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martes, 14 de mayo de 2013

La literatura y las redes sociales



“Al contrario de lo que hacen algunos profes, más que sacralizar el Quijote deberíamos desacralizarlo, bajarlo de esa nube de elitismo que nosotros mismos creamos”.

Este es el punto de partida de mi post, un fragmento de una respuesta de Toni Solano a mi comentario sobre la lectura de El Quijote por parte de adolescentes.

Me ha sorprendido y no me ha sorprendido. Conozco las posiciones de mi amigo bloguero del alma con el que mantengo comunicación desde 2006 y él ha seguido mis circunvoluciones personales y blogueras con una entrañable fidelidad.

¿Contribuimos a sacralizar El Quijote los profesores que lo consideramos una obra maestra inigualable? ¿Alejamos por tanto de su lectura a presuntos lectores que la asumirían si les fuera presentada en unos términos más modestos? ¿Tal vez como una buena novela? ¿Tal vez como unos sketches en que aparecieran representados Sancho, Don Quijote y Dulcinea en la vida cotidiana? ¿Hay que bajar El Quijote a unos términos más humanos y cotidianos? ¿Adecuarlo a los diferentes ritmos de una juventud fragmentaria y marcada por las redes sociales? Sin duda, esta es la posición de Toni y ello me representa un hito interesante que leo con suma atención.

Sin embargo, algo me llama la atención. En mi juventud, ya lejana, yo aspiraba a conocer modelos que estuvieran en lo alto, que sobrepasaran la trivialidad, que fueran en alguna manera superlativos... que contuvieran trazos de genio que me alumbraran y distrajeran del vulgar acontecer de los días y de las cosas. Así se hizo mi afición lectora: mitificando a autores, dejándome admirar por Samuel Beckett, Cortázar, Henry Miller, Anaïs Nin, Lawrence Durrell, Kerouac, Kafka, Dostoievski, Tolstoi... No sé cómo yo leí pero todo me llevaba a encumbrar a una serie de autores que me parecían cimas inescalables en el espíritu humano. Shakespeare, Molière, Milton, Dante, Cervantes... Leí El Quijote a mis 21 años introducido por un excelente profesor que me hizo apreciar la genialidad de esta creación, y lo leí con reverencia, sabiendo que me enfrentaba a algo excepcional ante lo que me inclinaba. Luego he aprendido a saber que Cervantes era no solo un genio sino alguien profundamente humano que tuvo una impresión en vida de fracaso que no logró atemperar el éxito de una obra presuntamente humorística que fue despreciada por los estudiosos españoles por la gran admiración que causaba entre los británicos.

Me pregunto por qué un adolescente de hoy en día tiene que consumir carne enlatada, que no le asuste, que no le lleve a pensar que se enfrenta a una cima del pensamiento y la literatura. ¿Por qué no le puede atraer el saberse ante algo radicalmente diferente y que esto le estimule a saber más del genio que lo produjo?

Algo de la respuesta a esto me lo dan las redes sociales en las que soy colaborador. Tengo cuenta en Facebook y en Twitter. Allí escriben en horizontal igualdad el que dice que le pican los sobacos como el que recoge el más sensible pensamiento. Hay una línea del tiempo en que se van sucediendo los estados de ánimo, unos airados, otros francamente positivos, pero con un tono semejante al que nos presenta las revistas del corazón en que vemos las más vistosas biografías a nuestra altura y ofrecidas a nuestra contemplación. Nada hay grande, nada hay demasiado grande... todo alcanza un tono medio trivial en que la realidad es diseccionada sin apelar a algo que nos sobrepasa, que está más allá de nosotros...

Este es el mundo en que nuestros alumnos adolescentes se forman. En él no hay mitos, en él todo es horizontalidad y sirve igual un pensamiento elaborado que un regüeldo mental. ¿Cómo entender que ciertas obras literarias, que la literatura misma  guarda un lugar de excepción en el espíritu humano? ¿Cómo hacer horizontal a Cervantes? ¿Cómo hacer cercano a Dostoievski? ¿Cómo demostrar que aquello que los hizo únicos hoy constituye carne que circula en las redes sociales que horizontalizan la realidad, la literatura, la historia de las religiones, la cultura?

¿Ya no tiene sentido lo que estimula sentimientos que van más allá de lo trivial? Mi historia como profesor tiene varias etapas y esta es una de ellas, pero yo soy consciente de que hubo un tiempo no demasiado lejano que lo único, lo singular, lo excepcional eran motivos suficientes para ser acogidos con entusiasmo para aquellos espíritus que se identificaban con lo que se salía de los cauces de la normalidad.

Hoy vemos a Cervantes, y a Kakfa y a Dostoievski a través del prisma que nos ofrecen facebook o Tuenti. Es el signo de los tiempos, y ello no permite en ningún caso la mitificación, el pensar que haya algo que vaya más allá del rascarse los sobacos y que aspire en alguna manera a expresar un modo auténtico, arriesgado y original de contemplar la realidad y el mundo.

¿Qué son Don Quijote y Sancho? ¿Quién es Gregorio Samsa? ¿Quién es Raskolnikov? ¿Hemos de hacerlos actuales, contemporáneos a nuestros tics, a nuestras nuevas obsesiones, a nuestro modo horizontal de entender el mundo, a nuestros comentarios en facebook con el clásico me gusta que revela la enorme pérdida de complejidad del pensamiento? ¿Hemos de acercarnos a ellos evitando la sacralidad o hemos de creer en ella?

