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viernes, 4 de noviembre de 2022

Vivir con modestia, pensar con grandeza


Un amigo bloguero me ha prestado un valioso libro inencontrable por estar descatalogado. Se titula La felicidad de la pobreza noble. Está escrito por Koji Nakano y leerlo supone un prodigio de sensibilidad y refinamiento, más que nada contrastado con el tipo de vida epidérmica y consumista que llevamos la mayoría.

 

Su idea central es vivir con modestia, pensar con grandeza, y es una apelación a la moderación y a cuidar nuestra vida como si una obra de arte se tratara, vivida con intensidad y espiritualidad. 

 

Recojo un fragmento que me ha conmovido, os lo ofrezco a vosotros…

 

“En la actualidad parece que no descansamos hasta que todo sea expresado númericamente, como si ya no pudiéramos hallar satisfacción en valores imprecisos, intangibles. Todo, desde la evaluación de las aptitudes escolares de los niños al valor de los cuadros o al montante de la fortuna de alguien, todo es convertido en cifras, y cuanto más alto sea el número, mejor. Pero por muy alta que sea la media de nuestra esperanza de vida, si eso sólo supone una prolongación física de la vida, ¿qué valor puede tener? Que una vida sea auténticamente plena o no, es algo que sólo puedo entenderse en términos de plenitud interior, y esto no puede expresarse por medio de números. 

 

Aferrándome

A la preciosa vida

Miro al cielo en lo alto,

El sol brilla

Y mi cuerpo está pálido. 

 

¡Hagamos tiempo

Para el ocio!

¡Y vivamos

Un día

Como si fueran dos!

 

Ueda compuso estos poemas en los días que siguieron a su última operación, cuando estaba totalmente incapacitado para participar en sociedad. Pero, incluso entonces, vivió plenamente los días que le quedaban. Esta clase de plenitud es inimaginable para quienen llenan todos los huecos de su agenda y están siempre ocupados. El tiempo que una persona gasta en vivir auténticamente no puede medirse con números. Existe pura y simplemente en una dimensión distinta”. 

 

Y para concluir, mi agradecimiento a Unsui, bloguero singular, por el préstamo del libro con un poema de Canciones de la felicidad solitaria cuyos versos comienzan con la frase “Felicidad es cuando…”

 

Felicidad es cuando

Pides que alguien

Te preste un libro raro

Y lo abres 

Por la primera página. 

31 comentarios :

  1. Preciosos haikus, son de una sensibilidad solo al abastao de esa cultura.
    Aquí solo se vive con modestia si te ves obligado a ello.
    Pertenecemos a una cultura mediterránea, con la alegría de vivir que ella impone, muy aejada de esos hermetismos orientales.
    Imponente detalle el del libro.
    Saludos.

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    1. Vivimos una cultura dionisiaca y a la vez trágica, somos más trágicos de lo que se nos supone, solo hay que conocer nuestra historia y mirar a nuestro alrededor. No solo hay alegría de vivir. Saludos.

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  2. Me gustaría leer el libro. Ya me espabilaré a ver si lo encuentro en versión electrónica. Comulgo con la idea que expone el párrafo: Por supuesto que hay otros valores que no son cuantificables, por mucho que parezca dificultoso de aceptar para muchos.

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    1. Voy leyéndolo lentamente, cada día un capítulo o dos, no es un libro de consumo rápido. En muchos aspectos aborda la cultura haiku, así que es un buen libro para los interesados en ella. No entiendo por qué no ha sido reeditado.

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  3. Crec que no són haikus, si no Tankas. Clar que aqui ja entrariem en aixó de numerar-ho, d'etiquetar-ho tot. Millor quedar-se amb la bellesa de les paraules, que mes dona que siguin tankas o haikus. La felicitat està en les coses petites de la vida.

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    1. Efectivamente, se trata de vivir con intensidad cada día sin cuantificar. Ayer hice una caminata maravillosamente hermosa desde Sant Sadurní d'Anoia a Vilafranca del Penedés pasando por toda una gran comarca de viñedos que en otoño adquieren colores ocres y rojos preciosos. Es una de las caminatas más bonitas que he hecho. Pasamos de la zona del cava a la zona del vino del Penedés con toda su variedad de uvas y vides. Y, ciertamente, la felicidad está en pequeñas cosas como caminar...

