Voy a contar la historia de un curita párroco francés durante el reinado de Luis XIV en Francia. Su fama se debe a su testamento cuyo título exacto fue Memoria de los pensamientos y sentimientos de Jean Meslier, cura párroco de Etrepigny y de Balaives. Y los lectores pensarán que qué aburrido tema los pensamientos de un cura anodino entre el servicio a sus feligreses. ¿Qué pensamientos tendría este curita? Se dedicó a pensar sobre el poder, sobre Dios y las religiones y llegó a conclusiones dignas de ser tenidas en cuenta. En su biblioteca tenía la obra entera de Etienne de La Boétie autor del Discurso sobre la servidumbre voluntaria que era su libro de cabecera junto al de otros autores clásicos entre los que no faltarían Lucrecio y Epicuro, además de Montaigne que es el autor más citado en su Testamento.
Jean Meslier (1664-1729) fue el detonador de un discurso radicalmente ateo y en las lindes del comunismo. Celebra los servicios gratuitamente y vive entre los pobres. Convive con dos falsas sobrinas que son sus amantes. Meslier ataca a Dios, a Cristo, a los sacerdotes, a los monjes, a los obispos, a la Iglesia, las Sagradas Escrituras, a los príncipes, a los reyes, a los emperadores, a los tiranos, a los nobles, a los magistrados, a los notarios, a los procuradores, a los abogados, a los jueces, a los agentes de policía, a los recaudadores, a los ricos propietarios y salva a los campesinos, los trabajadores, los explotados, los miserables, las mujeres, los niños, los animales. Promueve la filosofía y el ateísmo y anuncia la equidad, la libertad, la solidaridad y la fraternidad.
El testamento en mil páginas desvela el engaño de las religiones que se contradicen; la fe, que es “credibilidad ciega” que va en contra de las luces de la razón; las visiones de los profetas son cosas de locos y sus profecías nunca se cumplen; la religión católica que se hace cómplice de los tiranos políticos; sostiene que el alma es mortal. Evidencia que todo lo relativo a Dios es contradictorio y absurdo: puede todo pero deja hacer el mal; ama a los hombres pero a algunos los destina a la miseria y la pobreza, mientras que a otros les corresponden las riquezas, la abundancia, la salud. Ese Dios quiere la felicidad de la humanidad, pero tolera la complicidad de la Iglesia con los poderes que explotan a los seres humanos; es magnánimo pero manda al purgatorio y al infierno por toda la eternidad a los seres humanos de los que de antemano sabe su destino. El Viejo y el Nuevo Testamento están llenos de contradicciones y contrasentidos y son puras fabulaciones. Son claramente de raíz humana y no dictados por el Espíritu Santo. Jesús es un archifanático, loco, insensato, desgraciado, delincuente, una nulidad vil y despreciable. Toda la religión cristiana es una fábula y pura superchería creada por san Pablo que ideó el cristianismo enemigo del cuerpo y de la mujer. Rechaza el dolorismo cristiano y celebra el hedonismo, el contrato libre del hombre y la mujer unidos por el deseo. Defiende el derecho a la sexualidad libre, el divorcio, que los sacerdotes tengan derecho a la sexualidad, a los humildes, a los animales. Critica la crueldad humana y la injusticia. El mal, según Meslier, no procede del pecado original, sino de un estado de hecho etológico. Para erradicar el mal habría que distribuir las riquezas de otra manera. Cuando todos tengan lo necesario para vivir ya nadie atacará al prójimo.
Plantea ya en raíz la lucha de clases de los desposeídos frente a los que tienen todo. Apela al bien común, quiere que el estado desarrolle la justicia, defiende el hedonismo, denuncia la unión del poder católico y la monarquía que se entienden como dos carteristas. No hay que dar nada a los ricos, no hay que pagar impuestos, pretende abolir la propiedad privada, practicar la comunidad de bienes, defiende los derechos básicos para todos como la escuela gratuita y la medicina.
Jean Meslier murió solo a finales de junio de 1729 sin llegar a ser conocido en su país. Dejó cuatro copias del testamento con el propósito de que al menos un ejemplar no desapareciera en la hoguera. Lo enterraron en el jardín del presbiterio sin tumba ni señal alguna. Cinco años después de su muerte circulan 150 copias manuscritas de su Testamento.
