Blog poliédrico que no cree que haya una versión canónica de la realidad y que asume la contradicción flagrante como sistema de interpretación del mundo.
Déjame elaborar lo que subyace. "El hombre que camina todo el día, cuando anochece se siente seguro de si mismo" No dice: el hombre que camina toda la noche, cuando amanece se siente seguro de si mismo. Ni dice: el hombre que camina, cuando hace un descanso, se siente seguro. Es que la frase tiene más de una lectura, y parece sencilla. Tal vez tu la has puesto para que se conteste rapidamente, pero para mi todo son mensajes subliminales, puede ser un defecto que no puedo quitarme de encima. Si a esto leo : "Andar, una filosofía", pues como que debiera ser, y según el título, "Andar de día, una filosofía". Y fuera especulaciones propias de un estudiante dominico; creo que nos intenta decir que la persona que camina (que se esfuerza) aprende a saber por donde va, el terreno que pisa y el esfuerzo que conlleva, y que al finalizar la jornada le da valor y seguridad lo trabajado. Y pienso que la frase es a todas luces acertada. Un abrazo y perdona mís elucubraciones. Salut
jajaja, me sorprende tu capacidad interpretativa que lleva a descubrir matices insospechados en una frase tan aparentemente sencilla como esta. Creo que a esta tarea se le llama hermenéutica, no sé si propia de un estudiante dominico. Recibo tu elaboración a partir de una idea que tenía como eje precisamente la idea de caminar durante toda una jornada, algo que conocemos bien los que hemos hecho el camino de Santiago o que somos aficionados al senderismo, como yo. Me gusta castigarme caminando. He hecho muchas veces la caminata a Montserrat desde Cornellà por la noche, así que también sería válida la idea de caminar toda la noche y cuando amanece uno se siente seguro. Es cierto. El cansancio del caminar es muy sano. Yo lo hago con frecuencia. Una caminata que suelo hacer dos o tres veces todos los años es Cornellà-Sitges atravesando la sierra del Garraf. Me lleva unas once horas perdido en una sierra de carácter metafísico. Me gusta la mística del caminar. De eso trataba el post, del simple caminar físico, pero puede ser ampliado, como no, al camino de la vida. Si te apetece hacer alguna vez la caminata a Sitges, encantado, aunque ahora hace mucho calor. Sería una buena ocasión para charlar, las charlas de los caminantes son siempre jugosas. Un abrazo, salut.
De Garraf, su "palmito", es una planta que me tiene entusiasmado, y como no el monasterio budista con su pequeño lago. Si me gustaría otear el cielo desde allí, con un buen telescopio, en una noche de esas donde apenas sople la brisa y la luz de las poblaciones cercanas no molesten en demasía.
No soy persona de fondo físico, mi corazón está en estado de alarma permanente y debo tratarlo sin esfuerzo. Antes corría, y mucho, no menos de cuatro vueltas Montjuïc y después una tunda de piscinas en la olímpica, pero ya me ha avisado en un par de ocasiones y ahora soy un envidioso observador. Un abrazo
No sería capaz de reconocerme sin esa liturgia del caminar, sin temor a exagerar, puedo decir que llevo caminando toda la vida, casi siempre solo, y en muy pocas ocasiones acompañado. Creo que el caminar, imbuido de esa vertiente filosófica, es una actividad que ha de hacerse en soledad, así me lo parece, aunque puede compartirse un trecho del camino, claro. He practicado también caminatas extenuantes de estar todo el día, un cerro de kilómetros, por lugares sin gran complicación o por otros muy abruptos y acabar agotado, pero es un sufrimiento gozoso, comparto tu impresión, en la medida que sufría en un sendero montañoso, por ejemplo, percibía el placer de una experiencia física y mental plena.
El deleite que me produce caminar incluso está por encima del de la lectura, lo digo sin titubear, si me pusieran en la dolorosa tesitura de escoger entre caminar o leer… yo he de seguir caminando, siempre. Aunque me consuela saber que no ha lugar a tal elección, y disfruto con las dos cosas, menos mal.
