Hubo un tiempo en que a los niños se los educaba para ser buenos, obedientes, sumisos, responsables, educados… y eso dio lugar, a veces, a adultos obedientes, sumisos, responsables y educados que son manipulados y sienten un agudo sentimiento de culpa y miedo si no responden a los valores en que fueron condicionados cuando eran niños. Eso repercute en sus relaciones de pareja e incluso en la que tienen con sus hijos cuando son orillados y desdeñados precisamente por sus buenos sentimientos de sumisión. No todos los niños asumieron esta serie de valores y hubo algunos que se rebelaron. No hay peor cosa que ser un “buen niño” que reprime todo su magma interno para satisfacer a los demás. Tal vez sea un síndrome pasado, pero muchos adultos viven de acuerdo con una infancia en que se los enseñó a sentirse aplastados por los demás o por la fuerza de las cosas.
Jordan B. Peterson, un psicólogo clínico canadiense, ha tenido diversos pacientes que vivían atemorizados por la realización de cierto tipo de libertad que les estaba vedada por su formación represiva. Él les enseñaba el poder de la maldad, que pudieran sentirse por primera vez capaces de hacer el mal, ese mal que tanto habían reprimido. Cuando por primera vez los “buenos niños” se encontraban con la posibilidad de sentir y actuar como “malos niños”, algo extraordinario se abría en ellos que los llevaba a ampliar su campo mental y sentir un placer inmenso de poder.
La represión de los instintos, tan complejos y diversos, trae malas consecuencias. Uno necesita alguna vez sentirse un malvado, un desalmado, un maleducado, un perversor no sometido a la moral establecida.
Nuestra época actual es aparentemente mucho más libre que aquella en que se formaron aquellos niños buenos, pero no es menos represiva en muchos sentidos. En mi experiencia de vida no he vivido un tiempo más puritano, más moralista, más reprimido que el actual en que todos moderamos y escondemos nuestra naturaleza rebelde para convertirnos en sumisos dependientes de los valores políticos correctos que nos son impuestos por los medios, por la ideología de época, por mil y un conductos oficiales que quieren de nuevo individuos sumisos, aunque debajo surja un submundo de malos sentimientos en las redes sociales que destilan odio, revancha y resentimiento. Malestar profundo que revela el estado latente del otro lado de nuestra personalidad obediente. Y lo terrible es que la izquierda es la potencia más represora de la libertad cuya fuerza motriz es el rencor. Uno que se ha sentido de izquierda la mayor parte de la vida, hoy se avergüenza de la deriva de sus convicciones a una ideología que amputa el sentimiento libre y pretende “reeducarnos” de acuerdo con valores políticamente correctos. Pero, como es natural, no hay acción sin reacción, esto es lo que no se dan cuenta. Podemos enterrar lo que odiamos pero, sin duda, resurgirá todavía con más fuerza.
Es curioso, pero la palabra reaccionario es la que utiliza la "izquierda"para referirse a todo aquello que es su antítesis, cuando la reacción siempre es es el opuesto de la acción y nace de lo contrario. Así que la palabra tan manoseada por la izquierda puede muy bien aplicársele cuando sea necesario.
ResponderEliminar"la izquierda es la potencia más represora de la libertad cuya fuerza motriz es el rencor..." Sin duda, sin duda. Ya no sólo por Stalin y sus purgas, sino por la manera que tenía Trosky, su oponente político, de limpiar el campo de enemigos; o Mao, el chino del Libro Rojo; o Polt Pot, que no dejó enemigo vivo en su Camboya; o el Kim Sum de la dinastía tiránica; o el de Albania, o el de Rumanía, o el danzarín pederastra del nicaraguense Ortega.
En nombre de las izquierdas se hacen los gobiernos más personalistas, gobiernos que derivan todos, sin excepción, en tiranías.
Hoy tenemos las derivaciones utópicas de Pútin, otro soñador del aglomerado que una vez se llamo URSS, lo malo de este tipo es que si lo ve todo perdido hará como los gatos arrinconados, no dudará un momento de saltarte a los ojos apretando el botón.
Lúcida aportación en la idea de "reaccionarismo" como antítesis de otra tesis anterior. En buena parte, la Alemania nazi fue una reacción frente al sovietismo y la izquierda revolucionaria. Tal vez si no hubieran existido unos, no hubiera existido el nazismo. Cuando queremos forzar la historia de un modo coactivo y violento, necesariamente surge una reacción contraria a la que se da vida, lo que produce desdichas sin fin, en un ciclo tan complejo como mecánico. Los dictadores que mencionas son ejemplos de poderes autocráticos que tendrían que avergonzar a la izquierda puesto que ellos la representaban. ETA era un movimiento revolucionario de izquierda. Putin es algo más complejo porque asume en su conformación ideológica el mundo sovietico de la URSS y a la vez la Rusia blanca que era anticomunista. En todo caso, ha creado de nuevo un poder autocrático que juega una partida de ajedrez peligrosísima con Estados Unidos y Reino Unido -y Occidente en general- en el que la humanidad no puede sino perder. Saludos.
