Cada día escaneo la prensa digital buscando noticias que despierten mi libido mental. Busco dos vectores, tecnología y cultura, para encontrar asidero en el mundo líquido en que vivimos. Hoy la noticia que me ha alertado trata de la historia de un niño de once años que se aburría en clase lo que le llevaba a crear problemas a los profesores que no lograban encauzar a este alumno díscolo y complicado que es Hao Yu. Sus padres tienen un bar de quintos, menús del día y máquinas tragaperras. Hao Yu es español y sus padres son de origen chino. Pero un día a sus once años descubrió algo que le cambió la vida. Entró en la libreía +Bernat de la calle Buenos Aires de Barcelona y se vio mágicamente rodeado por los libros apilados a miles en estanterías. De pronto, Hao Yu descubrió el sentido de su existencia. Y desde entonces todos los días se pasa varias horas tras la jornada escolar o en el descanso del mediodía, sentado y abstraído leyendo profundamente concentrado en los libros que escoge y que le brinda la librería. En clase era un niño inquieto pero cuando lee se sumerge en la lectura y devora los libros que caen en sus manos. La librera, Montse Serrano, se ha convertido en su segunda madre. Sus padres no entienden nada. Nada hay en ellos que lleve a su hijo a semejante pasión por la lectura. Hao Yu tiene una butaca en la que se sienta cada día en la que pone un cartel con la leyenda de “ocupado”. Lee libros de ciencia ficción y fantasía como los de Brandon Sanderson, o trilogías como El problema de los tres cuerpos de Cixin Liu, o La transparencia del tiempo de Leonardo Padura, literatura compleja y densa en resonancias literarias. Nuestro héroe lleva más de un año acudiendo diariamente a su librería a leer y algunos días intenta ir antes de que abran el negocio mientras está la señora de la limpieza pero se lo han desaconsejado.
Esta es la noticia y a partir de ahora mi reflexión para intentar entender la mente de un niño de doce años totalmente abducido por la literatura que parece satisfacer las necesidades de su espíritu inquieto. Me pregunto por el efecto que tendrá en su personalidad el viaje por los terrenos de lo literario como pasión fundamental. Sus personajes son seres de ficción, las estructuras que lo conformarán serán esencialmente narrativas, llenas de peripecias en que lo cotidiano se transmuta en extraordinario en esos relatos de alto voltaje dramático. Una vez subsumido en el mundo de lo literario con tanta intensidad ¿cómo podrá relacionarse con la realidad del mundo exterior tan plano, tan convencional? Un comentarista de El País ha escrito que qué vida tan triste la de Hao Yu. Pienso que no entiende. Yo viví algo parecido a mis once años también cuando descubrí los libros, así que intento acercarme por analogía al mundo de este niño que encuentra en la literatura una clave de vida. Descubrí los libros y desde entonces no he podido separarme de ellos. Para mí son más reales los entes de ficción que muchos de carne y hueso con que me encuentro cada día. Veo que mi vida, en realidad, es plana y sin demasiados cambios. Escribo en mi diario digital tomando notas de cada día y repaso mis vivencias de hace años. Yo no he cambiado mucho, llega un momento en la vida en que los cambios son escasos, pero lo que dimensiona profundamente lo que sucedió hace cuarenta, o veinte, o diez o dos años, o hace seis meses no son los hechos externos que me acaecieron, no, lo que da forma a cada estela en el tiempo son los libros que me acompañaron en cada momento. Uno etapas de mi vida a las lecturas que las vertebraron y me llevaron a descubrimientos formidables, iluminaciones en la sombra, lecturas unidas a momentos cenitales, a amores lejanos, a viajes, a experiencias complejas como el zen o el teatro, a ser padre, profesor… La mente no deja nunca de asombrarse: es tan corta la vida y tan inmensa la dimensión literaria… Rastreo internet en busca de nuevos textos, los compro –nunca descargaría fraudulentamente un texto literario, es mi modo de respetarlos-, hallo nuevas claves, amigos me hablan de novelas que desconozco y que me apresuro a investigar, leo un poco de todo, desde ensayos, novelas, biografías, realismo, fantasía, ciencia ficción, poesía… Mi mente se ha conformado acorde a la literatura e intento saber por dónde irá Hao Yu en su devenir como lector. Su mente será diferente, funcionará por analogía. Es posible que a sus compañeros les interese el fútbol o los videojuegos u Operación Triunfo, nada es incompatible con la lectura, pero él tendrá un componente en que vivirán intensamente entes de ficción, dramas e historias, que conformarán un modo de ver las cosas cada vez más insólito en este tiempo. Probablemente se convierta en alguien extraño que vivirá en universos paralelos a la realidad convencional.
