Cada día es un misterio. No creo en la mediocridad de los destinos humanos. Pienso que en cada uno de nosotros hay elementos que hacen que nuestros días sean especiales. Sea en situaciones, en lecturas, en pensamientos, en sentimientos, en contradicciones… No pienso que haya una vida de planicies mediocres. Si uno cualquiera fuera capaz de reflejar el discurrir de un día en un relato, probablemente habría escrito algo próximo al Ulises de James Joyce que recrea una vida común y corriente en el Dublín de 1904, un día de junio de dicho año. Toda vida es significativa por trivial que pueda parecer. Hay unas vidas más llamativas que otras, que parecen haber realizado con más profundidad la idea de destino, pero es un trampantojo. Una vida es una vida y cada día está lleno de densidad primigenia aunque resida en las profundidades y no ofrezca especiales señas de identidad.
En mi día de hoy, me he levantado y he sido consciente, a través de un correo de ACNUR, de la terrible crisis de los refugiados no solo por conflictos bélicos sino por causas del cambio climático –motivo de befa y mofa para algunos- que hace que decenas de millones de personas hayan de emigrar por causa de sequías, inundaciones, huracanes y quedarse sin nada. Hay más de cien millones de personas en el mundo que son considerados refugiados en condiciones extremas… Nosotros estamos acostumbrados a la política de la queja recurrente, al pesimismo constitucional de nuestra psique que observa el mundo desde una situación de privilegio. Me doy cuenta. Nos deprimimos por unas cosas que si las tuvieran otros, serían inmensamente felices.
Durante el desayuno viene un gorrioncillo cerca de nosotros. Le arrojo unas miguitas de pan que él se apresura a recoger con el pico y llevárselas. Es un detalle milagroso porque cada vez hay menos gorriones en el mundo. Los insecticidas y herbicidas cambian radicalmente la cadena trófica y hace que estos pajarillos sean cada vez más escasos. Igual que las mariposas, más raras que nunca. Nuestro bienestar inconsciente promueve el cambio de los ciclos ecológicos.
Nos acostumbramos a sentir víctimas, es un papel que nos atrae y está crecientemente extendido. Uno no es nada si no es víctima de algo, aunque sea de un gobierno, o de una situación. El victimismo es como una infección que se extiende junto con el pesimismo indolente. El pesimismo de los viejos es especialmente significativo. Los que creen que el mundo no seguirá para los jóvenes que, paradójicamente, no son pesimistas.
Termino la lectura de un relato muy bien trazado, Atravesé las Bardenas de Eduardo Gil Bera. El título hace referencia a una jota aragonesa y recrea una historia de los años cincuenta cuando las autoridades propiciaron que presos trabajaran en la construcción de pueblos de colonización en las Bardenas Reales entre Aragón y Navarra. Me gusta. Eduardo Gil Bera escribe muy bien, y cuando acabo la narración me dan ganas de volverla a empezar. Un libro es bueno si sientes esa tentación. En realidad, podríamos leer indefinidamente un mismo libro. Hay gente que lee setecientos libros al año, pero imagino a uno que leyera setecientas veces el mismo libro. ¿Quién sería más profundo?
Ayer acabé un libro apasionante sobre el cáncer de Sidhartta Mukherjee, El cáncer, el emperador de todos los males. Me di cuenta de la terrible belleza del cáncer y la profesión médica de oncólogo. Es la enfermedad que mejor revela nuestra naturaleza humana, la más imprevisible, la más misteriosa, la más cruel...
Me tomo un vino turbio con la persona amada… Hablo con mis hijas, me tomo un café a media tarde, hablo con un amigo para hacer una caminata el jueves…
Me doy cuenta de nuestra inconsistencia, de nuestro heraclitiano pasar por la vida, mezcla de permanencia y transitoriedad, pienso en una duda sistemática no ejercida a través de mantras políticos y existenciales, de soflamas jacobinas… Quien duda, lo hace a fondo, y a veces cree en el Dios de Spinoza…
Un día da para muchas cosas.
Un día bien vivido es una maravilla.
ResponderEliminarSaludos.
Si uno escarba, cada día tiene su qué, hay muy pocos días que no se carguen de significado... Saludos.
EliminarA poco que te empeñes escribes otra odisea literaria porque, como bien dices, en toda vida hay una densidad existencial.