Mi experiencia como profesor es en este sentido compleja. Mis alumnos dicen que soy peligroso porque soy demasiado filosófico, tiendo a extraer de mis comentarios factores que llevan a la consideración de la obra de arte con extrañeza y ello contrasta con la percepción de mis alumnos que se sienten confusos cuando ellos están habituados a la consideración llana de la realidad, la apegada a las redes sociales. No entienden que yo les estoy hablando de otras dimensiones a las que solo se es accesible desde una visión compleja y sacra del acto creativo. Sé que navego en contra de los tiempos, sé que no es lo que se habitúa, pero me he dado cuenta de que es lo único que soy capaz de hacer. Presentar lo literario como el reino de la extrañeza  y de la singularidad, en una realidad que se entusiasma por ser igualitaria y vulgar. Es una apuesta arriesgada y condenada, lo sé, al fracaso. No se puede ir contra el espíritu de época. Es así.

38 comentarios :

  1. J'ai de mes ancêtres gaulois l'œil bleu blanc, la cervelle étroite, et la maladresse dans la lutte. Je trouve mon habillement aussi barbare que le leur. Mais je ne beurre pas ma chevelure.

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    1. Me has dejado boquiabierto y soy incapaz de reaccionar. Me cuesta entender la última frase. En fin…

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  2. Gracias por la mención, Joselu. Nos leemos durante muchos años y podemos seguir manteniendo puntos de vista distintos con la cordialidad que nos da esta amistad. Creo que hay una diferencia fundamental entre la relación entre el saber de nuestra época y el de la actual. Para nosotros, el acceso a la información y a la cultura era algo trabajoso, exigía unos rituales a menudo complicados, visitas a la biblioteca, esperar a que un profesor nos explicara algo que no entendíamos, comprar un libro y asombrarnos de lo que había dentro... Esa relación con el saber no existe hoy porque todo, todo, está a un golpe de clic. No digo que Internet explique a un joven como lo haría un profesor, sino que Internet permite que ese joven lo perciba así. Debido a esa inflación de la información se produce una devaluación del acto de aprender: los jóvenes no pueden mitificar la cultura cuando perciben que es algo que abunda tanto en su mundo que resulta inaprensible y además difícil de valorar y de distinguir según su valor -algo que exige demasiadas comparaciones-.
    En esa nueva relación, el libro, la literatura, deja de ser un mito y se convierte en una información de digestión pesada, sí, quizá un banquete suculento a la larga, pero que exige demasiado tiempo de sobremesa. El mito ahora es alcanzar justo lo contrario, dosis de comunicación que produzcan un placer inmediato, que sean continuamente nuevas y que no exijan mucho tiempo. No soy un filósofo de los nuevos tiempos, pero creo que las redes sociales han venido a ocupar el lugar de las drogas en los años setenta y ochenta.
    A pesar de ello, no me resigno a que sigan ignorando la literatura. Planteo siempre el fomento del hábito lector como premisa para el acercamiento a la literatura. Si no formamos lectores, no tendremos escritores. Y me parece que la escuela no está tomándose todavía en serio esa catástrofe que supone que los adolescentes lean más tiempo su timeline o su muro que los textos en el aula, y lamentablemente, sigue siendo habitual en el gremio considerar que leer en el aula nos hace perder tiempo y no poder dar gramática o historia de la liteatura. Una pena.

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    1. El principal problema que tengo ahora para acercar a mis alumnos a los textos es la tendencia, creo que universal, a no comprar los libros recomendados por los departamentos, teniendo en cuenta que nuestras disponibilidades son muy escasas y no pueden surtir a los más de 500 alumnos del instituto. No hace mucho un libro se recomendaba y era comprado por la mayoría, se leía, se comentaba… pero desde hace un tiempo, y tomando la crisis como excusa, ni dios se compra un libro de lectura, ni siquiera en bachillerato con libros que son obligatorios para las pruebas de selectividad. Así tengo a mis alumnos de segundo de bachillerato leyendo sus textos en el móvil en formato pdf. No sé si tendría que aceptarse pero es la dinámica de los tiempos. Nadie entiende que haya un presupuesto para libros. Algunos espabilados, pocos, los sacan de bibliotecas, pero no hay efectivamente para todos. Yo mismo ante la debacle les facilito archivos en pdf piratas para pensar que sí que tienen el texto a su alcance. De este tema nadie habla pero yo lo veo muy complicado y de difícil resolución, y más en un instituto de clases humildes como el mío, lo que no quita que estos alumnos sí que gasten dinero en móviles u otros objetos tecnológicos o zapatillas o ropa más o menos de marca. Esto sí que también es una pena porque sin libros difícilmente se pueden crear lectores.

