Esta mañana he dado un largo paseo por la playa, mojando mis
pies y hundiéndome en la arena húmeda. El sol de las ocho de la mañana
iluminaba un día hermoso en un radiante despertar. Pensaba mientras caminaba en
cómo continuar mi post Diario íntimo de
un abertzale que ha despertado interpretaciones tan dispares. Hay quienes
han sido conscientes, tras algunas dudas, de su carácter ficticio, de ejercicio
de punto de vista que se sumergía en la mente de alguien que confesara
abiertamente lo que pensó durante largos años de su vida. Dicha confesión
apócrifa es inverosímil porque tal vez no se expresaría de una forma tan cruda
y utilizaría circunloquios para expresar la idea de que matar era necesario, de
que fue necesario matar en una lógica de
guerra entre el pueblo vasco y el estado considerado opresor. Aquello, según aquel
punto de vista, era una guerra de liberación nacional y todos los frentes
estaban abiertos. No cabían sentimentalismos ni reservas morales. Había un
enemigo que mataba y ante él se actuaba en consecuencia. Si alguien inocente o ajeno al conflicto moría, se consideraban daños colaterales
inevitables en una guerra.
Pienso en un escritor
al que admiré mucho y que asumió esta idea de lucha de liberación nacional. No
es vasco, es madrileño y de familia acomodada. Me refiero al dramaturgo Alfonso Sastre que desde la década de
los setenta, tras pasar ocho meses en prisión y de que su esposa Genoveva Forest estuviera tres años en
la cárcel acusada de terrorismo en una causa que se sobreseyó por la ley de
Amnistía de 1977, se alineó definitivamente con las tesis del Movimiento de Liberación Nacional Vasco y se trasladó a vivir a permanentemente a Fuenterrabía. Si tenemos en cuenta que en 1980 hubo casi cien muertos por causa de ETA, la
convicción política y moral del escritor debía resistir cualquier debate ético.
Nunca se distanció de la violencia de ETA, que asumió como lógica e inevitable, ante la opresión del pueblo vasco. Ello implicaba también que Euskadi fuera un
campo de batalla en cada pueblo, en cada calle, y que las gentes se acostumbraran a vivir con el
terror y la mirada baja.
¿Cuántos abertzales, incluido Alfonso Sastre y otro no menos famoso como el admirable José Bergamín, también madrileño, muerto en 1983 y cubierto su ataúd con la ikurriña y enterrado en Fuenterrabía
para no ser inhumado en tierra española, consideraron el aserto de que matar
era necesario? Es terrible, pero se impuso una lógica de guerra sin cuartel y
sin referentes éticos o de compasión por el adversario al que no cabía sino
asesinarlo hasta que la correlación de fuerzas hiciera inevitable el desenlace
de esta guerra de liberación nacional.
Un esquema bien simple, como el de todas las guerras -añado yo-. Alguno
de los comentaristas que tuvieron a bien apostillar mi post hacía referencia a la
pobreza argumentativa del supuesto abertzale en cuyo hilar de argumentos me
metía yo sin haber vivido nunca en Euskadi. ¿Pobreza argumentativa? ¿Bajeza y
vileza moral? Depende de la lógica en que nos instalemos. Este era el problema.
Unas generaciones en el País Vasco crecieron alimentando desde la ikastola, en las cuadrillas de amigos,
en las fiestas populares, en Euskal Telebista, en las herriko
tabernas dicha lógica de guerra abierta en la que cabía todo. Pero sobre
todo la idea de hacer tanto daño al enemigo que le resultara insoportable
dicho dolor y tuviera que ceder... Cada muerto ajeno, cada guardia civil, cada
empresario, cada político socialista o del Partido Popular, cada policía
colaboracionista, cada niño en un cuartel que moría eran celebrados en las herriko tabernas con miradas y risas
festivas de complicidad que veía en aquel dolor la compensación necesaria al propio. Había que causar daño, mucho daño, para
doblegar al enemigo. Y todo valía, hasta el asesinato que invirtió la dimensión
de la lucha. Me refiero al de Miguel
Ángel Blanco un diez de julio de 1997, la víspera de mi cumpleaños. Aquello
fue tan mediático y tan atroz que levantó a la otra mitad del País Vasco y a toda España frente a aquella lógica en la
que todo estaba avalado por la necesidad de guerra. Alfonso Sastre no condenó en aquella circunstancia ni en ninguna
otra el asesinato con premeditación y alevosía de aquel concejal indefenso.
