Para los no iniciados en la jerga pedagógica, vendríamos a
decir que el currículum es la
secuencia de conocimientos entendidos como conceptos, competencias básicas,
criterios metodológicos y de evaluación que un alumno debería tener asimilados
al acabar un determinado nivel educativo. El currículum nos habla de qué se
debe enseñar pero también de los métodos y estrategias para conseguirlo, así
como debe explicitar cómo, cuándo y de qué manera evaluar.
Supongo que esta es la definición canónica aplicable a currículum. Pero no deja de generar
graves conflictos y dilemas cuando un profesor imparte su asignatura.
¿Qué es más importante el qué o el cómo? Conozco a
excelentes profesores que realizan valiosas clases en que se experimenta, se
vive la lengua y la literatura de modo activo y creativo (realización de
representaciones teatrales escenificando alguna obra dramática, grabación en
vídeo, prácticas de lectura voluntaria, realización de blogs educativos,
debates, exposiciones, etc). Los alumnos están implicados y responden
positivamente a las propuestas... Pero el gran perdedor de esta apuesta
metodológica es la plasmación de los conocimientos del currículum, es decir la
secuencia teórica de conocimientos que se debería haber asimilado en un
trimestre y a lo largo del curso.
Las horas de clase son limitadas; la atención real de
nuestros alumnos, inestable; las horas en que reciben las clases hacen altamente compleja la plasmación de dicho currículum.
Hablo de contextos educativos complicados. El profesor debe escoger con
desgarro entre el qué o el cómo. Si decide interesar y atraer a sus alumnos
para que desarrollen sus competencias comunicativas, que aprendan a leer con
algún sentido y a expresarse con alguna facilidad... ello supondrá un número
ingente de clases y de prácticas que no desarrollarán adecuadamente el currículum oficial.
No hay peor angustia que la de un profesor que sea esclavo
de la realización del currículum marcado por la administración, realmente inabordable en
la realidad educativa. Cada día tiene que impartir una serie de conocimientos y
unidades didácticas complejas. Pongamos las figuras
retóricas o las estrofas más conocidas, pongamos la literatura del Renacimiento o el análisis de categorías morfológicas como el sustantivo, el
adjetivo, los verbos, los pronombres... Cada uno de estos conocimientos (muy
complejos) ha de impartirse en una unidad (clase), realizando prácticas sobre
ellos, aunque, sin embargo, el profesor se dará cuenta de que buena parte del
alumnado no ha entendido porque ha estado poco atento, o porque son contenidos
difíciles de asimilar y requieren varios días. Pero a la vez ha de desarrollar
competencias y habilidades de participación activa de los alumnos. El
currículum implica la presencia de un profesor que enseña y alumnos que
aprenden disciplinadamente, pero esto en la práctica no es así. Cualquiera que
se dedique a la enseñanza sabrá que la atención real a las explicaciones es muy
limitada, y el grado de asimilación, muy escaso si no se refuerza con actividades
que llevan días y días que no se tienen porque el currículum es muy extenso e
imposible de llevar a cabo.
José Luis Castillo
explicaba en el post anterior en su intervención en un comentario que para él, el currículum es una herramienta y no un objetivo,
de modo que idea una forma participativa en sus clases para que los alumnos se conviertan en editores de
sus propios textos, estableciendo relaciones y conexiones que luego serán
expresadas en red... Todo esto tomando la tecnología como elemento fundamental
de trabajo. El profesor en este sentido es un dinamizador y no el generador del contenido del conocimiento. Inmediatamente
me sentí atraído por esta forma de trabajar que interpreta el currículum de otra manera, pero de igual
modo me di cuenta de lo problemática que resulta esta interpretación libre,
que, sin duda, agradará a sus alumnos más avanzados que aprenderán de otro modo
al oficial. Sin embargo, soy consciente de que el sentido del currículum (y su secuencia de
conocimientos oficiales dados por la administración) ha sido orillada y
abandonada en favor de las competencias
comunicativas, epistémicas, sociales y tecnológicas.
Otro amigo del blog, Kikiricabra,
le replicó cordialmente y reflexionó sobre la concepción del currículum de José Luis Castillo diciendo que éste no podía orillarse y ser
convertido simplemente en una herramienta porque no lo era, ya que era la concreción
de cada acto de enseñanza-aprendizaje en el aula día a día y que incluye
conceptos, competencias, criterios metodológicos y de evaluación. Añadía Kikiricabra sobre la concepción de José Luis Castillo:
"Por otra parte, en tus palabras veo representadas buena parte de las
ideas que Luri engloba en la denominada pedagogía New Age. Yo no creo que los alumnos
deban producir los materiales y ser los que dirijan el proceso. Es este punto
donde más coincido con las críticas a esta pedagogía: no creo que el papel del
profesor sea el de dinamizar las creaciones de nadie. De hecho, legalmente nos
pagan por hacer algo bien distinto".
A mí
este intercambio de ideas me resultó altamente interesante. ¿Es el profesor el
depositario del currículum que ha de
impartir y llevar a cabo sistemáticamente en el aula o es más bien un dinamizador que fomenta estrategias
creativas y de participación que toman el currículum
simplemente como una herramienta más y cuya realización es relativa?
Las consecuencias de una elección u otra en este dilema son decisivas. ¿Qué opinas?
¿Por qué cada vez más cosas recaen en el profesor y cada vez se le abandona más a su suerte?
ResponderEliminarMuy interesante el post.
ResponderEliminarHoy mismo he tenido que escoger entre currículum o hacer una actividad compleja. Me he inclinado por ésta: mis alumnos de Bachillerato van a hacer un cortometraje. Y lo van a hacer, primero, porque ellos lo han pedido; segundo, porque seguro que aprenden más y mejor así.
Soy consciente de que esta decisión me va a obligar a pasar de puntillas por algunos aspectos del currículum, pero prefiero que nos arriesguemos a quedarnos pensando en lo bonito que podía haber sido.
¿Es mejor conocer las características de un soneto renacentista, identificarlas en un soneto de Garcilaso o ser capaz de escribir un soneto de tinte renacentista? Lo último, pues necesita de las otras dos.
ResponderEliminarEl currículum nos compromete, es cierto, es un imperativo legal. Pero también lo es la mejora de la competencia comunicativa (y el resto de competencias) de nuestros alumnos. No hay que olvidar que nuestra asignatura debe promover, ante todo, el aprendizaje de la lengua materna; por ello, me parece un mal trueque obviar este aprendizaje a cambio de unos supuestos conocimientos gramaticales o de historiografía literaria (que ayudan a conseguir el objetivo, pero que no son el objetivo).
También aparecen en el currículum los criterios de evaluación.Por poner un ejemplo, de los propuestos para 1º de ESO, sólo dos o tres se refieren a gramática o literatura; el resto, a comprender textos, identificar su propósito, extraer informaciones de ellos, narrar, exponer, resumir (con ayuda de medios audiovisuales y TIC), exponer opiniones sobre las lecturas, componer textos de apariencia literaria, etc. Esto también es currículum, no sólo los conceptos. ¿Enseñamos todo esto? ¿Evaluamos en función de estos criterios? ¿Pensamos en ellos cuando hablamos de cumplir con el currículum?
A la hora de diseñar los currículos de Lengua y Literatura se ha caído en contradicciones muy importantes. Se habla de competencias, se afina en los criterios de evaluación, pero no se da el paso que sería consecuente con los contenidos y se programan como tales conceptos que, en sí mismos, contribuyen muy poco a la mejora de la competencia comunicativa. Ser profesor (da igual de qué materia) consiste, entre otras cosas, en tomar una decisión sobre qué deben aprender nuestros alumnos. Por eso (y para eso) nos pagan.
Llevo días pensando en todo lo que comentas,sobre todo después de las absurdas diatribas escuchadas en las reuniones PAU a las que he asistido. Mi objetivo era intentar que un grupo de chavales de 2º bach nocturno se interesaran de algun modo por la literatura universal, optativa escogida arbitrariamente como tantas otras. Para ello no puedo embutírsela como si fueran pavos pues acabarán vomitándola, pero no hay tiempo y sí un extenso temario. No hablemos ya de la asignatura de castellano. Es un constante debate. gracias por tu entrada.
ResponderEliminarEn el curriculum se les obliga, por ejemplo, a memorizar nombres de reyes, fechas, etc... que al final olvidarán dos días después del examen.
ResponderEliminarBuen post para la reflexión.
Si hay algo nefasto hoy en día es que, de facto, no hay currículum elaborado por los profesores.
ResponderEliminarAlmenos en Primaria, la gran mayoría de profesores siguen el "fabuloso" método libro-libreta.
Es decir el currículum es, de facto, el que marca la editorial y las editoriales van tan bajo mínimos que algunos alumnos de clase normal-media procedentes de Paquistán, China o Países del Este, reconocen , por ejemplo en Matemáticas, la gran pérdida de tiempo que les supone repetir en Secundaria lo que ya aprenderon dos años atrás.
