Cuando yo estudié no existía la secundaria. A los diez años se iniciaba el Bachillerato lo que suponía un cambio sustancial respecto a los anteriores estudios. De hecho a los nueve cursé el Ingreso tras dos años en primaria. Se nos suponía adultos a la edad que habíamos hecho la Primera Comunión. El bachillerato iniciaba un periplo de seis años más un curso más de Orientación Universitaria. Son historias de otros tiempos en los que la madurez se presuponía. Claro si a los doce años se podía trabajar, a los doce años se podía cursar un sistema duro y exigente, casi sádico, al menos en el colegio religioso donde yo estuve nueve largos años, desde los siete a los dieciséis.
Teníamos profesores de todo tipo: curas frustrados que acabaron siendo miembros de ETA, curas que indagaban en nuestras inquietudes sexuales y nos reunían a los elegidos para enterarse de qué sabíamos de la vida; profesores laicos que nos golpeaban en los dedos salvajemente por no sabernos la lección de Trigonometría; otros nos castigaban por tener las manos debajo de la mesa porque eso era indicio de que nos tocábamos la minina; otros se sacaban pelotillas de la nariz y nos las arrojaban al foro de la clase mediante un pasagonzalo. Eran tardes interminables en que sólo deseabas que no te preguntaran para no exponerte a los sarcasmos habituales del profesor. Al final del día el cura tutor venía y nos hacía rezar el rosario entero. De seis a seis y media de la tarde rezábamos los misterios gloriosos, dolorosos o gozosos con su letanía correspodiente. Teníamos que dedicar cada misterio por una intención: por los enfermos, por los ateos, por los que sufren en el mundo… No discutíamos la autoridad. El ambiente entre nosotros era como el que recibíamos de nuestros superiores: sádico. El débil era machacado. La ley que imperaba era la de la supervivencia. Hubo gente que pasó por aquel sistema, que tienen mi edad, y que no fueron dañados por él. Paloma Díaz Mas, la autora de El sueño de Venecia, recuerda con interés aquellos años y considera que el rezo de las letanías y el rosario le facilitó el aprendizaje del ritmo poético, igual que la práctica de los ejercicios de San Ignacio le ayudó a entender la mística en la comprensión de que todo es efímero y que nuestra alma se desase del cuerpo para unirse con la divinidad. Yo no recuerdo eso, pero sí tardes esperando ante el confesionario para contar al reverendo padre tus pecados. Mentías como un bellaco en la capilla de la escuela. Te parecía tétrica y siniestra, pero te faltaban elementos teóricos para ser capaz de juzgar aquello.
Cuando llegaste a cuarto de bachiller (13 años) –antes de la reválida- cursaste con un bondadoso cura la asignatura de Literatura. Llevabas un grueso libro que te hablaba de los autores de la Literatura Universal. De aquella asignatura te quedó un conocimiento general de los clásicos griegos y latinos, así como de los humanistas italianos para llegar a los realistas del XIX. No recuerdas que te hablaran del grupo poético de 1927. En aquel momento todavía no era en la enseñanza un referente. Tuviste que esperar a cursar Lengua en COU, en una academia privada, para enterarte de que habían existido García Lorca o Vicente Aleixandre o Miguel Hernández. A los once, doce y trece años cursabas latín de forma obligatoria lo que te obligaba junto al conocimiento de la sintaxis y la morfología de la lengua a penetrar en el conocimiento de las estructuras lingüísticas… No discutías, sólo acatabas lo que en aquel momento era la realidad imperante. Te pegaban, pero a ti no se te ocurría ir a casa a contarlo porque entonces te hubieran golpeado más en casa y en el colegio. Aquello era sumisión absoluta ante la autoridad. Desde entonces detestas a los curas y odias la enseñanza religiosa. Años después terminaste siendo profesor en la misma orden en que tú habías estudiado. Fue un curso en los Maristas de Paseo San Juan en Barcelona. Tú habías estudiado en Zaragoza, una ciudad de curas y militares. Evocas tu infancia paseando por el Paseo de Independencia y la calle Alfonso de Zaragoza cuando salías de aquel colegio agresivo y autoritario. Era ya de noche. Vivía Franco y la autoridad era intocable.
