Justamente a las 17.15 de ayer, once de septiembre, me llegó un guasap escueto de un amigo que decía: Ha muerto Javier Marías. Lo leí varias veces, pero no podía creer lo que expresaba la oración simple que había recibido. Rápidamente busqué en la prensa digital y, efectivamente, la noticia era cierta. Mi amigo del alma, Javier Marías, se había ido sin ningún aviso previo. Desconocía que estuviera enfermo, de modo que su muerte fue una total conmoción.
He disfrutado mucho leyendo a Javier Marías. Su inteligencia británica, su ironía suave, su profundo conocimiento de la literatura se proyectaban en novelas sinuosas, con largas frases subordinadas que seguían el ritmo de un pensamiento que partía del presente para adentrarse en el pasado para alumbrar algún dilema moral en el que el lector participaba porque se hacía uno con la voz narrativa y asistía encandilado a los sesgos que tomaba el lenguaje en una fiesta contenida que nunca alzaba la voz de modo estridente. Era la elegancia en persona como narrador, aunque como articulista siempre tuvo fama de impertinente por decir claro lo que pensaba de todo. Tuvo fama de altivo y elitista, pero todos los que lo conocieron han dado la vuelta a esta creencia. Era el mejor de los amigos, comprensivo y generoso. Muchos de ellos han dado testimonio hoy en la prensa de la entrañable relación que tuvieron con nuestro novelista más internacional, cuyas obras están traducidas a cuarenta y seis lenguas y se han vendido más de ocho millones de ejemplares en todo el mundo.
Tuve ocasión de leerlo hace tiempo pero no con toda la extensión que hubiera debido. Leí Corazón tan blanco y Mañana en la batalla piensa en mí, obras que lo llevaron a la fama internacional, a partir de la recomendación entusiasta en 1996 del crítico alemán Marcel Reich-Ranicki que hizo que su obra sedujera a los alemanes y que, según el crítico, Marías era uno de los mejores escritores vivos en el mundo. Pero no fue solo a los alemanes. Ingleses, holandeses, italianos y franceses cayeron bajo su embrujo narrativo. Leí más adelante Los enamoramientos, Berta Isla y Tomás Nevinson que me llevó de nuevo al corazón de su literatura. Nada más saber la noticia, encargué un nuevo libro que no he leído -me quedan afortunadamente bastantes por leer-. Ya tengo en mis manos Todas las almas, creo que la primera de las novelas que se ambienta en Oxford donde Marías fue profesor un tiempo.
Hijo de un destacado filósofo español represaliado por el franquismo, Julián Marías, tuvo a su alcance una formación humanística e intelectual excepcional por su propio padre y por todas las relaciones que ello le proporcionó. Editor, bibliófilo, traductor extraordinario, profesor, novelista y articulista que vivía a caballo entre Madrid donde residía en la plaza Villa de Madrid y Sant Cugat donde vive su esposa -su viuda ya-.
Inteligente, culto, refinado, cosmopolita, anglófilo, gran creador de mundos novelísticos en donde el estilo es esencial. Ha muerto, probablemente el mejor novelista español en la cima de su creatividad.
Afortunadamente nos queda su obra y eso permite seguir manteniendo el diálogo con él. Pienso que su figura seguirá viva. No se ha encumbrado como representante político de ningún sectarismo. Fue profundamente personal y no necesitó coturnos para crear una obra narrativa de las mejores del mundo. Sin duda, hubiera merecido el Nobel. Sin embargo, él rechazó los premios españoles oficiales, aunque recibió varios premios en varios países.
He leído que algunos le tenían ganas por su supuesto elitismo y por su libertad extrema a la hora de expresarse con contundencia cayera quien cayera. Gruñón y cascarrabias fueron adjetivos que se adjudicaron al tono de sus artículos dominicales. No obstante, tenía que decirse en voz baja, que él se lo podía permitir, algo que muchos no pueden hacer.
Sí, ayer fue la noticia. He necesitado leer mucho y escribir para acostumbrarme a su ausencia. Te seguiremos leyendo, amigo, me gusta sentirme amigo tuyo. ¡Ojalá sigas en Redonda, en el reino de la literatura!
