A veces me quedo embobado viendo escenas de la televisión, en especial las series dirigidas a adolescentes. Las hay muy numerosas en las franjas más accesibles. En los últimos días Disney Channel ha empezado a emitir en abierto para la TDT. Un aluvión de series que tienen como protagonistas a adolescentes arrasan entre sus destinatarios. Sin embargo, cuanto más las veo, más bobas me parecen. Me resultan de una simpleza total esas películas que han tenido un éxito enorme tales como High School Musical, 1 y 2; me parecen inanes la mayoría de los productos que se dirigen a los adolescentes, incluidos algunos libros de lectura que se ofrecen como muy adecuados para ellos. Su sentido del humor con risas enlatadas me subleva, sus conflictos graciosos no me producen ninguna gracia y su música me enerva. Se diría que se quisiera ver convertidos a los adolescentes en unos tontos de capirote y permanentemente inmaduros. En este sentido no son muy diferentes de muchas series “bobas” dirigidas a los adultos en los que los seres humanos aparecen como unidimensionales, planos, carentes de ninguna dimensión misteriosa. Son series banales con un cierto ingenio plano que no estimulan lo más valioso que tienen las personas: su llamémosle espiritualidad. No soy creyente, aclaro, y no dedico en mi declaración de renta la asignación a la iglesia. Estoy en contra asimismo de que se imparta religión católica en los centros públicos. Pero también entiendo que hay dimensiones desconocidas en el ser humano que hacen de éste un ser misterioso en sus motivaciones y en su realidad. Esta realidad tiene otro lado. Hay otros mundos que quizás están en éste como sospechaban los surrealistas. Cuando contemplamos la realidad podemos tener la sospecha de que existe un más allá, otro lado del espejo. Toda la gran literatura conecta este lado visible de las cosas con la intuición de que existe una dimensión desconocida.
Así los hombres en la literatura artúrica buscaron el Grial, o salieron en persecución del honor o iniciaron viajes hacia países lejanos buscando algo que les faltaba, persiguieron sus sueños o estos se apoderaron de ellos penetrando la vida cotidiana. Pienso en Kafka, en sus alucinaciones o pesadillas entrando en la dimensión terrena de la realidad. Un día Gregorio Samsa se despertó convertido en una especie de escarabajo. ¿Qué oculta esta metamorfosis? ¿Qué oculta siempre esa dualidad de mundos entre los que nos movemos, los visibles y los invisibles? Probablemente nuestros deseos ocultos, nuestros terrores, nuestras ansias más misteriosas. Ulises hizo un largo viaje camino de Ïtaca, y todo aquel viaje era un símbolo de la existencia que aquellos hombres de hace dos mil quinientos años estaban preparados para recibir. En África, ese continente desconocido, la transmisión oral de los cuentos y leyendas prepara a los niños, a los jóvenes y los adultos para la relación con la otra dimensión, la de los dioses, la de los espíritus. El otro lado. Ese otro lado sin el que nuestra existencia no está completa.
La vida es un viaje misterioso. Pero mucho me temo que la cultura de época tiende o ensombrecer esta idea. A veces también hay esoterismo de segunda fila, pero tampoco se trata de esto, aunque detrás de determinadas ceremonias vudú celebradas en Haiti, Cuba o el Caribe, también se encubra una cierta relación con el lado misterioso de las cosas.
Leer Muerte en Venecia o La montaña mágica de Thomas Mann, o releer estos días las novelas grises de Robert Walser, o adentrarme en el universo poético de Rosalía de Castro, me reafirma en que los seres humanos necesitan símbolos más poderosos para desentrañar su vida, su pequeña vida, la única que se tiene, pero abierta a proyectos más enigmáticos. El universo es infinito, quizás; la naturaleza de la materia está por desentrañar; el cerebro está descubriendo quizás sus enigmas. La cultura de época, el mundo televisivo y literario que se ofrece a los adolescentes, objeto de nuestra enseñanza es tremendamente pobre y chato, aunque, ojo, esa unidimensionalidad frívola y lamentable es sumamente adictiva, como el kepchup, las hamburguesas del McDonalds, o los episodios de los Simpsons… Necesitamos adolescentes abiertos a otros mundos, a la idea de justicia, a la de solidaridad, a la literatura, a los sueños, a algo que está al alcance de nuestra imaginación, pero hay que hacer un esfuerzo o un salto que nos acerque al mundo de las islas lejanas o al espejo, a su otro lado.
