Los
que fuimos internautas en la primera era de internet, cuando era un espacio
nuevo y prodigioso sin límites ni controles, recordamos aproximadamente una
década, hasta 2006, aproximadamente, la sensación de maravilla que nos surgía
cada vez que navegábamos, aun sin router o línea ADSL, por los territorios de
la Red. Era una sensación equiparable a la de los pioneros que descubrían
nuevas tierras. No había límites ni controles. El ser humano había descubierto
una nueva dimensión que alentaría cambios sorprendentes. Es la época del
optimismo en que cualquier cosa sería posible. En los institutos y escuelas se
alentaba a adherirse a las nuevas tecnologías. Yo utilicé los blogs con mis
alumnos ya en el año 2006, y aquello resultaba portentoso por las perspectivas
que abría. En años sucesivos se celebraron encuentros, jornadas, eventos entre
profesores, en que cientos de docentes oían a gurús que auspiciaban una especie
de nuevo amanecer en que el conocimiento daría un giro radical y pasaría de ser
unívoco y autoritario a colectivo y en red. Se había llegado a la era
postgutenberg y nos encaminábamos a un nuevo paradigma educativo que dejaría
atrás la escuela industrial en la cual tenía origen el actual modelo educativo.
Los profesores se excitaban pensando en el nuevo modelo de escuela que surgiría
de este conocimiento multipolar y en red en que ya no serían necesarios
instrumentos del pasado como la memoria ni los materiales basados en la
autoridad de un investigador o creador individual. Todo el conocimiento está en
la red y los mecanismos de la escuela autoritaria se vendrían abajo.
Sin
embargo, las cosas no han sucedido como se esperaba. Con la aparición de las
redes sociales, la conversión de las compañías tecnológicas en gigantescos oligopolios,
la eclosión de minúsculos terminales llamados móviles, que han ido ganando en
sofisticación a un ritmo geométrico, los seres humanos han caído presos de esa tecnología
que apareció como liberadora. Los usuarios se han hecho adictos a pequeños
artefactos que monitorizan su vida, sus movimientos, sus pulsiones, sus gustos
y tendencias desde sociales o sentimentales, a políticas. Las redes sociales y
Google, Netflix, Amazon, Apple…, son herramientas que escrutan a sus usuarios
para influir en ellos conociéndolos profundamente en todos los sentidos. El
ciudadano de finales de la segunda década del siglo XXI está prendido de una
tecnología que ya no es liberadora ni alienta un nuevo paradigma ni educativo
ni existencial. La tecnología ha eliminado la dimensión prometeica del hombre y
lo ha cosificado mediante sistemas de control que no pudo imaginar la distopía
orwelliana. Somos transparentes. Nuestros datos en forma de big data son
monitorizados y escrutados por la inteligencia artificial y nuestros
sentimientos son condicionados por la influencia de las fake news que se
generan porque la Inteligencia Artificial nos conoce perfectamente. No somos ya
sino un producto cuantificable y sometido a control exhaustivo del que se
manejan todos sus resortes psicológicos y humanos. Lo más paradójico de la
cuestión es que lo sabemos, hemos abandonado lo que estimábamos en eras
anteriores como lo más preciado de la vida humana, la privacidad. Admitimos ser
monitorizados por cookies, que escuchen nuestras conversaciones más íntimas, que sepan qué estamos haciendo en todo momento, que nuestros datos, incluso biométricos, sean tratados y evaluados. Las leyes
de protección han resultado inútiles y lo vemos continuamente cuando tenemos
que dar a “acepto” a cualquier navegación por todo tipo de páginas que nos
escanean porque no podemos hacer otra cosa. El aparato legal es pura fachada
para hacernos rehenes de nuestras pulsiones. Y esos aparatitos que hacen de
todo nos controlan eficazmente, nos hemos hecho radicalmente adictos a ellos, a
su manipulación, a las redes, a los likes que acrecientan la ansiedad y la
angustia de los adolescentes –y no adolescentes- que se ven cotejados
permanentemente con otras vidas aparentemente más dichosas.
