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jueves, 24 de mayo de 2012

"Teméis la educación porque enseña a pensar".



HABLA JOSELU
                    Llevo más de treinta años en la educación y no tengo claro que sirva para aprender a pensar. Es una visión utópica de la misma. Yo lo intento, ciertamente, pero el resultado no es bueno. Muy pocos chavales están dispuestos a hacer el esfuerzo de pensar por sí mismos. Son una minoría mínima, pero muy mínima. El resto es aquiescente, conformista, y los profesores tampoco somos unos sócrates que lleven a sus alumnos a pasear por un jardín peripatético. Todo es más convencional y banal. La idea de que la educación enseña a pensar es una ilusión. Por tanto creer que el poder teme a la educación porque enseña a pensar es creer en las utopías irrealizables. Si hubiera tal ansia de pensar, no habría reforma o recorte que pudiera evitar el pensamiento crítico. Y no es el panorama que veo en las aulas que son bastante conservadoras y reacias a la reflexión crítica. El poder no tiene interés en la educación pública. Es así sin más. La tiene que mantener porque no puede mandar a centenares de miles de niños y adolescentes a la calle. Está obligado. Otra cosa es que realmente le interese la calidad educativa. Eso es radicalmente incierto.La escuela privada representa mucho mejor su modelo de sociedad, y, para más paradoja tal vez en ella los alumnos por sus circunstancias sociales es posible que estén más dispuestos a querer pensar. Tienen mayores posibilidades económicas y culturales, y eso es muy importante. 


                                                     No, Lucía, no enseñamos a pensar. Qué más quisiéramos. Reparamos huecos, zurcimos descosidos, intentamos remediar lo irremediable, pero de eso a creer que somos los fomentadores de la rebeldía y la insumisión intelectual y social va un largo trecho. No es así. 

Simplemente el poder de la derecha y de la izquierda no cree en la educación pública. Si dicen lo contrario mienten y engañan. 



                         Ojalá estuviéramos en disposición de enseñar a pensar.
 





HABLA LUCÍA


               Joselu, no puedo negar lo que dices puesto que llevas más de treinta años en la educación y habrás visto todo tipo de actitudes. Unos que están dispuestos a pensar aunque no suelan reparar en ello y otros que por más que intentes crearles un aliciente, no deciden hacerlo. Es así, pero quiero creer que la escuela enseña a pensar y a recapacitar pero de la misma manera sé que es un trabajo arduo y a veces sin sentido ya que cae en saco roto porque no hay respaldo del poder.


               ¡Qué razón tienes en que mantienen la educación porque están obligados!
A veces cuando voy a algunos colegios para realizar prácticas me pregunto qué ideal de educación tenemos en las aulas y qué tipo de metodologías se recogen en ellas. Me he dado cuenta que la manipulación es el pan nuestro de cada día. ¿Qué hay de la educación asentada en la libertad, en la creatividad o en la autonomía del niño? Creo que a veces no se desarrolla por completo en los alumnos las capacidades críticas que requieren, indudablemente, del pensamiento previo, de la planificación o de la preparación para un futuro ( negro, sí, pero un futuro).



              Yo no creo que enseñar a pensar sea ninguna utopía, Joselu, o al menos quiero creerlo con todas mis fuerzas. La educación no es más que un plan de acción pre-pensado por la mera razón de que elegir una alternativa educativa significa, ya de principio, pensar en referencia a un tipo concreto de acción pedagógica. Ahora bien, el tipo de acción pedagógica que queremos poner en práctica puede estar basado o no en la libertad, en ayudar a que nuestros alumnos piensen y que no sean manipulados. No seremos “ unos sócrates que lleven a sus alumnos a pasear por un jardín peripatético” pero sí que podemos guiar su pensamiento y cómo afrontar situaciones desde pequeñitos. Concibo la educación como un conjunto en el que caben conocimientos, cultura, principios y actitudes; en el proceso educativo no sólo se instruye en contenidos sino que se forma en valores y aquí es donde pienso que tenemos que actuar como docentes, tenemos que invitar a nuestros alumnos a que piensen.
Quizá, Joselu, tengo la cabeza llena de pájaros porque soy muy joven y no tengo experiencia pero, si alguna vez ejerzo como maestra, intentaré llevar a cabo todo lo que para mí es una educación de calidad. Puede que lo consiga o puede que no. No lo sé, por ahora me basta con saber que quiero intentarlo.


           (Este es un debate surgido en la red, que me ha parecido singularmente interesante. Es así cómo se ha producido, lo dejo en vuestras manos…)

50 comentarios :

  1. Habla uno que pasaba por allí:
    ¿Sabes qué ofrece la educación pública que no ofrece nadie más? Descubrir la realidad del mundo y del ser humano sin trabas ni cortapisas. En un centro público se reproducen los estratos sociales (quizá exceptuando las clases altas, muy altas, y los políticos) y las distintas personalidades e ideologías. En ningún colegio privado (y prácticamente en ningún otro ámbito social o profesional) se puede vivir la mescolanza de culturas y extracciones sociales; incluso los docentes provienen de clases y credos políticos y morales distintos. Todo vale en la Escuela Pública y eso la hace grande. Cualquiera que haya pasado por allí ha aprendido que somos diversos, que no hay dos personas iguales. Aunque no se hubiese llevado nada más en el caletre, me parece que es un aprendizaje muy válido. Y en eso estamos.

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    1. Antonio, concordaría con tu reflexión, pero querría hacerte una. Hace un par de meses hubo un terrible incendio en la casa de un alumno del instituto. Se incendió una estufa a consecuencia de lo cual, se quemó su vivienda y murió una hermana de primaria abrasada. Pues bien, en el instituto en que estoy yo, que sabes que es de una zona extremadamente humilde, se intento una recaudación en favor del muchacho cuya hermana había muerto. Un euro, dos euros, lo que fuera. ¿Sabes cuál fue la respuesta? Mínima. Muy pocos quisieron poner algo. Y muchos argumentaron que recibían muchas ayudas sociales, que los moros recibían muchas ayudas sociales y se negaron arguyéndolo con suma acritud y sin piedad. La familia en paro se quedó sin nada y poco pudimos ofrecer fuera de lo que los profesores pusimos y algunos alumnos que fueron solidarios. ¿Este es el mundo moralmente interesante a que te refieres? ¿Esta es la escuela que se hace grande por su mezcolanza social, étnica, cultural?

      El aprendizaje puede ser muy válido pero no es oro todo lo que reluce, Antonio. En eso estamos.

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  2. Entiendo esa "frustración". Pero también es verdad que el sistema mejoraría si hubiera más profesores vocacionales y no tanto "ahí hay una plaza fija para toda la vida".
    Pondré un ejemplo que escuché el otro día:
    un soneto machista que en las escuelas se quiere desterrar. Quien estaba en contra decía que efectivamente era machista, pero de una rima extraordinaria, y que un buen profesor, con ese soneto, podría enseñar mucho, indicando que es mahista etc.
    Otro: en clase hace dos años, una profesora nos contó los métodos de una amiga suya de matemáticas: trabajar con el Indice de Desarrollo Humano en la asignatura de instituto de matemáticas. Es decir, utilizar algo de utilidad humana en una asignatura aparentemente irreflexiva, automática y exacta.
    Y en cuanto a los colegios privados, discrepo. Seré algo prejuicioso, pero he conocido mucha gente de colegios y universidades privadas, y te aseguro que su predisposición no es mayor que los de la pública., Es más, en España en las Universidades privadas suelen acudir los que no tienen nota para ir a la pública... Y a los colegios van los niños bien, esos que dan por saco.
    Un abrazo

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    1. No es frustración, Diego, lo que hay detrás de mi post sino ganas de encender el debate. Los enfermos pasan por fases, ante una enfermedad grave. Una de ellas es la negación, otra la rabia, otra la depresión, por fin viene la aceptación. Creo que estoy en ella y me siento a gusto considerando las circunstancias con que he de lidiar que no son nada fáciles.

