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lunes, 14 de septiembre de 2020

Un curita de aldea y sus pensamientos


Voy a contar la historia de un curita párroco francés durante el reinado de Luis XIV en Francia. Su fama se debe a su testamento cuyo título exacto fue Memoria de los pensamientos y sentimientos de Jean Meslier, cura párroco de Etrepigny y de Balaives. Y los lectores pensarán que qué aburrido tema los pensamientos de un cura anodino entre el servicio a sus feligreses. ¿Qué pensamientos tendría este curita? Se dedicó a pensar sobre el poder, sobre Dios y las religiones y llegó a conclusiones dignas de ser tenidas en cuenta. En su biblioteca tenía la obra entera de Etienne de La Boétie autor del Discurso sobre la servidumbre voluntaria que era su libro de cabecera junto al de otros autores clásicos entre los que no faltarían Lucrecio y Epicuro, además de Montaigne que es el autor más citado en su Testamento. 

 

Jean Meslier (1664-1729) fue el detonador de un discurso radicalmente ateo y en las lindes del comunismo. Celebra los servicios gratuitamente y vive entre los pobres. Convive con dos falsas sobrinas que son sus amantes. Meslier ataca a Dios, a Cristo, a los sacerdotes, a los monjes, a los obispos, a la Iglesia, las Sagradas Escrituras, a los príncipes, a los reyes, a los emperadores, a los tiranos, a los nobles, a los magistrados, a los notarios, a los procuradores, a los abogados, a los jueces, a los agentes de policía, a los recaudadores, a los ricos propietarios y salva a los campesinos, los trabajadores, los explotados, los miserables, las mujeres, los niños, los animales. Promueve la filosofía y el ateísmo y anuncia la equidad, la libertad, la solidaridad y la fraternidad. 

 

El testamento en mil páginas desvela el engaño de las religiones que se contradicen; la fe, que es “credibilidad ciega” que va en contra de las luces de la razón; las visiones de los profetas son cosas de locos y sus profecías nunca se cumplen; la religión católica que se hace cómplice de los tiranos políticos; sostiene que el alma es mortal. Evidencia que todo lo relativo a Dios es contradictorio y absurdo: puede todo pero deja hacer el mal; ama a los hombres pero a algunos los destina a la miseria y la pobreza, mientras que a otros les corresponden las riquezas, la abundancia, la salud. Ese Dios quiere la felicidad de la humanidad, pero tolera la complicidad de la Iglesia con los poderes que explotan a los seres humanos; es magnánimo pero manda al purgatorio y al infierno por toda la eternidad a los seres humanos de los que de antemano sabe su destino. El Viejo y el Nuevo Testamento están llenos de contradicciones y contrasentidos y son puras fabulaciones. Son claramente de raíz humana y no dictados por el Espíritu Santo. Jesús es un archifanático, loco, insensato, desgraciado, delincuente, una nulidad vil y despreciable. Toda la religión cristiana es una fábula y pura superchería creada por san Pablo que ideó el cristianismo enemigo del cuerpo y de la mujer. Rechaza el dolorismo cristiano y celebra el hedonismo, el contrato libre del hombre y la mujer unidos por el deseo. Defiende el derecho a la sexualidad libre, el divorcio, que los sacerdotes tengan derecho a la sexualidad, a los humildes, a los animales. Critica la crueldad humana y la injusticia. El mal, según Meslier, no procede del pecado original, sino de un estado de hecho etológico. Para erradicar el mal habría que distribuir las riquezas de otra manera. Cuando todos tengan lo necesario para vivir ya nadie atacará al prójimo.

 

Plantea ya en raíz la lucha de clases de los desposeídos frente a los que tienen todo. Apela al bien común, quiere que el estado desarrolle la justicia, defiende el hedonismo, denuncia la unión del poder católico y la monarquía que se entienden como dos carteristas. No hay que dar nada a los ricos, no hay que pagar impuestos, pretende abolir la propiedad privada, practicar la comunidad de bienes, defiende los derechos básicos para todos como la escuela gratuita y la medicina.

 

Jean Meslier murió solo a finales de junio de 1729 sin llegar a ser conocido en su país. Dejó cuatro copias del testamento con el propósito de que al menos un ejemplar no desapareciera en la hoguera. Lo enterraron en el jardín del presbiterio sin tumba ni señal alguna. Cinco años después de su muerte circulan 150 copias manuscritas de su Testamento. 

 

Fue el fundador del ateísmo en occidente, del ateísmo y el comunismo lo que puso los pelos de punta a Voltaire que tan bien se entendía con los poderosos. 

 

Esta es la historia del curita de aldea y sus reflexiones. He seguido el desarrollo del libro Decadencia de Michel Onfray. 

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