Una vez probada la manzana envenenada de la literatura ya nada vuelve a ser igual que antes. La vida se vive de otro modo y cuesta separar realidad de ficción, teniendo en cuenta que la estructura básica de la realidad –el dinero, la nación, el patriotismo, la historia, el equipo al que sigues, la religión- todo son relatos de ficción que nos conforman profundamente. Todo es ficción. Hao Yu se sumerge en ella gozosamente y soporta la realidad, el bar de sus padres, la escuela, a sus compañeros y a sus profesores como parte de un decorado también ficticio y él pasa hojas recorriendo la biblioteca mágica del mundo ensimismado y solitario. Buen viaje Hao Yu, que sea pleno y lleno de aventuras, todo está en los libros. Serás diferente y te tendrán por raro, pero tú sabes dónde estás y lo que quieres, y entiendes que la vida sin el acicate de la literatura no es mejor ni peor, pero sí netamente otra.
Una vez probada la manzana envenenada de la literatura ya nada vuelve a ser igual que antes. La vida se vive de otro modo y cuesta separar realidad de ficción, teniendo en cuenta que la estructura básica de la realidad –el dinero, la nación, el patriotismo, la historia, el equipo al que sigues, la religión- todo son relatos de ficción que nos conforman profundamente. Todo es ficción. Hao Yu se sumerge en ella gozosamente y soporta la realidad, el bar de sus padres, la escuela, a sus compañeros y a sus profesores como parte de un decorado también ficticio y él pasa hojas recorriendo la biblioteca mágica del mundo ensimismado y solitario. Buen viaje Hao Yu, que sea pleno y lleno de aventuras, todo está en los libros. Serás diferente y te tendrán por raro, pero tú sabes dónde estás y lo que quieres, y entiendes que la vida sin el acicate de la literatura no es mejor ni peor, pero sí netamente otra.
Sería curioso saber cómo ha entrado cada cual en el mundo de los libros; mi experiencia me dice que no precisamente por haber tenido padres lectores, aunque no se puede descartar, por supuesto.
ResponderEliminarEn mi caso, tengo claro que fue gracias a los cuentos de mi padre, no lector, pero contador muy creativo. "Perdía" el tiempo conmigo cuando era pequeña y yo notaba que lo disfrutaba. Que te dediquen tiempo y creen para ti un mundo paralelo de aventuras en el que triunfaban los indios de las praderas (debía de ser porque a mi padre le entusiasmaban las películas del oeste y ahora entiendo que las transmutaba en historias aptas para la niña de 6/7 años que yo era), fue en mi caso el detonante para que buscara en los libros algo parecido a lo que me contaba mi padre. Y en eso sigo...
Y sí, Joselu, esa realidad paralela es mucho mejor que la "¿original?", ¡dónde va a parar!
Ay, Conchita, a veces he contado que mi padre era alérgico a la literatura y no hacía sino repetir que era anacrónica. Él leía revistas de técnica, aviación, libros de historia -que yo leía con pasión también-, del espacio. Cuando me veía leer, se enfadaba y me decía que me fuera a la discoteca y que dejara los libros. Que yo estudiara filosofía y letras fue para él una profunda decepción, él hubiera deseado que fuera ingeniero, arquitecto o, al menos, abogado, pero filólogo... Mi devoción por los libros surgió como la de este niño, de modo totalmente inmotivado, sin antecedentes y en contra del ambiente familiar por completo. A mi hija pequeña le estuve contando durante los años de la infancia relatos y cuentos cada noche, o recitábamos poemas, veíamos películas juntos hasta los once o doce años, pero ella no es nada lectora, nada. ¿Entonces?
Eliminar"Los caminos de la literatura son inescrutables", quizá esa sea la única conclusión a la que podemos llegar.
EliminarJe, je, yo también he visto la noticia y me ha hecho mucha gracia. Y ahora veo que tu también has reparado en ella. Pero yo la he visto muy de refilón en un noticiario y no han profundizado nada. Si que he visto que leía el escrito chino de ciencia ficción que tan de moda está. Pero no han dicho nada de Sanderson!!!. En serio que que Ha Yu lee Brandon Sanderson??. Pues mira que son unos tochos de cuidado!!!.
ResponderEliminarSupongo que recordarás que es la recomendación que te he hecho muchas veces. No se si habrás leído nada de el.
Ciertamente la imagen de la madre en el bar con las tragaperras y las tapas en la barra, y el hijo en la acera de enfrente leyendo 5 horas al día me parece brutal. Y el hecho de que los libreros le dejen leer con libertad también me parecido un puntazo. Ahora les ha salido bien, de rebote se ha hecho publicidad a su libreria.
Que maravilla pasar los días en una librería sumergido en los libros. Me parece un puntazo. A ver si esa afición obra el milagro en el y hace que la inquietud le lleve a no tener el mismo destino que sus padres con una vida tan dura como la de los bares.