Fue el fundador del ateísmo en occidente, del ateísmo y el comunismo lo que puso los pelos de punta a Voltaire que tan bien se entendía con los poderosos.
Esta es la historia del curita de aldea y sus reflexiones. He seguido el desarrollo del libro Decadencia de Michel Onfray.
Que interesante lo que nos dices sobre Jean Meslier, no lo conocía. Me ha intrigado mucho el tema y acabo de localizar su obra testamento en Scribd, le voy a echar un ojo, ya te contaré.
ResponderEliminarUn abrazo.
Increíble el curita, que lucidez, un tanto repetitivo pero con razonamientos muy sensatos. Hay una parte que he copiado porque me ha impactado:
Eliminar"¿Os asombráis, pobres pueblos, de padecer tanto mal y tantas penas en la vida?. Es que vosotros cargáis con todo el fardo del Estado, cargáis no solo con todo el fardo de vuestros reyes y de vuestros príncipes, sino con todo el fardo de la nobleza, del clero, de la frailería, de la justicia, con todos los lacayos y palafreneros de los grandes, con toda la gente de guerra, con todos los recaudadores, todos los guardias que reprimen el contrabando y todos los holgazanes e inútiles que viven de vuestros penosos trabajos... Vosotros los sostenéis a todos con vuestro esfuerzo cada día... Uniros, pueblos, si sois inteligentes, para liberaros de tantas miserias... Vosotros podríais prescindir de ellos, pero ellos no podrían prescindir de vosotros."
Y el hombre después de poner por escrito todo lo que pensaba se fue en paz. Menuda historia Joselu, gracias por compartir.
Es un personaje fascinante que tuvo que vivir una doble vida: por un lado, representar al sacerdote que celebraba mis, administraba la confesión y lo sacramentos, además de realizar su ministerio con los feligreses confortándoles espiritualmente, pero él no creía en absoluto y su pensamiento, basándose en los clásicos y de La Boétie y Montaigne, llegó a conclusiones que no se habían expresado jamás sobre la existencia de Dios y el poder. Un espíritu libre que tuvo que ser reconvenido por el obispo en varias ocasiones, que vivía con dos amantes. Me fascina la idea. Me recuerda a San Manuel Bueno mártir de Unamuno dos siglos después en que hay un sacerdote en Valverde de Lucerna que conforta a los fieles pero él no cree en su fuero íntimo. El desgarro era profundo en el sacerdote de Unamuno, pero parece que las convicciones de Jean Meslier eran tan radicales y claras que no sé si hubo ese desgarro. No creía en el más allá pero tenía que decir lo contrario. Una situación extremadamente sugerente.
EliminarMe ha encantado que te hayas descargado el Testamento y hayas podido comprobar por ti misma la dimensión de Meslier. El fragmento que nos has copiado es tremendo
Un abrazo, Ana.
Pues me dejas fascinado con este curita francés, del que no sabía nada… y es curioso, pues soy un devoto de Étienne de La Boétie y su “Discurso de la servidumbre voluntaria”, libro que suelo tener formando, junto a unos pocos más, una pequeña pila en mi mesita de noche, y por el blog lo he presentado. Étienne de La Boétie, íntimo amigo de Montaigne, por cierto.
ResponderEliminarMe dejas boquiabierto con el curita de aldea… ¡caray qué personaje!
Para no perderlo de vista.
Gracias Joselu, interesantísimo, lo habitual en tu blog.
Un abrazo ;)
Tampoco yo sabía nada del personaje que nos traes a la palestra. Haré como Ana y buscaré en los anaqueles de "internete".
EliminarMe llama a curiosidad, pues he tenido muchos profesores del tema, y nunca nadie citó a esta persona.
