 1960, mejorando las capacidades emocionales de los hombres y ayudándolos a conectarse con el dolor secular de la represión de las mujeres. Sin embargo, también ha llevado a la creación de "machos blandos" que carecían de la fuerza dirigida hacia el exterior para revitalizar la comunidad con asertividad y cierta fuerza guerrera.
En cuanto a tu labor de investigación sobre Chuck Palahniuk es muy valiosa. Estoy leyendo precisamente El día del ajuste y parte de una revolución en Estados Unido, guiada por un gurú llamado Talbott Reynolds, en que se establece una radical separación geográfica de los negros y los blancos, los homosexuales de los heterosexuales, de los musulmanes frente a otras religiones... La idea puede ser aparentemente distópica pero parte de una realidad en Estados Unidos en que se defiende que los negros no tienen por qué ser juzgados en la escuela por los mismos criterios que los blancos, y que los homosexuales viven constreñidos por una sociedad heterosexual. ¿No sería más congruente que cada comunidad funcionara por separado? Tal vez este debate en españa parece lejano, pero la distopía de Chuck Palahniuk no es demasiado ajena a algunos movimientos que están produciéndose en USA. No sé si has oído hablar del Acting White, es la crítica feroz a los negros que imitan el estilo de vida blanco o que se aplique en las escuelas los mismos criterios para juzgar a los negros o afroamericanos. Dentro de ello, se juzga como Acting White el hecho de que un negro lleve un libro debajo del brazo porque la cultura es típicamente blanca. Es un debate que en USA alcanza niveles que apenas nos llegan. Donald Trump fue la punta de un iceberg cuya magnitud por aquí no comprendemos por la lejanía.
Es la idea de Robert Bly, la de que los hombres se han hecho blandos y han dejado de ejercer su jerarquía a la hora de la formación de los hijos en un ejercicio de colegueo. Y en las escuelas se plantea que el profesor sea no una persona que lidera una clase jerárquicamente por su conocimiento o edad a convertirse en simplemente un acompañante en un plano de igualdad con sus alumnos. Son ideas que están en el aire. La clave de nuestra sociedad es el igualitarismo frente a la jerarquía. Y en las familias también sucede si los padres no ejercen como tales. Y sí, algo próximo al caos. El padre ausente, sobre todo.
Es interesante las explicaciones que das, me hace centrarme más en el texto, aunque de entrada y leyendo la portada que nos insertas, lo primero que me vino a la cabeza es aquello de : "yo soy amigo de mi hijo", cuando ni por tiempo, ni por espacio, ni por circunstancia puede ser uno amigo de su hijo, sino su padre.
Por otra parte, la frase "...Bly vio a los hombres de hoy como medio adultos, atrapados entre la niñez y la madurez...", la llevo diciendo de otra manera, muy tosca, pero creo que acertada, y que converge con la aseveración del sr Bly; hay tres edades, la física, la cronológica y la mental. Sigo leyendo entradas y viendo tus respuestas, pues es un tema que me interesa mucho, lo Peter Pan que han trasformado al humano, entre otras cosas para seguir vendiéndoles elixires de eterna juventud...porque tu lo vales. Un abrazote
Lleva décadas cuestionándose toda idea de estructura de poder sea de género, sexual, racial, parental, pedagógico, político... Se critican las jerarquías como perversas de muchos modos. Nosotros mismos con nuestros blogs somos debeladores de las estructuras de poder. Pero cuando hayamos acabado con cualquier idea de poder, ¿qué haremos? Los niños necesitan, según Bly, un modelo, unos patrones masculinos que le ayuden a situarse en el mundo en torno a unos ejes y valores. Esto en el mundo antiguo estaba muy claro, e incluso en las tribus africanas estaba perfectamente diseñada la transición de niño a hombre, creciendo en cuanto a valor, responsabilidades y papel social. A nosotros se nos hablaba de la edad de la razón, un momento en que ya eras adulto y responsable. Esto ahora no pasa. Los hombres parecen madurar en torno a los cuarenta-cincuenta años viviendo una adulescencia infinita. La mayoría se han educado sin referencias o patrones que les hicieran crecer. Los padres se hacen amigos de sus hijos, nos atrae esa relación de igualdad, de compadreo, de horizontalidad. Detestamos el poder y los que lo ejercen se sienten permanentemente cuestionados. Parece que es buena idea, otra cosa es que si ello favorece el crecimiento, la adultez, la maduración. Antes había un respeto sagrado hacia las estructuras de poder pero ahora hemos pasado a todo lo contrario. Y sí, el eterno niño, el eterno Peter Pan que se nos dice que está dentro de cada uno de nosotros. Un psicólogo en mi instituto animaba a los padres y madres a dormir con peluches como terapia antiansiedad. Crecer no nos gusta, queremos ser siempre el eterno niño o adolescente que tanto se ha elogiado. La novela maldita El guardián entre el centeno de Salinger es una especie de recreación del mito de Peter Pan en esa angustia adolescente y repudio de la adultez por corrupta y adulterada -nunca mejor dicho-. De ahí su magnetismo para millones y millones de lectores. Un superabrazo también para ti.