Soy
pesimista. La tecnología ha abierto posibilidades inmensas en el terreno
científico, la comunicación así como en la difusión de la información y el
conocimiento; la Inteligencia Artificial –y el Deep Learning- nos llevarán sin
remisión a dimensiones que todavía no podemos imaginar. El ser humano se ha
transformado, es otro. Lo hemos visto a lo largo de una vida que ha
experimentado lo que había antes de internet, la aparición inicial y optimista
de la web, y la deriva que no puede ser considerada sino como de pesadilla en
que la libertad e intimidad humanas ya no son sino un sarcasmo. Pero
nuestros hijos ya no pueden recordar nada de un mundo que no sea sino una prolongación
de un móvil que nos vigila.
Sin embargo, la evolución o involución están ahí y han venido para quedarse. Mal que nos pese somos rehenes de la tecnología, esclavos de su espuria utilización y al mismo tiempo partícipes de sus increíbles logros y posibilidades. Es algo inevitable e imparable, imprescindible (diría yo) para el devenir. Las manos negras y autoritarias siempre han querido controlarnos (ningún tiempo ha escapado a ese control) y hoy en día éste se establece a través de los metadatos (El Dios de Silicio, como comenta JL en su espacio). https://www.youtube.com/watch?v=Ao5OtJE7a0A
ResponderEliminarParece que con los nuevos avances nos acercamos siempre a un nuevo "terror". Confiemos que después de los futuros holocaustos, que seguramente nos aguardan, haya puntos de inflexión semejantes a oasis en los desiertos. Mi visión no es más pesimista ni optimista de la que tengo de otros periodos anteriores a la época cibernética. Somos espectadores y actores de una obra abierta, en la que observamos y prevemos evidentes peligros. Con ironía te diré que deberíamos aguardar a la cachonda de la Stupid-Data, una IE con sarcasmo, humor y espiritualidad.
Entiendo y comparto lo que escribes. Peligros y oportunidades. Y que ya no hay opciones. Nos hemos metido aquí solitos.
EliminarAyer en la sala de espera de la Seguridad Social una pareja joven con sus dos niños de aproximadamente tres y cinco años estaban esperando a que les atendieran. Aquellos niños tenían sendos móviles amenizando la espera y estuvieron abducidos una hora y media larga que estuve allí. Ni se cantearon. Estos niños ya no podrán vivir fuera de las pantallas a las que ya son adictos. Esto me preocupa. Todo fuera de ellas es aburrido. Creo que no se es consciente del peligro que supone en muchos órdenes incluido el retraso cognitivo y la disminución de la inteligencia. Hay estudios que relacionan la superexposición de niños con problemas cognitivos. Pero es el panorama habitual. Las máquinas nos controlan y nos dominan. Mis hijas nacieron en 1997 y 1999 y vivieron una infancia sin móviles, algo que agradezco profundamente, aunque ahora también sean adictas a ellos. No hay conciencia social del daño que produce esta superexposición. La mayoría de los niños de más de año y medio están ya bajo su poder magnético. Gente muy ilustrada da sus móviles a los niños cuando son bebés. El mundo y la vida eran mucho más misteriosos antes de la era de internet. Yo viví una infancia -no necesariamente feliz- expuesta a estímulos que los niños de ahora no pueden comprender. Ahora ellos ya están dentro de la pantallita y cuando lo veo me enciendo. No puede ser bueno. Hubo un tiempo que la literatura era potente como alimento para los adolescentes. Hace tiempo que dejó de serlo. Se ha disminuido geométricamente en dominio del lenguaje como lectura y medio de expresión. Siento que la humanidad se hace cada vez más unidimensional, abducida por los móviles. Pero esto no ha hecho sino empezar. Lo que va a venir -me gusta leer sobre ello- será infinitamente más potente y adictivo.
Muchas gracias por tu comentario que viene a relativizar mi pesimismo. Y tu esperanza en una IA con sarcasmo, humor y espiritualidad, no sé qué decirte.
El problema en si, cómo bien apuntas, no es la tecnología sino los usos. Los usos, por ejemplo, que hacen los padres de ésta para deshacerse de las incomodidades de cuidar y educar a los hijos (la tv también ha servido a este respecto como eterna nani).
