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lunes, 23 de agosto de 2010

El Danubio

Romeo Mancini

Detesto los libros calificados como de autoayuda que, en modo de manual sencillo, nos enseñan a arreglar nuestra vida o a solucionar sus zonas erróneas y que promueven ideas clave como aprovechar y disfrutar el presente, a asumir el pasado como irreversible, a apreciar las pequeñas cosas, a tener más en cuenta nuestras posibilidades que nuestros lastres, a forjar el optimismo como una fuerza creativa frente al pasivo pesimismo, a desarrollar el pensamiento positivo y darnos cuenta de que cada día que amanece es un filón de potencialidad si somos capaces de dejar atrás nuestra carga negativa. También enseñan a aprovechar las crisis como momentos de oportunidad, a conocer nuestros sentimientos y expresarlos de una forma asertiva, a aprender a negociar teniendo en cuenta que siempre habremos de ceder en algo para conseguir otra cosa que nos interese, a aprovechar nuestros conflictos como expresión de algo nuevo, etc, etc.

He resumido en pocas líneas el núcleo de la mayoría de esos libros que llenan anaqueles de las librerías y que se han convertido en un filón para algunos autores de éxito como aquel libro espeluznante titulado La buena suerte de Álex Rovira o aquel best seller empresarial, que nos enseña a saber cómo adaptarnos a los cambios, que es ¿Quién se ha llevado mi queso? de Spencer Johnson. Muchos de estos títulos son utilizados en escuelas de negocios y son una oferta habitual en los aeropuertos para ejecutivos en tránsito a punto de entablar negociaciones comerciales. Esta flexibilidad que nos propone este género de libros que ayudan a vivir mejor, y que son clasificados en la sección de ciencias humanas, desarrollan y exponen la esencia misma del capitalismo en la fase de desarrollo tecnológico actual que sume a muchas personas en crisis de adaptación y trastornos de la personalidad. Sus fuentes vulgarizan en general las corrientes de pensamiento oriental como el tao y el budismo en su vertiente zen que es la que mejor ha sabido expresar el concepto de mujo (insustancialidad, impermanencia, transitoriedad) adaptado a las sucesivas fases del capitalismo.

El ser humano carece de esencia y de noumeno y esto le acongoja cuando presiente la impermanencia de sí mismo y de todo que le rodea. El cambio forma parte esencial de nuestra vida. Frente a esto sentimos angustia porque nos exponemos a una realidad intrascendente y a la única verdad constatable: que vamos a morir. ¿Qué sentido tiene el vivir? El existencialismo del siglo XX intentó darle una salida a este conflicto esencial mediante la idea del compromiso y la aceptación del pacto humano con la nada. En mi ciclo de vida como hombre del siglo pasado y emigrado en el presente, he constatado que el pensamiento existencial ha caducado en buena parte. Era un núcleo denso y complejo que iluminó a buena parte de la literatura, el teatro, el cine y la filosofía de varias décadas hundiendo sus raíces en Kierkegaard, Schopenhauer, Nietzsche... En el siglo XXI todo es más evanescente y crecientemente acelerado. Ya no nos interesa ni nos atraen los conflictos existenciales a los que ya nos hemos acostumbrado e intuimos que no tienen salida de ningún tipo. La muerte está ahí, y lo mejor es no pensar en ella. Entretanto hemos de aprender a vivir en un mundo que no permite dejar apenas ningún poso. Somos viajeros de circunstancias que tal vez se angustian por su levedad. El capitalismo nos necesita fungibles, dispuestos al cambio permanente, sin demasiadas rémoras del pasado, sin raíces que nos anclen en visiones periclitadas... La angustia o la incertidumbre son estados que se pueden enfrentar con libros prácticos de autoayuda -que nos permitan cambiar sin aferrarnos a factores innecesarios e improductivos-, y, en todo caso, la ingestión de antidepresivos ha aumentado exponencialmente para poder soportar la aceleración de un modo de vida que nos exige siempre jóvenes y adaptables. Y a ser posible con una sonrisa como una tajada de sandía. Es el tiempo del pensamiento débil frente a la solidez de otros sistemas filosóficos más arriesgados. La filosofía oriental en su faceta más seria ofrece un análisis de este fenómeno del cambio como elemento central de la vida, pero desconfío de su banalización en recetas del vivir cotidiano en los citados libros.