Un abrazo.
Tengo el primer tomo de la serie El camino de los reyes y pronto lo comenzaré a leer. Tomé nota cuando me lo dijiste, no sé si tendrá analogías con Juego de tronos porque el título es parecido a uno de sus volúmenes. No sé si me gustará pero lo voy a intentar tras haber leído un durísimo libro de historia que a veces me daba ganas de llorar por las atrocidades que se narraban. Ahora, como transición, estoy con uno de Yuval Noah Harari, 21 lecciones para el siglo XXI. Me gusta ir variando de géneros. Puedo entender la pasión de este niño que sin duda es superdotado. Su aburrimiento en la escuela y su dedicación a la lectura es clara muestra de ello. Ya te comentaré mi lectura de Brandon Sanderson. Un abrazo.
EliminarLa naturaleza humana, en algunas ocasiones, reacciona de forma opuesta al hábito impuesto, convencional en su medio vital, o habitual. Quizás indique algún tipo de rebeldía congénita que no suele resultar evidente.
ResponderEliminarSomos tantos!
Resulta muy enriquecedor haber navegado por espacios divergentes, lo cual socialmente resulta bastante tabú.
Huelga escribir que yo también fui una niña así, básicamente para eludir mi realidad cotidiana. De hecho me he pasado lla vida interesándome por todo lo que me pudiera enriquecer y largándome al sentirme ahíta.
Pienso que las aficiones y las posturas ante la vida son radicalmente individuales, aunque condicionadas por el ambiente y la herencia genética. Tenemos una gran capacidad de decisión sobre nuestra vida, como tú la tuviste y elegiste posturas divergentes y rebeldes. Probablemente, eso tuvo un coste vital que te pudo llevar al aislamiento o la soledad. No lo sé, pero a veces ser uno mismo, enfrentándose a las convenciones, supone nadar contra corriente. Hoy día tal vez es más fácil hacerlo, pero en tu tiempo, tuvo que representar algo problemático para ti ante la mayoría social que empujaba en otro sentido.
EliminarPues mi afición a la lectura empezó años después de dejar de estudiar, vivía de alquiler con 23 años y me compre un apartamento, como tenia que pagar el alquiler, la letra de 60.000 al constructor y otra cuota de préstamo para la entrada (lo compre en construcción). De lunes a sábado trabajaba todo lo que podía y el sábado por la tarde y noche y el domingo, como no tenia un duro, empece a leer porque era barato y encontré que podía ser un astuto monje medieval en el Nombre de la Rosa, podía vivir lo que vivió Genghis Khan en su vida gracias Corral,con Colleen McCullough fui Julio Cesar invadi las Galias y luche contra 150.000 galos, posteriormente con Posteguillo he sido Publio Cornelio Escipion y he derrotado a Anibal, descubrí una nueva Biblia en el Discurso del Metodo, Delibes me enseño a ver Castilla con otros ojos, Sender me enseño lo que la incultura y avaricia puede hacer a un hombre inocente, Juan Eslava Galan me ha enseñado Historia para escépticos, con Jacq he descubierto como se vivía en Egipto, he leído Candido de Voltaire que debiera leerse todo el mundo y muchos otros que han hecho de mi, junto con mis experiencias personales, lo que soy. A día de hoy, leo todos los días, algunas veces poco y los fines de semana mucho, pero jamas renunciare a esta maravillosa experiencia, aunque los libros que lea no sean tenidos como objetos de culto en determinados ambientes más cultos que el mio, me da igual, me proporcionan paz, entretenimiento y creo que me ayudan a ser mejor persona y si no me ayudan, pues también me da igual...
ResponderEliminarAsí que si este chaval, quiere vivir así, le recomiendo que no lo deje, que fuera de los libros hay demasiados idiotas...
Un saludo
Por cierto mi padre leía todos los días... al principio no lo entendía, luego si...
EliminarSin duda, el que ha leído pocos libros es el rufián de Rufián, un perfecto ignorante atrevido sin ningún complejo. En tu blog no quiero hablar demasiado sobre el tema porque me produce todo esto una profunda tristeza. Considerar en lo que se ha convertido Cataluña me es todo un enigma. Una sociedad que se ha hecho, en una buena parte fanática y pueril, me resulta muy doloroso. Rufián no es más que un síntoma de la degeneración. Y no creo que tenga mucha solución.
EliminarEn cuanto a tu comentario me muestra tu orgullo personal por esa fascinación por la lectura como eje vertebral de tu vida. Me gustaría que tus hijos siguieran la estela y que mis hijas también. Una parece que tiene cierta atracción, mientras la otra no. Esto me inquieta, pero así son las cosas.
Muchas gracias por tu comentario.
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