Mi posición personal sobre esto se plasma en un pequeño
artículo que escribí en una revista juvenil en 1973 por la muerte del almirante
Carrero Blanco a manos de ETA. Tenía
diecisiete años y lo condené sin fisuras. Me admira que aquel joven que era yo
en aquel momento ya rechazara aquel asesinato inútil. Aquella tarde del 20 de
diciembre de 1973 había en los ambientes que yo recorrí en Zaragoza una euforia
tremenda por lo que significaba aquello. Me sentí afectado y no admití la
muerte de un adversario por culpable que pudiera ser... Así con los largos
ochocientos muertos de ETA y sus miles de heridos de por vida.
¿Han llegado los abertzales vascos a aceptar ya definitivamente otra lógica
diferente a la de la guerra en la que cabía todo? ¿Se revisará retrospectivamente
la lógica que imperó durante varias décadas? La violencia se ha revelado como
un profundo error, además de inútil. Es la consecuencia a que ha llegado el
mundo abertzale y la banda etarra. ¿Le será posible deshacerse para siempre de
la amenaza al adversario al que se deseaba destruir y causar daño hasta que
cediera, se marchara o fuera enterrado?
¿Habrá un reconocimiento del dolor propio que llevó a necesitar asesinar a los otros?
¿Habrá una reflexión colectiva semejante a la de mi
personaje protagonista del post anterior? Que aquello fue inútil, que las ejecuciones fueron crímenes, y que el
dolor infligido no tenía ninguna justificación...
¿Qué nos podría decir hoy Alfonso Sastre? ¿Qué nos diría José
Bergamín? Querría que algún abertzale
se sincerara y hablara con la claridad que lo hizo aquel que inventé yo. ¿Dónde
estamos realmente ahora? ¿Qué cabe hacer sobre la consideración del pasado? ¿De
todo aquel dolor que fue considerado necesario e inevitable?
Fino en su reflexión tan dura, Joselu. No harían faltas paseos por la playa para pergeñar una acotación o varias porque el escrito se vale por sí mismo, en su literatura, en las palabras izadas como un monumento a la coherencia de quien, consciente del peso de lo que tratan, las revuelve, las convierte en una especie de arma también conflictiva, como las armas. Lo abertzale no se abandona de pronto; no con una capitulación televisada. Estamos en un paso, uno de unos cuantos. La visión que das, en los ojos del abertzale que inventas, no es pobre ni es baja ni vil. Es parcial, en todo caso. Pero qué visión no lo es. En fin. Es un paso, un escrito, habrá más. Tuyos, tú tan militante de lo que vivimos, tan de vivir en el mundo que te ha tocado, y de los que te leemos. Yo, muy a gusto.
ResponderEliminarRespecto a la "pobreza argumentativa del supuesto abertzale", me recordó, Joselu, a mi experiencia en Euskadi (viví 14 años allí y después fui cada verano a ver a la familia). No encontré ningún simpatizante con la causa etarra que fuera capaz de ofrecerme argumentos más allá de la falacia emocional del atávico victimismo y la cruel represión españolista. Tuve la sensación de que a su pesar, aún sabiendo que matar es denigrante (denigra al que mata, no al asesinado), insistían en contradecir su intuición. Era la misma conducta que tiene un drogodependiente.
ResponderEliminarMe extraña que metas a las ikastolas en el saco de la instrumentalización etarra, creo que es un mensaje envenenado que caló, cuando realmente en las ikastolas no se hacía y hace otra cosa que educar, como en cualquier otro centro escolar.
ResponderEliminar¿Dónde estamos? El dolor está ahí. Y hay que elaborarlo. Hay muchas víctimas que valientemente han estado en el proceso internacional liderado por Currin, por ejemplo la viuda de Joseba Goikoetxea, ertzaintza militante del PNV asesinado en 1993, son víctimas que se prestan a una posible reconciliación.
Me sorprendió la portada de EL MUNDO el día de la Conferencia de San Sebastián, salía Irene Villa en el 20 aniversario de su atentado, era una forma de mostrar que la herida seguía abierta... En un momento en el que se pretendía iniciar su cierre.
Ahora, como dice Eguiguren, deberían sacar de la cárcel (con los resortes legales que los hay) a Otegi, que ha sido uno de los que impulsó el cambio de estrategía; las vías únicamente políticas.