ResponderEliminarNos quejamos sí, claro, de nuestras preocupaciones y anhelos, porque es la suerte que nos ha tocado vivir y, quizás, al comparar lo que tenemos con las carencias de otras personas, podemos relativizarlas.
Respecto al victimismo recuerdo una canción de Lole y Manuel cuya letra dice:
Todo el mundo cuenta sus penas
Pidiendo la comprensión
Quien cuenta sus alegrías
No comprende al que sufrió.
De lo que pasa en el mundo
Por Dios que no entiendo na
El cardo siempre gritando
Y la flor siempre callá
Que grite la flor
Y que se calle el cardo.
Los libros buenos son como las buenas vidas que dan ganas de volver a vivirlas nuevamente.
Y sobre leer un único libro, hay quien solo lee la Biblia, aunque ya advirtió Tomás de Aquino: "hominem unius libri timeo" (temo al hombre de un solo libro).
En tu resumen cierras el bello ejercicio de vivir, a veces duro, otra amable, para quien puede contarlo de manera serena o panteísta, afortunado.
Tu recomendación y enlace al libro sobre el cáncer fueron reforzadores de mi decisión de leerlo, y la experiencia ha sido sobresaliente.
EliminarThomas Bernhard en su libro Los antiguos maestros sitúa a un personaje que va a mirar intensamente el mismo cuadro durante más de veinte años y cada día descubre algo nuevo. Yo no soy de releer demasiado, tal vez porque soy impaciente y siempre quiero cosas nuevas, pero muchas veces siento el deseo de releer de nuevo. La segunda lectura es mucho más fructífera que la primera porque ya no estás pendiente del argumento. Y ya no digamos una tercera...
No me negarás que somos unos quejicas. Cuanto más se tiene, más se queja uno. Probablemente, en otros contextos menos afortunados, la gente se queja infinitamente menos. Las quejas van en relación clara con las expectativas, y las nuestras son siempre muy altas.
Comparto contigo muchas cosas, pero pongo en cuarentena la palabra pesimista. Lo hago porque no se si significa lo mismo que nihilista, porque yo si lo lo soy. La palabra surgió a finales del 1800, para retratar las condiciones del campesinado ruso versus los privilegios de la nobleza. No quiere decir más que "estado de desesperanza".
ResponderEliminarPero uno, cumplidos ciertos años, no es pesimista en su futuro, porque lo que hay no es más que el presente, ahora bien, por poco humanista que sea no se puede sentir optimista viendo las colas para buscar comida, los desahucios, la tristeza de los crios delante las separaciones de los padres, los salarios bajísimos, la falta de trabajo y la tendencia de que cada vez más el dinero se concentra en unos pocos.
Por o demás, a lo que uno aspira es a desaparecer con dignidad, y que la Parca haga su trabajo con celeridad y presteza.
He retornado a leer el 2666, de Bolaño. Es la tercera vez y siempre observo de que hay cosas de las que no me enteré.
salut
Ciertamente, hay muchos motivos para inducir la tristeza, pero no son diferentes a los de cualquier época. Se trata de la condición humana, que no es perfecta, y en nuestro tiempo, pese a lo que pese, tenemos en nuestro país, infinidad de recursos para sobrevivir. Si vieras las cosas desde la India, verías situaciones que te espeluznarían, y no es un país pesimista. El pesimismo o el nihilismo son estados existenciales de los bien situados -o relativamente bien situados-. Los que están realmente mal -o muy mal- no viven la realidad así. El pesimismo social lo descubrió la aristocracia.
EliminarSalut, un abrazo.
-Totalmente de acuerdo: esos pequeños momentos como describes, que son los soportes de que el día tenga sentido y se vea todo con otro prisma...
ResponderEliminar-Ayer tuve tutoría de padres , hoy rellenar informes para la plataforma esemtia y hace un minuto que he terminado:la verdad, que te desencantas con toda la floriturass, quejas y desencantos que tienes que escuchar y que le ponemos al día a día: cuando lo más sencillo y rutinario sin llegar a la decadencia, porqué también influye cada uno en darle sentido a las cosas corrientes y que sean las que de verdad llenan tu vida.
Y no hay que darle más vueltas al tornillo que se desajusta.
-Comparto ,que releer un libro que nos atrape es doble disfrute.
Pues hoy que tengo talleres por la tarde y las clases de la mañana ya se han concluido : martes y miércoles: tengo permanencia por las tardes y solo los miércoles doy tres horas de aula.
