Hace unos años durante un viaje de estudios de mis alumnos a Tenerife tuve una especie de visión. Mientras ellos comían en el hotel durante su día libre, yo me había ido a dar un garbeo por el Puerto de la cruz y aterricé a la hora de comer en una pizzería junto al mar. Desde ella se veía el azul de las olas que chocaban contra las rocas, junto al paseo marítimo del Puerto. Era, como dijo Borges, una espada innumerable. Estaba fascinado viendo el espectáculo del mar, pero poco a poco comencé a fijarme en los demás comensales. La pizzería estaba casi llena. La mayoría eran extranjeros y reinaba en el restaurante una especie de euforia de rostros satisfechos, algunos rojos por el sol. El vino y la pasta estaba presente en muchas mesas. Los camareros volaban sirviendo las mesas. Yo estaba contento y mi pizza Margarita parecía bastante aceptable. El mundo estaba bien hecho. Mis alumnos estaban disfrutando del viaje, que estaba resultando interesante, y todo salía a pedir de boca.
Sin embargo, a medida que comía mi pizza tuve una creciente sensación de malestar que me golpeó el estómago. Tuve la impresión de que todos los que estábamos allí disfrutando de la vida y de la comida, vivíamos en una burbuja de bienestar en un mundo terriblemente injusto. Allí en Canarias, cerca de la costa africana, el mundo era de otra forma que en la mayor parte del continente africano. Todavía no había tenido lugar el genocidio tutsi en Rwanda, pero era evidente que tu visión del mundo cambiaba sobre dónde tenías la suerte o la desgracia de haber nacido. No podía ser aquel desnivel de formas de vida. En muchos sentidos era obsceno. La imagen de la burbuja se apoderó de mí, una burbuja que flota en el aire por encima de la tierra sin apenas contaminarse viviendo una realidad aparte y nutriéndose en gran medida, por hilos comunicantes, del mundo que se hunde en la pobreza en virtud de unas reglas económicas tremendamente injustas. Para que nosotros estuviéramos plácidamente allí comiendo pizza había otros seres en algún lugar del planeta que pasaban privaciones y miseria.
Ahora la burbuja en que vivíamos está a punto de estallar. Todavía no ha estallado de verdad, sólo estamos ante los momentos anteriores a que lo haga, aunque vivimos con la ilusión de que esto es un reatraimiento cíclico y que en unos meses o un año más o menos volveremos a la situación anterior, como ha pasado en otras ocasiones. Sin embargo, hay indicios muy sólidos de que estamos en los preámbulos de un desplome general de todas las economías del planeta, de un crash financiero mundial o, lo que es lo mismo, un fallo sistémico generalizado.
Hasta no hace mucho vivíamos en una liquidez crediticia extraordinaria. Buena parte de la sociedad vivía muy por encima de sus posibilidades, tirando del crédito, comprando y vendiendo viviendas que subían sin parar hasta límites imposibles, cambiando de coche con facilidad, cenando en restaurantes o yendo a balnearios de fin de semana. Era fácil conseguir una hipoteca que cubriera el cien por ciento del importe del piso y se concedían sin demasiadas garantías, igual que he vivido que reiteradamente me ofrecían dinero a crédito por teléfono en veinticuatro horas.
El bienestar de occidente se ha basado en la especulación, en la ingeniería financiera, en estafas piramidales de tiburones sin escrúpulos... Hay culpables, sin duda, pero también quiero hacer hincapié que ha sido todo un sistema de vida el que ha salido beneficiado. Nosotros hemos vivido en la euforia que caracterizaba antes la liquidez monetaria. Esto ha propiciado que el sistema funcionara engrasado, que hubiera dinero abundante en circulación y que el estado pudiera recaudar por mil formas diferentes más impuestos. Esto es una de las cosas que notaremos primero: el declive del estado de bienestar -por el descenso en picado de las recaudaciones en IVA, impuestos de compraventa de pisos, etc. - lo que quiere decir que el estado asistencial entrará en crisis lo que afectará a la escuela pública, a los servicios sociales, las prestaciones por desempleo, a las jubilaciones, a la seguridad social, a las ayudas sociales.
Nadie se fía de nadie. Nadie sabe qué contenido tóxico hay en cada banco. No hay créditos de los bancos ni con buenas perspectivas comerciales; las pequeñas y medianas empresas están con el agua al cuello; el consumo ha caído en picado y todos los negocios lo notan. Estamos en recesión y se agita el fantasma de la deflación. Los precios bajan y la actividad económica se contrae, lo que significa muchos más parados. ¿Cuántos? Se habla de cuatro millones como cifra cercana, pero mucho me temo que no acabará ahí. ¿Podrá sostenerlos el estado? ¿Podrá éste aguantar la seguridad social? ¿Y el sistema de pensiones? ¿No se terminará acudiendo a esos fondos para intentar amortiguar la debacle?
No soy economista, pero suelo leer aquí y allí artículos y análisis de fondo, y mucho me temo que los dirigentes políticos saben mucho más de lo que dicen, y que no lo dicen para no causar pánico social. Entretanto, la mayoría de la población espera ingenuamente que esto es un incidente que se resolverá en unos meses y que volveremos a nuestro desquiciado antiguo estilo de vida.