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  3. Desgraciadamente, tienes toda la razón, colega. En unos años la literatura clásica, incluso los clásicos modernos, ha perdido cantidad de seguidores/lectores. Hoy cuesta un mundo hacer comprender a un adolescente un soneto de Lope, por ejemplo, tú lo sabes mejor que yo. Leer una obra de cierta complejidad en cuanto a vocabulario y contenido supone un esfuerzo y una preparación que pocos están dispuestos a realizar. Un lector no se hace de la noche a la mañana, lleva años formar el pensamiento, y presupone interés, algo impensable en los jóvenes actuales. Esas obras que a ti y a mí nos encantan a ellos no les dicen nada, es como si viviéramos en planetas distintos, y en cierto modo creo que es así. La tecnología ha conseguido que podamos llevar cientos de libros en un cacharro de pocos gramos, pero eso no significa leerlos. Una pantalla no hace más fácil entender a Cervantes. La mayoría de nuestros alumnos manejan estructuras gramaticales tan simples como el mecanismo de un bolígrafo. No me importa que no diferencien sujeto y predicado, pero qué menos que poder construir una oración que contenga una coma, un verbo de la primera conjugación y la palabra HASTA, por ejemplo. No son capaces de hacerlo en menos de cinco minutos, y con ayuda. Es desesperante. ¿Cómo van a entender a Miguel Delibes? Anteayer intenté convencer a mi sobrina de dieciséis años, buena estudiante, de que leyera siquiera a Lorenzo Silva, pero dudo de que lo haga. Leyó, obligada, "El príncipe destronado", y le pareció un rollo. ¿Qué demonios tienen estos chicos en la cabeza? Me saca de quicio verles absortos con sus móviles y similares, parecen autistas, absortos, totalmente aislados del mundo que les rodea. Por cierto, ¿te has enterado de que José Mª Pou tuvo que interrumpir una representación por culpa de las sintonías de varios móviles? Sin comentarios.
    Yo intento inculcar a mis alumnos el gusto por la lectura y en general lo consigo, siempre, claro está, que los libros sean atractivos, divertidos, cercanos a ellos. Tienen once años, pero yo a su edad leía sin problemas a Mark Twain, Stevenson o Verne. Hoy les gustan otras historias, sin duda. No quieren complicaciones. Convéncete (y yo contigo): nuestro reino no es de este mundo. Dentro de poco, a este paso, tendremos que decir lo que decía el replicante de "Blade Runner": "Todo eso desaparecerá como lágrimas en la lluvia".
    Mañana tengo fiesta, intentaré escribirte más despacio. Un fuerte abrazo.

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    1. Ciertamente es como si viviéramos en planetas distintos. Hay una brecha generacional muy profunda entre las necesidades de estos adolescentes y lo que nosotros estimaríamos importante y necesario. Abominan de la letra escrita que vaya más allá de los comentarios desarticulados de facebook o tuenti. Difícilmente se les puede pedir un razonamiento, una conexión de ideas, un pensamiento hilvanado incluso en bachillerato. Yo les hago redactar todo lo que puedo y me paso muchas horas corrigiendo sus textos pero es luchar casi sin esperanza por la desidia que, en general, son compuestos y ya no hablemos de las faltas de ortografía, de concordancia errónea, del léxico pobre… El panorama desde mi atalaya, que no es la única es negro. Un fuerte abrazo. ¿Hoy fiesta? ¿Es una fiesta de libre elección?

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  4. Me ha encantado esta frase de Toni:
    "No digo que Internet explique a un joven como lo haría un profesor, sino que Internet permite que ese joven lo perciba así."
    Creo que realmente da en el clavo. Y también que la administración y los nuevos gurús a veces se confunden del mismo modo que se confunden los alumnos.
    Por otro lado, ¿cómo no se van a sentir sobrepasados por libros largos y/o densos si no son capaces de atender a vídeos de más de un minuto en los que no hay acción trepidante? En medio de mis clases de Matemáticas suelo ponerles vídeos del youtube donde se muestran trucos, ilusiones ópticas... No sabes cuántas veces hay que repetir los vídeos porque es casi imposible que la mayoría de la clase haya percibido el quid del vídeo.
    Para acabar de un modo más optimista, recuerdo que en mis tiempos de BUP, allá por los comienzos de los 90, no había ni por asomo un ambiente cultural, de lectura, entre los alumnos. Quién leía lo hacía en silencio, ocultándose, en su casa, y no hablaba de ello con los compañeros. Así sucedía entre los estudiantes de ciencias, y así ocurría entre los de letras. Tampoco había (apuntando a otro tema que has comentado alguna vez) un mínimo conocimiento de los rudimentos de la política. Nadie distinguía, en aquellas clases de Ética de 2º de BUP, entre estado y gobierno, o entre izquierda y derecha. Y aquí estamos, pues felizmente de mi instituto no solo salieron estudiantes de ingenierías, sino también de ciencia básica, filosofía, filología e incluso artistas (escritores, pintores, diseñadores...). Y una cantidad significativa de gente comprometida políticamente. ¿Será que la etapa de la adolescencia se ha ampliado? Quiero pensar que sí.
    Un saludo y ánimo, Joselu, debido a la naturaleza intangible de nuestro oficio nunca sabemos cuáles son nuestros resultados, por mucho que se empeñen desde el INEE en importar las fracasadas políticas de evaluación del extranjero y remedar esos resultados. A esto disparo brevemente en Que nos motiva no traballo?, que quizás encuentres interesante.

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    1. Yo no puedo acudir a mis recuerdos de mi bachillerato porque no es significativo (lo hice durante el franquismo), pero sí que fui profesor de BUP durante más de quince años y en los centros en que estuve, generalmente interclasistas, tanto en medios rurales como en urbanos, sí que percibía interés por la literatura planteada con habilidad por parte del profesor. De hecho era una palanca útil para provocar reacciones y hacerles entender nuevos planteamientos. Eso sí, las minorías eran siempre minorías y el grueso del grupo iba más lento, pero sí que percibía movimiento e interés. Ahora ciertamente es como vivir en planetas distintos subsumidos como están en la tecnología. Y no es que abomine de ella. Yo mismo estoy muy sumergido en la misma… Pero la relación con el lenguaje escrito, la que tienen estos muchachos, es realmente muy conflictiva porque los textos tienen una unidad y una articulación con una estructura… pero su mente está totalmente desestructurada y solo es consciente de lo fragmentario, lo que puedes ver en tus clases de matemáticas y los vídeos que les pasas. Les es muy difícil percibir el sentido de algo, la idea de fondo, la clave ordenadora… Me paso por tu blog para conocerte. Muchas gracias por tu presencia y por tus palabras.