Hay mucho dolor, miles de personas afectadas y otras afectadas en lo ético-moral (abertzales). Deberán darse pasos para que dicho dolor sea mitigado, el tiempo. Insistiendo en Eguiguren que por lo que se ha visto, poco se equivoca (dijo que ETA dejaría las armas en 2011) dice que aún quedan diez años para que se resuelva el conflicto.
Afortunadamente diez años sin tiros en la nuca.
Estamos empezado a cicatrizar, pero aún queda mucho.
Un saludo maestro
Gorka, no conozco bien el mundo de las ikastolas, pero aludía a la versión de la historia que se daba allí en que se reforzaba la idea de un País Vasco siempre oprimido por España, como si hubiera habido un tiempo anterior al tiempo en que los vascos -sin España- hubieran sido libres y felices. A través de la enseñanza de la historia se puede señalar siempre a los españoles como los culpables, pero la historia no fue exactamente así, igual que la concepción geográfica de Euskaherría incluida Navarra que seguro es la que se difundía en las ikastolas formando un imaginario idílico sólo aplastado por la maldad de Madrid que impedía a los vascos la libre determinación y la reunificación. Es a estas cuestiones de tendencia inevitable en las ikastolas es a las que me refería.
ResponderEliminarHay colegios en Catalunya de tendencia muy nacionalista en que los profesores no se recatan de hacer exactamente lo mismo. Esto cala en determinado alumnado haciéndole ver las cosas con un prisma muy determinado y enfocado hacia una opción claramente nacionalista e independentista como si ello fuera lo necesario y natural.
Es a esto a lo que me refería. Por lo demás, imagino que las ikastolas intentarían educar como todos y seguro que habría muchos profesores que no actuarían sectariamente o tendenciosamente.
Un saludo y gracias por la precisión.
Me remito a lo dicho anteriormente.
ResponderEliminarCondenar el asesinato de Carrero es una cosa (lo que tú hiciste por escrito) y sentirse aliviado es otra(lo que yo sentí).
Mepregunto si uno puede condenar y sentirse aliviado al mismo tiempo.
Por ejemplo, ¿Son condenables los asesinatos de Mussolini, Saddam Hussein y Gaddafi?¿Son tan condenables como los asesinatos de Victor Jara, Allende, Che Guevara o García Lorca?
¿Puede un libio condenar el asesinato y trato al cadáver de Gaddafi y al mismo tiempo sentirse aliviado por su muerte?
Vayamos al meollo de la cuestión. ¿Es legítimo provocar la desaparición física de un líder como paso necesario al bien común de miles de ciudadanos y a evitar cientos o miles de muertes?
En el caso de que no lo fuera ¿Es legítimo no arrebatar la vida a un dictador aún sabiendo qeu con ello él si va a ordenar la ejecución de centenares o miles de personas?
¿Es legítima la guerra como mal último y necesario o es mejor dejar el "laissez faire", "laissez passer?
¿Es mejor ser un maquis o es mejor ser un buen navegante como Samaranch o Fraga?
Se trata de elegir entre ser budista (karma es karma, dejemos fluir) o ser revolucionario con el recurso inevitable de la violencia.
No condenar el asesinato de Carrero implica tener respuestas incontestables a todas estas preguntas.
¿Las tienes?
Josep, me has dejado confuso con tu pregunta sobre si yo tengo respuestas a tus cuestiones enormemente complejas.
ResponderEliminarImaginemos que podemos trasladarnos en el tiempo y que puedo llegar al momento en que Hitler era niño. ¿Sería legítimo eliminarlo para evitar todo lo que sabríamos que se iba a desarrollar por su influencia?
No tengo respuesta.
Acabo de releer Los justos de Camus en que una célula terrorista del Partido Socialista Revolucionario planea el atentado contra el gran duque Sergio. Su muerte -intepretan- es la de un terrible y cruel tirano. Es un acto legítimo y necesario para ir en camino de un nuevo mundo sin alimañas como él y que, gracias a la acción revolucionaria, logrará una sociedad en que el hombre estará reconciliado consigo mismo y con la historia. Es el momento del atentado. Kaliayev lleva la bomba que debe arrojar al paso de la carroza. No duda. Sus ideales le llevan a asumir la muerte en aras de un mundo mejor. Sin embargo, en la carroza va la gran duquesa y dos niños. Los mira a los ojos y no tira la bomba. Entiende que la revolución no asesina a niños. En la siguiente ocasión no falla, es detenido y encarcelado y condenado a muerte. Se enfrenta a la gran duquesa, la mujer del hombre ajusticiado, pero no tiene dudas. Lo que había hecho era necesario.