Yo, que tengo una experiencia de casi treinta años, os aseguro que la dejación de responsabilidad curricular en la editorial ha hecho que actualmente, lo que yo enseñaba en 2º ahora se enseña en cuarto. Literalmente.
Causas, el café para todos curricular y las editoriales.
Lo triste es que esta situación que dura desde hace unos ocho años hace que exista ahora una gran mayoría de profesores que aunque quisieran programar currículum NO SABEN.
Las editoriales picotean contenidos y no consolidan NADA. Los que las siguen ídem.
Y sé que ahora, algún profesor indignado dirá: ¡NO es mi caso ni el de mi colegio!. y yo contesto: "¿Ya lo sé , hombre! no va por ti ni por tu colegio , va por el 80 % del resto. Así que no te ofendas"
El abandono y la ignorancia curricular arrasa la enseñanza y si no es más evidente es porque las autonomías montan unas evaluaciones externas en 6º que diez años atrás aprobaría con excelente un niño de 2º.
Hagamos exámenes para tontos y neguemos el fracaso del sistema.
Pido perdón para los que se ofendan.
Pues, señores míos, esto sí que es todo bien interesante y complejo.
ResponderEliminarYo me muevo en una realidad diferente a la de ustedes, la realidad educativa argentina, y dentro de ella, me han enseñado en el Profesorado Nacional que el rol del profesor es el de "facilitador" del aprendizaje: esto siempre me ha sonado a que yo, como docente, debía mediar entre el bendito curriculum (diseñado por gente que no está muchas veces ya inmersa en la realidad áulica, o simplemente, haciendo uso de una metáfora que me gusta emplear, no tiene demasiada tiza debajo de las uñas, aunque sí quizás conocimientos teóricos, teoría que es menester bajar a la práctica para que resulte útil y viable), y las variables y los imponderables del devenir del aprendizaje de mis alumnos en el día a día, con sus problemas personales y familiares, su falta de motivación y dedicación, también propiciada por la realidad social imperante en mi país, con tiempos acotados, con cargas horarias escolares excesivas o escasas, etc.
Muchas veces siento que mis superiores pretenden que yo les embuche el conocimiento de manera "indolora", "atractiva", "divertida", "dinámica" y "memorable" y ahora también "informatizada" o "digitalizada", como si fuese yo una animadora de fiestas infantiles....
¿No será mucho pedirle al profesor, que además carga con su propia falta de motivación por el desprestigio social como educador que este rol conlleva en el paradigma en el que me encuentro, temiendo a la violenta reacción de padres y alumnos al evaluar, que aquí vemos en los programas de noticias y que se publica en los periódicos a menudo, con una total ausencia de herramientas para imponer límites en lo que respecta a la disciplina dentro del aula, con un alto grado de facilismo propulsado por el sistema de evaluación vigente, y con su escasa remuneración, con su propia falta de tiempo, teniendo que trabajar como "profesor ómnibus", como aquí le llamamos, de la mañana a la noche y trasladándose de un colegio al otro, para poder reunir el dinero que necesita para vivir de la docencia, además del tiempo que debe dedicar a planificar clases, evaluaciones y corregir en horas que no son pagas, ya que en mi país este trabajo no se hace in situ?
¿Tanto por amor al arte?
Una buena reflexión, tanto como el intercambio de comentarios en esta entrada y las anteriores. Estimo que la realidad educativa española ha de ser un tanto diferente a la propia, pero me enriquece el intercambio de todas maneras, y les agradezco los aportes.
Les dejo mi más cordial saludo.
Primero felicitarte por tu blog, disfruto leyendo cada entrada, y también los comentarios.
ResponderEliminarA mi modo de ver muchas cosas han de cambiar en la enseñanza secundaria, el curriculum es solo una pieza del engranaje. Todos estaremos deacuerdo que el apredizaje requiere esfuerzo y dedicación, pero también entusiasmo, sentido, e incluso placer intelectual. El curriculum que viene en las nuevas leyes educativas trata de que los estudiantes adquieran competencias, y esto supone saber y tambien saber hacer. Los contenidos deben ser un medio, también la evalucación y la metodología para que los estudiante puedan adquirir estas competencias. Deben cambiar muchas cosas.Por ejemplo, ¿tiene sentido desde esta óptica compartimentar el saber en disiciplinas? ¿no seria mejor trabajar en proyectos atractivos e interdisciplinares para los alumnos?, que no supongan una carga lectiva tal alta como es ahora.
El conocimiento cada vez más está en internet, saber llegar a él, y utilizarlo, ¿no es mucho más importante que simplemente memorizarlo y plasmarlo en un examen?, todos hemos oido lo importante que es para aprender, no tanto escuchar lecciones magistrales sino haciendo tareas y retos que me interesen y sea yo el actor y no únicamente el espectador pasivo. Hoy se sabe que el conocimiento acerca de cada disciplina es tan amplio que conocerlo minimamente exigiria una vida completa de estudio. ¿Que és realmente importante? El fracaso de la secundaria es clamoroso. Los hay que pretenden volver a la eseñanza anterior basada en el esfuerzo, en los contendido a toda costa y reforzar la autoridad del profesor. Creo que volver a esta forma de enseñar tampoco es la solución. Todos los que hemos dado clase en estos tiempos sabemos que algo falla profundamente y que muchas cosas, tal vez todas deben cambiar, los retos a los que se enfrenta la humanidad hoy son tremendos y la educación debe formar personas conscientes de ellos y con capacidad para resolverlos. Creo que es necesario un profundo replanteamiento de todos esto aspectos si queremos que la educación vuelva a ser lo que nunca debio dejar de ser, el camino para formar sociedades mejores.
Tres cosas. Luego vendrán más. Prometido. ;)
ResponderEliminarUna, por qué el currículum es un problema, tal y como se interpreta por quien dice que solo se puede interpretar de un modo. Este post resume mi postura, creo...
http://www.caescg.org/blog/la-responsabilidad-de-la-educacion-en-tiempos-de-cambio-global
Dos, la interpretación de que solo hay una manera de entender el currículum (desde los contenidos y como objetivo, no como herramienta) es aceptable. Decir que nos pagan para eso es inaceptable. Porque significa decir que quienes estamos trabajando desde otra óptica no nos merecemos el sueldo cobrado. Ese es un juego dialético en el que podemos participar todos. Porque, como decía Gregorio, lo que cuenta no es lo que das, sino lo que se quedan, lo que aprenden. Pero voy a ser coherente con mi opción de aceptar que hay muchas maneras de entender la educación. Eso sí, negándome a aceptar cualquier imposición de quien no piense como yo o cualquier calificación hacia la que yo ejerzo. Porque no la hago hacia la de otros. Solo creo que debo ser juzgado por la coherencia entre mis principios y mis acciones, no por los principios que no tengo.
Tres. Este trabajo corresponde a una alumna que fracasa con el currículum oficial. Ya me diréis... Y prometo, este fin de semana, hacer un listado de todos los blogs de mi alumnado para que se vea lo que hacen. Especialmente los que van mal, que son los que más me preocupan, pese a que en el texto del post me ha parecido percibir que se orienta al lector a pensar de mí de otro modo (trabajando para los que van mejor). Si no es así, si no se ha dicho eso, pido disculpas por la interpretación.
http://bea-naturales.blogspot.com/2011/10/problemas-derivados-de-la-obtencion.html
Con ganas de debate siempre, aquí o en cualquier otro lugar, para que así logremos dar a nuestro alumnado el mejor servicio público e impedir que la segregación aparezca en nuestras aulas. Porque en un entorno social, colaborativo, 2.0, el aprendizaje de uno es el aprendizaje de todos.
Un saludo cariñoso y seguiremos por aquí... :)
Hago activos los enlaces que ha dejado José Luis Castillo: LA RESPONSABILIDAD DE LA EDUCACIÓN EN TIEMPOS DE CAMBIO GLOBAL
ResponderEliminarTrabajo de un alumna que fracasa en el currículum oficial: PROBLEMAS DERIVADOS DE LA OBTENCIÓN…
Un cordial saludo
He de decir que el tema me parece apasionante y muy ligado a la realidad de nuestras aulas. El curriculum, ¿marco o meta de la práctica? Recuerdo un viejo libro, de Shirley Grundy, Producto o praxis del curriculum, allá por los primeros noventa, en Morata, en que distinguía tres posibles intereses que mueven la acción docente y,por ende, la manera de entender el C. Grundy, basándose en Aristóteles, hablaba de interés técnico, práctico y emancipador. No sé si os suena la obra, en su tiempo estuvo de moda porque, aparte de venir de Australia, donde la organización escolar y su estudio han sido referencia para buena parte de los departamentos de didáctica, suponía una visión del curriculum basada en su finalidad más que en su texto, en sus contenidos. Pero veinte años después, podemos estar en las mismas: el C, ¿es un marco, o es la imagen acabada que contiene el marco?