      No sé qué quieres decir con el soneto machista. ¿Qué soneto no lo es? Me parece una consideración banal decir que un soneto es machista. La mayor parte de los más hermosos sonetos de la historia lo son. ¿Y qué? ¿Hemos de desterrarlos por machistas? La sola duda me enerva. No podemos aplicar al pasado lo que son criterios del presente, criterios que evolucionarán y que cambiarán, pero el arte persistirá aunque recoja concepciones de otro tiempo.

      En cuanto a la enseñanza pública y privada, pienso que, dado que es inevitable la dualidad, hay que reconocer que hay personas excelentes en ambas, que hay profesores excelentes en ambas, y también profesores deplorables. Y profesores anodinos en ambas. No pienso que haya un camino moralmente justo y otro injusto. Quien opta por la enseñanza privada en un contexto legislativo que lo permite (otra cosa es saber quién legisló aquello y la izquierda no puede lavarse las manos) hace lo que considera oportuno sea bien por salvar a su hijo de la visión de la realidad social (hay escuelas burbuja), sea porque quiere un nivel elevado para sus hijos que entiende que nosotros, inmersos en nuestra complejidad social, no podemos tal vez ofrecer. Hay cretinos en la enseñanza pública y cretinos en la enseñanza privada, a todo los niveles. No tenemos el monopolio moral.

      Un abrazo.

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  3. Sigues ahondando en el tema que nos sacude cada día más, Joselu. Unos aguantamos el chaparrón (ya nos arrepentiremos de no haber sido más rebeldes y belicosos, ya...) y otros nos planteamos otras acciones quizá menos drásticas pero más eficaces. He visto en un foro de maestros de Madrid algunas ideas que yo ya contemplé en su momento: nada de actividades extraescolares ¡ni una!, hasta que protesten las empresas de autobuses, las agencias de viajes, los hoteles, los teatros, los museos... No dedicar ni un minuto fuera del horario a las clases, que los padres protesten si les hacemos esperar meses o si tardamos semanas en corregir los exámenes. Nada de comprar lotería,celebrar cenas y comidas de Navidad o similares. Y así algunas más. La huelga no es la solución, si no es salvaje con todas las aulas cerradas hasta conseguir lo que queremos no sirve para nada, y hoy día nadie puede plantearse algo así. Tal como estamos, casi lo de menos es discutir si la escuela debe enseñar a pensar o no . Yo creo que sí, desde luego, pero no está el horno para muchos bollos. Los alumnos de ahora tienen unas carencias bestiales de afectividad, educación emocional, respeto, responsabilidad, buenos modales... Si los padres no ponen límites, ¿debemos hacerlo nosotros? ¿Cómo abordar el problema del machismo y la crueldad entre ellos sin enfrentarnos a los padres? Ninguno acepta que su hijo es un cabrón, pero los padres de los afectados piden justicia. Cada vez más inermes y desasistidos, los maestros no sabemos cómo solucionar estos graves problemas. Nos exigen mucho y nos quitan toda la autoridad. Esta semana mis alumnos tienen seis horas, ¡seis horas! dedicadas a la educación vial. ¿Es realmente necesario repetir año tras año las mismas actividades? ¿Y tanto tiempo? Me tiene indignada esto, de verdad.
    Debemos enseñar a pensar, por supuesto, pero eso implica comprender todo tipo de mensajes, y ya hemos hablado de la pobreza gramatical de nuestros alumnos. Mientras no mejoremos eso, olvídate de lo demás.
    Muchos maestros, la mayoría, mantenemos nuestros ideales, sea cual sea nuestra edad, pero eso supone un coste considerable.A la mínima nos denuncian, nos insultan o nos agreden. Lo más fácil es dar por saco, que aún es gratis, qué lástima: a ver esas programaciones, este castigo es desproporcionado, mi niño no repite de ninguna manera, sus criterios de evaluación son muy estrictos... Todos quieren meter baza, todos dicen entender de educación. Qué cansancio, qué hartura... Muchos, al menos, tenemos sitios como éste para seguir hablando con libertad de lo que nos preocupa...
    Un fuerte abrazo, colega.

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    1. No sé si desprende de tu comentario, que he tardado en contestar, que estamos viviendo tiempos de excepción, de pura supervivencia, y que el dilema de si la escuela enseña a pensar o no, casi es un lujo cayendo la que está cayendo (y la que va a caer que es peor). Los mismos que reclamaban el régimen de autoridad pública para la figura del profesor son los que no desaprovechan oportunidad para desprestigiar a los docentes. La Comunidad de Madrid tenía una deuda oculta gigantesca, se supone que alguna responsabilidad tendrán los gobernantes, pero tienen medios para disimularlo, para barnizarlo, para distraer la atención con juegos de manos nacionalistas. Y la tigresa que reconoció que no tenían ni un "puto duro" sale indemne de la quema, sin apurar responsabilidades de su mala gestión y aun siendo aplaudida y jaleada por los que le ríen las gracias que son muchos madrileños. Entre tanto, los maestros las ven de todos los colores y son los que reciben el varapalo y la animosidad social para tenerlos bien domesticados. Ya sabemos que el gabinete de Esperanza Aguirre y sus aledaños es incapaz de redactar un texto sin faltas de ortografía, y que es capaz de llevar a una región y a su principal banco a la quiebra. No pasa nada. Los culpables, los maestros. No falla. Lo terrible es que en la creencia general esto funciona. Desacreditar la enseñanza pública para promocionar la privada. Es el plan meridiano. Entre tanto, nosotros bailando con el más feo, con la desestructuración, con la desesperanza, con la desmotivación, con el sentimiento de abandono y de hostilidad por parte de la administración, la sociedad y los medios afines. En fin… tal vez la escuela debería enseñar a pensar, pero ¿no será más piadoso que no piensen para que no se den cuenta de lo que está pasando delante de los ojos de todos?

      Un fuerte abrazo.

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  4. Pues no sé si la educación enseña a pensar, la verdad. Por la parte que te muestra distintos puntos de vista y te enseña a contrastar, es probable. En cualquier caso lo que sí sé, seguro, es que te da unas alas la mar de majas para que llegado el punto en el que sea como fuere, des el salto, no te pegues el gran hostión. Lo sé porque lo tengo comprobado, vaya. Recuerdo habértelo escrito alguna vez. Yo no empecé a razonar hasta bastante tarde. Tal vez no comencé hasta terminada la carrera, ni sé. Tal vez fue antes y no lo recuerdo. Pero algo que también sé, es que cuando necesité hilar las cosas para entenderlas siquiera un poco, las tenía ahí. Y seguí tejiendo, y sigo haciéndolo, porque tenía la lana de sobra :D En mi caso es como si la hubiese estado acumulando durante años y no le hubiese dado uso hasta que me hizo falta porque tenía frío ¿Y sabes qué? A mí mi traje me encanta, a pesar de todo :) Por múltiples motivos, pero creo que sobre todo si lo pienso, porque me ha servido para comprender un montón de cosas, para gestionar lo que pienso, lo que siento. Para encontrarle una solución a los problemas que me encuentro, y que no pase por convertirme en una chiflada. Para buscar respuestas, al menos muchas de las que me hicieron falta. Supongo que cada cual lo ve a su manera, pero pienso que privar de esto que te digo y en modo alguno me parece a todas luces una crueldad. Porque también me da que es incluso, una forma de agravar el sufrimiento de alguien. De puertas para afuera y ni qué decir. Y sí, a mí me parece que es probable que el mundo esté dividido tal cual la escuela. Pero no es la escuela privada la que es imagen de la realidad, sino las dos. De no ser, no habría división, y esa división existe. Aunque en realidad sea falsa. Aunque nos la hayamos inventado nosotros, los erróneamente autodenominados sapiens sapiens.
    En fin... es mi punto de vista, claro está. Y ya sabes, como los culos, que cada cual tiene el suyo.
    Ahí lo dejo, porque este post... tiene lana para aburrir ;)

    Un beso, Joselu.

