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sábado, 22 de marzo de 2014

Un héroe de nuestro tiempo



Es curioso que la figura de Adolfo Suárez, ahora que está en situación crítica, sea objeto de tal cúmulo de epítetos admirativos y de tan alta consideración hacia su participación en la política del siglo XX. Es sorprendente porque este hombre venido de abajo fue mirado en su tiempo como un advenedizo, como un mindundi, como un chisgarabís adulador que había crecido a la sombra de un prohombre del Régimen franquista, Fernando Herrero Tejedor. Su primer gobierno, formado en buena parte por catedráticos, fue calificado como gobierno de penenes por su falta de peso político frente a otras vacas sagradas como Fraga o Areilza que lo miraban con abierto desprecio.

Sin embargo, este hombre fue el encargado de encabezar unas cortes constituyentes (junio de 1977) que elaboraron la Constitución, fruto del consenso de las principales fuerzas políticas, de llevar a cabo los pactos de la Moncloa para intentar estabilizar la tremenda crisis económica en que España estaba hundida con una inflación del 15 %. Por otro lado, el ejército odiaba a Suárez por su legalización del Partido Comunista a escondidas en una semana santa (1977) cuando todo el mundo estaba desmovilizado. Suárez fue perdiendo apoyos progresivamente y su propio partido, la UCD, contribuyó a acuchillarlo desde dentro, tras ganar de nuevo las elecciones en 1979. ETA asesinaba a alguien cada sesenta horas. En 1980 hubo más de 140 asesinatos por parte de ETA. La tensión en los cuárteles era inmensa. El Partido Socialista presentó una moción de censura en 1980 en la que a Suárez se le dijo de todo menos bonito. Aún se recuerda el discurso de Alfonso Guerra en que lo calificó de “tahúr del Mississipi” y se le trató de bandido entre otras lindezas. La oposición del PSOE fue feroz considerando a Suárez como un remanente del fascismo. 

Su propio partido, formado artificialmente, era un conglomerado unido exclusivamente por su figura. Adolfo Suárez terminó solo, traicionado por la mayor parte de los enemigos que tenía dentro de su partido, la oposición frontal del PSOE que ya olía el poder, las tensiones en el ejército, las acciones de ETA, el abandono por parte del rey que lo descalificaba públicamente en sus conversaciones con los militares lo que pudo dar lugar a equívocos (o no) al general Armada que era una especie de preceptor suyo. Además de estar solo sufría intensísimos dolores en la boca que le llevaban a tener que tomar continuamente analgésicos. La prensa lo masacraba desde la derecha y la izquierda. El caso es que a la altura de 1980 se le había perdido el respeto desde todos los ángulos. Suárez tenía un gran coraje pero no era un buen parlamentario. Era muy bueno, excepcional, con un discurso escrito, pero temía el parlamentarismo de las réplicas y contrarréplicas. Por ello temía ir al Congreso y lo evitaba. Suárez estaba radicalmente solo y lo sabía. Por ello, falto de apoyos políticos dentro y fuera de su partido, dimitió por sorpresa el 29 de enero de 1981 en un discurso de doce minutos que mostraba su grandeza y su sentido del estado. Suárez estaba hundido y roto, pero no se fue por la amenaza militar. Todos los que lo conocieron opinan que si él hubiera sabido lo que se preparaba, no hubiera dimitido. Hasta sus mayores enemigos le reconocen un gran coraje personal y político como se mostró en el 23F cuando el congreso en la sesión de investidura de su sucesor, Leopoldo Calvo Sotelo, fue tomado por una partida de facciosos que dispararon sus armas contra las paredes y techos lo que provocó el pánico entre los congresistas que se echaron al suelo. Solo hubo tres personas que no se tiraron a tierra. Uno de ellos fue Adolfo Suárez, otro Santiago Carrillo y otro, el teniente general Gutiérrez Mellado que fue zarandeado por aquella recua cuartelera.

Hoy, vemos su figura engrandecida.  Más de treinta años después la opinión generalizada es que fue una especie de héroe al que se le dedican estos días los mayores elogios. Esperemos los que le vendrán cuando fallezca lo que parece inminente dado su estado crítico. No sé si es su desaparición de la escena pública en los últimos años, aquejado de alzhéimer, lo que ha llevado a que este político enormemente seductor en su tiempo, atractivo para las mujeres, venido de abajo, no haya sufrido este proceso de degradación que han experimentado todos los otros participantes en la realidad de aquel tiempo convulso. Para nosotros, los que votamos socialista y contribuimos a aplastar a Suárez, la figura de un Felipe González que fue mítica, se ha cargado de grasa y desolación viendo su evolución como protegido de los grandes multimillonarios latinoamericanos, sus sueldos de las energéticas así como su propensión al lujo, tan alejados del espíritu socialista que encarnaba en aquel tiempo.