Me complace compartir contigo la misma pasión del caminar. Por mi parte, comencé a caminar a los catorce años y ha sido una constante durante toda mi vida. Camino generalmente en solitario, salvo alguna temporada que caminaba con un amigo exalumno. Tienes razón la más pura experiencia del caminar es en soledad. Este año con el confinamiento he perdido los meses de marzo, abril y parte de mayo para salir a hacerlo. Ahora hace mucho calor y tengo que recuperar fondo físico. He leído que importantes escritores, tales como Antonio Machado y Beckett, entre otros muchos, eran caminantes avezados, y que se distingue una literatura o una filosofía hecha en el camino respecto a otra más sedentaria. En mi caso, comparto, como tú, mis dos aficiones fundamentales: la lectura y el caminar. Un fuerte abrazo, Paco.
Compre justo antes del confinamiento un librito que se titula Elogio del caminar, editado por Siruela, del autor David LeBreton. Esto va a ser una antirecomendación, jajajaja: es bastante pobre en sus argumentos, y, en fin, a mi me resultó decepcionante. Pero el tema me interesa. Robert Walser, Nietzsche, Hölderlin, Rimbaud eran todos ellos grandes caminantes. No sé qué conclusión sacar de que tres de ellos, sino los cuatro, acabaran mal de la cabeza, pero, en fin, en sus momentos más inspirados son cimas de la literatura sin duda, y el propio Nietzsche decía que sus mejores pensamientos le habían venido caminando y prevenía contra a los que les llega la inspiración sentados: según él, estar sentado cría resentimiento. Creo que no le faltaba razón.
Antonio Machado y Samuel Beckett también eran caminantes. No sé si hay una protofilosofía del caminante que se proyecte sobre su obra. Sin duda, es una forma de estar en el mundo en movimiento. Este año se me ha arruinado buena parte de la primavera con el confinamiento ya que son los meses más propicios para las caminatas, ahora ya hace demasiado calor. Hay momentos muy especiales caminando, eso es cierto, y, cuando te extenúas, sientes la vida de modo muy diferente. En cuanto al resentimiento o no del caminante, no sabría bien qué decir...
Déjame elaborar lo que subyace. "El hombre que camina todo el día, cuando anochece se siente seguro de si mismo"
ResponderEliminarNo dice: el hombre que camina toda la noche, cuando amanece se siente seguro de si mismo. Ni dice: el hombre que camina, cuando hace un descanso, se siente seguro.
Es que la frase tiene más de una lectura, y parece sencilla. Tal vez tu la has puesto para que se conteste rapidamente, pero para mi todo son mensajes subliminales, puede ser un defecto que no puedo quitarme de encima.
Si a esto leo : "Andar, una filosofía", pues como que debiera ser, y según el título, "Andar de día, una filosofía".
Y fuera especulaciones propias de un estudiante dominico; creo que nos intenta decir que la persona que camina (que se esfuerza) aprende a saber por donde va, el terreno que pisa y el esfuerzo que conlleva, y que al finalizar la jornada le da valor y seguridad lo trabajado.
Y pienso que la frase es a todas luces acertada.
Un abrazo y perdona mís elucubraciones.
Salut
jajaja, me sorprende tu capacidad interpretativa que lleva a descubrir matices insospechados en una frase tan aparentemente sencilla como esta. Creo que a esta tarea se le llama hermenéutica, no sé si propia de un estudiante dominico. Recibo tu elaboración a partir de una idea que tenía como eje precisamente la idea de caminar durante toda una jornada, algo que conocemos bien los que hemos hecho el camino de Santiago o que somos aficionados al senderismo, como yo. Me gusta castigarme caminando. He hecho muchas veces la caminata a Montserrat desde Cornellà por la noche, así que también sería válida la idea de caminar toda la noche y cuando amanece uno se siente seguro. Es cierto. El cansancio del caminar es muy sano. Yo lo hago con frecuencia. Una caminata que suelo hacer dos o tres veces todos los años es Cornellà-Sitges atravesando la sierra del Garraf. Me lleva unas once horas perdido en una sierra de carácter metafísico. Me gusta la mística del caminar. De eso trataba el post, del simple caminar físico, pero puede ser ampliado, como no, al camino de la vida. Si te apetece hacer alguna vez la caminata a Sitges, encantado, aunque ahora hace mucho calor. Sería una buena ocasión para charlar, las charlas de los caminantes son siempre jugosas. Un abrazo, salut.