Como esperanza, creo que la literatura y el arte en general saldrán reforzados de esta megacrisis económica, social, humana, ecológica, espiritual y de valores que se está abriendo ante nosotros como una sima oscura. De esta crisis saldrá lo peor del espíritu humano, pero también, sin duda, surgirá lo mejor y probablemente volveremos a necesitar la literatura, la poesía, el teatro, la danza, el cine de bajo presupuesto, que digan algo al corazón atribulado del hombre. Las crisis, con el sufrimiento que llevan aparejadas, nos hacen mejores y tendremos que innovar para redefinir un estilo ecológico de vida con el planeta y construir un mundo menos insolidario. La creatividad saldrá reforzada no me cabe duda. Un día el poeta Joan Brossa me decía que vivíamos en un mundo fofo, blando e inane, pero que esto se acabaría y llegarían otros tiempos. Mucho me temo, que para bien o para mal, los tiempos están cambiando.
Sin mas que añadir, porque estoy completamente de acuerdo...necesitamos y vamos a necesitar mas que nunca el arte de la supervivencia...
ResponderEliminarSi, sí y sí, Joselu, lo sientes tú y lo sentimos muchos otros más. Cada uno en su soledad se sienta ante un café o ante una pizza como tú el otro día, contempla a los demás, escucha sus conversaciones y se dice ¿cómo hemos llegado a esto? ¿cómo pueden algunos seguir viviendo tranquilamente con la que se nos viene encima? Todo esto estaba cantado y ya hace tiempo que se veían las señales.
ResponderEliminarLa gente me repite confiada, una y otra vez, que esto es puntual, que nuestros políticos tienen plan B para todo esto. Hace tiempo que no respondo a estos comentarios. Ojalá tuvieran razón, de verdad.
En fin, mi inquietud también reside en qué gestos puedo hacer como personita para evitar colaborar ciegamente en este desastre, cómo sobrevivir espiritualmente a esta vertiginosa caída...
Dudas, dudas...
Un abrazo :)
Sinceramente no soy ni Solbes ni Pizarro y no tengo ni repajolera idea de economía... puede que todo termine como dices; puede que no... Ni idea. Pero no comparto tu optimismo en el Renacimiento del Humanismo del XXI -por llamarlo de alguna manera-. Ojalá aquí aciertes y yo me equivoque, ojalá...
ResponderEliminarSolamente matizar que en mi opinión los dirigentes políticos no saben mucho más de lo que dicen, si no más bien al revés: hablan pero no saben absolutamente nada.
ResponderEliminarEs curioso: ante el caos que parece avecinarse, los que estarán mejor preparados para el futuro serán los alumnos desahuciados por la escuela, porque ellos YA están fuera del sistema (y es como si nunca hubiesen creído en él).
ResponderEliminarMiramos por la ventana y pensamos que lo peor que va a pasar es que los parados lleguen a cuatro millones y medio, o cinco, que haya que tocar los fondos para pensiones, y que éstas dejen de estar aseguradas aunque se haya contribuido toda la vida... No sé. ¿Ha desaparecido ya de nuestro escenario para siempte la guerra como solución? Destruir para volver a estimular la producción con la reconstrucción... Dios no me oiga.
ResponderEliminar"Come you masters of war
You that build all the guns
You that build the death planes
You that build the big bombs
You that hide behind walls
You that hide behind desks
I just want you to know
I can see through your masks."
"You that never done nothin'
But build to destroy
You play with my world
Like it's your little toy
You put a gun in my hand
And you hide from my eyes
And you turn and run farther
When the fast bullets fly."
"You fasten the triggers
For the others to fire
Then you set back and watch
When the death count gets higher
You hide in your mansion
As young people's blood
Flows out of their bodies
And is buried in the mud."
me ha interesado mucho este post, yo hace unos días publiqué en el mío uno sobre la crisis en Islandia, es curioso porque mucha gente dice que Islandia es como un animal, que prevee los desastres antes que los humanos. ¿nos pasará lo mismo? ¿en la misma medida? ¿mayor? ¿menor? sólo el tiempo lo dirá.
ResponderEliminarsigue así,
PD: pensar que a mi todo esto no me interesaba nada, ¿quién me lo iva a decir?(y eso que no soy mucho de leer, y me leo todos tus post enteros). xD
un abrazo
Lo de los cuatro millones de parados es una cifra arreglada. Yo, que no conozco tanta gente, sé de dos personas a las que se les ha ofrecido y han elegido una baja porque la empresa no va bien. Esta gente, si no me equivoco, pasa a ser una carga para la Seguridad Social aunque no se traten propiamente de "parados" o desempleados.
ResponderEliminar*
La función redentorista u otras funciones similares del arte, etc. tiene sus puntos fuertes, sin duda. Pero siempre hay que prevenir de que la belleza está ahí para tendérsenos no tanto como modelo como para ejemplo.
laHOla Joselu: aunque en silencio,pero sigo leyéndote. En primer lugar, felicidades por la actividad sobre Cortázar, que no tuve tiempo de dártelas. Impresionante.
ResponderEliminarSobre el tema de tu último post, totalmente de acuerdo contigo: esto es sólo un comienzo de lo que se nos avecina. No sé si habrás leído en el País de hace unos meses una entrevista a un profesor de economía de la Autónoma de Barcelona, donde explicaba bastante bien la situación.
Soy optimista y creo que no hay mal que por bien no venga, quizás necesitábamos esta situación (y la que vendrá) para darnos cuenta de la falseddad en la que vivíamos.
Un dato que apunta a un cambio en la educación: la población donde está el instituto en el que trabajo fue una beneficiada del boom inmobiliario de mi comunidad. De ser un pueblo agrícola, pasó a que la mayor parte de la población trabajaba en el sector de la construcción, de ahí que ahora la crisis esté afectando seriamente a las familias de muchos de mis alumnos. Pues bien, un profesor que lleva años ahí me decía el otro día que era habitual escuchar en los alumnos la frase: "¿para qué quiero estudiar si yo en cuanto cumpla los 16 me voy a la obra con mi padre y gano un pastón?"