Yo croe que siempre ha sido así, la cultura (en su sentido de puerta hacia nuestro interior) siemrpe ha estado al alcance de unos pocos, los que se han interesado en ella. Ni mejores ni peores, sólo diferentes.
ResponderEliminarEn la Edad Media, el pueblo se divertía con las novelas sentimentales y unos pocos leían a Dante; a mediados de siglo, el gran público leía la novela erótica y unos pocos disfrutaban a Kafka..por citar ejemplos.
Ahora no pasa ni peor ni mejor, es lo mismo pero disfrazado de serie de televisión.
¿somos mejores o peores?mmm, eso sería como recordar a Andres de El árbol de la ciencia y preguntarnos si somos más felices por adentrarnos en la complejidad del alma humana o si se es más feliz en la ignorancia...
Bueno, dejo el rollo cultureta, que me voy a ver la tv..jajaja
Saludos ;)
De Disney Channel lo único que se salva es la serie "Yo Y El Mundo" que es encima la serie más antigua que emite el canal.
ResponderEliminarLa ponen todos los días a las 11:30 y repiten el mismo capítulo a las 21:30.
Tal vez esa sea la única serie que merece ver (dirigida para adolescentes o preadolescentes).
Saludos.
Por si no pasas de nuevo por el blog, reitero la invitación para organizar el CIO (aquí tienes información:http://eduideas2.blogspot.com/2008/05/x-claustro-ideal-oficial-ser-mejor.html). El tema de los referentes adolescentes, de la ratio y atención personal o del nivel, que son los que estamos tratando ahora, me parecen fenómenales para el debate, aunque puedes escoger cualquier otro. Dime si puedes montarlo o debo seguir mi peregrinación (creo que en las 9 ediciones anteriores no ha habido tanto problema en pasar el relevo, jeje, ¿por qué será?)
ResponderEliminarEn mi infancia y adolescencia me encantaban El show de Bill Cosby, Con ocho basta o Verano Azul... No creo que esas series fueran más profundas que las actuales, también leía libros transcendentes que me hacían pensar.
ResponderEliminarDe entre los niños y adolescentes actuales que habitualmente ven éste tipo de programas saldrán grandes lectores y también adultos enganchados a la telebasura…
Mi conocimiento de las series es escaso. No veo la TV y menos la TDT, que no ha llegado a mis lares.
ResponderEliminarLo que sí sé es que el influjo que ejercen sobre nuestros adolescentes no debe minimizarse. Física y química causó estragos en su anterior edición y me obligó a verla para juzgar. Ya sabemos que la TV es un escaparate de arquetipos poco ejemplares. ¿Qué hacer...? Tratar por todos los medios de enseñar a nuestros alumnos a leer la realidad y a ser críticos con ella.
No sé exactamente lo que ven nuestros alumnos e hijos en la tele, pero los que aceptamos la caja tonta como medio de comunicación, sin remilgos, falsos argumentos o excusas, no podemos sino recordar también con cierto repelús Antena infantil, Los chiripitifláuticos, La casa del reloj, Los payasos de la tele... ¡y eso que nos gustaban muchísimo! No lo sé, pero imagino que son los signos de los tiempos...
ResponderEliminarNo conozco mucho el canal del que hablas, pero comparto tu opinión sobre la escasa calidad de lo que los adolescentes ven en televisión. Los míos están enganchados a las telenovelas de sobremesa y al gran hermano, y poco se pueden hacer en ese sentido. La calidad actual de los productos televisivos es más que preocupante. Muy pocos programas -o series- se salvan de esta clasificación.
