He pasado dos días alojado en una casa de turismo rural espléndidamente restaurada donde he sido tratado con calor y reconfortante hospitalidad, que ha dado lugar a varias conversaciones con Suso, el gestor de la casa, sobre la sierra, su realidad, su futuro y perspectivas. En este mundo hay tiempo para pararse a mantener una charla pausada y densa. Me he enterado de noticias relevantes en el universo poético de la sierra de Caurel, recreado, como dije hace unos días, por el poeta Uxío Novoneyra en libros como Os eidos cuyo espíritu sigue planeando entre los más inquietos de estos puebliños de piedra y pizarra.
¿Tiene futuro esta sierra? Me lo he preguntado con insistencia durante estos días. La economía de la comarca se nutre de la ganadería tradicional, el turismo rural entre los más innovadores, alguna pizarrera y también alguna cantera que son rechazadas en algunas pintadas que he podido ver. Pero el turismo asimismo es visto con recelo, aunque sea una fuente de ingresos respetuosa con el medio ambiente en el modo en que hasta ahora está planteado. La población es muy escasa, está envejecida y distribuida en más de cincuenta núcleos de población. Hay muy pocos niños y muchos ancianos. Es difícil para un joven no tener que emigrar como lo han hecho tantos y tantos. Las carreteras son estrechas y poco transitadas por lo que es un placer circular sin prisa entre estos valles y montañas de maravillosa hermosura. Pero sin futuro está sierra esta destinada a quedar despoblada en pocos años. Hace falta una mentalidad contemporánea para preservarla. Son valiosas la visiones tradicional o la resistente que pugnan por dejar que todo siga como está -detenido en el tiempo- pero eso no garantiza que pueda sobrevivir. Hay una mentalidad muy conservadora que obstaculiza toda innovación que pudiera ser hecha por gente joven y con ideas avanzadas. Hay proyectos empresariales interesantes que buscan -integrando un punto de vista conservacionista- promocionar el turismo de calidad (amante de la naturaleza, senderista...) pero se encuentran con planteamientos reacios a cualquier cambio. Y es que todo es tan hermoso como está... Sus difíciles comunicaciones tienen un encanto, su falta de habilitación para el turismo en muchos sentidos lo hace doblemente atractivo. En un anacronismo increíble que están aprovechando algunos intelectuales y destacados profesionales para comprar una casita y rehabilitarla en un entorno único.
En las callejuelas de Paderne, el puebliño en que he estado, se combina el paso lento de las vacas, las ovejas, las paredes de piedra, las puertas de madera increíblemente no cambiadas por aluminio, con el diseño vanguardista del interior de algunas casas rurales aprovechando los soportes y materiales tradicionales. El conjunto es auténtico y no ofrece un aspecto de escaparate o postal como algunos pueblos de España.
El siglo XX ha sido destructor de todo el medio ambiente y del paisaje natural. Sólo algunos sitios han sobrevivido al devastador impulso turístico uniformador. La sierra de Caurel es uno. Sería necesario armonizar todo lo que sabemos sobre desarrollo sostenible y conservación de la naturaleza para conseguir la viabilidad de lugares como éste. Si alguien quiere saber más, puede dirigirse a mí por correo electrónico y le diré dónde alojarse y comer en la sierra. Todo tiene sus secretos. Aún conservo en mi retina la imagen de estos bosques prodigiosos en hábitat autóctono riquísimo.
Un paisaje profundamente literario y extraordinariamente auténtico en el que algunos se consideran como Viriato resistiendo frente a todo desde la pureza de lo todavía incontaminado. ¿Qué hacer?
Reflejas muy bien lo que yo vivo en La Sierra de Cameros donde paso muchos días. Te dejo un poema mío La Serrana sencillo y real. La solución está en ayudas para jóvenes emprendedores. Hay una gran demanda .Yo cuando vendí una casa de un pueblo de esta sierra supe anunciarla. Y la gente venía de muy lejos. La naturaleza si no se publicita se quedará desgraciadamente sólo para cuatro pajarillos. Y si la belleza no la ve nadie ¿para qué sirve?
