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jueves, 25 de febrero de 2021

La superioridad moral a examen


He dudado mucho antes de ponerme a escribir esta entrada que sin duda no gustará a algunos. Parece que uno cuando tiene un blog tiene que dirigirse a un grupo social concreto para identificarse con su cosmovisión. Es complicado decir cosas que alteren ese pacto. En mi reciente experiencia he sentido el rechazo plasmado de personas que sienten hostilidad hacia reflexiones caracterizadas por la libertad de pensar y de expresión, como si estas fueran patrimonio de solo algunos. La razón moral es solamente progresista porque los progresistas luchan contra la injusticia y la desigualdad. Me atemoriza este razonamiento porque el hecho de que algunos se arroguen la superioridad moral es muy peligroso. Mucho. La historia del siglo XX ofrece muchos ejemplos de partidos y tendencias políticas que se han arrogado la superioridad moral en nombre del progresismo que han sido inicuos asesinos sin ningún tipo de constricción porque la historia estaba de su lado. ¿Qué importa asesinar a seis millones de campesinos, matándolos de hambre horrorosa si tenemos la razón histórica de nuestro lado? Pienso en el Holomodor en Ucrania pero podríamos hablar de cientos de casos, el que quiera entender que entienda. Ayer la prensa publicaba una noticia extraordinariamente preocupante. El escritor israelí Amos Oz, icono de la cultura progresista de aquel país y novelista admirado en todo el mundo, muerto en 2018, ha sido denunciado por su hija, tres años después de su muerte, como un hombre que fue para ella un maltratador y torturador físico y psicológico cuando era niña. Su testimonio es desgarrador y no lo veo explicable si no es cierto lo que cuenta. Amos Oz, a pesar de su discurso a favor de la convivencia entre judíos y palestinos, fue un hijo de puta con su hija. Hoy se hila muy fino al respecto, especialmente si la víctima es mujer. Mi primera reacción fue de rechazo a la denuncia de su hija. Luego me pregunté si se puede ser un hijo de puta progresista. Se ha escrito mucho sobre los hijos de puta en el bando contrario, pero está menos estudiado –y asimilado- la realidad de ellos dentro del progresismo, de los que se identifican con la razón moral y de la historia. 

 

Albert Camus se enfrentó a Sartre y a otros estalinistas cuando estos defendían el sistema soviético y fue tachado de reaccionario y fascista. De igual modo, el principal escritor político del siglo XX, Georges Orwell, fue condenado en vida por la vertiente estalinista, y nuestros estalinistas como Manuel Vázquez Montalban y Eduardo Haro Teglén condenaron esa obra fundamental sobre parte de nuestra historia que es Homenaje a Cataluña que animo a leer a los que no la conozcan. 

 

Arrogarse la razón moral como hizo ETA en su momento en defensa del pueblo vasco y en nombre de la izquierda es algo que se pasa de puntillas en nuestra historiografía en que se condena a Tejero que no cometió ningún crimen físico mientras ETA asesinaba a casi cien personas al año. No se trata de exonerar a aquel teniente coronel que entró en el Congreso pero sí darnos cuenta de que ETA y el GRAPO intentaban provocar precisamente un golpe de estado para lograr la insurrección armada del pueblo vasco y español. Cuanto peor, mejor, parece ser una estrategia de cierta visión de la izquierda. Y ETA luchaba para crear contradicciones en el aparato represivo que justificara una insurrección del pueblo aunque eso supusiera asesinar a cientos de personas –porque eran personas aunque a los sospechosos que cayeron en manos de ETA siempre se les consideró culpables de alguna manera porque algo habrían hecho-. 

 

Arrogarse la razón moral e histórica es muy peligroso y supone una versión sesgada de la historia que justifica cualquier cosa que se haga desde algo que vaya a favor de la historia. 

 

No digo que ser conservador sea signo de inocencia. Tampoco es eso. En nuestro país los hemos visto propensos al latrocinio –como a los del PSOE, por otra parte- y al crimen en muchas latitudes incluida la nuestra en la guerra civil y tras ella.  Solo quiero expresar que cuando alguien se identifique con la razón moral tenga en cuenta lo terrible que es, pero cada vez es más frecuente que líderes de izquierda miren despectivamente el mundo desde su atalaya superior que les permite juzgar todo según parámetros en los que inequívocamente están en lo verdadero. Cuando hay personas que elogian la duda y a la vez elogian la razón moral de la izquierda sin lugar a dudas, empiezo a ver su impostura, su claudicación ante la duda que proclaman como eje de su cosmovisión. Parece increíble que los partidarios de la duda no la apliquen a lo que con tanta convicción defienden. 