EliminarDe Garraf, su "palmito", es una planta que me tiene entusiasmado, y como no el monasterio budista con su pequeño lago.
ResponderEliminarSi me gustaría otear el cielo desde allí, con un buen telescopio, en una noche de esas donde apenas sople la brisa y la luz de las poblaciones cercanas no molesten en demasía.
No soy persona de fondo físico, mi corazón está en estado de alarma permanente y debo tratarlo sin esfuerzo. Antes corría, y mucho, no menos de cuatro vueltas Montjuïc y después una tunda de piscinas en la olímpica, pero ya me ha avisado en un par de ocasiones y ahora soy un envidioso observador.
Un abrazo
No sería capaz de reconocerme sin esa liturgia del caminar, sin temor a exagerar, puedo decir que llevo caminando toda la vida, casi siempre solo, y en muy pocas ocasiones acompañado. Creo que el caminar, imbuido de esa vertiente filosófica, es una actividad que ha de hacerse en soledad, así me lo parece, aunque puede compartirse un trecho del camino, claro.
ResponderEliminarHe practicado también caminatas extenuantes de estar todo el día, un cerro de kilómetros, por lugares sin gran complicación o por otros muy abruptos y acabar agotado, pero es un sufrimiento gozoso, comparto tu impresión, en la medida que sufría en un sendero montañoso, por ejemplo, percibía el placer de una experiencia física y mental plena.
El deleite que me produce caminar incluso está por encima del de la lectura, lo digo sin titubear, si me pusieran en la dolorosa tesitura de escoger entre caminar o leer… yo he de seguir caminando, siempre. Aunque me consuela saber que no ha lugar a tal elección, y disfruto con las dos cosas, menos mal.
Un abrazo, Joselu.
Me complace compartir contigo la misma pasión del caminar. Por mi parte, comencé a caminar a los catorce años y ha sido una constante durante toda mi vida. Camino generalmente en solitario, salvo alguna temporada que caminaba con un amigo exalumno. Tienes razón la más pura experiencia del caminar es en soledad. Este año con el confinamiento he perdido los meses de marzo, abril y parte de mayo para salir a hacerlo. Ahora hace mucho calor y tengo que recuperar fondo físico. He leído que importantes escritores, tales como Antonio Machado y Beckett, entre otros muchos, eran caminantes avezados, y que se distingue una literatura o una filosofía hecha en el camino respecto a otra más sedentaria. En mi caso, comparto, como tú, mis dos aficiones fundamentales: la lectura y el caminar. Un fuerte abrazo, Paco.
EliminarHay quien camina muy lejos sin moverse de donde está y no se tambalea ante su yo.
ResponderEliminarImagino que te refieres a ti mismo -pienso- que caminas muy lejos sin moverte de donde estás y que no te tambaleas ante tu yo.
EliminarCompre justo antes del confinamiento un librito que se titula Elogio del caminar, editado por Siruela, del autor David LeBreton. Esto va a ser una antirecomendación, jajajaja: es bastante pobre en sus argumentos, y, en fin, a mi me resultó decepcionante. Pero el tema me interesa. Robert Walser, Nietzsche, Hölderlin, Rimbaud eran todos ellos grandes caminantes. No sé qué conclusión sacar de que tres de ellos, sino los cuatro, acabaran mal de la cabeza, pero, en fin, en sus momentos más inspirados son cimas de la literatura sin duda, y el propio Nietzsche decía que sus mejores pensamientos le habían venido caminando y prevenía contra a los que les llega la inspiración sentados: según él, estar sentado cría resentimiento. Creo que no le faltaba razón.
ResponderEliminarAntonio Machado y Samuel Beckett también eran caminantes. No sé si hay una protofilosofía del caminante que se proyecte sobre su obra. Sin duda, es una forma de estar en el mundo en movimiento. Este año se me ha arruinado buena parte de la primavera con el confinamiento ya que son los meses más propicios para las caminatas, ahora ya hace demasiado calor. Hay momentos muy especiales caminando, eso es cierto, y, cuando te extenúas, sientes la vida de modo muy diferente. En cuanto al resentimiento o no del caminante, no sabría bien qué decir...
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