Pués como bien dices disfrutar esos pequeñoS momentos y no idealizar nada que nadie esta hecho de distinta pasta.Somos química pura...
-Y, ayer se me quedo medio texto colgado: pero como era sobre los políticos: prefiero correr un túpido velo:( me enervan).
Un abrazo carpe díem
Recuerdo bastantes entradas en mi etapa de profesor en que resumía mi día en las aulas y, ciertamente, era raro el día que no era especial. Ahora, tengo menos emociones y he perdido el contacto con esa adolescencia complicada que vive la vida como una montaña rusa emocional. Tengo mis hijas jóvenes que intentan abrirse un camino profesional. Y una abuela, no lo olvidemos. No faltan sensaciones, eso es cierto. Gracias por contarme tu día, me ha hecho sentir nostalgia de mis días en las aulas. Un abrazo, Bertha.
EliminarEs que existir, amigo Joselu, es un espectáculo extraordinario, la existencia asentada en lo más cotidiano y trivial es ya un acontecimiento sin parangón. Uno se limita a pasar por la vida como esa hormiguita obrera, diluida y anónima en el gran hormiguero, pero da la casualidad de que no somos hormigas, y aquí llega la magia y el profundo misterio… somos plenamente conscientes de nuestro SER y ESTAR en en este mundo, y eso nos hace indagar en el misterio que es todo, empezando por nosotros mismos. Levantarse y acostarse, después de enfrentarse al día, da igual si es de un modo rutinario, es una proeza sin igual.
ResponderEliminarY luego la está la vida en mayúsculas, como ese ente único que a todos los humanos nos envuelve, con sus grandezas y miserias, aunque cada uno tenga su propio mundo en la cabeza, la idea del mundo con la que brega cada día, ajeno o no a las crisis de refugiados o al crisis del cambio climático, entre otras.
Ya que Miquel menciona su nihilismo, acudiré a Nietzsche en “El viajero y su sombra”, en un pasaje comenta que la mejor medida de una montaña no la proporciona su altura, sino el esfuerzo que cuesta subirla, podría aplicarse esto a nuestro periplo existencial, la idea más fiel de la existencia, de la realidad que vives, la más verdadera no es la que te cuentan los medios, los políticos, los profetas, los gurús, terceras personas, etc, la verdad de tu vida es efímera, quiero decir que la verdad de cada uno nace al levantarnos y muere al acostarnos, la verdad no es una señal incandescente que nos han marcado en la piel, perpetuada hasta nuestro final, la verdad es un pálpito con el que nos levantamos y se desvanece al anochecer, cuando cerramos los ojos para dormir. Tal vez mañana, por contingencias impensables que se crucen en mi camino (quedarme incapacitado por un accidente, perder a un ser querido, que me toquen 30 millones en el euromillón, etc), la verdades con las que me levantase, sean una profunda mentira al acostarme.
He ahí la inconsistencia que citas. He ahí el misterio profundo de la vida, seas panadero o un astronauta que observa el girar de la Tierra distanciado a centenares de miles de kilómetros, cuando aquella visión con sus humanos dentro solo parece un sueño.
Abrazo, Joselu.
Recuerdo, PACO CASTILLO, hace tiempo, cuando estaba en BsAs por asuntos de trabajo de la empresa, (a don José Manuel se le daba bien comprar cada año una editorial), el ambiente que se respiraba no era el mejor. Había una junta militar y los sindicatos, la lucha de clases, la miseria de los salarios, la pobreza existente y la inestabilidad laboral iban de la mano.
EliminarLe pregunté a uno de los que debían llevar aquella empresa en la ciudad cómo creía él que se encontraban de estado de ánimo los porteños (lugareños de BsAs), y me dijo una frase que no se me olvidará jamás:
"Estamos en un estado de desesperación tranquila".