Camus en esta obra plantea una reflexión sobre la acción y la ética revolucionaria.
Carrillo o Samaranch, José Díaz (el secrerario general del PCE durante la guerra) o Serrano Suñer…
El problema ético que se nos plantea si decidimos que es legítima la violencia revolucionaria es tremendo. ¿Lenin, Stalin, Mao…? ¿Qué eran? ¿Es más noble el maquis comunista que el ustacha fascista? Al parecer sí. Ernesto Che Guevara ¿qué pretendía? Una revolución general latinoamericana parece la respuesta. ¿Para instaurar qué regímenes? ¿Un continente lleno de Cubas, Rumanías, Hungrías…?
¿Cómo saber qué es lo correcto? No sé, Josep, sólo sé que muchos años después me siento satisfecho de haber escrito contra aquel asesinato que no cambió la historia. Sin duda, estaríamos aquí hablando del mismo modo tú y yo aunque Carrero hubiera vivido. Tal vez la ruptura hubiera sido más radical y menos pactada dada su intransigencia.
Un debate apasionante, Josep, pero me pueden las dudas. No sé qué es lo mejor. Si haber detenido y juzgado a Gadafi o haberlo ajusticiado como han hecho. Tal vez así se eviten problemas y lo haga irreversible.
Disueno en el coro de satisfacciones generalizadas, porque ahora el conflicto se va a plantear de otro modo que no dejara de generar una violencia cuya expresión aún desconocemos, aunque la intimidación fascistoide al adversario forma parte del escaparate de esas disensiones supuestamente democráticas. Acaban de condenar a dos conejales que agredieron a Rosa Díez cuando intentaba dar una conferencia en la Universidad para explicar su ideario, al que contestaron los patriotas independentistas con los puños joseantonianos, que los extremos se acaban tocando, como es sabiduría popular. Y cuando nació Ciudadanos, Arcadi Espada sufrió no pocas agresiones allá donde iba a comunicar sus ideas ante la indiferencia greialista del arco parlamentario catalán. Se habrá acabado la violencia armada. Pero extirpar otras violencias enquistadas en las maneras matoniles de quienes se creen los amos de las instituciones y de las personas va a ser muy difícil. Por no hablar de la violencia verbal y psicológica, que practican con habilidades de matarifes. Hay una novela de Raúl Guerra Garrido -también víctima de las agresiones de los paraetarras- que explica antropológicamente la esencia de la violencia en el País Vasco: Tantos inocentes. Yo aprendí mucho con esa lectura.
ResponderEliminarNos esperan tiempos difíciles, porque la querencia soberanista querrá abrirse paso como sea, aunque ignoro, fracasada la vía manu militari, qué método no violento puede llegar a conseguir algo que el resto de España, insisto, el resto de España, tiene toda la legitimidad para decidir.
En la guerra no cabe todo. Cabe la táctica que convenga a la estrategia del conflicto. No me cabe duda de que España cambió su rumbo y su destino con la muerte de Carrero, así que nuestras instituciones actuales son hijas de aquella y de otras acciones. Ante la proximidad de una votación que amenaza con desplazar gravemente al interlocutor, me pregunto qué táctica será la adecuada. Como siempre, "Se rió porque creyó que no le podían acertar. No imaginaba que estaban practicando cómo errarle."
ResponderEliminarHabrá que esperar el discurso de la semana anterior a las elecciones para confirmarlo.
Un abrazo.
Animal de fondo, ¿estás seguro de que España cambió su destino, no su rumbo que sí, con la muerte de Carrero? ¿Qué estaríamos haciendo tú y yo ahora si no hubiera muerto Carrero? Las circunstancias podían haber sido diferentes, muy diferentes, pero las fuerzas en conflicto hubieran sido las mismas. Carrero hubiera sido desplazado. La acción del rey hubiera sido decisiva. Franco murió dos años después.
