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lunes, 28 de abril de 2008

El corazón de las tinieblas

A propósito de lecturas iniciáticas ¿os habéis dado cuenta del papel de la literatura en nuestras vidas? Parece que se confirma la sentencia de Dios los cría y ellos se juntan. Todos los que habéis dejado vuestra lista de lecturas en Primera memoria, sin duda habéis transcrito una parte de vuestras vidas, la expresada a través de los libros que habéis leído en vuestra juventud y que os marcaron. La lista es extensa y no me resulta desconocida en absoluto. Conozco y he leído el ochenta por ciento de los libros citados, antes de los veinticinco o después de esa cifra aleatoria. No sería el que soy sin Cortázar, sin Dostoievsky, sin Tolstoy, sin Hermann Melville, sin Conrad, sin Kafka, sin Joyce, sin Saint-Exupery, sin Thomas Mann, sin Juan Rulfo, sin Cervantes, sin Clarín, sin Galdós, sin Baroja, sin Lawrence Durrell, sin Bukowsky, sin Asimov, sin Frank Herbert, sin Tolkien, sin Chandler, sin Matthew Lewis, sin Lovecraft, sin R. L. Stevenson, sin Jack London, sin Balzac, sin Stendhal, sin Flaubert, sin García Márquez, sin Borges, sin Alejo Carpentier, sin Boris Vian, sin Julio Verne, sin Salgari, sin Mortadelo y Filemón, sin el capitán Trueno, sin Richmal Crompton (la autora de las aventuras de Guillermo)…

Me pregunto quién sería yo sin ellos. No puedo entender mi vida sin los entes de ficción que me conformaron. Mi encuentro con los libros inicial fue el de un necesitado de consuelo. Necesitaba su presencia. Primero con los tebeos de los que fui un devorador compulsivo, y luego, a los once años, de los libros cuando los descubrí sin que nadie me dijera que existían. En mi casa no había ningún libro. Fui yo quien los compré todos e hice que llegaran a mi hermano quien tuvo ya la mitad de la faena hecha. Sólo tenía que leerlos. Me pregunto si en todos los que leéis este blog y otros semejantes basados en el amor a los libros hay un sustrato común. Profesor en la secundaria es la historia de un antiguo profesor de literatura que amaba hablar de libros con sus alumnos. Así lo hice durante muchos años. Cambiaron los tiempos y las leyes educativas y la enseñanza de la literatura perdió su lugar privilegiado. Hoy es una brizna irrelevante en los modernos planes educativos. Pero yo me pregunto si es necesaria la enseñanza de la literatura. Yo no la necesité para nada hasta llegar a la universidad donde aprendí a leer con algún criterio y descubrí en una asignatura fascinante de Literatura Hispanoamericana, la colección de novelas más apasionante que había conocido hasta entonces.

Me hice lector al margen de lo académico. Espero que entre mis alumnos exista también esa necesidad íntima de ir más allá de sus vidas, de buscar claves literarias que ayuden a comprender la existencia. Yo no les podré enseñar literatura porque ya el sistema no lo permite, pero ellos, algunos al menos, descubrirán los afluentes secretos que llevan hasta el río Congo, el más oscuro y misterioso de la tierra, el río desde el cual fluyen los meandros misteriosos de la literatura: el corazón de las tinieblas.

26 comentarios :

  1. ¿Es necesaria la enseñanza de la literatura? pues a la vista está que no lo es. Como tampoco lo es de la filosofía, ni del arte.. y si me apuras ni de las ciencias. La cuestión no estriba en lo que sea o no necesario, sino en lo que es preferible, y lo que consideramos mejor. En mi caso tampoco fue decisiva la escuela en mi gusto por la literatura; a veces, más bien, eran opuestas escuela y literatura, aunque hojear las páginas de los libros de literatura y buscar los poemas y los textos del final –los que nunca llegábamos a ver- era también un placer. En la escuela siempre hay un elemento de fuerza –de trabajo forzado, de rutina, de obligación- que algunas naturalezas no lo llevamos muy bien. Creo que no está mal esa tensión, nos formábamos en la escuela y contra la escuela. Nuestras lecturas las escogíamos también en oposición a lo que las escuela nos ofrecía y demandaba. Pero no puede ser de otro modo.
    ¿Qué escuela preferimos? ¿Aquella en que los viejos profesores que trasmiten sus experiencias con los libros ha sido sustituidos por socio/psico/profesores que ofrecen.... -qué ofrecen? Y esta “nueva escuela” que se impone ¿qué ofrece?
    VER 2084-expediente 34523
    http://antesdelascenizas.blogspot.com/