ResponderEliminarSupongo que nosotros también veíamos programas basura, pero es cierto que a la vez nos emocionábamos con libros que hoy en día nuestros alumnos no conocen ni de oídas. No obstante, creo que, como en todo, no se puede generalizar, y que también cuando yo era adolescente muchos de mis amigos no compartían mis gustos literarios. Quizás hoy en día los jóvenes tienen más distracciones, más alternativas a la lectura que no exigen ningún tipo de esfuerzo intelectual: mp3, consolas, decenas de canales de TV, móviles, internet... Son otros tiempos.
Siempre planteas reflexiones interesantes. Es una de las cosas que más me gustan de tu blog.
Sería quizá conveniente que intentará dar un punto de vista distinto. Más que nada por que supongo que yo entro en ese grupo de adolescentes.
ResponderEliminarPero tengo que darte la razón. La verdad que la televisión deja mucho que desear y no sólo los programas o series dirigidas a adolescentes. Porque la programación para adultos también es bastante detestable.
También es cierto que quizá no soy un ejemplo muy claro de un adolescente actual. Apenas veo la televisión, me gusta la música que escuchaban mis padres y leo poesía desde los once años. (No soy una niña repelente ehh?)
Pero bueno, supongo que es cierto que un adolescente actual lo último en que piensa es voy a ver la tele a ver si crezco espiritualmente, parece broma, pero creo que es bastante importante crecer como personas. ¿Qué es la vida sino? Creo que lo bonito de la vida está en eso, en experimentar, sentir, contemplar e ir descubriendo este mundo que nos rodea poco a poco. Es que ni siquiera la sociedad actual esta por esos temas. El otro día escuchaba una entrevista a Manolo García en que le preguntaban que si los políticos creían más en la basura que en la cultura. El contestó que vivíamos en unos tiempos en que interesa una población que pague y calle y en la que todos somos usuarios, consumidores. Al final todo está relacionado.
Así que nada yo me voy con mis temas de adolescentes, a hacerme a la idea de que ha empezado el curso.
Estoy de acuerdo en eso de que siempre planteas reflexiones interesantes.
bueno Joselu, yo como no veo nunca la tele, puede que esta vez no pueda decir algo muy interesante.
ResponderEliminarYa sabes cual es mi punto de vista y, puede, tu otros lectores tambien. Que si hoy en dia interesa que los adolescentes sean lelos, para tener una mano de obra inculta que trabaje y no proteste. Como dice alguien, gente que consuma, pague y calle.
Cuanta falta haria que los adolescentes escuchen a Ismael Serrano, Paco Ibañez y otros tantos cantautores, que leieran lo que sucedio en Francia por el 68 y supieran que les estan timando la vida, tal como yo escribi en el ultimo texto, donde introducia esta critica al final, la misma que hago siempre.
Bueno amigo, no te desesperes y quiero aprovechar este posta para invitarte a que te vengas a los Alpes, a pasar una semanita cuando quieras, asi nos livramos de tele y demas, eso si, Internet lo tengo en casa.
un saludo
Toda la razón. Es espeluznante ver niñas de 7 años contemplando embobadas esa serie. Casi todo lo que ha hecho esa empresa es simplista y maniqueo, pero al ver a la tal Montana me di cuenta de que el mundo está cambiando,a peor, ahora se trata de directamente de idiotizar a las masas. Un asco.
ResponderEliminarNo creo, Joselu, que se pueda pretender que la literatura, o la ficción para consumo, incluyan permenentemente los elemnentos que hacen grande a la gran ficción, o la gran literatura. Tampoco puede ser bueno que la mente esté permanentemente estimulada hasta el límite. Si se come diariamente en restaurantes para gourmets se acaba añorando la tortilla de patatas, y por eso algunos chefs la incluyen, aunque sea de forma decosntruida. Con todo, lo peor de Disney en cualquiera de sus formas es imaginar su cuerpo con bigotito metido en el arcón congelador. Da yuyu.