ResponderEliminarLa pregunta terrible es saber qué hubiera pasado si Franco hubiese sido asesinado en los años anteriores en alguno de los intentos que hubo. ¿Hubiéramos condenado dicho atentado? Una pregunta compleja pero de inequívoca respuesta. Sí, lo hubiésemos aprobado sin discusión. Tremenda dialéctica la que nos lleva conversar sin ataduras. Josep Fábrega nos pone ante la disyuntiva, inesquivable y fatídica.
"No sé, Josep, sólo sé que muchos años después me siento satisfecho de haber escrito contra aquel asesinato que no cambió la historia. Sin duda, estaríamos aquí hablando del mismo modo tú y yo aunque Carrero hubiera vivido"
ResponderEliminarSi estás seguro que no cambió la historia y si estás seguro que tú y yo estaríamos hablando del mismo modo ahora, sí que tienes respuestas.Me las acabas de dar : para ti el asesinato de Carrero fue inútil porque, según tú, de seguir vivo el proceso habría sido el mismo.
Dos aseveraciones muy arriesgadas pero eres libre de opinar con tal rotundidad , por supuesto.
¿Ves, como si tenías respuestas?
Juan Poz, he asistido a conferencias de Gotzone Mora en el CCCB que habían sido boicoteadas en la universidad de Barcelona por la acción fascista de grupos independentistas. Tienes toda la razón. La violencia asesina puede que se acabe pero una cultura de la intolerancia de los grupos nacionalistas independentistas seguirá presente en instituciones como la universidad donde se creen los señores. Los partidos, el Parlament, el Gobierno de Catalunya debería defender el derecho a la disensión, a la libre expresión de los grupos políticos democráticos y que tienen representación parlamentaria o que pueden adquirirla. Me preguntó cómo reaccionaríamos ante una conferencia de Josep Anglada en la Autónoma de Barcelona. Para los que no lo conozcan, decir que es el líder de una formación que ha sido calificada de xenófoba, racista y excluyente. ¿Aceptaríamos una conferencia de la hija de Jean Marie Le Pen en la universidad de Barcelona? ¿Podemos excluir a los que representan vectores distintos a los nuestros porque los consideramos "fascistas"? Creo que tendría que implementarse una nueva conciencia política en pos de la tolerancia. Pero no deja de ser complicado. ¿Te imaginas una conferencia de Adolf Hitler en la universidad de Barcelona en los años treinta? ¿Qué habríamos hecho? La línea divisoria, la línea que separa lo aceptable y lo que no, estriba en la conciencia del que juzga, y eso es lamentable y a la vez inevitable. La universidad, en todo caso, debe aceptar otros discursos a los oficiales del nacionalismo. Estoy contigo.
ResponderEliminarJosep, tengo la impresión de haber sido llevado contra la pare sin salida.. Aquel día yo sentí de una forma determinada y lo escribí en un pequeño artículo juvenil. El ambiente que me encontré fue de euforia en los círculos que visité aquella tarde. La mayoría eran militantes del PCE. Yo no militaba. Lo hice más tarde en un movimiento de extrema izquierda.
ResponderEliminarAquel atentado suscitó una corriente enorme de simpatía hacia ETA. Se hicieron películas, se compusieron coplas populares, se dijo que había transformado la historia… y se tardó mucho, mucho tiempo en cambiar el registro. En Catalunya no fue hasta el atentado de Hipercor en que la Izquierda nacionalista gritó: No és això, companys por primera vez. Esto fue el 19 de junio de 1987. ETA ya había asesinado a centenares de personas pero contaba con la simpatía del mundo nacionalista catalán. El atentado contra Carrero simplificó algunas cosas y complicó otras. La historia hubiera sido más o menos la misma, con pocos matices de diferencia, pero aumentó la vida de ETA y las simpatías que levantó durante dos décadas más. Creo. Y pienso que en buena medida, las relaciones del independentismo catalán y el vasco han seguido vertebradas por esa simpatía mutua, a pesar de que muchos de los atentados de ETA tuvieron lugar en Catalunya. Uno de ellos, el de VIC, me desquicia profundamente. En 1991 hubo diez muertos, cinco niños, en la casa cuartel de VIC. Veinte años después, el ayuntamiento de VIC no ha recordado a las víctimas.
¿Es posible que sin el prestigio que conllevó el asesinato de Carrero la percepción de la banda hubiera sido distinta? Carrero hubiera sido desplazado sin lugar a dudas, pero de la banda hemos tardado muchos años en hacerlo. Espero que ya sea la definitiva.
Saludos.