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  5. Porque sus reflexiones y anécdotas siempre son muy interesantes.

    Te mando mi nominación al Liebster Blog Award. Sola hay que pinchar en el enlace: http://elpapirodelaspalabrasliquidas.blogspot.com.es/

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  6. Pues a lo mejor ya va siendo hora de poner a Alonso Quijano, su escudero y compañía en manos de los lectores de ráfagas de pensamiento. Tal vez así se demuestre la inefabilidad, pese a todo, de estos personajes. Todo es cuestión de ponerse manos a la obra.

    Un abrazo.

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    1. Disculpa que haya tardado en contestar. Creo que ya ha habido algún intento de tuitear o feisbukear El Quijote. A nuevos tiempos, nuevas formas. Un abrazo.

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  7. Veo que todos coincidimos a la hora de describir el comportamiento de nuestros alumnos frente al libro. Yo también les paso en formato pdf las lecturas, al menos para garantizar que las tienen en su poder. Antes preguntaban, cuando les presentaba un libro de lectura, cuántas páginas tenía -como para hacerse una idea del tiempo que tenían que dedicar, en vez de interesarse por el tema, argumento...-; pronto me preguntarán si el archivo "pesa" mucho o cuántos bites lleva.
    De todas formas, si la enseñanza está mal, aunque no es un consuelo, los profesores de Literatura todavía tenemos una salida: podemos transmitirle la fantasía del hecho literario. Ellos, los alumnos, viven en una realidad cansina, triste y cerrada. No ven más allá de lo que les rodea y sus perspectivas (salvo sus relaciones sociales) son muy pobres. Y nuestros alumnos son conscientes de ello. Joselu, si tus alumnos te califican de "peligroso" es que realmente les llegas, superas su indiferencia... eso quiere decir que pueden tener el hecho literario cerca, es cuestión de acertar el momento.
    Esto nos obliga a ser "cuentacuentos" o buenos recitadores de poemas. Con los pequeños he llegado a tener a toda la clase pendiente del "Conde Lucanor" o de la épica de "Mío Cid". La poesía se acerca más a su mundo de mensaje rápido. Recuerdo a alumnas de 3º de ESO escribirse en los brazos versos de Garcilaso después de un "a que tu novio no te dice estas cosas".
    Pero el error es mostrarles la Literatura como arte, belleza... porque ellos solo quieren cosas útiles. Y, al igual que necesitan sus móviles y sus zapatillas de marca, también necesitan que les expliquen su angustia vital: la mayoría están en el aula porque les obligan (si no sus padres, sí servicios sociales del ayuntamiento) y, al igual que su estética es útil para ellos, sus textos (porque ellos tienen textos) también. Analizando sus canciones "raperas" se han "enganchado": han reconocido el cómputo silábico, las rimas internas, las anáforas y las aliteraciones... las imágenes, las metáforas, los símbolos y han encontrado el valor de unas letras que machacan su propia realidad... esa que provoca su angustia vital. Entonces la Literatura es útil, entonces ya empieza a tener sentido. Cierto que estamos lejos de la lectura de una novela actual y a años-luz de poderles presentar El Quijote... pero, en cambio, sí nos acercamos a su mundo y se dan cuenta de que no es tan diferente del nuestro.

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    1. Ayer leía textos de Lorca jugando con la entonación. Ellos entraron en el juego y replicaron con gusto a mis provocaciones poéticas. Fue un buen ejercicio del que salí moderadamente satisfecho … porque sé que en el fondo nada deja poso profundo … Sus mundos concretos son tan poderosos y excitantes que la clase no deja de ser algo anecdótico … Reconozco que hay algunos alumnos a los que sí parece que les llegara algo más pero soy incapaz de saber qué. Soy un profesor insatisfecho. No estoy seguro de que su mundo sea pobre o triste. En todo caso es potente. No sé muy bien en qué consiste … Sí que intento cada día acercarme a ellos no sabiendo muy bien qué hacer. Son palos de ciego. A veces se acierta y muchas veces no. En todo caso, el tono de tu intervención me invita a la intimidad porque revela experiencia intensa y profunda. No siempre sucede lo mismo y sé que estamos en el mismo equipo, el de los que siempre salen pensando que podía haber estado mejor. Yo nunca salgo de clase pletórico y si alguna vez algo sale bien lo que es raro no me permito la satisfacción y no deja de embargarme un sentimiento triste. Creo que es una realidad menos anómala de lo que parece.

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  8. Quizás haya que empezar por engancharlos a la literatura en general. El gran problema con que se topa un adolescente cuando tiene 'El Quijote' en sus manos es la dificultad en la comprensión de lo que lee. Carece de vocabulario, de experiencia lectora y lo que para nosotros es un hermoso paisaje de letras para ellos se vuelve un laberinto con Minotauro incluido. Cualquier persona que pretende adentrarse en el mundo de los clásicos ha de contar antes con un gusto por los libros elevado y un saco de lecturas muy pesado; en caso contrario la lectura se vuelve pesada. Ojalá que sepamos inculcar el placer de la literatura a nuestros jóvenes. Primero que se atrevan a leer cualquier cosa; a continuación que sean capaces de cruzar el puente que los llevará a la belleza de las selvas clásicas.