Todo tiene sus consecuencias y no arriendo la ganancia a nuestro género, ni por arriba, ni por abajo, ni por medio. Cuando la pena se agota solo resta partirse de la risa ante su patética ridiculez. Si cualquier sociedad deforme necesita del jueguito de crueldad y victimismo motivado por las más diversas chaladuras personales y colectivas, al menos obtendrá teatrito gratis hasta la extenuación y hasta puede que acabe envidiando a los por entonces muertos. El autor tiene edad para saberlo de sobra, claro que con la anterior aseveración no se venden ni libros ni nada porque va contra natura a la emocionalidad humana. Esto no es una crítica sino simple incitación irónica que cada cual interpretará según su paradigma vital. Basta con analizar a fondo el comportamiento cuántico de la materia. Ahhh claro que en la actual sociedad esas cosazas ni se consideran, en planos individuales! pues nada, a sufrir tocan! que por algo nuestros ancestros inventarían lo del “valle de lágrimas “ a cambio de un pirulí de gloriosa esperanza.... anda y que no sabían ! Jaaaaaaajjj. Partamos de la base que el tiempo tal y como nos lo venden no existe , y a partir de ahí......
Parece que cuestionas la cita aparecida en el libro de Palahniuk que reflexiona tangencialmente sobre la autoridad en declive especialmente en occidente. Recuerdo que mi padre sufrió en carne propia mi rebelión generacional y él decía siempre que si él le hubiera dicho a su padre lo que le decía yo... Está claro que la rebelión intergeneracional ya se gestó en los años sesenta, o incluso antes. Tengo un amigo o conocido de origen pakistaní, muy estricto, casado con una mujer española. Han tenido tres hijas. Una de ellas sigue el Ramadán pero la mayor es dibujante con mucho éxito en instagram y radicalmente feminista. De la pequeña no sé nada. Imagino que para el padre, la rebelión de su hija contra su cosmovisión musulmana tiene que ser problemática, pero yo aplaudo a esa hija que se ha desligado de la carga islámica y su concepción autoritaria. En mí hay una dualidad porque yo me rebelé contra la autoridad paterna -mi padre era débil y autoritario-, y comprendo otras rebeliones, y a la vez no dejo de ver que la idea desligada del relato de Palahniuk tiene su fundamento. No es fácil ejercer la autoridad y no ser autoritario. Pienso que la inmensa mayoría de los padres no están preparados porque a su vez no los educaron en un equilibrio emocional necesario para sustentar la autoridad. Cuando pienso en esto me viene la película Capitanes intrépidos en la que Spencer Tracy -Manuel Fidelio- hace de padre de Harvey, un niño estúpido y mimado. Y en esa educación de unos meses en el mar le convierte en un hombre. Ese es el padre que me hubiera gustado tener. Pocos padres hay así. Y esto es un desastre, Emejota, porque la realidad de muchos padres es la ausencia o la debilidad -lo veía como tutor en el instituto- y en quienes recae la educación -a trancas y barrancas- es en las madres que hacen lo que pueden.
Hay algunas predicciones que pronostican que es así. Hay muchos jóvenes muy bien preparados profesionalmente, pero hay tanta distracción en nuestra sociedad, tantas formas de hacerse idiota, tal falta de formación emocional, tal extravío existencial, tal falta de valores compartidos, tal importancia de la Inteligencia Aritificial que nos va a ir barriendo... que cuando muere un hombre o mujer sabios, es como una biblioteca entera que arde. Saludos.
Hace un par de semanas en el dominical de El País publicaron una entrevista con él que estaba francamente bien, pese a lo puerilmente capcioso de las preguntas. La frase que traes me recuerda a una similar de un escritor de su cuerda, Irvine Welsh: en el futuro no habrá hombres ni mujeres, solo gilipollas. Bueno, no sé si tanto, pero es una frase de efecto, sin duda. Un saludo, Joselu.
Como profesor durante muchos años, he visto pasar en las aulas a todo tipo de alumnos. A lo largo de este tiempo han mutado profundamente. Lo que era efectivo hace treinta años, dejó de serlo progresivamente y en este cambio está presente el tiempo del ahora que se caracteriza en líneas generales por una ruptura prácticamente total con el pasado. Se crece sin referencias, inmersos en el tiempo actual que devora todo. Intuyo que no hay valores firmes y que todo es muy inestable. La mayoría de entrevistas que tenía como tutor de alumnos de la ESO era con madres y raramente con padres. Pienso que hay en occidente un corte muy fuerte en esta era tecnológica con el mundo anterior a ella. Y el futuro acentuará geométricamente el alejamiento de las referencias éticas, intelectuales y morales. No sé si el futuro es de los gilipollas, no lo sé pero estamos poniendo las bases en un presente de terrible confusión. Un saludo también para ti, Javier.
Últimamente lo único que leo son mis viejas revistas de filosofía, a las que vuelvo una y otra vez (y que pertenecen a una colección que se llamaba, “Filosofía Hoy”). Esta mañana me dejó pensativo un párrafo, a propósito de unas líneas sobre el brillante sociobiólogo Edgar O. Wilson (por cierto, no sé que gen tendrán los sociólogos llamados Edgar, como mi admirado Edgar Morin, que bordean el siglo de vida), leía esto en la revista:
“Algo constante es que la sociedad se escinde, sistemáticamente, en dos vertientes antagónicas: a) una parte de la sociedad acepta la realidad que ha recibido del pasado, y b) la otra parte de la sociedad siente la atracción por el cambio de lo que ha encontrado.