Pues bien, en lo que llevamos de curso, le sorprende no haber oído la frase en ningún alumno y mucho menos, pocos alumnos se han dado de baja en lo que va de curso. Y lo que es más: los centros de educación de adultos cercanos están viendo aumentar el número de matriculados con esos jóvenes que abandonaron pronto los estudios.
Abrazos
Ese que cita Panta era el Sr. Dylan ¿no?
ResponderEliminar"¿para qué quiero estudiar si yo en cuanto cumpla los 16 me voy a la obra con mi padre y gano un pastón?"
Correcto. Este planteamiento hizo mucho mal.
La creatividad no está reñida con la opulencia. Recuerde usted, si no, los romanticismos alemanes o ingleses, cuyos epígonos más notables provenían de la burguesía o de la nobleza. Sí es verdad, no obstante, que en esta tierra de conejos hemos necesitado el hambre para avivar el ingenio. Pero semejante tópico sólo sirve para los siglos dorados de nuestro arte. Luego, apenas hemos dado pie con bola.
ResponderEliminarPor ello, sigo prefiriendo la opulencia, don Joselu, y nada me hará caer en esa resignación del signo de los tiempos tan judeocristiana.
Le felicito por su blog.
Vaya Joselu, llego de un par de conferencias (ya ves, las oigo a pares) y en una de ellas el conferenciante ha dicho literalmente "Botín ha hecho más por el bien de la humanidad que Teresa de Calcuta" vengo dándole vueltas al asunto... y me encuentro con tu post.
ResponderEliminarBueno, seguiré meditando.
Mañana voy contestando a cada uno de los que habéis intervenido. Ahora me voy a leer poesía preparándome para los tiempos que vendrán.
ResponderEliminarHe llegado a un punto en el que no me siento ni optimista ni pesimista; estoy como a la espera de acontecimientos, viviendo el día a día como mejor puedo. Tampoco creo que la crisis nos haga más creativos en el arte; quizás en encontrar soluciones para arrancar el coche viejo, como los cubanos, o cosas así, pero el hambre y la miseria no da nada bueno, nunca lo ha dado; por lo menos, no ha dado mucho más o mejor. En cualquier caso, los que tienen que ser creativos son los de siempre, los que nunca han sido muy creativos, sino muy interesados.
ResponderEliminarNo entiendo ni quiero de economía, supongo que no le presté la suficiente atención, y que por eso me aburre sobremanera, pero ni estoy sorda, ni soy ciega y siendo así, de igual modo tampoco entiendo que exista un montón tan increíblemente enorme de gente que crea necesitar TANTAS cosas para vivir, o mejor dicho, para ser feliz, porque para vivir hace falta bien poco de aquello que con dinero se compra. Es que me da hasta agonía pensar en esa gente, que encima se jacta de todas las cosas (materiales) que posee, o se lamenta sin descanso porque ha visto que no podrá cambiar de coche cada dos años, mientras 900 millones de persona sufren de hambre crónica al tiempo.
ResponderEliminarCon ese panorama, ¿sabes que te digo? que si para tomar algo de conciencia, nos hace falta un empujón, bienvenido sea. A ver si así espabilamos, con arte, o sin él.
Realmente espero que no llegue el día en el que se produzca un declibe absoluto de todo lo que enumeras en tu entrada, pero llegará (yo en mi linea negativa) y menos aún, que se den las condiciones a las que alude Pantagruel en su comentario. Miedo me da. Acojoná estoy.
P.s. La opulencia me parece un desatino del ser humano y de los gordos, la mire por donde la mire. Así estamos.
No creo que con la increíble vista azul infinito que hay en el Puerto te pusieras tan pesimista ... ¿serían los efluvios de los caldos isleños? :).
ResponderEliminarTe dejo una curiosidad sobre 'el hundimiento' ,)
Saludos.
Creo que has hecho un análisis más que acertado. Las crisis pueden ser enormemente productivas en algunos aspectos, todo depende del cristal con el que se mire. La economía global necesitaba un revulsivo que nos hiciera cuestionarnos el modelo empleado, y éste ha llegado de una forma dramática. Sería una oportunidad estupenda para que un nuevo modelo, más justo y solidario, más sensato y ético, se impusiese, pero desgraciadamente para eso tendrían que arruinarse todos los grandes directivos que aún siguen derrochando el dinero que el estado les está dando para "ayudarles". Obama no se cortó un pelo al llamarlos sinvergüenzas. Es increíble como esas personas viven ajenas a la miseria que están creando, y no comparten, ni siquiera en estos momentos, la angustia de todos aquellos que no tienen un trabajo. Han vivido fuera de la realidad y siguen haciéndolo. Ellos deberían ser los más perjudicados por la crisis.
ResponderEliminarConfiemos en que, como tú dices, el arte y la literatura recojan algún legado positivo de todo lo que está sucediendo.