Cuando llegaste a la universidad, ésta ardía en movimientos revolucionarios. Leíste a Erich Fromm, a Roger Garaudy, a Teilhard de Chardin, a Samuel Beckett, a Sartre, a Camus, a Alfonso Sastre, a Cortazar, a Juan Goytisolo y te salió el rebelde que llevaba dentro. Te uniste a los partidos de izquierda revolucionaria. Sentiste el deber de cambiar el mundo. De modo que cuando llegaste a la enseñanza como profesor entendiste que tu obligación era transformar el mundo con tus clases. ¡Cómo te lo creías! Disfrutabas introduciendo a tus alumnos en estéticas nuevas y dándoles a conocer la novela negra norteamericana o el Nuevo periodismo representado por Charles Bukowski y Tom Wolfe. La lectura de La Celestina era un ejercicio de reivindicación del cuerpo y del placer. Entonces tenías un discurso rebelde y tus alumnos te escuchaban. Venías de una enseñanza represiva y tenías la oportunidad de cambiar el mundo con la literatura. ¡Qué maravilloso panorama cuando veías a tus alumnos ansiosos de ideas o nuevos sentimientos!
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un fuerte abrazo y gracias por contar estas experiencias.
ResponderEliminarmi padre paso por fases similares a las tuyas, es de la misma generación. Militante de la CNT, profesor en primaria y ahora regidor de educación en el Ayuntamiento de Sabadell, por el PSC.
Me ha contado muchas cosas de las que has contado tú y, aunque te cueste creerlo, tengo un gran afecto a los profesores de vuestra generación, a los que os jubiláis dentro de 10 años como máximo (si no aumentan la edad). Da miedo pensar que esta generación, la que hizo dimitir a un ministro de educación en los años ochenta, luchando por sus puestos de trabajo, salarios y reinvindicaciones, van a dejar de dar clases para dar paso a una generación nacida durante la transición, que no sienten la necesidad de luchar por nada
Eso es redención por la literatura. No cuesta identificarse con el relato de tus memorias en segunda persona. Esas huellas del catolicismo las traemos muchos en mayor o menor grado, y buena parte de la vida se nos va en borrarlas.
ResponderEliminarLo que cuentas es cierto porque como nací en el año 1946 y me eduqué en los Jesuitas (Caspe de Barcelona) pues es un recuerdo imborrable.
ResponderEliminarYa ves, un encuentro de blogs, el tuyo y el mio, que sin pensarlo comparten bastantes más cosas en común de las que imaginas.
Un saludo muy cordial.
Lo que cuentas es cierto porque como nací en el año 1946 y me eduqué en los Jesuitas (Caspe de Barcelona) pues es un recuerdo imborrable.
ResponderEliminarYa ves, un encuentro de blogs, el tuyo y el mio, que sin pensarlo comparten bastantes más cosas en común de las que imaginas.
Un saludo muy cordial.
:-D
Está claro que para mí los años pasan sin darme cuenta... Enhorabuena también por este blog. Cada vez estoy más convencida de que resulta difícil comparar alumnos y docentes tan distintos y con circunstancias tan diferentes. Estando de acuerdo con casi todo lo que se suele decir a propósito del informe PISa, no creo que la solución pase por mirar al pasado. Los retos son importantes y también hay que felicitarse por haber conseguido una escolarización universal; ahora hay que luchar por la calidad. Lamento la extensión del comentario y no haberme ceñido al contenido del post... ¡Buena semana!
ResponderEliminarSoy un poco posterior, pero también conocí los colegios nacionales en los que se rezaba el avemaría y en los que te pegaban capones.
ResponderEliminarTambién hice la FP en los jesuitas de Valencia, aunque era ya en 1982. Aún así, había curas sobones e inquisidores.
Empecé en la enseñanza, como tú, pensando que la literatura nos cambia la vida. Lo sigo pensando, pero cada día me resulta más complicado transmitirlo.
Un saludo y gracias por la memoria.
lindo relato..
ResponderEliminarHola Joselú!