Se necesitan manuales prácticos, fáciles de leer y que nos inyecten flexibilidad y buen humor para poder llevarnos nuestra porción de queso y esquivar el sufrimiento.

Entretanto leo lentamente un libro magnífico titulado El Danubio de Claudio Magris. Cada párrafo me supone momentos de intensa reflexión sobre el sentido de la historia, del ser humano, la cultura y la vida... que no me da respuestas ni píldoras inspiradas en el pensamiento positivo. Me cuesta avanzar porque me detengo continuamente y subrayo con placer e interés. El autor no pretende arreglarme la vida ni hacerme más feliz, pero sí que me invita a acompañarlo en un viaje literario y existencial. Es un discurso profundo que responde a una concepción de la vida a través de un viaje poético y filosófico por el curso del Danubio. No son fórmulas para disipar o solucionar nuestras crisis sino la expresión de un pensamiento orgánico y denso que seguro que no serviría para ejecutivos exitosos en la sala de espera de aeropuertos ni para mancebos en la crisis de los cuarenta o para hombres y mujeres que necesitan una solución que les lleve al optimismo. Es la opción del conocimiento frente a la sonrisa enlatada que a algunos no nos interesa. Prefiero arriesgarme a ser infeliz ahondando en mí mismo y pensando que mi vida no está concluida ni cerrada. Es lo que según Claudio Magris divide a las personas: esa necesidad de estar siempre en movimiento en una curva que no está clausurada. Y añado yo, siguiendo al recuerdo que tengo de Joan Brossa, una curva en espiral no concéntrica.

39 comentarios :

  1. Es cierto, estos libros siempre me han parecido una soberana chorrada.

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  2. Tendré en cuenta "El Danubio".

    Aunque de momento estoy en el desierto... camino de Egipto.

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  3. Si hay un libro que me ha perseguido a lo largo de los últimos treinta años, ese es El Danubio, de Magris. Lo oí citar por primera vez al profesor de Historia Antigua en segundo año de carrera, tengo una vaga idea de lo que dijo, probablemente algo parecido a las reflexiones que a ti te sugiere su lectura y lo compré. Pero no pude con él, no estaba preparada para leerlo, supongo, lo dejé en la estantería tras la lectura de algunas páginas. A lo largo de estos años lo he vuelto a encontrar citado por aquí y por allá, sabiendo que acabaría leyéndolo. Hasta hoy, en que creo que ha terminado mi período de preparación para el reencuentro. Gracias, maestro.

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  4. Isabel, el Danubio por lo que puedo experimentar es un libro para digerir lentamente, sin prisa y cuando llegue su momento. Avanzo, como digo, muy morosamente, saboreándolo y anotándolo. Tal vez lo deje en algún momento pero, como tú, sabré que está esperándome. Cualquier fragmento está lleno de una enorme riqueza por la profunda reflexión que implica sobre la existencia y por la vasta cultura que rezuma. Kafka, Musil, Heidegger, Goethe, Céline, Mann, Verlaine, Rimbaud aparecen entre otros para dar consistencia a su lectura. Estoy fascinado. Tal vez sea un libro que lea varias veces. Te deseo un feliz reencuentro con El Danubio.