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    1. Vero, el objetivo de mi post era alentar el debate partiendo de premisas relativas o cuestionables. ¿Enseña a pensar la escuela? Una buena pregunta. Se podría decir como argumentas tú, que pone piezas, que va tejiendo conexiones, que va preparando las alas para, tal vez un día, volar. Ello no quiere decir que ella sea en sí una academia socrática. Los profesores distamos bastante del modelo dialéctico y la realidad que vivimos es socialmente convulsa. Sin embatgo, no hay alternativa a la escuela, y en ella conviven métotos y razones diferentes. Me gustaría pensar que los profesores estamos a la altura de las circunstancias y que sabemos alentar los procesos reflexivos, pero ya sabemos que cada persona es un mundo y que lo que a un lo motiva, a otro lo deja frío. No hay nada ni nadie que sepa articular la fórmulas del éxito en este terreno e incluso, podríamos decir que no sabemos qué es éxtio o no. Como Temujin sostiene, se puede ser perfectamente feliz y desenvolverse bien en la vida sin cultura o la mínima necesaria que no es mucha. ¿Se es más feliz por hacerse preguntas? No, radicalmente no. No podemos aspirar a que todo el mundo tenga este paradigma. Hay personas que necesitan hacérselas, a las que les estimulan y otros que no. ¿Cuántas pesonas viven con los mínimos culturales o intelectuales? ¿A quién debe servir la escuela? Una buena pregunta.


      De todas maneras, estoy contento por el resultado del debate que, como era esperable, no tiene una solución única, pero los considerandos tienen su qué.


      Un beso, Vero.

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  5. La educación enseña a pensar desde un punto de vista indirecto. Por supuesto que un profesor en sí mismo no te puede enseñar a pensar, porque implicaría cierto adoctrinamiento. Pero a medida que avanza tu educación, vas descubriendo que tienes las herramientas para aprender por uno mismo. Aprendes a leer y analizar los textos de modo crítico, aprendes a reflexionar sobre cómo es el mundo, su historia y sus implicaciones en la actualidad o aprendes cómo funciona el mundo en clases de ciencias o cómo se enfrentan los filósofos a las cuesiones que no se pueden medir. Todo eso se hace, es innegable.

    Uno aprende a pensar por uno mismo gracias a esas herramientas que te dan, es como que te prepara el cerebro. Sin esa educación que nos dan, no estaríamos preparados para entender el mundo, y quien no entiende el mundo, no puede pensar sobre él. Así que no, no es una utopía pensar en que la educación nos hace libres y toda esa mierda, pero no hay que olvidar que hay un ejercicio personal involucrado que no todos están dispuestos a hacer, pero eso ya no es un problema del profesor porque es una cuestión cultural, la cultura telecinco ha hecho mucho daño. No tenemos que esperar del profesor que sea del tipo "El club de los poetas muertos".

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    1. Lo que has descrito como un panorama educativo (leer y analizar los textos de modo crítico, reflexionar sobre cómo es el mundo, su historia, sus implicaciones en la actualidad, cómo se enfrentan los filósofos a las cuestiones que no se pueden medir) desde luego no es lo que veo en la realidad educativa que tengo a mi alcance. La escuela que yo veo desde luego no es la del profesor Keating y sí mucho más la que planteaba la película francesa Entre les murs (La clase). Es una escuela que vive las dificultades de la convivencia entre personas muy diferentes, que vive los conflictos entre la deficiente educación que traen de la familia y la imprescindible estandarización que debe producirse en el centro de enseñanza, que domina duras penas la decodificación de textos escritos, que utiliza escasamente doscientas palabras de vocabulario básico insuficientes totalmente para unas necesidades elementales de expresión y comprensión…

      Con esos rudimentos comprensivos y expresivos difícilmente se puede aspirar a comprender, en el caso que se pretendiera, el mundo real en sus vertientes sociales, culturales, económicas… De hecho, considero que yo que me dedico sistemáticamente a estar informado, no tengo ni la más remota idea de qué está pasando en nuestro mundo. ¿Cómo conocer la realidad, cómo interpretarla, más allá de consignas y eslóganes?

      Desde luego la escuela no puede preparar, Demóstenes, para comprender el mundo más allá de lugares comunes, que están bien, pero no llegan ni mucho menos a los que tú planteas, que ya pertenece al ámbito de la educación superior. E incluso en ella, considero que solo una mínima parte desarrolla un pensamiento crítico que le permita ir más allá de panfletos y creencias de tribu. Véase la uniformidad política de las facultades en que crecen las consignas independentistas y demás ralea acrítica, o eso es lo que veo en lo que está cerca de mí.

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  6. Debate a dos voces.
    Intervengo: la educación sí enseña a pensar, siempre. Pero no tiene efectos inmediatos. Yo aun no he renunciado a esto. Cuando lo haga dejaré de creer en mi profesión.

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  7. Yo no soy el más indicado para hablar de Educación, siempre fui mal estudiante y excepto dos asignaturas que me encantaban, suspendía todas en Junio. Veo la Educación como una repoblación forestal, no se pueden plantar árboles adultos, sino que que hay que sembrar muchas especies diferentes y el terreno (la persona) sabrá aprovechar la semilla adecuada.
    Es triste (lo digo sin mala leche) cuando queremos transmitir tan solo nuestra perspectiva de la Educación, ya sea una u otra, no nos corresponde esto.
    Como creo que no nos corresponda creer que hemos fracasado, si no vemos los frutos que "nosotros" esperamos. Puede ser que los "arboles torcidos" tengan una belleza que no sabemos apreciar.
    Pensar sabe todo el mundo, pero tener las dudas adecuadas en el momento preciso y tener la capacidad y el valor para resolverlas es más difícil.
    Hay una creciente manía en la Educación de segmentar y dividir esta en "clases" y no me parece buena postura, pues he visto curas revolucionarios y anarquistas convertidos prácticamente en fascistas.
    Tu Educación es la tuya y no precisamente tiene que valer a todo el mundo.
    Por cierto, hay personas que son muy felices sin pensar tanto y también tienen derecho a llevar su vida como les salga del gorro, por cierto, en muchas ocasiones se saben defender en la vida mucho mejor que otras con más cultura...

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    1. Nadie niega que todo el mundo lleve la vida que le salga del gorro. De hecho es así. ¿O hay alguien que lo impida? Creo que todo el mundo hace lo que quiere, lo que puede o lo que le dejan (los bancos, la familia, las circunstancias, la empresa, sus complejos, sus inseguridades… No vivimos una sociedad monolítica del bloque socialista como la URSS (y espero que no lo anhelemos pues allí sí que obligaban a pintar flores acordes al realismo socialista y había doctrina oficial del estado y gravísimos castigos).

      Dicho esto, concuerdo contigo en la belleza de los árboles torcidos y estoy de acuerdo en que tienen una belleza no evaluable por métodos pedagógicos.

      En cuanto a vivir mejor sin cultura o menos cultura, no te preocupes, pues esto de la cultura es una de las preocupaciones menores de los españoles. De hecho había una palabra que designaba a los que sí que les preocupaba la cultura. Se les llamaba "culturetas", pero, no hay muchos. Encontraremos por cada cultureta a mil que tienen bastante con el fútbol, los toros o las galas de Eurovisión, por decir algo. No hay muchos culturetas en los centros de enseñanza ni entre los profesores ni los alumnos. No te preocupes por la supervivencia y derechos de los que son felices sin tanta cultura. Es de hecho la norma y no la excepción. Son los que marcan las reglas del juego. De hecho todos estamos supeditados a satisfacer esa ansia anticultural. Y me alegro de que sean felices. Ahora bien, estaría también bien que alguien pensara en los que no tienen suficiente con ello y que aspiran a otros lugares, aunque sean una minoría mínima casi inexistente. Que no tengan que pedir perdón porque les atraiga Shakespeare, Sófocles o Samuel Beckett. Y la escuela, sin pretensiones, podría hacer algo más que satisfacer a los primeros, que es lo que hace, Temujin. Esa es la escuela que existe, la que se dedica a satisfacer los valores de las grandes masas, no la que pretende generar una labor crítica y dialéctica.

      Eso sí, siempre hay algún bicho raro.

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  8. Un día un niño pequeño
    fue al colegio.