Poco le conozco como escritor, tengo por ahí "Corazón tan blanco", que no recuerdo - francamente - de que iba ni si la acabé leyendo. - Era de mi padre -. SI le recuerdo como articulista en el País, y la verdad es que me gustaba, pero digamos que no era tampoco una gran referencia para mi.
ResponderEliminarSalut.
Todo libro depende del momento en que se lea. Hace veinte años me costó entrar en Corazón tan blanco por ese ritmo moroso e hipotáctico de sus largas frases. Hay que ser paciente para entrar en su ritmo, pero merece la pena. Tal vez con Vila Matas era el escritor más relevante en la literatura en lengua castellana. Cuanto más lo leo, más me gusta. Salut, gracias por tu visita.
EliminarMe llegó la noticia desde Valladolid por boca de una persona cultísima y que sigo en su bloc.
ResponderEliminarEsta misma persona me recomendó el autor que mencionas, Marcel Reich-Ranicki, y un libro que he podido encontrar esta tarde en la biblioteca de Sant Boi, pues no lo he encontrado más cerca en ninguna otra, y que ya tengo reservado, y que me lo traerán a El Prat mañana martes.
Confieso que, al igual que me ha pasado con Umbral, era fiel seguidor de sus artículos, pero ahora voy a leer lo que ha escrito y tengo pendiente.
Gracias por la entrada
Salut
Recomendar demasiado a un escritor es problemático porque generas expectativas que pueden cumplirse o no. Estos días son días de alabanza por su óbito, pero el gran desafío es si un escritor sobrevive a su muerte física porque los lectores sigan adentrándose en él. No sé qué libro has encargado, pero ten cuidado, no te formes ilusiones demasiado altas. Mejor es entrar en estado neutro, a ver qué pasa. En alguna fase, yo no pude entrar fácilmente. En todo caso es buena literatura y eso implica que no necesariamente es fácil. Yo no leía sus artículos pues dejé de leer El País. Me he nutrido sobre todo de sus novelas. Salut, gracias, Miquel.
EliminarBuena descripción has hecho el autor y su obra, Joselu. Por cierto, Tomás Nevinson aún no la he catado. Siempre espero a tener informaciones de amigos, pero esta vez no ha sido así. Soy receptivo a cualquier consejo u opinión.
ResponderEliminarTocados todavía por la funesta desaparición de Marías lo importante es que compensemos las emociones con la entrega a la lectura, de este u otro escritor. Cada vez hay que seleccionar más y a veces volver a leer lo que leímos hace décadas y que hoy entenderíamos de otro modo, o gozaríamos de distinta forma.
De todos modos no sé qué pasa en estos tiempos que las amistades ya no nos comunicamos como antaño sobre nuestras lecturas. En parte porque muchos amigos interesantes han desaparecido también. En parte porque se ha perdido interés y cierta fruición que nos llevaba a comunicar enseguida a otros lo buena que era tal o cual relato. Y porque libreros que aún leían han cerrado o jubilado de sus librerías. Y la vorágine de los tiempos modernos (o post) que a veces no parecen modernos sino inertes.
Es curioso, Fackel, que la ausencia de Javier Marías haya dejado un hueco insustituible en nuestro corazón, y lo ha hecho como no hubiera hecho cualquier otro escritor incluso escritores cercanos o amados. Creo que su desaparición para mí ha sido como la que me produciría la de Fernando Savater, buen amigo suyo, por ser este un referente moral, ético y filosófica que me ha acompañado desde mi juventud. Marías era una voz singular, culta, polémica, impertinente pero a la vez profundamente literaria. Lo que escribía Marías era literatura de la buena y eso no es frecuente, más bien raro, cuando los escritores se lanzan al camino de lo fácil, pienso en Muñoz Molina, por ejemplo. Sentí un frío insospechado cuando me dijo alguien que había muerto. Ahora podremos seguir leyendo lo mucho que me queda pero ya no tendremos la voz tronante de sus artículos o la purita literatura de nuevos libros...