La democracia española ha envejecido, el rey ha envejecido y degradado, la Constitución, que es fruto de la era de Suárez, parece haber sufrido también un proceso de desgaste brutal y los que ayer eran enemigos de ella, hoy son los que defienden su carácter inalterable y monolítico.


Hay mucha hipocresía por parte de todos los que ahora elogian a Suárez, pero en cierta manera su historia seduce, sigue seduciendo. Ese chisgarabís, que llevaba el café a Herrero Tejedor, hoy nos parece alguien que tuvo dignidad y valentía, además de enorme audacia. Hizo lo que parecía imposible demoliendo el régimen franquista. En cierta manera aquel hombre al que no se respetó en su tiempo por parte de todos los que hoy lo enaltecerán y elogiarán, nos parece alguien con unas cualidades que añoramos en la política gris y mediocre de nuestro tiempo. Me hubiera gustado que alguien como Suárez pudiera dirigir la respuesta del estado a una situación de emergencia como la cuestión catalana. Hoy más que nunca es necesaria la audacia y la imaginación aun a costa de dar saltos en el vacío como los que dio él.

33 comentarios :

  1. Adolfo Suarez será considerado en el futuro como el valiente presidente que supo cerrar una etapa ominosa y abrir otra en la que todos pusimos nuestras esperanzas.
    Yo quisiera saber donde estaríamos en este momento de la historia si no hubiéramos tenido un hombre valiente como él.
    Hoy puse en mi Facebook que si estuviera en Madrid iría a su funeral.

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    1. Yo viví intensamente aquel tiempo, pero no fui consciente del valor del personaje humano hasta mucho tiempo después.

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  2. España está necesitada de personajes a quienes todos podrían admirar y respetar. La ausencia de Suárez en la escena política en los últimos años ha contribuído a que se lo vea hoy como un héroe, alguien no tocado por la omnipresente corrupción. Es muy triste todo esto. Este país necesita una refundación, un renacimiento e ilustración al mismo tiempo.

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    1. Tienes razón. Este país se ha convertido en un cuarto cerrado y cargado de miasmas que no ilusiona a nadie. Sería necesaria una refundación, un líder audaz e imaginativo. Una especie de general De Gaulle que trajo la Quinta república.

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  3. La figura de Suarez condensa deseos contemporáneos de consenso y unidad en torno a demandas que claman al cielo. Recupera el modelo de político que, más allá de credos de partido, sabe atraer al oponente hacia objetivos comunes. A la luz de los tiempos, este talante se revela como género de ficción-política más que horizonte plausible. Sin embargo, está en el imaginario colectivo, en la conciencia de la ciudadanía, la convicción de que este debe ser el cambio, que es necesario un cambio esencial en el modelo de hacer política, de 'ser político'.

    Aún así, hemos de ser conscientes de que este viraje se debe fundamentalmente a los vaivenes de la Historia. Lo que hoy es visto como una perogrullada, mañana, al calor del bienestar, puede caer en el olvido, y seguir cómodamente instalados de nuevo en el pacto social del robo público. Las convicciones tienen las alas ligeras. Deben ser alimentadas diariamente con actitudes vitales, hechos constatados, sinergias sólidas. La poética del héroe de nuestro tiempo es pan para hoy y humo del mañana.

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    1. Puede ser que su muerte sea simplemente un hecho que nos capte unos días y que nos termine hastiando, como pasó con Mandela. Los elogios postmortem solo sirven para aliviar conciencias. Es cierto que necesitamos actitudes vitales sólidas, pero también que es precisa una nueva clase política, un nuevo sistema político que sea capaz de sacar a este país de su inercia negativa, algo capaz de ilusionar, de crear nuevas formas políticas que integren más a los ciudadanos.