ResponderEliminarPara mí, la normativa en general es un marco, que delimita un espacio temporal, incluso físico, además de proporcionar una serie de metas a conseguir al final de un ciclo, de una etapa... Es un marco porque, con la misma normativa, salen resultados (y prácticas docentes) muy diversas. Afortunadamente. Por cierto, quizás algunos muy pejigueros con los contenidos de un determinado curso, que hay que dar sí o sí, no sepan los objetivos generales de la etapa de primaria, por ejemplo. Y tampoco se plantean que, si se tiene claro el objetivo general, se pueden trazar distintos caminos que nos lleven al mismo. Lo triste es la uniformidad a que nos aboca el libro de texto y su aplicación automática en las aulas. Lo penoso es que, dando refuerzo en un aula de cuarto de primaria, recordé que yo, hace treinta años, hacía los mismos ejercicios que planteaba el libro de texto. Aún más fuerte es oír a compañeros que se preocupan si no mandan todas las actividades de una unidad. Nos hemos desprofesionalizado y, peor aún, en muchas ocasiones no somos conscientes de ello.
Las competencias básicas se veían como una opción para trasladar la importancia curricular de los contenidos a los objetivos, ya que implicaban un aligeramiento curricular en favor de una práctica que asegurara la competencia. Pero, en realidad, ha cambiado poco la práctica docente, fiel en su mayoría a las editoriales que, a su vez, han transformado las competencias en un añadido al final de cada unidad didáctica o(con un poco de suerte) formarán parte de una magnífica introducción al libro de texto.
Pero la responsabilidad no es de las editoriales: ellas están a su negocio, a asegurar su mercado y a ganar dinero; algunas, además, quieren hacer buenos libros, pero me temo que son minoritarias. Es en los claustros donde en muchas ocasiones falta el debate didáctico, la confrontación de ideas sobre cómo enseñar, qué hacer con aquellos alumnos con dificultades, o incluso qué alternativa dar a la predominancia del manual de texto; al menos, qué complemento le damos para que no sea la única fuente del saber en el aula. Y digo esto no para que nos flagelemos, sino para que se pueda reflexionar: ¿por qué nuestros alumnos, en primaria y en secundaria, muestran, por regla general, menor interés por aprender a edades más tempranas? ¿Por qué problemas que aparecían en la ESO ya están en las aulas de primaria? ¿No será que los materiales están desfasados, en una sociedad con múltiples pantallas? ¿No será que la escuela ya no es el lugar del descubrimiento, como hace treinta años, sino el lugar de habituarse a la rutina?
Y mientras tanto, el curriculum oficial no ha dejado de crecer: hay una manifiesta incompatibilidad entre competencias y curriculum hinchado; y la estamos sufriendo.
Y, efectivamente, la esquizofrenia a que aludías nos afecta, en mayor o menor medida, a los docentes en activo.
Es lo que tiene Internet: se puede llegar a un debate de hace seis años. El nivel de los participantes es estupendo y refleja muchas de las preocupaciones que me asaltan a mí misma en mi práctica docente.Gracias por este esfuerzo que no se ha perdido en el tiempo.
EliminarUna vez más parece que nos movemos en el conmigo o contra mí. No creo que haya incompatibilidad entre los enfoques que andan en liza, salvo que nos anclemos en los extremos. El currículo debería ser flexible para permitir que el alumnado crezca y no se vea limitado por exigencias que muchas veces no son ni siquiera curriculares, sino editoriales. Un ejemplo de ello es que, por ejemplo, aunque el currículo de lengua da mucha importancia a las destrezas orales, los libros de texto, por su enfoque metodológico, suelen relegar estas habilidades a un segundo (o quinto) plano.
ResponderEliminarPor otro lado, no deberíamos olvidar que el currículo es salvaguarda de una formación completa y adecuada (o debería serlo). Es fácil caer en la tentación de convertir las clases en un "club del buen rollito", pensando que si los alumnos están a gusto están también aprendiendo. En el bosque del aula, el currículo es una especie de árbol que no deberíamos perder de vista, eso sí, despojado de la inmensa cantidad de hojarasca que la administración (o las editoriales) deja crecer en él.
Aplaudo el primer comentario a tu entrada: "¿Por que cada vez recaen más cosas sobre el profesor y se le abandona a su suerte?"
ResponderEliminarDesde luego que prefiero el "curriculum" como herramienta, pero siempre que no recaigan después responsabilidades sobre el profesor.
De todas formas, mi forma de admiraros es deciros que si yo estuviera en vuestro caso, lo mandaría todo a hacer puñetas y me centraría en el "curriculum". Ahora entiendo tantas bajas por depresión en el profesorado.
Un abrazo Lola
Sólo deseo agregar un apunte práctico a las muy interesantes reflexiones ya expuestas. Se nos presenta un problema: ¿cómo cumplir con el aprendizaje de un programa pre-establecido, en un contexto didáctico no transmisivo y posibilitador de experiencias autónomas de aprendizaje? Una posibilidad efectiva sería prescindir del programa o no preocuparse por si se cumple o no. Cuestión problemática sobre todo en segundo de bachillerato por la presencia de las PAU. Una posible respuesta al problema sería "expandir" de manera virtual la disponibilidad horaria, utilizando un entorno "semipresencial", por ejemplo mediante la constitución de grupos y foros en una red social. (Continúo en otro comentario)
ResponderEliminarNo conozco todavía ni medio bien el currículo de secundaria, pero el de primaria me sirvió, como padre, de base crítica ante algunas actitudes, a mi juicio, descaradas, de algunos profesores.
ResponderEliminarPor poner un ejemplo, me ayudó que en el currículo de música se dijera expresamente que en el primer ciclo de primaria no se emplearía en ningún caso la notación musical convencional para oponerme a que en dicho primer ciclo de primaria la actividad de música se dedicara al aprendizaje del modo de escribir la clave de sol.
En el fondo pienso que el problema está, no en el currículo, sino en la prostitución de las vocaciones, en el sentido de "Deshonrar, vender su empleo, autoridad, etc., abusando bajamente de ella por interés o por adulación." Y ello en todas las profesiones y oficios. Ruego que nadie se de por aludido personalmente.
En definitiva, mi opinión coincide con la de un autor anónimo que hace mucho escribió: "¿Es usted autodidacta?. Su maestro es un ignorante."
Me pregunto si Bea es alumna de bachillerato o de ESO.
ResponderEliminar(continuación del anterior) Hace un par de cursos, durante las últimas semanas de un curso de filosofía de 2º de Bachillerato propuse hacer el repaso para las PAU mediante un grupo de Facebook y un foro de debate creado "ad hoc". La experiencia fue muy interesante: la dinámica de las clases presenciales se vieron modificadas, el rendimiento de esas pocas semanas fue muy superior al del resto del curso, y en la evaluación final pudimos prescindir de los exámenes tradicionales.
ResponderEliminarDeseo subrayar que la cuestión no es de carácter tecnológico ni mucho menos. Por ello insisto en lo que dije al comienzo: esto sólo es un apunte complementario a todas las reflexiones anteriores, y hace sólo referencia a cómo la reconversión de las dinámicas presenciales de las clases en dinámicas semi-presenciales o semi-virtuales puede ayudar a resolver la cuestión de la rigidez horaria, que no es un problema menor.
A ver, que intento dar mi opinión:
ResponderEliminarPrimero: agradezco y felicito a Joselu por el excelentísimo nivel de debate que nos ofrece cada pocos días. Y, por extensión, a todos los intervinientes. El diálogo establecido ya es una muestra no escasa de nuestro interés por hacerlo bien.
Segundo: a José Luis Castillo, mis disculpas si parecí demasiado brusco en mi respuesta. Ciertamente había brusquedad, pero no hacia él, sino hacia mi problema curricular diario.
Tercero: así veo el meollo: el gremio de maestros me parece absolutamente disparatado en cuanto a las leyes que lo gobiernan. Creo que ningún otro oficio está tan rodeado de procedimientos obsoletos (formación inicial, oposiciones, concurso de traslados, etc.) y burocracia tan estéril y desquiciante. ¿Por qué?
Respecto al currículum: hasta donde yo he estudiado, el currículum se plasma en torno a tres niveles de concreción: el primero responsabilidad de la administración (materializado en el currículo oficial), el segundo a cargo del centro (en forma de proyectos curriculares de centro para cada área), y el tercero a cargo del profesor (expresado en sus programaciones anuales). El primer nivel, el currículo oficial del que hablábamos en el anterior debate, es absolutamente preceptivo. Y esto no lo digo yo, lo dice la ley que legisla nuestro desempeño profesional. Por eso decía en el otro post que los maestros no podemos entender el currículum como herramienta o como nada. El currículo oficial está integrado por una serie de elementos (objetivos, contenidos, ...) que definen el marco pedagógico de nuestro desempeño.