ResponderEliminarNo me puedo extender más por causa del trabajo.
Saludos!!!
Me alegras la mañana. El problema es que todas las aplicaciones de internet están diseñadas para ser adictivas. La pantalla es magnética y todo en ella nos reclama, el whatsapp, Netflix, FB, TW, Instagram... Mi hija de veinte años me decía no hace mucho que Instagram le produce ansiedad e insatisfacción. Pero no puede dejar de estar presa en él. Utilizan recursos psicológicos de recompensa muy poderosos. En las redes sociales hay mucha ingeniería social. Pienso que la baja autoestima está más presente que nunca. Antes nos jodían y los curas nos metían mano pero éramos más fuertes. Ahora es más jodido y sutil.
EliminarNada es gratis. Si yo quiero tener un aparato pequeño para llevarlo conmigo y en cualquier momento poder comunicarme con alguien, saber un dato determinado, realizar unas cuentas largas con rapidez, pagar sin dinero, intervenir en una conferencia desde kilómetros, escuchar las noticias o música, traducir un texto a otro idioma… eso tengo que pagarlo, y no hablo de lo que me cueste el terminal sino pagarlo en información personal que es lo que las distintas empresas incluso los gobiernos quieren cobrarse. Todos sabemos que estamos siendo espiados y por lo tanto controlados pero lo aceptamos porque la civilización se dirige a eso sin remedio alguno, a que todos estemos bajo el control de tres, cuatro poderosos que se repartan la tarta que es el mundo (lo digo un poco exagerando pero es lo que hay)
ResponderEliminarAún así las cosas hay que saber utilizarlas, tenemos que tener cabeza y moderar el uso, dar la menor información posible, minimizar su uso en los niños sobre todo… en fin, no utilizarlo a locas.
En conclusión Internet les ha venido de perlas a todos los poderosos del planeta, no hay otra herramienta mejor que esta, yo diría que es incluso mejor que la guerra porque no nos aniquila sino que nos controla.
SAludos.
En China existe una especie de carné social, en que los ciudadanos totalmente controlados, reciben valoración de cualquier actividad realizada o sus faltas o sanciones, incluso compras por internet, páginas por las que se navegue, todo queda allí reflejado en un sistema en que el ciudadano ha dejado de ser anónimo por completo con el agravante de que el reconocimiento facial con decenas de millones de cámaras es ubicuo. Todo está controlado, todo. Y en función de tu valoración recibes privilegios o no. Si alguna vez se aduce que eso es acabar con la libertad individual, te replican los mismos ciudadanos, que en su país no hay delincuencia. Y algún amigo al que le he comentado el asunto me dice que es una forma de premiar a los ciudadanos que cumplen las leyes algo que en España es insólito pues quienes triunfan son los que las violan. Así que si se instaura, es cuestión de tiempo, el carné social quedaremos totalmente desnudos ante el sistema. El pasado fue duro, pero salvaje; el futuro es dulce y sin libertad ni privacidad. Tu comentario es muy acertado. Estoy disfrutando esperando para comer una merluza con salsa de ajos, puerros, apio, zanahorias, jerez seco y caldo de pescado que va a encantar a mi hija y a mi mujer, no tanto a mi suegra, pero ¿qué se le va a hacer? Saludos.
EliminarDejo el enlace que nos ofrece Manuela sobre el control social. Dura quince minutos pero es digno de verse INTELIGENCIA ARTIFICIAL Y CONTROL SOCIAL
ResponderEliminarNo,no, Manuela no, es más, acabo de ver el youtube y habría mucho que hablar sobre él, matices en los que no estoy de acuerdo totalmente. Pero en el conjunto si, ya es sabido, como dijo Hawking, que "la inteligencia artificial augura el fin de la raza humana". En cuanto a los placeres culinarios nada que objetar, con la buena pinta que tiene la merluza yo me hubiese sentado también a la mesa :)))
ResponderEliminarTienes razón, el vídeo me lo había pasado otro contertulio y te lo he atribuido a ti. No pasa nada ;-)))) La salsita estuvo de fábula, pero me había sobrado mucho apio y puerro que utilicé para hacer una vichysoise fría por la noche que entusiasmó a mi hija y a mi mujer. Con apio, puerro, mantequilla, crema de leche, patata y sal. De fábula. Cocinando con la Thermomix.