Esa dialéctica es el camino más efectivo que la especie ha encontrado para progresar eficientemente. Pero ambas posiciones en su extrema determinación están equivocadas. Este mundo hubiera sido un desastre si los conservadores de lo establecido hubieran tenido fuerza sobrada para imponer su duraderamente su teoría, y el mundo hubiera sido otro disparate si los revolucionarios hubieran podido experimentar todas y cuantas teorías venían a sus mentes” (Filosofía Hoy, nº 17, pág. 18).
Y Edgar O. Wilson lo apuntala de forma magnífica: “Nuestro destino es sentirnos atormentados por dilemas grandes y pequeños mientras diariamente nos abrimos camino a través del mundo arriesgado y cambiante que nos vio nacer”
Así es, Joselu, nuestros pasos y equilibrio se sustentan sobre las mismas placas tectónicas de la Tierra… que buscan su posición con la amenaza de la fricción. La literatura lo atestigua de un modo seductor y estimulante para la mente del lector, como lo hace Palahniuk.
Me gusta la argumentación pausada no exenta de pasión. Cada comentarista tiene un estilo inequívoco de escribir, pensar y comentar. Los hay sintéticos y otros necesitan más desarrollo, los hay radicales y otros son más moderados. Te englobo entre los moderados y reflexivos que siempre hacen pensar. Sin duda, son ciertas esas dos tendencias sociales: hacia la conservación y hacia el cambio radical. Y en su equilibrio bien llevado reside el de la sociedad. Intentar eliminar a una de estas dos fuerzas -conservadoras o renovadoras- es peligrosísimo. En nuestro país tendemos a hacerlo. Tendemos a los maximalismos. Acabo de ver una serie danesa, Borgen, que me han dado ganas de hacerme danés por la extrema elegancia con que se lleva esta dialéctica -con reina incluida, aunque no aparece para nada-. La disyunción entre un partido conservador y uno progresista es el mejor contrapeso para el equilibrio de una sociedad.
Este debate sobre la autoridad y su desvanecimiento en los tiempos modernos nos afecta de lleno. Somos padres y hemos de ponerlo en práctica cada día, hemos sido profesores, somos ciudadanos que deberían estimar no solo lo que nuestro país puede hacer por nosotros sino también qué podemos hacer nosotros por nuestro país, pero esta última parte pasa totalmente desapercibida porque no hay valores superiores que no sean sospechosos en nuestra nación. Incluso esta última palabra es sospechosa y te habrá llamado la atención.
Y sí, ciertamente, los debates que plantea Palahniuk dan de lleno en los conflictos que vive dialécticamente Estados Unidos, y lo que se vive allí, tarde o temprano llega a todo el mundo. La fricción es algo más que una amenaza. Vivimos un tiempo muy peligroso, apasionante, pero peligroso.
Me has abierto los ojos, en cuanto a las lecturas/filones que pueden surgir como debates, a partir de esas lecturas que nos recomiendas. Partiendo de una premisa, que no creo que haya semejantes diferenciaciones, ni una cultura específicamente blanca y por supuesto, tampoco negra. Por lo menos, en mis ojos de observador. Yo admiro al ser humano, y todas sus manifestaciones, por encima de cualquier consideración sobre su orientación sexual, raza. El jazz, por ejemplo, o la ópera, me conmueven independientemente de la raíz de la que provengan. Creo que quien busca las diferencias, es por una necesidad de reafirmación. Buscan una identidad, en medio del globalismo. Puedo tener un sentido de pertenencia, pero reclamo la libertad y diferenciación del individuo.
Esas reflexiones me han recordado por ejemplo, a un personaje, Juan Latino, desconocido por la mayoría. De una talla colosal, por ser el primer catedrático negro en el siglo XVI. Hace no mucho, leí una recensión sobre una obra basada en la vida de Juan Latino, de un historiador. El primer catedrático negro de la historia, y que juzgamos más prejuiciosamente que sus coetáneos, pues Latino con las vicisitudes de entonces, era el secretario o criado de un familiar de El Gran Capitán, pudo asistir como sirviente a la Universidad de Granada, y lograr grandes distinciones, porque su brillantez e inteligencia no pasaron desapercibidas en la época, y fueron premiadas. No creo que la cultura sea patrimonio de nadie, ni ponerle etiquetas. Hay que tener los ojos bien abiertos, para rendirnos ante cualquier manifestación de este hermoso crisol que conforma la raza humana.
Como abogado del diablo, te podría decir que ves las cosas siendo parte del sector tradicionalmente dominante de la sociedad. No sé si has leído literatura escrita por negros -sean africanos o afroamericanos-. Tú -ni yo- nos hemos tenido que preocupar por el color de nuestra piel, pero quien ha nacido negro sabe lo que ello conlleva. Ha habido distintas incursiones por parte de blancos en simularse negros para vivir desde dentro lo que experimentaba un negro en Alabama o Luisiana en los años treinta del siglo pasado. Uno de ellos fue John Griffin que oscureció su piel con methoxsalen y luz ultraviolenta. Escribió un libro titulado Negro como yo. He leído bastante literatura africana o negroamericana de USA y puedo hacerme una idea de lo que significa tener piel negra en una sociedad dominada por los blancos. La distopía de Chuck Palahniuk es eso, una distopía, pero que pone el dedo en la llaga. No es que quiera recomendarlo, pero cada vez hay más corrientes entre el pensamiento negro que exigen no ser juzgados de acuerdo a los valores blancos, y que de ello proviene el fracaso de los niños y adolescentes afroamericanos. Otra razón y no tan complaciente, es la de la extendida ausencia de los padres en las familias negroamericanas. De ello habló Obama criticando el pasotismo de los padres que dejan con la carga de los hijos solo a las madres.