    Era un niño muy pequeño
    Y el colegio era muy grande
    Pero cuando el niño descubrió
    Que su clase estaba justo delante de la entrada
    Se puso contento
    Y el colegio dejó de parecerle tan grande.

    Una mañana
    Después de algún tiempo
    La maestra dijo:
    “Hoy vamos a dibujar”
    “¡Bien!, “pensó el niño
    Le encantaba dibujar.
    Sabía hacer todo tipo de dibujos:
    Leones y tigres,
    Gallinas y vacas,
    Trenes y barcos-
    Y sacó su caja de ceras
    Y se puso a dibujar
    Pero la maestra exclamó:” ¡espera!
    Aún no es hora de empezar”.
    Y la maestra esperó hasta que todos estuvieron preparados
    “Ahora”, dijo la maestra
    “Vamos a dibujas flores”.
    “¡Bien!”, pensó el niño
    Le encantaba dibujar flores
    Y empezó a hacer preciosas flores
    Con las ceras de color rosa, naranja y azul.
    Pero la maestra dijo “¡Espera!”
    Te enseñaré cómo se hace
    Y dibujó una flor roja, con el tallo verde.
    “Así”, dijo la maestra.
    “Ahora ya puedes empezar”.
    El niño miró la flor que había hecho la maestra
    Le gustaba más la suya
    Pero no dijo nada.
    Le dio la vuelta al papel
    E hizo una flor como la de la maestra.
    Era roja, con el tallo verde.

    Otro día
    Justo cuando el niño abría la puerta de clase él solo
    La maestra dijo:
    “Hoy vamos a trabajar con arcilla”.
    “¡Bien !”, pensó el niño
    Le gustaba la arcilla.
    Sabía hacer todo tipo de cosas con arcilla:
    Serpientes y muñecos de nieve
    Elefantes y ratones
    Coches y camiones.
    Así que empezó a estirar y pinchar
    Su bola de arcilla.
    Pero la maestra dijo: “¡Espera!,
    ¡No es hora de comenzar!
    Y esperó hasta que todos estuvieron preparados.
    “Ahora”, dijo la maestra
    “Vamos a hacer un plato”.
    “¡Bien !”pensó el niño
    “Me gustan las platos”.
    Así que empezó a modelar unos cuantos
    De todos los tamaños y formas.
    Pero la maestra dijo:” ¡Espera!”
    “Te enseñaré cómo es:”
    Y les enseñó a todos a hacer un plato hondo.
    “Así”, dijo la maestra.
    “Ahora ya podéis empezar”
    El niño pequeño miró el plato de la maestra
    Y después miró los suyos.
    Le gustaban más sus platos,
    Pero no dijo nada.
    Volvió a amontonar su arcilla para hacer una bola.
    E hizo un plato hondo.

    Y muy pronto
    El niño pequeño aprendió a esperar,
    Y a observar,
    Y a hacer las cosas justo igual que la maestra.
    Y muy pronto dejó de hacer las cosas a su manera.

    Luego, sucedió que la familia del niño
    Se mudó a otra ciudad
    Y el niño tuvo que ir a otra escuela,
    Y su clase no estaba en frente de la entrada
    Y tenía que subir unas escaleras altas
    Y cruzar un largo pasillo
    Hasta llegar a su clase.
    Allí estaba él el primer día,
    Y la maestra dijo:
    “Hoy vamos a dibujar”
    “¡Bien!”, pensó el niño
    Y esperó a que la maestra le dijera
    Lo que tenía que hacer.
    Pero la maestra no dijo nada.
    Sólo caminaba por el aula
    hasta que llegó hasta donde estaba el niño.
    “¿Es que no quieres dibujar?”le dijo la maestra
    “Sí”, dijo el niño.
    “¿Qué vamos a hacer?”
    “No lo sabré hasta que no lo hagáis.”
    “¿Y cómo lo hago?”preguntó el niño
    “Pues como tú quieras”, contestó la maestra.
    “¿Cualquier color?”preguntó el niño.
    “Cualquier color”, contestó la maestra.
    “Si todo el mundo hiciera el mismo dibujo,
    Y usara los mismos colores,
    ¿Cómo sabríamos quién hizo qué
    Y cuál era cuál ?
    “Pues no lo sé,” dijo el niño pequeño.
    Y comenzó a dibujar una flor roja,
    con el tallo verde. Aqui.

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    1. Pues sí que habían domesticado pronto al niño que había perdido la creatividad de hacer flores de todos los colores…

      La historia es bastante naïf y creo que es desconocedora totalmente sobre el proceso de enseñanza y aprendizaje. Presenta a un niño creativo y personal que se enfrenta a un sistema coercitivo, homogeneizador, autoritario… Y lo cierto es que en la escuela se vive otro ambiente totalmente diferente. No es la creatividad enfrentada a la coerción. En tal caso, lo único que tendríamos que hacer es eliminar la escuela y educar a nuestros niños en casa como pretenden algunas tendencias. Si la escuela solo es limitativa, no sé cómo llevamos decenas de años planteándonos todo en sentido contrario y sin llegar a ninguna conclusión relevante.

      Si el niño que quiere pintar flores como las siente, se enfrenta a una maestra que solo las quiere como está estipulado que sean, pues que se rebele, que se rebele. ¿Qué hemos hecho los que hemos experimentado la escuela del franquismo en que se pegaba, se motejaba y se humillaba a los alumnos?

      Si ese niño es tan frágil y débil que termina pintando solo las flores que quieren sus maestras, es que no es un rebelde, y que tiene bien merecido lo que le pase si es capaz de dejar de pintar lo que desea.

      La escuela hoy día es tan hábil y tolerante que es incapaz de ejercer ese poder omnímodo que plantea este relato descontextualizador y desconocedor de la realidad que sucede en las aulas.

      Así que el niño quería pintar, modelar con arcilla como sentía....etc y la escuela se lo impidió… Deja que me ría.

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  9. El texto que acaba de poner Temujin me parece extraordinario y revela muy bien como funciona nuestra mente "adoctrinada".
    Sí, señores, adoctrinada por los maestros, esos seres tan fantásticos que ayudarían a pensar a sus alumnos si antes ellos mismos hubieran aprendido a hacerlo.
    ¿Realmente somos conscientes de lo que significa "enseñar a pensar" o es unas de esas expresiones usadas por la docencia como autojustificación de su importancia?
    ¿Acaso se enseña a pensar aplastando a un alumno bajo un programa escolar cerrado y bloqueado donde ni ellos ni los docentes tienen capacidad de maniobra?
    Hasta cierto punto es justificable entrar en el conflicto entre enseñanza pública y privada, la lucha por las reivindicaciones profesionales y denunciar la actitud ciertamente repugnante de las autoridades políticas responsables, pero eso no deja de ser la calderilla de algo más profundo con el que nadie quiere enfrentarse. La cuestión estaría en descubrir que sentido tiene la enseñanza hoy en día cuando el contexto social ha cambiado tanto. Y sobre todo ¿que sentido tiene mantener este sistema educativo que no gusta nada ni a los que lo reciben ni a los que lo imparten?
    Esto podría sería una forma más socrática de llegar al meollo del asunto sin dejarse llevar por banderías ideológicas por muy justificables que sean o cuestiones coyunturales. Pero claro, nadie nos enseño a pensar más allá de lo debido y ahora lo pagamos en nuestras propias carnes.