ResponderEliminarQuerido Joselu,
ResponderEliminarTe había escribo un largísimo comentario y cuando estaba a punto de dar "enviar" me arrepentí...
Por qué? Porque en todas las épocas han existido cosas que atentan contra la inteligencia de la humanidad y la humanidad misma; también la historia es testigo que son unos cuantos quienes logran encontrar un lugar destacado con y a pesar de estos estímulos.
Tú sabes que yo me ocupo mucho de trabajar "artesanalmente" con mis niños, porque conozco el medio que los rodea y necesito (quizá más que ellos) darles otra visión de pensar y hacer el mundo... Recién son niños...
Mi punto es: Hay que confiar en los adolescentes! hay que confiar en la juventud que viene pujando fuerte y se enfrenta a un mundo que ellos no construyeron pero del que ya son parte, con todos sus brillos y oscuridades.
Después de todo amigo! Yo era una de esas que corría detrás de Ricky Martin en mi adolescencia y tapizaba mis paredes con su imagen. También leía y leía mucho...
Nuestros jóvenes tendrán que aprender por sí mismos -y con un poco de nuestra ayuda- quiénes son, de dónde vienen, a dónde van, qué es lo que quieren y cómo van a lograrlo... menuda tarea!
Un abrazo
Lucero
Joselu, de la tv no digo nada más creo que ya hay de todos los colores en los comentarios anteriores, me interesa más lo de la espiritualidad, ajena al concepto religioso, pero implicada con misticismo romántico o idealista de mundos paralelos y una idea de encontrar lo mejor dentro de cada quien desde influencias y búsquedas exteriores, hay una teoría que me encanta y plantea que partiendo del hecho físico de que la energía no se destruye sino que se transforma, al morirnos una parte de ella:la física, se queda en el suelo al descomponernos, pero la otra esa espiritual permanece y es a lo que se podría llamar fantasmas o espíritus según las preferencias.
ResponderEliminarAlgunos seres con capacidad de adivinación, creen que es esa energía la que les confiere la capacidad de predicción...
Nuestros niños y adolescentes entre juegos, tv, y computadoras pierden mucho del contacto inicial y vital que establece la comunicación interpersonal, la experiencia de la lectura de un libro...los padres tenemos tantos retos que a veces cuesta mucho encontrar la punta de la madeja.
Después de todo menos mal que no tuve profesores como tú en esa efervescente y activa edad de la adolescencia, (me hubiera extenuado ante tanta provocación)pues este post me ha dado tema para dos entredas futuras, veré si no se quedan en el tintero, un abrazo
Bueno, la literatura nunca me dio claves para entender a mis compañeros adolescentes del instituto. Parker Lewis sí.
ResponderEliminarLeo:
ResponderEliminar"Porque en todas las épocas han existido cosas que atentan contra la inteligencia de la humanidad"
"Yo creo que siempre ha sido así.."
etc
No estoy de acuerdo. La potencia mediática de la televisión es algo que no tiene precedentes en la historia.
Y en nuestra infancia no estaba diseñada con el único propósito de ganar dinero a cualquier precio.
Esto desde luego tiene un impacto enorme en la sociedad.
Haced la prueba: basta con un mes de no verla para recuperar parcialmente la sensibilidad. Y después, al volver a ponerla, uno se queda horrorizado.