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  4. Gracias por invitarnos, con un texto tan preciso, a la reflexión biográfica, porque para quienes hemos vivido la política de nuestro tiempo tan intensamente ésta forma parte indisoluble de nuestra biografía. Vaya por delante algo obvio: hay dos Suárez que son antitéticos: el que fue presidente del gobierno y el creador de CDS. El primero nos era insufrible a todos. Se trataba de una persona con escasa preparación intelectual como jerarca del Régimen, con mucho servilismo, con un "toque" pueblerino que explotaba a conciencia y, según dicen, seductor en el cara a cara en la distancia corta. En cualquier caso, sufrió un proceso de endiosamiento que no acabó bien, y siempre he creído que su silencio tras el intento de golpe de estado incluía una verdad dolorosísima que no estaba dispuesto a revelar. Aquel "muñequín" de escasa retórica, pocas ideas y mucho "espíritu de servicio" y "adhesión inquebrantable", en su caso a La Corona, como antes lo fue al Movimiento Nacional, no tardó en sucumbir ante los embates de los verdaderos políticos que se abren paso hacia el poder a dentelladas, y algunos de ellos con un mensaje más esperanzador y un buen saco de razones. Fue el caso del primer felipismo. Coincido punto por punto en la visión actual de Felipe González, un conservador muy conservador del que poca esperanza puede esperarse. Adolfo Suárez, sin embargo, tras su particular travesía del desierto, renació como un político modesto que desafió a los grandes del bipartidismo, con un partido CDS, del que, en cierta forma, es heredero UPyD. Suárez, cualquiera puede recordarlo, fue el verdadero artífice de la supresión de la mili, esa institución que tantas frustraciones creaba entre los jóvenes, sobre todo los universitarios, pero que, por otro lado, tanto contribuía al intercambio de experiencias y a la convivencia entre jóvenes de todos los rincones del país. Con un desenfado y una simpatía que lo alejaban de las rigideces y las poses de "estadistas" de sus rivales, Suárez fue abriéndose paso hasta que se desinfló el globo de sus posibilidades reales y tocó, de nuevo, votar útil, algo, que, como se ha visto, no ha traído sino la inutilidad total. Desde su renacimiento político mi opinión sobre Adolfo Suárez cambió y se despertó la simpatía que le he tenido hasta que comenzaron a lloverle las desgracias familiares, preludio de la propia. Me dolió que se lo comiera el alzheimer, porque entonces, cuando ya ni conocía ni podía tener una vida intelectual, supe que había fallecido. Hoy es su cuerpo el que se niega a seguir. Mis respetos y mi afecto.

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    1. No me negarás que a pesar de que tuviera escasa capacidad intelectual no fue un político que llevó el país de la dictadura a la democracia con una extraordinaria audacia e imaginación. Pongo un ejemplo en la vuelta de Tarradellas como president de la Generalitat. No sé si se movía a impulsos de la intuición o tuvo que ver algo Carmen Díez de Rivera, la que dicen que fue su musa. Lo que parece cierto es que en aquel tránsito de la dictadura a la democracia rapidísimo hizo falta alguien precisamente como él. La España actual es heredera de aquellos días turbulentos. No fue fácil su tarea.

      Dice Javier Cercas en su magnífico Crónica de un instante que un gabinete de publicidad ofreció a Adolfo Suárez un resorte para ganar las elecciones ya como CDS. Esto era utilizar las imágenes del congreso en que Adolfo Suárez permanecía erguido en su escaño mientras los demás se tiraban al suelo. Hubiera sido dinamita en una campaña electoral, pero él se negó rotundamente a utilizar aquello. Dentro de su limitación intelectual que es cierta se percibe también una especie de código de honor poco común entre los políticos. Su silencio sigue siendo uno de los secretos que se lleva a la tumba. Tiene muchos elementos para hacerlo singular. Coincido contigo en lo de reconocerle mis respetos y mi afecto.

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  5. El personaje, en este caso, se comió a la persona. El papel que tuvo que representar Adolfo Suárez tuvo tanta importancia y lo interpretó tan bien, que, como decía, el personaje ensombreció a la persona hasta anularla casi por completo.
    Suárez hizo muy bien su papel. Eso no hay quien se lo quite. Junto con el rey, redactó la Ley de la Reforma, legalizó el partido comunista, convocó elecciones generales, propició la actual Constitución. En fin. Acabó con el franquismo, así, por las buenas, y nos regaló una democracia. ¿Quien da más?
    Si no hubiera existido este personaje que interpretó Adolfo Suárez, hubiéramos que tenido que inventarlo...

    Un fuerte abrazo.

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    1. Solo alguien salido del Régimen franquista pudo llevar a cabo la demolición del mismo. Si no, hubiera sido necesaria una revolución de la sociedad frente al aparato del estado lo que ninguno queríamos. Creo yo, aunque yo militaba en la izquierda revolucionaria y esperábamos la revolución de las masas.

      Un abrazo.

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  6. Pienso que es tendencia humana hablar bien de los muertos. Y entiendo que ahora todo sean luces sobre la figura de Suárez. Los males políticos que padecemos nacieron en aquella Constitución entonces sancionada, "la Constitución con menos soberanía de Europa". Lo que nos dio Suárez eran derechos robados que nos pertenecían. Sí, gestionó su devolución, pero alguien tenía que hacerlo desde el poder heredado de una dictadura.
    Aquella fue una época también con muchas sombras y frustraciones. Que le pregunten a los cientos de insumisos condenados por tribunales militares que fueron a la cárcel. O a quienes no aceptaban la imposición de un monarca. Suárez no acabó con el franquismo, gobernó con él. Pero en todo caso a veces es cuestión de enfoque y quizás debería mirar hacia la perspectiva y no hacia el detalle miope.