    Por cierto, yo aún no he conseguido gozar de la lectura de "El Quijote". Me he planteado intentarlo de nuevo cuando cumpla treinta años. Me niego a no disfrutarlo plenamente. Un saludo.

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    1. Tal vez si te pudiera explicar en dos sesiones qué puedes encontrar, qué es lo esencial, por qué El Quijote es un libro de dimensión especial… tal vez te fuera más fácil adentrarte en él. Hay cuestiones de las que tal vez no se es muy consciente en una lectura primera. Yo lo intento con mis alumnos pero tampoco tengo demasiado éxito. Esta fracaso se justifica por su edad adolescente y su falta de adaptación a una lectura compleja, pero entrado ya en los veinte es perfectamente posible entrar en el juego de El Quijote en el que hay tres narradores que se contradicen y nada es lo que parece. Un saludo.

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  9. Tú leíste El Quijote con 21 años yo leí un sumario del Quijote con ilustraciones en Clásicos de Bruguera con 9 y seguro que tú también. Por entonces primero mirabas los dibujos y luego más adelante te animabas con los textos. Así también me aficioné a la lectura de Julio Verne de Salgari de Stevenson, Swift o de Robinson Crusoe en perfecta horizontalidad y sin valorar cual era una lectura respetable y caul no. Si no hubiera sido por estos Clasicos de Bruguera:
    (http://en.todocoleccion.net/historias-seleccion-clasicos-juveniles-12-%E2%80%93-don-quijote-mancha-m-cervantes-%E2%80%93-bruguera~x34629373)
    nunca hubiera leído más tarde El Quijote y otros libros aceptados por la cultura canónica.
    ¿Se pretende que los chicos se tomen los clásicos a palo seco o se pueden contemplar aquellas opciones que teníamos nosotros y que hoy parece que noe stán bien vistas? Opciones con hielo o con gaseoda pero opciones al fin y al cabo.
    Es cierto que por aquella, un libro era la mayor joya que podíamos tener y ahora asistimos a una borrachera de posibilidades, pero sinceramente no creo en la ausencia de mitos incluso literarios entre la gente más joven
    ¿No es un mito Harry Potter, no lo son aunque nos disgusten los protagonistas de la saga Crepúsculo o los de las Sombras de Grey?
    ¿Nos molesta que los chicos nos tengan mitos o más bien que sus mitos no tengan el caché y el pedigree que tenían los nuestros?
    Esa es para mi la clave y creo que mientras no la resolvamos poco podremos hacer para entender la dinámica juvenil actual.
    Saludos cordiales

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    1. En el colegio de curas donde estudié el bachillerato de seis años más el COU era libro de lectura una adaptación de El Quijote muy conseguida de la editorial Edelvives. No puedo decir que aquellos curas me llevaran a la lectura. Llegué yo solo. Aun recuerdo cuando a mis diez u once años conocí la existencia de los libros de lectura de aventuras. No lo sabía. Solo leía tebeos. Aquello me abrió un mundo que todavía sigue abierto. La lectura de El Quijote adaptado puede ser que en aquel momento no me entusiasmara, pero me hizo familiarizarme con él a los diez u once años. Ya no era un desconocido. Luego evidentemente leí clásicos adaptados de Bruguera. Tenía montones de libros de Bruguera, pero nadie tenía que hacer una presión para que yo leyera. Nadie me llevó a los libros. Fui yo solo.

      Yo a mis alumnos les facilito en formato pdf todo tipo de aventuras actuales, me gusten o no me gusten, pero no te creas que tengo mucho éxito porque leerse también un libro en el portátil tiene su gran dificultad, además de su escaso gusto por la lectura.

      Nadie de mis alumnos compra actualmente libros de lectura. Ese es un verdadero problema. El central donde estoy yo.

      Saludos cordiales.

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    2. Krapp: tienes un buen punto. Pero hay algo que tal vez no contemples. Quien no haya leído algo de la pesada y plomiza literatura inglesa de Chaucer en The Canterbury Tales, o el aún más antiguo Sir Gawain and the Green Night, que me los tuve que fumar en inglés antiguo en mis estudios y sin atajos, no podrá apreciar el legado que la Rowling utiliza y honra en Harry Potter, que a pesar de la opinión del dueño de casa, tiene, en mi humilde opinión, un gran valor literario. Harry Potter tiene su pedigree, claro que sí. No así, Crepúsculo, un burdo plagio del Frankenstein de Mary Shelley, otra joya de la literatura inglesa, bastardeada y arruinada en todas su versiones cinematográficas y caricaturescas, incluso hasta en la vesión cienmatográfica del gran actor Shakesperiano Kenneth Branagh.

      Y me voy, porque ando corta de tiempo con correcciones de escritos con las que se me presiona en el instituto, y conste que en mi país corregimos gratuitamente en casa, más la planificación de las pruebas de mitad de año, y todo resulta poco conciso y lleno de florilegios que hay que pulir. ¿O tal vez no?

      Si hiciéramos eso con los libracos clásicos, pues seguramente los haríamos mucho más digeribles. Pero se valora la concisión en estos tiempos, sobre todo en quienes no somos Cervantes, claro...

      Y aclaro públicamente que no comento por cortesía: no hago concesión en esto de comentar por cortesía. Lo hago por interés genuino en el tema que se debate.

