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jueves, 7 de mayo de 2020

La edad moderna y el siglo XX


7 comentarios :

  1. The Jewish Century (English Edition) Versión Kindle

    Esta obra maestra de la historia interpretativa comienza con una declaración audaz: la era moderna es la era judía, y todos somos, en diversos grados, judíos.

    La afirmación es, por supuesto, metafórica. Pero subraya la tesis provocativa de Yuri Slezkine. Los judíos no solo se han adaptado mejor que muchos otros grupos a la vida en el mundo moderno, sino que se han convertido en el principal símbolo y estándar de la vida moderna en todas partes.

    Slezkine argumenta que los judíos estaban, en efecto, entre los primeros agentes libres del mundo. Tradicionalmente pertenecían a una categoría social y antropológica conocida como "nómadas de servicios", un grupo externo especializado en la entrega de bienes y servicios. Su papel, argumenta Slezkine, era parte de una división más amplia del trabajo humano entre lo que él llama minorías empresariales mercurianas y apolíneos, mayorías productoras de alimentos.

    Desde el comienzo de la Edad Moderna, los mercurianos han tomado el centro del escenario. De hecho, Slezkine argumenta que la modernidad se trata de que los apolonios se conviertan en mercurianos: urbanos, móviles, alfabetizados, articulados, intelectualmente intrincados, físicamente fastidiosos y ocupacionalmente flexibles. Dado que ningún grupo ha sido más experto en mercurianismo que los judíos, afirma, estos antiguos ejemplares ahora son modelos modernos.

    El libro se concentra en el drama de los judíos rusos, incluidos los emigrados y sus descendientes en América, Palestina y la Unión Soviética. Pero Slezkine tiene tanto que decir sobre los muchos rostros de la modernidad (nacionalismo, socialismo, capitalismo y liberalismo) como lo hace sobre los judíos. El marxismo y el freudismo, por ejemplo, surgieron en gran medida de la situación judía, señala Slezkine, y tanto el bolchevismo soviético como el liberalismo estadounidense se vieron afectados de manera fundamental por el éxodo judío del Pale of Settlement.

    Rico en su perspicacia, amplio en su cronología e intrépido en su análisis, este trabajo seguramente controvertido es una contribución importante no solo a la historia judía y rusa, sino también a la historia de Europa y América.

    (Introducción al libro en Kindle -Amazon-)

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  2. Me deja pensativo. Algo hay de verdad en ello. Era imposible que de un desierto que les dieron los ingleses en el 48, Ben-Gurión ideara lo de los kibutz, que no son más que comunas, y estos dieran el resultado visto hasta el día de hoy. Pero no es actual lo del pueblo judío, siempre ha sido un pueblo marginado, y como tal ha sabido mantenerse unido.
    Miraré al autor.
    Gracias.
    Salut

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    1. Todo lo que he encontrado sobre este autor está en inglés. No hay traducción de su libro El siglo judío al español ni al catalán. Cuando leí este fragmento me dejó pensando como a ti. El siglo XX gravita sobre la cuestión judía y es el eje del siglo. La población judía del este de Europa que era capital en sus países fue exterminada o emigraron a USA o Palestina los que pudieron. Hay mucho que hablar, a ver si se anima el coloquio. Salut.

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  3. Desde la emancipación, que nace de la Revolución francesa, al romper la doble barrera de la identidad impuesta desde fuera y la impuesta desde dentro, la aportación de los judíos en todos los ámbitos del saber, desde los renegados de las raices hasta otros más tradicionalistas, es de una dimensión abrumadora, inabarcable.