EliminarEn cuanto a Tomás Nevinson, como sabes, es una cierta continuación de Berta Isla en un giro inesperado. Me gustó mucho. Todo comienza con una frase en que se resume la novela y está al principio, como suele pasar en las novelas de Marías. Yo fui educado a la antigua, y nunca creí que me fueran a ordenar un día que matara a una mujer.
Marías, Javier. Tomás Nevinson (Spanish Edition) (p. 3). Penguin Random House Grupo Editorial España. Edición de Kindle.
Es cierto que no hablamos de libros en nuestros blogs, aunque hay algunos que sí que lo hacen. Yo tengo un amigo con quien comparto lecturas, pero reconozco que no es frecuente.
Recibe un cordial abrazo, Fackel.
Buena reseña has hecho para mentar a un autor, incómodo para todos aquellos que no les gustan los espíritus que van por libre.
ResponderEliminarSin ser un entusiasta, sí reconozco su grandeza manejando literatura.
Se nos ha ido un referente en nuestro pequeño mundo cultural hispano.
D.E.P.
No sé qué libros has leído de Marías, pero sería una ocasión para leer alguno como homenaje al escritor. Yo voy a leer Todas las almas. Y alguno otro seguirá. Iba a leer a Francisco Umbral, otra voz singular, pero lo dejaré para más adelante.
EliminarEstos días hay muchos elogios pero también silencios sorprendentes. Para muchos o algunos, Marías era un hombre incómodo y disonante por su audacia de escribir libremente. Espero leer algún artículo sobre Marías de Antonio Muñoz Molina algo que no he leído hasta ahora cuando eran compañeros de generación. Voy a buscar en la prensa cuando acabe este comentario.
Dejo aquí el enlace sobre las polémicas frecuentes entre Muñoz Molina y Javier Marías. No tiene desperdicio: DUELO AL SOL ENTRE MARÍAS Y MUÑOZ MOLINA
ResponderEliminarHola, Joselu.
ResponderEliminarNo puedo decir que el Javier Marías novelista me haya interesado mucho. Sí el articulista, pero llegó a cansarme ese “cascarrabianismo” por bandera, que desplegaba en una cuestión y, al cabo de un tiempo, me parecía encontrarlo en la cuestión contraría. Al menos así lo veía después de largos años leyéndolo, me pareció apreciar ciertos bandazos. Digo “ciertos”, pues no en todos los asuntos me lo encontré actuando así, claro está.
Bien mirado ¿Quién no transita por la vida cargado con sus contradicciones? Es consustancial a la condición humana, como nos manifiesta el “Viajero y su Sombra” del ínclito Nietzsche, bregando éste con las suyas.
Ciertamente, el óbito de Isabel II ha canibalizado la simultánea y repentina muerte del escritor Javier Marías.
El gran aparato mediático sabe que la muerte de la reina suscita el fervor del gran público, y los medios fagocitan ingentes cantidades de material para el ávido público que forma el grueso. En esta noticia monárquica están los dividendos económicos de la publicidad y anuncios varios ( pues aquí está el gran público, y no en el otro acontecimiento, Javier Marías mediante).
Por eso, y en comparación, la atención en los medios sobre la muerte de Marías es marginal, porque marginal es el público (ya se sabe, el público lector) que considera de gran relevancia esta (digamos temprana) muerte del escritor.
Estoy a punto de terminar un libro de cuentos de Katherine Mansfield (“El Garden Party y otros cuentos”, Seix Barral), y después me parece buena idea comenzar “Mala índole” (Alfaguara), un ejemplar de cuentos que compré hace… uff, ni me acuerdo.
Es curioso, los cuentos era un género que entusiasmaba a Marías, pero su talento no se prodigó tanto ahí.
Buen viaje, Javier Marías. Leámoslo pues.