      Un beso a ambos!

      Fer

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    3. Fer: precisamente en estos días estoy leyendo por ebook los Cuentos de Canterbury que más bien conocía por la película de Pasolini. Pero claro, estos cuentos son recopilaciones de otros cuentos anteriores y a su vez han inspirado a otros cuentos posteriores ya que pertenecen al patrimonio colectivo de la humanidad y no a un tipo que ha puesto debajo su firma.
      Me da igual que los chicos lean Harry Potter o las diferentes historias que lo han motivado. A veces los cócteles son más atractivos que las bebidas a palo seco. La cuestión es que beban y eso ya es muy importante en los tiempos que corren.
      Besos

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    4. Acordamos. De todas formas, el haber leído eso, o el mismísimo Shakespeare o Orwell, con su "Newspeak-2, que la Rowling recrea y homenajea también en mi entender, sirve para valorar a Potter. He escrito sobre eso desde lo poco que sé y lo mucho que he disfrutado la saga de Potter. Te dejo los links por si te interesa leerlos:

      http://fernanda-abocadejarro.blogspot.com.ar/2011/04/la-magia-del-mago.html

      http://fernanda-abocadejarro.blogspot.com.ar/2011/09/siempre-quise-usar-ese-hechizo.html

      Besos!

      Fer

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  10. Hola Joselu

    Lo que escribes me parece muy interesante.
    Tengo casi 25 años, así que prácticamente soy de la generación que ha tenido la tecnología al alcance de la mano. Soy una persona que utiliza frecuentemente el FB, Twitter, ve series por internet, etc.
    Lo que mencionas es muy curioso porque muchos de mis conocidos leen, pero me he dado cuenta de que en su mayoría se acercan a las novedades editoriales como Los juegos del hambre o Juego de Tronos. Esto me causa un poco de conflicto porque si bien, llego a leer este tipo de textos, últimamente sólo me he enfocado en autores clásicos y no estoy al día.
    No voy a negar que me faltan muchos por leer pero en ellos encuentro algo que no me dan los betsellers ni mis momentos navegando en internet. No sé muy bien definirlo, pero es la sensación de que esas personas aunque hayan vivido mucho tiempo antes que yo lograron plasmar en palabras, sentimientos, emociones, inquietudes, anhelos que son tan intemporales que me llego a identificar con ellos.
    En cuanto al soporte para leer, a pesar de mi edad, no me agrada mucho el formato pdf,se me hace cansado leer en la computadora; prefiero el papel. Y si bien, no siempre se puede estar gastando dinero en nuevos libros, las bibliotecas o las librerías de segunda mano son una buena opción. Es como en cualquier otra actividad, si quieres realizarla, encuentras la manera para hacerlo.
    Así que, tal vez la generación a la cual pertenecemos afecte la forma en que nos acercamos a la lectura, pero considero que influye más la utilidad que le hayamos encontrado.
    Saludos desde México.

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    1. Tengo la impresión de que en Mexico hay una juventud y una sociedad qeu aprecia más la cultura que lo que es habitual en España, un país de nuevos ricos que ahora se les ha venido su mundo abajo. En todo caso, coincidir contigo en ese camino individual que te ha llevado a los clásicos que tienen voz propia. La cultura es tan extraña y tan poco apreciada donde yo vivo que no deja de ser estimulante que un joven como tú lo haga. Tu prosa es clara e interesante y sí es real que la literatura y los caminos que nos llevan a ella dependen de la utilidad que nos proporcionen aunque esta utilidad sea de un tipo que no es fácil expresar. Se podría decir que los clásicos alimentan el espíritu, pero esto no es propio de estos tiempos. Saludos desde Cornellà.

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  11. Interesantísima reflexión la que planteas, Joselu.

    A medida que iba leyéndola y releyéndola, iba pensando una razón y la contraria. Y no sé con cuál quedarme. Todavía recuerdo una frase de Andrés Amorós: "Para leer el Quijote, hay que merecérselo". Probablemente, esto sea válido para muchos de los grandes libros de la historia de la literatura. Y, en efecto, no se pueden rebajar al comentario improvisado y superficial similar al de las redes sociales.

    No obstante, también puede plantearse la cosa en unos términos medios para las dos cosas (la literatura y las redes sociales). En el caso de la literatura, sería conveniente no rebajar pero tampoco sacralizar. Creo que, a veces, los profesores ponemos el conocimiento en un estante demasiado alto. El reto es que ese conocimiento sea considerado valioso, pero alcanzable. Y creo que los retos humanos y las ilusiones a las que están sometidos los personajes del Quijote pueden explicarse a estos niveles. O se puede acercar el abismo de Raskólnikov. O el sintentido fantástico convertido en una realidad de Samsa. Ese es nuestro reto.

    En cuanto a las redes sociales, yo desde hace años intento recorrer el sentido inverso, ya que también las utilizo no para establecer ejes solamente horizontales, sino también verticales. Lejos de transmitir el soso devenir del día a día en reflexión apresurada, las redes sociales se pueden convertir en una poderosa herramienta didáctica. El reto de tuitear el Lazarillo en un centro de secundaria y, sobre todo, el fantástico proyecto de tuitear Romeo y Julieta en forma de diálogos en el Reino Unido son muestra de ello.

    Ya que las redes sociales están ahí, explotemos su potencial (lo mismo que ha sucedido siempre con cualquier avance tecnológico). Ya que las obras maestras están ahí, saquémoslas de la vitrina, sin miedo a acercarnos a ellas, a tocarlas. Pero con las manos bien limpias.