 

¿Y yo qué soy? Un disidente que a muchos no gusta porque para gustar hay que halagar ciertos convencimientos y principios inequívocos, pero para mí principios inequívocos y razón son dos cosas diferentes. Siento que personas cercanas a mí sientan mi discordancia y mi desazón ante cualquier ideología que se pretenda la verdadera  y única porque tiene la razón moral de su parte. 

9 comentarios :

  1. Es el problema de los blocs, y es imposible, porque no te creen, si dices que no estás totalmente de acuerdo con toda la linea de un partido. Hay ciertas cosas que no te gustan de uno, y otras que te desagradan de los otros. pero aquí el problema es que si dices algo en favor de los conservadores, ya eres un feixista, y si te posicionas en algo a favor de los socialistas, ya eres comunista. Total que has de mantenerte , para no herir a nadie, en autocensura permanente.
    Sin ir más lejos; hasta los mismos del TCPJ porque los eligen a dedo y demás, y los de Podemos ahora exigen dos candidatos de su cuerda. O sea, igual que antes, pero si lo dices ya no caes bien al personal.
    Si digo que mi nieto no tiene ni idea de donde nace el Ebro y que sólo sabe donde desemboca, ya te dejan de leer, y sin embargo es así. Y como eso en todo.
    Tampoco es plan de que me pase la mañana discutiendo o disculpándome, no deseo lo uno ni lo otro.
    Al final lo que he dicho en alguna ocasión: no he ganado en amigos, he ganado en silencios.
    A grandes rasgos, y en lineas generales, hay mucho patriota de bolsillo, de fin de semana, de aquello de nevera llena, lo he visto con los años.
    Dejo el enlace del libro que nombras, está en PDF, sólo hay que arrastrar el ratón:

    https://sociologiaycultura.files.wordpress.com/2014/02/homenaje-a-cataluc3b1a-george-orwell.pdf

    Hay quien se olvida de los orígenes. Hablas de un escritor muy de la casa, que nación en la calle Botella, Raval puro, pero que en cuanto pudo vivir en la zona más cara de la falda del Tibidabo, allí que se fue. Hay quien se proclama de izquierdas pero no ejerze, y de esos conocemos muchos.
    El problema deriva en que de los conservadores, de la derecha pura y dura, no te ha de extrañar nada, lo malo es cuando lo hacen aquellos que hablan señalando a los que tienen más.

    No creo en ningún totalitarismo, ni en ningún trapo, en ninguno. No moriría por ningún color, ni equipo de futbol, ni pendón.

    No encuentro diferencia alguna entre uno del Grapo, uno de la ETA o el comando de Fuerza Nueva que asesinó a los cinco abogados en Madrid.

    Me asquea la banalización de la palabra libertad, y me joden los moralistas utópicos que sólo quieren que aflojen los que se sientan enfrente a tu mesa, esperando que seas tu el que aflojes.

    Creo que has hecho bien en escribir lo que piensas, no haberlo hecho teniendo ganas, hubieras sido auto censurarte.
    Salut

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    1. He dudado bastante en un tiempo venenoso en que rápidamente se encasilla a las personas en compartimentos de los que no se puede salir ya. Se analiza el discurso de alguien y rápidamente se detectan ciertas huellas sospechosas que revelan sus más ocultos pensamientos políticos: huele a derecha, huele a VOX, huele a comunista, huele a independentista. Una vez clasificado el individuo en cuestión no hay que molestarse en dialogar con él porque es inútil. Lo cierto, sin embargo, es que muchas posiciones se identifican claramente con argumentarios que no es difícil saber de dónde provienen. Se nota quien ve TV3 sin lugar a dudas. Hay aparatos ideológicos que surten de ideas al pueblo llano que no tiene demasiado tiempo para pensar. Así se nos dice qué hemos de pensar y cómo hemos de hacerlo y la clave es rodearnos de otros que se provean de los mismos canales, así no hay contradicciones posibles. Si uno está entre los suyos no hay ya problema. Concordancia total. El desafío, según lo entiendo, es construir tu propio pensamiento sin bloques ideológicos. En mi historia me he alimentado en un noventa y nueve por ciento de fuentes de izquierda pero uno empieza a darse cuenta de que las cosas no son exactamente como te las han contado, que hay elipsis, que hay errores, que hay sesgos muy peligrosos, que hay, inconscientemente, una pulsión de inocencia religiosa muy potente. La izquierda es muy religiosa, cree en la verdad revelada, han sustituido al dios bíblico por otro llamado pueblo y razón histórica. Otros más modernos lo llaman "la gente". El pueblo dice, la gente dice... Pero los que hablan en nombre del pueblo o de la gente y se la arrogan son muy tramposos. Si yo soy el pueblo, si yo soy la gente, ¿quién me puede llevar la contraria? El lenguaje político está lleno de trampas dialécticas, no es difícil captarlas, pero inevitablemente termina calando al personal. Si una mentira se repite mil, diez mil veces, termina por ser una verdad. Por ejemplo, yo no votaría a VOX pero es una mentira que VOX sea un partido fascista. Hay que conocer la historia del fascismo para saber qué es un partido fascista. Y en base a esta mentira se construye hoy día un argumentario sólido y sin dudas.