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    1. Doctor Krapp, en los últimos quince años la educación no ha dejado de renovarse complemente año tras año. No he vivido dos años en que no se establecieran modificaciones profundas respecto al anterior. Hay algunos que se creen que es un Titánic inamovible y no es así. Otra cosa es que, cambiando continuamente, caminemos hacia algún lugar razonable. No sé si sabes que en los últimos años se ha introducido radicalmente la tecnología en las aulas. Todos mis alumnos (es un decir) tienen un PC portátil, hay una pizarra digital en el aula y zona wifi. Supongo que esto es un cambio sustancial respecto a la escuela tradicional, lo que no impide que muchos alumnos reclamen la vuelta al libro de texto y los métodos tradicionales por considerar poco productivos la aplicación de búsqueda para la escuela de un "nuevo paradigma" estilo Ken Robinson. La escuela cambia continuamente, pero hay cosas que no sé si deberían cambiar como la necesidad de esfuerzo en la tarea intelectual y académica, el rigor, el orden, la plasmación de jerarquía en las ideas, el cultivo y cuidado sobre las fuentes de información…

      Sobre la escuela todo el mundo tiene alguna teoría: algunos la consideran anclada en el pasado a pesar de los ordenadores y las pizarras digitales y otros la consideran sumida en el caos de la hiperdemocracia en que impera el poder de los menos académicos y disruptivos.

      Los que estamos en ella, advertimos las ideas tópicas que la rodean y el poco o mínimo calor que recibimos de la sociedad que tiene a la escuela por una institución que debe adaptarse a los intereses particulares de cada uno que va allá.

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  10. Hola Joselu.

    Es la primera vez que escribo en tu blog a pesar de que ya llevo tiempo leyéndolo.

    Yo sólo puedo hablarte desde el otro lado, desde la perspectiva de un estudiante. Durante mi formación he tenido diferente tipo de profesores, unos más comprometidos que otros con su labor. De cada uno de ellos he aprendido muchas cosas, no sólo las que marcan los planes de estudio. Es más, me atrevo a decir que esos conocimientos son los que menos han perdurado en mi memoria.

    En cambio, las que se han quedado conmigo son el saber que hay distintas formas de ver la vida y que todas son respetables; el tratar de ser mejor día a día; el preguntarme el por qué de las cosas y creo que todas esos puntos si los juntamos con la forma en que me educaron en casa, sí desembocaron en que pueda pensar por mi misma.

    Tal vez el resultado de el trabajo en las aulas no se note de inmediato y sea indispensable el apoyo de la educación que se recibe en el hogar, pero uno se puede llevar grandes sorpresas.

    Un saludo desde México.

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    1. Grecia, gracias por hacerte presente. Creo que tienes toda la razón. Probablemente haya grandes sorpresas, y en esos muchachos que parecen no escuchar o hacerlo con displicencia sí que haya alguna idea que sea recogida y que sea el motor de un pensamiento original. Mi acción con mis alumnos es tomando en consideración esta variable y de la que no cabe extraer conclusiones apresuradas o inmediatas. Un comentario dejado caer y que cae en terreno abonado puede dar fundamento a una vida. Por el contrario, la transmisión de una ideología en bloque puede suscitar un rechazo total y absoluto. Los alumnos no son una masa informe. Los consideramos en un concepto llamado "los alumnos" pero son extraordinariamente diversos y responden a motivaciones infinitamente dispares. Lo que para algunos es oro para otros puede ser escoria. Depende de si lo pueden o saben interpretar. o también depende del momento que lo consideren. Puede que algo hoy sea incomprensible y dentro de equis tiempo sea el momento oportuno para recordarlo y comprenderlo.

      Es una tarea incierta, pero maravillosa.

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  11. La escuela pública, o para todos, es necesaria porque abre los ojos. Proporciona modelos alternativos, a través de la diversidad, como dice Toni. Me ha venido a la cabeza el xarnego de Joan Marsé, Pijoaparte, enamorado de la riqueza de Teresa... La riqueza como única alternativa a la pobreza. Ese modelo se transmite en la mayoría de los colegios privados (invirtiendo el argumento: si no quieres ser pobre, has de ser rico) Es el modelo que aprendieron sus padres (hay excepciones a todo ello, claro que sí). La escuela no enseña a pensar, los maestros no enseñan a pensar (aunque a veces, afortunadamente, sí) Es la realidad la que enseña a pensar. Los compañeros, las desgracias, las injusticias y lo extraño. Pensar es una actividad humana que cada una acomete como puede, como le sale, y desde luego se ve muy favorecida con tener información; y de eso sí que hay mucho en la escuela. Es condescendiente con las personas pensar que ese es el papel de la escuela. Durante la industrialización no lo era, y ni siquiera ahora lo es. Pero es un lugar en el que puede quedar expuesto el mundo. Y cada chico y chica verá en él, y en los ejemplos que mostremos, y en nuestras actitudes, lo que quiera y sepa ver, en un ejercicio de su incipiente libertad individual, que tal vez (o seguramente, o tal vez no) acabe ahí...

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    1. Muy hermosa e interesante tu reflexión en que la escuela es un contexto donde se expone el mundo y no tanto un lugar en que se "enseñe a pensar". Pienso en mis alumnos inmigrantes de origen musulmán. Pienso que son expuestos a modelos que introducen complejidad sobre su aceptación o no del mundo que habrán de vivir en base a su cultura. Y del mismo modo, los nativos, confrontados a la inmigración en personas concretas habrán de reaccionar activando sus neuronas o no. De todo hay. Pueden sacar la conclusión de que viene a invadirnos o que son seres humanos como nosotros, exactamente igual y tal vez no haya ninguna diferencia entre "ellos" y "nosotros". Son procesos de pensamiento que no se pueden inducir si no vienen precedidos de reflexiones personales que tienen lugar en la intimidad del ser.

      Sin embargo, discrepo sobre los valores que inculca la enseñanza privada y la pública. Al parecer, domina en la primera el ansia de prestigio de hacerse rico, mientras en la segunda, dominaría uno diferente. No sé cuál porque no hay muchacho ni padre que no prefiriera ser rico a pobre. Parecería que la enseñanza privada tuviera un valor de ejemplo moral menor que la enseñanza pública. Sería cómodo creer esto. Pero no deja de ser un tópico como una casa. Hay magníficas personas (y miserables) en ambas y seguro que los modelos que difunden son en buena parte totalmente improductivos en cuanto al modo de modelar un pensamiento personal.

      Coincido en que los profesores somos un modelo para bien o para mal en lo que respecta a la dimensión humana. Y tal vez a partir de ello, pueda hacerse algo que induzca el fomento de la reflexión íntima. Pero es incierto y difícil de prever.

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  12. Gracias, amigos, por vuestras respuestas a cual más interesante. Pienso que no debería contestar una por una, como suelo hacer, como si quisiera crear argumentando una línea de defensa de lo que he escrito. Lo bueno de vuestras respuestas es que son abiertas y que cada uno lo plantea desde ángulos muy diversos y divergentes. Quiero contribuir a la apertura del debate no contestando a cada uno desde mi punto de vista. Mis alumnos de otro tiempo sabían que cuando yo hacía propuestas era difícil distinguir lo que era mi posición personal de lo que era una provocación en la línea de flotación del sistema. Sigo atentamente el debate, y si no contesto, no es por descortesía sino por respeto. Hay posts que no importa negativamente si se contesta o no, pero en este creo que sí.

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  13. Joselu, comentando nuestro pequeño debate con una buena amiga, me pasó este vídeo: http://www.youtube.com/watch?v=2nLAhBu1feM
    Ya no sé ni qué pensar, Joselu ... ¿Y si como maestra quiero enseñar a pensar y termino adoctrinando? Buuf,¡Qué lío!
    Desde luego, me están pareciendo muy interesantes las visiones que están dejando otras personas.
    Un saludo

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  14. Yo creo que los dos teneis razón, en parte. Me gusta ver los grises, qué vamos a hacerle, nunca me suelo quedar en el blanco o el negro.
    Creo que la educación no enseña a pensar. Que uno tenga tendencia a hacerse preguntas, a querer saber más, etc, eso no se enseña. Lo de que somos tabla rasa es una tontería. Mi hija mayor tiene una lógica y una curiosidad que asustan, y se le ven desde muy muy pequeña.
    Pero la educación sí da las herramientas necesarias para desarrollar esas cualidades.
    Además, un buen profesor puede despertar en ti algo que tenías pero a lo mejor no habías sabido ver, como el gusto por la buena lectura. Y de ahí a pensar... hay un pequeño paso que darás inevitablemente.
    Un abrazo.