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  5. Alu, lo que exponen y sus consejos tal vez no sean una chorrada. Es cierto que hay que vivir el presente y no dejarse condicionar por el pasado, pero veo en su carácter de manual para obtener una vida sana y feliz una versión disney de ideas que son mucho más profundas, y que nuestros momentos de tristeza o de sentimiento de fracaso íntimo que nos acechan son de igual modo esenciales en nuestra vida. No me gustan las recetas del diario para eliminar las causas que me hacen infeliz. Hay personas infelices que me hacen sentir mucha felicidad, y no es que me alegre de su infortunio, pero sí que me hacen ahondar en la vida. Pienso en la poeta (no me gusta lo de poetisa) gallega Rosalía de Castro. Su tristeza, su dolor, su desolación me iluminan más que cien libros de pensamiento positivo. Un saludo.

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  6. Serenus, algún día empezaré yo con esa serie. Cuando llegue el momento. La lectura de La montaña mágica fueron unas semanas en que sentí, pensé, me emocioné y asistí a un éxtasis lector como cuando leía una y otra vez La isla misteriosa de Verne a mis doce o trece años.

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  7. Perdonad que intervenga otra vez, ahora sobre los libros de autoayuda. Mi marido los compra, los lee, los subraya, los anota, los relee, los interioriza, y yo los ojeo y me parecen una simpleza. Y sin embargo en la vida la simple soy yo. Es para mí todo un misterio que lea esos libros, pero lo respeto enormemente porque efectivamente profundiza en ellos. "Una versión disney de ideas que son mucho más profundas"...pues sí.

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  8. No hay un libro de autoayuda que te despierte siempre naciendo ,sin memoria(“qué pureza”)Sin saber querer ser, como una hoja viva.Ni leyendo esos libros que citas. Yo ya no hago ni cábalas en un banco. Me uno al sin sentido. Me ha derrotado esa luz nazarena sin parábola afortunadamente y la sigo.Nadie puede decirme a mí qué es mi vida.
    Saludos

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  9. Vaya. Lo confieso. Yo soy uno de esos que se dejan engañar por los libros de autoayuda... aunque también es verdad que están llegando ya a su fin en mi vida, pues ya no encuentro nada nuevo en ellos y creo que he sacado todo lo que se podía sacar de ellos.

    Realmente las recetas son las que tú muy bien sintetizas, y se repiten mucho en todos ellos, pero también quería decir que a mí me han ayudado, aunque es cierto que no todo lo que yo esperaba.

    También coincido contigo en la necesidad y el beneficio de leer cosas profundas y complejas.

    Así que quizá ahora me vuelva hacia la literatura, donde en el fondo también se pueden encontrar muchas cosas que ayudan aunque de otra manera.

    Un cordial saludo.

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  10. Mi madre leyó La buena suerte y le encantó y Eugenio también lo devoró en su día y me lo recomendó muy entusiasmado. Quizá algún día de estos le dé una oportunidad y me lo lea.


    Pienso que a tu hija le puede llegar a gustar mucho El nombre del viento, sobre todo si como dices le gusta los libros del tipo “oscuro”. Te aseguro que no se aburrirá.
    A mí me encantaría volver a leer Si esto es un hombre, además de las otras 2 partes de las cuales consta la trilogía La tregua y Los hundidos y los salvados, pues para el TR no tuve la ocasión de leernos pues me centraba más en la época en la cual se encontraban en el Lager.
    Pero este junto a Sin destino son los 2 mejores libros que he leído del holocausto.

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  11. No puedo extenderme mucho esta vez, colega. Aún estoy en San Sebastián, apurando la última semana antes de la vuelta al cole, como dice la publicidad machacona.
    Estamos pasando (mi marido y yo) un mes estupendo, tranquilo, entre paseos, siestas, crucigrams, excursiones, buena comida (él se encarga)... Hay que coger fuerzas, y lo estoy haciendo. El tiempo, ya sabes, unos días playa y otros lluvia, pero siempre agradable y templado.

    Coincido con lo que dices sobre lo libros de autoayuda, el famoso del queso e suna estupidez muy bien publicitada, como "El caballero de la armadura oxidada" y tantos otros. Filosofía barata, nada que merezca la pena. Es el signo de los tiempos: ¿tienes un problema? Léete esto, que es el bálsamo de Fierabrás, verás qué reectas tan estupendas te da, fáciles de aplicar y de entender. Un porquería, vamos.
    A la vuelta nos vemos. Un fuerte abrazo, colega.