      En cuanto a la palabra libertad y su significado a todos los que la utilizan les llevaría a Praga donde en 1969 se inmoló Jan Pallach quemándose vivo en defensa de la libertad frente al sistema comunista, o los llevaría a la Alemania nazi donde algunos intentaron luchar contra el monstruo en solitario, aunque fuera negándose a jurar fidelidad al Führer lo que los llevó a ser ejecutados. Eso es morir y vivir por la libertad. La libertad es un palabra prostituida una y mil veces. Todo lo que se está diciendo estos días en favor de la libertad de expresión es una comedia bufa para mentes que no tienen otra cosa en que ocuparse..

      Pienso que hay totalitarismos políticos que no hemos conocido afortunadamente aunque algunos raperos los sienten como deseables y totalitarismos mentales que son particulares de cada uno y se vive en ellos como si fuera la Corea feliz de Kim Yong-Un. Ser libre mentalmente supone mucho esfuerzo, más de lo que parece. Salut.

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    2. Activo el enlace al libro que nos dejas como regalo HOMENAJE A CATALUÑA

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  2. Comenzar a hablar de ‘superioridad’ moral o no ya es un problema. Considerar “preeminencia, excelencia o ventaja de alguien o algo respecto de otra persona o cosa”, me parece un acto prepotente. El tema se puede plantear desde otro enfoque. ¿Tienen razón moral los Derechos Humanos aunque haya individuos que no estén de acuerdo con ellos? A mí me lo parece. Otra cuestión es que quienes levantan banderas por la libertad, la justicia social, la igualdad sean consecuentes en sus acciones. Me puedo dar golpes de pecho y declarar que soy esto o aquello (magnífico padre, esposo, profesional creyente o revolucionario), pero son mis acciones quienes me definen como lo que soy, y si no lo hago estoy inutilizado para el discurso que proclame.
    Acentúas que es la gente de izquierdas quienes sienten una superioridad moral y creo que ese discurso también está en los católicos o en los nacionalistas (de izquierdas o de derechas).
    Respeto a ciertas posiciones venidas a este espacio digital siempre entiendo que es mejor elevar el argumento y no la voz, ya que por mucho que se discrepe en el pensamiento, la amabilidad y el respeto no deben faltar nunca, y si es posible la afectuosa amistad mejor. Un abrazo.

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    1. Coincido por completo contigo, Francisco, debatir es dialogar dialécticamente y la amistad incluye eso. Aprendo mucho contigo, me haces pensar cada día. El blog tiene sentido si los que lo llevamos nos obligamos a pensar y aprendemos con ello pese a que se rocen temas afilados. Pensar contigo es provechoso y fértil.

      Dicho esto, escribes que la idea de superioridad moral la practican las izquierdas pero también los católicos -pobres católicos, creo que su capacidad de influir se ha reducido drásticamente-, y a ellos se unen los nacionalistas de izquierdas y derechas, y en ello tienes toda la razón. Yo lo vivo directamente. Desde la superioridad moral se califica a los disidentes no nacionalistas con los peores calificativos. Pero la izquierda tiene gran afición a ello. Es importante poner el dedo en la llaga porque pasa constantemente en el modo de argumentar. Yo no sigo las noticias apenas, pero soy consciente de la razzia contra la comunidad de Madrid y su alcaldía porque no son de izquierdas. Los sindicatos no se rebelan cuando los que gobiernan son de izquierdas, pero todas las rebeliones del mundo ocurren cuando son las derechas las que gobiernan. Y tampoco se rebelan cuando gobiernan los nacionalistas. Nunca he votado a un partido de derecha pero soy consciente de la doble vara de medir, sumamente sesgada. No ha habido movilización popular por el caso de los ERES en Andalucía. Si hubiera sido la derecha, habría sido muy diferente sin lugar a dudas. La izquierda, y yo me he sentido parte de ella buena parte de mi vida, se cree en un estadio superior para juzgar con desdén los valores y actitudes que se escapan de su cosmovisión.