Eliminar¡Ah, el vídeo me lo había pasado Mailconraul! Sorry.
Poco ha evolucionado la necedad emocional humana. En virtud de la comodidad tomada por desarrollo tenemos lo que nos merecemos.
ResponderEliminarSería importante enfocar la historia sin prejuicios unida a la psicología desde el big bang hasta las extrapolaciones futuras desde muy diversos ángulos.
Conviene asumir una despersonalización para afrontar el poder verdadero, pero claro en un mundo donde se ensalza la estupidez en base a unicidades prepotentes, resulta inútil.
Mejor agradecer todo lo obtenido de la vida hasta la fecha y ser valientes para asimir la realidad física macro y microscópica en detrimento de la personal. Así se combatiría al poderío social imperante.....por ponerlo suave.
Me hace gracia el hincapié personal del vídeo. Mejor aplicar zen y tao para medio sobrevivir emocionalmente porque las pulsiones de la materia,, por muy sutil que se disfrace, en su territorio son muy potentes y dominan.
Muchas gracias por tu comentario. Hacía tiempo que no sabía de ti. Bienvenida.
EliminarRecuerdas la película: LA FUGA DE LOGAN. ?Debe ser de la década de los 80, quizá algo anterior. Se la recomendaría “de aperitivo” a las jóvenes generaciones.
ResponderEliminarWarner Bros está preparando un remake de La fuga de Logan a cargo del guionista Peter Craig (Los juegos del hambre) y dirigida por Simon Kinberg. A ver cómo es reinterpretada la historia 43 años después de la original. Un cambio fundamental es que el protagonista -Logan 5- será interpretado por una actriz en lugar de un actor como en la original.
Eliminar1976
ResponderEliminarYo me incorporé a la web 2.0 en 2008; mi quehacer docente cambió drásticamente. Encontré información, herramientas, calor, compañía... y una manera distinta de trabajar, como tú muy bien apuntas. Mi alumnado y yo participamos en muchos proyectos nacionales e internacionales, ganamos premios, fuimos a recogerlos al extranjero...
ResponderEliminarPrecisamente, ahora en septiembre se celebra en Madrid un encuentro de docentes de aquella época. Bajo el hashtag #50yTICo o #dondeestabasentonces, se hacen hilos en twitter que recrean lo que se vivió entonces, una especie de deslumbramiento por la tecnología y de buenismo de trabajo en equipo que ya pasó y que yo no veo necesario rememorar, ¡pero allá cada cuál, por supuesto!
Me jubilé y todo aquello terminó para mí, pero en su momento aprendí mucho y eso no habría sido posible en la pequeña escuela rural donde me desenvolvía. No se puede dar la espalda a la innovación, aunque ya sabemos que siempre hay un precio. Creo que el debe y haber merece la pena, yo volvería a hacerlo todo igual.
Ahora, mi vida de jubilada se desarrolla en gran medida asociada a la red, es inevitable, y no puedo dejar de pensar que si no fuera este gran hermano sería cualquier otro, pero como muy bien sabemos (los que vimos "La fuga de Logan" en su momento, quizá lo supimos antes) la libertad es un espejismo que huye constantemente de nosotros, una entelequia, que como su definición apunta, solo existe en nuestra imaginación.
Un placer dialogar contigo y, por extensión, con tus comentaristas.
Besos, Joselu.