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  4. De momento ya lo he visto en La Casa del Libro. Segunda mano a 190 euros. Silbo y miro a otro lado.

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  5. En Amazon 753 euros, también segunda mano.
    Tu amigo te ha hecho un buen préstamo

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    1. Soy consciente de ello, no entiendo que un libro tan interesante como este sea una pieza de culto inaccesible.

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  6. No deja de ser la cultura positivista de cuantificarlo todo, aquí Comte. Más hacia nuestra era, los empiristas lógicos donde su postulado estriba en que sólo lo comprobable se puede dar por válido y por lo tanto la Ciencia es la única que tiene validez, no puede aceptar lo que no es cuantificable porque no puede ser verdadero.
    Así, con ese concepto tildan de especuladores a los metafísicos, porque se atreven a decir que en la vida hay cosas que no son cuantificables, ni medibles, ni abarcables.
    Se supone que para llegar a las definiciones de la Escuela de Viena no se ha de creer en una serie de conceptos tales como: el amor, la soledad, el temor, la tristeza, la angustia...y tiene cierta lógica, claro, porque no me imagino preguntándole a la persona que comparte mis días un : ¿me quieres?, pero..¿del uno al diez ¿cuánto?.
    Un abrazo
    Salut

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    1. Ciertamente, has puesto el acento en el aspecto filosófico de un modo certero. No todo es cuantificable y el ejemplo que pones es a la vez divertido y exacto. Hay muchas cosas en la vida, las principales, que no son reducibles a un número pero la deriva económica y política cree que sí. Para ellos somos números, reducen al ser humano a una magnitud. Incluso pienso que mis gatos son criaturas que me enseñan cosas importantes como vivir sin ansiedad, sin objetivos, sin ansia de poder...

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  7. El viejo refrán ya lo dice: “No es más rico quien más tiene sino el que menos necesita”.

    Existe la apuesta por el decrecimiento sostenible, una transición hacia la "economía más pequeña con menos producción y consumo. Un nuevo estudio ha explorado sus orígenes y lo ha comparado con el desarrollo sostenible".

    https://cuadernopoesia.blogspot.com/2019/11/economia-de-mercado.html

    https://cuadernopoesia.blogspot.com/2019/08/pais-de-sol.html

    Y como bien dice Francesc Puigcarbó, estas composiciones poéticas son tankas (un haiku más el añadido de dos versos)

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    1. No soy economista pero nos han enseñado que una economía que no crece no es sostenible, vamos que el motor se para. No sé si en algún país se ha aplicado algo parecido a esto, yo no sé de ninguno. No hay ningún político que sea capaz de decir a la gente que ha de consumir menos porque lo masacrarían.

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  8. Comparto todo lo que has dicho en esta entrada.
    Yo he sido y aún soy una gran buscadora de la felicidad. Durante mucho tiempo la asocié a grandezas hasta que un día me di cuenta de que estaba hecha de pequeños y modestos instantes que surgen cuando te permites descansar de los pensamientos ordinarios y contemplar con ojos de inocencia lo que te rodea. Como comentas, la naturaleza en especial, te saca lo mejor que llevas dentro si la miras con ojos de niño, curiosos e ilusionados, toda su belleza se despliega como por arte de magia.

    Un abrazo

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    1. Sin duda, esa mirada limpia, de niño, es más fácil para algunas personas, para los complicados no es tan sencillo, pero intuyo por dónde van las cosas. Pienso, no obstante, que la felicidad no puede ser objeto de búsqueda, es algo que está ahí si uno se pone en la predisposición adecuada -y las circunstancias ayudan-. Lo que se busca, muchas veces se nos escapa. Surge, diría yo más bien. Y a veces uno no es consciente de que es feliz... Abrazo, Ana, gracias por tus palabras.