En casa no vemos la tele, solo la abuela, así que no hemos estado expuestos a la saturación por el funeral de Isabel II. En algún bar, he mirado la tele y sí que he visto de refilón noticias al respecto. Ayer doce de septiembre sí que en la prensa que frecuento -El Mundo, El Confidencial, El País, El Cultural- sí que se hacía hincapié en Javier Marías, pero supongo que esto es minoritario. Mis hijas lo desconocían totalmente, ni siquiera habían oído su nombre nunca. Les mencioné novelas suyas pero nada. La cultura suele ser un reducto minoritario y es difícil que pueda dejar de serlo. Y Marías es un autor que no es fácil, o por lo menos es menos fácil que los libros que triunfan al uso. Él no quiso homenajes institucionales y rechazó premios oficiales, así que no espero que lo nombren hijo adoptivo de Madrid, lo que es un alivio. En todo caso, afortunadamente me quedan muchos libros sin leer suyos. Quisiera atreverme con Tu rostro mañana, que tiene que ser un desafío y volver a leer Mañana en la batalla piensa en mí.
EliminarHoy he indagado en las polémicas entre Muñoz Molina y Javier Marías y tiene tela la cosa. Ni él ni Elvira Lindo, que yo sepa, se han hecho eco de su muerte.
Y fíjate, Marías era más británico que afrancesado. Cuando el otro día hablábamos de las relaciones de España con el Reino Unido, olvidamos mencionar la rica influencia en algunos intelectuales que se han visto más identificados con aquellos lares que con otros. Si quieres que te diga la verdad, en alguna manera me hubiera gustado ser británico, británico culto y abierto, como los hay algunos.
Yo no leía los artículos de Javier Marías desde hace mucho tiempo. Cuando lo hacía me sentí repelido por esa voz que terminaba por cansarme. Aprecié a Marías cuando dejé de leer sus artículos, es curioso. Entiendo que haya gente que me deteste si me lee, porque una reiteración infinita de un polo narrativo que habla de lo divino y lo humano es estragante. Nos repetimos y a la vez nos contradecimos. Es inevitable.
Buen viaje a Redonda, amigo Marías.
Yo fue a las 16:06, por un whatsapp de mi hermana; hice lo mismo que tú, porque no podía creerlo.
ResponderEliminarNo has podido describir mejor al personaje y a su literatura. Por cierto, al hilo de lo que dice Fackel, yo pienso que es difícil recomendar un libro y no lo suelo hacer. Has de conocer a la persona y sus gustos. Por ejemplo, no a todo el mundo se le puede recomendar una obra de Marías, porque es intrincado y sinuoso, tal como dices. Para mi gusto, Tomas Nevinson es muy buena y no desmerece en absoluto de su antecesora Berta Isla, pero sé de gente que la ha dejado a las pocas páginas y eso que no es de las más difíciles.
Bueno, a ver si nos vamos remontando un poco. Un abrazo.
Marías es literatura y eso es complicado porque lo que se suele leer es un sucedáneo de simplezas y llanuras que no son literarias. Hace falta cierta formación para leerlo, formación, paciencia y gusto literario, además de ser partícipe de su mundo, cuanto más lo conozcas mejor podrás entrar en él. Estoy de acuerdo de que no es una recomendación fácil ni es para todos. Su literatura es sofisticada y culta en la que el estilo es esencial. Se suele escribir con oraciones simples mientras que él lo hacía con largas subordinadas que pueden cansar al común del lector de bestsellers.
EliminarTengo pendientes la lectura de libros de Umbral y de Marías, un festín literario. La literatura es veneno en vena.
Si, menuda racha de muerte en estos días, también ha muerto Calvin Klein el fotografo. Lo que he leído de Marías me ha gustado mucho. Ciertamente tiene una elegancia en la escritura fascinante. Aunque ya sabes que mi profundidad literaria no es la tuya, no tengo las claves para juzgar la calidad literaria del personaje y, por lo tanto la magnitud de la pérdida. Un abrazo.
ResponderEliminarLeer para mí no es fácil, pero soy persistente y me gustan los desafíos, algunos por lo menos. Leí a Marías hace veintitantos años y no se me abrió a pesar de haber leído de sus más importantes novelas. Luego el racaraca de sus artículos dominicales, que tanta fama le han dado, se me hizo insoportable y adquirí la conciencia de llamarlo "Javier Manías". Tuve que alejarme de dichos artículos para posteriormente darle otra oportunidad años después, y entonces, con Berta Isla, me quedé maravillado. Ya no estaba influido por sus neuras. Leí Los enamoramiento y Tomás Nevinson y volví a leer un par de libros que no me habían gustado hace tiempo y me di cuenta del gran escritor que era. Los libros son misteriosos, algunos por ejemplo. A veces nos llegan y a veces no nos llegan. He leído Mortal y rosa que has leído tú no hace mucho y me ha fascinado la personalidad de Francisco Umbral, un autor al que le tenía tirria. Quiero leer más cosas suyas. Cada uno tiene sus caminos y tú eres un lector también persistente, aunque te sientas alejado de los clásicos. Un abrazo, José Antonio.