ResponderEliminarPor la carretera
me cruzo
con el autobús
que lleva a la serrana
Huye
del paisaje eterno de montaña
pintado
en su ventanal
como yo de un horizonte de ojillos
en hilera
Huye
de su plazuela de piedra
junto al río
bajo el mirlo acuático en la rama
como yo de una arboleda
de mentira
Y cambia
las calles de piedra
las cancelas
los portones
las boñigas que le cercan
por avenidas de luces
de escaparates
por miradas que la desnudan
Y sus noches
de silencio
de estrellas como ascuas
de grillos que se callan a su paso
por baraúndas
y amores
de madrugada
Y cambiaría
su trabajo
de acarrear leña
de guarda de ganado
en el monte
de hortelana de carámbanos verdes
por ser una tijera
y un peine
por ser un eslabón
más
de una cadena
Por la carretera
los sábados
me cruzo con el autobús
que la lleva
Y hago sonar la bocina:
La serrana sabe
quien soy
Y que intercambiamos
la vida.
©Rubén Lapuente
Saludos
Preciosa la fotografía, y el artículo. Qué ganas dan de perderse por allí un rato.
ResponderEliminarUn abrazo veraniego.
Me has puesto los dientes muy largos, Joselu. La foto que has subido en tu entrada me ha recordado inmediatamente un paisaje de la Tierra Media, el de las recreaciones de Tolkien.
ResponderEliminarGalicia es mi gran desconocida. Hace tiempo que hablamos en mi casa de descubrirla, pero mis circunstancias personales y familiares hacen de la zona celta de la península un lugar tan lejano como podría serlo ahora mismo Irlanda (otro lugar al que sueño con descubrir)...
Sobre tus reflexiones tan solo me queda la esperanza de que la zona sobreviva y que no sea devorada por la vorágine de la civilización.
No comparto la opinión de Rubén sobre tanta belleza, si no es contemplada. Debemos preservar esa belleza para los que vendrán, y si no queda nadie para verla, incluso en ese supuesto... la belleza seguirá allí, donde debe estar.
No somos tan importantes como para que nos rinda homenaje, después de todo. Máxime después del daño que llevamos siglos haciéndole al planeta, a nuestros semejantes, al resto de los seres vivos...
En fin, que viva la sierra de Caurel (y me la apunto para un descanso merecido, espero que dentro de pocos meses...)
Un abrazo a los viajeros :)
Me gusta el olor de la naturaleza, el verde, el agua y el encuentro de estos cuando el cielo besa la tierra... lo disfruto mas cada día y con tu post sentí tal frescura.. los ciegos no ven esta belleza, el consumismo los atrapa desafortunadamente presos de sus vacios afectivos que se llenan con la sencillez de lo natural y espontáneo.. abrazos JoseLu.
ResponderEliminarRubén, quizás la diferencia entre la sierra de Cameros (que no conozco pero tomo nota de tu referencia) y la sierra de Caurel estriba en que la Rioja es una región dinámica, bastante próspera, cercana a núcleos poblados (País Vasco, Madrid, Navarra...) y la sierra de Caurel está perdida en el sureste de Lugo en zonas despobladas en general salvo alguna población como Monforte de Lemos o Sarria. La despoblación de las zonas rurales es un problema de la Galicia profunda que es, además, muy conservadora y poco abierta a la innovación. Hay mucha desconfianza ante nuevas propuestas y los recelos son muy extendidos.
ResponderEliminarConocía el poema. Es muy hermoso. Sabes captar lo esencial en tus versos. Algún día iré a la tierra de Cameros. Sólo he hecho un viaje expreso a la Rioja, además de mi paso por el Camino de Santiago en tres ocasiones. Un saludo.
Sarah, no es un problema menor el envejecimiento de las comarcas. Ello significa que no hay niños, que se cierran escuelas y los pocos que quedan han de marchar a Lugo, déficit sanitario y falta de oferta cultural... Disminuyen las posibilidades de la gente que se ve allí encerrada en un mundo conservador del que no se quiere salir. No es un problema menor saber cómo promover el dinamismo en esta sierra (y otras tantas zonas de España amenazadas por la despoblación, no es la única), sobre todo cuando lo que viene de fuera (o incluso de dentro) se mira con profunda desconfianza. Si no hay población, no se cuidan los bosques, los senderos no se señalan, eso sin contar con las terribles amenazas de los incendios intencionados en un lugar en que el bosque no es productivo salvo por su belleza. Saber cómo desarrollar sin destruir es un buen problema al que no sabría dar respuesta, pues es cierto que el turismo masivo, si algún día llegara, es cierta manera es devastador y vulgarizador. A mí me gusta encontrarme la sierra en este estado, pero me doy cuenta de que no podrá sobrevivir. Hay muchos peligros que se ciernen sobre ella si no hay una filosofía de desarrollo sostenible, pero los foros que he conocido sobre el Caurel son sumamente puristas y se condena cualquier intento de innovación o de cambio, ello unido al recelo frente al mundo exterior que se percibe como una amenaza. Un biquiño desde Galicia.