En cuanto a los homosexuales he leído que hay una cierta corriente que propugna que vayan a colegios segregados para no ser discriminados por su orientación sexual.
Son debates muy candentes en torno a las estructuras de poder que se dan en USA. Un concepto muy extendido es el de la interseccionalidad de género, sexo o racial. No sé si lo entiendo muy bien.
Saludos, Sergio, muchas gracias por aportar reflexiones interesantes.
Sí, Joselu, he leído mucha literatura que no clasificaria como propiamente negra. Ni me considero parte de ningún sector dominante, porque no me adscribo a ninguna mayoría o minoría. Me gusta traspasar las circunstancias del autor y no solamente reivindico potque entiendo la invisibilidad que denuncia Ellison en su famoso Hombre invisible. Habla del negro que sueña con integrarse en un mundo dominado por blancos. Cree en esa ilusión, y relata sus desdichas hasta caer en los avernos de la soledad más estridente. Yo abogo por romper esas crisálidas. Y hacia una sociedad que acepte la homosexualidad, las razas e ideas con naturalidad,sim que se conviertan en un tamiz prejuicioso en ningún caso. Porque me encantan las diferencias, la inmensa riqueza cultural del ser humano. De cualquiera, en cualquier momento se puede aprender.
No se, a mi esto de "la Igualdad" como norma para todo me parece una memez de campeonato. No somos iguales, ni falta que nos hace, es la diversidad la que nos enriquece no la monotonía, ni el monocolor. La personas crecemos con las adversidades, las luchas diarias (no estoy hablando de guerras) nos hacen pensar y actuar. Como colectivo de "todos iguales" somos un desastre, un barco necesita un capitán y un "capitán" (como figura) necesita un barco que manejar. No somos iguales, pero todos debemos tener las mismas oportunidades, (esto si es importante) y si alguien trabaja más, lucha más, estudia más, es logico que tambien tenga otro tipo de recompensas en la vida, pienso yo. ESo de que todos somos iguales, me parece una memez, repito, aunque no suene nada bien en algunas mentes de 300 caracteres y sin características reseñables.
De eso hablaba el texto enlazado, del ácido corrosivo lanzado sistemáticamente contra la jerarquía en todas sus posibilidades. Cada uno lo practicamos a nuestra manera: contra los gobiernos, contra los sistemas políticos, contra los dirigentes, contra los profesores, contra los médicos, contra los políticos, contra los padres, contra los jueces, contra el rey y la familia real, contra todo lo que parezca sobresalir un poco sobre la masa y sea señalable. Los alumnos ven cada vez más en clave de igualdad al profesor. Puede que sea una crisis de las mismas jerarquías, que ya no nos parecen admirables como antes en que eran veneradas. Daniel, todos, cada uno a nuestra manera, participamos y generamos un desdén absoluto hacia lo que aparece arriba. Es bueno y no es bueno porque nada nos parece lo suficientemente bueno -y es posible que se tenga razón-. Me asombran los alemanes que en el Bundestag y los alemanes en la calles aplaudieron durante varios minutos a Angela Merkel por su labor durante dieciocho años, según creo. Eso es inimaginable por aquí por muchas razones. Una, que no hay nadie equiparable a ella; otra, que si existiera, lo machacaríamos con saña. Un saludo.
Después de leer esta crítica, entiendo más el contexto de la cita: Chuck Palahniuk muestra sin tapujos la grotesca realidad que tendría lugar si las fantasías separatistas y las teorías conspirativas que alberga la psique norteamericana se llegasen a imponer. Esta deforme y macabra sátira de la sociedad estadounidense aviva, con una exageración todavía más brutal y en un presente de agitación social sin precedentes, los puñetazos que 'El club de la lucha' asestó al sistema".
ResponderEliminarAlgo que encaja con la confusión de los tiempos que vivimos con un ser humano desnortado que busca reencontrarse consigo mismo pero no sabe cómo. Los nuevos paradigmas están alterando los hitos que lo guiaban y ahora todo ha cambiado aceleradamente, lo que da como resultado una desorientación total.
Te dejo algunos fragmentos de la Wikipedia en inglés (traducido) porque la española no dice apenas nada de este escritor del que se habla en la cita. En un posterior comentario te contesto a lo que planteas en el tuyo.
EliminarRobert Bly (nacido el 23 de diciembre de 1926) es un poeta, ensayista, activista y líder estadounidense del movimiento de hombres mitopoéticos . Su libro en prosa más conocido es Iron John: A Book About Men (1990), que estuvo 62 semanas en la lista de los más vendidos del New York Times, y es un texto clave del movimiento masculino mitopoético. Ganó el Premio Nacional de Libros de Poesía de 1968 por su libro La luz alrededor del cuerpo.
Gran parte de la prosa de Bly se centra en lo que él vio como la situación particularmente problemática en la que se encuentran muchos hombres hoy. Él entendió que esto era el resultado de, entre otras cosas, el declive de la paternidad tradicional que dejó a los niños pequeños sin guía a través de las etapas de la vida que conducen a la madurez. Afirmó que, en contraste con las mujeres que están mejor informadas por sus cuerpos (especialmente al comienzo y al final de su ciclo menstrual ), los hombres deben ser guiados activamente desde la niñez hasta la madurez por parte de sus mayores. Las culturas premodernas tenían mitos elaborados, a menudo representados como ritos de iniciación., así como las "sociedades de hombres" donde los hombres mayores enseñarían a los niños pequeños sobre estos temas específicos de género. A medida que los padres modernos se han vuelto cada vez más ausentes, este conocimiento ya no se transmite de generación en generación, lo que resulta en lo que él llamó una Sociedad de Hermanos. La "Ausencia del Padre" es un tema recurrente en la obra de Bly y, según él, muchos de los fenómenos de depresión, delincuencia juvenil y falta de liderazgo en los negocios y la política están vinculados a ella.