Un abrazo
Salut
Acabo de leer dos gruesos libros, uno sobre genética y otro sobre el cáncer, tambien conectado con la genética y me he dado cuenta de mi tremenda incultura científica y biológica. Mi hija es biomédica y me ha podido ayudar a comprender determinados conceptos y términos. En el cuerpo hay decenas de miles de millones de células y cada una de ellas es un mundo complejísimo. Solo centrémonos en los cromosomas, en el núcleo; están compuestos por más de veintiocho mil genes, cada uno de ellos con funciones específicas, tremendamente diversas y que estamos empezando a comprender lentamente desde que se secuenció el genoma humano hacia 2003. Esto, Paco, me maravilla: que estemos compuestos de células con una complejidad alucinante, y que en los genes está nuestra herencia, nuestra predisposición a las enfermedades, nuestros gustos, nuestro carácter, nuestra propensión a la risa, nuestra inteligencia, nuestra tendencia a ser de izquierda o derecha, la defensa genética frente a los tumores... Es un mundo tan vasto como incomprensible para mí y que me ha maravillado. Esto viene en relación a esa dimensión misteriosa de la vida, a que la vida en sí misma es un prodigio existencial y biológico... Si somos conscientes de la excepcionalidad que somos frente a un universo inerte, sin vida biológica fuera de la tierra -que conozcamos-, podemos sentir el pálpito de existir, de respirar y lo que ello significa. Cada destino es único, está trazado en los genes, pero podemos hacer algo también al respecto porque tenemos conciencia y consciencia y somos capaces de modificar lo dado. Y, ciertamente, en el misterio profundo de la vida da igual si se es un astronauta que un panadero: todos asistimos al prodigio de Ser. Leí hace poco un libro singular titulado Los viejos creyentes que trataba de una familia afincada en la taiga rusa a cientos y cientos de kilómetros de la civilización. Vivieron totalmente aislados más de treinta años participando de los ritos de una antigua iglesia. Vivieron en el bosque, al margen del curso de la historia, pasando terribles penalidades, pero su caso, cuando fue descubierto, admiró al mundo por lo excepcional que era. Y el caso es que todo es excepcional. Todo ser humano, si lo sabe ver, es excepcional si se contempla con los ojos apropiados. Solo es una cuestión de mirada. Tus paseos por el campo son profundamente reveladores y significativos para iluminar reflexiones en contacto con la literatura y el mundo que te rodea, la naturaleza. Son un laboratorio total. Biológico, literario y existencial. Un fuerte abrazo, Paco.
EliminarHace milenios vi un documental excepcional que se iniciaba en el cosmos. La cámara atravesaba galaxias como quien se echa a andar en mitad del desierto del Gobi y no distingue más que dunas en sus 1 295 000 km². Dejando atrás racimos de galaxias, la cámara entra en la Vía láctea, y sigue viaje hacia un punto infinitesimal cuya atmósfera rompe para acercarse a la superficie de un insólito planeta azul, y sigue descendiendo hasta un hombre que está tomando el sol en un prado, a punto de ser picado por un mosquito, agujero por el cual entra la cámara viajera para descubrir un mundo de células, neuronas, etc., que es, por su inmensidad, una réplica exacta de las galaxias que acaba de atravesar... No sé si se inspiraron en "Viaje alucinante" de Richard Fleisher, que es la película por excelencia para despertar la pasión científica en los espectadores...
EliminarHe visto ese documental también hace tiempo. El microcosmos y el macrocosmos están conectados... Sabemos tan poco... Últimamente leo libros sobre genética y vida artificial... y soy consciente de mi ignorancia científica que ha espoleado mi curiosidad.
EliminarMiquel, esa frase tan elocuente me hace recordar, en lo que lleva de resignación, a los antiguos estoicos. Muy significativa.
ResponderEliminarHe buscado heraclitiano en el diccionario, lo confieso. En lo demás, en ser o aspirar a ser víctima de algo en la vida para así que conforten, te den palmaditas en las espalda o te mientan cuatro hipócritas que en el fondo te desprecian, personalmente, me parece una estupidez. Esa ansia de "sobresalir" como víctima, adquirir fama porque supuestamente alguien o algo en algún sitio te ha convertido en víctima es prácticamente un robo a la sociedad. Porque en el mundo SI hay víctimas, si hay gente que no sabe lo que va a cenar hoy, que no tienen casa, que son semiesclavizados o violados por miserables, gente, personas que SUFREN de verdad. Estas "victimas tan jodidas y tan modernas"con sus "pamemas" tan solo tapan las desgracias y se llevan los recursos de las víctimas reales.
ResponderEliminarA mi me gustaría sobresalir por mi experiencia, por mi brillantez en alguna materia, en algún trabajo, en alguna actividad, ser bueno en lo que haces y que te lo reconozcan es bueno, no entiendo esa manía actual de querer "dar pena" continuamente.