EliminarLa izquierda de chaqueta y coche oficial se ha comportado estos últimos años de una manera tan reaccionaria como la derecha anquilosada que teníamos aquí hace cuarenta años. Si de verdad quieres conocer a alguien, dale un cargo oficial y un despacho.
ResponderEliminarNi siquiera tienen sentido del humor y capacidad de autocrítica, si nos llegan a explicar esto durante la transición, no lo habríamos creído.
Saludos.
Todo lo que dices es cierto. No hay nada tan decepcionante como considerar la praxis de la izquierda. Luego nos sorprendemos porque el electorado gira bruscamente a la derecha más radical, lo que ha pasado en Italia donde tendremos que ver cómo evolucionan las cosas sin condenar exageradamente y aplicar calificativos sesgados.
EliminarEn todo caso, quería hacer referencia a una izquierda que impone valores de modo coactivo buscando reeducar sistemáticamente a una sociedad en lugar de promover el debate moderado sobre las cosas. La cultura de la cancelación se basa en esto: el feminismo represivo, los LGTBiQ que sesgan todo diálogo de un modo totalitario, lo antitaurino, la anticaza, lo trans, lo woke en general... que imponen modelos a partir de sectores sumamente minoritarios y no hay nadie que pueda alzar la voz críticamente porque es cancelado y machacado. La izquierda ha dejado de hablar en nombre del pueblo o de la sociedad para sectorializarse y representar a colectivos diversos que imponen coactivamente su modo de entender la realidad. Esta violencia política provoca una reacción activa o pasiva. Y la reacción no es menos extrema. Jugamos con elementos muy sensibles. No se puede cambiar una sociedad en diez años a partir de una serie de conceptos que han llevado siglos de elaboración. Hay un sedimento conservador, sano por otra parte, que no debería ser violentado. Saludos.
Ante el resultado electoral en Italia, habrá que ser cautos con la señora Meloni, porque la realidad de ejercer el poder puede cambiar bastante el sesgo extremista de la campaña, démosle un tiempo de gracia, y esperemos que no se traduzca en una política como la de Victor Orban o la del gobierno polaco, porque ya seria una carga involutiva demasiado pesada para la Unión sin que salten las costuras del parlamento Europeo.
EliminarY te doy la mas absoluta razón en tu respuesta, tenemos una izquierda desnortada que a la búsqueda del voto de las minorías acaba cometiendo disparates imponiendo unas visiones minoritarias al resto de la población que poco o nada tenemos que ver con esos grupos.
Un ejemplo, ahora se quiere cambiar el termino "minusválido" del articulo 49 de la Constitución por considerarlo malsonante, y sustituirlo por "personas con discapacidad". En la palabra "minusválido" no acabo de ver por ninguna parte que sea un término peyorativo, ni que menosprecie la condición física de nadie. Pero hay que atender a futilidades como esta, mientras que aquello que tiene importancia pero que es complicado encarar, queda en segundo plano por falta de valentía o de ideas claras.
En fin, a veces entiendo los indices de abstención de este país en determinadas situaciones. Los de derechas son muy disciplinados votando, y los "rojeras" nos dejamos llevar por el desencanto.
Saludos.
Y luego estamos los de tendencia liberal, en el centro, que, enemigos de extremismos, nos vemos vapuleados como en un punching ball por un lado y otro, y yo me refugio en el voto en blanco porque no hay opción válida y con sentido que me sirva. Ambas me producen rechazo y auguran problemas muy graves.
EliminarSaludos.
Es cierto que a los niños se les insta en nombre de una serie de reglas y valores a la obediencia, sea de una forma coactiva o suave. Sin embargo, hay una suerte de niños en los que cala profundamente esto de un modo muy profundo para no decepcionar a sus padres. Son niños y luego personas que dependen de la aceptación ajena, y, a veces, son "demasiado buenos" lo que produce su indefensión y su debilidad. Es sobre estos que quería hablar. Claro que hay niños crueles y desalmados y existe el bulling más terrible, pero hay otros que son víctimas propiciatorias, que atraen el castigo. Es para estos que el psicólogo clínico Jordan B. Peterson propone hacerles sentir dentro de ellos también la capacidad de hacer mal lo que les produce un efecto vigorizante, pro lo menos, él así lo expresa. Los seres humanos nos presentamos a los demás como justos, equilibrados, generosos, bondadosos, etc, pero ocultamos buena parte de nuestro magma interior. Esos niños buenos, demasiado buenos, tienen que acceder a ello para fortalecerse. No sé si la idea es justa pero es potente y merece la pena ser considerada. A mí me impresionó. Saludos, Manuela.
ResponderEliminarEls nens són nens i s'han de comportar com a nens, pero entre l'escola i els pares els pervertim perquè puguin comportar-se com a adults.
ResponderEliminarAdult, adulteri i adulteració tenen la mateixa arrel. És estrany que existís Peter Pan?