Saludos
Joselu, ser cubana me ofrece una experiencia por conocimiento de causa para hablar sobre le tema de la crisis, la década del 90 vivimos en lo que se dio en llamar opción cero o más popularmente como Período Especial, en su versión abreviada, que la auténtica añadía la aclaración de que el nombre respondía a que viviríamos en condiciones de economía de guerra pero en paz, como bien refiere Clares el ingenio encontró maneras de salvar hasta lo que en ese entonces había parecido inutilizable, desafortunadamente afloraron las peores cosas del ser humano, aún hoy el individualismo y el egoísmo van siendo inacabables, el arte cambió en alguna medida su discurso, pero no lo veo ni tan prolífico ni como refugio de las multitudes, cuando la comida es la urgencia no hay tiempo para el espíritu, por suerte siempre hay quienes se quedan a salvo del feroz materialismo, pero no creo que sean la mayoría y lo dijo uno de los fundadores del marxismo para hacer arte política o religión primero hay que tener cubierta las necesidades básicas...
ResponderEliminarMe reconforta tu visión optimista, yo espero que los poderososo no recuerden la fórmula "salvadora" que enunció Pantagruel, espero como pidió que no sea oído, que si a la miseria se une el monstruo de la guerra ya hemos visto cuan desolador puede ser.
Las crisis propician el desarrollo del ingenio, pero más en el acto de la sobrevivencia diaria, que en los encantos del arte, aún así deseo fervientemente que estés en lo cierto y al menos ese buen legado quede...
Creo que la historia es cíclica y que esto ya se ha vivido anteriormente. Espero que la solución no sea la que apunta Panta, aunque hay muchos que se beneficiarían con una guerra.
ResponderEliminarSí es verdad que hay gente que ha vivido por encima de sus posibilidades, pero no es suya toda la culpa, les han vendido esa moto. Era normal, hasta recomendable.... Ahora vienen las vacas flacas y nadie se hace responsable. Unos se echan la culpa a otros y nadie soluciona. Y es que a lo mejor no hay ni solución pacífica....
Pero mientras nosotros nos acojonamos porque nuestro trabajo peligra, otros sobreviven cada día con menos del mínimo, eso es así y yo insisto en lo que te dije el otro día : los que pueden solucionarlo de verdad no mueven un dedo por hacerlo. si volviera a repetirse lo de Rwanda en un escenario similar, nadie con poder intentaría evitarlo.
Así que yo te recomiendo comerte la pizza tranquilo y disfrutándola como si no hubiera mañana, porque es que igual ni lo hay...
Un beso
Carmensabes, en alguna manera la crisis hace que la gente haya de forzar su ingenio y su capacidad creativa. Las épocas sombrías han producido efectos distintos. No se puede saber acerca de su orientación de antemano, pero quizás caminemos hacia una cierta rehumanización del arte, de las relaciones entre las personas... Percibo en este ambiente de crisis reflexiones más hondas que en la euforia en que hemos estado instalados. Quizás sea una percepción mía muy subjetiva. ¿A ti qué te parece?
ResponderEliminarSarah, está claro que no tengo respuesta a tu pregunta, pero el hecho de que ésta se plantee y se exponga públicamente es un buen síntoma. Hay caída vertiginosa, se percibe en el aire. ¿Habrá plan B? Espero, como tú, que sí que lo haya, pero veo a los dirigentes políticos muy desorientados y a la espera de los acontecimientos. El hecho de que haya foros donde podamos debatir con cierta densidad es un hecho positivo y nuevo. Tu sensibilidad y tus ganas de compromiso son un balón de oxígeno para este blog que a veces se mueve entre las sombras. ¿Cómo comprometernos? Esa es quizás la pregunta esencial. Saludos.
ResponderEliminarMarcos Cadenato, está claro que no soy un profeta -más que de pacotilla- pero a ciertas tendencias que hemos estado viviendo (un mundo orientado fundamentalmente al consumo y a la a la tecnología sin demasiada profundidad), ha de seguir un tiempo de hundirse de nuevo en las raíces del ser humano. No sé si la idea de renacimiento es la apropiada, pero sí que sería hermosa. ¿Qué habrá de pasar para que la palabra, la solidaridad, el conocimiento, la poesía... vuelvan a ser necesarios? El arte habrá de salir de nuevo a la conquista del hombre, quizás. Sólo son elucubraciones, pero el hecho de que existan es muy importante. Un abrazo.
ResponderEliminarFrikosal, he dejado caer que los políticos saben más de lo que dicen, pero si fuera más acertada tu interpretación, estaríamos en una situación todavía más comprometida. Quizás no quieran saber o el saber es incompatible con la función que se supone que desempeñan. Imagino que han de salir a la palestra y decir que todo esto son dificultades coyunturales, que las superaremos. Obama ha vuelto a manifestar confianza en su discurso en el Congreso americano. Sería impensable otro discurso, pese a las evidencias contrarias. De hecho, el principal problema para una recuperación económica es la falta de confianza en el sistema. El sistema capitalista funciona como una terapia psicológica. Si hay pesimismo se hunde. Así es la bolsa, necesitada actualmente de psiquiatra y unas sesiones de psicoanálisis, aunque éste es muy largo y costoso. Un saludo.
ResponderEliminarAntonio, los alumnos desahuciados por la escuela, no dejan de creer en el sistema. Saben muy bien de la importancia del dinero, aspiran al consumo, a tener coche, a salir con los amigos, a gastar. Y eso es el sistema. Lo que no ven es la importancia de lo que nosotros les ofrecemos para insertarse en el sistema. Ese es el problema. Pero no son antisistema. Saludos.