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  2. Leo esto, Joselu, y pienso en voz alta:
    !Guau!La pregunta del millón. No sé si de tanto dar se consigue que todos los destinatarios de nuestros esfuerzos accedan al mundo que les queremos mostrar. A veces tanta propaganda satura.
    No sé si es parte de la oposición de la que habla Serenus, aunque yo también tenía gustos estéticos diferentes a los de mis profes.Pero quizás esta sea la razón por la que ofrecemos tanto, porque no queremos parecernos a lo que detestábamos en secundaria.
    Pero sí sé que tengo más dudas que certezas.
    Por otro lado, el mundo que nos circunda nos muestra una "realidad" mediatizada con procedimientos propios de la ficción, y la ficción verdadera no tiene buena prensa por estos días, al menos entre mis alumnos.Todo tiene que tener un fin explícito, fácil y rápido; al fin y al cabo, vivimos en una sociedad de consumo.¿Entonces cómo pensar que todos se tomarán su tiempo para leer novelas?
    Para los que ya transitamos gran parte de este camino, las épocas han cambiado, el rol de profes lo ganamos día a día y a veces no nos levantamos con el pie derecho ni del lado correcto de la cama. Tampoco podemos pensar a nuestros alumnos sólo como lectores de Literatura, sino como lectores, porque pasarán gran parte de su vida leyendo, les guste o no.
    Yo prefiero pensar que en algunos momentos la magia se produce, y trabajo y estudio todos los días para ese momento, para esa comunión. Que no se da colectivamente, pues estas experiencias no son iguales para todos. Sólo deberíamos recordar qué nos inspiró a nosotros, qué recordamos de nuestros profesores. Pienso que lo mismo nos sucederá: a algunos habremos tocado y a otros no y hasta en el mismo acto, y por distintas cosas.
    Sonia

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  3. Vaya Joselu! Menudo lío generaste... lo digo por mí, que desde aquel post no he podido hacer parar a mi cabeza y que navega entre los recuerdos de los libros y su relación con mi infancia-adolescencia.

    Sabes? Hoy estoy releyendo Momo de Michael Ende, y gracias a él y gracias a tí, he podido recordar por qué llegué a la lectura, llegué a ella porque lo pasaba "bomba" con ella, no había nada (salvo el teatro) que compitiera en gusto y alegría producida!

    Hoy, tengo un taller para niños, y torpemente procuro hacer que los niños lo pasen "bomba" leyendo, y digo torpemente porque no soy profesora de infantes, es más ni siquiera tengo un título que diga "profesora de literatura", el llamado a la docencia fué casualidad, una casualidad dormida que un día despertó para decirme "anda y busca a otros para que amen lo que amas"... Así, simplemente fué así, y llegué a mis 24 años al aula, para dictar en la carrera de Ciencias de la Comunicación "Discurso Literario"...

    Quizá sea demasiado egoísta pretender que otros se arroben con lo que yo me arrobo, pero en estos 9 años de docente (los cumplo el mes que viene) he conseguido más glorias que penas, hablo con mis ex-alumnos universitarios y más de uno encontró en los libros una luz en sus vidas.

    No sé si mis chiquitines se harán amigos de los libros para siempre, yo simplemente busco que "hoy" sean amigos, después de todo, aquellas amistades de la infancia son las más férreas y las más inolvidables.

    Un abrazo!

    Lucero

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  4. La clase de hoy única sin duda :) !
    Ha estado super interesante y me ha gustado sacar sentimientos..
    jaJja la verdad es que me he divertido bastante con las frases de Cuca y Eugenio!

    un saludoo :)

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  5. Joselu, ¿qué quiere decir que el sistema ya no permite enseñar Literatura?. ¿La han suprimido del todo, en Bachillerato?.

    De todas maneras y quizás al hilo de tu entrada, las lecturas "obligatorias" son las que más nos han desmotivado como lectores, de ahí que tu tarea, árdua sin duda, sea la de ilustrar, dar pistas, motivar sutilmente para que tus alumnos se introduzcan sin miedo en la lectura. No hay que temer los clásicos.