Salut
Paco, pensé en ti cuando escribí este post porque recordaba tu escrito sobre La Boétie. Lo busqué pero no pude localizarlo, no tienes un buscador de temas de tu propio blog en la columna de la derecha y de La Boétie no aparecía. Lo increíble es que su Discurso de la servidumbre voluntaria fue escrito cuando tenía diecisiete años. Este texto era tan lúcido que incomodaba a Montaigne que era más contemporizador con el poder. El sacerdote Meslier ofrece muchos ángulos sumamente interesantes en un tiempo en que el poder de la Iglesia y el rey absoluto Luis XIV eran enormes para controlar el espíritu humano, per hete ahí que surge un salvaje, radicalmente libre que solo tras su muerte deja que se lea su Testamento incendiario y ateo. Lástima que Voltaire rebajara y destrozara su obra. Cuanto más sé de Voltaire más inquina le tengo. Él siempre tan bien avenido con los reyes y poderosos de su tiempo. El verdadero héroe es Meslier y no Voltaire. Un abrazo, Paco.
EliminarGracias, Joselu.
EliminarHe ido a comprobar si me había tragado a Étienne de mi listado de autores (no tengo buscador), listado que hay debajo de "Mi lista de blogs", y allí está, en orden alfabético (por el nombre, no el apellido), entre un post llamado Espantapájaros y Evelyn Waugh... está bien custodiado, me extrañaba que no estuviera.
Cuídate, Joselu!
Ya lo he encontrado, no sé como se me había pasado. He releído tu hábil texto y lo he recordado. Ha sido ahora cuando en un libro sobre la civilización judeocristiana donde me he reencontrado con de La Boétie y me ha admirado puesto en relación con el contexto. No es solo que en 1548 escribiera un texto clarividente y adelantado a su tiempo en tres siglos sino que forma parte de una secuencia de ideas que desmontarán el edificio cristiano en que el rey es el representante de Dios en la tierra y de que todo lo que emana del rey es justo por naturaleza por atroz que pueda ser. El judeocristianismo será resquebrajado por la labor del pensamiento fruto de pensadores de espíritu libre. La labor de la mente es la que ha creado el mundo moderno que, por otra parte, sigue siendo sumamente problemático. De la Boétie propone la insumisión, la rebelión de la mayoría frente al poder monárquico. Pienso que los independentistas catalanes de raíz callista sienten que ejemplifican perfectamente las tesis de este pensador en su insumisión frente al poder del estado y la monarquía. Y, sin embargo, no necesariamente la masa tiene razón. Son reflexiones ad hoy. Un abrazo, Paco.
EliminarMiquel, espero tus impresiones acerca de este clérigo tan insolente y libre que puso en cuestión todo el poder de su tiempo y lo dejó como testamento libertario esperando que alguna vez fuera publicado como así ha sido. Salut.
EliminarMe quedo sin palabras. Muchas gracias por presentarlo
ResponderEliminarUn abrazo
Sí, para mí también fue sorprendente descubrir un pensamiento tan libre -y tan escondido en su vida- en aquel tiempo de monarquía absoluta y un poder De la Iglesia tan grande. En España no hubiera sido posible algo así por el poder de la Inquisición. Hubo un clérigo, Jerónimo Feijoo, que escribió sobre ideas ilustradas en su Teatro Crítico pero no tiene nada que ver con lo que escribió Jean Meslier, un cura ateo. No deja de sorprender. A veces me pregunto si el papa cree realmente o solo representa una ficción. Es una persona inteligente y no dejará de hacerse preguntas sin respuesta porque Dios no habla a los hombres. Si lo hiciera, ya nos habríamos dado cuenta. Un abrazo.
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EliminarQuien menos cree en la invención de la divinidad es el Papa. Una figura a la que se le concede un alto grado de conocimiento, lucidez e inteligencia, no puede caer en un cuento tan infantil como es la mitología cristiana. http://contralosestudiosos.blogspot.com/2009/03/blog-post_29.html
Siempre encantado y agradecido de asistir a tus lecciones magistrales que tanto nos enseñan.
ResponderEliminarA mi también me gustó porque es increíble que pasan los años y no hayamos aprendido nada como humanos. Aunque hoy la religión es mucho menor que antes debería serlo menos todavía. Que cosa el querer salvarse después de la muerte de forma irracional ja. En fin, gracias por el dato de ese maestro/loco que se contradecía también, saludos.
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