Yo me incorporé a internet en 1996 y viví en primera línea la fascinación que suponía navegar y conectarte con muchas personas que estaban al otro lado. Mi blog me dio vida durante muchos años y viví intensamente esa época burbujeante de comunicación en que se creía en lo imposible. Utilicé los blogs profusamente con mis alumnos y les animé a crearlos ellos mismos. Yo no obtuve premios porque he sido siempre muy individualista y no encontré en mi entorno a nadie en la misma onda. Yo no renuncio a nada tampoco, fue fascinante iniciar aquello y vivirlo en primera línea, no tanto como tú, pero sí. Y mi último año supuso la adopción de la tecnología más avanzada en el mundo pedagógico para mis alumnos que, tras irme yo, retornaron al libro de texto, algo que me hubiera resultado inaceptable si hubiera sido yo el profesor. La tecnología es fascinante pero contiene dentro de ella semillas muy peligrosas que hemos visto crecer después de aquello, y ahora ya no nos suscita en mismo entusiasmo adánico como al principio. Me estremece ver a bebés de un año y medio con móviles y es algo común. El elemento liberador que soñamos ahora es una reunión de adolescentes todos conectados con el móvil. La tecnología es adictiva y hacen que sea así. No me gusta. Dices que tiene un precio y no sé si es hora de pensar que el precio es muy elevado. Nunca había habido tanto control de nuestra intimidad -término que ya es innecesario- y el grado de influencia que experimentamos es sutil pero gigantesco. Yo he abandonado las redes sociales por completo. No digo que no tengan elementos muy positivos, es cierto, pero veo ahora sus ángulos más siniestros...
EliminarY si considero mi carrera como profesor, iniciada en 1982 en la pública en un medio rural, sin medios tecnológicos de ningún tipo, puedo decir que estoy muy orgulloso de lo que pudimos hacer en la vanguardia educativa. Estaba aislado pero el mundo también podía abrirse para un profesor joven y con ganas de llevar la cultura y la literatura a sus alumnos, como así hice. Si me preguntas de qué parte de mi vida docente me siento más profundamente satisfecho, te diría que de la primera, la que no había tecnología pero sí imaginación. Un profesor con imaginación es un arma impresionante, y los adolescentes, incluso en un medio rural, antes, tenían mucha más imaginación que la que apareció con el advenimiento de la tecnología. He sido testigo del declive de la imaginación y del dominio del lenguaje a lo largo de mi carrera. Y la tecnología ha tenido mucho que ver en ello. No olvides que yo era profesor de literatura, y esa era un arma, entonces, de una potencia gigantesca para la mente de los adolescentes. Luego ya no. Así que la tecnología abrió caminos apasionantes, no lo niego, pero cerró otros que ya nunca volverán a ser, entre ellos la inocencia, y esta es necesaria para aficionarse a la literatura.
Un placer siempre leerte. Te agradezco profundamente que en pleno verano y en la playa dediques tu tiempo a leernos y comentar. Besos, Conchita.
Hoy en un suplemento dominical -se distribuye con un periódico de aquí, regional, pero es de un gran grupo: es donde escribe sus artículos Pérez Reverte- viene una entrevista con un señor del que no recuerdo el nombre, el creador de la teoría de Gaia, y que afirma cosas muy interesantes sobre a dónde nos dirigimos. Su idea es que el manido antropoceno en realidad ya está superado y nos encontramos en otra cosa, el mundo de la inteligencia artificial, que los cambios van a ser cada vez más veloces y que, en definitiva, sí sobreviviremos, pero porque les interesemos a las máquinas, como sobreviven con nosotros plantas o gallinas, por ejemplo. No lo pinta como algo negativo per se.
ResponderEliminarHe buscado el suplemento que mencionas pero no está on-line. El creador de la hipótesis de Gaia es James Lovelock. Solo he leído el titular: "Los robots nos tolerarán porque les seremos útiles" que enlaza con lo que has escrito. Lástima no haber conseguido el artículo. James Lovelock manejaba la palabra "Antropoceno" para referirse a la era de la acción del hombre que lleva camino de hacer la vida imposible en la tierra. No sé si será una buena hipótesis la de la superación del antropoceno y si es una excelente perspectiva la de que sean las máquinas quienes controlen el mundo, pero uno piensa a bote pronto que peor no lo pueden hacer. No lo pueden hacer peor que nosotros. Ya el mundo lo controla la Inteligencia Artificial, no una Inteligencia Artificial General -todavía no se ha llegado a ello pero mis hijas lo verán- sino una IA parcial. En mi post había todavía cierto romanticismo que alentaba la idea de que corporaciones humanas nos controlan y nos conocen perfectamente. La hipótesis de que ya los seres humanos no deciden es francamente desgarradora -o no-. En el espacio de una vida humana hemos pasado de la revolución hippy -de la que soy hijo- a que el mundo lo controlen las máquinas. Sobreviviremos porque les interesaremos a los robots. Interesante. Un cordial saludo.