ResponderEliminarPantagruel, lo cierto es que ni los más sesudos analistas supieron que iba a caer el sistema soviético, o la caída del muro de Berlín, o este caso de la crisis que se ha desatado en el mundo que comenzó aparentemente en agosto o setiembre. Me temo que nadie sabe nada. La guerra ha sido uno de los resortes de la humanidad para salir de las crisis, pero una guerra con los medios de que disponemos ahora sería tan devastadora que acabaríamos con el planeta. Además, una guerra ¿entre quiénes? Es difícil de definir el enemigo que en estos momentos se encuentra en el corazón del sistema capitalista, es un enemigo interior y que está carcomiendo el sistema. Espero, en todo caso, que tu sugerencia no cobre cuerpo, porque como decía antes, nadie tiene ni pajolera ideas de lo que está pasando o va a pasar.
ResponderEliminarEl-Krasabitsa, tu presencia es muy estimulante porque revela la implicación y las ganas de saber de un joven que hasta no hace mucho vivía mirando hacia otro lado. Tus aportaciones sobre el caso de Islandia en tu blog son muy interesantes. Es importante que reflexionemos el mundo frente a los que nos dicen que lo dejemos estar y que vayamos a lo nuestro, pero lo cierto es que no debería haber distinción entre lo nuestro y lo de todos. Un cordial saludo.
ResponderEliminarAaoiue, no he entendido la diferencia que estableces sobre la función de la belleza entre "modelo" y "ejemplo". Me interesa mucho. ¿Podrías aclararlo? Un saludo.
ResponderEliminarCaperucitaazul, si la crisis logra hacer que se recupere la confianza en el conocimiento que impartimos en los institutos, tendrá efectos muy positivos. Me gustaría los que sois profesores que reflexionarais sobre ello. ¿Habéis observado este fenómeno entre vuestro alumnos? Es muy interesante esta reflexión que da qué pensar. Abrazos. Gracias por tu presencia.
ResponderEliminarAndrés Hurtado de Micina,bienvenido al blog. Su aportación es interesante porque puede dar lugar al debate. ¿Es la opulencia un caldo de cultivo mejor para la creación o la crisis puede aportar elementos que enriquezcan la creatividad? Imagino que la historia humana y la personal consiste en una serie de crisis en las que todo se pone en cuestión, periodos de opulencia, de crecimiento, de decadencia... Encontramos ejemplos de obras de arte en todos ellos, en el apogeo de las civilizaciones y en la decadencia. La opulencia puede alentar también conformismo y banalidad. No deja de ser interesante, al hilo de la reflexión del gran poeta Brossa la necesidad de otros tiempos más densos y profundos que los que hemos vivido en las últimas décadas. Creo yo, pero puedo equivocarme.
ResponderEliminarSerenus Zeitbloom, la escasa relación que he tenido con el banco de Santander ha sido la de padecer una estafa crediticia con la compra de un ordenador. Supongo que el señor Botín es un benefactor de la humanidad y que sus contratos blindados y las remuneraciones multimillonarias que reciben sus consejeros son merecidas ante tanto desvelo y sufrimiento por el bien de la humanidad. Cuando acabes de reflexionar, pásate por aquí y transmítenos tus elucubraciones. Siempre me resultan interesantes. Un abrazo.
ResponderEliminarClares, sin crisis no hay crecimiento ni transformación. Quizás el siglo XXI esté empezando ahora. La crisis abre posibilidades inéditas. No es una meta en sí misma por supuesto. Es algo que sucede y sólo se entiende a posteriori cuando los historiadores escriben la crónica. El nuevo siglo necesita probablemente una reordenación estructural. Hay demasiadas amenazas en juego. La crisis del mundo subdesarrollado es sangrante, la crisis ecológica es inminente, la crisis de los combustibles fósiles, el cambio climático, el desorden mundial... Todo lleva a que esa crisis requiera de nuevas interpretaciones y recorridos que pueden ser muy dolorosos. Estamos en un periodo de transformación y de aceleración histórica que no sabemos adónde irá a parar. Es normal que surja la inquietud, eso los que viven bien. Los otros, los que malviven, bastante tienen con la lucha diaria por la subsistencia. ¿Surgirán nuevas corrientes artísticas en este periodo de transformación? Yo intuyo que sí, y que lo humano volverá a estar presente como necesidad existencial. Son intuiciones, claro. Un abrazo.
ResponderEliminarwrailito, he visto el vídeo del hundimiento y me ha parecido muy estimulante. Casi me dan ganas de incluirlo en el post. Me encanta que den caña a McDonalds y a todo lo que representa.
ResponderEliminarPor otra parte, aprecio los caldos isleños (Tacoronte, Icod...),pero lo que refiero sucedió -con o sin caldos- así. Son sombras que a veces caen sobre ti. Esta la he retenido en unos días que fueron magníficos y en los que no hubo absolutamente ningún problema con aquellos alumnos tan modélicos. Lo pasamos genial. Siempre que puedo me pierdo en las islas Canarias. Un cordial saludo.
Vero, hay voces que hablan de un "decrecimiento sostenible" como nuevo concepto. El crecimiento ilimitado tiene costes inasumibles. Estamos consumiendo todos los recursos del planeta. Bueno, los estamos consumiendo mayoritariamente los que estamos en el lado bueno. Al ritmo a que íbamos necesitaríamos varios planetas y también de la existencia de la miseria en buena parte de la humanidad. Espero que la crisis nos haga también reflexionar sobre un desarrollo ecológico en todos los órdenes. Hay quienes querrían volver al estado anterior a la crisis, pero eso no es posible. A partir de ahora hay que innovar y adelgazar en muchos sentidos.