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    1. Creo que en 1975 teníamos ante nosotros la perspectiva de una nueva guerra civil o una reforma de la dictadura que es lo que pasó. Esa era la elección. Pero guerra civil no podía haberla porque solo había un bando con el ejército y la policía en sus manos. Solo un traidor podía demoler el edificio franquista. Este fue Suárez. Que hubo concesiones, evidente. En todos los sistemas políticos hay concesiones. Portugal salió de su dictadura con una revolución, pero su realidad hoy día no es muy diferente de la española ni sus perspectivas más halagüeñas.

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  7. No fue nunca santo de mi devoción. Ahora me sofoca ver eso tan español de hablar bien de los cuai muertos o muertos, sobre todo oir a sus antiguos nemigos ensalzarle. Nuestro parlamentarismo esta basado en que yo tengo razón y tu estás equivocado, (y además eres tonto, un corrupto, un chorizo ) Se insulta con buenas y malas palabras.
    La transición que llevó a cabo Suarez, puede ser que fuera la única que puedo llevar en ese momento y las formas, pues también las que tenía a mano. Pero al final se ha visto que esta transición de la que tanto nos ufanamos consistió en un cambio de traje para que los poderes que medraban en el franquismo, lo pudieran seguir haciendo en la fiesta de la ¿democracia?.
    En cualquier caso que descanse en paz, cuando proceda

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    1. Tampoco fue santo de mi devoción. Yo combatí contra lo que él significaba en su momento. Fue un alivio cuando dimitió y abrió el camino a una mayoría socialista tras el paréntesis del 23 de febrero y el breve periodo de Calvo Sotelo. Sin embargo, muchos años después uno aquilata aquellos momentos turbulentos en que todas las semanas moría asesinado un general, guardiasciviles, obreros, abogados laboralistas y se da cuenta del tiempo terrible que fue aquel. España que se había caracterizado por sus guerras civiles salía de la dictadura con un pacto político que fue admirado universalmente. Que no podíamos acabar con el franquismo político y sociológico, elemental. Ni podremos. Forma parte de la entraña de este país. Franco no se puede eliminar de la historia por más que lo deseemos. Sigo teniendo alumnos que lo admiran y que saben el Cara al sol. Es una idea absurda el pensar que la mitad de la población supuestamente progresista puede crear un país en que la otra mitad no exista. Y a la inversa es igualmente absurdo. Tenemos que aguantarnos y compartir el territorio o podemos matarnos otra vez. Esta es la realidad. Y este fue el resultado de la transición. Todos perdieron. El franquismo se convirtió en una democracia con PCE, con aborto, con divorcio, con un PSOE gobernando, entrando en la UE. Algo que no soñábamos en 1975. Hubo que pagar para esto un peaje claro está. Pero conociendo la estructura mental de este país me temo que es la única solución que no llevaba a la guerra civil o tal vez al aplastamiento de la disidencia por parte del ejército y los cuerpos de seguridad. No sé qué otra salida era posible. Que no fue la deseable, es cierto, pero no teníamos fuerzas para más. El día que ejecutaron a los cinco de ETA y FRAP en 1975 yo no vi en Zaragoza demasiado conmoción en la sociedad que estaba agradecida al franquismo por irles sacando de la pobreza. No me gusta la historia de este país, me hubiera gustado que hubiéramos tenido una revolución francesa, pero como dijo Celaya "Nosotros somos quien somos". Por eso muchos catalanes quieren escapar de España. Y yo los entiendo aunque no comparto su deseo.

      Y entonces surgió Suárez.

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  8. Un momento muy complejo, la de aquella España. Y un político muy pragmático.

    "Si algo caracterizó a Adolfo Suárez, fue su enorme “plasticidad” política. En diferentes momentos de su vida, dependiendo de las circunstancias del interlocutor con quien estuviera tratando en cada caso, se podía definir a sí mismo como un falangista, un católico próximo al Opus, un democristiano e incluso un socialdemócrata. En el mismo discurso que le catapultó a la primera línea de la política, el 9 de junio de 1976, cuando defendió en las Cortes, en nombre del Gobierno, la Ley de asociaciones políticas, que hacía legal la existencia de partidos fuera del Movimiento, mezclaba una loa a “la gigantesca obra de ese español irrepetible al que siempre deberemos homenaje de gratitud y que se llamaba Francisco Franco” con una apuesta por la reforma política. En ese mismo discurso, el Ministro Secretario General del Movimiento concluyó citando los versos de Antonio Machado, “Está el hoy abierto al mañana / Mañana al infinito / Hombres de España, ni el pasado ha muerto / ni está el mañana, ni el ayer, escrito.”

    http://buff.ly/1fS3vNB

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    1. Recuerdo aquel discurso muy bien. Me impresionó. Vi que ahí había alguien convincente. Cuando fue nombrado presidente de gobierno se dijo que era un gobierno de transición, de penenes. Mi partido en aquel momento lo despreció, pero yo en mi fuero interno recordaba aquel discurso y disentí seriamente sobre la importancia de Adolfo Suárez.