EliminarNo puedo estar más de acuerdo contigo. Para mí es quela ética muy bien desarrolada desde hace siglos no se aplica, al menos con la misma fuerza que la tecnología. El beneficio, (en todos sus aspectos), está detrás de todo y al final acaba corrompiendo cualquier avance
ResponderEliminarUn abrazo
Pienso que el ser humano está ciego en su avance frenético hacia el futuro, y quedan de lado y esquinados los debates éticos de supervivencia. Estoy leyendo ahora un libro muy recomendable que se titula El clamor de los bosques en que se describe, en forma de novela polifónica, la destrucción de los bosques primarios del mundo a un ritmo suicida. Así las selvas de todo el mundo están siendo arrasadas, árboles milenarios son cortados para plantar aceite de palma o similares. Estas selvas son pulmones para controlar el CO2 que producimos con nuestras industrias contaminantes. El ritmo de crecimiento es inexorable y condenado a la autodestrucción del planeta. Lo sabemos pero los gobiernos no hacen nada para limitar ni la contaminación ni la destrucción de las selvas tropicales o bosques milenarios. Es el progreso, un motor suicida que nos llevará a terminar en manos de las máquinas que, espero, tal vez lo hagan mejor que nosotros. Un abrazo.
EliminarBuenas noches, yo cogi mi primer ordenador el 11 de Junio de 2001 y lo primero que pregunte es si podía romper algo. Actualmente nuestra vida es estudiada minuciosamente para crearnos necesidades secundarias, esto es fruto de que el actual sistema en los países desarrollados ya cubre de sobra las necesidades primarias. Gracias a esto mucha gente trabaja y la tecnología que debía evitarnos trabajos, es decir que trabajásemos todos un poco menos y más cómodos, se ha transformado en que muchos trabajamos mucho más en otro tipo de trabajos de los que somos esclavos, aunque creo que esclavos se queda corto, porque incluso en Roma los esclavos tenían sus días libres... Asi que la libertad se ha quedado en que podemos comprar muchas más cosas que no nos hacen falta con un dinero que no tenemos.
ResponderEliminarLa tecnología solo es el espejo de nuestras miserias, quizás ahí este clave...
Un saludo
Es cierto, la tecnología no nos libera de horas de trabajo por más rápida que esta sea. Siempre hay terminales más rápidos, pero nuestras necesidades crecen al mismo ritmo que su velocidad. La tecnología no ha sido liberadora. Como profesor he visto crecer la burocracia hasta extremos delirantes y termina ocupando mucho más tiempo que el que hemos de dedicar a nuestros alumnos. El mismo hecho de poner notas se ha convertido en difícil, largo y complejo con programas que nos complican la vida. Así que a cualquier reducción de trabajo por la velocidad de los terminales, corresponde un incremento geométrico de la burocracia. Además hay que trabajar para comprar los nuevos modelos de móvil que cada vez son más caros... Recibimos continuamente ofertas de créditos instantáneos y productos dirigidos exclusivamente a nosotros porque nos conocen bien por nuestro historial y perfil. Se nos dice que no vivamos por encima de nuestras posibilidades pero todo funciona para que no sea así.
EliminarUn saludo.
A pesar del panorama pesimista que contemplamos, sigo experimentando una brecha creativa y de libertad. Aunque siempre con la sensación de que estamos en sus manos.