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  12. A mi me ayudó mucho leer "Also sprach Zaratrustra" de Niestzche, "La metamorfosis" de Kafka. Toda la prosa de Joseph Conrad. "El mundo feliz" de Aldous Huxley. "Walden Dos" de Skinner.
    "y Johnny cogió su fusil" de Donald Trumbo; Toda la obra de Ramón J.Sender. Todo Shakespeare.

    Sólo por citar algunos de los libros de "auto-ayuda" que más me han marcado. Todo antes de cumplir los 19.

    El problema de hoy en día , podría ser, es que no se leen libros de tal calibre ni antes de los 60 años.
    Digo yo, no sé, quizás soy un poco vaciletas, o me ha sentdo mal el carajillo. O soy un pedante de la hostia, o me estoy haciendo viejo,o tdo a la vez.
    saludos.

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  13. A mí nunca me han interesado los libros de autoayuda porque siempre he sido indiferente al automovilismo...

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  14. Tendre presente el Danubio para mi proximo regalo (autoregalo) y sobre autos la verdad estoy de acuerdo contigo.. esa psicologia positivista de tu eres capaz, perdona, se feliz.. y lo que tu perfectamente has descrito en la entrada pienso no sirve para nada.. aunque en algun momento pareciera consolar.. el dolor, la rabia, el rencor, el malestar por un agravio, etc. no se pasan por asi ni el perdon es la receta magica que se esperaria.. y acaso es un deber amar a quien no lo merece? el odio como la ira y las emociones coloreadas de negro tambien deben vivirse, si seguimos maquillando tanto dolor y pena con palabras bonitas nos enfermamos por otro lado.. porque el cuerpo como la psiquis no se quedan con nada que cobrar..

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  15. Tampoco me gustan estos libros, pero comprendo a los que buscan orientación en ellos a falta de otros interlocutores más próximos y fiables a los que recurrir. El miedo a la equivocación y a tomar decisiones propias propicia el consumo de estos productos, generalmente "made in USA"...

    Educamos a los alumnos para que no cometan errores. La prueba es que los penalizamos, bajando la nota. Si enseñáramos a sacar provecho de ellos y los desdramatizáramos, quizás no habría tanta necesidad de buscar ayudas ajenas de escasa competencia.

    Un cordial saludo

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  16. Hola.
    Cito algunos autores que acercan de una manera rigurosa lo que ese tipo de libros de los que hablas no son más que torpes remedos: Salvador Pániker (no confundir con su hermano Agustín),Alan Watts y Ken Wilber.
    Un saludo.
    Miguel.

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  17. Hola.
    Cito algunos autores que acercan de una manera rigurosa lo que ese tipo de libros de los que hablas no son más que torpes remedos: Salvador Pániker (no confundir con su hermano Agustín),Alan Watts y Ken Wilber.
    Un saludo.
    Miguel.

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  18. La vida es un gran negocio, la muerte es un gran fracaso. A nadie, pues, de este mundo capitalista, le va a interesar nada que no sea un negocio. Un negocio para este mundo, claro. Si hay otros mundos, otras mentes, otras dimensiones, otros destinos que no sean el producir y acumular dinero, esto no vende. Y como no vende, los libros que tratan de esto último, no se compran tanto como las recetas medicinales que nos administran estos libros de autoayuda para poder vivir bien en esta vida y ser un consumidor de categoría.

    Un abrazo.

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  19. He estado en viaje un par de días. Prometo contestar a vuestros comentarios en las próximas horas. Gracias. Un saludo.

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  20. Sinceramente, a mi tampoco me gustan esos libros, pero comprendo que cada uno se agarra a lo que puede para ir tirando.