ResponderEliminarYo me eduqué en un cloegio privado de Sacerdotes Lasallistas, desde mi instrucción maternal hasta que terminé la secundaria (15 años) de ahí no tuve mejor idea (porque fué mía) que internarme en un colegio de monjas guadalupanas para mi bachillerato (15 -18 años). Yo quería ser monja ¿sabes? pero también quería ser actriz! gran contradicción... Todas las tardes además clases de moral, los eternos rosarios, las misas obligadas, etc, se nos dictaban clases de "urbanidad y buenas maneras", pues toda señorita decente debía conocer al dedillo -y practicar en su vida social- el "Manual de Carreño"...
Así pasé mi infancia y adolescencia, en escenarios y misas, Lorca y letanías, recuerdo con nostalgia aquellos años de profunda inocencia, sin embargo desde aquel entonces no he vuelto a pisar una iglesia a no ser por obligación.
De mis años de primaria recuerdo el último, yo tenía 12 años y Laura Vargas era mi maestra de español fué ella quien me enseñó la maravilla del arte escénico y gracias a ella pude canalizar mi energía y rebeldía adolescente. Después Ofelia, en la secundaria, mi maestra de Literatura, en el bachillerato me enamoré irremediablemente de mi profesor de litetura, era su mejor estudiante y me llamaba "mi joyita"... Nunca voy a olvidarlos.
¿Sabes? cuando entro a clase por primera vez, con un curso nuevo, nuevos alumnos, pienso en ellos tres, en lo que me enseñaron, mis clases son una especie de tributo a aquellos maestros que -incluso sin proponérselo- trazaron mi camino...
En el 93, a mis 18 años ingresé en la facultad y mi visión del mundo cambió drásticamente, "mi" mundo revolucionó, aunado a los debacles económicos de mi país... Tuve grandes maestros en la facultad, pero ninguno con la pasión, entrega y sabiduría que Laura, Ofelia y José.
Gracias por el recorrido, una vez más!
Lucero*
hey!
ResponderEliminarhas roto tu proverbial ritmo tridentino, jeje.
he venido a tu blog y veo nuevos y seguidos post. meñana me pongo a leerlos ;-)
pero qué viaje más pintoresco! me encanta cómo lo cuentas. yo, no (aún) he estado en NY.
gracias por leerme y escribirme.
p.d.: esta vez el post está a medio hacer de ahí que no se vean todas las letras. la información es larguísima y eso que la he encontrado en una sola web pero también quiero añadri más fotillos.
en casos así, si estás interesado en el post puedes seleccionarlo y sí se lee.
huy, q largo me está quedando el coment pero me asalta una duda, al ver la foto de tu post: estudiaste en la Salle? me ha parecido por el santo pero creo q no nombras tus coles.
q tengas buena penúltima semana trimestral!
Hay que hacer un pequeño esfuerzo con Robert Walser,mi querido amigo,por su complejidad y singularidad,porque a primera vista escribe cosas que parecen planas,como las de un niño pequeño que dice que es muy bonito y el paisaje,y solamente después se ve un universo terrible que esconde.En este país no se lee ni se le entiende.No obstante,cuando llegas a él ya no quieres separarte,se siente un interés muy grande hacia este autor tan modesto y marginal.
ResponderEliminarRespecto a éste post y los anteriores creo que ya te comenté lo que opino sobre la enseñanza de la literatura a los alumnos.Me gustaría que me respondieran que opinas sobre lo que te escribí.
La confusión es total.Por ejemplo,el caso de Kafka.Todo el mundo lo conoce,todo el mundo emplea el término de "kafkiano",pero son muy pocos los que han llegado a su obra de verdad.Todavía circula por nuestro amando siglo XXI la leyenda de que su obra fue salvada por su amigo Max del fuego,cuando en verdad no es cierto.El autor dejó muy claro en su lecho de muerte que se quemara sus "escritos personales";cartas y diarios.Toda su obra está estructurada en la falta de intimidad.Por otro lado,hasta su último día de vida no dejó de corrregir sus grandes obras.Ya ves,incultura literaria por doquier.
Un abrazo.
No está mal como aperitivo del guiso suculento que algún día ha de venir, porque lo que es inevitable ha de suceder. Lo de hoy es como el hacer dedos de los pianistas, puro calentar las falanges. Y está bien que así sea. ¡Que el gran momento te pille entrenado!