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    1. Pienso, como tú, que el profesor puede estimular algo que existe ya, que está incipiente, que está como dormido, y puede darle alas, pero es necesario que preexista. Nadie puede satisfacer una necesidad que no existe, ni darle relieve. Eso sí, un adolescente puede encontrar en un adulto alguien que dé continuidad a su mundo y le lleve a comprender algo más de lo que le inquieta.

      Un abrazo.

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  15. Hola,

    Hay muchos tópicos sobre educación , el último que me gusto descubrir fue sobre la posibilidad de limar desventajas sociales...y la socialización...

    ¿ Pero que entendemos por socialización ? ¿ y qué entendemos sobre lo que significa pensar?...

    Independientemente de consensuar este concepto e intentar delimitarlo.

    Pondría un ejemplo práctico: " Mis hijos gemelos de 10 años " y su trayectoria educativa...(no por personalizar sino por argumentar mi postura):

    - Aprenden cálculo y no matématicas.
    - Cualquier destello de creatividad pasa desapercibido porque lo que importa son los resultados de controles ( rellenar huecos)...
    - Poca o ninguna actividad voluntaria y deberes a diario...
    - Ningún taller de escritura y libros obligados de lectura.( Tampoco se aprende a escribir así que el plagio esta garantizado).Quizás este aspecto es el más preocupante pues se llega sin saber pensar y sin saber escribir...pero es que ambos están interelocionados ,por lo tanto se tienen que trabajar juntos..." Escribir ayuda a pensar y viceversa" ( la lectura estaría inmersa en este proceso)...Es la triada perfecta al pensamiento.

    Si vuelvo a su edad de 4-5 años..."estabán avidos por saber", "por formar parte de"..."amaban ir al colegio".
    Ahora cuando les hablo de la universidad , ven como una especie de salida a una "cárcel" pues esa es la sensación que tienen ; porque todo se controla en exceso.Cada vez pierden más esas inquietudes, y no se debe a que no tengan buenos maestros ...sino al sistema de control que les aborrega...( Foucault lo explica muy bien).

    También Roger Schank(learnig by doing). Explica que usamos en el cole solo estas cinco habilidades cognitivas:

    • Predicción • Diagnóstico • Causalidad • Describiendo • Planificación.

    ( Faltaría según el proceso cognitivo necesario 2. Modelado 3. Experimentación 4. Evaluación: 5. Diagnóstico 7. Causa: 8. Sentencia: 9. Influencia: 10. Trabajo en equipo: 11. Negociación: 12. Describiendo )Fuente:http://www.socraticarts.com/

    Dice también: " Las escuelas sólo se ocupan de algunas de estas habilidades y rara vez atacan a ellas directamente, y eligieron centrarse en temas más que la capacidad de pensar. No es imposible aprender a hacer estas cosas en el estudio de las materias escolares, pero es mucho más difícil porque en la enseñanza casi nunca se hace hincapié en ellos. Estas habilidades de ninguna manera depende de ningún tema en particular y pueden y deben ser aprendidas sin hacer referencia al conocimiento de la materia."

    Por otro lado no estoy muy de acuerdo, con esto último...de que "preexista" No sé ,es como una intuinción...pienso que al igual que nacemos creativos , nacemos con la capacidad de pensar...

    A medida que el sujeto/niño es menos rígido se permite pensar porque no necesita muletas o doctrinas donde apoyarse...pierde el vértigo de explorar y ese miedo a la libertad (de Erich Fromm )y empieza a ser capaz de cierto andamiaje...

    por lo tanto..." a no ser que exista una discapacidad...todos tenemos ese germen..."y sólo se necesita ayudar al sujeto a ser más flexibles ...y dar mucho tiempo para la observación ( la naturaleza enseña a pensar sólo con estar en ella, observándola)...así que aquí hay otra clave --sacar las aulas a la naturaleza--

    Bss y una frase alentadora:

    “¿Qué es la utopía? La utopía es como el horizonte… cuando das un paso hacia él, se aleja un paso. Si das dos, dos pasos se aleja… Si das diez, se aleja diez pasos.
    -Entonces, si nunca la alcanzamos… ¡la utopía no sirve para nada!
    -¿Cómo que no? ¡Sirve para caminar!”.
    (Eduardo Galeano)

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    1. Mi experiencia dilatada con seres humanos en la enseñanza me ha mostrado que no todos están abiertos al proceso creativo y generador de pensamiento libre. Por supuesto que no hay que evaluar a los alumnos por ello porque primero habría que evaluar a los profesores sobre si son capaces de expresar creatividad y pensamiento libre, y en ello no creo que saliéramos muy bien parados.

      En la ópera china leí una ocasión algo que me viene a la cabeza. Era sobre el rendimiento y brillantez de algunos alumnos, que se educaban en el cultivo de la voz desde los cinco años. A los más dotados, tras años y años de aprendizaje, se los orientaba al arte, al bel canto, a las representaciones. ¿Y qué se hace con los menos dotados? La respuesta me ha quedado y me sumió en el desconcierto: "a los menos dotados se les destina a la enseñanza". "Serán los nuevos profesores". Terrible ¿no? ¿Qué hace un matemático o un filólogo enseñando rudimentos de matemáticas, quizás cálculo, o un filólogo enseñando qué es el sintagma nominal o mostrando el último relato sobre la anorexia? La respuesta es desoladora, Carmenchu, desoladora.

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    2. Es curioso porque cuando voy a la Universidad, en este caso a la privada ( he estudiado en ambas)en la carrera de Magisterio, veo siempre "derroches " de creatividad en las tareas grupales...y me entristezco porque hago una transferencia real a las aulas y me digo ¿ pero dónde se dejaron la creatividad los docentes ?,¿ en la facultad? ( Obviamente estoy generalizando y es reduccionista en parte, este pensamiento).

      Si reflexiono sobre ello de forma más profunda ,me doy cuenta...qué es la fuerza del grupo, el trabajo en equipo que generar esa creatividad y claro cuando voy a las salas de profesores y comparto tiempo con ellos, veo mayoritariamente más subgrupos que un todo...es decir, noto tantas distancias intergrupales que súbito pienso lo muy necesario que es reforzar las relaciones interpersonales y la confianza, entre los miembros del equipo.

      Por otro lado,cuando te refieres a la apertura del niño( aplicable al adulto) tiene mucha relación con la flexibilidad...pues ésta la generaría...

      Y ayer, corté muchos capullos cerrados de rosas de muchos colores de mi jardín para hacer un bello jarrón. A la medía hora aquellos capullos enjutos,con el agua se habían abierto , pero una barbaridad...y aprendes que sino empoderas las emociones (el agua del jarrón)...esa apertura no se dará nunca...esto tambíen es desolador...¿ qué espacio dejamos en el Curriculum para las emociones?...

      El docente que no las integra ( las emociones) normalmente está cerrado y se muestra rígido de pensamiento , en estos predomina la inteligencia cristalizada y se olvidan de la inteligencia fluida...y así el pensamiento se transforma en control, y aburren que no veas...y acaban tristes y desmotivados, con burnout..etc.

      Tenemos un problema muy serio con las remesas de profesores que están saliendo, existe un predominio de prepotencia y una falta de inteligencia emocional...De modo que el arte,y las emociones tiene muchas respuestas...para esa apertura...

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  16. Creo, como tú, que la educación no enseña a pensar. Pero sin ella pensar, decidir, crear tu propio criterio es más difícil. De todos modos habría que distinguir de que educación estamos hablando. Una determinada educación aliena, somete y aplasta. Hoy en nuestro país la educación pública es la única que garantiza diversidad y algo relativamente cercano a la igualdad y la libertad. Siempre les digo a mis alumnos que tienen el privilegio de estudiar en un centro público, en él hay profesores de todos los colores, sabores y olores, conocen un universo complejo, variado y rico de perspectivas y visiones de la realidad y eso los enriquece sin darse cuenta. Dudo que en los centros privados disfruten de esa diversidad y yo soy un ejemplo: a mí tardarían dos días en echarme en el improbable caso de que me hubieran contratado. Un saludo afectuoso a un compañero de la pública.