Frikosal, este verano nos fuimos tres semanas a Lanzarote, a una islita llamada La Graciosa. Pasamos ese tiempo juntos los cuatro de familia. La condición era que no veríamos la televisión. Tengo una hija preadolescente y otra más pequeña. Yo me comprometía a no leer el periódico. ¡Qué tres semanas más idílicas! Paseábamos, charlábamos, nos bañábamos, leíamos, y nada de actualidad ni de televisión. Para mí fue un paraíso aquello y un horror después recuperar la realidad de la prensa y la presencia de la televisión. Sin embargo, mi hija mayor alimentó durante esas semanas un mono intensísimo de tele, que le llevó a estar luego, en casa de los abuelos, conectada (sin el control nuestro)durante todo el día al aparato, a las series más bobas. Así dos semanas. La televisión en buena medida (en su ochenta por ciento) es estupidizante, sirve como opio del pueblo para resistir la vida estresante y antihumana que llevamos. No debemos tener tiempo de pensar o sentir, sólo de reírnos del chiste zafio y fácil que se nos ofrece, pero esto es altamente adictivo. Tienes toda la razón en lo que dices. Si yo pudiera vivir sin televisión lo haría, si yo pudiera vivir sin noticias lo haría, pero este tipo de sociedad alienante que vivimos las impone como droga. El mecanismo necesita de hombres, mujeres y niños embobados frente a ese aparato, y probablemente todo se deba a una manipulación económica para hacernos súbditos de una sociedad de consumo que no persigue objetivos humanos.
ResponderEliminarEn casa estuvimos como 3 años sin tele, pero ahora también tenemos y los niños (4,6) están todo el día con los Pokemons.
ResponderEliminarAlguna vez he amenazado en tirarla (simbólicamente) por la ventana, pero no puedo, no me dejan. Es que además, como tu vienes a decir, si no tuvieramos serían bichos raros, sin mecanismos de defensa.
Eso si, en vacaciones, sin tele (ni radio, prensa..).
PS. Y otro efecto nefasto de la tele + video: la facilidad con que se accede a contenidos apetecibles simplemente cambiando de canal, sin ningún esfuerzo. Eso lógicamente repercute en la capacidad de concentrarse en una sola cosa, en algo difícil.
Es contraproducente suprimirla. Los chavales se socializan con esa presencia en sus vidas. Serían, como dices, bichos raros ante sus compañeros y amigos. Todavía tus hijos son pequeños. Yo las tuve alejadas de la televisión hasta los nueve años de la mayor. Pero cuando ha comenzado la pubertad ha sido demoledor. Es increíble la necesidad que tiene a sus casi doce años de series de adolescentes tontos. Procuro relativizarlo, poner algunas normas, pero me doy cuenta que es lo que sale de ella. Tele a todas horas. Imagino que será como un sarampión. Demos tiempo al tiempo. Gracias por tus palabras.
ResponderEliminarEstando de acuerdo contigo, Joselu, pienso, sin embargo, en lo necio que yo era de adolescente y no hallo medida en que quepa...
ResponderEliminarA mí el deporte me apartó de la TV, y luego la lectura y la escritura del deporte. Ahora lo mezclo todo, en dosis diferentes, como las buenas dietas, pero de lo que menos, la TV. Por deméritos de la propia TV, está claro, más que por mi desinterés.
Mi estupor es similar al tuyo. Mi hija mayor no era muy consumidora de televisión hasta que llegó Disney Channel. Ahora, es fácil que ocupe su tiempo libre en cualquier serie boba de adolescentes afroamericanos, por ejemplo.
ResponderEliminarSé que, si no estuviésemos encima de ella, engrosaría la nómina de adolescentes que abandonan sus deberes para pasar el día entero frente al televisor. Y, aun con el discreto control de los padres, es complicado establecer los límites, pues, como habéis comentado, la prohibición no es el camino.
Coincido con "caperucitaazul" y algunos mas, tras esa cortina superficial transita otro mundo ,otra gente que a veces coinciden o no con los otros ,pero que inexorablemente buscar , llegan o llegarán al inevitable progreso, pese a todo.
ResponderEliminarUn abrazo, amigo
Ya has visto que está tu post enlazado en Libro de Notas, Joselu. Puse ahí mi comentario, pero lo extiendo aquí.
ResponderEliminarMe parece un fenómeno nuevo teniendo en cuenta algunas cosas: que está disponible las ¿24? (no estoy segura) horas; que todas las series que he visto que ha visto mi peque (de 11 años) son, además de superficiales, enaltecedoras de unos valores como la popularidad de unos frente a la mediocridad de los demás (hay que ser alguien y para serlo hay que despreciar a otros), la imitación borreguil de los normales si no quieren verse rechazados por los populares (hay que vestir, pensar y hacer lo mismo que los líderes o si no estás fuera o contra ellos), etc. Esto solo lo había visto en las películas americanas como algo exótico, pero me comenta mi hija mayor que en su instituto existe ese comportamiento. Y lo veo en algunos adolescentes.