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  6. Zinquirilla, en bachillerato la posibilidad de estudiar literatura española es muy reducida. La asignatura común es Lengua y Literatura lo que significa un noventa por ciento de Lengua y un diez por ciento de literatura por necesidades del curso. Además en Cataluña las horas de la asignatura se han reducido de tres a dos a la semana, lo que hará más imposible dedicar algún tiempo a la literatura. La enseñanza de la lengua y la literatura, a mi juicio son bastante incompatibles. La literatura que queda, en Cataluña, se divide en Literatura catalana y literatura castellana. Ambas son igual de marginales. Las pueden estudiar alumnos del bachillerato humanístico pero no los del tecnológico, o científico. Yo actualmente tengo tres alumnos de literatura española. Es una clase casi en la clandestinidad. La literatura era común para todos en el antiguo BUP y en un curso diferenciado de la lengua. Eso no sucede ahora. Un cordial saludo.

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  7. Pero aún podemos enseñar literatura a través de los textos, no necesariamente siguiendo un eje cronológico

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  8. La literatura es demasiado importante como para que sea una mera asignatura. "Aseñalada:Asesinada" Bien está que la echen por la puerta para que, a la larga, se acabe colando, clandestina, como debe ser, revulsiva, por la ventana. El sistema fosiliza. La pasión siempre está al otro lado de lo oficial, de lo reglamentario, de lo burocrático. La literatura hay que ir a buscarla. El ser ha de llegar a ser quien es. ¡Tiempo y espacio para la búsqueda! Porque no puede ser otra cosa que buscar, por el congo, por el Nilo, por el Mississippi o por el Jarama...

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  9. Gracias por explicarme la situación, realmente nada que ver si juntan Lengua con Literatura y demás reducciones como hay.

    Mirando el lado positivo de las cosas, se puede trabaar mucho y bien con esos tres alumnos.

    Un saludo!

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  10. Joselu...no puedo creerme que en Bach sólo os hayan dejado dos horas! Con tres, en Aragón, es casi imposible pero te aseguro que yo sí enseño Literatura. Me niego a pasar mis clases haciendo líneas y bandejas, señalando sintagmas que deben haber ya superado en la ESO y, por contra, me centro en la Gramática textual, en la pragmática... y creo que todo ello, incluso el tratamiento de la morfología y la sintáxis siempre lo hago a través de textos literarios, expresión más sublime...
    Ay, qué pena...
    Yo, por el contrario, llegué a la literatura a través de lo académico...
    Redonna

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  11. Estimado Joselu:

    Aquí, en Murcia, la asignatura de Lengua y Literatura en Bachillerato, tras algunos años en los que ha contado con cuatro horas semanales, volverá a tener tres el curso que viene. Eso sí, los alumnos disfrutarán de cuatro horas de Inglés y cuatro de Psicología.

    La gran perjudicada con la reforma de 1990 ha sido, como ya he manifestado en alguna ocasión, la Literatura, que fue despojada, de la noche a la mañana, de toda entidad y trascendencia. Los índices de calidad y comprensión lectora no han parado de caer desde entonces, ya que la lectura ha pasado a ser un fin en sí mismo y ha dejado de mostrarse como un medio para alcanzar una serie de objetivos. Los chavales no están por la labor de reconocer tan pronto esos beneficios que nosotros nos esmeramos en venderles. Supongo que se preguntarán: ¿cómo va a ser divertido algo que cuesta trabajo? No, para un adolescente la iniciación literaria no es divertida, y mucho menos espontánea o fruto de una labor personal y constructivista. Eso es una simpleza. Si a mí no me hubieran obligado a leer a Bécquer, a Cervantes, a Galdós, a Valle o a Fernando de Rojas, les puedo asegurar que habría resultado harto improbable que los hubiese conocido por mi cuenta. Podría haber seguido leyendo cómics, podría haber caído en mis manos algún que otro best seller, podría haberme aficionado a leer libros de periodistas metidos a literatos, pero habría ignorado el canon literario español y universal al no haber presionado nadie el interruptor necesario dentro de mí. Para descubrir los libros hace falta cierta base "académica", y para conseguir esa base se precisan los libros. En el momento en que se rompa este círculo vicioso el aprendizaje lector se va al garete, como ya estamos viendo.