Por lo tanto, Bly vio a los hombres de hoy como medio adultos, atrapados entre la niñez y la madurez, en un estado en el que les resulta difícil ser responsables en su trabajo, así como líderes en sus comunidades. Eventualmente, ellos mismos pueden convertirse en padres débiles o ausentes, lo que hará que este comportamiento se transmita a sus hijos. En su libro The Sibling Society (1997), Bly sostiene que una sociedad formada por tales hombres es intrínsecamente problemática, ya que carece de creatividad y un profundo sentido de empatía. La imagen de la mitad de los adultos se ve reforzada por la cultura popular, que a menudo presenta a los padres como ingenuos, con sobrepeso y casi siempre codependientes emocionalmente. Históricamente, esto representa un cambio reciente de un modelo patriarcal tradicional y Bly cree que las mujeres se apresuraron a llenar el vacío que se formó a través de los diversos movimientos juveniles durante la década de 1960, mejorando las capacidades emocionales de los hombres y ayudándolos a conectarse con el dolor secular de la represión de las mujeres. Sin embargo, también ha llevado a la creación de "machos blandos" que carecían de la fuerza dirigida hacia el exterior para revitalizar la comunidad con asertividad y cierta fuerza guerrera.
En cuanto a tu labor de investigación sobre Chuck Palahniuk es muy valiosa. Estoy leyendo precisamente El día del ajuste y parte de una revolución en Estados Unido, guiada por un gurú llamado Talbott Reynolds, en que se establece una radical separación geográfica de los negros y los blancos, los homosexuales de los heterosexuales, de los musulmanes frente a otras religiones... La idea puede ser aparentemente distópica pero parte de una realidad en Estados Unidos en que se defiende que los negros no tienen por qué ser juzgados en la escuela por los mismos criterios que los blancos, y que los homosexuales viven constreñidos por una sociedad heterosexual. ¿No sería más congruente que cada comunidad funcionara por separado? Tal vez este debate en españa parece lejano, pero la distopía de Chuck Palahniuk no es demasiado ajena a algunos movimientos que están produciéndose en USA. No sé si has oído hablar del Acting White, es la crítica feroz a los negros que imitan el estilo de vida blanco o que se aplique en las escuelas los mismos criterios para juzgar a los negros o afroamericanos. Dentro de ello, se juzga como Acting White el hecho de que un negro lleve un libro debajo del brazo porque la cultura es típicamente blanca. Es un debate que en USA alcanza niveles que apenas nos llegan. Donald Trump fue la punta de un iceberg cuya magnitud por aquí no comprendemos por la lejanía.
EliminarImagina un casa sin distribuir, un amplio espacio donde todo estuviese revuelto, menudo caos.
ResponderEliminarAdriana
Es la idea de Robert Bly, la de que los hombres se han hecho blandos y han dejado de ejercer su jerarquía a la hora de la formación de los hijos en un ejercicio de colegueo. Y en las escuelas se plantea que el profesor sea no una persona que lidera una clase jerárquicamente por su conocimiento o edad a convertirse en simplemente un acompañante en un plano de igualdad con sus alumnos. Son ideas que están en el aire. La clave de nuestra sociedad es el igualitarismo frente a la jerarquía. Y en las familias también sucede si los padres no ejercen como tales. Y sí, algo próximo al caos. El padre ausente, sobre todo.
EliminarEs interesante las explicaciones que das, me hace centrarme más en el texto, aunque de entrada y leyendo la portada que nos insertas, lo primero que me vino a la cabeza es aquello de : "yo soy amigo de mi hijo", cuando ni por tiempo, ni por espacio, ni por circunstancia puede ser uno amigo de su hijo, sino su padre.
ResponderEliminarPor otra parte, la frase "...Bly vio a los hombres de hoy como medio adultos, atrapados entre la niñez y la madurez...", la llevo diciendo de otra manera, muy tosca, pero creo que acertada, y que converge con la aseveración del sr Bly; hay tres edades, la física, la cronológica y la mental.
Sigo leyendo entradas y viendo tus respuestas, pues es un tema que me interesa mucho, lo Peter Pan que han trasformado al humano, entre otras cosas para seguir vendiéndoles elixires de eterna juventud...porque tu lo vales.