Lo siento, todos hemos pasado la edad del pavo, pero esa crueldad, esa superficialidad, esa falta de mundo interior yo no la había observado en mi generación ni en generaciones posteriores, así que sí me temo que estemos importando un modelo de comportamiento nuevo aquí.
Por otra parte, os doy la razón a los que decís que prohibir la tele no es la solución: son ellos los que deberán tener un criterio suficientemente maduro, como Mari Carmen en su comentario, o como mi hija mayor, para pasar por encima de esas chorradas y elegir algo mejor. Mientras, a los padres y profesores no nos queda otra que controlarles el tiempo de tele y ofrecerles otras cosas igual de interesantes.
También es bueno que los niños se aburran y no esté su cabeza siempre ocupada con audio, vídeo, estudio... Creo que el aburrimiento puede conducir muchas veces a poder estar solo y poder pensar, cosa que esta sociedad no deja hacer ya ni en el metro ni en los autobuses. El silencio, del que has disfrutado en tus vacaciones y por el que habéis conseguido charlar y compartir, es difícil de conseguir hoy en día, en que todo lo tenemos ocupado.
Puf, siento extenderme tanto.
Un beso.
Acabamos de comer en un chino y ha habido diez minutos de sobremesa, que mis hijas, especialmente la preadolescente no sabe soportar. Está pensando en subir a casa y ver Disney Channel. Ana Lorenzo lo ha comentado, ha hablado de sus tópicos, sus imágenes sociales (el mediocre, el popular), que se proyectan sobre la realidad de nuestros adolescentes. Creo que es un fenómeno inquietante no porque no hubiera teleseries totalmente inanes, sino porque ahora hay un canal de veinticuatro horas con programación permanente dirigida a una franja de edad que va de los ocho años a la adolescencia, creando modelos de comportamiento nefastos y superficiales. Hay quien piensa que hubo series en todas las épocas de la televisión que eran igual de frívolas, sin embargo creo que nunca ha habido una sobreprogramación que cause tal ansiedad a los destinatarios. No era lo mismo Verano azul, que tenía valores muy importantes o Kung Fu (extraordinaria) que lo que tenemos ahora ocasión de ver. Es el triunfo de lo plano, de lo estereotipado, de lo inane. A todas horas. Está claro nuestro control horario, pero no podemos evitar la ansiedad que genera tal tipo de programación que tiene sustancias adictivas como el tabaco o las hamburguesas. Gracias, Caperucita Azul, Borre, Eduieas, Lu, Marcos, Sonia, Elena, Mari Carmen, Eloi, Frikosal, Pantagruel, Botella al mar, Yolanda Molina, Simalme, Juan Poz, Antonio, Rodolfo Natiello y Ana Lorenzo, por vuestro paso interesante por aquí.
ResponderEliminarJoselu … ¡qué razón tienes! .. .pero ¡claro! … cada época es distinta y tú ahora lo ves como adulto y ¡aún más!, como pedagogo.
ResponderEliminarCreo que los profesores tenéis mucho que hacer en ese aspecto, podéis “verter” sobre vuestros alumnos esa semilla de la cultura, esa explicación de lo que “el escarabajo” pudo significar, por ejemplo, para los antiguos egipcios: el amuleto que representa el sol naciente, el inicio de la vida, la renovación constante.
Si algún chaval se encuentra que en su casa no se lee, podéis hacerlo en clase, demostrar como el viajes de Ulises, efectivamente era un viaje para encontrarse a sí mismo, para volver “a casa” en una luche constante contra Poseidón que es quien se lo impide.
Siempre habrá algún chaval espabilado a quien resuenen esas palabras, en quien germine el gusto por la lectura, por descubrir “otras dimensiones” … ¡¡podéis hacer tanto para los que no tienen un buen ejemplo en casa!!