ResponderEliminarEste y otros blogs, además de tus perfiles blogueros y en redes sociales son prueba de que existe esa brecha creativa que tú experimentas, pero me viene la reflexión sobre ello y es que somos totalmente inofensivos para el ecosistema tecnológico. Nadie te impedirá publicar tus microcuentos o tus aforismos, ni a mí escribir sobre control y tecnología. ¿A quién molestamos? Sobre las palabras hay una teoría positiva que las considera fuente creativa y de libertad; otra teoría sostiene que en un mundo saturado de palabras, su valor es muy escaso. La palabra ha ido adelgazándose en su capacidad de expresar y de sugerir. Sí que las percibimos cuando son hirientes o despectivas, para eso hay una gran conciencia. No les molestamos y nos dejan disfrutar de esa realidad o ilusión de creación y libertad. Eso no es problema. Tampoco es problema que Alexa esté escuchando todo en nuestros hogares o que las cookies nos rastreen y envíen publicidad dirigida. Lo que pasa es que en forma de metadatos están acumulando cantidades gigantescas de información sobre nosotros. Sin duda no somos su objetivo individual sino como integrantes de grupos sociales. Y eso sí que es enormemente peligroso.
EliminarCuando se entonaba la loa general de la cibernética y poco menos que se entronizaba como una diosa todoterreno or lo que nos iba a permitir hacer, siempre me hacía la reflexión: pero ese instrumento solo valdrá en la medida de lo que los seres humanos metan en ellos, ¿no? Y aun sigo instalado en esa reflexión: ciertas tareas las ha facilitado, en efecto, respecto de las máquinas de escribir antiguas, incluso las que tenían pantalla, pero lo que hemos ido metiendo en los ordenadores tiene más de basura que de otra cosa, al menos de forma generalizada. Es cierto que también hay un internet del conocimiento que incluso te permite, como fue mi caso, hacer una edición crítico de un texto del XIX, "La carta de Paracuellos", de Tomás Antonio Sánchez, primer editor del Mio Cid, sin necesidad de pisar la Biblioteca Nacional, por ejemplo, pero no creo que ese sea el uso habitual de la red de redes, la verdad. Sé de ti, Joselu, que cada vez te apartas más de todo cuanto sea el control que las redes ejercen sobre nosotros, y me parece lo más sensato. A mí, actualmente, me sirven para difundir mi dedicación filológica y cin´fila, por un lado, y mi vocación de comentarista político, por otro, pero confieso que cada vez me cuesta más, me da más pereza. NO me gusta que me controlen, y ada vez más tengo la sensación de estar siendo controlado por una fuerza muy difícil de encauzar. Gil de Biedma nos marcó el camino:
ResponderEliminarDE VITA BEATA
En un viejo país ineficiente,
algo así como España entre dos guerras
civiles, en un pueblo junto al mar,
poseer una casa y poca hacienda
y memoria ninguna. No leer,
no sufrir, no escribir, no pagar cuentas,
y vivir como un noble arruinado
entre las ruinas de mi inteligencia.
El hecho de utilizar las redes sociales puede ser enriquecedor, no me cabe duda y a ti te sirve perfectamente para tus objetivos. No obstante, una de las objeciones más fuertes que me sugieren redes como Twitter o Facebook es que te ponen en contacto esencialmente con personas que piensan como tú, se está en una burbuja ideológica y no en la realidad real. A todo el mundo le gusta leer ideas que le sean agradables y le desagrada leer lo que no le gusta, y, de este modo, las redes sociales te conectan exclusivamente por mecanismos -perversos o no- con tus afines, fuera de la complejidad del mundo real. Así uno lee las noticias que refuerzan nuestra visión del mundo, las opiniones que concuerdan con nosotros y se excluyen las otras. Es normal bloquear a los que te incomodan o expresan ideas diametralmente opuestas a las de uno. Esto lo hace todo el mundo. Yo he bloqueado y me han bloqueado. Así el universo que se va construyendo es unívoco y sesgado pero el usuario de las redes sociales piensa que es real. Cuando me vi en Facebook y Twitter en un entorno totalmente construido a mi imagen y semejanza, sentí que debía huir de allí. Esta es la degeneración del mundo del periodismo en que solo se leen las noticias que refuerzan tu cosmovisión. Esto es muy peligroso.
EliminarGil de Biedma no sospechaba el mundo que iba a venir porque entre sus pertenencias no está el móvil de última generación.