La crisis mundial que supone el Coronavirus tiene un efecto positivo sobre la salud del planeta y es posible que salve más vidas que las que causa. En efecto, el parón mundial, en especial en China, de la producción, la caída del consumo de carbón, la disminución del gasto eléctrico por las cuarentenas impuestas a las empresas chinas para contener el virus, ha hecho que por primera vez en mucho tiempo se vieran cielos limpios y ambientes claros. Asimismo, en el resto del mundo, la producción depredadora se ha ralentizado y las emisiones de dióxido de nitrógeno y dióxido de carbono, se han visto notoriamente reducidas. A esto se añade la caída significativa de los vuelos de turismo depredador que suponen un 8% de las emisiones de CO2. El mundo en estos días es mucho más limpio, los centros de las ciudades están desiertos, abandonados por el turismo de bajo coste que invade todas las urbes notorias del mundo.
La OMS calcula que mueren anualmente en el mundo ocho millones de personas por la contaminación que produce un planeta que se encuentra en estado de emergencia climática.
El coronavirus está teniendo consecuencias muy positivas porque ha ralentizado el planeta y nos puede enseñar, si escuchamos, que hemos de modificar radicalmente nuestro devastador estilo de vida que requiere de más y más agresión a la naturaleza. El coste será una terrible crisis económica que nos golpeará brutalmente porque nuestro modo de vivir requiere de un gasto de energía que no puede ser mantenido.
Es posible que estos días oigamos cantar a los pájaros en ciudades vacías de frenesí urbano. Pensemos que el coronavirus puede ser una señal de advertencia beneficiosa, pero hemos de oír el mensaje y no veo, salvo en webs muy marginales, que nos estemos dando cuenta de que lo que está pasando es muy bueno para el planeta.