Saludos
Hola a todos.
ResponderEliminarYo estoy en desacuerdo con algunas de las cosas que habéis dicho:
En un comentario, una persona se declara impotente ante los deseos de sus hijos de ver a cualquier hora cualquier cosa en la TV. Hombre, ésto me parece que es la madre del cordero. Me parece terrible cuando un padre se declara incompetente ante asuntos cruciales de su hijo.
Respecto a ser bichos raros, yo he dado clase a varios niños cuyos padres decidieron no tener el aparato infernal y os aseguro que eran niños de color, estatura, y textura normal. Normalmente queridos y apreciados por los compañeros. Excelentes lectores en todos los casos, y muy probablemente con una sensibilidad especial hacia la vida.
No comprendo ese sentimiento de resignacion que mostráis los padres ante el poder de la TV. Y si el mozo o la moza tienen el síndrome de abstinencia, pues también lo provoca la heroína y por ello no se la suministramos (salvando la distancia; ¿o igual no hay tanta?. De acuerdo que es dificil, pero estando tan de acuerdo en su carácter tóxico y venenoso...habrá que hacer el esfuerzo necesario, ¿no?.
Yo tiré la mía a la basura hace dos años y es la mejor decisión que he tomado en este tiempo.
Saludos.
Jaime Sorolla/José Luis Capilla, a veces no es tan sencillo una decisión de semejante naturaleza. En las familias hay dos progenitores que pueden no compartir el mismo punto de vista. Es bastante fácil que esto suceda. O también se puede pensar que la televisión es un instrumento que bien utilizado (con el reproductor de DVD o vídeo) puede ser interesante. Veo muy poco la televisión, casi nada, e intento administrar el tiempo que la ven mis hijas, pero no puedo impedir que cuando vienen los abuelos la televisión se vea más de lo normal, o cuando están en su casa pase lo mismo, al menos en un ejercicio de la autoridad razonable y en la búsqueda del equilibrio entre las personas que forman la unidad familiar. Hay muchas ideas que tenía sobre la educación de mis hijas que he habido de consensuar y lógicamente ceder. ¿O no es así como debe hacerse?
ResponderEliminarCreo que no es incompatible ver la televisión con ser excelente lector o tener cierta sensibilidad especial frente a la vida.
ResponderEliminarLo que yo haría con los críos sería gestionar esas horas de tele y complementarlas con otros estímulos. Veo que es ardua tarea Joselu!!
A veces he pensado también en tirar la tele, pero no puedo, me encanta ver Dvds, y de vez en cuando mi partidito de fútbol, y algún que otro programa (sé cuàndo empieza, así que pongo la tele a esa hora). Ademàs, siempre puedo decidir no encenderla y ya està.
También quiero decir que daría cualquier cosa por tener en España una televisión que fuera la cuarta parte de buena que la BBC. Ahí no me importaría que los niños pasaran un buen rato delante de la caja tonta.
Saludos Joselu, leer tu blog sigue siendo un placer (lo sigo regularmente aunque haga tiempo que no comente nada). Y saludos al resto de participantes.
Bien, quizá he sido un poco radical en la manera de expresarme. Seguro que hay que alcanzar acuerdos dentro de la educación de los hijos, etc.
ResponderEliminarPero, en todo caso, creo que la televisión actual es un lastre terrible en la educación de los niños, y que cuanto menos mejor.
También matizaré que utilizar la caja para ver dvd´s me parece estupendo. Esa acción no tiene relacion alguna con ver la bochornosa programación de las cadenas.
Un saludo.
José Luis.
Me alegro, José Luis, que hayamos acercado nueetras posiciones. Saludos. Joselu.
ResponderEliminarNo sé si Vds. conocieron la televisión infantil de los 80 que tanto criticábamos, con su He-man y o Dragones y Mazmorras como ovejas negras.
ResponderEliminarVisto donde hemos llegado solo añado:
Virgencita, que me quede como estoy...