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    1. Tienes razón y no la tienes sobre el valor que atribuyes a la pluralidad de enfoques de la enseñanza pública.

      Una vez les planteé alumnos de bachillerato un dilema sobre la escuela que escogerían para sus hijos:

      a) Abierta, participativa, democrática, deductiva, plural, que alentara la individualidad y la creación, distendida, basada en la espontaneidad, tolerante, contradictoria en sus planteamientos diversos, poco exigente, basada en competencias básicas, flexible, múltiple…

      a) Coercitiva, unificadora, jerárquica y autoritaria, inductiva, que alentara la individualidad mediante la generaciòn de unas reglas estrictas, tensa, unificadora, contraria a la libertad de cátedra y sí subordinada a los planteamientos generales de la escuela, que buscara la abstracción mediante el trabajo intelectual, exigente, dura…

      La inmensa mayoría escogió la escuela tipo en que se fomenta la creatividad y la espontaneidad. Solo una alumna escogió la escuela tipo b. Le pregunté que si no la consideraba "autoritaria". Ella me contestó que la opción que tenía el alumno entonces era "rebelarse" contra ella, opción que no tenía en la escuela de tipo a.

      Hemos hecho una escuela tan distendida y tolerante que creo que es difícil generar un clima de pensamiento complejo, Juan Carlos. Esto podría ser otro tema de debate.

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  17. La educación sí enseña a pensar pero no siempre se ven sus frutos en las aulas, muchas veces se benefician otros de nuestros esfuerzos. Al enseñar a leer, a tratar con textos, a calcular, a resolver problemas, buscar información o aprender datos, ponemos las bases para el pensamiento más instrumental. Al plantear temas de debate, trabajar con actitudes, fomentar la lectura crítica o la aplicación de la información enseñamos pensamiento complejo. Evidentemente hay estadios y motivaciones diversas pero la función cognitiva de la educación es indudable. Eso no quita que los gobernantes mantengan los institutos para tener dentro a los adolescentes y no por interés en que realmente piensen, pero ahí entramos nosotros y hay que mantener la ilusión de los primeros años.

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    1. Eduideas, yo he sido contribuyente durante años a la labor que señalas de generar pensamiento crítico y complejo, pero ahora ¿realmente crees que se puede hacer? Hablas de lectura crítica y no sé qué es eso en las coordenadas en que nos movemos. No sé si te refieres a las obritas políticamente correctas que han de leer en que se cuestiona el racismo, la anorexia, la desigualdad de sexos… Está bien pero de ahí no saldrá algo realmente complejo. El pensamiento complejo está unos estadios más allá y no se genera mediante premisas correctas y bienintencionadas. El pensamiento complejo es aquel que pone al sujeto en crisis y le lleva a la duda de todo, incluido él mismo como sujeto pensante.

      En cuanto a mantener la ilusión de los primeros años, no sé si es una velada sugerencia a que el que firma esto está desmotivado, desilusionado o desanimado. No lo sé, pero el hecho de plantear un debate que pudiera dar lugar a que se pensara esto, lo debería desmentir, porque el que se rinde o se desanima no suele poner ello como centro de debate para que sirva de revulsivo para la discusión crítica y no solamente unidimensional bienintencionada y "correctamente educativa y pedagógica".

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  18. Esta noche me la pasaré caminando. Tengo 56 kilómetros por delante hasta Montserrat. Durante el trayecto pensaré en cómo responder a vuestros interesantes planteamientos y prometo responder a todos en los próximos días. Había dicho que no pero no me quedo tranquilo.

    Un cordial saludo a todos los que habéis participado y a los que decidan unirse al debate.

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    1. Disfruta del cansancio físico, de las endorfinas y neurotrofinas que producirás.
      Saludos.

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  19. Una discusión interesante, vos tenés una postura interesantísima, subrayo la parte en la que hablas de las minorías pensantes y de la mayoría estancada. Estoy muy de acuerdo, yo soy sin pretensiones de la gran minoría (y eso que la educación en México es deplorable, siempre estamos en las últimas casillas), he lidiado con menos chicos inteligentes y sobre todo, la sobrepoblación escolar es un frene inmediato, existen programas de becas que únicamente mantienen a chicos que no las aprovechan o que derrochan el dinero, esto funge como incentivo que los convierte en malvivientes. Las revoluciones y el cambio, ya como sentimiento propio, sí dependen de un maestro (UNO o VARIOS pero NO de TODOS).
    La educación no teje nidos revolucionarios, pero sí los pensantes, y un pensante, humanista, sociólogo, etc. podrá trazar modelos que ayuden y enorgullezcan a los estudiantes, desafortunadamente son chavales y la experiencia les viene llegando a trocitos, un maestro muy minimalizadamente es aquel que busca sembrar la búsqueda de la verdad y el juicio crítico, cuando menos.

    Te mando un saludo Joselu, y estaré al pendiente de todas las opiniones que se han plasmado en este debate.

    Saludos y letras.

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    1. Mikel, estoy de acuerdo contigo en que el verdadero maestro es aquel que siembra semillas de búsqueda de la verdad para lo cual, paradójicamente, ha de enseñar lo dado, lo establecido, lo curricular, y a la vez inyectar la duda sobre ello y sobre todo. No es fácil porque las carencias son tantas y tan profundas que la primera tarea (enseñar lo oficial) ocupa una parte importantísima del proceso (más de un noventa por ciento), y queda muy poco espacio para la duda, la revisión de lo dado. No obstante, este diez por ciento del tiempo es importante porque sirve de alimento para una minoría que también tiene sus derechos que no están contemplados en los derechos y deberes de los estudiantes.

      Un saludo para ti y un agradecimiento por tus opiniones realmente valiosas.

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  20. No sé si alguna vez la escuela sirvió para enseñar a pensar, pero me temo que no, que a eso se aprende por uno mismo, como tantas cosas, porque se desea o se necesita o le empujan a uno a hacerlo. Lo que sí sé, por propia experiencia, es que a pensar nunca acaba de aprenderse, que siempre halla uno un grado superior de razonamiento ante el que se declara momentáneamente fuera de juego. Cuantas veces he pretendido que los alumnos de bachillerato a mi cargo formularan una idea propia me he encontrado con la impotencia más desgarradora y un cúmulo de decepciones capaz de apartar de la vida de la abstraccion al más osado y aguerrido de nuestros discentes.
    Sí, el mundo de las ideas y, sobre todo, el proceso del razonamiento no parece al alcance de todo el mundo. Yo hablo desde mi torpeza para el raciocinio y de mi constante anhelo por no ser un saco sin fondo de lugares comunes o ideas prestadas, y bien sé lo que me cuesta no enmudecer ante la brillantez de quien teje razonamientos con la habilidad que exigía Claude Simon a alguien para declararlo inteligente: seguir un razonamiento durante un página llena de subordinadas, y sin puntos y seguido ni aparte, sin perderse. Lo esperanzador es que la "insistencia", en este aspecto, obra milagros, por eso siempre he recomendado, aun siendo porfesor de literatura, la lectura del ensayo y la filosofía, porque no solo enseñan a pensar, sino también a escribir con claridad. El estilo, ddespués de la claridad, se da por añadidura...

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    1. ¡Una idea propia! ¡Una idea propia! No es fácil, Juan Poz y más bien algo casi imposible de alcanzar a la inmensa mayoría. Lo cierto es que nos hacemos copiando, imitando, mimetizando, y algunas personas son capaces de convertir esa tarea inevitable e imprescindible es realmente singular. ¿Cómo se logra ir desde algo tópico y manido a algo realmente singular? La mayoría de las comedias de Shakespeare se inspiran en historias y piezas anteriores. Ninguna es radicalmente original y, sin embargo, percibimos que lo son en el tratamiento que ha hecho con cada uno de esos asuntos que recibió de la tradición. Don Quijote es una parodia de los libros de caballería preexistentes de los que extrae toda la savia que le permite convertir lo ya sabido en algo radicalmente nuevo, como tenemos ocasión de percibir los lectores de El Quijote.