ResponderEliminarCaperucita azul, España, el mundo en general, es una fuente continua de sorpresas por la belleza que todavía contiene y de las que hay que ser muy consciente para preservarlas. Ciertamente es un paraíso perdido en el tiempo que merece la pena ser conocido. Saludos en esta recta final de agosto.
ResponderEliminarLiliana, tu país debe contar con una enorme cantidad de belleza casi inexplorada. La selva colombiana y sus costas caribeñas siempre han sido un punto de referencia y un polo de atracción para mí, pero nada me hace esperar poder viajar allí para conocerlo. Por un lado, hay zonas de Colombia que son muy peligrosas (ya sé que toda no es así)y un viaje en solitario es imposible. Así que tendré que imaginármelo a través de los escritores. Todavía hay mucho mundo hermoso que tenemos que conservar. Saludos desde Galicia.
ResponderEliminarComprendo a los habitantes de la sierra. Ellos habrán visto lo que ha pasado en otros lugares con el turismo y lo detestan.
ResponderEliminarLa foto es mágica con una luz al fondo misteriosa entre tanta sombra.
Vas a volver a tu vida normal completamente lleno de imágenes y recuerdos, nunca te había visto tan pletórico. Un abrazo Lola
De momento hay turismo muy localizado que se aloja en casas rurales que dan vida a los pueblos pues supone otras fuentes de ingresos (alojamiento, comidas...). Quizás harían falta la señalización correcta de los múltiples senderos de la sierra, organizar aulas de la naturaleza que ayudaran a entender la riqueza natural y la biodiversidad, recorridos guiados... He observado que en Francia son muy cuidadosos a la hora de promover el desarrollo de las comarcas y ello no impide la oferta de actividades y propuestas de ocio. Recientemente estuve en sierra Guara en Huesca y advertí que todo el desarrollo de la industria de barrancos ha corrido a manos de franceses, belgas y alemanes. Numerosos guías son catalanes y se echa a faltar el impulso aragonés en su propia tierra. Si alguien descubriera O Caurel, sabría cómo convertir en oro lo que allí se oculta. El problema son las difíciles comunicaciones y el aislamiento en que está. Pero sí, es cierto, el turismo en muchos aspectos es devastador aunque da puestos de trabajo imprescindibles para sobrevivir. Este es el reto: cómo desarrollar sin quemar la belleza. Francia es un ejemplo de cómo hacer las cosas y España un contraejemplo en la mayoría de los casos sobre cómo no hacerlo. Un abrazo.
ResponderEliminarDe seguro JoseLu hay rinconcitos donde puedes venir sin temores..y si, hay mucha belleza por aqui.. no pierdas la visión, tienes mi compañia y amistad. Abrazos.
ResponderEliminarJoselu, para mí el Caurel es también un lugar especial(hace unos días escribía en mi blog que mi sueño inconfesable es irme a vivir allí, de hecho si no tuviera hijas hace tiempo que me habría adjudicado la plaza de Lengua y Literatura en Folgoso do Caurel (creo que nadie se pelearía conmigo para arrebatármela). Es un lugar mágico, sobre todo en otoño(tengo intención de ir a Seoane antes de que enfríe el tiempo,para que lo conozca mi familia, hace diez años que no voy por allí).
ResponderEliminarMe mueven deseos contradictorios, por una parte creo que debe preservarse tal y como está porque su encanto reside justamente en que la garra del dinero rápido no lo ha estropeado (pienso en Picos de Europa, la montaña tan masificada; en algunas zonas de Almería y Málaga, invadidas por un turismo atroz y destructor).
Si mejorasen las comunicaciones el Caurel se perdería y se haría rico. Por otra parte, entiendo que es duro vivir en un entorno tan alejado, tan hostil para la socialización, de la misma manera que un turismo de calidad en el corazón de la montaña no debe dar para vivir. Y todos nos hemos acostumbrado a las comodidades del consumismo.De hecho, yo viviría sola allí pero no llevaría a mi familia.