Un abrazote
Lleva décadas cuestionándose toda idea de estructura de poder sea de género, sexual, racial, parental, pedagógico, político... Se critican las jerarquías como perversas de muchos modos. Nosotros mismos con nuestros blogs somos debeladores de las estructuras de poder. Pero cuando hayamos acabado con cualquier idea de poder, ¿qué haremos? Los niños necesitan, según Bly, un modelo, unos patrones masculinos que le ayuden a situarse en el mundo en torno a unos ejes y valores. Esto en el mundo antiguo estaba muy claro, e incluso en las tribus africanas estaba perfectamente diseñada la transición de niño a hombre, creciendo en cuanto a valor, responsabilidades y papel social. A nosotros se nos hablaba de la edad de la razón, un momento en que ya eras adulto y responsable. Esto ahora no pasa. Los hombres parecen madurar en torno a los cuarenta-cincuenta años viviendo una adulescencia infinita. La mayoría se han educado sin referencias o patrones que les hicieran crecer. Los padres se hacen amigos de sus hijos, nos atrae esa relación de igualdad, de compadreo, de horizontalidad. Detestamos el poder y los que lo ejercen se sienten permanentemente cuestionados. Parece que es buena idea, otra cosa es que si ello favorece el crecimiento, la adultez, la maduración. Antes había un respeto sagrado hacia las estructuras de poder pero ahora hemos pasado a todo lo contrario. Y sí, el eterno niño, el eterno Peter Pan que se nos dice que está dentro de cada uno de nosotros. Un psicólogo en mi instituto animaba a los padres y madres a dormir con peluches como terapia antiansiedad. Crecer no nos gusta, queremos ser siempre el eterno niño o adolescente que tanto se ha elogiado. La novela maldita El guardián entre el centeno de Salinger es una especie de recreación del mito de Peter Pan en esa angustia adolescente y repudio de la adultez por corrupta y adulterada -nunca mejor dicho-. De ahí su magnetismo para millones y millones de lectores. Un superabrazo también para ti.
EliminarTodo tiene sus consecuencias y no arriendo la ganancia a nuestro género, ni por arriba, ni por abajo, ni por medio. Cuando la pena se agota solo resta partirse de la risa ante su patética ridiculez.
ResponderEliminarSi cualquier sociedad deforme necesita del jueguito de crueldad y victimismo motivado por las más diversas chaladuras personales y colectivas, al menos obtendrá teatrito gratis hasta la extenuación y hasta puede que acabe envidiando a los por entonces muertos.
El autor tiene edad para saberlo de sobra, claro que con la anterior aseveración no se venden ni libros ni nada porque va contra natura a la emocionalidad humana.
Esto no es una crítica sino simple incitación irónica que cada cual interpretará según su paradigma vital. Basta con analizar a fondo el comportamiento cuántico de la materia.
Ahhh claro que en la actual sociedad esas cosazas ni se consideran, en planos individuales! pues nada, a sufrir tocan! que por algo nuestros ancestros inventarían lo del “valle de lágrimas “ a cambio de un pirulí de gloriosa esperanza.... anda y que no sabían ! Jaaaaaaajjj. Partamos de la base que el tiempo tal y como nos lo venden no existe , y a partir de ahí......
Parece que cuestionas la cita aparecida en el libro de Palahniuk que reflexiona tangencialmente sobre la autoridad en declive especialmente en occidente. Recuerdo que mi padre sufrió en carne propia mi rebelión generacional y él decía siempre que si él le hubiera dicho a su padre lo que le decía yo... Está claro que la rebelión intergeneracional ya se gestó en los años sesenta, o incluso antes. Tengo un amigo o conocido de origen pakistaní, muy estricto, casado con una mujer española. Han tenido tres hijas. Una de ellas sigue el Ramadán pero la mayor es dibujante con mucho éxito en instagram y radicalmente feminista. De la pequeña no sé nada. Imagino que para el padre, la rebelión de su hija contra su cosmovisión musulmana tiene que ser problemática, pero yo aplaudo a esa hija que se ha desligado de la carga islámica y su concepción autoritaria. En mí hay una dualidad porque yo me rebelé contra la autoridad paterna -mi padre era débil y autoritario-, y comprendo otras rebeliones, y a la vez no dejo de ver que la idea desligada del relato de Palahniuk tiene su fundamento. No es fácil ejercer la autoridad y no ser autoritario. Pienso que la inmensa mayoría de los padres no están preparados porque a su vez no los educaron en un equilibrio emocional necesario para sustentar la autoridad. Cuando pienso en esto me viene la película Capitanes intrépidos en la que Spencer Tracy -Manuel Fidelio- hace de padre de Harvey, un niño estúpido y mimado. Y en esa educación de unos meses en el mar le convierte en un hombre. Ese es el padre que me hubiera gustado tener. Pocos padres hay así. Y esto es un desastre, Emejota, porque la realidad de muchos padres es la ausencia o la debilidad -lo veía como tutor en el instituto- y en quienes recae la educación -a trancas y barrancas- es en las madres que hacen lo que pueden.
EliminarVamos directos a la idiotez generalizada.
ResponderEliminarSaludos.
Hay algunas predicciones que pronostican que es así. Hay muchos jóvenes muy bien preparados profesionalmente, pero hay tanta distracción en nuestra sociedad, tantas formas de hacerse idiota, tal falta de formación emocional, tal extravío existencial, tal falta de valores compartidos, tal importancia de la Inteligencia Aritificial que nos va a ir barriendo... que cuando muere un hombre o mujer sabios, es como una biblioteca entera que arde. Saludos.
EliminarHace un par de semanas en el dominical de El País publicaron una entrevista con él que estaba francamente bien, pese a lo puerilmente capcioso de las preguntas. La frase que traes me recuerda a una similar de un escritor de su cuerda, Irvine Welsh: en el futuro no habrá hombres ni mujeres, solo gilipollas. Bueno, no sé si tanto, pero es una frase de efecto, sin duda. Un saludo, Joselu.