ResponderEliminarElena, cuando Serenus oye en una conferencia -según nos cuenta- que el señor Botín ha hecho más bien por la humanidad que no sé quién, me dan ganas de carcajearme, de esta interpretación y de la actuación antiética de todos estos tiburones de las finanzas que han sido puestos al descubierto con la debacle que está cayendo. Ahora quieren que se nacionalicen los bancos, ahora que están en pérdidas, para que una vez saneados les sean devueltos con ganancias como suelen tener siempre. Son buenas las reflexiones sobre la economía, el arte, la situación mundial. Demasiado tiempo hemos estado viviendo, y eso nuestros alumnos lo sabían, inconscientes a todo lo que estaba pasando. El pasotismo, la indiferencia, el consumismo juveniles no eran más que el reflejo de lo que pasaba en el mundo de los adultos. Ahora el mundo está cambiando. ¿Cambiarán de actitud? ¿Empezaremos a considerar el mundo que nos rodea? Ojalá que el arte, como decimos, saque inspiración de este proceso que estamos viviendo. Abrazos.
ResponderEliminarMagnífica reflexión, Joselu. Comparto todas tus inquietudes y conclusiones, aunque quisiera ser más optimista. Dicen que un pesimista sólo es un optimista bien informado, a pesar de las noticias contradictorias que nos llegan continuamente. Ya no sabemos qué pensar ni cómo actuar. Lo que está claro es que no hemos sabido conjugar progreso económico y bienestar con respeto al medio ambiente y al ser humano. Tenemos mucho de todo pero quizá nos falte lo fundamental: equilibrio, serenidad, solidaridad, cariño... No sé si es cierto que el planeta se agota y no hay comida suficiente para todos, lo que sí hay es mala gestión y distribución de los recursos por egoísmo de unos cuantos. Complejo problema, efectivamente. Hay que escuchar las voces sensatas que indican el camino de salida y soluciones racionales, no sólo económicas.
ResponderEliminarUn abrazo, colega.
Yolanda Molina, es importante tu comentario viniendo de una cubana que ha vivido y está viviendo la crisis desde hace dos décadas. En buena medida, contradice mi interpretación fundamental de que la escasez agudiza las facultades artísticas. Puede ser y sin duda tienes razón. Hay crisis en la penuria y hay crisis también en la abundancia y en el exceso que es a lo que hemos estado acostumbrados en muchos países occidentales. Cuando hay sobreabundancia, se pierde también de vista lo esencial, sumergidos en el afán de poseer más y más. No me cabe duda de que nuestros países han perdido humanismo. Lo perciben quienes han vivido otras épocas. El individualismo extremo lleva a otras zonas de inseguridad y de soledad. Espero algo positivo de esta situación de crisis que marca el final de una época y anuncia -nadie sabe hasta dónde- el comienzo de unos tiempos de incertidumbre y de vuelta a lo esencial, espero. Un cordial saludo.
ResponderEliminarNovicia Dalila, yo tengo dos hijas, una de nueve y otra de doce años. Yo quiero que exista un mañana para ellas. Sé que son de una generación que a diferencia de las nuestras, que hemos ido a mejor, ellas van a vivir un mundo que va a ir a peor. Ellas no lo saben, son pequeñas. No entienden afortunadamente demasiado lo que está pasando. Oyen hablar de crisis pero no lo entienden. Todavía no la han experimentado. Soy egoísta, Novicia, pero cuando miro sus ojos, deseo un futuro esperanzador para ellas y para todos los que venga después. No se puede vivir como si no hubiera mañana. Tenemos un mundo que dejarles, un mundo habitable. De ahí mi angustia, y mi inquietud por tantos que malviven en el mundo con lo mínimo. Miseria y sobreabundancia. Esto tiene que equilibrarse. Un abrazo..
ResponderEliminarYolanda, el hecho de que podamos trenzar un debate es ya un hecho positivo, como decía más arriba. Con las personas que encuentro en mi vida diaria es difícil de hablar de temas comprometidos o serios. Es en estos foros donde muchas veces toman cuerpo inquietudes, reflexiones y estados de ánimo que nos afectan pero que no sabemos cómo darles salida. Pensar el mundo, el planeta, es un imperativo humano. Y sí, es cierto, necesitamos cariño, solidaridad, equilibrio y serenidad. Sabiduría en definitiva. Un abrazo, colega.
ResponderEliminarYo soy, don Joselu, pesimista. Mi intención no era, ni mucho menos, hacer una alabanza de la opulencia, sino expresar lo que a mí me parece evidente: el hombre tiene derecho a su prosperidad. Cómo sea esa prosperidad, sobre qué parámetros se construya son cuestiones que pertenecen a otro debate. Pero lo cierto es que la palabra tiene muy mala fama actualmente entre un sector que se dice "concienciado". Cuántas veces, si no, hemos oído las condenas públicas que cierta intelectualidad lleva a cabo del consumismo. Lo que a mí se me antoja es que, en dichas arremetidas, persiste agazapada la conciencia de una élite que considera "consumismo" la compra de zapatillas de deporte o el furor que causan las rebajas, y a los viajes "culturales" a Londres, a las cenas de los sábados por la noche o a las visitas al Fnac las introduce en la categoría de "otra cosa" que nada tiene que ver con el vulgar e irresponsable consumo. Todos, absolutamente todos, somos seres que consumen, independientemente de las pasiones que nos muevan a ello o del poder adquisitivo y el nivel cultural que poseamos.