El futuro del Caurel es incierto, solo lo salvará un cambio de mentalidad, una vuelta a la calma, a la naturaleza, al desprecio de los centros comerciales... tú lo dices, hay intelectuales que se refugian allí. Con un empresario hippy que monte una tiendiña para comprar pan y vino, ¿Qué más se puede pedir?
Unha aperta.
Hortensia Lago, me ha gustado compartir reflexiones contigo que conoces el Caurel. Creo que a mí también me gustaría vivir en él, siempre que tuviera acceso a internet con cierta rapidez -y ello es bastante incierto por lo que he podido comprobar-, pero la lejanía desde Barcelona y mi familia hacen de ello una idea inverosímil. Mi mujer no se iría a vivir allí de ninguna manera. Entiendo tus contradicciones al respecto.
ResponderEliminarTe he enlazado y así podré seguir tus posts que iré revisando. Creo que este puede ser el comienzo de una buena relación bloguera, compartiendo variadas inquietudes e incertezas. Un cordial saludo.
¡Qué curioso! He tenido pocas veces la sensación de estar perdido, pero dos de esas raras ocasiones se produjeron muy cerca de ahí: al sur de Viveiro, entre Lugo y Asturias, y en la comarca de los Ancares. ¡Vaya paisajes!
ResponderEliminarGracias José Luis, de veras.
ResponderEliminarYo este año estuve poco tiempo por tierras gallegas, pues repito sele para subir nota y quería estudiar en la tranquilidad de no tener a mis hermanos cerca. Aún así yo no voy de pueblo en pueblo, ni a visitar cosas ni nada por el estilo, como mucho vamos a Vigo a la playa o a Ourense a dar un paseo.Por eso me amargo y me aburro, pues me quedo en el pueblo con los demás chicos de mi edad. Y bueno, este año he empezado a salir a dar vueltas por la noche, al cine y por eso me lo he pasado mejor y me hubiese gustado quedarme un poco más.
Espero que lo pases bien en lo que te queda de vacaciones.
Un beso ;D!
He leído tu entrada y tus contestaciones a los comentarios JOSELU,
ResponderEliminary una de las cosas que me ha resultado más curiosa, es recordar cómo mientras te encontrabas en la Marina Lucense, comentabas que te sería imposible, vivir permanentemente en Galicia y sin embargo veo que el Caurel, te ha cautivado totalmente, hasta el punto de comentar que no te importaría quedarte a vivir en él.
Y te comprendo ¿sabes? el Caurel es mágico, pero es que en Galicia hay muchos lugares mágicos.
Pero esa magia que es cierto que existe, dependiendo, del día, la época y seguramente las personas con las que te encuentres y la compartas, desaparece súbitamente para convertirse en lugares oscuros, desapacibles y donde se hace muy, pero muy duro vivir.
Seguramente has conocido un Caurel en días radiantes, llenos de sol y seguramente hay pocos lugares donde se respire, porque es que de verdad se respira la belleza, la paz y la naturaleza en estado puro. Pero no sabes lo durísimos que son sus inviernos y lo largos que se hacen sus otoños, donde la lluvia es tu compañera durante semanas y semanas...
Personalmente, conociendo el carácter de la gente de la zona, como la conozco, es complicado suponer que a medio plazo, se organicen para conseguir un desarrollo sostenible de la zona, sin que se degrade el paisaje y es una pena o a lo mejor no. Egoístamente, que lo sé, yo preferiría que se quedara todo tal cual.
Es muy probable que si de pronto apareciera alguien con espíritu emprendedor, que proyectase turísticamente esa zona, casi con toda seguridad terminaría con ese encanto que ahora tiene.
Porque es muy difícil conciliar el negocio con la preservación de la naturaleza en estado virgen, como está en el Caurel. Además, el gallego en general y más los orensanos, son muy individualistas, les cuesta mucho trabajar en equipo, asociarse y planificar en conjunto y esta es la única vía para conseguir que impere un criterio único de preservación y a la vez desarrollo de este espacio. Allí, cada uno va por libre y la individualidad en los proyectos de futuro, no es viable. Es mi humilde opinión, pero insisto, aun siendo egoísta, yo prefiero que se quede todo tal cual, tampoco creas, que esta zona requiere de grandes montajes, ni inversiones para su mantenimiento, ha permanecido tal cual durante cientos y cientos de años, seguramente así debe seguir.
Mira, sólo conozco un lugar donde han sabido conciliar, tradición, paisaje y desarrollo turístico, no sé si has oído hablar de un lugar que se llama Taramundi, cerca de Fonsagrada, entre Lugo y Asturias, si no lo conoces, tienes que hacer por ir.