Pero, ¿qué ocurre? que vivimos en un sinvivir en el que la administración nos aprieta constantemente en el plano curricular: cambios constantes según chispazos de genialidad del político de turno, desarrollos curriculares disparatados en algunas áreas y que descolocan completamente al docente (no sabe qué debe hacer!!!), y la última moda: la de obligar a redactar a los centros miles y miles de documentos absurdos que desarrollan distintos elementos curriculares (criterios de evaluación, criterios de mínimos para el paso de ciclo, criterios de calificación, ...), que los maestros jamás de los jamases utilizamos para nada y que pasarán sus vidas dormidos en el cajón de un complacido inspector (no os cuento las contorsiones necesarias para integrar las competencias básicas en un modelo curricular estructurado en torno a las áreas de toda la vida; es para la antología del disparate, pero lo hacemos cada reunión obedientes como ovejicas). Esto por una parte, pero lo realmente jodido es que muchas veces nuestro reconocimiento o lo que sentimos la sociedad nos demanda (o lo que nosotros observamos que los niños están pidiendo a gritos!!!) no aparece en el PRECEPTIVO currículo oficial. Y he aquí el dilema moral y el descoloque mental. ¿Qué hacer? Yo lo resuelvo viviendo con confusión absoluta mi oficio. En el libro de Luri me encantó la presentación donde contaba cómo el político de turno catalán le felicitaba por escrito en su jubilación precisamente por aquellos logros que, Luri decía, no formaban parte de su oficio. Imaginad: "por contribuir en la formación de ciudadanos más libres cuyo pensamiento crítico..." Esto quizá sea muy loable...pero es que el documento que define nuestra profesión no se lo pedía a este docente y tampoco a nosotros!!! Algunos ya sabéis que mi forma de entender la escuela y, por tanto, de dar clase es muy personal y seguro que si un inspector me observara y analizara mi adecuación a la norma...pues acabaría en el calabozo de la escuela, pero eso no quita para que me dé cuenta que es una actitud difícilmente justificable, pues está claro que cada maestro no puede hacer de la escuela lo que él buenamente entienda. Sería algo tremendo (quizá sería el otro extremo de la actual uniformidad y pobreza que el abrazo del libro de texto genera), y además, ilegal, pues en nuestro contrato con la administración nos comprometemos a transmitir la norma general que ella establece.
ResponderEliminarCada miércoles vivo los claustros con temor, tristeza y sopor, porque nuestro trabajo está rodeado de todas estas contradicciones y de mucho trabajo que no redunda en lo importante: EL BENEFICIO DE LOS ALUMNOS. Nos exigen un trabajo teórico que además de estéril, etc., no estamos preparados para acometer con rigor: no tenemos el tiempo laboral para la lectura y la reflexión pausada que ello exige (y así salen los documentos! horas y horas materializadas en un documento sin valor!; es terrible!!!)
En algún claustro he indicado que me encantaría que un inspector acudiera alguna vez a estas reuniones, para justificar el trabajo que nos imponen y para escuchar tanto el pulso de la realidad como nuestro compromiso con el trabajo útil. Pero sólo consigo risas y que nadie me considere en serio. Me encantaría leer en un debate como este a un inspector educativo u otro técnico con responsabilidad en la gestión educativa.
Otro punto para el debate es el modelo francés, donde, hasta donde sé, el currículum está muy definido y desarrollado por la administración, que lo ofrece al docente y este se concentra en lo que mejor sabe hacer (yo al menos): diseñar actividades para transmitirlo del mejor modo a los alumnos.
Ojalá fuera nuestra profesión ejemplo de rigor y coherencia. Ojalá fuéramos ejemplo de profesionalidad tal como consideramos a un médico, a un abogado o a un arquitecto. Así sí pondríamos realmente el primer escalón para esa tan mentada "educación integral del individuo" que tantas veces y tan pervertidamente leemos.
ResponderEliminarUn saludo para quien haya llegado hasta este punto y dos para los que no.
Gracias a todos por el debate.
No creo que el debate sea entre el qué y el cómo, como no debiera serlo entre los fines y los medios. El uno condiciona al otro, hay una relación dialéctica. Mientras les leyes no partan de esta realidad y no la exijan los actores, iremos de fracaso en fracaso. Las leyes hablan del qué y dejan el cómo en medios de los actores. Quizá porque el qué es la imposición de los mercados, a los que no les interesa la educación sino la mera formación de mano de obra. El cómo no es cosa de profesores, sino de toda la sociedad, aunque los profesores tenga un papel determinante. Como el qué no es de las leyes, sino, de nuevo, de toda la sociedad, de la que las leyes han de tomar las notas. Mientras se siga hablando de comunidad educativa, como si la educación debiera estar en manos de unos pocos especialistas, cuando es responsabilidad y tarea de la sociedad toda, mal vamos.
ResponderEliminarCreo que el problema no es el currículo en sí mismo, sino las pruebas oficiales que a final de etapa deben superar nuestros alumnos y cuyos resultados se convierten en espejo y juez de nuestro trabajo.
ResponderEliminarRaro es el docente que no manifiesta su preocupación por cumplir el currículo.
Raro es el que, incluso desviándose concienzudamente de las directrices del mismo, no se plantea la pregunta “¿lo estaré haciendo bien?”.
Raro es el docente que se plantea todo un curso al margen del currículo. Los dospuntoceristas, los que siguen los planteamientos de las inteligencias múltiples, los que aplican el método dialógico, los que… Todos, en un momento u otro, recurren al currículo, pues no deja de ser una brújula.
Enseñar en un aula es iniciar un viaje. El planteamiento puede ser lanzarse a la aventura o planificar una ruta. Raro es quien se atreve a lo primero. Lo común es lo segundo. Partimos con un plan, que es la programación, y cuya brújula es el currículo. Pero necesariamente el viaje está sujeto a los cambios del paisaje (natural y humano) y a las condiciones (medios disponibles). Lo que importa es el destino. El camino que nos conduzca a él puede ser bien distinto: 1.ortodoxo o curricular 2. heterodoxo o innovador 3. Ni lo uno ni lo otro (como explicaré más abajo).
Para ejemplificar la metáfora, pondré dos ejemplos prácticos.
Según el currículo de tercero de ESO de Lengua, los alumnos deben desarrollar la competencia literaria a través de la lectura de fragmentos u obras de la literatura española. Ese es el destino. El camino puede ser un proyecto como Callejeros literarios, en el que los alumnos investigan, recitan, componen…
Según el currículo de tercero, los alumnos deben conocer las variedades de la lengua. Este destino se puede alcanzar a partir de un mapa lingüístico de aula como punto de arranque para una sistematización de los contenidos.
Son pequeñas muestras.
Creo que la diferencia entre debate currículo sí y currículo no encierra una separación maniquea entre tradición e innovación. Parece que es innovador el que suelta amarras y se aleja del currículo, y es tradicional el que aferra su bote al muelle de la normativa. Mi visión de la educación está por encima de ambas concepciones.
El comentario anterior es mío.
ResponderEliminarLu
"El camino que nos conduzca a él puede ser bien distinto: 1.ortodoxo o curricular 2. heterodoxo o innovador"
ResponderEliminar"Creo que la diferencia entre debate currículo sí y currículo no encierra una separación maniquea entre tradición e innovación"
Reitero: el currículo oficial no depende de las apetencias del docente. Es un documento de preceptivo cumplimiento. Otro asunto es si uno se las ingenia para transmitirlo con chisteras y conejos o con el libro de Santillana. El que no acata el currículum no es innovador, sino que es incumplidor de su contrato laboral.
Un saludo.
Me parecen divertidas varias cosas... La principal, que entender el currículum como herramienta sea, para alguien, sinónimo de no cumplir el currículum. ¿Sabéis qué? Estoy harto de ese discurso.
ResponderEliminarMi alumnado no aprueba con un 5. Aprueba con un 75% de días de trabajo verificados, con el 80% de los contenidos elaborados y con el 70% de los contenidos validados en ejercicios escritos en los que no saben la fecha, y con preguntas competenciales (que incluyen contexto y relaciones entre contenidos) y de respuesta abierta. Un ejemplo: indica cómo crees que puede verse modificado el ciclo del agua en el 2030 por la crisis económica. Y estoy hablando de un ejemplo real de 1ºESO del curso pasado.
Y le exijo los tres criterios. No uno, no. Los tres.
No, en serio... Vamos a dejarnos de frases hechas. Vamos a poner la práctica docente en este post. Y a evitar categorizar, teorizar. Porque si categorizamos, adjetivando, aparecen los prejuicios. Enunciar que algo tiene unas características no demuestra que ese algo las tenga. Solo demuestra que se han enunciado.