ResponderEliminarDicho esto, he de confesar que no tengo un criterio definido acerca de esta crisis. Leo y leo artículos más o menos serios y me parece que, de ser, como dicen, un cambio "sistémico" -el palabro es terriblemente feo-, sufriremos lo indecible. Salvo lumnisosas y escasas excepciones, el hambre nunca ha sido creativo sino todo lo contrario. Para el artista -tal y como se concibe desde Miguel Ángel- el hecho de tener ciertas necesidades satisfechas fue siempre indispensable en su creación. Considero, por tanto, que los periodos de crisis sí pueden agudizar nuestra visión de las cosas, pero, por muy linces que seamos, esa nueva óptica jamás será provechosa si no contamos con el bagaje de una educación rigurosa.
Así pues, como esa condición no se da hoy día, auguro tiempos muy muy difíciles y oscuros a España y a los españoles.
Joselu, gracias por contestarme.
ResponderEliminarSolo un par de apuntes.
Ese equilibrio que pides es una utopía absoluta. Nunca ha existido y mucho me temo que nuestros ojos no lo van a conocer.
Respecto al legado a nuestros hijos y nietos, por descontado que deseo un mundo más habitable y humano para ellos. No solo lo deseo, sino que les doy las pautas que a mi me parecen válidas para que se lo curren en ese sentido, que no se conformen, que luchen desde sus fuerzas y posibilidades, pero les hago abrir los ojos para que sepan con lo que se enfrentan. Quizás los míos son más mayores que los tuyos y entiendan mejor lo que hay ahora mismo. Bueno, la mayor sí, el pequeño quiere ser explorador y cazar peterodáctilos, con eso te digo todo...
En resumen, que hay que intentar educarles para que si pueden hacer ese desequilibrio menos inmenso, por lo menos no lo empeoren. Y así lo veo yo. Quisiere ser más positiva y transmitir esperanzas, pero es que no soy capaz de verlas, la verdad.
Un beso
Andrés Hurtado, pienso mientras escribo, no tengo ningún dogma establecido, pienso en Islandia, que hasta hace poco era un paradigma de mundo feliz. El País le dedicó un suplemento como una de las sociedades más prósperas y más felices y equilibradas del mundo. Todo su sistema se ha venido abajo. Era fruto de la ingeniería financiera, según tengo entendido. Ahora las cartas se han invertido e Islandia se ha convertido en prototipo de lo que nos puede venir a los demás. ¿Hay alguien que puede impedir que algún escritor con talento coja un bolígrafo u ordenador y haga una crónica de su mundo? El acorazado Potemkim y Octubre, obras maestras del realismo ruso, fueron rodadas en plena guerra civil. Ha habido artistas, cuando lo eran, que han creado en condiciones muy contrarias. Existen necesidades que tienen que ser satisfechas, no cabe duda, pero estas son elásticas. ¿Qué es lo necesario? ¿Los viajes a Londres? ¿La Fnac? También existen las bibliotecas públicas. Nunca ha habido tantas posibilidades de crear como en el mundo actual. Veo en mis alumnos de clase humilde (aunque tienen zapatillas de marca y mp4) un desprecio hacia la cultura y el conocimiento considerables. Se ha erigido una subcultura muy poderosa, que es como la comida rápida. Sabrosa, grasienta y adictiva. La educación de la sensibilidad es laboriosa y sutil, pero lo sutil, acostumbrados a los sabores gruesos, es difícil de aceptar. Sé en la enseñanza lo que da de sí el mundo en que hemos vivido: prepotencia, esto no lo necesito, me cago en la cultura... Espero de este adelgazamiento que va a venir otros signos de vitalidad. Aunque quizás lo mejor de las crisis no son ellas en sí mismas, sino el momento gozoso en que se sale de ellas. Como fue la salida del franquismo en unos quince años prodigiosos que alguien tendría que contar. Un cordial saludo.
ResponderEliminarNovicia Dalila, me asombras, te tenía por una muchacha de unos veintitantos años, sin responsabilides familiares y viviendo una segunda adolescencia. Lo que revelas da más prismas a tu personalidad cada vez más sugerente. Mis hijas no quieren saber nada de niños. Están en una edad en que temen (y se sienten atraídas sin saberlo) quizás a los muchachos, pero me ha atraído ese cazador de pterodáctilos para el que todos deseamos un futuro feliz. Pero somos pesimistas. Hemos vivido el apogeo de un mundo y ahora intuimos el declive. Sí, efectivamente, se lo tendrán que currar. Hemos tenido suerte en buena parte en nuestra vida porque no hemos vivido guerras y hemos disfrutado una sociedad de consumo realmente confortable. Gracias por tus palabras y tus intervenciones. Un beso.
ResponderEliminarJoselu, te tengo olvidado, bueno a ti y a casi todos. Las cosas del carnaval. Varios apuntes, de entrada quiero decirte que cuando sea mayor quiero ser o al menos escribir como tu.Me encantó tu anterior entrada y me cautiva esta.
ResponderEliminarEsas preguntas que te haces... Joselu, Joselu, relee los diálogos de Arjuna y Crisna, obviando la diferencia de los siglos, las preguntas son las mismas.
Y de la crisis... en cierta ocasión y a cuento de unas jornadas de cooperación un Alcalde de una localidad de estas tierras ponía un simil vanal y superficial de lo que se debería entender por sostenibilidad decía "si se pudiese cercar todo el término municipal de mi pueblo y nos dejasen apartados del resto del mundo durante 6 meses, lo unico que nos sucedería es que al abrir las puertas de nuevo estaríamos todos más tranquilos y más gordos" en clara alusión a que todo lo que necesitamos lo tenemos a nuestro alcance y a nuetro rededor. Esa entiendo que debe ser la opción principal para salir de la crisis, volver a nuestros orígenes y valernos de lo que tenemos. En lo que respecta a los Políticos y Gurus económicos varios están más perdidos que un esquimal en el sahara, han sabido, ¡y como! traernos hasta aquí, salir, volver... han perdido el GPS.