ResponderEliminarComo profesor durante muchos años, he visto pasar en las aulas a todo tipo de alumnos. A lo largo de este tiempo han mutado profundamente. Lo que era efectivo hace treinta años, dejó de serlo progresivamente y en este cambio está presente el tiempo del ahora que se caracteriza en líneas generales por una ruptura prácticamente total con el pasado. Se crece sin referencias, inmersos en el tiempo actual que devora todo. Intuyo que no hay valores firmes y que todo es muy inestable. La mayoría de entrevistas que tenía como tutor de alumnos de la ESO era con madres y raramente con padres. Pienso que hay en occidente un corte muy fuerte en esta era tecnológica con el mundo anterior a ella. Y el futuro acentuará geométricamente el alejamiento de las referencias éticas, intelectuales y morales. No sé si el futuro es de los gilipollas, no lo sé pero estamos poniendo las bases en un presente de terrible confusión. Un saludo también para ti, Javier.
EliminarÚltimamente lo único que leo son mis viejas revistas de filosofía, a las que vuelvo una y otra vez (y que pertenecen a una colección que se llamaba, “Filosofía Hoy”). Esta mañana me dejó pensativo un párrafo, a propósito de unas líneas sobre el brillante sociobiólogo Edgar O. Wilson (por cierto, no sé que gen tendrán los sociólogos llamados Edgar, como mi admirado Edgar Morin, que bordean el siglo de vida), leía esto en la revista:
ResponderEliminar“Algo constante es que la sociedad se escinde, sistemáticamente, en dos vertientes antagónicas: a) una parte de la sociedad acepta la realidad que ha recibido del pasado, y b) la otra parte de la sociedad siente la atracción por el cambio de lo que ha encontrado.
Esa dialéctica es el camino más efectivo que la especie ha encontrado para progresar eficientemente. Pero ambas posiciones en su extrema determinación están equivocadas. Este mundo hubiera sido un desastre si los conservadores de lo establecido hubieran tenido fuerza sobrada para imponer su duraderamente su teoría, y el mundo hubiera sido otro disparate si los revolucionarios hubieran podido experimentar todas y cuantas teorías venían a sus mentes” (Filosofía Hoy, nº 17, pág. 18).
Y Edgar O. Wilson lo apuntala de forma magnífica:
“Nuestro destino es sentirnos atormentados por dilemas grandes y pequeños mientras diariamente nos abrimos camino a través del mundo arriesgado y cambiante que nos vio nacer”
Así es, Joselu, nuestros pasos y equilibrio se sustentan sobre las mismas placas tectónicas de la Tierra… que buscan su posición con la amenaza de la fricción. La literatura lo atestigua de un modo seductor y estimulante para la mente del lector, como lo hace Palahniuk.
Un abrazo, amigo
Me gusta la argumentación pausada no exenta de pasión. Cada comentarista tiene un estilo inequívoco de escribir, pensar y comentar. Los hay sintéticos y otros necesitan más desarrollo, los hay radicales y otros son más moderados. Te englobo entre los moderados y reflexivos que siempre hacen pensar. Sin duda, son ciertas esas dos tendencias sociales: hacia la conservación y hacia el cambio radical. Y en su equilibrio bien llevado reside el de la sociedad. Intentar eliminar a una de estas dos fuerzas -conservadoras o renovadoras- es peligrosísimo. En nuestro país tendemos a hacerlo. Tendemos a los maximalismos. Acabo de ver una serie danesa, Borgen, que me han dado ganas de hacerme danés por la extrema elegancia con que se lleva esta dialéctica -con reina incluida, aunque no aparece para nada-. La disyunción entre un partido conservador y uno progresista es el mejor contrapeso para el equilibrio de una sociedad.
EliminarEste debate sobre la autoridad y su desvanecimiento en los tiempos modernos nos afecta de lleno. Somos padres y hemos de ponerlo en práctica cada día, hemos sido profesores, somos ciudadanos que deberían estimar no solo lo que nuestro país puede hacer por nosotros sino también qué podemos hacer nosotros por nuestro país, pero esta última parte pasa totalmente desapercibida porque no hay valores superiores que no sean sospechosos en nuestra nación. Incluso esta última palabra es sospechosa y te habrá llamado la atención.
Y sí, ciertamente, los debates que plantea Palahniuk dan de lleno en los conflictos que vive dialécticamente Estados Unidos, y lo que se vive allí, tarde o temprano llega a todo el mundo. La fricción es algo más que una amenaza. Vivimos un tiempo muy peligroso, apasionante, pero peligroso.
Un abrazo, amigo Paco, gracias por estar ahí.
ResponderEliminarMe has abierto los ojos, en cuanto a las lecturas/filones que pueden surgir como debates, a partir de esas lecturas que nos recomiendas. Partiendo de una premisa, que no creo que haya semejantes diferenciaciones, ni una cultura específicamente blanca y por supuesto, tampoco negra. Por lo menos, en mis ojos de observador. Yo admiro al ser humano, y todas sus manifestaciones, por encima de cualquier consideración sobre su orientación sexual, raza. El jazz, por ejemplo, o la ópera, me conmueven independientemente de la raíz de la que provengan. Creo que quien busca las diferencias, es por una necesidad de reafirmación. Buscan una identidad, en medio del globalismo. Puedo tener un sentido de pertenencia, pero reclamo la libertad y diferenciación del individuo.