Como por ejemplo, tildar de buen rollito a hacer que el alumnado trabaje cada día, en vez de tres o cuatro horas al mes para preparar un examen cuya fecha conocen de antemano y, de ese modo, pueden memorizar y maquillar el aprendizaje. Está claro que quien no ha promovido que el alumnado participe cada día, elabore un producto cada día, no sabe de qué mal humor terminas cada clase. Y no sabe que se tarda meses de mal humor llegar a ese punto de "buen rollito" en el que el alumnado descubre que tiene que trabajar por su propio interés. Y mucho más de meses, años, llegar al punto en el que crea pensamiento complejo y es capaz de comunicarlo mediante pensamiento clarificador.
No, en serio... Mirad, mejor lo dejo aquí porque me estoy enfadando de verdad...
Es que alucino... Comparar la posición de entender el currículum como una herramienta con no cumplir el currículum... Hablar de que usarlo como herramienta es ir de buen rollito...
Mañana tendré mejor día y pediré disculpas, sin duda. Hoy, después de 18 horas de clase, en las que el alumnado ha trabajado cada una de ellas, a veces motivándolos, a veces imponiéndome, a veces rogando... y después de conseguir que el 90% tenga a punto su blog, de revisar 7 de ellos completos, con un total de 21 entradas, de lograr que hayan avanzado un 30% del currículum en menos de un mes y medio... El alumnado, no yo. Es decir, que hayan adquirido, no que yo les haya dado...
Hoy no, lo siento. Si no empleo este tono reviento, qué queréis que os diga... Eso sí, os prometo pedir disculpas mañana.
Y por cierto... La alumna del enlace es de 2ºESO y tiene dos materias pendientes. Aprobó el curso de milagro. Pero este lo ha comenzado con ganas. Hasta que alguien se las quite con una tanda de ridículos exámenes. Mientras disfrutaré de su trabajo y del de 20 más que terminarán abandonando. Por no lograr repetir la mitad (un 5) de un puto libro de texto.
Si lo que tenemos mereciera la pena conservarlo...
Y nosotros aquí, teorizando sobre si son galgos (herramienta) o podencos (objetivos)... Ya nos vale...
En fin... que mañana me arrepentiré y pediré disculpas... Hoy no, la verdad...
Por mi experiencia de cuando era alumna creo, sobre todo en la ESO, que el currículum debe ser algo orientativo, una pauta para que el profesor después la aplique mediante las actividades que crea más convenientes según el grupo de clase y según sus propias aptitudes, pues no todos sirven para llevar a buen término según qué actividades. En bachillerato quizá es más complicado salirse del currículum ya que ahí está la maldita selectividad. Y aún así hay maneras.
ResponderEliminarPersonalmente en lengua castellana/catalana y literatura eché bastante de menos la literatura, que las clases fueran más creativas o que algún día alguien me explicara la generación del 98, nunca pasó… sin embargo, recuerdo aún definiciones que se repetían año tras año, como las funciones del lenguaje, variedades de registro, características de las diferentes tipologías textuales o analizar una subordinada.
¿Es mejor o más útil haber dedicado más horas o casi todas las horas a analizar subordinadas que a la literatura o a desarrollar la creatividad o la capacidad de entendimiento de un texto? Para mí personalmente no. Aunque yo estudio ingeniería así que lo mismo me da, tengo que escribir muy poco. Pero por ejemplo, cada vez que mi hermano tiene que hacer un trabajo para su carrera me desespera ver lo que le cuesta sintetizar la información y ser capaz de estructurarla.
Con todo, creo que la realidad de las aulas hace complicado el desarrollo de cualquier actividad. No hace mucho que dejé el instituto pero veo bastante diferencia en como son los alumnos de ahora y como éramos nosotros.
Un abrazo :)
algún profesor me dice que quienes diseñan no han pisado un aula en su vida.
ResponderEliminarmientras no eleven a la educación a nivel sagrado y dejen de utilizarlo como un arma arrojadiza, seguirá a merced de los intereses coyunturales...
(pesimismo)
http://alestedeleden.blogspot.com
Pues solo voy a decir una cosilla: se puede pensar que el curriculum es el objetivo (estoy con Jose Luis Castillo, eso me parece patéticamente pobre) pero desde luego, caer en la trampa de que contarlo, repetirlo una y otra vez, incluso con la buena intención de que se entienda NO GARANTIZA EL APRENDIZAJE, pero permite decirse a uno mismo "YO YA LO HE DADO". Para mí, no vale. Ni para mis hijos e hijas, ni para mi alumnado.
ResponderEliminarCuando un docente dice "Tengo que dar el curriculum" no sé realmente si piensa que eso tiene valor, porque el conocimiento no se puede dar: se puede construir, se puede adquirir, pero eso no está en manos de quien persigue DAR el curriculum.
Mejor una visión más centrada en lo que realmente aprende el alumno, con las matizaciones que hace Nacho Gallardo sobre lo que significa curriculum: contenidos, pero también criterios de evaluación, metodología, competencias... que están en la legislación tanto como los contenidos.
Por último (limitándome al curriculum de matemáticas) en los ámbitos que conozco no se respeta, se reduce en unos puntos y se amplia y profundiza en otros, a criterio de no se sabe bien quién. Casi como si alguien no se hubiera leido los documentos oficiales... o como si los pudiera obviar... eso sí, esto solo se puede hacer impunemente si hay solera, antigüedad, y años de hacer lo mismo diga la ley lo que diga, en una dirección concreta: la de siempre (sea la que sea). Y ahora decidme que no sabéis de lo que hablo...
Gracias por la invitación. Y en general, Joselu, gracias por estar SIEMPRE dudando, siempre pensando en qué o cómo podrías dar lo mejor a tu alumnado.
María
Supongo que nadie me ha leído.
ResponderEliminarVoy a decirlo brevemente porque en los blogs suelen leerse sólo las respuestas cortas:
El mayor mal de "lo curricular" es que el currículo en sí, no existe. Es un listado degradado en manos de las editoriales por dejación de los maestros.
Los que aquí opinamos somos excepción pero el 80% de los funcionarios "enseñantes" no hacen bien su trabajo por comodidad.
Almenos en Primaria.
Castillo y Joselu, forman y no instruyen con alumnos "diversificados". Me parece que es lo que hay que hacer con ese tipo de alumnos. Y sé del esfuerzo, frustración, cabreos que conlleva.
MI felicitación.
Pero yo hablo de la aplicación del currículum en materiales troncales como Lengua y Matemáticas en clases no diversificadas, ni desdobladas, ni agrupadas flexiblemente cuyo destino final es pasar esos exámenes del siglo XIX que abren la puerta a la Universidad.
Sin esos exámenes del siglo XIX y sin esa Universidad, todos los profesores conscientes, profesionales y vocacionales qu aquí opinamos y que damos asignaturas instrumentales estaríamos trabajando como Castillo o como tú.
De hecho, yo, que no doy instrumentales trabajo como vosotros, con Google y PDI como herramientas diarias de adquisición de conocimiento, me construyo mi propio currículum y mis alumnos también pero reconozcamos que somos algo más que una excepción y que si todos los "instrumentalistas" actuaran así, no aprobaría la selectivdad ni Cristo.Para desgracia de todos el final del camino es el que es y eso sólo lo cambian los politiquillos.
Es lo que hay. No son Molinos son Gigantes.
PS: Que conste que mi situación ideal sería poder enseñar como propone Castillo. Pero la realidad del sistema es un muro.
José Luis Castillo, no sé si tú gran enfado se refiere a mis últimos comentarios. No encuentro conexión clara entre tus quejas y lo que yo escribí. En todo caso, espero que se te pase.
ResponderEliminarY ya no digo más. Lo intenté explicar lo más claro que soy capaz, e incluso me extendí demasiado. Sencillamente, escribamos lo que escribamos en lo concerniente a cómo entender el currículo oficial, este no admite nuestras interpretaciones. Es un documento real, con una función unívoca que la administración desarrolla y nosotros tenemos la responsabilidad de llevar a la práctica.
Una de las claves, quizá aquí se halla el verdadero debate, está en cómo lo llevo a la práctica: sin trabajar casi nada siguiendo un libro de texto, o preparando materiales realmente útiles para el alumno. Y aquí, claro, todos estamos de acuerdo. Creo.
Un saludo para todos.
si no puedes con tu enemigo. únete a él. en realidad el currículum es como la biblia y es totalmente susceptible de interpretaciones (te lo dice la que se ha pasado un año programando) en según que cursos, precisamente los que tú y yo solemos dar el currículum es una excusa y es la propia legislación la que te legitima para experimentar, bajar a los infiernos y rescatar a los alumnos más lentos y utilizar todos los métodos tic, tac y tuc para llamarles la atención. Se llama enseñanza por competencias básicas y tú y yo y la mayoría lo hacíamos sin ponerle nombre. lo malo es la burocracia, aunque a mi este año me ha servido para saber que como profesora "que inventa" no estoy fuera de la ley :)
ResponderEliminarTambién por alusiones, el "buen rollito" no designaba tu metodología, José Luis, que conozco bien y admiro, sino la de ciertos docentes, presentes creo en todos los centros, que bajo el paraguas de la pedagogía moderna encubren una infinita pereza. He tenido alumnos que procedían de clases "innovadoras" en las que supuestamente se trabajaba el currículo con un enfoque inclusivo, colaborativo, constructivista, integrador... Todo ello, traducido en la práctica, consistía en dejar a los alumnos más o menos a su aire sin marcar unos objetivos de aprendizaje claros. Al preguntarles si sabían hacer algo concreto, pocos eran conscientes de haber desarrollado alguna capacidad. Eso sí, todos valoraban que en aquellas clases lo pasaban muy bien y que "no había exámenes".