Qué suerte poder pasear a las ocho por la playa...
ResponderEliminarPero a lo que iba:¿ qué tenacidad la tuya joselu¡ ¿con acotaciones y todo!
Es un placer leerte, un saludo, voluntarioso amigo.
El otro día los niños se dejaban llevar por lo mostrado en las noticias y festejaban la muerte de Gadafi. Uno de ellos me preguntó si yo no estaba contento. Hace unos años una inmensa mayoría de alumnos de 3º de ESO, tras analizar un hilarente artículo de Millás sobre la pena de muerte, se mostraban partidarios de la misma.
ResponderEliminarCreo que una muerte jamás puede ser celebrada. Siempre representa un terrible fracaso de nuestra capacidad de entendimiento. Significa el contrapunto extremo de la fortuna de estar vivos. Que determinadas personas que han destrozados a sus ciudadanos o vecinos dejen el poder o se aparten de la violencia no tiene, lo creo firmemente, ninguna relación con la alegría por su muerte.
Un saludo.
Yo aborrecí a ETA mucho antes de Hipercor.
ResponderEliminarLo de VIC es vergonzoso, peró tendrías que conocer al sector fanático-catalanista de VIC.
Conocí VIC hace 40 años bastante bien. En aquella época había una parte importante en VIC (no toda afortunadamente) para los cuáles el extranjero ya era el vecino catalán del pueblo de al lado.
Un andaluz era , para ese sector, poco menos que un marciano. Y un Guardia Civil ya ni te digo...
Por eso Anglada campa a sus anchas por esa zona. Hay caldo de cultivo. Pero afortundamente no son todos sino una parte.
Con respecto al independentismo como fuente de todos los males ahí está Vargas Llosa que es su adalid.
Yo en Cataluña sería un independentista económico si estuviera seguro (que no lo estoy) de lo siguiente:
1. El dinero que sale de Cataluña y no vuelve provoca los recortes en Sanidad y Educación.
2. Cataluña se administra perfectamente bien, no tiene gastos superfluos, no tiene superposición de funciones territoriales, no tiene excesos de personas con altos sueldos y poca o nula productividad real. No tiene excesivos organismos públicos con sueldos y presupuestos elevados, siendo esos organismos totalmente prescindibles.
3. Ese mismo dinero va a parar a parásitos del subsidio, autovías gratuitas, ordenadores, prestaciones médicas etc en otras autonomías.
Si estos tres enunciados fueran ciertos a la vez yo sería independista económico. Pero no hay un estudio riguroso que demuestre que Cataluña se administra bien y por tanto no hay una visión clara de que el dinero que sale y no vuelve sea el que genera los recortes. No hay estudios serios sobre el nivel de vida de un andaluz o extremeño que no tiene trabajo comparado con un catalán que no tiene trabajo.
Hay mucha verborrea y poca información. Yo,que leo bastante de economía, tengo bastante claro lo que hay de cierto y de falso. Pero...no se informa, se polemiza.
Yo nunca sería un independista sentimental, sólo económico. El Gobierno de Montilla y Zapatero me ha hecho sentir oprimido. El gobierno de Mas me ha hecho sentir humillado. Muy humillado.
Pero hay que reconocer que el nacionalismo español y el enorme y extendido sentimiento anti-catalán que existe en toda la península en muchas capas de la población producen su efecto. Y así como hay muchos vascos a los que les gustaría ser independientes por patriotismo hay muchos catalanes a pie de calle que les gustaría ser independientes por no aguantar más a los vecinos intolerantes.
Como cuando te toca tanto los c. un vecino que te cambias de casa.
Lo paradójico es que hay que pedir permiso al vecino borde (al que le pagas su alquiler, su comunidad y su letra del coche) para irte. ¿Cómo te va a dejar ir?
Pero todo lo últimante dicho también es fantasía incierta.
Lo malo es que entre fantasía y fantasía se forma un conflicto social o una guerra.
Perdona la paliza.
Me temo que nos quedará batalla con muchos intransigentes. Por eso, la gente de bien y sentido común debemos unirnos: la sociedad está preparada a pesar de lo que fuercen algunos medios de comunicación de uno y otro lado.
ResponderEliminarBuena reflexión "playera"
Yo creo JOSELU, que todo tiene un límite y el límite de cualquier idea por bien intencionada y elevada que sea, para mi, es el respeto por la vida... ninguna idea compensa ni justifica derramamiento de sangre alguno, mucho menos indiscriminado.