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    1. Solo habría que citar a Marx, Freud, Einstein, Kafka, en primera línea, para advertir su importancia decisiva en la conformación de nuestro universo occidental. Los judíos, sean renegados o tradicionalistas, han sido formados, aunque sea lateralmente, por la intensa devoción al Libro, la Torah, y su exégesis a lo largo de los siglos de exilio, perseguidos en todas partes y odiados por todos, ha conformado un inteligencia colectiva difícil de explicar. El otro día pensaba en otra cultura o pueblo que veo equivalente a los judíos, me refiero a los gitanos, que han mantenido una fidelidad a unas costumbres y cultura también sorprendente. Pero los gitanos no han tenido "el libro". El estudio en la sinagoga ha creado una tradición intelectual increíble. Y cuando en el siglo XIX, algunos judíos se rebelaron contra la literalidad del libro y fueron más allá, estalló una creatividad fascinante, teniendo en cuenta su reducido número.

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    2. Estoy de acuerdo con todo lo que dices. Yo de joven tuve un sarampión antijudío a cuenta de la situación de los palestinos, de la que sigo pensando que es terrible, pero de ahí pasé, por mis lecturas, a una simpatía sin matiz, porque parecía que todos los autores judios que leía hablaban de mi experiencia. Creo que lo ideal, porque el mundo judio es tan rico y diverso y sirve muy bien de modelo para esto, es curarse de las generalizaciones: desde luego, el odio conduce al crimen, es lo que hay que superar más inmediatamente, pero el prejuicio positivo, ante algo que nos lo desbarate, puede reconducir muy fácilmente al negativo. Para mi esa es la gran lección: evitar generalizaciones. ¿En qué se parecen Kafka y Sheldon Adelson? ¿Milton Friedman y Noam Chomsky? ¿Jesús de Nazareth y Dominique Strauss-Kahn? ¿Hannah Arendt y Stan Lee? Podría seguir poniendo ejemplos hasta mañana y es un mundo del que no conozco ni una centésima parte... Tiene mucha razón Steiner cuando dice que el rechazo que atrae el judío es porque es un tipo en que todo lo humano parece estar archirrepresentado, es un individuo muy individuo, por decirlo así, muy poco reductible a un grupo con unas características simples.

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    3. Bastantes décadas después del Holocausto, los judíos en Europa no están seguros de nuevo, sea por la amenaza del yihadismo islámico, sea por la extrema derecha, sea por las posiciones de la izquierda y extrema izquierda que e son inconscientemente antisemitas. Siguen en pie las creencias de que los judíos controlan el mundo -ahora con la pandemia se ha extendido una cierta versión antisemita de que son los judíos los que han creado el virus-. En otro tiempo no tan lejano se identificaba el comunismo como una ideología judía, y de hecho el odio de Hitler contra la URSS provenía de que entendía que estaban los judíos detrás del estado soviético. Así que los judíos son el eje del capitalismo y el eje de comunismo a la vez. El odio generalizado contra el húngaro Georges Soros como promotor de ideología muy compleja que va del anticomunismo al progresismo filantrópico. Se le acusa de todo, de ser culpable de la política liberal del mundo. No acabo de entender el odio a Soros en muchos campos. Es multimillonerio y, claro, es de origen judío. Reúne todo para que suscite odio en muchos terrenos a pesar de su talante progresista. Es un sujeto cuya idelogía no acabo de entender pero sí que es culpabilizado de casi todo lo que pasa en el mundo, o sea, que es judío. Pocas cosas hay que levanten tanta ira como la política de Israel en relación a los palestinos. El odio de la izquierda es universal a todos los niveles. Sin embargo, otras causas quedan totalmente en el desinteres: los tibetanos, los kurdos, los rohingya en Myammar... Israel con todos sus defectos es una democracia en un mundo donde la mayor parte de los países que lo rodean son teocracias o estados ferozmente tiránicos. Despierta ninguna aversión entre la izquierda Bashar El Assad o Hassan Hussein en su tiempo, pero el humanismo del mundo se euforiza cuando surge algo terrible -no vamos a negarlo- en Israel y los territorios palestinos. Los comentarios en la prensa digital surgen a miles cuando aparecen noticias luctuosas en relación a Israel y el noventa por ciento son de odio hacia ese país. Ser judío hoy día sigue siendo tan difícil como lo ha sido siempre.

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