Es un Caurel en pequeñito, donde han construido como mini pueblos a modo de casas edificadas respetando e integrándose totalmente en el paisaje, que tu puedes alquilar y que al menos la última vez que estuve allí, aún no estaba masificado, cosa que en los cuatro años que hace que no voy a lo mejor ya ha sucedido y sería una gran pena.
Existe un hotelito precioso que se llama La Rectoral, precisamente porque es la rectoral restaurada, con creo que unas 8 o 10 habitaciones que está ocupado casi todo el año, con reservas de hasta con cuatro y cinco meses meses de anticipación, pero ocurre una cosa, y me matarán si me escuchan mis queridísimos gallegos, está en Asturias.
En fin Joselu, seas como sea, me alegro muchísimo que te haya cautivado la belleza, la paz y la armonía del Caurel, ojalá te acompañen siempre.
Un beso muy grande.
María, he estado un par de veces en Taramundi con mis hijas y mis sobrinos visitando algún muíño de los que se muestran en aquella zona. Incluso he comido una fabada que no estaba nada mal. Tienes razón en cuanto a elogiar el modelo de desarrollo de la zona. Hay varias posibilidades didácticas y recreativas muy apropiadas para todos los públicos, y, a la vez no da la impresión de estar masificado. Por cierto, mañana iremos a A Fonsagrada a visitar a unos amigos. Pasé por allí el año pasado haciendo el Camino Primitivo de Santiago. Por cierto, era un seis de agosto y hacía frío y una intensa niebla cubría el pueblo. Tuvimos que dormir en el polideportivo pues no había plaza en el albergue de peregrinos.
ResponderEliminarEn cuanto al Caurel, seguro que tienes razón en cuanto a considerar allí los inviernos fríos y duros, pero no me importaría vivir como "extranjero" durante un ciclo de las cuatro estaciones. Me han dicho que el otoño es precioso. Eso sí, como decía, tendría que tener acceso rápido a internet para poder contar lo que vivía. Quizás escribiera poesía -mala, pero lo intentaría-. Una vez pasé dos meses en las Alpujarras de Granada en pleno invierno y la transición a la primavera. Los gallegos son aparentemente abiertos, pero en el fondo son cerrados en la Galicia profunda. Están apegados a un modo de hacer las cosas como siempre y es difícil hacérselo ver diferente. Pero si eres de fuera no cuentas con las envidias que suelen suscitar los que son de la tierra. Eres otra cosa. He hablado con algún caureliano y he sido consciente de lo intensas que son las rivalidades y recelos. Haría excursiones, rastrearía el folklores de la comarca, recorrería los múltiples senderos (si el tiempo lo permitía). Pero es hablar por hablar porque nada hay que me lleve a pensar que este año sabático fuera posible y menos para el gusto de mi compañera de vida que se quedó pasmada por el aislamiento de O Caurel en el que no viviría ni un año por nada.
Me han hablado de otra sierra en el linde con Portugal en la provincia de Orense. Se llama sierra de Mamede. Probablemente el año que viene me adentre en ella en su vertiente gallega y en la portuguesa. Galicia no es la tierra de mis sueños pero quiero conocerla a fondo poco a poco. Hace dos años pasé varios días acampado en las islas Cíes y también en las Ons donde tomé fotos de las tumbas de niños que hay en el cementerio. Me gusta viajar siendo, como digo, siempre extranjero. Es una maldición -el judío errante- pero no deja de ser también una oportunidad.
Muchos besos desde Foz.
Recuerdo ,hace 30 años, el impacto qeu me produjo ver allí pallozas neolíticas aún en uso. supongo que ahora serán una curiosidad turística y poco mais.
ResponderEliminarJosep, he visto estas pallozas en los Ancares concretamente en Piornedo y Balouta. Efectivamente ya no vive nadie allí y son un reclamo para el turismo, tampoco excesivamente masivo todo dicho sea de paso. Creo que en Piedrafita del Cebreiro hay también alguna. Tiene que haber sido apasionante viajar por allí hace treinta años. Yo lo hice hacia 1974 pero no salí de los pueblos de la costa desde Vigo a Gijón. Recuerdo vívidamente este viaje porque fue el primero que hice en mi recién estrenada juventud y tras haber trabajado pintando durante julio un colegio mayor. Un saludo.
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