    No me parece nada saludable, que se usen para comer el coco a determinados personajes, en su camino de proyección profesional o personal.
    En el fondo el papanatismo, es uno de los males de nuestro tiempo y demasiadas veces nos dejamos abducir, por palabras que suenan a música celestial.

    Como tú dices, unos buscan ayuda en esos libros, me temo que pocos la encuentran, otros en los antidepresivos y otros, ni si quiera la buscan y se dejan ir.

    Tampoco creo demasiado ni en psicólogos ni psiquiatras, fíjate y que conste que casi los tengo en casa ¡¡ay si me escuchan!! :-) solo parchean o anestesian, pocas veces curan de verdad o arreglan nada.

    Yo creo que la respuesta de casi todo lo que hace que no funcionemos como es debido, la llevamos dentro, siempre está ahí, pero hay que tomarse mucho empeño en encontrarla y pocos están dispuestos a pasar por ello.

    Los libros, instruyen, entretienen, te hacen pensar, disfrutar e incluso a veces consiguen evadirte completamente de la realidad, pero jamás solucionan los problemas de dentro.

    Eso, sólo lo hace cada uno, consigo mismo.

    No conozco el Danubio, como otro millón de libros,
    pero tomo nota.

    Me temo que si me vieras leer a mi, te morirías de pena jajaja he comenzado montones de libros y poquísimas veces los consigo terminar, no sé si es un problema de impaciencia, ignorancia o curiosidad enfermiza. Quizá los que he conseguido hacerlo, es porque de verdad me han enganchado y llegado hasta el punto, de abstraerme, no tener opción a hacerme preguntas por las ganas de saber qué ocurre y no poder parar.

    Ocurre, que cuando leo, sobre todo libros densos, me surgen mil dudas, que intento resolver en otros y casi siempre me pierdo... de un libro paso a otro y a otro y al final olvido el camino de regreso...ya ves. :-)

    No te iba a comentar nada sobre la impresión que tú tienes de las sonrisas enlatadas, que conozco muy bien y no sé si porque a veces, demasiadas, a mi me han metido en ese saco, siempre tengo la sensación de reivindicar el derecho a conceder el beneficio de la duda a quienes sonriendo o intentando hacerlo, se les identifica en seguida con personas superficiales, medio lelas y descerebradas, puede ser.

    Pero también sucede que algunos eligen esa postura ante la vida, por pura convicción, porque sencillamente han descubierto, que buscando el lado amable y lumisoso, que existe sin duda, se es más feliz, o sin ser tan pretencioso, se vive muuuucho más a gusto, con los de fuera y sobre todo, con el que llevamos dentro.

    Muchos besos JOSELU
    que te siga cundiendo tanto el verano, como hasta ahora :-)

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  21. María, pienso que estos libros son una especie de sustitutivo del psicólogo, como bien sugieres. Sus consejos no son desacertados, pero mi experiencia es que es muy difícil modificar tendencias que a uno le salen de dentro. Vive el presente. Es una buena máxima. Pero ¿cómo hacerlo? No te compares con nadie. Es excelente idea, pero me temo que el que lo haga no dejará de hacerlo. Pienso que lo más que podemos hacer es conocernos a nosotros mismos, observarnos, miran hacia dentro y esperar. Estos intentos de modificación de tendencias que están arraigadas están condenadas al fracaso. Estos libros son expresión del reader digest americano y derivan en buena parte del llamado pensamiento positivo que ha invadido nuestra época. ¿Cómo harían en otros tiempos en que no existía el citado pensamiento? Es solidario del pensamiento políticamente correcto y del canal Disney. Psicología de baratillo. Pero que cada uno haga lo que estime conveniente. Besos. Esto se acaba, María. En pocos días volvemos al tajo.

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  22. Miguel, estoy de acuerdo contigo en relacionar consumismo y libros de autoayuda. Nos preparan para ser consumidores sin complejos ni remordimientos. No hay auténticas reflexiones profundas. Son aproximaciones tautológicas sobre la psicología del capitalismo y la alegría del consumismo.