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  9. Me produce vergüenza ajena el despliegue en torno a Suárez desde que su hijo anunció su inminente muerte. Todos los medios se apresuraron a emitir especiales en torno a su figura, se habló de su capilla ardiente y de su funeral, qué macabra manía la de enterrar a alguien estando aún vivo. Nos dan carnaza porque parece ser que es lo que nos gusta y, de paso, nos tienen entretenidos. Conviene tener personajes como Suárez. Los que en vida le acuchillaron con puñaladas traperas, sobre todo desde sus propias filas, ahora se deshacen en elogios. Ya lo dice el refrán: "Líbreme Dios de la hora de las alabanzas". Nunca sabremos la verdad total sobre él, como de casi nadie. Yo nunca le voté, justo es decirlo. Hoy actuaría de otra manera, supongo. Los militares le llamaban traidor, entre otras lindezas. La verdad es que no sé cómo no pasó algo más grave en aquellos años, con ETA en pleno apogeo y unos políticos que, sorprendentemente, parecían Séneca a lado de los que hoy sufrimos, quién nos lo iba a decir... Paradójicamente, la cruel enfermedad que destruyó su memoria durante los últimos años le impidió ser consciente de lo que estaba pasando en España. Suárez desempeñó una labor impagable cuando tuvo que hacerlo, nos guste o no reconocerlo. Creo que lo hizo razonablemente bien, y eso le costó sufrir el vacío y la soledad que deja el poder cuando se abandona. Estos días oiremos y veremos de todo, que cada cual saque sus conclusiones. Descanse en paz. Un fuerte abrazo, colega.

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    1. Ciertamente me hastía toda esta ceremonia abrumadora en torno a su figura en la que todos mienten. Hoy es el político más estimado de la historia de España y cuando era presidente de gobierno todos querían acabar con él. Todos. Era despreciado y acuchillado en todas las direcciones. Es cierto que no hay nada más inofensivo que un muerto, y más si en los últimos años ha estado aquejado de Alzhéimer. Una figura ciertamente que induce ternura a los que lo asesinaron moral y políticamente. ¡Qué asco!

      Un abrazo, colega.

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  10. El dijo que había que arreglar las tuberías mientras seguían sirviendo agua, cosa bastante complicada. El balance de su actuación, para mi, es claramente positivo, ¿acertó en todo?, no, pero yo tampoco acierto en todo, hizo muchas cosas, muy importantes, de forma muy valiente, en muy poco tiempo y no se le puede más. Dimitió de forma digna, sin estar encausado y eso ya le da un aire que ya quisieran tener esta cuadrilla de trileros que nos gobiernan. Su legado es claramente positivo.

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    1. Ahora quieren apropiárselo todos. El PP que entonces era AP y que lo acusaba con el lenguaje más espantoso en su diario ABC, los socialistas que lo despreciaban y lo consideraban fascista, los militares que lo odiaban, los empresarios que querían acabar con él y con ellos Ferrer Salat, sus propios compañeros de partido empezando por el miserable Fernando Abril Martorell que manifiesta ahora su dolor, el rey que quería quitárselo de encima a toda costa. Solo Santiago Carrillo mantuvo con él una relación de respeto y aprecio. Fue un político despreciado y se le perdió el respeto desde todos los ángulos. Ahora ciertamente todos quieren apropiárselo y dicen que representa los valores que ellos defienden. Ahora Suárez está próximo al PP y al PSOE y a UPyD, y al rey, y a los que lo mataron políticamente. Toda esta ceremonia necrófila solo sirve para lavar la conciencia de mucha canalla, empezando por el rey. Sí, también creo que su legado es positivo, pero ya, como Mandela, con esta ceremonia abrumadora lo van a convertir en totalmente inofensivo. Bah.

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  11. Creo que, salvando sus muchas sombras, la mayor luz de Suárez fue atreverse a mirar hacia delante y soltar el lastre de una derecha anclada férreamente en el franquismo. Dudo mucho que ninguno de los políticos actuales (al menos del PPSOE) se atreviese a algo parecido (cuestionar la Constitución, dejar de nombrar a ETA como la bestia parda, racionalizar las comunidades autónomas...). En el fondo, como dice Martín Algarra, no es que Suárez fuera fantástico; es que los de ahora son patéticos.