    Yo sí creo que las lecturas obligatorias dejan un poso en el estudiante, al margen de que éste se convierta en un letraherido o no. Hagan memoria ustedes si no.

    Un afectuoso saludo,

    Aquiles

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  12. Es necesario enseñar literatura, aunque la presente estructura educativa lo dificulte. Enseñar y aprender en clase de literatura además de exponer a ideas universales, etc., etc. permite la oportunidad de compartir la emotividad, las vivencias, las tranformaciones y el impacto positivo o negativo que su descubrimiento produce en nosotros. Lo que más recuerdo de mis clases de literatura en la secundaria es el entusiasmo, el amor de algunos de mis profesores hacia su materia, hacia los libros, los autores, las ideas. Su presencia como profesor o profesora. Los únicos que recuerdo son aquellos que hacían explícita esa emotividad y recuerdo lo que me enseñaron. Dicen a veces que uno enseña como le enseñaron. En mi turno como profesora, he querido rescatar el ejemplo de esos profesores. He comprobado que he colaborado a ese despertar en algunos de mis alumnos -no en todos. Un despertar que reconocí como el mío propio hace mucho tiempo.
    Con que un alumno o alumna entre tantos haga implícito o reconozca que le hemos estimulado para ir más lejos por su cuenta (como se comprueba en uno de los comentarios, Joselu) más que justifica el esfuerzo y la preocupación.
    Un abrazo.

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  13. Joselu: me quedé con las ganas de comentar tu post anterior, pero tal vez pueda hacerlo desde aquí. Me resultan muy curiosas ciertas simetrías entre nosotros. En tu casa, tú fuiste el recolector de libros. Yo encontré una maravillosa biblioteca, que pude disfrutar plenamente desde los 9 a los 12 años y luego, por circunstancias que hace tiempo quiero contaros (a ver cuándo puedo), la perdí. Tu vida ha sido de descubrimiento; la mía, aunque también de descubrimiento, por supuesto, fue también en parte la añoranza de aquella biblioteca, el afán por reconstruirla de alguna manera.

    Tú has leído mucha literatura en lengua inglesa; yo, muy poca y desde luego nada antes de los 25. Desde la pubertad me aficioné a los clásicos del XVII español, así que la literatura contemporánea nunca ha llegado a interesarme del todo, con sus excepciones, claro. Me parece que tú lees libros. Yo establezco relación con los autores; si me gusta uno, sigo hasta que acabo con él; si no puedo sintonizar, no leo nada. Es curioso, que por caminos tan distintos lleguemos más o menos, digo más o menos al mismo sitio.

    Tengo una propuesta de post que me gustaría escribir; pero me gustaría más que lo escribieras tú, a ver si te lo explico. Veo que, a propósito de enseñanza inclusiva y exclusiva se sigue dando la tabarra con tus naves más allá de Orión. Lo que me pregunto es si se puede incluir a alguien mediante el solo uso de la escuela. Quiero decir que necesitaría que alguien me explique cómo se consigue, manteniendo firmemente las bases para la alienación o explotación o marginación de los padres, que se pueda "redimir" a los hijos. Si a la sociedad se le pide que seamos competitivos, y nuestros padres son desgarradoramente lobos para los otros hombres, ¿bastará con que los profesores nos enseñen con palabras las ventajas de la cooperación? Ricardo Galli ha escrito hace un par de días recordando su escándalo en unas jornadas que organizaron universidad-empresa. Los empresarios no querían ciencia, y les reprocharon a los profesores de informática que enseñaran teoría de sistemas operativos; "no queremos sistemas operativos, queremos que sepan usar visual basic". Galli se rasga las vestiduras viendo que lo que quieren son esclavos. Por cierto, hace un par de días leí a Lezama hacer referencia a un anuncio en un periódico en La Habana del siglo XIX: "Se busca esclavo que ha escapado". Después se referían las condiciones físicas y el anuncio terminaba con la descripción de las habilidades: "sabe francés, holandés, italiano, y habla el español y el catalán como si fuera un nativo". El esclavo era africano. ¿Estamos muy lejos de aquéllo, estáis seguros?