Ahora resulta que los que éramos más "pobres", más "atrasados", somos los que menos sentimos la crisis. ¿Será porque aún vivimos aferrados a la tierra?
Y no te engañes Joselu, la guerra sigue siendo una opción a tener en cuenta, no nos mataremos entre nosotros, perro no come perro, pero masacraremos al resto, a los que nos estorban con sus miserias.
Y lo jodido es que no podremos hacer nada, por que como siempre seremos una despreciable minoría para ellos.
Andrés Hurtado, cuando dije que El acorazado Potemkim y Octubre son obras maestras del realismo, quería decir del expresionismo ruso. Saludos.
ResponderEliminaryo esta visión la tuve en el 2007 cuando vivía en Granada. Junto a otros colegas anarco autonomos, lo llamamos "Crisis en las ciudades" y dijimos que llegaría para el 2012.
ResponderEliminarLa más acuciado, tal como dices, la falta de dinero para pagar a jubilados, gente sin trabajo, etc. Otro problema, la fata de alimentos y el aumento del precio de éstos.
Yo tampoco soy economista y entiendo poco. Sin embargo pienso, los precios está bajando, porque nadie compra. Sin embargo, la comida sube. El caso está en que bajan precios que objetos innecesarios para la supervivencia, pero aumenta el precio de aquellas cosas necesarias para seguir viviendo. Entre ellos, la más importante está la comida.
He leído artículos de economistas que preveen una bajada de precios en los alimentos. Pues en un principio habrá más oferta que demanda, la población tendrá menos dinero y los precios bajarán. Pero hasta un punto en el cual los productores no tendrán beneficio y parará de vender. Esto ya está pasando en Grecia, los agricultores tiran lo que sus tierras producen porque les pagan menos de lo que cuesta. Esto se traduce en falta de alimento que ya se está notando en los supermercados griegos donde la importación a aumentado mucho.
La unión de la carencia de dinero y el hambre, harán que explote esta crisis. Qué pasará? Es la gran pregunta. Guerras, exterminio de la massa humana. Cambio de sistema de forma pacífica.
El gran problema de la humanidad, es que hoy en día, la gran mayoría de ella es incapaz de procupararse la comida.
Poco hay que añadir. Como la mayoría comparto tus temores, y como soy pesimista tengo una visión un poco apocalíptica del futuro, me siento un poco romano a la espera de la caída del imperio.
ResponderEliminarUn abrazo.
Joselu, te agradezco que me invitases a venir y contarlo. Pero he decidirlo ponerlo en mi casa...
ResponderEliminarDe paso lo mismo gano algún lector.
:)
PD.
ResponderEliminar¿Has probado en La Caixa? ¿o quizá mejor en el BBVA?
Joer Joselu..."sin responsabilidades familiares"??? Tan irresponsable parezco??? jajajajajaja
ResponderEliminarGracias por esos 21 años que me has adjudicado. Me has alegrado la mañana... Igual mentalmente algunas veces parezco una adolescente, pero lo compenso con las veces que parece que tengo 80 años...
Físicamente... 21 en cada pata y me quedo corta jajajaj pero estoy estupenda, eh??? :P:P
Un beso, teacher ;)
Está claro que lo que la gente necesita es filosofía y poesía, eso será lo que nos ayudará a saber vivir y ser felices. El dinero no da la felicidad.
ResponderEliminarUn saludo.
Nos engañan, nos mienten, nos manipulan. Somos objetos inermes en sus manos. Harán lo que quieran, hasta inventar unas nuevas reglas del juego económico si así lo disponen. Que la creatividad salga o no reforzada es una cuestión relativa porque a algunos se los llevará por delante y no podrán contarlo. Además la creatividad también depende de la crisis interior que cada uno vive y no es paralela a otras crisis más globales, o no se moría la gente de hambre y de pena en plena burbuja especulativo-inmobiliaria.
ResponderEliminarJoselu, no quería decir que las crisis, tanto las individuales como colectivas, no sean necesarias para el crecimiento y la transformación, sino que entiendo esta crisis como una no crisis, es decir, como el producto idóneo para la remodelación, no de lo humano, sino del propio sistema. Digo producto, porque ha sido creado, no es algo que haya ocurrido sin querer. Y pienso que crisis ahora mismo es equivalente a pobreza para muchos y riqueza para pocos, Lo cual no es nada que pueda ser creativo. Esperar algo bueno, una rehumanización, por ejemplo, no me parece razonable; más bien saldría más poder y menos humanización si todo se desarrolla como los grandes poderes quieren. Es también mi punto de vista, claro.
ResponderEliminarNo he podido dejar un comentario antes.Como economista daré una receta que es la que yo aplicaría si tuviera responsabilidades en este gobierno paralizado.Crear un Banco Público, aprovechando las difultades de alguna entidad,que facilitase el crédito. Y paralelamente ayudas a quién crea empleo, con propuestas inteligentes para los sectores más necesitados.Seguro que se generaría
ResponderEliminarun primer atisbo de confianza.
Llego tarde a esta fiesta, pero encuentro mucho sentido en lo que dices. Tampoco quiero ver que se desmorone la economía, porque eso suele significar mayor sufrimiento para los que se encontraban en situaciones más vulnerables, pero parece inevitable que la economía se transforme y que esa transición lleve a una revalorización del individuo y su vida en sociedad.
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