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    1. Es verdad, la altura política de las actuales cúpulas de los partidos es deplorable. Suárez procedía del Movimiento, era limitado intelectualmente y no leía un libro nunca, le costó aprobar la carrera de derecho y sin ayudas no hubiera podido hacer su doctorado… Pero lo cierto es que el hombre tuvo altura política y moral. Hoy se nos aparece meridianamente claro y pone en cuestión a toda esta caterva de rufianes que ahora nos gobierna. Sin duda, creo que Suárez se hubiera enfrentado al separatismo catalán con mucha mayor inteligencia que la que está utilizando el gobierno. Era audaz y buscaba alternativas rápidamente. Tuvo que gobernar a velocidad de vértigo en una España convulsa y llena de sangre con los atentados brutales de ETA, el GRAPO, la ultraderecha, con el ejército lleno de golpistas. Tuvo agallas y una enorme habilidad. El tiempo pone las cosas en su sitio. No me cabe duda de que es el presidente que mejor pasará a la historia. Su decadencia y su soledad nos ha evitado una vida pública que sin duda lo hubiera marchitado. Así pasa con ese vivales de Felipe González al que tanto admiré. Y con el sivergüenza de Alfonso Guerra que lo tildaba de "tahúr del Mississipi". Puede ser que dio una lección de decencia y pone en cuestión a los que están ahora. No fue fantástico pero hizo algunas cosas muy bien. Y las hizo de la mejor forma posible.

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  12. Siento respeto por la figura de Suárez. No me creo la mitología oficial de la Transición española, su colaboración con el Rey, sus labores en favor de la democracia. Cuando él era gobernador franquista y jefe del Movimiento, muchos miles de españoles pasaban por la cárcel como luchadores en favor de la democracia. Ejecuciones, torturas y represión fueron las realidades y las palabras que persiguieron a todos los verdaderos demócratas por encima de sus disputas y sus diferencias. Me siento heredero de todos ellos. Mi respeto va dirigido a todos ellos.

    La memoria de Suárez (Luis García Montero) http://buff.ly/1hclsHB

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    1. El caso es que teníamos un conflicto histórico muy difícil. Cómo salir de una dictadura sin un baño de sangre. En Portugal el ejército por la situación colonial llevó las riendas del cambio. Pero en España el ejército era franquista hasta la médula, salvo unos pocos oficiales de la UMD que no representaban demasiado. La correlación de fuerzas no favorecía el cambio si había que enfrentarse al aparato del estado franquista. Y nadie quería una nueva guerra civil. Ya habíamos tenido una terrible. Esa era la situación. En la oposición había gente honrada, es cierto y muchos militantes de base que eran demócratas y que lucharon con todas sus fuerzas por el cambio. La situación tenía bazas por los dos lados. Europa no quería una dictadura, Estados Unidos tal vez tampoco. España tenía que cambiar, pero el ejército era franquista. Entonces aparece la figura del rey y su peón Suárez, hombre del Movimiento. Los dos habían jurado las Leyes Fundamentales del Régimen y habían proclamado su lealtad al legado de Franco. ¿Cómo se tenía que producir el cambio? Creo que fue una secuencia de hechos que admiró al mundo. Todos esperaban otra guerra civil y surgió una España moderna que se puso de moda e inspiró respeto en todo el mundo. Suárez fue esa figura que traicionó sus juramentos y llevó a España a la democracia, desoyendo muchas veces al rey que quería apartarlo del gobierno. No sé cómo podían haber pasado las cosas. No esperaba grandes cosas del la oposición revolucionaria. Yo militaba en ella y puedo dar fe de que había gente muy idealista pero los dirigentes terminaron por ser oportunistas y se pasaron al PSOE o al PP. Ya no creo en las utopías ni en la maravilla que representa la izquierda. La izquierda también se manchó las manos de sangre de manera miserable en la guerra civil. Solo un traidor pudo sacar a España de la encrucijada. Y ese fue Suárez, el hombre apropiado en el momento apropiado. El rey eligió bien aunque luego se le escapara de las manos.

      Y Luis García Montero y su mujer Almudena Grandes me parecen revolucionarios de puchero.

      Un abrazo.