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    1. Cuando entramos en una obra valiosa vemos lo que supone de hito en el devenir del arte pero también advertimos su precaria experiencia humana. Los grandes personajes invitan a compartir su grandeza pero también a descubrir su fragilidad, su tristeza, su parcialidad. Las grandes obras artísticas son reveladoras del espíritu humano en realidad incompleto, insatisfecho, cautivo de su humanidad … Entiendo lo que propones y este espacio lo es también de reflexión. No sé si te tengo agregado en facebook, pero intentaré encontrarte. Tu aportación me es sensible. La utilización inteligente de las redes sociales es también un reto a pesar de su carácter fragmentario y parcial. Tal vez solo sea cuestión de proponérselo. Yo soy un enamorado de la tecnología y a la vez siento una profunda nostalgia del mundo anterior a ella que nos proporcionaba otros instrumentos que ahora hemos olvidado. En todo caso, eso sí, con las manos bien limpias hemos de acercarnos a las obras maestras. Tienes razón.

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  12. Certera reflexión.

    Solo puedo añadir que "somos peregrinos en tierra de infieles"

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    1. Supongo que eso es la más pura realidad para los que vivimos más en el mundo de la literatura y que la abundancia de realidad sin arte nos produce una extraña zozobra porque necesitamos unir angustiosamente el citado arte y la vida.

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  13. (Va de nuevo, sin errores...)

    Yo lamento profundamente que mi profesora de literatura de secundario me diera a leer sólo fragmentos del Quijote en un acto demagógico y facilista, y eso que corrían otros tiempos y soplaban vientos de mejor calidad educativa en la Argentina entonces.

    En la vida adulta, se hace difícil encontrar el espacio necesario para leer esas magistrales obras que no deben ser cercenadas ni simplificadas en la edad en la cual el cerebro está más apto y más libre para recibir tamaña magnitud arquitectónica de la palabra magistralmente escrita, la cultura y el arte en general.

    Luego, en mi paso por el profesorado de inglés, leí muchas obras completas y directas de autor, pero nada de literatura española, e igualmente, en el criterio de selección de autores y obras, hubo también un guiño al gusto que ya empezaba a tender hacia la chatura. Así es como recién ayer me desayuno de que Krapp se autodenomina así por una obra de Beckett que mi profesora de literatura inglesa decidió arbitrariamente no incluir ni jamás siquiera recomendar.

    El buen profesor es el que elige con criterio propio desde su conocimiento profundo y apreciación de lo que enseña qué es lo que se debe leer y cómo, sin caer en la demagogia, que desde ya lo hará más querible y popular entre su alumnado, porque todo resultará más fácil, más digerible o más atractivo para sus alumnos de acuerdo a lo que él presume son sus realidades y capacidades.

    No todos los jóvenes de hoy son chatos ni viven la vida a través de las redes sociales, afortunadamente. Todavía quedan muchos que merecen y valoran el rescate que algunos pocos buenos profesores les ofrecen de esos vacuos refugios de cuestionable valor.

    Y es además el responsable de educar el gusto, que luego se convierte en lo que se denomina en inglés "an acquired taste" (un gusto adquirido), y no encuentro una apropiada transferencia al castellano para esa expresión tan gráfica de lo que me sucedió con Chaucer, Milton, Shakespeare, Christopher Marlowe, Joyce, T.S.Eliot, Harold Pinter, Lawrence Durrell, Oscar Wilde, Henry Miller y tantos otros, que agradezco se me hayan impuesto como lectura obligatoria, sin atajos ni abreviaciones.

    Debería además recomendar lecturas complementarias a la obra que escoge para aquellos con sed de aprender. Cuando leí lo que se me impuso de Beckett, no se me advirtió que debería abordar por mi cuenta, ya que estaba preparada para hacerlo, con hambre lectora y tiempo, obras como Krapp's Last Tape, de ahí que jamás imaginé desde mi más burda ignorancia, a pesar de haberme hecho con el título de profesora de inglés, que "el coto nombre", como él miso se refiere a lo que en las redes sociales se reduce a un nick, de mi entrañable amigo Krapp tenga semejante trasfondo y no lo que asumía como una eufemismo, irónico como su vena, para "crápula" o "crap".

    Afortunadamente, nunca es tarde para seguir aprendiendo cuando se encuentran buenos maestros, dentro o fuera del secundario. Y yo los he encontrado y aquí están. Esta misma tarde encargaré, ya que en mi país esos textos no se consiguen fácilmente, un ejemplar de esa obra en la librería frente al instituto.

    Tan afirmativamente respondo a todas y cada una de tus preguntas retóricas, mi querido Joselu, que cito a Beckett en el original para que responda a todas por mí y por tí, aunque, se sabe, no necesiten respuesta:

    "Gnome"
    (Inspired by Goethe's Wilhelm Meister's Apprenticeship)

    Spend the years of learning squandering
    Courage for the years of wandering
    Through a world politely turning
    From the loutishness of learning

    Para quien pueda entenderlo, ya que me parece un sacrilegio traducir poesía a menos que seas poeta, un pecado aún más grave que cercenar grandes obras en fragmentos o dar a mascar como chicle simplificaciones o adaptaciones de ellas.

    Un beso.