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  9. Muchas gracias por tu entrada y por citarme. Los libros si no se leen están como hivernados y un libro como éste debe ser leído en estos tiempos sobre todo.
    Lamentablemente los valores que presenta no están de moda en estos tiempos "macdonallizados" de encumbramiento de la mediocridad y la inmediatez. Son valores "cuesta arriba" cuando todo debe ser "cuesta abajo" y cuesta abajo, vamos cogiendo velocidad para autodestruirnos como sociedad
    Un abrazo largo

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    1. Ya hace algún tiempo en que no pienso en los demás, he tenido que aprender a no juzgar demasiado lo que son, lo que buscan, lo que quieren los demás. Pienso que todos llevamos nuestro bagaje de dramas y de alegrías a cuestas. Uno ve a la gente por la calle o en los bares y siente que cada uno vive como puede, como sabe o como le dejan. En cuanto a la cultura de nuestro mundo, tienes razón, es así, pero eso no deja de alumbrar grandes oquedades que, en definitiva, todos hemos de sufrir. La apariencia es una cosa y otra lo que pasa en el interior de cada uno. Si uno entra en la vida de la gente, advierte que hay mucho dolor. Como sociedad, estamos haciendo el burro, de eso no cabe duda, pero cómo enderezar o parar un tren que circula cuesta abajo y sin frenos. Tu libro ayuda a serenarse... Un fuerte abrazo.

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  10. Toda esa parte de Vilafranca de los vinos y luego bajando hacía San Pedro de Ribes y acabando en las viñas de la malvasía ,en otoño,cuando ya no hay uvas es de un color que tranquiliza.Muchas caminatas me he hecho,cargado de los útiles de pintar y acompañando a mi mujer mientras pintaba,los viñedos.Ahora disfruto contemplando los cuadros y recordando,ya no estoy para esas trotes,debes ser más joven que yo y aún te queda cuerda,que sea para rato.

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    1. A mí me ha fascinado. Ha sido una de las caminatas más hermosas que he hecho. Fruto de ella fue un reportaje fotográfico. Yo no puedo pintar pero puedo fotografiar. Afortunadamente, tengo las piernas fuertes y no me cuesta hacer grandes tiradas. Vimos en el transcurso de la excursión a una mujer de ochenta y dos años que caminaba por uno de los caminos y nos dijo que cada día caminaba siete kilómetros, muy orgullosa ella, y tenía las piernas fuertes. Andar da ocasión de hablar con la gente. Nosotros vamos sin coche y tenemos que empezar y terminar donde haya estación de tren. La próxima semana iremos desde Vilafranca a Sitges.

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    2. Ese camino lo he hecho yo, mira en internet cuando sales de Sant Pere de Ribes,viniendo de Vilafranca,hay una pequeña ermita(no recuerdo su nombre),rodeadas de pitas enormes(no sé si aún existen,por las enfermedades que últimamente sufren),podrás hacer buenas fotos.Hablando de fotos,por qué no las cuelgas para que se puedan ver.

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    3. car res, te dejo el enlace a Google Fotos en que colgué algunas de las fotos que hice este día Fotos del otoño en el Penedés A ver si las puedes ver. Un saludo.

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  11. jajaja te he leído y me ha venido a la cabeza los tiempos en los que a mi y a muchos otros que en estos mundos de la blogosfera intentábamos tirar de los que " parecía" que os encontrabais más bajos de ánimo, o viviendo periodos de oscuridad interior, que os hacía proyectar esa negatividad trágica hacia fuera y nos veíais como estúpidos ingenuos descerebrados en la línea del rollo power flower jajaja creo que nuestro intento os irritaba hasta molestaros realmente... ( de verdad siento haber sido tan insensible) me constó mucho comprender que el estado de ánimo para algunas personas no es algo que se elija, tiene un componente biológico, más que de actitud, es más, en contra de lo que yo imaginaba entonces, algunas personas están más cómodas en ese estado de postración permanente y no quieren salir de ahí... somos todos tan semejantemente diferentes que a los que tenemos exceso de empatía nos descoloca enormemente sentir el sufrimiento ajeno y aprender a respetarlo sin inmiscuirnos en él...si no nos lo permiten... me fui del tema perdón ! jajaja