      Me ha dejado desolado lo que he sabido de Amos Oz. Pensaba leer Judas no dentro de demasiado tiempo, ahora no sé.

      Y sí, los Derechos Humanos son esenciales para definir una forma de ver el mundo, de todo lo que es éticamente defendible.

      Solo demandar prudencia cuando se aborden cuestiones con esa inconsciente "superioridad moral" que es tan común en tantos foros.

      Un abrazo.

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    2. A mí me ocurre igual con tu escritura y tus propuestas, me 'obligas' magníficamente a abordar cuestiones y temas importantes, a reflexionar sobre ellos y razonar un comentario (en eso atisbo tu mano pedagógica), algo que es de agradecer.
      No me siento superior ni inferior a nadie, cuestiono y critico aquello que considero no hace mejorar el mundo y al ser humano, no estoy exento de equivocaciones y siento cierta preocupación por las situaciones injustas, dolorosas o de marginación social o intelectual, algo que no me hace sentirme por encima de nadie pero que sostiene en pie.
      Respecto a los ERES que mencionas, hay que vivir en Andalucía para entender lo que ha pasado, igual que hay que vivir en Cataluña para comprender lo que os está pasando. Pienso que esa “razzia contra la comunidad de Madrid y su alcaldía” está más exacerbada e incendiada desde Cataluña, por esa rivalidad entre dos polos económicos, el resto hará críticas porque ¿acaso un personaje como Ayuso no las merece?
      Y por último, sobre los sindicatos, decir que, por el ejemplo, el sindicato de la CGT ha criticado permanentemente al PSOE andaluz y a sus diferentes dirigentes siempre y le han montado protestas desde Manuel Chaves a Susana Díaz.
      Un abrazo

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    3. Recibido el mensaje y de acuerdo. No obstante, darnos cuenta de que merece una reflexión el tema de la superioridad moral como mecanismo de dominación. Se practica desde muchos lugares. Es muy fácil activarlo y hacerlo funcionar. Hay un libro reciente titulado La masa enfurecida de Douglas Murray en que se cuestiona desde un punto de vista progresista las políticas de identidad. Los colectivos antes marginados y avasallados como minorías raciales, mujeres, trans, homosexuales no solo están planteando la igualdad sino que, basándose en una superioridad moral, terminan por creerse superiores en su estatuto de víctimas y son ahora los que oprimen con su ideología. El otro día en un blog el autor hacía un leve ironía sobre la asociación LGTBi y un comentarista, presumiblemente gay le afeó gravemente su alusión porque los homosexuales habían ardido como hogueras a lo largo de la historia. El bloguero tuvo que pedir algo así como perdón por su alusión. El mecanismo de la superioridad moral, que no refiero a ti, hace que te eleves por encima de los otros a los que se desdeña y considera desde ingenuos a fascistas o neoliberales o por el lado contrario, comunistas. Se practica más que nunca y se hace de un modo inconsciente. Un abrazo, Paco.

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  3. Hemos de vivir en la duda razonable continua, para no caer en alguna de esas verdades inalterables, que pueden destrozarnos cualquier buena intención que podamos tener. Hay que huir de esa superioridad moral que da carta de naturaleza para machacar al otro.
    Saludos.

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    1. La idea de superioridad moral es muy tentadora. Permite desvalorizar al otro por una simple conexión de ideas. En el momento en que te colocas por encima del otro, sea racialmente, sea políticamente, sea en cuanto ideología de víctima, sea religiosamente y dices "mi mundo es superior moralmente" trasmutas todo a una simple operación ideológica. Es un mecanismo que funciona muy bien y crea desprecio. Así los nazis despreciaban a los judíos, a los eslavos, a los homosexuales, a los gitanos, a los polacos; así algunos que representan la izquierda desprecian a los que son conservadores; los que son antimonárquicos desprecian a los que respetan a Felipe VI, los descendientes de víctimas desprecian a los que no los asumen como tales con derecho a la compensación... No, no es raro, está a la orden del día y no es difícil caer en él. Saludos.

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