ResponderEliminarEntiendo tu enfado. Sé que el modelo que desarrollas en tus clases exige mucho trabajo y una atención continua (esos meses de "mal rollo" incluidos) y dudo mucho que sean tantos los docentes que lo llevan a la práctica, sobre todo cuando miras a tu alrededor y ves que la consigna mayoritaria es trabajar lo justo y aprovechar la rutina.
Un saludo.
Nada, que el personal sigue sin enterarse. Que currículum no es igual a contenidos y no está en contradicción con la adquisición de las competencias básicas.
ResponderEliminarEs al contrario, el decreto 1631 de marras (en Andalucía) lo dice bien clarito: el objetivo primordial es la adquisición de las competencias que aparecen en el anexo I y el currículum debe orientarse a ello.
¿Dónde están, pues, los tres pies del gato?
José Luis, a mí me enoja enormemente la actitud de quienes reniegan del currículo porque éste es, en los círculos malllamados innovadores, un documento innecesario, obsoleto y alejado de la realidad.
ResponderEliminarMuchas prácticas que llevan el sello de innovadoras son también curriculares, pero sus autores no aceptarían nunca que se las etiquetara de esta manera. Va de retro, dirían. Eso me molesta.
Curricular es escribir es promover trabajos colaborativos, investigaciones que derivan en trabajos de escritura o exposición on line, grabaciones... Lo que ocurre es que se hace una interpretación equivocada del currículo y esta línea de actuación viene impuesta por los libros de texto. Creo que quien ha pervertido la concepción del currículo han sido los planteamientos antipedagógicos algunas líneas editoriales.
Lu
Sabes que siempre abogo por la motivación y la experimentación de métodos que faciliten el aprendizaje JOSELU,
ResponderEliminarsabes también, que no creo en los programas ambiciosos que quedan preciosos sobre el papel pero nadie abarca y si remotamente llegan a darse es tan a la carrera, que de manera alguna calan esos conocimientos, más allá del asfixie de poder pasar un examen. Este es para mi le error de cálculo y de base de casi todos los currículums, dan por supuesto que el alumnado llega a un curso con el programa dominado del anterior y como nunca es cierto... se acumulan las lagunas, el desinetreés y el desánimo por no ser capaces de entrarle por ningún lado.
Pero una cosa es eso y otra muy distinta, que dejemos en manos de los alumnos el qué, el cómo y el cuando... eso me parece tan equivocado como si un padre dejara a su hijo que se autoregulara, autoeducara e hiciera de su capa un sayo. Eso está abocado al fracaso seguro.
Si como dice Jose Luis Castillo, él es capaz con sus alumnos de elaborar los contenidos, validarlos con ejercicios y además con preguntas comceptuales, supervisado todo ello por él y además alcanzan una valoración en los exámenes del 75%...¡¡tiene toda mi admiración!!...no sé que tipo de máquinas tiene en clase, pero debe ser la envidia de sus compañeros...eso requiere un interés por parte de sus alumnos, esfuerzo y conocimientos de los que en general adolecen casi todos... pero dicho esto, si lo consigue, insisto, yo voto por él :-) .. pero no te enfades, por favor.
Creo que cada uno tiene su papel, es cierto que el profesor debe ser dinamizador, pero sin olvidar que es él quien marca contenidos, consensua si a caso los métodos y se ajusta al nivel y necesidades de sus alumnos, estas tres premisas me parecen imprescindibles para que una clase de secundaria funcione.
En mi opinión, algunos porfesores de secundaria suponen que dan clase a universitarios, soltando clases magistrales y que se busquen la vida, otros en el extremo contrario otorgan tal protagonismo al alumno que estos desubicados suelen abusar y usando la ley del mínimo esfuerzo y la falta de respeto de que en ocasiones adolecen, olvidan donde y ante quien están y sobre todo, para que van a un instituto...
Supongo que como en todo, en le justo medio está la virtud y como en todo en la vida eso es lo más difícil de conseguir, pero al menos intentarlo...con eso, a mi me llega.
Un beso muuy grande y feliz finde con acueducto ¡¡disfrútalo mucho!! mejor sin programa... por esta vez, a la aventura... siempre que uno no se juega nada, es lo mejor:-)
PD
Un abrazo para Jose Luis Castillo y Kikiricabra ... de los debates aun cuando a veces se le ponga más pasión y nervio del apetecible, siempre salen cosas buenas, los dos demostráis mucho interés en lo vuestro, así seguro que habrá merecido la pena.... por mi parte mil gracias a los dos.
De momento, mi más sincera enhorabuena por el mejor debate sobre el currículo de los últimos años Joselu. El propósito de la entrada y el nivel de los comentarios es muy alto, enorme, y muestra una gran variedad de formas de llevar a la práctica el currículo.
ResponderEliminarNo quiero ser pesado con abstracciones sobre currículo, pero es un tema en el que casi todos tenemos alguna parte de razón.
Currículo son los objetivos, contenidos y finalidades prescriptivas que marca de la Adminsitracion de turno con mayor o menor acierto. Es indudable que como maestros o profesores debemos llevarlo a cabo aplicando la metodología que juzguemos más adecuada.
La práctica educativa en el aula, con o sin TIC, lo que hacemos realmente, en muchos casos seguir el libro de texto exclusivamente, es el currículo de hecho. Es el currículo real, al margen de lo que dicen las leyes. Este currículo y no otro es el que debe ser, desde mi punto de vista, objeto de debate en tanto no haya reformas legislativas y a pesar de las mismas.
Continúa
Como profesor tengo mil y una forma de llevar a la practica el currículo que dictan las administraciones, así lo han plasmado Lu o José Luis, en el debate. Prácticas más o menos innovadoras o más clásicas, pero prácticas al fin y al cabo. Pero quiero hacer hincapié que la metodología para desarrollar el currículo y sobre todo, para evaluarlo, es la que marca la diferencia. Diferencia en todos los sentidos, en hacer un currículo abierto al mundo en que vivimos, a las experiencias de los alumnos, al nivel del alumnado de cada grupo, localidad, etc...
ResponderEliminarEn ninguna parte del currículo oficial, por ejemplo, dice que para evaluar se deban realizar exámenes memorísticos al final de cada tema, mucho menos cada trimestre. Hace unos meses en un ejercicio de puro masoquismo, me dediqué a revisar el currículo de Primaria de Madrid para precisamente rebatir a compañeros que aducían que "tenían que dar el programa y que si no examinaban no tenían forma de saber lo que los alumnos sabían". Esa practica basada en un libro de texto y exámenes memorísticos está haciendo del currículo un instrumento ajeno a la diversidad del aula, a los intereses de los alumnos, etc...
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Si dejamos que las editoriales interpreten el currículo oficial con un libro de texto, si dejamos que la evaluación sea una mera devolución de contenidos a través de exámenes memorísticos, si seguimos alegando que el programa constriñe nuestra práctica en el aula, estamos cediendo la autonomía que la propia ley faculta al profesorado para impartir clases.
ResponderEliminarSi el currículo fuera algo monolítico, inamovible, rígido y uniforme, bastaría que todos los alumnos tuvieran el mismo libros, los mismos ejercicios, los mismos exámenes y los profesores hiciéramos lo mismo en la aulas. El profesor robot.
Afortunadamente, el currículo es también ACCIÓN y es algo dinámico, es transformador en la medida que al aplicarlo tenemos los recursos para que ningún año sea igual, ningún grupo sea igual y ningún tema sea igual.
Me quedo con la ultima acepción del currículo, llevo haciéndolo así desde que empecé a dar clase, nunca he tenido problema alguno con la administración por ello y creo que mis alumnos se han preparado al menos también como los demás.