    Meencantan los haikus, me rechifla la estética japonesa, me parece el súmum de la elegancia, trasmite paz...y sí, la felicidad nunca está en las sensaciones fuertes de consumo instantáneo, ni lo valioso en lo meramente cuantificable... conseguir la armonía y paz interior es un arte que creo discurre de la mano de la capacidad que tengamos de disfrutar en las situaciones más adversas de las pequeñas cosas intangible que nos hacen sentir a gusto... a mi por ejemplo, antes me horrorizaba el otoño, no era capaz de disfrutar de la majestuosidad de sus paisajes ocres y dorados, del sonido de la lluvia o del gusto de una ducha calentita cuando regresas a casa empapada ... ¿sabes cómo aprendí a disfrutar de su belleza y a sentirme realmente feliz viendo la maravilla que me rodea? cuando de la mano de alguien muy querido para mi aprendí a buscar setas jajaja es algo tan maravilloso pasear por el monte y descubrir bajo la hojarasca un boletus o un cantarelus ( vosotros le llamáis robellón ; ) ... ni siquiera los busco por lo ricos que saben, solo por el placer de encontrarlos y de descubrir los parajes en los que se esconden ... esos instantes saben a felicidad y si entre las copas de los árboles, de pronto se desliza un rayo de sol ... Mmmm... el éxtasis jajaja

    Mil gracias... debe ser un libro precioso! un abrazo.

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    1. El haiku es una composición de versos breves 5+7+5 pero nada tan difícil como crear un haiku con algún valor. Los niños pueden crear haikus a veces sin esfuerzo pero para los adultos es un trabajo de desaprender para volver a ser un niño en la mirada.

      Me alegro de que te haya gustado finalmente el otoño, aunque todo haya empezado por el hecho de ir a buscar setas. A mí es una estación que me gusta más que ninguna otra.

      Muchas gracias por tus palabras.

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  12. Unas valiosas reflexiones nos dejas a través de este autor asiático. Y te agradezco la inclusión de los poemas, también es justo señalar el gran gesto de Nubeagua acercándote este libro tan codiciado, los blogs propician este tipo de camadería, en las redes sociales de marras… la cosa es más chusca y vocinglera.

    Muchos quieren estar en todos los lugares posibles a la vez, y hacer múltiples cosas en el mismo momento, y a fe que logran adentrándose en el “mundo virtual”, que no es negativo per se, siempre y cuando no desplace al mundo real, palpable.
    Esta urgencia por multiplicar nuestra persona en diversos escenarios y entregarse a multitud de actos en un mismo momento es sintomática del frenesí que vivimos.

    Imagínate, uno está visitando la bella Plaza Mayor de Salamanca (por ejemplo), pero no deja de mirar el whatsapp y meterse en conversaciones totalmente ajenas a la experiencia de estar frente a esa belleza arquitectónica, pues su cabeza le pide estar también en aquellos chats de no sé qué asuntos, publicamos un mensaje en Facebook sobre Piqué que abandona el FC Barcelona, después miramos Instagram por si Fulanito ha bajado un contenido de tal… luego a twitter para saber qué está publicando no sé quien y suma y sigue, (no tengo redes sociales, en lo que a mí respecta no las necesito).

    Todo esto te desubica mentalmente (físicamente sigues allí) de donde estás, de la experiencia sensorial (e intelectual si procede) y palpable que está sucediéndose in situ… pero ahí estás, frente a la belleza histórica del lugar, mirando el facebook, el instagram… publicas un mensaje por aquí, por allá, estás virtualmente con fulanito en no sé donde, sin dejar de estar también con menganito en el más allá.
    Y al final, la experiencia íntima de estar en ese lugar, (u otro, u otra experiencia), de vivirlo con plenitud… desemboca en algo grotesco, insustancial.

    Queremos que nuestra persona esté todos los escenarios posibles a la vez, y lo que sucede es que al final no estamos en ninguno…

    A veces he observado a la gente ante lugares memorables, los veo inmersos en los móviles, y cuando levantan la cabeza del aparato y miran a su alrededor… sus miradas están totalmente perdidas, están desubicados de la experiencia, es que de repente parecen no saber ni donde están, es impresionantemente cierto.

    Si voy por la calle y escucho arriba, entre las nubes, el reclamo de las grullas llegando, ya puede subir Ibai Llanos o no sé quien el mejor reclamo del mundo mundial a tal cual red… para mí nunca será superable a esa contemplación de las grullas en el cielo, en ese único momento y lugar, mis ojos no se separarán de ese espectáculo; las grullas y yo en un único acto y escenario…, o tú con tu cansancio placentero al caminar por el monte, estar allí y vivir la sensación; un único escenario, una sola experiencia, pero plena... ¿para qué más?

    Cuidate, Joselu. Gracias por tus escritos.