ResponderEliminarYo creo que podrias cambiar el mundo, aunq solo sea el de unos pocos, no tan pocos... aunque puede que no se trate de cambiarlo, sino de abrirlo, de abrir el de cada uno, o de abrirles las puertas al que tienen delante y pueden matizar, trasformar, hacer evolucionar...
ResponderEliminarA mi me tocó la EGB, BUP y COU, y estudié con monjas y curas, pero no tengo malos recuerdos... de hecho incluso pense en la posibilidad de trabajar en el primero alguna vez, pero ahora tengo bastante claro que no lo haría, no digo nada porque no se sabe lo que puede pasar, pero no me gustaría, supongo que ahora veo cosas que antes no veía... (no lo digo por tu post, claro ^^ son cosas mias :P)
Pero bueno, siempre he pesado que me había tocado la mejor etapa, ni como la tuya o las de mis padres, que tambien recuerdan consa así, sobre todo mi padre, ni como la que está vigente ahora.
De todas formas así salí, que tampoco es para echar cohetes xD
Pero bueno, también pienso que no depende todo de la escuela, y que tampoco se puede generalizar.
PD: Me alegra que me leas ^^ sobre la leyenda, supongo que ya se empieza a notar, pero los lobos siempre me han atraido mucho ^^
Todos esos curas que enumeras también los tuve yo (y soy más joven), incluso al que le gustaba acercarnos su mejilla en el confesionario (maldito ...)
ResponderEliminarCualquier tiempo pasado, Joselu, no tuvo porque ser mejor, aunque nos genere nostalgia y un montón de anécdotas, cuando nos juntamos los antiguos alumnos de EGB. Nosotros siempre acabamos cantando "que buenos son los padres salesianos, que buenos son que nos llevan de excursión..."
Si miramos a nuestro alumnado veremos como ellos también vivencian lo mismo que nosotros (y... tengo menos años que tú), aunque creo que nunca se juntarán 15 años años después, les estamos haciendo cada vez más individualistas.
Salud amigo.
¿Y el panorama de ahora? ¿Qué te parecen estos catorce comentarios?...
ResponderEliminar¡Pedazo perspectiva!... Lo de ahora, Joselu, de tan cerca no se ve... Una mano acariciadora a dos milímetros se convierte en el tentáculo de un monstruo. ¡Viva la Celestina! ¡Vivan mis profesores de Literatura! Yo cambié... ¡y no siempre a mejor! ;-)
Después de la primera curva, qué ganas de saber de ti. Empiezo a leer tu blog en sentido inverso. Algún día te preguntaré por esa experiencia de los sentimientos con los chicos de tercero.
Para saber por dónde ir y si se puede ir... ¡recordar los nombres, las pesadillas, las esquinas!...
Gracias, maestro.
Una cosina que no viene a cuento de nada, pero preparando un regalo, se me ocurrió que a lo mejor a tu hija le gustaría ver Eduardo Manostijeras... a lo mejor ya la conoce, o no le gusta o cualquier cosa, pero bueno yo te lo digo por si acaso... ^^
ResponderEliminarTras leer esta emotiva y vivencial narración me asaltan a la mente varias preguntas. ¿En qué han derivado los hijos de un régimen autoritario y represivo? ¿Por eso los hijos de estos hijos son como son? ¿Cualquier tiempo pasado fue mejor aunque estuviéramos peor?
ResponderEliminarA veces, me da, perdemos las perspectivas. Otras que forzamos comparaciones de tiempos diferentes con latidos diferentes. La enseñanza de antes y la de ahora, como la sociedad han cambiado, con sus puntos oscuros y sus errores. Pero hay pautas que continúan siendo similares. El débil continúa siendo machacado, quien demuestra una diferencia o cierta sensibilidad ante su entorno es machacado.
Ahora, desmontadas las utopías, nos queda el pragmatismo para la supervivencia en un mundo con tantas comodidades como penurias guardaba el anterior.