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  23. Miguel, yo añadiría por supuesto a Krishnamurti y Raimon Panikkar (creo que te refieres a él cuando lo citas como Agustín). Hoy ha muerto. Quizás escriba sobre él. Me atrae.

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  24. Luis Antonio, he sido testigo y colaborador de forma circunstancial del intento de trabajar con constelaciones (creo que es psicología gestáltica) para comprender y solucionar problemas de relación entre alumnos de un curso conflictivo. La majadería era de un calibre descomunal. Nada sustituye al sentido común, el menos común de los sentidos. Y sí, estas psicologías son made in USA y las podemos ver reflejadas en infinidad de películas americanas facilonas. Por eso me gusta ver cine de otras latitudes y leer buena literatura no marcada por ese psicologismo positivista que han diseñado junto a los big Mac de McDonalds y la Sirenita. Afortunadamente hay otras tendencias en Norteamérica, pero no son las dominantes. En la enseñanza nos hemos visto invadido por esa psicología bienpensante de origen positivo. En cuanto a que penalizamos los errores, sería un debate a abrir en algún blog. Quizás sea éste el que lo inicie recogiendo tu sugerencia y planteamiento. Un cordial saludo.

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  25. Liliana, me alegro coincidir contigo en el hecho de reconocer que la ira, el dolor y el malestar son también expresiones válidas de lo humano, y que no siempre conviene maquillar, desviar, modificar o evitar. Me molesta esa psicología americana del optimismo creativo. Hemos de reconocer nuestras tendencias y pasamos crisis, claro que sí, y de ellas, surge un poco de luz, pero el proceso es totalmente personal. Dudo que sirvan de algo los consejos bienintencionados. Nunca me han servido, pero sí que me ha interesado aprender a reflexionar en libros no pensados para modificar las llamadas zonas erróneas. También son mías. Soy hijo de mis errores y de mis aciertos. Un cordial saludo.

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  26. Josep Fábrega, esos realmente son buenos libros de autoayuda, pero como puedes ver no abundan sus lectores que siguen existiendo pero de forma muy minoritaria. La mayoría de lo que se publica es demoledoramente malo, pero adictivo. Los libros de libre pensamiento son demasiado densos y no es lo que se quiere. El principito sin ir más lejos, es un libro increíblemente complejo cuyo sentido no es fácil de captar. Si yo tuviera que escoger un autor para sobrevivir intelectualmente en una isla desierta, probablemente me llevaría la obra completa de Saint Exupery. Vuelo nocturno es de lo mejor que he leido. Ese sí que es un buen libro de autoayuda.

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  27. Yolanda, volvemos a estar en sintonía y esperando el retorno en pocos días. Un abrazo, colega.

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  28. Cuca, si quieres leer un buen libro sobre el holocausto y a la vez un extraordinario libro de autoayuda pero de verdad (no al estilo facilón de La buena suerte)lee El hombre en busca de sentido, de Viktor E. Frankl. Es cortito como el de La buena suerte, pero existe una diferencia como el de la noche al día. El pensamiento de Disney frente al pensamiento denso y elaborado basado en una tremenda experiencia. Gracias por pasarte por aquí.

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  29. La máxima más coreada por la monserga de la autoayuda es que quien persigue sus sueños acaba por atraparlos. Este triunfalismo lo profieren, en público, los ganadores y los ingenuos. Me pregunto dónde están los sueños de todos aquellos que despiertan a una pesadilla diaria.

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  30. Toro sentado, reitero mi recomendación del mejor libro de autoayuda en el mejor sentido que he leído: El hombre en busca de sentido de Viktor E. Frankl. Seguramente lo conocerás. Saludos.

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  31. Francisco, pienso en esas muchachas afganas cuyas escuelas son atacadas con gases tóxicos para impedirles la escolarización por ser mujeres. Me aterra pensar en el futuro que les espera en manos de tan benéficos ideólogos. Buena puntualización la tuya.