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    1. No sé si has intentado alguna vez componer haikus pero tus observaciones de la naturaleza son tan vívidas que te tienen que producir "aware" que es la base emocional del haiku. Hay libros que expresan qué es un haiku y qué no es. No es fácil pero presiento que tú tienes un potencial muy importante en tu mirada a la naturaleza para retener ciertos momentos y revivirlos en esa sencilla combinación de versos cortos. Yo soy más mental y no participo con esa intensidad de la naturaleza como lo haces tú. Eso mezclado con que soy un espíritu complicado hace que me sea muy difícil crear haikus. Hay páginas en internet donde los publicas y te los corrigen. Si quieres saber algo más, ya me dirás.

      Por lo demás todo eso que describes se llama "atención parcial discontinua". Hablé en otro tiempo en el blog para expresar la actitud de los adolescentes en clase, incapaces de prestar atención más allá de unos minutos porque su mente está saltando continuamente y son incapaces de desprenderse de la dinámica del móvil que los está reclamando continuamente. Para la docencia este estado de la mente ha supuesto un reto y una dificultad insuperable. Y es que nuestro cerebro ha sido moldeado para los saltos continuos y es muy difícil retener la atención y la concentración en algo concreto, como la belleza de la naturaleza, una obra de arte, un libro, una disertación...

      Este es el drama de nuestro tiempo, veo que me pasa a mí que he sido formado por una cultura analógica, ¿qué no va a pasar a los niños y adolescentes que ya han nacido en una era digital totalmente?

      Una vez, hace tres años, fui con mi hija Lucía a hacer una caminata por el parque Nacional de Ordesa, la más bella de las rutas por la senda de los Cazadores hasta la cascada de la Cola de caballo. Es un recorrido espectacular y bellísimo. Yo veía a mi hija incapaz de ser sorprendida por tanta hermosura de las montañas y el valle allí debajo. Creo que nuestra mente se adapta a la pantalla de los dispositivos y es incapaz ya de prestar debida atención a lo que nos rodea por bello que sea.

      Gracias a ti por estar ahí.

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    2. Aunque soy de otra generación, he sobrellevado como buenamente he podido esa condición que citas "atención parcial discontinua" en épocas de mi vida en las que no había móvil, ni otras tecnologías de distracción, mi propia mente se encargaba de hacerme saltar de un sitio a otro, el llamado déficit de atención. Afortunadamente, la naturaleza y la meditación me han ayudado mucho a serenarme y anclarme al momento presente, algo que para mi es esencial. Niños y adolescentes que no tendrían que padecer ese síndrome caen en él sin remedio y es ya tan generalizado que da qué pensar.

      Es un placer seguir los derroteros de tu entrada, buena jornada!!

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    3. Como profesor había que urdir estrategias que no duraran más de siete u ocho minutos, máximo diez, para intentar retener la atención de los alumnos. Había que fomentar la concentración en algo concreto y variado para que tuvieran donde aferrarse. Eran impensables explicaciones que duraran más tiempo del citado. Así que opté por un sistema que se llama la Flipped Classroom en que mis desarrollos eran hechos en casa mediante vídeos que yo grababa y la clase era para el trabajo concreto a partir de la explicación. Creo que el resultado no fue malo del todo y sí bastante esperanzador. La dispersión mental es algo que nos aflige a la mayoría, salvo que haya algo concreto que te centre la atención. La meditación es una técnica que te basas en la postura y la respiración y, aun así, la mente no deja de vagar... Buen día también para ti.

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  13. La felicidad está en las pequeñas cosas como el caminar. Y también en la búsqueda, el recorrido, en el camino.
    El otro día hice caldo de carne para sopa; con su carne de coja, su cuarto trasero de pollo, sus verduras, etc. Una vez terminado retiré todos esos complementos para comenzar a cocer los fideos. Pues bien, mientras se hacía la sopa estuve pasándomelo en grande y disfrutando como un gorrino desmenuzando y comiendo con los dedos la carne previamente cocida. Fue un pequeño placer difícilmente descriptible.
    Para muchos será una chorrada carente de emoción. Para mí una pequeña revelación que no hace más que contrastar mi opinión de que las cosas buenas están en los caminos antes de conseguir algo. Bien sea las experiencias acumuladas para conseguir una meta importante como una carrera universtaria, bien sea comer la carne del caldo para hace una sopa a la familia.

    Saludos.