    Siempre he pensado que, para la libertad, solamente hay dos caminos: el analfabetismo o la cultura completa. Cualquier posición intermedia solamente sirve para que podamos ser accesibles al mensaje que, en nuestros días, ha sustituido al látigo, con más comodidad para ambas partes. Pero además de la comodidad, es un sistema que produce menos cimarrones.

    Así que: ¿por qué no lo escribes, Joselu?

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  14. Joselu, te hago un comentario ajeno al post: ya he desenmascarado al troll de mi blog ;-)

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  15. ¿Y a nosotros?

    ¿A nosotros podrás enseñarnos literatura?

    A veces me gustaría colarme en tus clases.




    Aún no tengo definida mi lista primeriza, pero podría citarte quizá los libros que más me "han marcado" hasta ahora. Aunque sé que muchos no serán relevantes, la lista es:

    Montserrat Roig - Diques que m'estimes encara que sigui mentida.
    Carme Riera - Te deix, amor, la mar com a penyora.
    Eduardo Mazo - Autorizado a vivir.
    Lorenzo Silva - La flaqueza del bolchevique.
    Juan Diego Botto - El privilegio de ser perro. (Recomendadísimo)
    Irene Gonzalez Frei - Tu nombre escrito en el agua.
    Lucía Etxebarría - Beatriz y los cuerpos celestes.
    C.Bukowski - El cartero y Erecciones, eyaculaciones y exhibiciones.
    Luego, añadiría un retazo de poesía de Pizarnik y Benedetti.

    Y ya está, ahí me tienes, transparente.

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  16. Cristina y yo esperamos ansiosas que nos digan habéis ganado en el ejercicio de las historias jajaja.

    Nos llebamos muy bien con Conchi siempre hacemos debates jaja.

    un abrazoo!

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  17. Yo tenía dos opciones a la hora de meterme en la facultad, psicología o filología hispánica. Entonces imaginé un profesor obligándome a leer cosas, corrigiendo mi opinión, y sistematizando lo que yo sentía al leer. Me metí en psicología.

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  18. A veces pienso que el gusto por la lectura es algo innato, algo que viene impreso en el alma y que tarde o temprano se revelará a nuestros sentidos.
    Tu dijiste: "Cambiaron los tiempos y las leyes educativas y la enseñanza de la literatura perdió su lugar privilegiado. Hoy es una brizna irrelevante en los modernos planes educativos."
    A mí se me reveló el gusto en la secundaria, cuando mi maestra de español nos pidió un análisis de alguna novela, cualquiera, que leamos. Fue un "Best seller" el que elegí, porque estaba en el librero de mi casa, empolvándose junto con otros tantos. Me gustó mucho imaginar, pero luego tuve maestros de literatura en la prepa que nos narraban historias maravillosas que luego fui descubriendo por mí misma. Pero... No a todos les hizo el mismo efecto a pesar de haber tenido los mismos maestros, las mismas oportunidades. Por eso tengo esa teoría, la que mencioné al principio.

    Saludos Joselu, un placer leerte, como siempre.

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  19. Joselu: Recuerdo una profesora de literatura en el pree universitario que dio saltos de alegría al comprobar que yo me había leído La Naturaleza de las cosas de Tito Lucrecio Caro, estaba incluido dentro del programa de estudio y según ella en sus años de pedagoga que no eran pocos yo había sido la única que lo había hecho, pero fui una feroz lectora desde muy pequeña, en mi casa había un inmenso librero y mis padres nunca pusieron orden en lo que leía ni restricción alguna, así leí La Guerra y la Paz, Papá Goriot, Los Miserables, y casi todo García Márquez de aquella época antes de los diez años, después volví varias veces sobre estos textos, pues a esa edad se me escaparon muchas cosas lógicamente, creo que el amor por la lectura no se enseña, se aprende a distinguir un buen texto de uno malo, pero ¿quién no ha leído alguna vez algo de mala crítica y se ha sentido emocionalmente unido a un texto que otros desprecian?.
    Amén de profesores que le matan las ganas a cualquiera recuerdo a una de ellas ya en la Universidad que se negaba a darnos el grupo Orígenes dentro de la Literatura cubana, pero mi clase se las traía y ganamos la batalla, eran los años del renacimiento de esas figuras en el contexto nacional y sabíamos que su reticencia era más desconocimiento que necesidad de omisión, esa señora me dio un tres por defender a Julián del Casals como el más grande de los modernistas cubanos por encima de Martí, era mi criterio y preferí la baja nota a retractarme, así que creo que la enseñanza de la literatura pasa por el mismo tamiz que las otras especialidades, depende del programa, de la capacidad del profesor para motivarte a ir más allá de él y especialmente de la voluntad del alumno de no vencer materias, sino de lograr una verdadera aprehensión del mundo, desde la ficción o la realidad.
    Lamento que las restricciones del programa docente dejen tan poco espacio para compartir tu pasión con los estudiantes,
    Un abrazo