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  32. Leí el libro "El hombre en busca de sentido" hace años y realmente sí es una muy buena recomendación y una tremenda lección para los que (como yo) nos quejamos de tonterías.

    Muchas gracias.

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  33. Algunas librerías dignas han colocado los libros de autoayuda junto a los recetarios de cocina, quizá porque comparten el afán de satisfacer de inmediato ciertos instintos primarios de supervivencia. La literatura, sin embargo, discurre en sentido opuesto, hacia la generación de necesidades más que a su satisfacción; un buen libro no te produce saciedad, sino un vacío que cuesta llenar. Por eso leemos tanto, para cubrir huecos sucesivos que se hacen más grandes día a día (y por eso están tan panzudos y ahítos los ejecutivos que buscan quién les robó el queso).
    En cuanto a Magris, he leído ya muchos elogios de este libro, así que asciende varios puestos en mi lista de pendientes.
    Un saludo.

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  34. Bien dicho lo de la autoayuda !
    El libro de Magris lo anoto. Un abrazo y a ver que día nos vemos.

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  35. Tenemos una amiga en común, JL, que es librera, y que me ha dicho que la sección de autoayuda es siempre la más desorganizada. Es un síntoma de nuestros tiempos, y de la angustia existencial de ellos, que exista este género y me parece que hay personas que de verdad necesitan esos libros para lograr un mínimo equilibrio en sus vidas. Es decir, no creo que se haya perdido la necesidad que tiene el ser humano de comprenderse a sí mismo y su lugar en el entorno, pero como toda posibilidad comercial esta se explota de muchas maneras... De pronto me parece que está bien que intentemos ser felices y que de haber engaños siempre los ha habido. Me parece que el problema de estos libros es que evaden la reflexión y ofrecen listas de claves que, aún siendo válidas, no significarán nada si no no proceden de uno mismo. En lo personal creo que todo esto es más que asunto de capitalismo o socialismo y que dentro de ambos sistemas podemos encontrar la misma superficialidad.

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  36. Víctor, echo en falta a nuestra amiga común y sus historias de la librería. No puedo condenar a nadie porque sea aficionado a los libros de autoayuda. Lo que dicen en esencia no es falso. Me molesta su especie de recetario contra la infelicidad sin el tránsito del pensamiento denso y profundo. Pienso en una novela como Moby Dick pero despojada de toda su metarreflexión literaria. La historia de la ballena blanca ocurre en una veintena de páginas. ¿Qué aportan las setecientas tal vez que constituye la novela? ¿Nada? ¿O lo fundamental? Es lo que reprocho a los libros de autoayuda. Que resuman lo fundamental en recetas bienpensantes. Pero, dicho esto, quién soy yo para condenar nada? Que cada uno encuentre su camino.

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  37. Buenos dias,

    Desculpa mi espanhol, soy italiana e no hablo mucho.
    Encrontré tu blog por la imajen de un pintor Romeo Mancini.
    Me dejò muy surprendida e feliz de ver que està conhecido en Espanha. Como usted pudo conhecerlo?
    En todos modos, si usted se interesar, ahora acaba de nacer uma pajina de wikipedia en ingles sobre el artista y tambiem hay un blog, solo en italiano pero se puenden ver sus pinturas y esculturas.
    Gracias,
    Anna Lisa

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  38. Buenos dias,
    Disculpa por mi espanhol, soy italiana.
    Encontré su blog por casualidad, porque estava procurando por imajens de el pintor Romeo Mancini. De dejò muy surprendida de ver que està conhecido tambien en Espanha, como usted logrò conhecerlo?
    En todos modos se usted se interesar, ahora hay una pagina wikipedia en ingles sobre el artista e tambien un blog dedicado a él. https://romeomancini.wordpress.com/ Es en italiano, pero muchas imajens pueden ser vistas aqui.
    Gracias.

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