    Fer

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    1. Hubo un tiempo en que Beckett me cautivó. Aún puedo recordar la impresión que me produjo a mis diecinueve años la lectura de "Waiting for Godot" lo que se reveló como una auténtica conmoción. Tengo como un tesoro ese descubrimiento terrible y luminoso de la prosa de Beckett. Sin embargo, en mi edad adulta con consternación advertí que el mundo de Beckett no me gustaba, no me interesaba, no me llegaba. Y encontré su mayor expresión en unas visitas que hice a una residencia de ancianos donde estaba alguien muy cercano a mí. Vi en aquellos ancianos la clara revelación del universo beckettiano donde no es posible la comunicación, donde todo son fuerzas enigmáticas y oscuras, sin sentido, sin significación … y donde es posible todavía dentro de la desesperación general y universal el sentido del humor más negro que otra cosa. Beckett negaba conscientemente cualquier interpretación trascendente de sus textos. Godot no es dios.

      En mi edad adulta no me atrae el universo de Beckett aunque leí la magna biografía exhaustiva "Beckett el último vanguardista" de Anthony Cronin. Creo que este autor es un autor de adolescencia. Cuando uno se hace mayor, su realidad es tan patente y real que deja de tener sentido del humor, o yo no se lo percibo.

      Un cordial saludo.

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  14. Hace muchos años que no enseño Historia de la Literatura, porque enseñar literatura, que es mi pasión, pocas veces lo he hecho, y no todas ellas en aulas académicas. A mi modo de ver se trata, sobre todo, de un precoz "desistimiento" frente a la exigencia, frente a la responsabilidad individual ante los difíciles retos de la comprensión lectora. Entender ha de ser una pasión, no se puede acceder al significado de los textos yendo de visita, en vez de hacerlo de descarado okupa, dicho en términos actuales. Instalarse en los textos es una actitud. Leerlos, a veces casi como de pasada, una huida.

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    1. Entiendo tu alejamiento voluntario de la enseñanza de la literatura. Yo lo he intentado pero no ha sido posible. No obstante intento cada año abordarlo con ilusión en los distintos niveles. Soy un ferviente partidario de la enseñanza diacrónica de la literatura a pesar de sus evidentes limitaciones, pero creo que esa luvia fina de autores, obras, épocas, movimientos… suponen una especie de barniz que prepara para la adquisición de una cultura, de los rudimentos de una cultura. En fin, escribimos en la arena.

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  15. Como comprenderás, después de haber promovido la primera lectura completa que se ha hecho del Quijote en las redes sociales en mi blog, no puedo dejar de intervenir aquí.
    ¿Sacralizar el Quijote?
    En cuanto comenzamos a leer de verdad el Quijote nos damos cuenta de que este libro no hace falta ni sacralizarlo ni desacralizarlo, solo leerlo de verdad, fuera de tópicos y prejuicios de cualquier tipo y, especialmente, fuera de posiciones apologéticas y de posturas iconoclastas.
    El mismo Cervantes se anticipó a todo esto y anticipa todas las lecturas posibles del libro...
    En fin, allá quien se lo pierda.

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  16. Imposible para mí haber digerido El Quijote cuando aún no había llegado a la madurez.

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    1. En realidad mi post no venía a hablar solamente de El Quijote sino de la actitud con que encaramos ciertas lecturas. Toni Solano hablaba de que había que bajar El Quijote del pedestal sacro con que quieren exaltarlo algunos profesores. Yo me preguntaba sobre el sobrecogimiento que me producen ciertas obras artísticas entre ellas El Quijote, y me decía si el espíritu de los tiempos no lleva -al estilo de las redes sociales- a contemplar todo con una total horizontalidad. Recuerdo en mi formación una cierta conmoción ante algunas obras que me conformaron. Por supuesto que El Quijote es una obra plurifacética que puede ser leído de múltiples formas: en la adolescencia, en la madurez y en la decadencia, en el otoño de la vida, como obra humorísticas y como obra desoladoramente triste. Todo puede encontrar el lector de El Quijote si se acerca a ella con paciencia. Un abrazo.

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  17. Querido Joselu si un buen director de cine hiciese un buen guión y transformase el Quijote en una Road Movie de seguro que tus alumnos entendían la peli a la primera y tal vez alguno se plantease leer el libro con otros ojos.
    Por cierto, dices:"Es una apuesta arriesgada y condenada, lo sé, al fracaso. No se puede ir contra el espíritu de época. Es así." ¿Tu contra los molinos? Fracaso o acierto, lo ignoro, pero bastante más interesante.

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    1. Entiendo algunas cuestiones de El Quijote a medida que va pasando el tiempo. Cada lectura que hago me despierta nuevas resonancias. El problema es que lo tengo anualmente como lectura escolar como preparación de las PAU y eso me lleva a cierta saturación. No se puede estar siempre defendiendo esta obra y haciéndola entender a muchachos que no pueden o no están preparados para considerarla como experiencia vital y artística. Ciertamente agota un poco. Es como la piedra que tenía que elevar Sísifo cada día.

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  18. Hola:

    Cuando yo cursé Castellano y Literatura hace como 25 años, tuve una profesora muy particular... muchos la denominaban"loca", aunque en realidad sólo estaba fuera del molde, buscando mil formas de inclucarnos un amor por la literatura que difícilmente se logra a nivel de secundaria.

    Por ella El Cid, por ella el Popol Vuh, por ella La Odisea, por ella los Cuentos de Horacio Quiroga... Y mejor aún, por ella continué, decenas de años después, no leyendo sólo libros comerciales, sino buscando un poco más allá.

    Me hiciste recordarla profundamente y con cariño!

    Saludos!

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