Al inicio de esta entrada mencionabas la temprana madurez de los infantes. La adolescencia y esta prolongada juventud que vive la sociedad ahora, es una etapa nueva en la psicología humana, con pocas décadas de existencia. Parte de la problemática de la enseñanza tiene su origen en este hecho. El latido vital de los jóvenes de ahora es mucho más prolongado, se ven tan lejos de alcanzar ciertas etapas que apenas tienen más planteamiento que el deslizar los años pasándolo bien y como quieren.
^___^ pues dime si le gusta! yo no vi su estreno, com siemrpe voy a destiempo de las cosas, pero desde la primera (le han segudio muchas xD)que la vi, me encantó, es muy tierna...
ResponderEliminarEs curioso como entre los hermanos, casi siempre los pequeños son más desenvueltos ^^
Vaya, siento lo de tu padre. Pero mientras acabara sabiéndolo... Creo que eso es importante. Si alguien querido se fuera del mundo sin saber mi aprecio y amor hacia su persona, me sentiría mal. Pero se fue siendo consciente de ello, y en mi opinión eso es lo que cuenta ^^
ResponderEliminarPara mí mis padres son muy importantes, especialmente desde que empecé a sentirme mal, pues mi madre ha pasado por esto (es más, es genético...).
En cuanto a lo del post, te doy luz verde para lo que quieras. Sé que nunca dices nombres reales por si a quien aludes se pudiera ofender (aunque a veces he reconocido a quien citabas).
Bueno Joselu, nos vemos por los pasillos.
Muxu handi bat
Vaya, Joselu...yo te diré -es que soy del BUP de tres años y del COU- que tuve unos profesores de literatura tan maravillosos que hicieron que hoy lo sea yo. Les recuerdo cada mañana porque a veces "hablo" con su voz, en una "voz a ellos debida" que me hace recordarles con cada explicación. Si hoy soy humanista y filóloga, y claro, cómo no, profe, es gracias a esos hombres y mujeres, de un instituto público, como hoy lo soy yo.
ResponderEliminarÚltimamente digo "a mí me engañaron, yo hice Filología porque quería ser profe de Literatura de BUP y de COU, y no enseñar español -casi, casi a escribir- a Mohamed y a Svetzlana, y no dar Procesos de Comunicación a los que no dan Francés, y no enseñar Lengua y Literatura en un absurdo maremagnum tres horas a la semana en bachillerato... pero... qué extraño, soy tan feliz...
un cordial saludo
http://blogs.hoymujer.com/losburkasdeoccidente
Redonna
Yo he estudiado 15 años (estoy en primero de Universidad) en un colegio religioso, un colegio del opus, y guardo un grato recuerdo. Allí encontré a grandes personas que me han ayudado mucho aunque...lo cierto es que algunas veces se hacían muy pesados en el tema de la religión. Con respecto a mis profesoras de lengua ¡que decir! todas estupendas ;)
ResponderEliminarun beso
Eloi
ResponderEliminarSoy hija de una generación que vivió la posguerra. No me compraban zapatillas de deporte Nike ni tenía comecocos (las video consolas no existían). Nací durante la transición. Tengo ganas de luchar: por una vivienda que no se lleve más de la mitad de mi sueldo, por un sueldo digno (si puede ser que pase de los mil euros), por un marido al que mimar cada día, por unos alumnos que me dan pocas satisfacciones y más disgustos pero que son lo que me obliga a levantarme cada día (y lo hago con gusto), por un centro en el que se cuenta conmigo, por un proyecto educativo para fomentar la lectura, por la cultura en general y la literatura en particular... Mis alumnos están en segundo de ESO. El Ministerio ya se encargó de cargarse la literatura. Yo me encargado de cargar el arma. Y todos saben qué significa que la literatura es un arma cargada de futuro. Por lo menos, del futuro de cada uno. Porque cambia la vida.
Porque NOS DA GANAS DE LUCHAR AUNQUE HAYAMOS NACIDO EN LA TRANSICIÓN.
Gracias
¿Te has dado cuenta, Joselu, la importancia de lo que has escrito, y de lo que te han respondido?... Impresionante, qué intercambio.