Para mi cada dia es diferente, soy observador y no es raro el dia que me llevo una nueva experiencia o un nuevo conocimiento, merece la pena vivir, yo disfruto viviendo, creo yo.
También creo que las personas que han tenido problemas ( de los de verdad) y los han superado son los que mejor aprecian la VIDA.
Un saludo.
Hay auténtica pasión por ser víctima en un juego diabólico de que solo el que consigue ser declarado víctima tiene derecho a hablar y que los demás se callen. Y, claro, hay víctimas que tienen mucho pedigree actualmente, se entiende. Es una forma retorcida de ver el mundo. Esto comenzó en los años sesenta con la década contracultural en que se reivindicó por primera vez el papel de víctima y se extendió esa figura. Por fin, solo las víctimas tendrían derecho a hablar, y es totalmente necesario acceder a la categoría de víctima real o imaginaria para acceder a ciertos parlamentos. Claro que hay víctimas reales, como bien dices, hay mucha gente que sufre injusticias pero son los que menos se quejan. Hay un sector que vive del victimismo e incorpora a su psique la idea de que ha sido víctima.
EliminarMi hija que estudia enfermería ha recibido en los últimos días varios talleres y charlas sobre el machismo, parece un tema único en su formación.
Un saludo.
No soy persona culta, pero llamar "taller" a estas "catequesis", pues no se, no pega. Yo he estado en muchos, pero muchos, talleres, de los de verdad...
EliminarUn saludo
Me encanta tu entrada siempre complementada por los buenos comentarios.
ResponderEliminarHablas de tu ignorancia científica en un comentario. Es un lujo oír decir eso en estos tiempos. todos somos ignorantes en algo, (en mucho, realmente) pero no lo asumimos. Soy farmaceútico, aunque estoy bastante desligado de la profesión. Cuando me he tenido que meter a leer un "paper" sobre alguna investigación de actualidad, me ha sorprendido el nivel de complejidad que ha alcanzado la ciencia y he comprendido que tendría que estudiar de nuevo varios años para opinar sobre el paper. Por eso me molesta cuando oigo sentenciar a gente, a veces universitarios de letras o económicas, sobre un tema del que no es que no sepan, es que no saben la magnitud de lo que saben. Yo al menos he llegado al nivel de que empiezo a ser consciente de ello y aunque opine, entiendo que mi opinión tiene muy poco valor comparándola con alguien que se dedique profesionalmente al tema en cuestión y no me ofendo porque me lo digan ¡porque es verdad!
Un abrazo y buen fin de semana!
Ayer iba con un amigo en una caminata. Hablamos de mi incultura científica en el terreno de la biología. Pero nos dimos cuenta también que éramos ignorantes sobre ornitología y no sabíamos a qué pajarillos correspondían los trinos del bosque, o tampoco las especies vegetales que nos rodeaban... Sabemos tal vez un poquito de algo y somos ignorantes sobre la mayor parte de las cosas. Yo me he formado en literatura desde siempre, pero aun en ello soy muy ignorante ante la gran diversidad de creaciones que desconozco. Me ha interesado la historia, la filosofía, pero soy también ignorante. Puedo comprender bien lo que dices dentro de tu propia profesión pues los avances científicos son prodigiosos y no es fácil estar al día. Y se puede estar al día durante algún tiempo, respecto al resto se desconoce casi todo. Los seres humanos somos especialistas en ignorancia, no sé cómo algunos aparentan saber de todo. La prepotencia es muy osada. Un abrazo, ayer la caminata por el bosque fue preciosa.
EliminarQue un día da para toda una eternidad solo se percibe, en toda su extensión e intensidad, si somos capaces de mantener concentrada plenamente la atención en la ruedecilla del tiempo del microondas y seguimos su lento caminar durante apenas cinco minutos... Háganlo y que luego les explique alguien que "no tiene tiempo para nada" o que "se le pasa volando"...
ResponderEliminarEl tiempo es elástico. Se puede perder y se puede aprovechar; incluso perderlo es aprovecharlo si uno sabe mirar. En mi retiro de las Alpujarras en Granada en 1987 me dedicaba a mirar las nubes durante largo rato y luego describirlas. Hacía largas caminatas de un lado a otro en pleno invierno y comienzos de la primavera. Perdía el tiempo, leía, pensaba, tenía insomnio, escribía cartas, caminaba, bebía vinos de la Alpujarra... Fue uno de los tiempos más feraces de mi vida. La tensión del vacío es productiva.
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