EliminarYo crecí con unos valores orientados a la sumisión y me costó décadas deshacerme de ese arquetipo. Y en mi experiencia creo que se puede salir del rol de "persona considerada que nunca dice no" sin necesidad de dañar a otros, no comparto la visión del psicólogo que citas.
ResponderEliminarPara mi, lo peor de la sumisión es no saber que estas sometido y normalizar que tienes que hacer todo lo que te piden aunque internamente digas noooo. En algún momento te das cuenta de que no puedes vivir con esa incoherencia (pienso una cosa, digo otra y hago otra) al menos así lo viví yo, y fue el detonante para salir poco a poco de esa sumisión, a todos los niveles.
Un abrazo Joselu.
Sin embargo, hay personas que no pueden salir de ese rol que los aplasta. Conozco varios casos así. Para ellos, la sensación de inseguridad es tal, que les produce ataques de pánico salirse de esos papeles caracterizados por la sumisión. Tú pudiste superar ese arquetipo pero no todos pueden. Jordan B. Peterson especula con descubrir la faceta malvada que hay en ellos, no para ejercerla, no, no se trata de eso, sino como fuerza de rebelión. Otros son malos conmigo, pero yo podría serlo también. La idea es discutible, claro está pero a mí me hizo pensar. Hay personas tan condicionadas, hombres y mujeres, para la sumisión que es una piel tan adherida a ellos que no puede quitarse sin provocar un sentimiento de autodestrucción. Tú has podido tal vez por la psicología asertiva y positiva, valorándote y haciéndote fuerte para atreverte para decir no. No obstante, navegar por los sentimientos oscuros puede ser muy liberador, lo que no quiere decir que nos convirtamos en psicópatas, aunque en películas como "Psicosis" de Alfred Hitchcock hay un caso especialmente claro como Norman Bates.
EliminarEncantado por tu visita, Ana.
Es un tema complicado de resolver, ya que si se interpreta como la necesidad de pisar a otros para autoafirmarse, la meta podría viciar el objetivo creo yo. Pero a lo mejor lo que plantea Jordan B. puede funcionar sin daños colaterales por así decirlo y como dices dar salida a la frustración que conlleva ser sumiso.
EliminarAl final todos llegamos al mismo sitio, aunque sea por caminos diferentes, pues todos en el fondo buscamos lo mismo, una vida que merezca la pena.
Yo fui un niño malo que se convirtió en bueno reprimiendo su parte oscura que, por otra parte, siguió estando allí en la profundidad aunque en la superficie me convertí en obediente y bueno hasta que gracias a la cultura aprendí a decir no.
EliminarEstoy muy de acuerdo con Ana. Me consta que fui tonta, y mediocre en todo: reducido a bueno/malo etc. Lo cierto es que agradezco haber tenido la oportunidad con la ayuda del medio y de las circunstancias para seguir aprendiendo. Ya no juego a la dualidad sino a la totalidad y cada vez más agradezco la presencia de personas con corazón. Por cierto parece que recientemente se ha descubierto que en el corazón residen unas 40.000 neuronas. Cachis!
ResponderEliminarFuimos educados en el pecado y el perdón.
ResponderEliminarPero siempre culpables ya en origen.
Digamos que hemos tenido una formación muy mejorable.
Saludos.
Puede que nosotros fuimos educados en el pecado y el perdón, y que nos sintiéramos culpables, pero aquella España pacata y cerrada produjo muchísimos transgresores que se enfrentaron a la moralidad puritana que nos dominaba. En cambio, en una sociedad de la transparencia, como la que vivimos, en que todo está permitido, hasta cierto punto, no produce transgresores sino sumisos a la moral de época, al consumo y al hedonismo. Nosotros fuimos educados en la austeridad y no en el despilfarro. No considero que nuestra experiencia fuera negativa u odiosa. Cada tiempo tiene sus fantasmas y sus demonios, y los de este son todavía más peligrosos que los inocentes en que vivimos ese tiempo de pecado y perdón -y de culpa-. Saludos.
EliminarHablas de izquierda y dices: "una ideología que amputa el sentimiento libre y pretende “reeducarnos” de acuerdo con valores políticamente correctos". Esa ideología no es de izquierdas por mucho que digan que son de izquierdas quienes la practica. Ser de izquierdas es ser incorrecto, para lo correcto ya está lo conservador y represor. Y recuerda lo que dijo el poeta:
ResponderEliminarUno no es más sutil aunque ya esté
en tiempo de blasfemia. Desconfiad
de los que, a cierta edad, nunca blasfeman.
Hoy se puede blasfemar libremente contra Dios, la Virgen y los santos pero no se pueden tocar determinadas asociaciones, conceptos o ideologías porque viene entonces la cancelación, la ideología de la cancelación extendida entre todo el mundo progresista salvo excepciones. Hay menos libertad que nunca, las redes sociales son el mecanismo más terrible contra la libre expresión de las ideas. Hay quien dice que si alguien hubiera imaginado algo que pusiera fin a la democracia, habría inventado las redes sociales. En ellas, solo se puede ir a favor de la corriente, y pobre del que reme en contra.
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