ResponderEliminarUn saludo afectuoso Joselu!, es grato siempre traer al presente nuestras vivencias pasadas y màxime cuando se refieren a nuestra formaciòn educativa.A mi no me tocò tan estirado el asunto pues siempre estudiè en escuelas oficiales pero mi padre me contaba cosas como las que narras: maestros represores e incluso quien golpeaba alumnos con la regla si escribìan con la mano izquierda.Gracias por acercarnos a esa parte de tu adolescencia.
ResponderEliminarUn saludo afectuoso Joselu!, es grato siempre traer al presente nuestras vivencias pasadas y màxime cuando se refieren a nuestra formaciòn educativa.A mi no me tocò tan estirado el asunto pues siempre estudiè en escuelas oficiales pero mi padre me contaba cosas como las que narras: maestros represores e incluso quien golpeaba alumnos con la regla si escribìan con la mano izquierda.Gracias por acercarnos a esa parte de tu adolescencia.
ResponderEliminarEste blog es un lujo.
ResponderEliminarNo solo transmitis tus experiencias con toda crudeza, tus esperanzas, hasta tus fantasias, sino que se provoca esta serie fenomenal de comentarios del mas alto nivel.
Un lujo, amigo, dejas huellas...
Un abrazo
A Castillo,
ResponderEliminarviendo que no tienes blog, cogiendo confianza a Joselu (aunque a veces de asco) y esperando que leas estas frases, no quedándose en el aire, me veo con ganas de comentarte varias cosas.
Primero, yo también nací en la transición... bueno, puede que al final de esta, por lo tanto podríamos decir que me autocritíco, pero no hablo de casos en particular, como puede ser el tuyo, sino del conjunto de personas, que, aunque sea triste, las minorías no cuentas mucho en los Estados.
Con respecto a las zapatillas Nike, pues encantado de que hayas leído el relato de David, hay una segunda parte por sí te quieres pasar, ya que es un proyecto que tengo en la cabeza de unos diez relatos que intentan contar situaciones y normalizaciones de la sociedad actual desdel punto de vista de los niños, que es difícil pero lo intento. Sin embargo, debo comentarte, que David no soy yo... aunque si que es verdad que canaliza mis pensamientos. Yo tampoco tuve zapatillas nike y no por falta de dinero o ideología de mis padres, sino que pensando un poco, en nuestra época no estábamos tan bonbardeados de publicidad como ahora por suerte. Sin embargo, hoy en día, desgraciadamente, si no tienes unas zapatillas de marca, no eres nadie, por eso existen las falsificaciones.
Por último, estoy de acuerdo contigo de que hay ganas de luchar, de hecho la generación de la transición son los conocidos mileuristas y los que se mueven sobretodo por la vivienda. No obstante, me da pena ver como ya no se hacen huelgas en los colegios, me acuerdo cuando era pequeño que siempre había un día al mes sin clase. Me gustaría ver esas huelgas de los 80 donde colegios e institutos se paraban, porque hay razones, a lo mejor no los sueldos, los interinos, etc, porque más o menos ya está arreglado, sino por las leyes de educación, por el plan bolonia o, simplemente, por la convergencia de luchas, que los profesores bloqueen las clases hasta que no se solucione el tema de la vivienda, por poner un ejemplo. O salir a la calle cuando un fascista mata a alguien y no solo cuando lo hacen los otros. Antes existía esta convergencia de luchas. Te hago una pregunta, sinceramente respóndeme, hoy en día ves posible una huelga general? Yo te respondo ya, no, porque a nadie le importa lo que le pase a los otros. Porque incluso en la última que hubo, los comercios abrieron, porque con ellos no iba, sino que era más bien la industria, ahora que quieren liberalizar los horarios, seguro que ellos se van a quejar, los vamos a apoyar nosotros? No creo.
Como te he dicho, si lees estas líneas y quieres continuar un poco el debate, te invito a hacerlo por mail o a través de mi blog, en cualquiera de los posts. Así dejamos libre el blog de Joselu.
Saludos y si eres de los mileuristas, pues adelante, continuar y a ver si conseguís ganar en la lucha por la vivienda, que es la principal que se está llevando ahora en España.
Cuando se tiene un don como el tuyo, las experiencias como esta que narras, no son más que el medio para llegar al lugar correcto.
ResponderEliminarTe admiro mucho en verdad.
Un abrazo.