      Creo que es un ejercicio descabellado pensar que un adolescente o cualquier adulto pueda crear, idear, una idea propia. Todas las ideas salen de algún lado. La cuestión es cómo convertir en personal y original lo que nos viene dado. Esa es la tarea. No es malo copiar e imitar, pero hay un proceso más allá para el que solo algunos están motivados y son minoría, una inmensa minoría. Y el profesor percibe cuando alguno de sus alumnos está en la búsqueda de su pensamiento personal, a veces en medio de profundas crisis, porque el pensamiento original y personal va unido, generalmente, a hondas crisis existenciales. Y esto no se quiere, claro. Son mejores las certezas.

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  21. A pensar se aprende respondiendo preguntas que tienen diferentes respuestas. Yo creo por lo que te leo que tú lo haces con tus alumnos.
    De todas maneras hay chicos y chicos y unos pensarán siempre y otros nunca. Yo hablo por experiencia de vida ya que no soy maestra.

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    1. Desde luego, hay personas, adolescentes, niños o adultos, que se hacen preguntas y se pasan el tiempo buscando respuestas, y hay quienes con las certezas ya tienen suficiente y raramente percibo que se hagan preguntas. Esto es algo real y difícilmente modificable. La escuela no puede ir más allá que estimular el aprendizaje y el proceso por el que algunos se formulan preguntas que tal vez no tengan respuesta.

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  22. Este año estoy muy enfadada con mi profesión y con la educación como la veo en general. Así que lo que digo es sumamente subjetivo y emocional, quiero decir, me está costando pensar serenamente sobre cuestiones educativas.

    Siento que la educación no enseña a pensar, al contrario, muchas veces anula al pensamiento individual y crea hábitos para hacer de nosotros seres más fácilmente manejables por los poderosos.

    Creo que aprende a pensar quien sobrevive a la escuela y se da cuenta de lo mucho que le queda por aprender, por desaprender y por pensar. Pero como te digo estoy muy fula, tal vez lo que digo sea una reverenda barbaridad.

    Un beso y gracias por hacerme pensar en medio de mi enojo educativo.

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    1. Una vez, hace muchos años les planteé a mis alumnos que la escuela secundaria era un laboratorio en el que eran educados, ideologízados y moldeados por el pensamiento dominante y que mi labor era precisamente esa. Se quedaron desconcertados y algunos se indignaron pensando que tras la escuela quedaban ya pulidos y planchados para integrarse en la sociedad. Aquello les hizo pensar, que era lo que yo pretendía.

      Un beso.

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  23. Nuestro trabajo no puede concebirse como una especie de sacerdocio laico, no podemos imponernos a nosotros mismos el peso de la educación cívica de los alumnos y su futuro moral. Es una carga compartida con toda la sociedad.

    La escuela es un espacio más en donde deben convivir -obligados o no- alumnos y profesores. E inevitablemente deben hablar, debatir, hacer tareas impuestas, dormirse en los laureles, criticar, pasar de todo... La escuela no es un espacio social diferente al resto; un aula es una ocasión más para convivir. La diferencia reside en que uno de usa miembros, el profesor, debe generar ocasiones que provoquen aprendizaje, y que a ser posible tengan después una impronta en su desarrollo intelectual y profesional.

    Respecto a los valores, el profesor puede no influir mucho, pero es un referente adulto más en la vida de los alumnos. Pasan con nosotros buena parte de la semana; seguro que más que con los padres. La influencia que tenemos sobre ellos es escasa. Si queremos que ciertas actitudes hagan pensar a los alumnos, es mejor hacerles debatir entre ellos, con un lenguaje común. El profesor representa otro estrato comunicativo, otra clase social y generacional.

    Por otro lado, en el tiempo que llevo como profesor, he observado que la demanda más común y extendida entre los alumnos respecto al profesor es la escucha. Quieren ser escuchados, sentir frente a ti que lo que dicen es importante.

    Un abrazo a ti Joselu y por extensión a todos tus lectores y comentaristas.

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    1. Muchas veces pienso que los alumnos se blindan frente a las ideas de los profesores, bien porque traen otras de su ambiente, de su familia o lo que consideran sus propias ideas, adquiridas en el grupo, en la propaganda. Mi tarea -que me autoimpongo- no es llevarles a ningún sitio determinado ideológicamente próximo a mí sin que duden sistemáticamente de toda convicción. Esto es demasiado ambicioso tal vez, y los resultados son absolutamente inciertos porque en este terreno no sabemos nada. Solo lo que nos comentan años después cuando te dicen que fuiste importante para ellos.

      Un abrazo, Ramón.

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  24. Tengo claro que la educación no enseña a pensar. O a lo mejor sí, pero en un determinado sentido, que es el que el estado propone. No hay más que echar la vista atrás. Yo me eduqué en el franquismo. Y allí nos adoctrinaban de manera escandalosa. El que quería pensar, pensaba, pero en silencio y por motu propio. Nadie nos enseñaba a pensar libremente. Y hoy... pues bueno, la tortilla ha dado la vuelta. Ahora se ataca al que piensa de manera fascistoide o muy de derechas, o muy de izquierdas. No se puede salir del camino democrático moderado que impone el bipartidismo actual. Este año he tenido un problema con una profesora y un alumno de mi tutoría de segundo de ESO porque resulta que la profesora es pancatalanista y por eso dice País Valencià (y no Comunitat Valenciana) e incluye a la Comunitat Valenciana dentro del ámbito dels Països Catalans. Un alumno se lo recriminó. Y ella le echó de clase. El alumno ha venido a quejarse del adoctrinamiento... ¿qué hacer? ¿seguimos a adoctrinando...?

    Un abrazo.

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    1. Ese tipo de manipulaciones están a la orden del día también en Catalunya. A los inmigrantes se les dan textos cuyo título es "Catalunya, el teu país d'acollida". No hay inconveniente. El problema es que en dicho texto no hay ni una alusión a España, ni a su Constitución, ni a que Catalunya es una comunidad autónoma integrada en España. Es así.

      Luego lo que dice cada profesor en su clase, pertenece al secreto del sumario siempre que no haya una situación como la que describes, pero me temo que no será muy diferente.

      Un abrazo.

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  25. Dos cosas que se han dicho me han llamado la atención: no se nos ha enseñado a pensar y actuamos en consecuencia, y el texto adoctrinador que ha dejado Temujin, que me ha dejado pegada al asiento.

    Repetimos el patrón que nos han enseñado y enseñamos como nos enseñaron, es cierto. Respecto a los contenidos ¿qué sentido tiene para muchos de mis alumnos aprender inglés si lo más lejos que van a a viajar igual es a Toledo? Pero aunque así sea, aunque solo transmitamos contenido, no deja de ser información que puede retomarse y reelaborarse en determinado momento, pero es que cuado enseñamos una materia, lo hacemos a través de nuestra forma de entender las cosas y con estilo propio, surgen mil historias en el camino que abren nuevas vías y todo eso conlleva aprendizaje, a veces mucho más importante qe el de la materia en cuestión. Los alumnos son libres de preguntar y los profesores de desconocer.

    ¿Cuántas cosas hemos entendido mucho después de que nos las enseñaran? Necesito creer que servirá para algo: para pensar, para defenderse mejor en la vida o para vaya usted a saber.

    Respecto al texto de Temujin, que me ha encantado porque es transparente, tengo que decir que tampoco todo es tan plano ni tan fácil, somos tan diferentes que si todo el mundo fuera capaz de hacer un plato de arcilla cualquier persona serviría como acompañante en la tarea. Hay alumnos que vuelan solos y hay otros que necesitan que les enseñes lo que es un plato y lo que es la arcilla antes de empezar a hacer un plato con arcilla y en cada paso necesitan confirmar que lo que han hecho va bien. Hay que ponerse a la altura del alumno y eso significa multiplicarte y a veces deseperarte pero, sobre todo, es necesario creer que lo que haces sirve para algo y que lo que hacen ellos también sirve. Si el profe no se lo cree los alumnos tampoco.

    A pesar de todos los males de que adolece la escuela parece que, por lo que sea, es necesario empeorar sus condiciones.

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