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  20. Después de contestar tu pregunta anterior se me ocurrieron tantas lecturas tempranas que no puse: Kafka, Martí, Mistral, Bach... Y ahora me propongo esta pregunta que haces y la respuesta es que sin la amplitud de visión que nos dan esas lecturas tendríamos mentes más estrechas, llenas de musgo, telaraña y oxidación, más oscuras y solitarias, centradas quizás en la pesca diaria y no en el vuelo.

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  21. Joselu, yo casi no sé de nada, y menos de programas (y me reduzco más si son "informátiocs"). Lo que recuerdo es que al río Congo llegué por la vida: yo no tenía biblioteca, solo una balda, pero sí trece años y él llevaba en el bolsillo las rimas de Béquer... ¿Quién será ese Gustavo Adolfo? Entonces sentí que ya no estudiaría Derecho... ¿Tiene muchos meandros el río Congo?

    Y nada, que paso por esta orilla por dejar constancia de que te ví.

    ¡Buen descanso para estos días!

    Qué rato, estoy releyendo El hobbit, y ahora lo disfruto un poquito más que en mi adolescencia. Si ya me lo digo, estoy encogiendo...

    Por si sigue leyendo Femesmenota: la escuela sola no va a ninguna parte, ni a Oriol ni a la vuelta de la esquina. En ese modelo (¡sueño! ¡imperativo éitico!) de escuela inclusiva tenemos que caber todos o nos vamos derechos al fondo del mar. Y ni río ni versos ni programa... Empieza cuarenta años después: debajo de los adoquines... ¿seguimos pidiendo lo imposible? Me reduzco, pero no me muero...

    ¡Abrazos!

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  22. Fe de erratas:

    "Qué raro" por "qué rato"; y lo que empieza cuarenta años después es... ¡mayo!

    Esto me pasa por no corregir antes de darle a publicar.

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  23. Gracias Joselu por la felicitación ;-)

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  24. Cada vez que vuelvo a tu blog me encuentro con entradas tan interesantes que me fastidia haber estado tanto tiempo ausente de él. A mí me han marcado muchos libros en mi adolescencia, por citar algunos: La Historia interminable, Los pilares de la tierra (me acabé de entusiasmar por la Edad Media, la época en la que luego me especialicé en Historia), y otros más "serios" como La Regenta, La casa de Bernarda Alba, San Manuel Bueno Mártir (estos los leí como lectura obligada en el instituto y me encantaron), El amor en los tiempos del cólera, Cien años de soledad, La sonrisa etrusca, La ciudad de los prodigios... Son, sin pensar demasiado, algunos de los que más grata impresión guardo en la memoria. Por entonces devoraba libros de novela histórica, que me fascinaba, género que ahora tengo un poco aborrecido, quizás por ese empacho juvenil.

    Para mí estudiar literatura fue revelador. La descubrí en COU, de la mano de una profesora maravillosa que me hizo ver los libros con otros ojos, y amar aún más una afición que ya en aquel momento me absorbía horas y horas. Para mí el estudio de la literatura es tan necesario como las matemáticas o el inglés. Tanto como lo es el arte o la música. Desgraciadamente, cada vez son menos las voces que consideran estas disciplinas necesarias. Leer un libro o ver un cuadro con una formación al respecto detrás te puede abrir nuevos caminos que la mera lectura o contemplación sin conocimientos no es capaz de brindar.

    Quizás somos unos utópicos, Joselu. Pero a mí me encanta serlo.

    Un abrazo

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  25. Zinquirilla, estás segura de que era un troll? Y estás segura de que lo has desenmascarado tú?

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