Como adolescente (o por mucho que me pese, joven) que soy, tengo que discrepar sobre algunas de las cosas que usted dice. Es cierto que la cultura de la caja tonta empobrece las alma y crea una apatía impresionante. Son muchos los jóvenes que prefieren mirar la tele a salir a la calle a descubrir el mundo, prefieren ponerse cara a la consola a descubrir la mágia de la literatura. Son muchos los que contestan un "no me ralles" a una pregunta que les exige un poco de calentamiento neuronal. Pero también es cierto que estamos en el momento histórico en el que con más facilidad se puede acceder a la cultura. El pueblo tiene posibilidad de reirse de la incultura de los ricos, algo insólito hasta ahora. Y si bien hay muchos jovenes que contestan "no me ralles" también los hay que estan leyendo a Conrad, Fitzgerald o Sándor Márai (son los últimos autores que he leído) El problema está ahora en la motivación de la juventud, pero ya no es un problema económico. Creo que se puede soñar con una juventud más culta, más crítica y más comprometida. Es mi humilde opinión...
ResponderEliminarMe encanta que haya adolescentes (o jóvenes) lectores y críticos con la realidad como tú o como Mari Carmen que habéis tenido la necesidad de escribir sobre vuestro punto de vista. Eres más bien optimista sobre esta juventud actual. Ojalá sea así. Lo deseo de corazón.
ResponderEliminarRealmente no soy tan optimista, sólo opino que en esa minoría a la que pertenzco (no pretendo ser elitista, simplemente realista) hay mucha gente y no se puede generalizar con la juventud. Porqué somos muchos los jóvenes que pensamos, que reflexionamos y que no nos conformamos con la insípida capa de realidad que nos ofrece nuestro alrededor. Yo solo digo que con un pequeño empujón se puede acceder a la cultura. El problema está en dar el empujón, pero desde luego con críticas que se las lleva el aire (no quiero ser malinterpretado, no os estoy criticando), solo conseguiremos hundir a los jóvenes en una sociedad que ya está en decadencia.
ResponderEliminarEstoy de acuerdo con lo que dices de la televisión para los adolescentes (excepto de los Simpsons) yo creo al igual que tú que la telvisión que se nos ofrece a los adolescentes hoy en día sólo busca una cosa, además son muy "vulgares" o sencillas como bien decías tú, pero también creo que alguna serie (solo alguna, no muchas) de este tipo siempre viene bien para reirse un rato.[ojo que conste que odio las series que salen en Disney Channel xD].
ResponderEliminarPD: También estoy de acuerdo con lo de la declaración a la iglesia xD.
Adios.
Coff coff cofff pedante coff coff coff!!!!
ResponderEliminarVaya tos me ha entrado..
Ay, la tele, la tele... Mi hija de casi 12 ve Disney Channel, claro...yo me asusto de la idiotización que fomenta este canal, y no solo éste. Procuro contrarrestar la influencia perniciosa de estos productos dandole a conocer buen cine, buenas series, buena música...Ayer mismo, ella me esperaba a la vuelta de mi trabajo, impaciente por compartir conmigo unas sesiones en el Youtube escuchando a los Beatles. Let it be, Yesterday, Imagine de Lennon. Busqué para ella también "People" de Barbra Streisand. Por la mañana habia tenido examen de lengua, y su (estupendo) profe les habia puesto de musica ambiental "A wonderful World" de Armstrong. Creo que era la única niña de la clase que conocia la canción, yo se la habia descubierto hace mucho.
ResponderEliminarCuando acabamos nuestra sesión de música compartida me dijo: "Que bien me siento escuchando buenas canciones, estoy harta de la música de Disney Channel, me suena todo igual".
Y que bien me siento yo ante comentarios así.
Siempre me pregunto si los maestros lo teneis más fácil con los hijos, por vuestra doble experiencia como docentes y progenitores, si conseguís en casa con los vuestros lo que tanto os afanáis por conseguir en clase.
Un saludo.