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Por ultimo, uno de los últimos post de Emilio Quintana en el blog de nodosELE hablaba del nefasto efecto de las evaluaciones externas sobre las practicas pedagógicas en las aulas de EE.UU. La obsesión por superar los resultados de las pruebas externas (en Madrid existen para acceder a los institutos bilingües, por ejemplo) hacen que el profesor abandone la metodología de sus clases para preparar a sus alumnos a superar unos exámenes que nada tienen que ver, curiosamente, con los objetivos que el propio currículo establece. Esta esquizofrenia que Josélu plantea en el post, es la que debemos desterrar, desde mi punto de vista, con absoluta profesionalidad. En el post que os comento se hablan de las investigaciones que han demostrado la bajada de calidad de la Escuela que está preocupada por pasar determinadas pruebas y estar en posiciones elevadas en los ranking. Notemos el efecto perverso que esto tiene sobre nuestro trabajo y la responsabilidad, especialmente desde la Escuela Pública, en que la Escuela sea garante de la igualdad de oportunidades. Los profesores no somos una herramienta de selección de personal del sistema y, como derivada, de expulsión del sistema y condena a la exclusión social. ¿Son mas importantes las pruebas externas que nuestros alumnos? Mientras tenga el currículo oficial de mi lado y sea funcionario, precisamente por ello defenderé un currículo dinámico que busca la consecución de unos fines y que cada alumno pueda desarrollar su proyecto personal adquiriendo unos contenidos de forma que les sean útiles para su vida.
ResponderEliminarUn saludo a todos y enhorabuena por el debate.
Ya anoche, cuando escribía, sabía que tenía que pedir disculpas. Porque toda la gente que está aquí demuestra un interés por la educación ENORME. Sea cual sea el enfoque de cada uno...
ResponderEliminarTomádmelo como un arrebatito y disculpadme, plís... Es que, y seguro que ya lo sabéis, el día a día cuando tratas de cambiar cosas es complicado. Por decirlo de alguna manera... Seguro que eso lo compartimos... :)
No he leído el resto de comentarios y me pongo a ello. Este que escribo es para lo que es, para pedir disculpas y para sentirme unido a tanta que gente que trabaja por la educación.
Abrazoooo.... :) :) :)
Mi aportación final, tengo un hijo en 1º de ESO y un hija en 3º de Primaria.
ResponderEliminarNo sabéis lo que sufro viendo lo mal que trabajan una gran parte de sus profesores. Mi mujer, que trabaja en secundaria, y yo que trabajo en primaria, nos vemos obligados a "reparar" en casa el pésimo sistema educativo que tiene, al menos, Cataluña.
Josep Fábrega, no quería intervenir pero voy a escribir unas palabras a propósito de lo que has escrito sobre tus hijos insertos en un sistema educativo pésimo según tu opinión. Todas estas reflexiones sobre el currículum han sido muy interesantes y me han descubierto nuevos aspectos de la cuestión que no sospechaba, pero a la vez destapa una multiplicidad de impulsos contradictorios entre los profesores más comprometidos, los menos, los más acomodaticios que se acogen sin dudas al currículum de las editoriales sin apartarse un ápice, los innovadores, los falsos innovadores... Es muy duro reconocer lo que tú escribes. Que el sistema educativo es pésimo, con currículum y sin currículum. ¿Puede ser que el individualismo feroz que nos vertebra a los enseñantes ahonde las contradicciones de la escuela pública? ¿Tenemos algo claro todos juntos? ¿Qué es lo que estamos defendiendo? ¿Creemos realmente en ello? Sabemos que la escuela pública no está en el momento ideal. Muchos hacemos lo que podemos, con más o menos acierto. Admiro a muchos de los profesionales que han escrito aquí, pero sin duda serán elementos aislados en sus respectivos contextos. ¿Qué equipos de trabajo existen realmente coordinados y compartiendo una filosofía y una dinámica educativa? Ese el el talón de Aquiles de nuestro sistema educativo. Tenemos profesores excepcionales. Sólo hay que leer lo que aquí se escribe, pero al conjunto le falta totalmente coherencia, tensión compartida, sueños o ideas comunes sea con currículo oficial o extraoficial. La legislación nos permite una amplia libertad. No conozco ningún docente que haya sido expedientado por sus métodos innovadores y su libre interpretación del currículo. Hay libertad enorme en la educación pública, pero nos falta saber que no sólo somos una multiplicidad de impulsos solitarios, que no deberíamos serlo. Esta es la cuestión.
ResponderEliminarVeo que hay un elevado nivel en este debate, muchas ideas, muchas opiniones de muy diversa índole. Yo solo quisiera intervenir humildemente dando algunas de mis opiniones desde la práctica del día a día.
ResponderEliminarEn primer lugar, ese primer nivel de concreción, ese currículum que nos viene dado está mal diseñado, por lo menos, en una cosa: los contenidos de cada curso están inflados, son inabarcables, lo que hace que muchos profesores, en su innegable profesionalidad pasen de puntillas sobre ellos. Como resultado final, las competencias básicas se desmoronan y los chicos no procesan los conocimientos, solo los engullen para vomitarlos en exámenes inservibles.
En segundo lugar, las programaciones docentes se han convertido en un mero trámite de cara a la inspección educativa que no se corresponde con el día a día del aula. Quien sigue realmente las programaciones debe limitarse a secuenciar contenidos, mandar ejercicios para casa, hacer exámenes... De esta manera, la escuela se aleja cada día más de las necesidades de nuestros alumnos, de las competencias que deben adquirir.
¡Qué ideal sería poder crear secuencias didáctica que engloben varias competencias y contenidos curriculares, llevar a cabo proyectos interdepartamentales, evaluar sin exámenes...!
Mi visión de futuro es bastante pesimista y más cuando veo ejemplos como el de mi centro de este año: ¡En los criterios de calificación de 1º de ESO, un 70% de la nota final se la llevan los exámenes! En fin, una pena.
Un saludo y gracias por dejarme aportar mi voz.
Bueno, bueno, he conseguido llegar al final de la lectura y eso que lleva un rato.
ResponderEliminarCoincido con Josep Fábrega en la percepción de la educación desde la perspectiva "de madre" es triste, pero es.
Como docente, creo que estamos muy mediatizados por "los contenidos" y yo añadiría por los "contenidos tradicionales".
Mi experiencia personal me dice que trabajar "de otra manera" no está para nada reñido con asegurarse de conseguir que el alumnado alcance unas enseñanzas mínimas. Mejor aún, mi experiencia me dice que si trabajamos en el aula con una metodología basada en la investigación, el trabajo colaborativo del alumnado y la planificación de proyectos de trabajo relacionados con "la vida real", el aprendizaje de contenidos se multiplica.
También es cierto que el curriculum debería de ser más abierto y poder adaptarse a los contextos, sobre todo pensando que en el siglo XXI hay tanto que aprender que lo realmente imprescindible es conseguir que nuestro alumnado "aprenda a aprender".
Creo que el famoso curriculo debe de ir adaptándose a las necesidades que la dinámica del aula demande.
ResponderEliminarLo prioritario es enfocar los aprendizajes desde otras premisas diferentes a las legadas por las editoriales y por unos caminos marcados por la tradición más rancia.
Debemos ir ganando terreno a una metodología obsoleta y al tiempo que conseguimos desprendernos de ella veremos que es necesario un cambio en los contenidos,en los objetivos y, por tanto, en el curriculo en general.
Mientras tanto, discutamos para ir viendo mejor los claros del bosque.
Joselu, retomando tu apunte respecto a la disparidad de interpretaciones y prácticas en el aula, rápidamente uno piensa que lo peor no está en esa disparidad de las personas con fuertes convicciones de hacerlo bien (que también): un auténtico punto negro está en los docentes de escasa formación que hacen igualmente su libre interpretación o en los docentes que pasan olímpicamente de cualquier trabajo serio y son igualmente amparados por la laxitud interpretativa y de control de la que hablamos. Alguien decía que no conoce a ningún docente que haya sido llamado al orden por una propuesta de trabajo innovadora. Esto no es lo peor. Lo terrible es que casi nadie conocemos a un profesor que haya sido expedientado por leer el periódico durante la clase o llevar su bici para limpiarla en clase mientras los niños juegan a fútbol!!! O por trabajar diez horas menos a la semana que las que su contrato exige!!!
ResponderEliminarMi experiencia en un centro de educación especial me mostró un mundo contrario: un equipo de quince o veinte docentes implicadísimos, con una formación excelente, remando mucho y en la misma dirección. Y no imagináis como avanzaba esa barca!
Un saludo.
A mí me importa mucho el cómo, más que el qué. En mi asignatura todo es relativamente importante. Cualquiera puede ser un ciudadano de provecho aunque no sepa bien las características del gótico tardío, o qué rey expulsó a los moriscos... pero lo que sí que me parece interesante es que en clase haya un buen rollito (bien entendido) y que la palabra aburriemiento sea desterrada del "currículum". Pero la verdad es que conseguir esto es difícil. Pero por lo menos, lo intento.
ResponderEliminarJoselu, una cosa, he leído en mi blog que estás por Benicàssim. Si puedes, ves a comer al hotel Voramar. Es precioso. Está junto al mar. No es demasiado caro, es asequible. Y tienes una variedad de arroces muy interesante.
Un abrazo.