Esas reflexiones me han recordado por ejemplo, a un personaje, Juan Latino, desconocido por la mayoría. De una talla colosal, por ser el primer catedrático negro en el siglo XVI. Hace no mucho, leí una recensión sobre una obra basada en la vida de Juan Latino, de un historiador. El primer catedrático negro de la historia, y que juzgamos más prejuiciosamente que sus coetáneos, pues Latino con las vicisitudes de entonces, era el secretario o criado de un familiar de El Gran Capitán, pudo asistir como sirviente a la Universidad de Granada, y lograr grandes distinciones, porque su brillantez e inteligencia no pasaron desapercibidas en la época, y fueron premiadas. No creo que la cultura sea patrimonio de nadie, ni ponerle etiquetas. Hay que tener los ojos bien abiertos, para rendirnos ante cualquier manifestación de este hermoso crisol que conforma la raza humana.
Como abogado del diablo, te podría decir que ves las cosas siendo parte del sector tradicionalmente dominante de la sociedad. No sé si has leído literatura escrita por negros -sean africanos o afroamericanos-. Tú -ni yo- nos hemos tenido que preocupar por el color de nuestra piel, pero quien ha nacido negro sabe lo que ello conlleva. Ha habido distintas incursiones por parte de blancos en simularse negros para vivir desde dentro lo que experimentaba un negro en Alabama o Luisiana en los años treinta del siglo pasado. Uno de ellos fue John Griffin que oscureció su piel con methoxsalen y luz ultraviolenta. Escribió un libro titulado Negro como yo. He leído bastante literatura africana o negroamericana de USA y puedo hacerme una idea de lo que significa tener piel negra en una sociedad dominada por los blancos. La distopía de Chuck Palahniuk es eso, una distopía, pero que pone el dedo en la llaga. No es que quiera recomendarlo, pero cada vez hay más corrientes entre el pensamiento negro que exigen no ser juzgados de acuerdo a los valores blancos, y que de ello proviene el fracaso de los niños y adolescentes afroamericanos. Otra razón y no tan complaciente, es la de la extendida ausencia de los padres en las familias negroamericanas. De ello habló Obama criticando el pasotismo de los padres que dejan con la carga de los hijos solo a las madres.
EliminarEn cuanto a los homosexuales he leído que hay una cierta corriente que propugna que vayan a colegios segregados para no ser discriminados por su orientación sexual.
Son debates muy candentes en torno a las estructuras de poder que se dan en USA. Un concepto muy extendido es el de la interseccionalidad de género, sexo o racial. No sé si lo entiendo muy bien.
Saludos, Sergio, muchas gracias por aportar reflexiones interesantes.
Sí, Joselu, he leído mucha literatura que no clasificaria como propiamente negra. Ni me considero parte de ningún sector dominante, porque no me adscribo a ninguna mayoría o minoría. Me gusta traspasar las circunstancias del autor y no solamente reivindico potque entiendo la invisibilidad que denuncia Ellison en su famoso Hombre invisible. Habla del negro que sueña con integrarse en un mundo dominado por blancos. Cree en esa ilusión, y relata sus desdichas hasta caer en los avernos de la soledad más estridente. Yo abogo por romper esas crisálidas. Y hacia una sociedad que acepte la homosexualidad, las razas e ideas con naturalidad,sim que se conviertan en un tamiz prejuicioso en ningún caso. Porque me encantan las diferencias, la inmensa riqueza cultural del ser humano. De cualquiera, en cualquier momento se puede aprender.
ResponderEliminarRespeto tu punto de vista, Sergio, que queda aquí expuesto. Muchas gracias de nuevo.
EliminarNo se, a mi esto de "la Igualdad" como norma para todo me parece una memez de campeonato. No somos iguales, ni falta que nos hace, es la diversidad la que nos enriquece no la monotonía, ni el monocolor.
ResponderEliminarLa personas crecemos con las adversidades, las luchas diarias (no estoy hablando de guerras) nos hacen pensar y actuar. Como colectivo de "todos iguales" somos un desastre, un barco necesita un capitán y un "capitán" (como figura) necesita un barco que manejar.
No somos iguales, pero todos debemos tener las mismas oportunidades, (esto si es importante) y si alguien trabaja más, lucha más, estudia más, es logico que tambien tenga otro tipo de recompensas en la vida, pienso yo.
ESo de que todos somos iguales, me parece una memez, repito, aunque no suene nada bien en algunas mentes de 300 caracteres y sin características reseñables.
Un saludo.
De eso hablaba el texto enlazado, del ácido corrosivo lanzado sistemáticamente contra la jerarquía en todas sus posibilidades. Cada uno lo practicamos a nuestra manera: contra los gobiernos, contra los sistemas políticos, contra los dirigentes, contra los profesores, contra los médicos, contra los políticos, contra los padres, contra los jueces, contra el rey y la familia real, contra todo lo que parezca sobresalir un poco sobre la masa y sea señalable. Los alumnos ven cada vez más en clave de igualdad al profesor. Puede que sea una crisis de las mismas jerarquías, que ya no nos parecen admirables como antes en que eran veneradas. Daniel, todos, cada uno a nuestra manera, participamos y generamos un desdén absoluto hacia lo que aparece arriba. Es bueno y no es bueno porque nada nos parece lo suficientemente bueno -y es posible que se tenga razón-. Me asombran los alemanes que en el Bundestag y los alemanes en la calles aplaudieron durante varios minutos a Angela Merkel por su labor durante dieciocho años, según creo. Eso es inimaginable por aquí por muchas razones. Una, que no hay nadie equiparable a ella; otra, que si existiera, lo machacaríamos con saña. Un saludo.
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