EliminarSe va el autor pero queda la obra y él encerrado en ella. Me faltó paciencia para leerlo, quizá en un nuevo intento.
ResponderEliminarEstos días son de elogios tal como reza el título de tu blog: El día que estés muerto, sabrás cuanto te quieren. Nunca mejor aplicado al caso. Javier Marías, no obstante tenía también sus enemigos o sus disidentes, que tal vez estos días han callado por cortesía o deferencia. Y Marías no gusta a todo el mundo por diversas razones. Como he explicado en un comentario anterior, cuando lo leí por primera vez me sentí a disgusto en sus mejores novelas. Las terminé pero no las entendí. Ha sido el tiempo el que me ha hecho retornar a su literatura y el que me ha descubierto a un extraordinario creador que quiero seguir leyendo. El enigma de la literatura. Ni siquiera El Quijote gustó a Nabokov.
EliminarDe Marías solo puedo decir que he leído algunos de sus artículos y que con algunos he coincidido en su visión y en otros no. He leído vuestros comentarios, los de todos, con atención, me he dado cuenta que yo no leo libros como lo hacéis vosotros. En vuestro caso, y lo veo normal, descifráis las técnicas narrativas del escritor, sus recursos lingüísticos, la, (si me me permite la expresión), la ingeniería literaria, yo no estoy capacitado para hacerlo.
ResponderEliminarEn mi caso simplemente disfruto de los libros que leo, para mi es una diversión, sin más. He terminado la Rebelión de Atlas y ahora empiezo El Castillo de Kafka, el primero me ha hecho reflexionar mucho sobre la sociedad, es una joya en la que he subrayado muchas cosas, el segundo es el último que me queda de leer de Kafka, un escritor que me abre la imaginación.
No puedo hablar de Marías, Arturo Pérez Reverte, amigo personal del escritor le despide asi: "Que haya muerto sin el Nobel le quita mucha categoría al premio".
Supongo que la amistad y el afecto también habrán intervenido en esta despedida.
Siempre he pensado que cuando alguien lee el libro de un escritor el sonríe, donde quiera que este, si esta, claro.
Un saludo.
El hecho de que estés leyendo a Kafka intensivamente es significativo, pues algunos lo consideran el autor literario más relevante del siglo XX, de modo que no se puede decir que seas ajeno a lo literario pues Kafka es "la literatura en estado puro". Cada uno lee lo que le atrae y no valen recomendaciones que no le sirven para uno. El hecho de que disfrutes de los libros que lees es el mayor índice de su valor. A mí me costó encontrarme con Marías, pero cuando lo logré, advertí el escritorazo que es, era. Probablemente lo que dijo Pérez Reverte era bastante verosímil y. real, pero el Nobel es un artefacto político y muchas veces termina en manos "correctas", simplemente "correctas". Hay quien sugiere que echan en una bolsa un montón de nombres y alguien coge al azar uno y ese es el premio Nobel de ese año. Por si acaso es cierto que el escritor sonríe, donde quiera que esté, yo voy a seguir leyendo a Marías. Un saludo.
EliminarDurante bastante tiempo tuve en mente lanzarme a esto de la escritura. Cuando leí "Así empieza lo malo" de Marías, se me quitó la tontería.
ResponderEliminarBienvenido al debate, Rafisnicov. Ciertamente leer a los buenos nos hace darnos cuenta de la distancia que hay entre la llamada literatura popular, llana y simple, sin un cuidadoso lenguaje, y leer a un buen escritor de altos vuelos. Hay gente que se lanza, pero a mí personalmente me daría pánico porque sé también que se me ha quitado la tontería. Saludos.
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