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  13. Ayer se murió y empieza la ceremonia de la confusión bajo ese viejo lema de cuando más información das de una cosa al final más confusa resulta. Quizás tengas razón, quizás sus muchos años de ostracismo hayan contribuido a engrandecer su figura pero yo apostaría, y como yo mucho gente, que este enorme señor, al que combatimos con fiereza, sería fiel a si mismo hasta el final.
    Un tipo grande, de verdad.
    Me gusta mucho este artículo de Iñigo Sáenz de Ugarte y te dejo aquí el enlace:
    http://www.eldiario.es/politica/Enfrentamiento-Suarez-rey_0_241126546.html
    Un abrazo

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    1. Este artículo que enlazas EL ENFRENTAMIENTO SUÁREZ Y EL REY es muy interesante y ofrece otras perspectivas que para mí eran desconocidas. Tengo la impresión de que aquel tiempo que viví intensamente sigue guardando zonas oscuras que no han acabado de desvelarse. Me hastía la saturación total de todos los medios de comunicación sobre Suárez. ¡Qué gran hipocresía! Ahí tienes a los que lo acuchillaron alabándolo. Fue el político más solo de la historia reciente de España. Todos querían acabar con Suárez, empezando por el rey que ahora lo elogia como un colaborador extraordinario. No quiero oír hablar más de Suárez. Todo me parece una farsa. Quizás vuelva a escribir sobre ello incorporando lo que he sabido más sobre su figura.

      Un abrazo.

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  14. Estos días he permanecido conscientemente al margen del esperable descontrol mediático. Ya avisaron de la inminente muerte de Suárez y había que estar preparado para la previsible santificación del héroe patrio. Como ya supondrás, para mí no tiene nada de héroe. Político hábil, astuto y muy ambicioso, ya está.
    En un comentario, hace tiempo, te escribí que yo consideraba la Transición un periodo poco glorioso, una enorme chapuza, una chapuza inevitable, poco más se pudo hacer. No me enorgullezco de ella. De hecho creo que es para reflexionar que los grandes héroes de esa glorificada época son un príncipe nombrado heredero por el dictador y un personaje del régimen que mutó en demócrata. Los dos sabían que la democracia, una vez muerto Franco, era inevitable y ambos actuaron pretendiendo un doble objetivo: la preservación de la monarquía y el desmantelamiento (a mi juicio en absoluto demolición) progresivo y controlado del sistema franquista, que garantizara que en ningún caso se exigieran responsabilidades políticas a aquellos manchados por la Dictadura (y no hablo de la Guerra Civil, hablo de la Dictadura) y permitiera la supervivencia de las élites del Régimen mucho más allá de 1977. De hecho se evitó de forma consciente una reforma profunda de las principales instituciones del Estado como la Justicia, las fuerzas de seguridad o el ejército. Ha hecho falta una generación para que se produjera de forma natural una extinción biológica de la casta de jueces, policías y militares franquistas. Suárez fue un político hábil que bloqueó la inicial intención rupturista de la oposición de izquierdas al gestionar con astucia el miedo y el ansia de paz de los vencidos. La mayoría de esa gente solo quería paz, se estremecía con recordar el pasado y forzó a sus partidos a aceptar las reglas del juego. Suárez aprovechó el hartazgo y el miedo de esa pobre gente para salvar los muebles del franquismo y echar toneladas de olvido sobre demasiada mierda. Respeto a ese hombre pero no lo admiro y lo considero a años luz de lo que para mí es un héroe. Un saludo y es un placer contrastar ideas contigo.

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    1. Creo que tu interpretación de lo que sucedió es exacta, no puedo contradecirla. Ese es el papel que desempeñaron Suárez y el rey. Una transición que no pusiera en cuestión el aparato del estado franquista, una amnistía general de todo el pasado (y de los crímenes de ETA), la no depuración de responsabilidades en la represión. Una especie de borrón y cuenta nueva en que los poderes fácticos (económicos, militares, iglesia…) no vieran puestos en cuestión su dominio. Es exacto. Esa fue la transición y todo se pactó, empezando por el PCE que había preconizado la "reconciliación" sin venganza por la vía del llamado "compromiso histórico". A cambio, cederían, con la libertad de expresión y de partidos así como con las elecciones, la posibilidad de que la izquierda pudiera asumir el gobierno si ganaba el los comicios,como así sucedió tras el 23 F. Una partida en que ganaban los dos y perdían los dos. El franquismo evitaba un juicio histórico para el que no había fuerza revolucionaria suficiente, y la izquierda podría ganar las elecciones, modernizar el país, aprobar el divorcio, el aborto, entrar en la UE. Ambos perdieron y ambos ganaron. Una síntesis que en el caso de Sudáfrica y la figura de Mandela ha sido considerada ejemplar y fruto de una visión extraordinaria. En efecto, en Sudáfrica no se ha cuestionado la brutal represión del apartheid, bueno sí se ha cuestionado, pero no se ha juzgado, ni se han disuelto las fuerzas de seguridad, todo a cambio del derecho a voto de la mayoría negra y la posibilidad de que un negro que renuncia a la venganza de las atrocidades del pasado llegue a la presidencia. Eso pasó en Sudáfrica y algunos, muchos, acusaron a Mandela de tibio, de traidor, de cobarde. El olvido a cambio de la reconciliación. Es el mismo caso que en España. Y pienso que tal vez en Mandela influyó el caso español. No me cabe duda. Ese Mandela que viste los colores del equipo más odiado de los blancos ante la incomprensión de los más exaltados que querían eliminarlo, es un elemento interesante para debatir. ¿Por qué lo hizo? Suárez era un franquista que traicionó a los suyos y por eso lo odiaron. Pero solo un traidor pudo llevar a cabo la Transición.