Que mis alumnos sean críticos, reflexivos, responsables y sobre todo felices -es mi único currículum- Si competencia significa "capacidad de poner en operación los diferentes conocimientos, habilidades y valores de manera integral en las diferentes interacciones que tienen los seres humanos para la vida en el ámbito personal, social y laboral desde lo cualificado y lo profesional"
ResponderEliminarnecesitamos un alumnado comprometido en un trabajo de aprendizaje-investigación que no sea en absoluto estático. Articular desde nuestros contextos actitudes y valores, conceptos, teorías, habilidades procedimentales y técnicas - a la moda B-learning- resulta muy complicado en una actividad como la nuestra en la que siempre tenemos que educar además de instruir y hastiados de un sistema educativo tan ineficaz como osoleto , que no se adapta a las transformaciones socio – culturales del mundo actual y no satisface expectativas de alumnos familias, ni las nuestras. Pero por desgracia y al igual que tod@s vosotr@s, tampoco tengo la solución aunque intento siempre que puedo quejarme de lo que no me gusta y potenciar el trabajo colaborativo también entre compañeros docentes –demasiado acomodados a la individualidad de cátedra- Los alumnos tienen que participar en su proceso formativo-educacional contándonos sus necesidades "reales", sus metas personales -las profesionales no las tienen nada claras – y contarnos lo que sienten, opinan, esperan de nosotros y de su entorno. Teniendo en cuenta primero las necesidades, el aprendizaje –dentro y fuera del aula- se convierte en algo importante y significativo...Autorreflexión, análisis, crítica, expresión oral y por escrito de lo que viven, sienten, sueñan o les gustaría cambiar... Intento basar mi acción educativa en sus proyectos de vida y en fortalecer su autoestima – tan débil o inexistente a veces-
Tenemos que "despertar", escuchar, mirar y sentirnos cerca de cada uno de nuestros alumnos, eso es para mí el "saber hacer" lo idóneo, lo eficiente y lo cualificado en un docente. Quizás para conseguirlo haya que empezar por aprenderse el currículum y después enviarlo al lugar que nos sugiere Lola. Siento la extensión, intentaré ser más breve en mi próximo comentario. También un fuerte abrazo, Mila Solà Marqués
¿Y un híbrido de ambos tipos de planteamientos? Al igual que ningún alumno es igual a otro, unos necesitan unas cosas y otros alumnos otras.
ResponderEliminarA alguien que no quiera aprender, digamos de manera tradicional, pero en cambio tenga una gran intuición para la/s tecnología/s y sea un rápido conocedor del sistema del hipertexto, del enlace, de la multimedia ¿por qué no ofrecerle algo que se adapte a él?
En cambio el alumno que sea de sistemas mnemotécnicos, que tenga una cabeza hecha para recordar lecciones enormes, comprenderlas, asimilarlas. Que tenga interés por la gran materia, por los detalles que tiene la historia (de la educación), ¿no sería mejor darle lo que pide?
Pero entonces nos encontramos con división de clases, y eso es imposible ¿no?
Como alumno me resulta muy difícil plantearlo, pero cada uno tiene necesidades distintas. ¿Quizá métodos para cada uno?
Creo que el sistema genera curiosas paradojas en torno al tema del currículo. El año pasado al CEIP Andalucía lo premiaron por trabajar la convivencia y a la vez lo denunciaron por adaptar el currículo. Haciendo un análisis del barrio en el que se encuentra lo único válido es entender el curriculo como herramienta, algo que favorecerá la convivencia. En fin que ante la esquizofrenia del profesor clozapina, es decir, coherenecia y flexibilidad."
ResponderEliminarTu dilema viene de lejos. Ya lo planteó Platón en su "República". ¿Formar al político en las artes de la verdad nos asegura realmente que no cometa crueles delitos? ¿Basta la educación para hacer un hombre bueno?
ResponderEliminarLa modernidad rizó el rizo: ¿cómo diferenciar un homre honesto de uno que no lo es?
Desde tiempos de Platón estas preguntas siguen a la espera de respuesta.
Coordinar a un equipo de profesores entusiastas para que de manera armónica sus alumnos se formen y aprendan es menos difícil de lo que parece.
ResponderEliminarConseguir que al mismo tiempo sean capaces en su mayoría de aprobar los exámenes de acceso universitario con el currículum modificado eso sí que es difícil.
Habría que empezar pues por modificar seriamente las pruebas y méritos de acceso a la Universidad que son repito del siglo XIX.
Me sumo a este debate, Joselu, con otro artículo:
ResponderEliminarhttp://www.iesgrancapitan.org/blog05/?p=705
Quizás os interese.
Hago activo el enlace de Joaquín Mesa JOAQUÍN MESA
ResponderEliminarProbemos a construir el currículum al revés: pensemos qué queremos enseñar, cómo vamos a hacerlo y pongámoslo por escrito: obtendremos un texto que encajará perfectamente en la legislación educativa.
ResponderEliminarLa mayor resistencia para reinterpretar la concepción actual de currículum no está en las editoriales ni en la legislación, está en nosotras mismas y nosotros mismos, maestras y maestros.
No se puede decir más!! (bueno, se puede, pero no procede).Todos los comentarios, las reflexiones, las ideas, las propuestas...nos enriquecen como docentes y nos hacen augurar un futuro mejor para la educación.... los cambios están de camino... (optimista que es una!!). Muchas gracias José Luis por compartirlo y por crear este espacio de reflexión.
ResponderEliminarCurrículo: "corre" y "culo". Una palabra con semejante rima ya debería haber sido borrada de nuestro vocabulario educativo. Pero lo dice claramente; currículo significa seguir una larga y frenética carrera de conceptos, divididos en áreas, con el culo sentado en una silla.
ResponderEliminarAlguien lo ha comparado aquí con la Biblia, que permite múltiples interpretaciones. Sí, pero siguiendo una historia antigua, básica, lineal, dividida, conservadora: usted está aquí, si usted se aprende/interpreta/repite esto y aquello llegará hasta allá.
¿Y quién diseñó/diseña/decide los currícul/os/ums/a? ¿Y para qué metas? ¿Y dónde acaba esta carrera? ¿Y por qué se repite lo mismo desde los 6 a los 16, 26, 36 años? ¿Y por qué las clases duran una hora? ¿Y por qué sentados/as?
Ni idea. Esto es como el canon de la misa, las reglas del rugby o los tercios de la lidia. Nadie lo sabe. Ni le importa. Y repitamos: yo soy docente/estudiante porque el mundo me hizo así.
Resulta que el mundo es global, poliédrico, en crisis, nadie hoy trabaja sólo, ya no hay carreras lineales sino espirales, multidisciplinares y creativas, y mientras, la educación es anacrónica, disciplinar, repetitiva, y ninguna de sus "carreras" garantiza ya un trabajo, como mucho funciona como puerta a una élite más o menos limitada, con sus exámenes/cuotas/precios de entrada.
Pero seguimos. Miles de docentes en sus pequeñas aulas, durante cada mínima hora, hablando a la carrera para decenas de alumnos/as distintos/as, buscando recursos, probando, adaptando, y respetando… el mismo currículum para todos.
Y eso sí, se enseña espíritu crítico,… siguiendo el currículum. Se estudia el mundo cambiante… con el mismo currículum. Se cambia la educación… poco a poco… respetando el currículum. En sesiones de una hora. Con el culo… sentado. Sobre el currículum.
Maldito currículum.
Si todos vamos a hacer cosas distintas en la vida ¿para qué seguir el mismo currículo.
ResponderEliminarSi todos tenemos un ritmo de aprendizaje distinto ¿para qué exigir a todos lo mismo al mismo tiempo?
Si todos tenemos que tomar nuestras decisiones en la vida ¿para qué un maestro que nos diga siempre lo que hay que hacer?
Si todo tiene diverso caminos y procedimientos, muchos de ellos aún por descubrir ¿para qué proponer o exigir una única respuesta sin investigar siquiera el camino empleado para hallarla?
Si el mundo cambia ¿por qué el currículo no puede cambiar?
Si todos tenemos intereses y habilidades distintas ¿por qué anularlas siguiendo un dichoso currículo?
Si hay muchas formas de aprender ¿Por qué pensar en una sola?
Si hay que adaptar el currículo a los alumnos ¿Por qué intentar adaptar los alumnos al currículo?
Si el currículo no te parece oportuno ¿Por qué no lo echas a la papelera y haces algo mejor, con tus compañeros, con tus alumnos, con las familias y se lo plantas a la administración a ver si tiene narices de echarlo abajo?
Instrucción dirigida y libre descubrimiento. Decía Keit Swanwick: “No se puede aplaudir con una sola mano”. Pero sobre todo, con ninguna de las dos se puede aplaudir en la cara del alumno.
He trabajado más de 20 años sin currículo (de editorial, libro o programa oficial), pero colaborando con mis compañeras y familias, asistiendo a mil cursillos… preguntando siempre.
Creo que me he ganado mi sueldo con creces y que los resultados no han sido malos.
Se puede hacer de muchas maneras a condición de no engañarse a sí mismo y estar dispuesto a aprender siempre.