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    1. Una buena observación con la que estoy de acuerdo. El camino es lo importante no la consecución de un logro o la llegada a un destino. Cuando he hecho el Camino de Santiago, llegar a la capital compostelana era siempre un momento de desilusión porque ya había acabado el camino y todo lo que había vivido en él. Eso suponía que tenía que volver a la vida cotidiana. El ejemplo de la sopa de cocido es tan significativo que el lector se da cuenta enseguida de que es así. De eso hablaba Kavafis en su poema más conocido. Lo importante es el camino.

      Saludos.

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  14. Un antiguo amigo mío era operador de camara de televisión en equipos móviles. Aparte de retransmitir toda clase de eventos, también con una productora privada retransmitía y grababa conciertos de grupos de música que hoy son ya legendarios. Yo le tenía algo de envidia por esto, estar allí en directo en esos conciertos legendarios.
    Pero el más de una vez me aclaró que realmente no disfrutaba de aquellos espectáculos, que su trabajo con la camara era tan absorbente controlando objetivos, luz, las instrucciones del realizador de turno, que realmente no se enteraba de nada de los que sucedía en los escenarios.

    Este caso me ha venido a la memoria leyendo la anécdota que refieres acerca de tu hija en Ordesa. Estan tan ocupados haciéndose "selfies" o grabando videos, que la realidad que tienen delante les pasa desapercibida. La belleza natural y la inmensidad hermosa desaparecen cuando las encuadras con la cámara de un teléfono móvil.

    No sé si esta cultura del "selfie" y de retransmitir en una red social todo lo que estás haciendo es una moda pasajera, o se va a instalar definitivamente en las costumbres de nuestros descendientes. Pero lo cierto es que les ocurre lo mismo que a mi amigo, no disfrutan de lo que hay más allá de su lente con plenitud.

    Como tú, abogo por la sencillez, que no es sinónimo de simplicidad. Disfrutar de todo aquello que la vida pone delante de nuestros ojos, siendo conscientes de que es un momento único e irrepetible que solo podremos atrapar con nuestro recuerdo, sin artificios ni lentes. Detenerme a ver como el sol desaparece lentamente por poniente regalándome una variedad cromática irrepetible, que cada día es igual pero diferente.

    Gracias por hacernos reflexionar en tiempos tan complicados.

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    1. Desafortunadamente vivo en una casa metida en medio de un patio de manzana. Hay una terraza que no tiene otra perspectiva que la de las casas que nos rodean. A veces sueño con que nos toca la lotería y pienso en una casa donde pudiera ver los atardeceres. Mi casa es maja pero está encerrada. A veces en las caminatas veo el atardecer o cuando iba a la playa en la hora del ocaso en otoño pero son circunstancias que no se dan fácilmente.

      La sencillez no es fácil, Rodericus, uno tiene que desandar un camino que ha hecho y que le ha llevado a una visión complicada de las cosas y de la existencia. Es mi caso. Puedo aspirar a la sencillez pero mil pensamientos alambicados me vienen a la cabeza. He sido así desde mi niñez. Tal vez cuando camino durante muchas horas y mi cuerpo se cansa, mis pensamientos se diluyen y solo soy consciente de mi parte física y la mental se va desvaneciendo.

      Y, sí, ciertamente, las pantallas han establecido un nivel de filtro de nosotros ante la realidad que hace que esta no sea visible. Recuerdo el tiempo anterior a las pantallas, en mi niñez, en que la realidad era mucho más intensa: la calle, los oficios, las procesiones las bandas de los chicos del barrio, nuestros precarios y artesanos juguetes, el río, la plaza... Uno miraba directamente la realidad sin filtros y era fascinante. Pienso que los niños ya no viven eso entre otras cosas porque nuestro tiempo es más seguro pero terriblemente plano, y, además, porque todo está mediatizado desde casi bebés por las pantallas. El otro día en un bar vi a una familia cuyo hijo de cinco o seis años pasaba el tiempo pintando dibujos en lugar de estar manipulando el móvil de sus padres. Me admiró porque no es lo que se hace actualmente. El niño estaba disfrutando muchísimo pintando y no necesitaba la pantalla, pero los adultos no hacen el esfuerzo mínimo con sus hijos y lo resuelven dándoles el móvil y haciéndoles adictos desde la infancia.

      Y sí, los tiempos son complicados. Seguimos buscando la sencillez.

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