      En la dinámica del Yin y el Yang sería Suárez un perfecto ejemplo de la dualidad. Héroe/Traidor. Es curiosa la sintonía que tuvo con Carrillo que representaba el comunismo. Fue el único que lo respetó.

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    2. Humanamente la trayectoria de Suárez ofrece -más allá de enfoques ideológicos rígidos- un interés que se ha manifestado estos días en que todos los políticos que lo machacaron, que lo despreciaron, que lo querían fuera de la política empezando por el rey, han tenido que pasar por la prueba de saber que ha quedado muy por encima de ellos. ¿Por qué? No lo sé. Pero leí Anatomía de un instante y ese momento en que Suárez no se doblega ante los golpistas me parece digno de un héroe por muy hombre del Movimiento que fuera. A mis años tengo claro que la Dignidad no está necesariamente en posesión de la izquierda por defecto. Porque la izquierda española y mundial es también deudora de las mayores atrocidades e indignidades. Se puede ser digno perteneciendo a cualquier opción. Y creo que Suárez era un hombre limpio. ¿Ambicioso? Mucho. Tenía el hambre del que viene de abajo y por eso era despreciado por la mayoría que veían en él un trepa. Posiblemente lo era. Leyó pocos libros en su vida. Desde luego no era un intelectual. Pero desconfío de que los que leen muchos libros tengan más altura moral, y para eso tenemos muchos ejemplos de miserables cultos y cultísimos. No sé, para mí la personalidad es un misterio, y la historia otro misterio. El problema es que ahora no haya otro Suárez trepa, ambicioso, hábil y providencial que nos saque de este impasse en que se pudre la democracia con dos partidos unidos por el propósito de que no cambie el sistema político. Yo querría un Suárez capaz de seducirnos y cambiar esta democracia con imaginación y habilidad fruto de la astucia y el salirse de los esquemas. Por eso lo odiaban y por eso ahora se le ama. Porque se salió de los esquemas.

      Un fuerte abrazo y gracias por debatir conmigo.

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  15. Bien dicho. No hay más que añadir porque ahí está todo. Habría que ver a estas recuas que sufrimos lidiar con esos cuatro años y medio y ver qué se sacaba adelante.
    Salu2

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    1. Fueron años que viví intensamente y fueron terribles. Cada día nos despertábamos con el asesinato de un general, guardia civil policía, magistrado, y rumores de golpes militares en ciernes. A los jóvenes de hoy en día todo eso les resultaba desconocido y para ellos ha sido una sorpresa oír hablar de la Transición y de Suárez en estos días. Si tuviéramos memoria histórica aprovecharíamos estos días para sacar alguna enseñanza, pero esta caterva de politicastros no ven más allá de sus narices. Estamos perdidos en sus manos. En esos años se hizo política con mayúscula. Ahora se hace mierda con minúscula.

      Saludos cordiales.

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  16. Fueron unos años por un lado maravillosos y por otro terribles. La osadía, el valor y el arrojo convivian con el miedo y el asesinato sistemático. Fue el momento justo, el caldo de cultivo ideal para que grandes hombres hicieran grandes cosas y jugasen al poker de farol. Hiceron entre unos y otros una muy buena Constitución que ha envejecido muy rapidamente no por ella sino culpa de los que heredaron el poder. Unos y otros olvidaron sus fundamentos ideológicos y se entregaron en cuerpo y alma al becerro de oro y claro, así nos luce el pelo. Habría que recuperar el espíritu de esa época, el valor de aquellos hombres y volver a empezar desde cero, volver a sentar las bases del Estado, pero de un Estado en el que Todos sean importantes. No sé por qué pero me da que es mucho pedir por mi parte.

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  17. Lo más divertido es ver ahora tantos interesados herederos de la figura de Suárez, tantos como le dieron la espalda en su día. Cumplió su papel -como lo hubieran cumplido otros, pero fue sobre él sobre quien recayó el encargo- y fue pagado con traiciones y soledad. El primero que le volvió la espalda ha sido el primero que ha salido en la televisión a pronunciar un discurso alusivo y apropiatorio... En fin...

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