ResponderEliminar¿Quien puede considerar necesario e inevitable causar dolor y matar por defender unas ideas? ¿ en qué se diferencian los etarras que mataban por su supuesta Euskal Herría, de las hordas Franquistas que mataron por la salvación de la España católica apostólica y Roma? que alguien me lo explique por favor, porque yo no veo diferencia alguna...
Ni los franquistas reconocerás jamás sus crímenes, porque se consideraban moralmente legitimados en pos de su ideal de país, ni los etarras los suyos, por el mismo motivo.
Fanáticos unos, fanáticos los otros, me da igual si escribieron libros o destriparon terrones . Es desquiciante la postura de estos dos escritores que nombras, que lucharon y sufrieron ambos al franquismo... y luego justificaron los mismos métodos contra los que anteriormente habían luchado ¿quizá le das más valor a su postura porque eran hombre de letras? los intelectuales también se radicalizan y enloquecen, son humanos.
Desde que en 1978 se instauró la democracia en este país hasta hoy, han pasado TREINTA Y TRES AÑOS durante los cuales ha seguido chorreando la sangre ¿no te parece tiempo más que suficiente para reflexionar, dudar y corregir ideas?
Ahora no se han caído del caballo JOSELU, a mi modo de ver, no les quedaba más alternativa que la que han adoptado. Hace mucho, muchísimo que no tenían más salida, ellos lo sabían, todos lo sabíamos y han escogido este preciso momento en mi opinión no por ninguna reflexión pausada y medida, no JOSELU, en mi opinión porque es el mejor momento para empezar a mercadear, venden “este” favor por...”otros favores”, así de triste.
Esta decisión no es fruto de la reflexión, ni de la duda sobre la ética y moralidad de su pasada conducta criminal, les ha llegado fruto de la inanición, que es distinto.
Se cual sea el motivo de ella, bienvenida sea, eso sin duda.
Un beso muy grande JOSELU y feliz noche
María, totalmente de acuerdo en lo que planteas. Hay el mismo fanatismo homicida en algunos gudaris vascos que en los matones fascistas. Ninguno ha pedido perdón. La crueldad etarra y de la sociedad que está o estuvo detrás es profundamente española, aunque esto sea considerado un contrasentido. Cuando he leído las hazañas de algunos curas carlistas en aquellos conflictos, que hoy están olvidados pero que fueron enormemente sanguinarios y crueles, reconozco la de ETA y su entorno. La vesania de las matanzas fascistas en la guerra civil fue terrible, pero no lo fue menos en algunos aspectos la de los que persiguieron a curas y monjas y sacaron ataúdes con momias de religiosas a la calle para vejarlas. Euskadi ha formado parte siempre de la entraña de España. Cataluña es diferente. Vascongadas participó activamente de la conquista y salvajadas del nuevo mundo. Fueron famosos sus navegantes y sus aventureros entre los que destaco aquí a Lope de Aguirre, un personaje que noveló Sender. La crueldad de Aguirre no desdice en absoluto la de sus descendientes etarras. No obstante, el País Vasco, entrañablemente español aunque se muestre como su lado oscuro, su antimodelo total, ofrece una calidez que no se siente en otras partes de España. El amigo más admirado de mi niñez (y más noble) era vasco de pura cepa. Le he perdido la pista hace muchísimo tiempo. Lo vasco nos somete a un cúmulo de contradicciones porque lo sentimos nuestro, incluso en ese salvajismo homicida, esa mezcla de jesuitismo lleno de trampas verbales, pero también en la nobleza y la bonhomía. Espero que podamos entendernos. La nueva situación creada es susceptible de muchas interpretaciones. Espero que el PP, que cuando está en el poder es más sensato que en la oposición, tenga un criterio claro y no se deje colar goles por parte de una escuadra de delanteros realmente hábiles.
ResponderEliminarBesos y buenas noches.
Me repito, la muerte no tiene justificación.
ResponderEliminarCuando alguien redicaliza sus argumentos y no quiere ver más allá de su verdad ocurre lo de siempre, sectarismo, violencia, negación de la realidad...
De todas maneras en estas cosas me volví desconfiado hace años, hasta que no se entreguen las armas, los explosivos...y se disuelvan... no seré tan exigente como otros que demandan la petición de Perdón y arrepentimiento, pero no me fío.